El arbol de la ciencia - Henry James - E-Book

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Henry James

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Beschreibung

Henry James:(Nueva York, 1843 - Londres, 1916) Narrador, critico y dramaturgo estadounidense de obra psicologica y estructuralmente compleja.Entre otras convicciones secretas, cual las que todos albergamos, Peter Brench estimaba como el mas grande logro de su vida no haber emitido jamas un juicio comprometedor sobre la obra , como era denominada, de su amigo Morgan Mallow.

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EL ÁRBOL DE LA CIENCIA

Henry James

1

Entre otras convicciones secretas, cual las que todos albergamos, Peter Brench estimaba como el más grande logro de su vida no haber emitido jamás un juicio compromete-dor sobre la obra, como era denominada, de su amigo Morgan Mallow. En lo tocante a ella, según pensaba él honradamente, nadie po-día, con veracidad, citar una sola opinión pronunciada por sus labios, y en ningún lado podía haber constancia de que, a ese mismo respecto, en ninguna ocasión ni tesitura alguna, hubiese mentido o hubiese proclamado la verdad. Semejante triunfo le parecía de relevancia capital aun siendo un hombre que había logrado otros triunfos: un hombre que había llegado a los cincuenta años, que había eludido el matrimonio, que había vivido sin dilapidar su fortuna, que desde muchos años atrás amaba a la señora Mallow sin decir palabra, y que, lo último en orden pero no en importancia, se había juzgado a sí mismo hasta los más íntimos recovecos. De hecho se había juzgado hasta tal punto que había sen-tenciado que la actitud que mejor le cuadraba era una gran humildad global; y, sin embargo, nada lo hacía tener mejor concepto de sí mismo que el recto rumbo que había logrado seguir pese a varios de los escollos precita-dos. De esta guisa, consideraba categóri-camente un mérito que aquéllos de sus amigos en quienes más confianza tenía fueran precisamente aquéllos ante quienes guardaba la mayor reserva. Él no podía -al menos eso había decidido el excelente hombre- decirle a la señora Mallow que ella era la adorable causa única de su contumaz soltería; y tampoco decirle al marido que la visión de los innume-rables mármoles que poblaban el taller de éste le causaba un sufrimiento cuya incisivi-dad ni siquiera el tiempo había conseguido embotar. Sin embargo, su victoria, como ya he apuntado, en lo tocante a estas escultu-ras, no consistía sólo en haber callado que las abominaba; consistía además, heroicamente, en no haber intentado nunca obtener, como premio a su silencio, una dulce compensación de otro orden.