Diario de un trasplantado - Pablo Delgado de la Serna - E-Book

Diario de un trasplantado E-Book

Pablo Delgado de la Serna

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Beschreibung

"Descubrí una forma de vivir, una forma de afrontar la vida, llena de fuerza, de esperanza y fe. Tanto es así que a veces parecía mentira esa capacidad de resurgir una y otra vez de las cenizas de la enfermedad, de la ciénaga del dolor" [del prólogo de Carlos Herrera]. Dicen que lo más importante es la salud, pero Pablo Delgado de la Serna, partiendo de su propia experiencia como enfermo crónico desde los seis años, nos muestra que lo imprescindible es tener actitud ante la vida. Con el fin de ayudar a superar situaciones como el duro confinamiento por la COVID-19, traza un paralelismo entre este y vivir con una enfermedad crónica. Un tono relajado, coloquial y de diálogo marcan este  Diario de un trasplantado.

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Primera edición digital: marzo 2021 Campaña de crowdfunding: equipo de Libros.com Composición de la cubierta: Raquel P. Zarzuelo Ilustraciones: Alberto Delgado de la Serna ‘Segoleone’ Maquetación: Álvaro López Corrección: Míriam Villares Revisión: Verónica Sarria

Versión digital realizada por Libros.com

© 2021 Pablo Delgado de la Serna © 2021 Libros.com

[email protected]

ISBN digital: 978-84-18527-30-2

Pablo Delgado de la Serna

Diario de un trasplantado

Prólogo de Carlos Herrera

A Sara y Amelia, ellas me devuelven cada día la fuerza y alegría que la salud me quita.

«La vida no es principalmente una búsqueda del placer, como creía Freud, ni una búsqueda de poder, como lo enseñó Alfred Adler, sino una búsqueda de sentido. La mejor tarea para cualquier persona es encontrarle sentido a su propia vida».

Viktor Frankl

Índice

 

Portada

Créditos

Título y autor

Dedicatoria

Cita

Prólogo, por Carlos Herrera

¿Por qué escribir

Diario de un trasplantado?

Semana 1. ¡Fuerza y esperanza ante el confinamiento!

Semana 2. ¡Ánimo y fuerza!

Superación en tiempos de crisis

Semana 3. La covid-19 de cerca

Semana 4. ¡Sigamos con fuerza!

Semana 5. ¡Van apareciendo los frutos!

Semana 6. ¿Ha cambiado nuestro orden de prioridades?

Semana 7. ¡Ya se ve el final del túnel!

Semana 8. ¡Momentos de cambio!

Semana 9. ¡Hagamos comunidad!

Semana 10. Días de mejora

Semana 11. ¡Humildad y grandeza!

Semana 12. Busquemos la esencia de la vida

Semana 13. ¡Toca remar contracorriente!

Semana 14. ¡Quitarnos los miedos!

Semana 15. ¡El valor de las personas!

Semana 18. Haciendo balance

Semana 25. Cada uno da lo que tiene

Semana 28. ¡Siempre hacia delante!

Mecenas

Contraportada

Prólogo

Carlos Herrera

Un día llegó a mis manos un manuscrito de un libro. Un buen y viejo amigo, por el tiempo de amistad, me dijo que me iba a gustar y que si quería hacer el prólogo. Leí con curiosidad y recelo, de ver que me iba a encontrar, como cuando entro en una empresa en mi ruta de los polígonos.

No tardó en darse la vuelta la situación y con la facilidad que cada día del confinamiento me ponía una camiseta de un equipo, la curiosidad tornó en interés y el recelo en admiración.

De repente descubrí una persona que con 43 años lleva 25 operaciones, tres de ellas trasplantes de riñón, los tres rechazados, que lleva más de seis años en diálisis en total en su vida y el último pasa al día 9 horas de diálisis, todos los días. Por un problema que hoy en día no lo es y que en su día lo normal era morir, un reflujo urovesical. ¡Y dice que es feliz!

Descubrí una forma de vivir, una forma de afrontar la vida, llena de fuerza, de esperanza y fe. Tanto es así que a veces parecía mentira esa capacidad de resurgir una y otra vez de las cenizas de la enfermedad, de la ciénaga del dolor.

Es difícil ponerse en la piel de otro o, mejor dicho, es fácil ver los toros desde la barrera, pero cuando te ponen en situación y hacen vibrar las emociones de lo vivido, a veces parece que es uno el que lidia el toro de otro, al que le toca la faena dura.

