El carro del trono de Dios - Dr. Brian J. Bailey - E-Book

El carro del trono de Dios E-Book

Dr. Brian J. Bailey

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Beschreibung

El libro del Dr. Brian Bailey, El carro del trono de Dios, es una excelente exposición versículo a versículo del libro de Ezequiel. Las cuatro divisiones de este libro son:
- Las profecías contra Judá e Israel (1:1-24:27)
- Las profecías contra las naciones extranjeras (25:1-32:32)
- La restauración de Israel (33:1-39:29)
- La visión del templo nuevo y el reino Milenario (40:1-48:35)
Este estudio examina la revelación de la santidad de Dios dada a través de las visiones registradas en el libro de Ezequiel y del profeta, además de las profecías contenidas en ese libro, particularmente los eventos que toman lugar en los últimos días, y también en el reino Milenario de Cristo.

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EL CARRO DEL TRONO DE DIOS

Una exposición del libro de Ezequiel

Versión 1.2

Título original: “The Chariot Throne of God- An Exposition of the Book of Ezekiel”

© 2001 Brian J. Bailey

Versión 1.1 revisada en 2010

Título en español: “El carro del trono de Dios- Una exposición del libro de Ezequiel”

Versión 1.2 revisada en 2022.

© 2009 Brian J. Bailey

Diseño de portada: Zion Fellowship, Inc.

Todos los derechos reservados.

Publicado por Zion Christian Publishers

Libro de texto de Zion Christian University.

Usado con permiso. Todos los derechos reservados.

Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o transmitida en

manera alguna ni por ningún medio, ya sea eléctrico o mecánico, sin permiso por escrito del editor, excepto en el caso de citas breves en artículos o reseñas.

A menos que se indique lo contrario, las citas son tomadas de la Santa Biblia,

versión Reina-Valera © 1960, propiedad de las Sociedades Bíblicas Unidas.

Traducción: Marian Belmonte, España.

Edición y revisión: Jorge Chacón, Guatemala, junio 2009.

Segunda edición y revisión: Marlene Zacapa, Honduras, octubre 2022.

Publicado en formato e-book en 2023

En los Estados Unidos de América.

ISBN versión electrónica (E-book) 1-59665-480-5

Para obtener más información comuníquese a:

Zion Christian Publishers

Un ministerio de Zion Fellowship, Inc.

P.O. Box 70

Waverly, NY 14892

Tel: (607) 565-2801

Llamada sin costo: 1-877-768-7466

Fax: (607) 565-3329

www.zcpublishers.com

www.zionfellowship.org

AGRADECIMIENTOS

Queremos extender nuestro agradecimiento a las siguientes personas:

A Marian Belmonte, quien realizó la traducción de este libro.

Al Pastor Jorge Chacón y al equipo de trabajo del Instituto Bíblico Jesucristo en Guatemala por su ardua labor y esfuerzo en la edición y revisión de la versión en español de este libro. 

A Sarah Humphreys, por su excelente diseño de la portada de este libro.

Al equipo editorial de Zion Christian Publishers: Carla Borges, Dr. Paul Caram, Elizabeth Humphreys, Mary Humphreys, David Kropf, Rebekah Tan, Hannah Schrock y Suzanne Ying. Por su valioso trabajo en la publicación en inglés.

Queremos extender nuestro agradecimiento a estas personas queridas, ya que sin las innumerables horas de su valiosa asistencia este libro no habría sido posible. Estamos realmente agradecidos por su diligencia, creatividad y excelencia en la compilación de este libro para la gloria de Dios.

INTRODUCCIÓN

El profeta Ezequiel vivió durante el período conocido como la cautividad babilónica entre los años 605 y 536 a.C. Hubo otros dos profetas mayores que también ministraron en esa época: Jeremías y Daniel. Daniel fue consejero de príncipes y gobernaba los movimientos del imperio; por tanto, era más un vidente. Vivió en Babilonia y dirigió los asuntos del imperio durante el reinado de Nabucodonosor y después, durante la era persa, bajo Darío el Medo. Se le dio un entendimiento extraordinario de los eventos políticos hasta el fin de la dispensación de la Iglesia y el Reino Milenial de Cristo. Jeremías, sin embargo, era el profeta que lloraba y que vivió en Jerusalén, y que pasó mucho tiempo en la cárcel antes de la caída de Jerusalén ante Babilonia en el año 586 a.C.

Toda profecía comienza con la revelación de un aspecto en particular del carácter de Dios al profeta en cuestión. Así, a Ezequiel se le revela la santidad de Dios por medio de visiones de los cuatro seres vivientes. Además, Dios a menudo llama a Ezequiel por el título de “hijo de hombre” aludiendo a una de las caras de los cuatro seres vivientes, y a la obra de Cristo representada en la cara de un hombre. Ezequiel tenía que conocer la depravación de las capacidades del hombre y la grandeza del evangelio de Cristo para redimir a la rebelde y caída Israel y a la Iglesia. Su título de “hijo de hombre” es también emblemático de la compasión de Jesús como pastor, tal como vemos en Hebreos 2:16-18: “Porque ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham. Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo. Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados”.

