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Finalmente perdió el control de sí misma, y cuando me besó, parecía que lo hacía con una pasión atrapada dentro que no había podido liberar hasta ese momento. Me hizo sentir tanto amor que el corazón casi me explotó. Nuestra heroína camina por las calles de París. Va en busca de algo y quiere experimentar el corazón de la ciudad, cuando repentinamente a la salida de un bistró conoce a Joanne. Ella es enigmática y hermosa, con un cabello más oscuro que la noche. Pronto, la ciudad desaparece y lo único que ve y desea es amarla.Cuando la vi bailando en París es una historia corta sobre el deseo y la euforia femeninas, que vibra con encuentros apasionantes al ritmo del corazón del romance parisino.-
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Seitenzahl: 23
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Alexandra Södergran
LUST
Cuando la vi bailando en París
Original title:
I Paris såg jag henne dansa
Translated by Maria Elena Abbott
Copyright © 2019 Alexandra Södergran, 2020 LUST
All rights reserved ISBN 9788726205886
1st ebook edition, 2020. Format: Epub 2.0
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Cuando llegué a París estaba escuchando la canción de Antoine Malye del mismo nombre, y fue a través de esa música que observé la ciudad, a través de los estantes en las aceras, en los artistas y en las parejas enamoradas cogidas de la mano. Vi el rumor de las hojas de otoño a lo largo del Sena y a la gente sonriente, con el secreto implícito de saber que todos estamos conectados reflejado en sus ojos, y de esa manera París se convirtió en “mi Paris.” Asimilé mis impresiones y elegí lo que me gustó ignorando lo demás, como un artista que selecciona una perspectiva para su arte, y sintiéndome feliz porque era libre, aunque estaba buscando algo.
Deseaba sentirme de cierta forma, quería que la ciudad me devorara a fondo para luego escupirme como una persona completamente nueva, o tal vez, sólo quería vivir un poco. Caminé hacia Montmartre y lo encontré maravilloso, y desde la iglesia Sacre-Coeur vi cómo la ciudad se extendía hacia todas las direcciones que tenía frente a mí; pero había tanta gente a mi alrededor, casi todos sacándose fotos de sí mismos o de otros, que me sentí incómoda, como si ellos caminaran a mi alrededor estando confundidos. Esta impresión se hizo más fuerte cuando vi a un grupo de soldados pasar a mi lado, cargando armas automáticas pesadas sin que ninguna de las personas que estaban sacando fotos reaccionase, porque todos estaban ocupados con sus propias cosas. Hoy en día pueden verse soldados por todo París de la mañana a la noche, pero en ese momento sentí que debía alejarme de aquel lugar. Quería llegar al corazón de París, en donde viven sus verdaderos residentes, así que decidí dirigirme a las callejuelas y cafés aledaños más tranquilos, esos que están esparcidos por todas partes en este interminable caos de calles de esta ciudad. Hay calles en París que son tan largas que puedes caminar por ellas toda la noche sin tener que cambiar de dirección.