De forma natural, sin alardes, con pequeñas reflexiones, se vislumbra una forma de vivir, una forma de afrontar la vida, que es aplicable a cualquiera, aprender en el dolor de otro, ayuda para el día que llegue el propio; ver como reconstruirse como el ave fénix cuando parece imposible, en el sufrimiento de otro, ayuda para el día que le llamen a jugar a uno.

En resumen, cayó en mis manos una forma de vivir, una forma de enfrentar la vida, un manual de felicidad, que hago mío y agradezco.

Carlos Herrera

¿Por qué escribir Diario de un trasplantado?

 

Desde niño he tenido diferentes amigos, aficiones y sueños, pero siempre ha permanecido a mi lado una misma compañera: la enfermedad.

Vivir enfermo desde niño es algo duro, agotador, muy difícil. Sobre todo en la adolescencia, época en la que tuve mi primera experiencia en diálisis y mi primer trasplante. Si algo me llamó la atención de aquellas vivencias fue la soledad con la que se recorre el camino, ya que al final del día, incluso con la mejor compañía del mundo, nos encontramos solos con nosotros mismos y nuestros miedos e incertidumbres. A esto, en aquella época, había que añadir una desinformación tremenda, y encima no había internet para poder solucionar este déficit.

Por ello, siempre quise ayudar a los demás a llevar estas experiencias o similares de la mejor forma posible. Escribir, no para darles consejos, sino para contar mis experiencias, las cosas que a mí me ayudaron, mi forma de entender la vida y la enfermedad y que puede que ayude a otros o no. Pero no es fácil ponerse a escribir, es más, infinitas veces me he puesto ante una hoja en blanco, teniendo clarísimo qué decir, pero a la hora de plasmarlo no salía nada. Y así pasaron veinticinco años, hasta que un día se juntaron los astros y de repente fluían las palabras y corría la escritura, se acumulaban las ideas y surgían distintos escritos.

Sin ser psicólogo, simplemente fisioterapeuta, y sobre todo una persona que llevo desde que nací conviviendo con la enfermedad, quiero compartir con vosotros mi forma de ver la vida, de enfrentarme a sus penalidades y, más importante, mi manera de intentar convertir la vida en una fiesta diaria.

La vida, bajo cualquier circunstancia, puede ser maravillosa. Llevo veinticinco operaciones, tres trasplantes de riñón fallidos, más de cinco años en diálisis y, ahora, en riesgo de perder una pierna. Aun así, me atrevo a decir que tengo una vida feliz y plena y, ante todo, que vivo con ilusión cada día sacando lo mejor, exprimiéndolo sin descanso y con ganas de comerme el mundo. Intento, a la vez, hacer cada día un mundo mejor a mi alrededor.

Por eso me permití el lujo durante el confinamiento de hacer unos vídeos con consejos para llevar el encierro y sobre mi forma de ver la vida. Consejos que a mí me ayudan y espero que a ti, querido lector, también lo hagan.

Espero que te compense seguir pasando hojas, compartiendo conmigo mis vivencias y, en especial, espero que cuando llegues a la última página haya merecido la pena hacerlo.

Semana 0. Sobre el coronavirus (covid-19)

Reflexiones después del paso a contención reforzada. Prudencia, responsabilidad y cabeza.

Buenos días, a todos. Desde aquí quiero hacer un llamamiento a la calma y, a la vez, a la prudencia y a la responsabilidad colectiva. Han cambiado las condiciones que la Comunidad de Madrid ha puesto para la situación del coronavirus: han cerrado colegios, escuelas, universidades, etc. Yo creo que desde aquí deberíamos tener cuidado, vamos a actuar de una forma egoísta y una forma altruista.

Egoísta: vamos a alejarnos de la gente que pensemos que puede tener los síntomas. Aquel que crea que puede tener síntomas que llame al teléfono 900102112, no al 112, y que no vaya a urgencias. Podemos hacer, en caso de duda, una cuarentena voluntaria; quedémonos en casa unos días, ahora no creo que haya problemas con el teletrabajo en las empresas, pero vamos a intentar contener entre todos esto un poquito.

No creo que sea momento ahora mismo de reproches ni a políticos, ni a responsables sanitarios, ni nadie. Vamos a procurar contenerlo y ya habrá tiempo de meternos en esos fregados. Hoy, por ejemplo, yo he tenido dos pacientes que me han anulado la cita, porque creen que podían haber tenido algún tipo de contacto con pacientes que han dado positivo. Pues es de agradecer, porque es una forma de refrenarlo y en mi caso, además, como sabéis estoy en diálisis, soy un paciente inmunodeprimido, soy personal de riesgo, con lo cual es importante tener esos cuidados de cara a las personas que somos el colectivo más vulnerable. Enfermos crónicos, inmunodeprimidos, mayores.