Ezequiel fue comisionado para hablarle a una casa rebelde, ya fuera que le escucharan o no. Se le ordenó que se comiera el rollo (o libro) para, en esencia, convertirse en el mensaje. Ezequiel fue llamado a ser un vigía [N. del E.: atalaya] para la casa de Israel y, como tal, debía advertirles a los pecadores que se volvieran de su iniquidad y a los justos que permanecieran firmes en la justicia y no cometieran pecado. Sería como un vigía llamado a advertir a los profetas que no estaban permaneciendo en la brecha, sino que estaban seduciendo al pueblo de Dios con adivinaciones vanas. Ezequiel tenía el sentimiento de santidad del sacerdote, el sentimiento del profeta acerca del mensaje que se le había confiado, y el sentimiento de responsabilidad del pastor para con el pueblo. Ezequiel tuvo una revelación personal de la santidad de Dios a través de las visiones del “carro del trono de Dios”, “el Hombre”, “el trono de Dios”, “el firmamento de cristal” y “los cuatro seres vivientes”. Sus profecías son también indicativas, como las de Jeremías y Daniel, acerca de los acontecimientos que tienen lugar en los últimos días e incluso más allá, en el Milenio. Hay algo significativo acerca del lugar de sus visiones, que inicialmente es el río Quebar, porque Quebar significa “un largo tiempo” y el cumplimiento de muchas de sus profecías estaba, definitivamente, muy lejano en el tiempo.

BOSQUEJO

I. LAS PROFECÍAS CONTRA JUDÁ E ISRAEL (1:1 – 24:27)

A. El llamamiento y la comisión (1:1 – 3:27).

1. La visión del carro del trono de Dios.

a. Los cuatro seres vivientes.

b. Las ruedas.

c. La descripción del trono de zafiro y la apariencia de Dios.

2. La casa rebelde.

a. La comisión del profeta.

b. La mano con el rollo del libro.

3. El ministerio de atalaya.

a. Come el rollo.

b. El rostro del profeta es hecho fuerte.

c. Se sienta donde ellos se sientan.

d. Es instituido como atalaya a la casa de Israel.

e. Ezequiel es enmudecido.

B. El destino de Jerusalén (4:1 – 11:25)

1. La descripción del sitio de Jerusalén.

a. El ladrillo de adobe que representaba a Jerusalén.

b. El juicio de Dios sobre “el sustento del pan” en Jerusalén.

2. El juicio divino sobre Jerusalén.

a. La señal del cabello.

b. Los pecados de Jerusalén.

c. La interpretación de las tres partes.

3. Los juicios sobre la tierra.

a. La destrucción de los altares idólatras.

b. Un remanente es preservado.

c. La desolación de la tierra.

4. La descripción de la invasión de Babilonia.

a. El fin es decretado sobre la tierra de Israel.

b. El día de la aflicción está cercano.

c. El que compra y el que vende.

d. El ejército de Israel será debilitado por Dios.

e. Los babilonios tomarán todos los tesoros.

f. Sus casas y su rey serán tomados.

5. Las abominaciones en Jerusalén.

a. Las visiones de la gloria de Dios.

b. La primera abominación: la imagen del celo.

c. La segunda abominación: las pinturas de ídolos y de animales.

d. La tercera abominación: el llanto por Tamuz.

e. La cuarta abominación: la adoración al sol.

f. La furia del Señor sobre los que han llenado la tierra de violencia.

6. El hombre vestido de lino y con tintero de escribano.

a. Los seis varones.

b. La muerte de los malvados.

c. Ezequiel intercede por Israel.

7. La gloria del Señor y los seres vivientes en la casa del Señor.

a. Los carbones de fuego.

b. La descripción de los seres vivientes.

8. Los veinticinco príncipes malvados.

a. Los consejeros malvados.

b. La profecía contra los consejeros malvados.

9. La restauración de Israel.

10. La gloria de Dios se aleja.

C. El exilio (12:1-28).

1. La descripción de la cautividad de Judá.

a. La señal de los enseres sacados.

b. La advertencia a Jerusalén sobre su partida hacia la cautividad babilónica.

c. La captura del rey Sedequías.

2. Las circunstancias de apuro de aquellos que se quedaron en la tierra.

3. Cesan los refranes falsos.

4. Las palabras de Ezequiel en particular estaban por cumplirse.

D. La condenación (13:1 – 16:63)

1. La pared recubierta de lodo suelto.

a. Los males contra los profetas y profetisas falsos.

b. El juicio del Señor sobre esos falsos profetas.

2. Los que han puesto sus ídolos en su corazón y piden al profeta una palabra del Señor.

a. El Señor responderá de acuerdo con la multitud de sus ídolos.

b. Los tres varones justos.

i. Los justos son preservados en el tiempo del juicio.

(a) La definición de justicia.

(b) Noé: un hombre justo.

(c) Daniel: un hombre justo.

(d) Job: un hombre justo.

ii. Unos pocos serán preservados.  

c. La promesa de un remanente.

3. Jerusalén, la viña inútil.

a. Israel representada como una viña a través de su historia espiritual.

i. Profetas anteriores habían visualizado a Israel como la viña que había decepcionado.

(a) La vid que produjo uvas silvestres.

(b) La vid degenerada.

(c) Otro fuego los devorará: el sitio final en el año 586 a.C.

4. Jerusalén: la mujer hermosa que se prostituyó.

5. Jerusalén condena a Sodoma, que fue más justa que ella.

6. Restauración para Jerusalén.

E. Una alegoría (17:1-24)

1. La parábola de las dos águilas y la vid.

F. El castigo (18:1 – 19:44).

1. “El alma que pecare, esa morirá”.

2. El lamento por el príncipe de Israel.

G. La restauración (20:1 – 21:32).

1. Los tratos de Dios con Israel.

a. Los estatutos del Señor.

b. Debido a la rebelión de Israel, el Señor no los escucharía.

2. Jerusalén será primero castigada y luego restaurada.

3. Profecía contra el Neguev.

4. La espada del Señor es desenvainada contra Jerusalén.

a. El príncipe.

b. Después del juicio contra Jerusalén.

