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El camino hacia una transformación escolar está plagado de desafíos, y avanzar en soledad resulta abrumador. Directores y docentes enfrentan la presión de innovar en sus aulas, pero a menudo se sienten aislados o desorientados. ¿Qué sucede cuando la motivación se desvanece y las ideas brillantes quedan en el papel? ¿Cómo pueden las escuelas encontrar el respaldo necesario para que sus iniciativas prosperen y se multipliquen? Educar en red ofrece respuestas a estas preguntas clave, a partir de una mirada profunda y práctica sobre cómo las redes de escuelas pueden convertirse en verdaderas estructuras de transformación para pasar de las ideas a la acción. A lo largo de sus páginas, propone repensar el cambio educativo como un proceso colectivo, sostenido en el tiempo, en el que las escuelas dejan de estar solas y los niveles de conducción asumen el rol de impulsores, acompañantes y articuladores. Así, las experiencias compartidas y el apoyo mutuo se convierten en la clave para el éxito. Sobre la base de su trayectoria en la implementación de proyectos de cambio, Sandra Ziegler ofrece una guía paso a paso, con ejemplos inspiradores y estrategias prácticas, para crear, sostener y monitorear el trabajo en red. Para directores y docentes, las redes son un espacio de desarrollo profesional continuo y colaboración entre pares, mientras que para los responsables de políticas, permiten monitorear procesos de manera más cercana y legitimar propuestas mediante la participación activa de quienes conocen de primera mano los desafíos del sistema. Este libro es una invitación a pensar juntos y a actuar en colaboración con otros. A crear puentes entre niveles de gobierno, instituciones y escuelas, y a transformar la educación no desde el esfuerzo individual sino desde la potencia de lo común.
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Seitenzahl: 280
Veröffentlichungsjahr: 2025
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Índice
Cubierta
Índice
Portada
Copyright
Prólogo. Abrir puertas para imaginar futuros (Pepe Menéndez)
Agradecimientos
Introducción
1. Cambia todo cambia: las transformaciones de los sistemas educativos y las escuelas
¿De dónde vienen los vientos de cambio?
¿Por qué la escuela es como es hoy?
Trending topics en las experiencias de cambio
2. La era de las redes
¿Qué son las redes?
Ventajas de trabajar en red
Redes ¿para qué?
¿Qué hay que tener en cuenta para poner en marcha una red?
¿Qué condiciones favorecen que las redes sean efectivas?
Las dificultades de crear redes y los riesgos de no hacerlo
3. Redes en acción: experiencias para inspirarnos
Apoyo internacional al desarrollo de políticas y prácticas de alcance global
Apoyo a la elaboración y aplicación de políticas nacionales o subnacionales para la gobernanza
Conexión de escuelas y profesores para el desarrollo educativo local
4. Claves para diseñar y llevar adelante el trabajo en red
Antes de empezar: entender la dinámica de las redes
Una hoja de ruta para crear redes
Definir objetivos y alinear expectativas
Delinear la estructura de la red
Plantear el encuadre de trabajo
Planificar y definir hitos de la red con productos parciales y finales
Planificar y realizar acciones de monitoreo y evaluación
Al final del proceso, evaluar
Difundir los resultados
5. Con las manos en la masa: herramientas e ideas para armar redes
Fijar objetivos y alinear expectativas
Delinear la estructura de la red
Plantear el encuadre de trabajo y fijar los compromisos de los invitados
Planificar y definir hitos de la red con productos parciales y finales
Planificar y realizar acciones de monitoreo y evaluación
Difundir los resultados
Conclusiones. El poder de las redes: una invitación a seguir transformando la educación
Referencias
Sandra Ziegler
EDUCAR EN RED
Guía para pasar de las buenas ideas a los cambios profundos en la escuela
Ziegler, Sandra
Educar en red / Sandra Ziegler.- 1ª ed.- Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Siglo XXI Editores Argentina, 2025.
Libro digital, EPUB - (Educación que Aprende)
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-801-469-2
1. Educación. 2. Pedagogía. 3. Enseñanza. I. Título.
CDD 370.711
© 2025, Siglo Veintiuno Editores Argentina S.A.