Vamos a intentar entre todos, como digo siempre, manteniendo la calma y la cautela, hacernos cargo de esta gran responsabilidad. Una higiene personal, lavado de manos, cuidado al estornudar, evitar aglomeraciones, evitar en la medida de lo posible grupos grandes y, luego, si tenemos sospechas de que hemos podido tener contacto con alguien que no esté en condiciones óptimas, avisar y nosotros mismos retirarnos unos días hasta que estemos seguros de que no estamos contagiados. Es la mejor forma de evitar que esto avance mucho o por lo menos limitarlo un poco, son las medidas de prevención que podemos tomar nosotros. Entonces, intentemos ser responsables, de cara a nosotros y de cara a la sociedad, que es un poco responsabilidad de todos.

Un poquito de parte de cada uno puede hacer que mejoren mucho las circunstancias, y vamos a intentar no colapsar urgencias. Yo creo, desde mi punto de vista, es una opinión personal y respeto mucho las opiniones de todos, creo que no hace falta hacer acopio de víveres, como pasó ayer en Madrid, por ejemplo; pero bueno, entiendo que haya gente que pueda ponerse nerviosa y no quiera salir de casa o lo que sea.

Cualquier duda me tenéis a vuestra disposición, y en la medida de lo posible intentaré resolverla. Un abrazo y buen día a todos y, ante todo, mantened la calma y la cautela.

Un saludo.

Semana 1. ¡Fuerza y esperanza ante el confinamiento!

Mensaje de ánimo y confianza, optimismo ante la adversidad en estos días de cuarentena por el coronavirus.

Buenos días. Estamos a punto de acabar la primera semana de encierro y desde aquí quiero mandaros un mensaje de ánimo, fuerza, esperanza y una serie de consejos que creo fundamentales por mi experiencia en los ingresos, ya que el año pasado estuve tres meses ingresado en distintas fases y todos los días tengo ocho horas de diálisis.

Uno, a la hora de estar encerrado varios días, es fundamental tener horarios, cambiarse y asearse, unas horas para trabajar o para leer, para hacer el pino, para aburrirse, para lo que sea, pero tener una agenda, unas pautas. Asearse y vestirse casi como si uno fuera a salir a la calle, no digo exactamente igual, pero similar, porque eso es lo que nos ayuda a conservar el espíritu, mantenernos animados, permanecer activos.

Luego, pensar en positivo, no podemos estar todo el día reflexionando sobre qué nos va a pasar, si es peligroso, si no. Creo que un error que se está cometiendo y esto habrá que analizarlo después, es que pones la radio y veinticuatro horas al día hablando del coronavirus; pones la televisión y lo mismo. Que está bien, hay que estar informado, no digo que no, y nada más lejos de la realidad.

Pero igual que el enfermo tiene que descansar y oxigenarse de la enfermedad; igual que el acompañante tiene que descansar y oxigenarse de la enfermedad; en estos casos de confinamiento debemos descansar de la causa. Si estamos todo el día pensando en el coronavirus, encima con los bulos que hay, con las cosas que la gente manda, totalmente de forma involuntaria, la gente normal, habrá gente que lo crea, que es mala, pero la gente lo manda de forma involuntaria. Al final se crea una situación psicosis en la que es imposible descansar la mente. Entonces yo creo que es importante, en mi experiencia, insisto, buscarse metas positivas. Hacer un día algo de deporte, otro leer, no sé, encontrar algo positivo de esta situación. El tiempo que estamos juntos, disfrutar de nuestros hijos.

¿Cuántas veces a lo largo del día, en situaciones normales, decíamos, lo que daría por estar con mis hijos?, pues ahora estamos con ellos. Lo que daría por estar con mi mujer, pues estoy con ella. Lo que daría por tener tiempo para leer, tienes tiempo para leer. Lo que daría por poder aburrirme, tienes tiempo de aburrirte.

Aprovechemos las cosas pequeñas, aprendamos a disfrutarlas. La vida va a tal velocidad que al final buscamos siempre placeres efímeros y ahora la felicidad es algo que se puede encontrar. Es complicado, pero hace tiempo que yo digo que hay una mentira que nos han contado, y es que la salud va íntimamente relacionada con la felicidad. Mentira, yo llevo enfermo toda mi vida, ahora estoy en diálisis, y tengo una vida absolutamente plena, absolutamente digna y absolutamente feliz. Yo creo que la felicidad es en parte actitud.