H. La acusación (22:1 – 24:27).

1. Las abominaciones de la ciudad derramadora de sangre.

2. Las dos mujeres rebeldes.

3. La parábola de la olla hirviente.

a. La señal de la olla de carne.

4. La señal de la aflicción de Ezequiel.

II. LAS PROFECÍAS CONTRA LAS NACIONES EXTRANJERAS (25:1 – 32:32)

A. Los juicios contra cuatro naciones (25:1-17).

1. El juicio contra Amón.

2. El juicio contra Moab.

3. El juicio contra Edom.

4. El juicio contra Filistea.

B. La proclama contra Tiro (26:1 – 28:19).

1. Los juicios contra Tiro.

2. El lamento por Tiro.

3. El príncipe de Tiro como tipo de Satanás y del Anticristo que ha de venir.

C. La proclama contra Sidón (28:20-36).

1. Los juicios contra Sidón.

2. Una futura bendición para Israel.

D. La proclama contra Egipto (29:1 – 32:32).

1. La profecía contra Faraón, rey de Egipto.

2. La continuación de los juicios contra Egipto.

3. La comparación entre los egipcios y los asirios.

4. Más lamentaciones para Faraón.

III. LA RESTAURACIÓN DE ISRAEL (33:1 – 39:29)

A. Los oráculos de responsabilidad (33:1 – 34:31).

1. El ministerio del atalaya.

a. La justicia y la misericordia de Dios.

2. Se le devuelve el habla al profeta.

3. La nación de Israel es reprendida.

4. Los pastores de Israel.

a. La responsabilidad de los pastores.

i. ¡Ay de los pastores que se alimentan a sí mismos!

ii. Las claves para la liberación de provisión en nuestra vida.

b. La obra de los pastores malvados: dispersar.

c. El ministerio del buen pastor: vendar, sanar y recoger.

i. El ministerio es darse a los demás.

B. Los juicios sobre Edom (35:1-15).

C. La restauración de Israel (36:1-38).

1. La restauración final de Israel.

a. El enemigo se burla.

b. Los montes de Israel serán restaurados a su esplendor anterior.

2. El pueblo continúa pecando en la tierra de sus captores.

3. La promesa de restauración para Israel.

4. La promesa de restauración espiritual .

5. La liberación completa.

6. Los lugares desolados serán como el jardín del Edén.

D. Visiones y oráculos (37:1 – 39:29).

1. El valle de los huesos secos.

a. La aplicación espiritual del valle de los huesos secos.

2. La restauración de Israel.

3. Los juicios contra Gog.

a. Dos batallas futuras de Gog y Magog:

i. La batalla final al terminar el Milenio.

ii. En el tiempo de los últimos días.

4. Gog y Magog.

a. El período de tiempo para el Templo de Ezequiel.

b. El entierro de Gog y Magog.

c. La restauración de Israel a su tierra.

IV. LA VISIÓN DEL NUEVO TEMPLO EN EL REINO MILENIAL (40:1 – 48:35)

A. El nuevo Templo (40:1 – 44:14).

1. La visión del nuevo Templo.

a. Siete razones por las que el Templo de Ezequiel es literal.

b. Un repaso de los templos de Israel.

c. El propósito del Templo de Ezequiel.

d. Las medidas.

e. La puerta oriental del Atrio exterior.

i. Los muros entre las cámaras.

ii. Las cámaras.

iii. El pórtico de la puerta oriental.

iv. El ancho y el largo del pórtico oriental.

v. Triple inspección y triple testimonio.

f. El Atrio exterior.

i. Las columnas del pórtico.

ii. Las siete gradas.

g. La puerta sur del Atrio interior.

i. Las ocho gradas.

h. La puerta oriental del Atrio exterior.

i. La puerta norte del Atrio interior.

j. Las cuatro mesas.

k. El pórtico de la casa.

l. Los diez escalones.

2. El Templo.

a. El plano de planta del Templo interior.

i. Los postes del Templo.

ii. La puerta.

iii. El plano de planta del Templo.

iv. El propósito del sufrimiento.

v. Las tres actitudes en el sufrimiento.

vi. El poste de la puerta.

vii. El Lugar Santísimo.

viii. Los muros del Templo y sus cámaras laterales.

ix. Los cimientos del Templo.

x. Los muros.

xi. Las puertas.

b. El edificio occidental.

c. El Templo.

d. El Altar de madera.

3. Las cámaras santas y el muro exterior.

a. Las cámaras para los sacerdotes.

b. Los muros exteriores del Atrio exterior.

4. El retorno de la gloria de Dios al Templo.

a. La gloria del Señor entra al Templo.

b. ¿Por qué estudiar el Templo de Ezequiel?

5. Las medidas del Altar.

6. La consagración del Altar.

7. La admisión al Templo.

B. El sacerdocio levítico (44:15-31).

1. La recompensa de los fieles.

C. El distrito santo (45:1-9).

1. La división de la tierra.

D. Las regulaciones (45:10 – 46:24).

1. Los pesos, las medidas y las ofrendas.

2. Las fiestas.

3. Regulaciones varias.

4. Las cámaras sacerdotales.

5. Los fogones para los sacrificios.

E. Las nuevas porciones (47:1 – 48:35).

1. El río del Templo.

2. La herencia por tribu de los hijos de Israel.

3. Jerusalén en el Milenio.

4. La porción del príncipe.

5. La herencia de las otras cinco tribus.

6. Las medidas de la ciudad.

ANÁLISIS POR CAPÍTULOS

Parte I

Las profecías contra Judá e Israel

Capítulo 1: El llamado de Ezequiel y la visión de los cuatro seres vivientes. Esta es una exposición maravillosa de la santidad de Dios, cuando él ve a Aquel que está sentado en el trono.