<www.sigloxxieditores.com.ar>
Diseño de colección y de portada: Pablo Font
Digitalización: Departamento de Producción Editorial de Siglo XXI Editores Argentina
Primera edición en formato digital: junio de 2025
Hecho el depósito que marca la ley 11.723
ISBN edición digital (ePub): 978-987-801-469-2
Prólogo
Abrir puertas para imaginar futuros
Pepe Menéndez
Este libro es el resultado del esfuerzo e inteligencia de su autora, Sandra Ziegler, y también de la acción perspicaz, como solo ella sabía hacer, de la añorada Melina Furman, a quien hubiera entusiasmado escribir este prólogo. Muchos hemos acabado escribiendo gracias a aquella perseverancia de Melina, que tanto la caracterizaba como profesora y colega.
El texto que tienen entre sus manos es una rigurosa aportación al valor, sentido y propósito de la existencia de las redes en el ámbito educativo. La mano de Sandra es la de alguien capaz de crear a partir de todo lo que bulle en su cabeza, de su rigor académico y analítico, y también de su experiencia práctica en el apoyo a las redes educativas con las que ha colaborado. Es una investigadora que se caracteriza por la inquietud por lo que ve, la curiosidad por aprender y la capacidad de abrir puertas para imaginar futuros.
Sydney J. Harris, un periodista y columnista estadounidense conocido por su estilo reflexivo y filosófico, escribió en uno de sus artículos que “el propósito de la educación es convertir espejos en ventanas”. Me atrevería a decir que Sandra Ziegler ha escrito este libro con el deseo de que las redes abran ventanas en los equipos docentes para conseguir una sólida transformación educativa. Ante este desafío, y la inquietante incertidumbre que provoca, ella nos ofrece una buena muestra del potencial del trabajo en red, huyendo de dicotomías paralizantes y abrazando las enormes posibilidades que tenemos de “hacer que las cosas pasen”, en expresión de Ronald Heifetz. Ante el desconcierto, propone reflexiones y experiencias.
Desde que se ha hecho evidente la ineficacia de intentar reformas de arriba hacia abajo o de abajo hacia arriba, de manera excluyente, la acción y el sentido de las redes han cobrado una gran fuerza como promotoras de la contribución que pueden hacer los actores de los diferentes estamentos de los sistemas educativos. Las escuelas y los docentes son sujetos claves y, como señala Ziegler, ha quedado más que demostrado que un cambio no puede ser transferido literalmente a las instituciones educativas.
Como sostenía Émile Durkheim: “Nada es más fácil que elaborar en teoría un sistema de educación; nada más difícil que aplicarlo”. Por ello, este libro resulta un aporte fundamental al impulso de la transformación educativa. Como minuciosamente describe Ziegler, las redes ofrecen un espacio que garantiza la continuidad de la colaboración entre los actores, más allá de la vigencia de las leyes y de las normas de funcionamiento que establece la administración, que resultan ser fugaces en demasiadas ocasiones. El trabajo en red no ha de ser visto como un espacio de activismo para cambiar el sistema de manera directa, sino como un ámbito de aprendizaje para compartir experiencias con que los participantes aumenten su grado de conocimiento, competencia y seguridad, y puedan hacer los cambios necesarios en las instituciones educativas donde se desempeñan. La característica de mayor horizontalidad del trabajo –a diferencia de las tradicionales estructuras piramidales de los sistemas educativos– y de informalidad –a diferencia de la rigidez de la toma de decisiones lineal, obligada por un calendario escolar común en todo el sistema– supone un espacio idóneo para el aprendizaje. El estudio publicado por la OCDE en 2005, Los docentes son importantes. Atraer, formar y conservar a los docentes eficientes, muestra evidencias de que la colaboración y la pertenencia de los docentes a redes profesionales influyen en los resultados educativos y en el propio bienestar.
Por otra parte, Ziegler aborda también el desafío de la evaluación del funcionamiento de las redes y la búsqueda de evidencias, a partir de la idea de “pluriperspectividad”. En una evaluación, la pregunta determina lo que se quiere saber y acaba condicionando la consideración final respecto del nivel de satisfacción o de éxito que se busca. La autora propone orientaciones muy precisas para la creación y desarrollo de una red. Desde la comprensión de lo que es una red hasta cómo imaginarla, impulsarla, promover su sentido entre los actores, dedicar tiempo y espacio a la creación de confianza. Desde el tipo de estructura que necesita y la dinámica que permite alimentarla y hacer crecer a sus componentes, a cómo orientar la evaluación y la difusión de sus resultados. Identificar los obstáculos y mantener claros los objetivos, por encima del instrumento, es vital para que las redes cumplan sus objetivos. El largo listado de experiencias de redes en funcionamiento que este libro recoge nos ofrece un panorama amplio y diverso que puede ayudarnos a encontrar la referencia que necesitamos, tanto para crear una red como para reflexionar sobre aquellas en las que estemos participando. El capítulo “Con las manos en la masa” es una muestra de la voluntad de vincular la teoría y la práctica que, habitualmente, no encontramos conectadas en la literatura sobre las transformaciones educativas.