Yo tengo ahora cuarenta y dos años, estoy esperando mi cuarto trasplante, que es complicado encontrarlo; estoy en diálisis ocho horas al día, eso no facilita nada una vida feliz. E insisto, tengo una vida absolutamente plena, absolutamente digna y absolutamente feliz, gracias a una actitud positiva, a una mujer fabulosa, que casi ni me la merezco, es un regalo divino y gracias a una hija que es, bueno, para comérsela, qué voy a decir yo que soy su padre y encima me tiene loco. Mis padres, mis hermanos, la gente que me rodea, gente que no me conocéis y me mandáis muchísimo ánimo. Pero insisto, es actitud.

Pues con el coronavirus hagamos lo mismo, conducta positiva, miremos al frente, vamos a buscar en familia planes que podamos hacer cada día, poner un horario, evitar tener roces, etc. Procuremos evitarlos y, si no podemos, pedir perdón. Lo siento, gracias y por favor paciencia unos con otros, que aquí saltan chispas. Hay estudios con ratas que explican que, si en un metro cuadrado metes a una rata, está encantada, dos también y a partir de la quinta se empiezan a gruñir y a la sexta se empiezan a morder. Si encima estamos mucha gente, o poca, pero mucho tiempo, los conflictos pueden aparecer. Vamos a evitarlos y si no los evitamos, pedir perdón. Perdón, gracias y por favor son palabras claves para la convivencia y más en una situación de estas.

Intentemos sumar. Optimismo. Busquemos cosas grandes, objetivos para hacer en cuanto salgamos de aquí, demos gracias de no estar contagiados; si lo estamos, que sea leve; y si es grave pues a pedir a Dios que quede en nada y podamos salir.

Y nada, desearos fuerza, ánimo; espero que estéis todos bien y vuestras familias, y los que no, pues que se recuperen lo antes posible a Dios gracias y que esto pase rápido.

Como digo siempre, soy y somos unos tipos con suerte, saldremos muy reforzados de esto, y nada, de verdad, que al final veremos cosas buenas.

Y como no hay mal que cien años dure, esto acabará, no sabemos cuándo, pero acabará.

Así que, fuerza, a por todas, saldremos y nada, mucho ánimo y de verdad, que, pasada la primera semana, que suele ser de agobio, pesadez, incluso momentos de ansiedad o depresión, normalmente los encierros suelen ser más fáciles, aunque hay gente a la que puede durarle más tiempo, obviamente. Para eso no todos somos iguales, yo os hablo de mi experiencia. Pasado el muro de la semana, ya todo es más fácil. Se cogen otras rutinas, otros horarios, y ya todo empieza a ser más fácil.

El que quiera que me cuente cómo lo lleva, por si nos puede dar ideas para compartir con los demás. Cualquier cosa que queráis que comente, me lo decís e intento transmitirlo.

Un abrazo muy fuerte.

Gracias.

Semana 2. ¡Ánimo y fuerza!

Lo peor ha pasado. Van avanzando los días de confinamiento por el coronavirus y en teoría esto cada vez debe costar un poco menos. Ánimo.

Buenos días. Ya llevamos dos semanas confinados por el coronavirus, y no sé cómo lo vais viviendo. Quiero contaros un poco de mi experiencia, ojo, aquí no hablo como sanitario, ni como psicólogo, que no lo soy, simplemente como paciente que ha estado muchas veces ingresado.

Si la semana pasada os decía que era importante tener unos horarios, coger unos hábitos, intentar buscar cosas que hacer para llenar los días hasta que nos acostumbremos, lo normal es que esta segunda semana ya hayamos cogido hábitos y el tiempo haya pasado mucho más rápido. Habrá excepciones, gente que no se adapte ningún día, que lo pase fatal y tenga ansiedad hasta el día que nos saquen de aquí. Pero lo normal es que nos vayamos acostumbrando. Poseemos esa capacidad el ser humano, es la suerte que tenemos.

Una cosa que yo recalcaría de esta segunda semana es que si os fijáis Mowgli y Tarzán son dibujos animados. Criarnos solos o estar solos, entre animales o gente de otras especies, animales de otras especies, perdón, es dibujo animado. Nosotros necesitamos relacionarnos. Curiosamente, si veis Instagram, si veis Twitter, si habláis con la gente, y lo estáis haciendo vosotros, la mayoría nos comunicamos más con nuestros amigos o familia de lo habitual.