Capítulo 2: La comisión del profeta a una casa rebelde llena de cardos, espinos y escorpiones. Se le dice que no sea como aquellos a quienes es enviado. Se pone un rollo ante él.

Capítulo 3: Se le dice al profeta que se coma el rollo, el cual está lleno de lamentaciones, y que después hable a la casa de Israel. Él llega en el Espíritu a aquellos que están en la cautividad, y se sienta donde ellos se sientan. Es llamado a ser un vigía [atalaya], a advertir de parte del Señor. Dios hace que la lengua del profeta se quede pegada a su paladar.

Capítulo 4: Cuadro del sitio de Jerusalén: 390 días para Israel y 40 días para Judá. Se le ordena que coma su comida al peso, lo que habla de romper el sustento de pan en Jerusalén.

Capítulo 5: Se le dice al profeta que se corte el pelo y lo divida en tres partes, lo que habla de los tres aspectos del juicio: la pestilencia, la espada y el dispersar a Israel, el pueblo de Dios. Unos cuantos cabellos fueron atados a la falda del profeta para ser echados en el fuego, porque un fuego vendría sobre toda la casa de Israel.

Capítulo 6: Se le dice al profeta que profetice contra los montes de Israel. Los cuerpos de los hijos de Israel muertos serían puestos delante de sus ídolos. Sin embargo, el Señor tendría un remanente. El profeta debe palmotear con su mano, golpear con su pie y hablar contra las abominaciones de Israel.

Capítulo 7: El fin es decretado sobre los hijos de Israel. Todas las manos y todas las rodillas serían débiles como el agua. El Señor dijo que apartaría de ellos Su rostro y que los más perversos de las naciones poseerían sus casas.

Capítulo 8: Ezequiel es levantado por las guedejas de su cabeza hasta la entrada de la puerta de adentro del Templo en Jerusalén, y se le muestran las abominaciones que allí se hacen: la imagen de los celos en la puerta del Altar, la idolatría de los setenta ancianos, las mujeres que lloran por Tamuz y los veinticinco hombres en el Atrio interior que adoran al sol. “Gritarán a mis oídos con gran voz, y no los oiré”, dice el Señor.

Capítulo 9: Seis ángeles, uno de ellos con un tintero de escribano, son enviados para destruir la ciudad, perdonando solo a aquellos que lleven la marca en sus frentes. Ezequiel ruega por el pueblo, pero, debido a que la iniquidad de la casa de Judá e Israel es excesivamente grande, el Señor no escuchará.

Capítulo 10: Aquí tenemos una revelación del trono de Dios, al igual que una revelación mayor de los cuatro seres vivientes. Desde el querubín, carbones de fuego se esparcirán sobre la ciudad, y la gloria del Señor se retirará del Templo.

Capítulo 11: El Espíritu lleva al profeta a la puerta oriental, y él ve a los veinticinco príncipes malvados que están dando consejos erróneos. La analogía de la olla de carne se le da a Ezequiel. Pelatías cae muerto, y se promete la restauración de Israel. “Y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne”. La gloria de Dios se aparta de la ciudad hacia el monte de los Olivos.

Capítulo 12: En este capítulo tenemos la señal de sacar los enseres. El príncipe de Jerusalén será llevado a Babilonia, ciego. A Ezequiel se le ordena comer el pan con temblor y beber el agua con estremecimiento, porque así le pasaría a Israel. Entonces, ellos sabrían que Dios es el Señor; y no habría más visión vana, ni adivinación aduladora. “Se cumplirá la palabra que yo hable; no se tardará más, sino que en vuestros días”, declara el Señor.

Capítulo 13: Los profetas necios que profetizan de su propio espíritu diciendo: “Paz”, cuando no hay paz. El muro de cemento suelto caerá y, de la misma manera, las profetisas profetizan según su propio corazón, ya que las mujeres también están cazando almas. Sin embargo, Dios liberará a Su pueblo de sus manos.

Capítulo 14: Dios responderá a los ancianos de Israel, que han establecido el tropiezo de su maldad delante de su rostro, de acuerdo con sus ídolos. El Señor les dice que se arrepientan y se vuelvan de sus ídolos. Se hace mención de la justicia de Noé, Daniel y Job. Estos, mediante su justicia, solamente podrían salvarse a sí mismos de bestias feroces, de la espada y de la pestilencia. Hay una promesa que quedará un remanente.

Capítulo 15: La viña es dada como combustible para ser quemada, un símbolo de los habitantes de Jerusalén que son dados como combustible, haciendo que la tierra quede desolada. “Convertiré la tierra en asolamiento, por cuanto cometieron prevaricación”, dice el Señor.

Capítulo 16: Jerusalén es transformada de ser una niña no deseada a ser una mujer hermosa, por la hermosura del Señor. Después, ella se entrega a la prostitución, y Dios la entregará en manos de sus amantes: los egipcios, los asirios y los caldeos. A pesar de todo, Dios recordará Su pacto con Jerusalén en los últimos tiempos.

Capítulo 17: Aquí tenemos la parábola de la gran águila. El rey de Babilonia cortará la cabeza de Sedequías, rey de Judá, porque rechazó el pacto que había hecho con Nabucodonosor. El Señor humillará a los soberbios y exaltará a los humildes.