Mi experiencia ha consolidado mi convicción acerca del valor estratégico que tiene una buena competencia en dinamización de grupos y una eficiente estructura de trabajo para la conducción de las reuniones, a fin de que una red funcione bien y resulte de valor añadido para sus participantes. Las redes facilitan la colaboración y la cocreación, ensanchan la mirada de las escuelas, que tienen una enorme tendencia al aislamiento, y favorecen el entrecruzamiento de perspectivas diversas que, a menudo, no encontramos en la tradicional estructura departamental de las escuelas. El trabajo en red facilita que la inteligencia profesional de los docentes emerja en un espacio común en el que pueden crecer exponencialmente.
En el último capítulo, la autora propone una aproximación a la contribución de la IA al trabajo en red. Estamos en una situación aún incipiente, pero que ya vislumbra la necesidad de estar atentos a su impacto. Es necesario que seamos nosotros quienes podamos influir y liderar su aportación, y no que venga impuesta por otros intereses, legítimos pero muy diferentes del sector educativo, algo sobre lo que ya advertía Axel Rivas en su libro ¿Quién controla el futuro de la educación? Para abordar este desafío, necesitamos también propuestas, reflexiones y análisis lúcidos como los que ofrece este libro.
Agradecimientos
“Vos tenés entre manos un libro que no está escrito”. Palabras más, palabras menos, este fue el comentario de Meli Furman cuando compartíamos ideas sobre un proyecto allá por el año 2021. En ese entonces yo llevaba adelante la coordinación de una red de directores para acompañar procesos de transformación en escuelas secundarias. La miré incrédula: para mí el trabajo en redes era una construcción que venía transitando y no lo imaginaba como un aporte para sistematizar y compartir.
A partir de ese momento, la idea de este libro estuvo siempre presente en mis conversaciones con colegas, en la escritura, al leer nuevos aportes, o recuperar clases y actividades. Todos esos insumos me permitieron plasmar una forma posible de colaboración para acompañar procesos de mejora de los sistemas educativos, escuelas y prácticas de directores y docentes. Como en todo proyecto, los recorridos se hacen de la mano de muchos colegas, a quienes agradezco porque colaboraron desde distintos lugares para que este libro salga a la luz. A todos ellos y ellas les dedico mi más profundo agradecimiento.
En primer lugar, a Meli, siempre visionaria, quien generosamente me invitó a formar parte de su hermosa colección Educación que aprende. Meli, aquí está finalmente el libro. Gracias por tus primeras lecturas perspicaces y lúcidas, que ayudaron a delinear los destinatarios potenciales de este texto, y por enseñarme a mostrar mis ideas de una forma diferente. Este libro es un homenaje a tu trayectoria y a tu prolífica obra dedicada a transformar la educación. También es una celebración por haber tenido el privilegio de trabajar con vos y con muchos otros respetadísimos colegas en varios proyectos memorables.
Al superequipo de PLaNEA, de Unicef Argentina, con quienes llevamos adelante tantos años de construcción compartida. A Cora Steinberg, por la confianza, el entusiasmo y la cuota necesaria de tenacidad para ir más allá en la transformación de la secundaria. También mi agradecimiento por su interés en cómo iba con esta escritura. En todos estos años compartí en distintas etapas un gran equipo que aportó reflexiones y experiencias que se deslizaron en estas páginas: Melina Furman, Guillermina Tiramonti, Rebeca Anijovich, Graciela López López, Graciela Krichesky, Cecilia Litichever, Ornella Lotito, Aldana Morrone, Emanuel Lista y Florencia Buide, junto con el grupo de especialistas disciplinares de lujo que formaron parte de PLaNEA. A los equipos de las direcciones de Educación Secundaria de las provincias de Tucumán, Chaco y Córdoba que estuvieron involucrados en este proyecto, con quienes armamos redes para acompañar procesos de transformación. A todos sus participantes, que en los sucesivos encuentros compartieron experiencias y, sobre todo, permitieron vislumbrar cómo trabajar en redes mientras hacíamos camino al andar.
