5,00 €
Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870) fue un poeta y narrador español del Posromanticismo. Aunque en vida ya alcanzó cierta fama, solo después de su muerte y tras la publicación del conjunto de sus escritos obtuvo el prestigio que hoy tiene.
Sus Rimas y Leyendas, un conjunto de poemas y relatos reunidos, constituyen uno de los libros más populares de la literatura hispana.
El Caudillo de las manos rojas es una leyenda oriental de Gustavo Adolfo Bécquer sobre un caudillo llamado Pulo que mata a su hermano por celos y se casa con la mujer que ama. Después del asesinato, sus manos se tiñen de sangre y no se limpian, por lo que debe emprender una peregrinación en busca de ayuda. Esta historia es parte de su colección de leyendas y se distingue por ser una de sus narraciones más extensas y complejas.
La historia se enmarca dentro de la colección de leyendas de Bécquer, caracterizada por abordar temas como el crimen y el castigo, y el poder de lo sobrenatural. Se considera una de las obras más largas y complejas del autor, con influencias orientales.
Das E-Book können Sie in Legimi-Apps oder einer beliebigen App lesen, die das folgende Format unterstützen:
Veröffentlichungsjahr: 2025
SÍMBOLOS y MITOS
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
EL CAUDILLO DE LAS MANOS ROJAS
Tradición india
Edizioni Aurora Boreale
Título: El caudillo de las manos rojas
Autor: Gustavo Adolfo Bécquer
Serie editorial: Símbolos y Mitos
Con introducción de Boris Yousef
Edizioni Aurora Boreale
© 2025 Edizioni Aurora Boreale
Via del Fiordaliso 14 - 59100 Prato - Italia
www.auroraboreale-edizioni.com
INTRODUCCIÓN DEL EDITOR
Gustavo Adolfo Claudio Domínguez Bastida (Sevilla, 17 de Febrero de 1836 - Madrid, 22 de Diciembre de 1870), más conocido como Gustavo Adolfo Bécquer, fue un poeta y narrador español del Posromanticismo. Aunque en vida ya alcanzó cierta fama, solo después de su muerte y tras la publicación del conjunto de sus escritos obtuvo el prestigio que hoy tiene.
Sus Rimas y Leyendas, un conjunto de poemas y relatos reunidos, constituyen uno de los libros más populares de la literatura hispana.
El apellido Bécquer o Bécker era y es bastante común en Alemania y Flandes. Proviene del oficio de "panadero" (en neerlandés bakker y en alemán bäcker). Hacia 1588 el católico Enrique Bécquer se trasladó con sus hijos Miguel y Adam desde la ciudad alemana de Moers, muy disputada durante la Guerra de los Ochenta Años, hasta Sevilla. Miguel y Adam fueron enterrados junto al altar de Santa Justa y Rufina de la Catedral de Sevilla, finalizado con el patrocinio de esta familia en 1622. Miguel adquirió terrenos de cultivo en Tomares y el cortijo de Troya de Utrera, así como casas en Sevilla. Se casó con Catalina Vants, de origen flamenco, y tuvieron como hijo a Guillermo, que fue caballero veinticuatro de Sevilla (equivalente a concejal). Con Guillermo la familia alcanzó su mayor apogeo económico y sus hijos entraron en órdenes militares o consiguieron tener cargos en la Inquisición.
Los Bécquer perdieron estatus social en el siglo XVIII y en las primeras décadas del XIX. Cuando nació Gustavo en 1836, el patrimonio familiar se había diluido al romperse la cadena de mayorazgos y ya no podían vivir de las rentas.
El primer familiar artista fue Juan José Bécquer, grabador activo a finales del siglo XVIII.
El pintor José Domínguez Insausti, padre de Gustavo, tomó el apellido Bécquer de su familia paterna a la hora de firmar sus obras, evocando sus orígenes y el pasado ilustre de su familia. Fue considerado como uno de los pintores sevillanos más destacados de su tiempo. Pintaba cuadros costumbristas y retratos. Muchas de estas obras eran exportadas a Inglaterra o eran compradas por viajeros ingleses. También se dedicó a la docencia, enseñando pintura a Joaquín Domínguez Bécquer, Manuel Cabral Bejarano, Eduardo Cano de la Peña y otros. José alcanzó una buena situación económica gracias a su trabajo como artista. El 25 de enero de 1827 se casó con Joaquina Bastida Vargas, con quien tuvo ocho hijos: Eduardo (en 1828), Estanislao (en 1830), Jorque Félix (en 1832), Valeriano (en 1833), Gustavo Adolfo (en 1836), Ricardo (en fecha desconocida), Alfredo (en fecha desconocida) y José (póstumo, en 1841). De cuidarlos se encargaban tres criadas y un criado. La familia tenía coche, lo cual era un lujo en aquel entonces.
Tanto Gustavo Adolfo como su hermano, el pintor Valeriano Bécquer, adoptaron Bécquer como primer apellido en la firma de sus obras.
Gustavo Adolfo nació en Sevilla el 17 de Febrero de 1836, en la calle Conde de Barajas número 28. Fue bautizado en la parroquia de San Lorenzo. Su madrina fue Manuela Monnehay Moreno, de origen francés. La familia se trasladó a diversos domicilios a lo largo del tiempo. En 1838 se trasladaron al número 27 de la calle del Potro. El padre falleció a los 36 años, el 26 de Enero de 1841, cuando se encontraba en su domicilio de la calle Alcoy número 2, entonces llamada calle Las Cruces. Entonces Gustavo tenía cinco años.