Capítulo 18: El proverbio que dice que los padres habían comido las uvas agrias y los dientes de los hijos tendrían la dentera ya no se usará. El alma que peque, morirá. Ezequiel presenta las cualidades del hombre justo. El Señor no se deleita en la muerte del malvado.

Capítulo 19: Ezequiel clama por lamentaciones sobre los príncipes de Israel y habla de la leona y sus cachorros. “Tu madre fue como una vid en medio de la viña […] Pero fue arrancada con ira, derribada en tierra”. Esto nos habla de la reina madre Hamutal cuyos hijos, Jeoaz y Sedequías, fueron hechos reyes de Judá.

Capítulo 20: “Haz que los ancianos conozcan las abominaciones de Israel. Los saqué de la tierra de Egipto a la tierra que les había provisto, que fluye leche y miel, mas ellos se rebelaron contra mí en el desierto. Por eso yo les di estatutos que no eran buenos. Los traeré al desierto de los pueblos; los haré pasar bajo la vara”, dice el Señor.

Capítulo 21: “[…] He de cortar de ti al justo y al impío”. El rey de Babilonia usa la adivinación para ir contra Jerusalén; mas el Señor lo permite y lo usa para Sus propios propósitos. Dios está en contra del malvado y profano príncipe de Israel.

Capítulo 22: La ciudad es culpable de derramar sangre inocente y de ganancias deshonestas. Los habitantes de Jerusalén son como escoria a los ojos del Señor; por lo tanto, el fuego de la ira del Señor está sobre ellos. Los profetas, los sacerdotes y los príncipes oprimen a los pobres indebidamente. Dios dijo: “Busqué entre ellos hombre que hiciese vallado y que se pusiese en la brecha delante de mí, a favor de la tierra, para que yo no la destruyese; y no lo hallé”.

Capítulo 23: Dios se dirige a las dos hermanas: Ahola, que es Samaria, y Aholiba, que es Jerusalén. Después de ver el juicio de Samaria, Jerusalén no se volvió de sus caminos; por lo tanto, Jerusalén será entregada en manos de los babilonios.

Capítulo 24: La parábola de la vasija, que habla de Jerusalén. La suciedad no ha sido limpiada, y no lo será hasta que la furia de Dios descanse sobre ellos. La esposa de Ezequiel muere y a él no se le permite que llore por ella; de la misma manera, en Jerusalén no habrá fuerzas para lamentar cuando llegue el tiempo del juicio de Dios. No llorarán la muerte de sus hijos e hijas.

Parte II

Las profecías contra las naciones extranjeras

Capítulo 25: Amón es juzgado debido a que dijeron “¡Ea!” contra el santuario cuando fue profanado, y debido a que aplaudieron y se regocijaron. Moab es juzgado porque dijo: “La casa de Judá es juzgada como los malvados”. Por lo tanto, Dios los entregará a los hombres del este. Edom es juzgado porque tomó venganza contra la casa de Judá. Dios ejecutará una gran venganza contra ellos. Filistea es juzgada porque fue vengativa; por eso Dios les tratará a ellos con gran venganza también.

Capítulo 26: Tiro es juzgado por haber dicho que Jerusalén está quebrantada. Dios dijo: “Demolerán los muros de Tiro, y derribarán sus torres; y barreré de ella hasta su polvo, y la dejaré como una peña lisa. Tendedero de redes será en medio del mar” (así es hoy). Dios también declaró: “Te haré descender con los que descienden al sepulcro”.

Capítulo 27: Aquí tenemos la lamentación por Tiro. Por haber dicho: “Yo soy de perfecta hermosura” esa ciudad de comercio será juzgada. “Los mercaderes en los pueblos silbarán contra ti”.

Capítulo 28: El príncipe de Tiro, llamado más sabio que Daniel, estableció su corazón como el corazón de Dios. Es un tipo de Satanás en el jardín del Edén, y es llamado el “querubín protector”. Su corazón se enorgulleció de su belleza, pero los extraños le llevarían al abismo. Se pronuncia juicio sobre Sidón: “En medio de ti seré glorificado; y sabrán que yo soy Jehová”.

Capítulo 29: Faraón, rey de Egipto es descrito como el gran dragón que dice: “El Nilo es mío”. La tierra de Egipto será desolada por lo que Faraón dijo. “Al fin de cuarenta años recogeré a Egipto de entre los pueblos entre los cuales fueren esparcidos […] Y allí serán un reino despreciable”. La tierra de Egipto será despojada por Nabucodonosor.

Capítulo 30: Ezequiel enfatiza de nuevo que la multitud de Egipto cesará por mano de Nabucodonosor. El Señor dice que Él romperá los brazos de Faraón y que no serán sanados; Él esparcirá a los egipcios entre las naciones.

Capítulo 31: Faraón, al igual que la antigua Asiria, bajará hasta las partes más profundas de la tierra. “Asiria era como el cedro del Líbano; las aguas lo hicieron crecer y se encumbró su altura sobre todos los árboles del campo; por tanto, yo lo entregaré por su maldad”, dice el Señor.

Capítulo 32: “Yo extenderé sobre ti mi red con reunión de muchos pueblos […] También Faraón y toda su multitud yacerán entre los incircuncisos con los muertos a espada”, declara el Señor.

Parte III

La restauración prometida a Israel

Capítulo 33: Ezequiel es establecido como vigía [atalaya] para la casa de Israel. Llegan noticias a los cautivos de que la ciudad ha sido derribada. La lengua del profeta es soltada, y ya no está mudo. El pueblo dice que, ya que son muchos, ellos pueden volver a tomar la ciudad; sin embargo, no será así. El pueblo escucha las palabras de Ezequiel como una hermosa canción, pero no quiere obedecer.