Con seguridad, casi todos los días hagáis alguna videollamada, ya sea por Zoom, Houseparty, WhatsApp, Skype, me da igual la aplicación que sea, pero estamos hablando todos los días con gente. Antes no, trabajábamos todo el día, llegábamos a casa estresados, cansados, a lo mejor hasta de mal humor algún día y nos íbamos a dormir. Ahora todos los días hablamos con gente. O bien con nuestros padres, con nuestros hermanos, con amigos, con quien sea. Es espectacular. Fijaos qué pasada lo que está consiguiendo el coronavirus. Por supuesto, hay una desgracia detrás, de fondo, y a quien le haya afectado, yo por ejemplo he perdido un amigo de mi edad, cuarenta y dos años, y se me ha hecho muy duro. Tengo gente relativamente cercana ingresada, y esa parte es difícil. Pero como os decía el otro día, vamos a buscar cosas positivas. Yo entiendo que el que tiene un familiar, un padre, un hermano o un abuelo muy grave o incluso lo ha perdido, no es fácil buscar algo positivo. No estoy diciendo que lo sea, pero hay que intentar encontrar el lado bueno, como darnos cuenta de que podemos vivir sin todas las cosas que considerábamos imprescindibles. La felicidad —yo no soy filósofo, pero empecé a cursar este año la carrera de Humanidades, y el otro día estuve estudiando el pensamiento de Aristóteles— no es ni mucho menos lo que nos vende hoy la sociedad: los placeres efímeros. Si os fijáis, la gente que más se deja enganchar por estos, suelen llevar vidas más vacías, y cuando nos los quitan, y no podemos ir a tomar una caña, salir, o hacer lo que se nos ocurra, es cuando nos damos cuenta de que ese objeto o actividad que teníamos por imprescindible, no es tal, y podemos vivir sin ello.

Así que valoremos eso, valoremos la alegría de la vida. Yo os cuento siempre lo mismo. Si yo me pongo a analizar mi vida, es un desastre. Tengo cuarenta y dos años, enfermo, un pronóstico por delante bastante complicado, porque un cuarto trasplante es difícil. Llegará, me imagino, pero no sé si en cinco años, en diez o en seis meses. Pero lo normal es que tarde bastante y con el tiempo ese trasplante se perderá y necesitaré otro, y tengo cuarenta y dos años, porque si tuviera ochenta pensaría que ya me ponen otro y este cuarto dura hasta que me muera y ya está. Pero me quedan muchos años por delante, quiéralo Dios.

Por esto, no podemos analizar solo lo malo, o no merecería la pena la vida. Por ello insisto en buscar el lado bueno. Veo en Instagram gente que se está entreteniendo con juegos de toda la vida, parchís, la oca, Monopoly, Hundir la flota, veoveo, etc.

Un montón de cosas, igual que nos unimos todos a las ocho de la tarde a dar gracias a los sanitarios, a los cuerpos de seguridad, a la gente de limpieza, a la gente de los supermercados, a los repartidores. Todas aquellas profesiones, no quiero dejarme ninguna, que hacen que podamos seguir adelante en este momento tan complicado, en esta hora difícil que vive España.

Entonces, recordemos lo bueno, somos gente muy afortunada. El otro día hablaban de Brasil, imaginaos vivir en una favela en la que no hay ningún medio de seguridad, de alimentarse ni forma de aislarse para que no nos llegue el virus del de al lado. Somos muy afortunados de vivir donde y como lo hacemos.

¿Es una desgracia estar encerrados? Lo es. ¿Es un rollo? Lo es. ¿Será dura la vuelta? Lo será. Mi mujer y yo somos autónomos. Es muy complicado, yo prefiero ni pensarlo casi. Será duro, nos tendremos que apretar el cinturón, nos espera un año muy duro probablemente este 2020. Pero si nos encerramos en eso esto es horrible y no merece la pena.

Así que ánimo, mucha fuerza como os digo siempre, recordad, siempre lo positivo. Habrá tensiones, habrá problemas, habrá discusiones, pero también debe haber perdón en mayúsculas, con siete exclamaciones. Siempre hay que pedirlo, y no pasa nada por ser el primero, no se es menos valiente, ni válido. Cuanto antes lo pidamos, menos se enquistan las discusiones.

A por esta tercera semana, no sabemos si nos quedarán dos o más. Por un lado, confío, y por otro, me imagino, que nos quedarán por lo menos cuatro. Porque creo que soltarnos antes del puente de mayo sería una locura. Opino que los españoles, por nuestra manera de ser, nos olvidaríamos y nos iríamos todos a la playa y a un montón de eventos, por lo que volveríamos a recaer. Por ello, ya que estamos metidos, es mejor estar un mes y medio y solucionar el problema que, por intentar salir un mes, tener que encerrarnos otra vez. Pasada la segunda semana todo es fácil, ya veréis. Nos queda la meseta y luego la cuesta abajo.

Ánimo y a por todas.

Superación en tiempos de crisis