A mis estudiantes, muchos de ellos docentes y formadores. Sus preguntas y comentarios de tantas clases en las que discutimos los límites y las potencialidades de cambio en educación han resonado al escribir estas páginas.
Al valioso equipo docente que armamos en Problemática Educativa y Didáctica General en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, por el replanteo constante acerca de la formación de profesores de nivel secundario y para qué escuelas vale la pena formar. Muchas inquietudes de las clases de los jueves se colaron en varios capítulos.
A todos los queridos colegas del Programa Educación, Conocimiento y Sociedad de Flacso Argentina, por los proyectos de investigación que llevamos adelante desde hace años. En especial a Nancy Montes, Sebastián Fuentes, Mariana Nobile, Verónica Tobeña, Daniel Pinkasz y Andrea Brito. El compromiso de producir conocimientos para contribuir a una educación más justa y acorde a las necesidades y demandas del tiempo presente y del futuro fue algo que aprendí tempranamente con muchos de ustedes y animó esta producción. Al grupo de becarias del 8°, por traer aires renovados para seguir pensando en los problemas de la educación secundaria.
A mis dos grandes maestras, con quienes incursioné en el campo de la producción de conocimiento en educación, Guillermina Tiramonti y María Cristina Davini. Cada una de ellas me enseñó, de manera muy diferente, a mirar las escuelas con nuevas preguntas y a transitar la investigación junto con la producción de alternativas para los sistemas educativos. A través de este libro, trato de aportar algo de eso.
A Pepe Menéndez con quien tuve el privilegio de compartir animadas conversaciones sobre el cambio educativo. Gracias por la pregunta sobre el uso de la inteligencia artificial en la gestión de las redes, que me abrió a pensar en una nueva arista para el cierre de este libro.
A Viviana Postay, por ayudarme a relevar y sistematizar las experiencias de redes que quedaron plasmadas en el capítulo 3. Gracias también por traer la visión sobre las redes de una exdirectora de escuela que conoce a fondo el pulso de las secundarias.
A Yamila Sevilla, la gran editora de este libro, por ayudarme a encontrar el tono adecuado para el texto, y por sus observaciones agudas y precisas que permitieron transformar cada capítulo en una versión más consistente. A Marisa García, por el detallado y ágil proceso de edición en la etapa final. A todo el equipo de Siglo XXI, especialmente a Raquel San Martín, por la confianza y por abrazar la idea de este libro desde sus inicios.
A mis padres, por dejarme ser y alentarme a estudiar aquello que me apasiona. Un legado que sigue, aunque ya no estén.
A Sergio, Fede y Caro, por el apoyo incondicional de siempre, por las conversaciones y sus preguntas inquietantes, que me conectaron con las razones profundas que me llevaron a escribir este libro. Y, sobre todo, por lo más importante: “la diaria”, que es el combustible para que todo lo demás se haga realidad.
Introducción
Desde hace varias décadas se viene planteando una conversación pública acerca del futuro de la educación. Un análisis de los estudios recientes sobre la proyección de los sistemas educativos revela que las miradas son extremadamente divergentes. Por un lado, las perspectivas rupturistas que agrupan a quienes vaticinan el fin de la escuela y a los que plantean modificaciones disruptivas y profundas al modelo escolar moderno; por otro lado, las visiones conservadoras de los defensores de la continuidad del modelo escolar, también compuestas por dos subgrupos: quienes plantean mejorar lo existente, que, ante las condiciones actuales, ya sería bastante, y aquellos que desde un lugar acrítico y minoritario están conformes con la escuela actual.
Mantenerse en una visión dicotómica extrema resulta estéril, porque la realidad siempre presenta complejidades y matices. Y si bien es imposible anticipar el futuro de los sistemas educativos, hay importantes márgenes de acción en el tiempo presente. Un tiempo social, cultural y tecnológico de cambios profundos, cada vez más acelerados, en que cabe preguntarnos cómo nos preparamos para transitar estas transformaciones estructurales de nuestras sociedades, y cómo se irá reconfigurando la escuela que, hasta el momento, es la institución responsable de la transmisión masiva del acervo cultural a las nuevas generaciones. Hasta hace poco tiempo, la escuela detentaba esta condición con exclusividad, pero hoy en día la comparte con otros medios tecnológicos muy poderosos que también difunden saberes y cumplen un papel en la socialización.
Este libro nace de la inquietud por entender cómo se transforman los sistemas educativos y las escuelas, y qué herramientas ayudan a impulsar y acompañar los procesos de mejora. Nos enfocamos en el trabajo en redes, no como un concepto técnico, sino como un recurso con grandes potencialidades para gestionar la transformación educativa.