Capítulo 34: Se acusa a los pastores de Israel. Ellos no estaban supliendo las necesidades del pueblo, sino que se alimentaban a ellos mismos en lugar de alimentar al rebaño. El Señor declara: “Buscaré a mis ovejas; alimentaré a mi rebaño; levantaré un pastor sobre ellas, a David mi siervo”.

Capítulo 35: Será juzgado el odio perpetuo del monte Seir (Edom) contra Israel. El Señor advierte: “Te juzgaré según tu actitud hacia mi pueblo, y les daré a ellos lo que tú envidias, después de haberte juzgado”.

Capítulo 36: Este capítulo se trata de una gran restauración. Los montes desolados de Israel darán sus ramas. “Haré que sean habitadas las ciudades de Israel de nuevo. Os tomaré de las naciones y os recogeré de todas las tierras y os traeré a vuestro propio país. Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; os daré un corazón nuevo y haré que andéis en mis estatutos. Habitaréis en la tierra el día que os limpie. Esta tierra será como huerto del Edén, y sabrán que yo soy Jehová” dice el Señor.

Capítulo 37: Se le da a Ezequiel la visión de un valle de huesos secos. Dios da la promesa de la restauración: “Yo abro vuestros sepulcros y viviréis y os convertiréis en un poderoso ejército”. Israel y Judá serán hechos un solo palo en la mano de Dios y David será su príncipe para siempre. Dios promete establecer Su Tabernáculo con ellos para siempre.

Capítulo 38: En profecías contraGog y Magog, el Señor dice: “Yo estoy contra ti. En los últimos días yo vendré contra ti, dice el Señor. Cuando mi pueblo more confiadamente te traeré contra ellos y te destruiré delante de los malvados, y seré santificado en ti delante de sus ojos”.

Capítulo 39: En juicio, Gog y Magog caerán, en los montes de Israel. El entierro de Gog y Magog tardará siete meses. El Señor llamará a las aves para que participen del sacrificio del Señor. “Volveré la cautividad de Jacob, y tendré misericordia de toda la casa de Israel”.

Parte IV

La visión del nuevo Templo en el Reino Milenial

Capítulo 40: En el año catorce después de la caída de Jerusalén, Ezequiel es llevado a la tierra de Israel y al Milenio. Se le da mandato de declarar todo lo que ve a la casa de Israel y se le dice que mida el Templo con una caña. Los hijos de Sadoc son los “guardas a cargo”, porque son sacerdotes fieles.

Capítulo 41: Ezequiel es llevado al Templo para seguir midiendo las dimensiones del Templo.

Capítulo 42: Ezequiel es llevado al Atrio exterior para medirlo y se le muestran las vestiduras de los sacerdotes. Hay una separación de 500 cañas alrededor, para separar el santuario del lugar profano.

Capítulo 43: A Ezequiel se le muestra la gloria de Dios que viene del este. Él ve el lugar del trono de Dios, y se le dice que muestre todo esto a la casa de Israel, para que sean avergonzados por sus iniquidades. Se le muestran las medidas del Altar y se le dicen las ordenanzas de la casa. La ley de la casa será santísima.

Capítulo 44: Se le muestra a Ezequiel la puerta del príncipe, la puerta del este. El Señor compara a los hijos fieles de Sadoc, que guardaron la ordenanza de Dios, con los sacerdotes que no lo hicieron por consentir concesiones [transigencias]. Los fieles hijos de Sadoc pueden ministrar al Señor, mientras que los sacerdotes infieles ministran solamente al pueblo, y no a Dios.

Capítulo 45: Se le muestra a Ezequiel la porción de la tierra del Señor, que es para los sacerdotes del Señor. Hay una porción que se le da a los hijos de Israel, una porción para el príncipe, y una porción para las tribus. Se encomienda a los príncipes que no opriman más al pueblo de Dios.

Capítulo 46: El príncipe ofrece sacrificios al Señor. La puerta del Atrio exterior se cierra durante seis días laborables, y se abre solo en el día de reposo. El pueblo que viene desde el norte sale por el sur y los que llegan desde el sur, salen por el norte.

Capítulo 47: Se le muestra a Ezequiel el río que sale del trono de Dios y se le dice que lo mida. Es una fuente abierta para limpieza y sanidad de las naciones. Se mencionan de nuevo las fronteras y las divisiones de la tierra. Se hace provisión para los extranjeros en la tierra.

Capítulo 48: Se le dice a Ezequiel los nombres de las tribus y las divisiones de la tierra. También se le dice el nombre de la ciudad: “EL SEÑOR ESTÁ ALLÍ” (Jehová Sama).

APUNTE HISTÓRICO

Los últimos cinco reyes de Judá

1. Josías 640-609 a.C.

2. Joaz 609 a.C.

3. Joaquín 609-597 a.C.

4. Joacim 597 a.C.

5. Sedequías 597-587 a.C.

Tres profetas mayores

1. JEREMÍAS profetizó desde el año 13 del reino de Josías en Jerusalén hasta que el remanente fue a Egipto.

2. DANIEL profetizó desde el año 605 a.C. (el tercer año del reinado de Joaquín y también el primer año del reinado de Nabucodonosor) hasta la destrucción de Babilonia.