Hay indicios de que Manuela Monnehay ayudó económicamente a su ahijado huérfano. Su padre tenía su vivienda y una perfumería en la Plaza del Duque y ella heredaría estas propiedades en 1849.
En 1841 Gustavo comenzó sus estudios en el Colegio de San Francisco de Paula, que se encontraba también en la Plaza del Duque. El 1 de Marzo de 1846, con diez años, Gustavo Adolfo pasó a estudiar como interno en el Colegio Naval de San Telmo de Sevilla, donde estudiaba su hermano Estanislao desde 1843. En San Telmo, coincidió que entonces era profesor un discípulo del poeta Alberto Lista, Francisco Rodríguez Zapata. También era profesor, concretamente de francés, el italiano Francisco Zoleo.
En San Telmo, Gustavo conoció a su gran amigo y compañero de desvelos literarios Narciso Campillo, huérfano de padre también. Campillo le enseñó a nadar en el Guadalquivir y a manejar la espada. Incluso a edad tan temprana ambos empiezan a escribir juntos, por primera vez, el "espantable y disparatado drama" Los conjurados, que llegó a ser representado en el colegio en una festividad, y luego comenzaron una novela jocosa titulada El bujarrón en el desierto. Una tarde, además, quemaron miles de versos que habían compuesto.
El 27 de Febrero de 1847, los hermanos Bécquer quedaron huérfanos también de madre. En julio de 1847, por Real Orden de Isabel II, cerró el Colegio de San Telmo.
Gustavo y sus hermanos fueron a vivir a casa de su tía materna, María Bastida, casada con Juan Vargas. La casa se encontraba en el número 37 de la Alameda de Hércules. Estanislao se vio libre del servicio militar por tener que mantener a cinco hermanos menores de 16 años y empezó a trabajar en la Junta de Obras del Puerto, dando con su salario sustento a todos ellos. Por aquel entonces su hermano Ricardo había muerto y, poco después, dos hermanos se fueron a Cuba.
Gustavo se acercó a su hermano Valeriano, de quien se había separado mientras estaba en San Telmo. También fue acogido en casa de su madrina Manuela, una mujer que había tenido la oportunidad de viajar y que contaba en su casa con una nutrida biblioteca. En ella, Gustavo pudo leer a los clásicos (Horacio y Shakespeare) y a los contemporáneos (José Zorrilla, Víctor Hugo, Lord Byron, Walter Scott).
En 1848, el joven Gustavo trató de componer un poema en homenaje a Alberto Lista, que había fallecido ese año, pero no llegó a terminarlo.
Por esta etapa, Valeriano y Gustavo pasaron a estar bajo la protección de su pariente,32 Joaquín Domínguez Bécquer. Este era un pintor de éxito que quiso orientarles hacia la pintura. En 1848 Gustavo entró en la Escuela de Bellas Artes, situada entonces en el interior del Museo Provincial. La escuela y el museo estaban dirigidos por Antonio Cabral Bejarano. En 1850 abandonó los estudios en la Escuela, que le parecían rutinarios, y pasó al taller de Joaquín, donde se encontraba su hermano Valeriano desde hacía un par de años. Como Joaquín era pintor del duque de Montpensier su taller estaba en el apeadero del Palacio de San Telmo, donde este vivía desde 1849.
A Gustavo se le daba mejor el dibujo que la pintura. Joaquín llegó a decirle: «Tú no serás nunca un buen pintor, sino un mal literato». Joaquín costeó sus estudios de enseñanza media, entonces llamados de "latinidad", debido al gran peso que tenía el latín en ellos.
Gustavo cursó la enseñanza media en el Colegio de San Diego, probablemente entre 1851 y 1853. Cuando entró, su hermano Valeriano ya se encontraba también allí como alumno. En San Diego, Gustavo volvió a coincidir con los profesores Francisco Rodríguez Zapata y Francisco Zoleo. Este colegio se encontraba en la calle de las Armas, actualmente llamada Alfonso XII.
Se han conservado algunas obras de la adolescencia, la mayor parte en el llamado Libro de cuentas. Este era un libro que el padre utilizaba para llevar la contabilidad de sus clases de pintura. Cuando murió, Gustavo se dedicó a rellenar las páginas y los espacios en blanco con poesías y dibujos. La obra más extensa del Libro de cuentas es una versión del drama Hamlet de Shakespeare.
Hay constancia, a través de su diario, de que Bécquer tuvo sentimientos hacia algunas chicas durante su adolescencia. Por ejemplo, escribió en su diario que al ver a una chica en la inauguración del Puente de Triana el 23 de Febrero de 1852 se sintió atraído por ella y también escribió un poema a una tal "señorita Lenona" ese mismo año, lamentando que se marchase de la ciudad. Sus hermanos mantuvieron relaciones con las hijas de Antonio Cabrera Cortés. Su hermano Estanislao se casó con Adelaida Cabrera, Valeriano fue novio de Nicolasa Cabrera y existe la posibilidad, sostenida por el biógrafo Rafael Montesinos, de que Gustavo hubiese tenido un noviazgo con Julia Cabrera, aunque no hay pruebas de ello.
Según Julio Nombela, con quien el poeta entabló amistad a partir de agosto de 1853, Bécquer era un absoluto aficionado a la ópera italiana y se sabía de memoria numerosas arias de Gaetano Donizetti y Vincenzo Bellini.
En 1853 Bécquer publicó en las revistas sevillanas La Aurora y El Porvenir.