A lo largo de sus páginas, vamos a explorar las condiciones que favorecen estos procesos de cambio y analizaremos experiencias en las cuales las redes fueron claves para expandir iniciativas transformadoras. También sugerimos una serie de orientaciones para acompañar estos cambios desde la colaboración entre los distintos actores involucrados. Más que ofrecer una propuesta acabada, queremos compartir experiencias y reflexiones sobre cómo hacer posible el cambio. No se trata solo de sumar una forma de trabajo con determinados instrumentos, sino de entender por qué las redes son necesarias para sostener las transformaciones en el tiempo. En el fondo, la pregunta es: ¿cómo organizamos las estructuras, los flujos de comunicación y las interacciones para generar nuevas dinámicas en las escuelas y en el sistema educativo?
Es importante tener presente que el sistema educativo actual sigue respondiendo a una estructura burocrática que fue útil en su momento fundacional. Como veremos, hoy necesitamos estructuras más flexibles y colaborativas. Trabajar en red permite gestionar el cambio de manera acorde a los desafíos actuales, conectando personas, conocimientos y experiencias para transformar la educación de manera sostenible.
Un breve recorrido por este libro
En el primer capítulo nos centraremos en el presente y el futuro de nuestros sistemas educativos. Hablaremos de los fundamentos y los contextos que motivan a transformar la educación y por qué no podemos dejar todo tal como está. A su vez, nos preguntaremos por los diferentes ritmos que se pueden observar en relación con las transformaciones, porque las escuelas, como instituciones sociales, están siempre en movimiento. Sin embargo, en este momento hay modificaciones muy vertiginosas que golpean las puertas de las escuelas, por no decir que golpean sus cimientos. Con este fin, revisaremos las experiencias y las investigaciones que nos muestran hacia dónde están transitando los cambios más profundos en los sistemas, como si buscáramos los faros que están iluminado algunas tendencias que aparecen en ámbitos muy diferentes.
En el segundo capítulo planteamos conformar redes para apoyar e impulsar procesos de cambio. Para describir y fundamentar en qué consiste esta opción, explicaremos las diferencias entre las estructuras piramidales (que son la tecnología más extendida en nuestros sistemas educativos), de qué se trata el trabajo en red y cuáles son sus ventajas asociadas. Con ese propósito caracterizaremos las finalidades que cumplen las redes y qué focos pueden atender. Dado que, para incorporar nuevas prácticas, además de describirlas y presentar sus fundamentos, es necesario explicitar las condiciones que se requieren para su puesta en marcha, expondremos qué hay que tener en cuenta para armar una red y qué condiciones las favorecen para que resulten más efectivas. También vamos a preguntarnos acerca de las formas en que se pueden potenciar las transformaciones para hacerlas sustentables, ya que hay copiosas experiencias e intentos de modificación que en el mejor de los casos perduran como iniciativas aisladas. Frecuentemente resultan proyectos piloto de baja escala, que quedan en esa condición o caen en el olvido. Así, este capítulo oficia como una bisagra: expone las formas de trabajo en red para luego, en los siguientes, avanzar en la presentación de experiencias y brindar aportes concretos para poder desarrollarlas en diferentes entornos.
El capítulo 3 ofrece un relevamiento de experiencias de redes en ejecución, clasificadas según sus propósitos y alcance (local, nacional, internacional, etc.). Así, se pone de manifiesto la coexistencia y multiplicidad de redes que en la actualidad acompañan el desarrollo de los sistemas educativos, o que han tenido vigencia recientemente. Se trata de un material que selecciona, describe y sistematiza aportes sin tener pretensiones de exhaustividad, ya que estamos ante un campo muy dinámico y, además, excede el alcance de este libro. Sin embargo, conocer estas experiencias cumple la función de documentar un área en crecimiento e ilustrar qué características adoptan algunas redes para inspirarnos al elaborar las nuestras.