3. EZEQUIEL profetizó en Babilonia por 22 años desde el año 5 del reinado de Joacim.

TEMAS PRINCIPALES

TEMA – CAPÍTULO

1. Los cuatro seres vivientes – 1, 10, 11

2. Su mensaje – 2

3. El ministerio de atalaya – 3, 33

4. La iniquidad y los juicios posteriores sobre Jerusalén – 4, 5

5. El remanente – 6, 8

6. Los profetas necios – 13

7. Los tres hombres justos – 14

8. Jerusalén como la mujer – 16

9. La parábola de las águilas – 17

10. “El alma que pecare, esa morirá” – 18

11. La leona y sus cachorros – 19

12. Los estatutos y los juicios del Señor – 20

13. El rey de Babilonia – 21, 24

14. Las dos mujeres: Ahola y Aholiba – 23

15. Amón, Moab y Edom – 25, 35

16. Tiro – 26

17. Egipto – 29-32

18. Los pastores de Israel – 34

19. La restauración de Israel: el corazón nuevo – 35

20. El valle de los huesos secos – 37

21. Gog y Magog – 38, 39

22. El Templo en el Milenio – 40-48

Parte 1

LAS PROFECÍAS CONTRA JUDÁ E ISRAEL

1:1 – 24:27

1. El llamado y la comisión (1:1 - 3:27)

2. El destino de Jerusalén (4:1 - 11:25)

3. El exilio (12:1-28)

4. La condenación (13:1 - 16:63)

5. Una alegoría (17:1-24)

6. Castigo (18:1 - 19:14)

7. La restauración (20: 1 - 21:32)

8. La acusación (22:1 - 24:27)

EL LLAMADO Y LA COMISIÓN (1:1 – 3:27)

La visión del carro del trono de Dios (1:1 – 2:8)

1:1-3 – “Aconteció en el año treinta, en el mes cuarto, a los cinco días del mes, que estando yo en medio de los cautivos junto al río Quebar, los cielos se abrieron, y vi visiones de Dios. En el quinto año de la deportación del rey Joaquín, a los cinco días del mes, vino palabra de Jehová al sacerdote Ezequiel hijo de Buzi, en la tierra de los caldeos, junto al río Quebar; vino allí sobre él la mano de Jehová”.

Aunque la edad del profeta no se establece explícitamente, debido a la referencia que se hace a treinta años, se asume que Ezequiel tenía esa edad cuando comenzó a profetizar. Asimismo, en el libro frecuentemente se mencionan ciertos años relativos al tiempo de la cautividad del rey Joaquín. El año 30 del profeta coincide con el año 5 de la cautividad del rey Joaquín, lo que habría significado que Ezequiel fue llevado prisionero cuando tenía 25 años.

La profecía fue dada en el río Quebar, que (interpretándolo) significa “un largo tiempo”. Esto es significativo porque gran parte de la intención profética del libro tiene lugar en los últimos tiempos de la Era de la Iglesia y en el Milenio, unos 2500 años después de que Ezequiel recibiera la visión.

Ezequiel poseía:

1. El sentido de santidad del sacerdote.

2. El sentido del profeta acerca del mensaje que le había sido confiado.

3. El sentido de responsabilidad del pastor hacia el pueblo.

Esta visión inaugural puede calcularse específicamente dada el 31 de julio del año 593 a.C.

Los cuatro seres vivientes (1:4-14)

1:4-14 – “Y miré, y he aquí venía del norte un viento tempestuoso, y una gran nube, con un fuego envolvente, y alrededor de él un resplandor, y en medio del fuego algo que parecía como bronce refulgente, y en medio de ella la figura de cuatro seres vivientes. Y esta era su apariencia: había en ellos semejanza de hombre. Cada uno tenía cuatro caras y cuatro alas. Y los pies de ellos eran derechos, y la planta de sus pies como planta de pie de becerro; y centelleaban a manera de bronce muy bruñido. Debajo de sus alas, a sus cuatro lados, tenían manos de hombre; y sus caras y sus alas por los cuatro lados. Con las alas se juntaban el uno al otro. No se volvían cuando andaban, sino que cada uno caminaba derecho hacia delante. Y el aspecto de sus caras era cara de hombre, y cara de león al lado derecho de los cuatro, y cara de buey a la izquierda en los cuatro; asimismo había en los cuatro cara de águila. Así eran sus caras. Y tenían sus alas extendidas por encima, cada uno dos, las cuales se juntaban; y las otras dos cubrían sus cuerpos. Y cada uno caminaba derecho, hacia delante;hacia donde el espíritu les movía que anduviesen, andaban; y cuando andaban, no se volvían. Cuanto a la semejanza de los seres vivientes, su aspecto era como de carbones de fuego encendidos, como visión de hachones encendidos que andaba entre los seres vivientes; y el fuego resplandecía, y del fuego salían relámpagos. Y los seres vivientes corrían y volvían a semejanza de relámpagos”.

Estas criaturas que rodean el trono de Aquel que es el más Santo en las alturas nos fueron presentadas por primera vez en Isaías 6, y también tienen un papel prominente en el libro de Apocalipsis, durante los acontecimientos de los últimos días antes del retorno de Cristo. Apocalipsis 4:7-9 declara: “El primer ser viviente era semejante a un león; el segundo era semejante a un becerro; el tercero tenía rostro como de hombre; y el cuarto era semejante a un águila volando. Y los cuatro seres vivientes tenían cada uno seis alas, y alrededor y por dentro estaban llenos de ojos, y no cesaban día y noche de decir: Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir. Y siempre que aquellos seres vivientes dan gloria y honra y acción de gracias al que está sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos [...]”.

Al estar asociados con el trono de Dios y morar muy cerca de Él, es natural que su habitación estuviera asociada con el fuego, porque nuestro Dios es fuego consumidor. Vemos esto en Deuteronomio 4:24: “Porque Jehová tu Dios es fuego consumidor, Dios celoso”. Hebreos 12:29 dice: “Porque nuestro Dios es fuego consumidor”. Es muy natural que los cuatro seres vivientes moren en medio de las nubes, porque el Señor mismo volverá en las nubes (cf. Dn. 7:13, Mt. 24:30).

Ellos son semejantes al hombre, con la misma forma física, sin embargo, cada uno tiene cuatro caras:

1. La cara de un hombre.

2. La cara de un león en el lado derecho.

3. La cara de un buey en el lado izquierdo.

4. La cara de un águila.

Estas caras revelan su naturaleza y carácter que, a su vez, reflejan la naturaleza y el carácter divinos. Esto se amplía en los cuatro evangelios así:

Mateo presenta a Cristo como el León de la tribu de Judá, o el Rey de reyes.

Marcos presenta a Cristo como el buey, o la ofrenda vicaria hecha a favor de la humanidad. De esta manera, es visto como el Sacerdote de Dios.

Lucas presenta a Cristo como el Hijo del Hombre, que manifiesta la compasión de la Deidad hacia la raza humana caída.

Juan presenta a Cristo como el águila, Aquel que se remonta a las alturas como el Hijo de Dios.

Cada uno tiene cuatro alas, lo que habla de la capacidad de moverse en la dirección que deseen. Los pies de los seres vivientes eran derechos, lo que significa que iban hacia adelante y no se volvían ni a la derecha ni a la izquierda; estaban formados como los pies de un becerro, lo que habla de un caminar de sacrificio y dedicación, y eran como bronce bruñido, al igual que lo eran los pies de Cristo en Apocalipsis 1:15: “Y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas”. Esto nos habla de juicio. Sus cuatro manos de hombre nos hablan de servicio universal a Dios y al hombre y, de nuevo, cuando vuelan van derechos, lo que significa que no se retrasan cuando son enviados por órdenes del Santo.

Dos alas cubren sus cuerpos, indicando un vuelo aerodinámico. Su apariencia era también semejante a carbones encendidos, lo que habla de purificación, pruebas por fuego y santidad. Solamente aquello que soporta el fuego puede permanecer, como leemos en 1 Corintios 3:13: “La obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuegola probará”. Del fuego salían relámpagos, otro aspecto de la naturaleza de Dios, como se ve en Mateo 24:27: “Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida delHijo del Hombre”. Esto nos habla de velocidad de movimiento o rapidez. Las lámparas son el Espíritu de Dios. Apocalipsis 4:5 nos dice: “Ydel trono salían relámpagos y truenos y voces; y delante del trono ardían siete lámparas de fuego, las cuales son los siete espíritus de Dios”.

Las ruedas (1:15-25)

1:15-25 – “Mientras yo miraba los seres vivientes, he aquí una rueda sobre la tierra junto a los seres vivientes, a los cuatro lados. El aspecto de las ruedas y su obra era semejante al color del crisólito. Y las cuatro tenían una misma semejanza; su apariencia y su obra eran como rueda en medio de rueda. Cuando andaban, se movían hacia sus cuatro costados; no se volvían cuando andaban. Y sus aros eran altos y espantosos, y llenos de ojos alrededor en las cuatro. Y cuando los seres vivientes andaban, las ruedas andaban junto a ellos; y cuando los seres vivientes se levantaban de la tierra, las ruedas se levantaban. Hacia donde el espíritu les movía que anduviesen, andaban; hacia donde les movía el espíritu que anduviesen, las ruedas también se levantaban tras ellos; porque el espíritu de los seres vivientes estaba en las ruedas. Cuando ellos andaban, andaban ellas, y cuando ellos se paraban, se paraban ellas; asimismo cuando se levantaban tras ellos; porque el espíritu de los seres vivientes estaba en las ruedas. Y sobre las cabezas de los seres vivientes aparecía una expansión a manera de cristal maravilloso, extendido encima sobre sus cabezas. Y debajo de la expansión las alas de ellos estaban derechas, extendiéndose la una hacia la otra; y cada uno tenía dos alas que cubrían su cuerpo. Y oí el sonido de sus alas cuando andaban, como sonido de muchas aguas, como la voz del Omnipotente, como ruido de un ejército. Cuando se paraban, bajaban sus alas. Y cuando se paraban y bajaban sus alas, se oía una voz de arriba de la expansión que había sobre sus cabezas”.

Uno de los enigmas para nosotros, pobres mortales, al contemplar la visión celestial, es visualizar el concepto de las ruedas asociadas con los seres vivientes. Quizá uno podría comprender mejor las ruedas si se ven desde el punto de vista de un giroscopio, donde estas rotan a medida que avanzan, quizá sobre un eje universal; sin embargo, desde un aspecto espiritual, no es necesario comprender correctamente el movimiento de las ruedas. Lo que ocurre sí es importante ya que esas ruedas en el río estaban llenas de ojos, y esos ojos son los ojos del Señor que recorren de un lugar a otro por toda la Tierra para mostrar Su poder a favor de aquellos cuyo corazón es perfecto para con Él (2 Cr. 16:9).

Así, el Señor mismo podría decir que no hay nada escondido que no será revelado. El espíritu o vida de los seres vivientes estaba en las ruedas, lo que significa que su movimiento estaba sincronizado con el de los seres vivientes. Luego, sobre las cabezas de los seres vivientes había un firmamento [N. del E.: la versión del castellano Reina Valera utiliza la palabra “expansión” en lugar de firmamento] de cristal, asombroso en el sentido de su claridad y pureza; esto se describe también en Apocalipsis 4:6, donde se le llama un mar de vidrio, semejante al cristal.