En el cuarto capítulo delineamos una agenda de trabajo concreta y fundamentada con orientaciones para desarrollar una red. El espíritu que recorre esas páginas es mostrar cómo hacerlo; para eso retomaremos aportes de investigaciones y, sobre todo, de la propia experiencia. Durante varios años, formé parte del equipo que diseñó el proyecto PLaNEA, Nueva Escuela para Adolescentes, impulsado por Unicef Argentina.[1] En este marco, acompañé procesos de transformación en escuelas secundarias de distintas provincias. Inicialmente, trabajé en la coordinación de la Red de Conducción, un espacio de formación y acompañamiento dirigido a directores, vicedirectores, supervisores, asesores pedagógicos y equipos técnicos ministeriales. Junto con ellos, realizamos un trabajo para gestionar el cambio y desarrollar nuevas dinámicas de trabajo en las escuelas. Esa experiencia me permitió explorar un diseño para trabajar en el plano de las políticas y en procesos de formación para instalar y sostener iniciativa de cambio, y generar las propuestas que hoy vuelco en este libro.
Desde ya, se trata de una formulación abierta que puede enriquecerse con experiencias futuras. Ojalá resulte una invitación para que cada uno de ustedes pueda recuperarla y adaptarla a sus finalidades y contextos. No se trata de pasos que hay que seguir a rajatabla, sino de una muestra de los modos de hacer que –espero– resulten orientadores y una fuente de aportes para construir los propios recorridos.
El capítulo 5 continúa con las orientaciones para armar redes y avanza un paso más. A partir de los componentes planteados en el capítulo 4, ofrecemos una batería variada de herramientas y recursos para llevarlos a la acción. Las orientaciones cubren los diferentes momentos que forman parte del trabajo en redes: fijar objetivos alinear las expectativas de los participantes, delinear una estructura, plantear un encuadre de trabajo y fijar los compromisos, planificar y definir hitos de la red, planificar acciones de monitoreo y evaluación, y difundir los resultados.
En el capítulo final planteamos una recapitulación que invita a reconocer el poder transformador de las redes en la educación, y examinamos el papel crucial de las estructuras intermedias dentro del sistema educativo para adaptar las iniciativas a las realidades escolares, enriquecer las políticas educativas y apoyar su sustentabilidad. Finalmente, exploramos algunas de las oportunidades que brinda la tecnología digital para fortalecer las redes educativas, incluyendo las plataformas de colaboración en línea, la inteligencia artificial y diferentes herramientas de análisis de datos.
* * *
Este libro recupera aportes teóricos, experiencias empíricas y de la investigación académica. Plasma también los aprendizajes y avanza en propuestas que pude elaborar en mis últimos años de trabajo. Espero que en estas páginas encuentren fundamentos para comprender que la educación no se mantiene estática y que somos nosotros quienes podemos contribuir a su rumbo, porque en materia educativa la suerte no está echada, somos copartícipes de procesos colectivos sobre los que tenemos responsabilidades individuales y como sociedad. Y como las escuelas están en movimiento y somos hacedores de su destino, los invitamos a “poner las manos en la masa”, enlazarnos, romper el aislamiento y encarar procesos de transformación que seguramente no estarán cerrados, no serán definitivos, pero que sin duda permitirán transitar un camino colectivo a partir de los logros, los errores y los aprendizajes que vayamos conquistando.
Espero que este sea un aporte para que despunten modos de hacer que posibiliten que las escuelas sintonicen mejor con las necesidades del tiempo presente y sean más permeables, para delinear un futuro que se avizora muy incierto y desafiante para los sistemas educativos.
[1] Para conocer en profundidad esta experiencia, recomiendo la lectura de Viaje a la transformación de la escuela secundaria, libro compilado por Cora Steinberg (Buenos Aires, Siglo XXI-Unicef, 2022).
1. Cambia todo cambia: las transformaciones de los sistemas educativos y las escuelas
Hace algunos años asistí a un congreso en el que se problematizaba la cuestión de la innovación educativa. Entre varias conferencias y mesas de debate quedó en evidencia que había una multiplicidad de interpretaciones en relación con este fenómeno, pero sobre todo se observaba que la idea del cambio tenía una tangibilidad muy distinta entre los disertantes. Mientras los investigadores provenientes del campo de la historia mostraban las sucesivas transformaciones en el espacio del aula, la materialidad de la escuela y los métodos, quienes efectuaban investigaciones contemporáneas planteaban la estabilidad del modelo escolar de la modernidad. Ese contraste, que estuvo presente como una tensión latente a lo largo de esa jornada, me dejó pensando sobre las interpretaciones que realizamos de los fenómenos de cambio. La cuestión de la temporalidad, que es inherente a la historiografía, colabora a alargar la mirada y a ganar perspectiva para ver más claramente las continuidades y rupturas. Sin embargo, en el devenir diario, en las rutinas y los rituales que se suceden en las instituciones se producen interacciones intraescolares y con el medio social más amplio en que la escuela parece mantenerse incólume. En efecto, las dos visiones son complementarias: permiten entrever que los sistemas educativos no son estáticos, aunque ese movimiento ocurre a un ritmo que puede parecer casi imperceptible cuando se lo observa en el aquí y ahora. Además, la escuela incorpora las transformaciones de su entorno a una velocidad relativamente más pausada si se la compara con las transformaciones sociales disruptivas y vertiginosas que estamos viviendo.
¿Qué es cambiar en educación?
Cuando hablamos de cambios en la educación nos referimos a aquellos que ocurren más o menos inadvertidamente a lo largo del devenir del funcionamiento de las escuelas, junto con otros definidos e implementados en el marco de políticas de Estado, reformas educativas, cambios curriculares, experiencias piloto de escuelas o de educadores que impulsan diferentes iniciativas de transformación.
Veamos algunos ejemplos:
Un cambio de alcance masivo puede ser la formulación de un diseño curricular como política de un Estado nacional, por ejemplo, la definición de los Núcleos de Aprendizaje Prioritarios (NAP) en la Argentina que rigen la prescripción de todos los diseños curriculares del país, o la Base Nacional Común Curricular (BNCC) en el caso de Brasil.La Red Global de Aprendizajes en Uruguay es una iniciativa educativa impulsada por el Plan Ceibal. Ochocientas escuelas del país participan de un movimiento internacional y global que busca transformar la enseñanza y el aprendizaje mediante la integración de tecnologías digitales y enfoques pedagógicos innovadores. Entre sus características, fomenta un enfoque colaborativo entre docentes, estudiantes y directores; incentiva la innovación y el uso de la tecnología para personalizar el aprendizaje y facilitar la inclusión digital en las escuelas.La experiencia histórica de las hermanas Leticia y Olga Cossettini en Rosario (Argentina) con la creación de la Escuela Serena (entre los años 1935 y 1950) es ejemplo de un cambio de alcance institucional inspirado en la pedagogía de la Escuela Nueva. En esta escuela desarrollaron experiencias basadas en una pedagogía activa y centradas en los niños, con un fuerte énfasis en la educación artística, expresiva y de vinculación con la naturaleza. La experiencia priorizaba la participación y relación con la comunidad, y fomentaba un ambiente de libertad buscando que los estudiantes asumieran de forma más autónoma la responsabilidad por el propio aprendizaje. La Escuela Serena fue un desarrollo pionero de educación progresista en América Latina, que anticipó muchas de las ideas sobre enseñanza activa y humanista que influirían en la pedagogía en décadas posteriores.Estos ejemplos muestran que los cambios pueden tener su epicentro en la escuela (como el caso de la Escuela Serena), provenir de una política pública (como los NAP o la BNCC) u originarse en un modelo mixto (la iniciativa uruguaya que motoriza intensivamente proyectos internos de las escuelas como parte de una red internacional externa que enmarca el trabajo).
Cuando vemos los cambios en acción, entendemos que a veces las propuestas de las escuelas se recuperan e inspiran a la política pública. En otras ocasiones, el camino es inverso y son las macropolíticas las que ganan un lugar en las prácticas escolares.
En este contexto nos preguntamos: ¿pueden contribuir las redes a formar una trama para que los diferentes actores e instituciones se potencien y se amplifique la transformación de las escuelas y los sistemas educativos?
Con frecuencia las transformaciones son muy lentas pero persistentes. Esos tiempos dan lugar a que algunas modificaciones resulten imperceptibles y sean negadas. A diferencia de un cambio súbito como el que ocurrió en la pandemia de covid-19, atribuible a una excepción, la dinámica habitual es más estable. Al referirse a las actitudes de las personas frente a la automatización y la inteligencia artificial,[2] Eduardo Levi Yeyati y Darío Judzik señalan que frecuentemente se posponen y evitan los cambios que acarrean las transformaciones, creyendo que el futuro aún está lejos. Sin embargo, estos procesos ya están ocurriendo, y aunque decidamos no actuar, siguen avanzando y los efectos acumulados por no tomar cartas en el asunto pueden ser más difíciles de remediar. En materia educativa ocurre algo semejante: las transformaciones que estamos atravesando pueden negarse invocando la lentitud del cambio, pero este es inexorable. Estamos a tiempo: hay que anticiparse y acompañar el cambio que ya está ocurriendo. ¿Cómo? Desplegando estrategias que ayuden a consolidar transformaciones y nos permitan experimentar modos de gestión de procesos y resultados más ajustados a aquello que las escuelas y los sistemas educativos empiezan a demandar en la actualidad.
El debate sobre cómo cambiar los sistemas educativos y las escuelas está presente en muchas discusiones públicas, por ejemplo, en los planteos sobre el uso de internet y de los dispositivos móviles en las aulas, o en las controversias sobre hacer repetir de año a los alumnos que no logran adquirir aprendizajes. También la cuestión del cambio escolar ha sido frecuentemente analizada desde distintos campos del conocimiento que formulan teorías sobre las interacciones en las instituciones y las aulas, plantean explicaciones y sugerencias sobre la enseñanza, el aprendizaje y la evaluación, o tematizan los vínculos entre la escuela y la sociedad, entre otras. Esta preocupación no solo está presente en el terreno de los expertos: está instalada en los medios de comunicación y sensibiliza a todos aquellos que forman parte de la comunidad educativa en uno u otro rol. Periódicamente reaparece a propósito de la publicación de datos, como resultados de evaluaciones o ausentismo, y desata alertas. En particular, la preocupación en torno al cambio educativo está presente entre muchos educadores. Estas inquietudes surgen en especial frente a las situaciones de desasosiego acerca de cómo renovar el interés por la escuela. A veces, el cambio es simplemente avizorado como el salvavidas que vendría a rescatarnos de los diagnósticos frustrantes, aunque no se sepa qué ni cómo cambiar. Si bien hay múltiples experiencias en que las escuelas y los docentes generan propuestas que despiertan entusiasmo y aprendizajes genuinos, abundan situaciones en que la motivación y la relevancia de lo escolar quedan en entredicho. Estas vivencias sobrevuelan tanto entre los estudiantes como entre los docentes, los directivos y las demás autoridades del sistema educativo.
Sin embargo, no estamos ante un fenómeno nuevo: a lo largo de las últimas décadas se desarrollaron múltiples reformas de los sistemas educativos. Una amplia producción tematiza la cuestión de la continuidad y el cambio escolar. La Escuela de Educación de la Universidad de Stanford ha desarrollado una base de datos que contiene el registro de más de 10.000 políticas de cambio reportadas por 189 países desde 1970 hasta 2021;[3] los casos incorporados se refieren a reformas sistémicas impulsadas desde los Estados. Para tener una referencia respecto del volumen, para Sudamérica documentaron un total de 176 reformas en Brasil y 91 en la Argentina, por mencionar los casos de mayor magnitud en estas latitudes.
Además de la cantidad de reformas acumuladas, hay una amplia producción de conocimiento que ha problematizado la capacidad limitada de estas para incidir en el terreno escolar. A esta altura se sabe que las reformas son moldeadas y resignificadas por los actores, de manera que son autorreformadas en el seno del sistema educativo.[4] Esto último, que en algún momento era pensado como una “anomalía”, porque la pretensión era que las propuestas fueran implementadas como tales y sin desvíos, en la actualidad es comprendido como un proceso inherente a las dinámicas de cambio. De todos modos, existen procesos en los cuales las iniciativas son “neutralizadas” por lo consuetudinario, los modos de hacer. En muchos casos, la propia cultura y el modo de funcionamiento de la escuela se sobreimprimen y frenan los impulsos transformadores. Algo así como un análisis del vaticinio que enuncia la canción del Cuarteto de Nos cuando dice: “Vos siempre cambiando, ya no cambias más”.
Por eso, cada vez cobra más fuerza la idea de dejar de lado la dinámica de reformas de arriba hacia abajo (los especialistas diseñan las reformas en la cúpula del sistema educativo y los docentes las aplican en las aulas). Ahora, se entiende que hay que poner énfasis en atender a los movimientos de mejora escolar, que se producen en la base del sistema educativo. Hoy en día la tendencia parece inclinarse hacia una combinación entre el desarrollo de modelos de reforma y el incentivo de las políticas que alientan la adopción de las propuestas de cambio motorizadas por las escuelas, ya sea de modo aislado o en asociación. La experiencia acumulada ha develado que el peso y la acción de las escuelas son centrales en el momento de desarrollar procesos de transformación, de modo que no es factible suponer que un cambio puede planificarse y ser transferido linealmente a las instituciones. Se trata, en este sentido, de que haya un equilibrio –una especie de círculo virtuoso– entre direccionalidad de políticas educativas de escala y márgenes de maniobra para su adopción.
¿De dónde vienen los vientos de cambio?