El fenómeno deportivo en México, 1875-1968 -  - E-Book

El fenómeno deportivo en México, 1875-1968 E-Book

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El presente libro es fruto del trabajo realizado en el seminario de investigación Historia de la Educación Física y los Deportes en México, que desde 2017 inició sus actividades en el Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora. En los nueve capítulos que integran este volumen, se abarca una temporalidad que va del porfiriato a la conclusión del llamado "milagro mexicano". Como su título lo indica, fue nuestra intención presentar una serie de ensayos sobre los temas que trabajamos en las sesiones del seminario, en el cual partimos de una común preocupación historiográfica: mostrar al público general la viabilidad, pertinencia y valía de la historia de la educación física y los deportes en México. Así, esta obra tiene como objetivo fundamental mostrar a la historia de la educación física y los deportes como uno de los medio posibles –tan valioso como la política, las ideas, las mentalidades, la economía, etcétera– para explicar la sociedad mexicana en el tiempo.

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cip instituto mora. biblioteca ernesto de la torre villar

nombres: Garrido Asperó, María José | Hernández Franyuti, Regina

título: El fenómeno deportivo en México, 1875-1968 : ensayos sobre su historia social, cultural y política / María José Garrido Asperó y Regina Hernández Franyuti (coordinadoras).

descripción: Primera edición | Ciudad de México : Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, 2021 serie: Colección Historia. Social y cultural.

palabras clave: México | Deportes | Ejercicio | Políticas públicas | Prensa deportiva | Revistas deportivas | Juegos Centroamericanos | Taekwondo | Futbol (Soccer) | Selección Mexicana de Futbol | Juegos Olímpicos. México (D.F.), 1968 | Caslavzka, Vera, 1942-2016

clasificación: 796 FEN.d | LC GV 557 F4

Imagen de portada: Casasola: Fotógrafo, Deportistas realizan tabla gimnástica en la plaza de la Constitución, Distrito Federal, febrero de 1969. Mediateca inah, Fototeca Nacional, Colección Archivo Casasola, núm de inv. 117976. D. R. Instituto Nacional de Antropología.

Primera edición electrónica, 2021

D. R. © Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis MoraCalle Plaza Valentín Gómez Farías 12, San Juan Mixcoac,03730, Ciudad de MéxicoConozca nuestro catálogo en <www.mora.edu.mx>

ISBN de ePub: 978-607-8793-14-3

Impreso en MéxicoPrinted in Mexico

Índice

Introducción

María José Garrido Asperó

El deporte, la cultura física y la historia. Perspectivas para un encuentro

Álvaro Matute Aguirre †

Cuerpos femeninos, instrumental y espacio para el ejercicio. El gimnasio del Colegio de la Paz, Vizcaínas, 1875-1915

Genevieve Galán Tamés

The Mexican Sportsman: La primera revista deportiva de México

María José Garrido Asperó

Los primeros pasos de las políticas públicas sobre educación física, gimnasia y deporte, 1922-1924

Raúl Nivón Ramírez

La invención de los Juegos Centroamericanos: entre la realpolitik y la esperanza. 1926-1935

Ana Laura de la Torre Saavedra

La Carrera Panamericana y la transformación de la sociedad mexicana en la década de los años cincuenta

Alejandro Avendaño

Desarrollo y llegada del Taekwondo a México

Yuri Lópezgallo e Iván Lópezgallo

Los ratones verdes. La selección mexicana de futbol y los imaginarios sociales sobre la derrota en la prensa deportiva, 1950-1966

Giovanni P. Uriarte

Movimientos sociales y deporte: una aproximación a la historiografía de 1968 a través del estudio de los juegos olímpicos

Axel G. Elías Jiménez

Un instante de inconformidad. la protesta silenciosa de Věra Čáslavzká

Regina Hernández Franyuti

Introducción

El presente libro es fruto del trabajo realizado en el seminario de investigación Historia de la Educación Física y los Deportes en México, que desde 2017 inició sus actividades en el Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora. Este espacio de discusión y reflexión académica surgió del interés mostrado por algunos de sus integrantes, quienes analizábamos de manera individual y aislada –en nuestras instituciones o centros de formación académica– en el pasado deportivo en México. De hecho, no nos conocíamos; y apenas comenzamos a saber unos de otros a través de nuestras publicaciones recientes o porque coincidimos casualmente en congresos y coloquios convocados en torno a otras temáticas historiográficas, en los que colamos la presentación de nuestros temas.

Y es que la historia de la educación física y los deportes eran temas poco o nada apreciados por quienes, apegados a una visión tradicional del quehacer histórico, suponían que poco podían aportar. Es probable que consideraran superficiales nuestros objetos de estudio e incapaces de ofrecer explicaciones que contribuyeran a hacer comprensible el proceso histórico de nuestra sociedad o de vincularse con los grandes temas nacionales y globales. Quizá suponían que estas temáticas ofrecían limitadas posibilidades para satisfacer las razones que legitiman a la historia académica; esto es, conocer el pasado para entender mejor nuestro tiempo, y así asumir como sociedad los retos del presente. Con seguridad desconocían la enorme influencia que la educación física ha tenido desde el siglo xviii, así como el deporte desde el siglo xix en las sociedades, y no habían reflexionado en los múltiples y variados aspectos que vinculan su historia con la sociedad, la política, la economía, la ciencia, la tecnología, el arte y la cultura. Sorprende que, contando con tantos y excelentes historiadores dedicados a la educación en México, la educación física haya sido ignorada del todo.

Se puede afirmar que unas de las actividades que más distinguen al México actual son, sin duda, la incorporación de la educación física y las prácticas deportivas en sus modalidades amateur y profesional en la vida cotidiana de nuestra sociedad, así como la generación de millones de aficionados que siguen los éxitos y fracasos de los equipos y deportistas de alto rendimiento de su elección; además de que gran parte de la población se ve, en mayor o menor medida, envuelta en el amplio universo de intereses políticos, económicos, científicos y culturales que han acompañado a la historia de esas prácticas. Incluso aquellos que no gustan de ellas, pues es evidente que vivimos inmersos en una cultura deportiva que, como sostiene Miguel Esparza, “ha propiciado la creación de todo un sistema que ha producido una moda, un mercado de bienes y servicios, una tradición, una conciencia y un mundo propiamente deportivo”.1 La fuerte presencia de esa cultura se hace contundentemente evidente cuando observamos que más allá de la atmósfera deportiva que nos rodea –vestimenta, anuncios, publicidad, edificaciones monumentales, espacios de recreación y sociabilidad, escándalos, etc.–, los valores en que se sostiene la legitimidad de la educación física y los deportes –construidos desde el siglo xviii– han sido interiorizados, me atrevo a sostener, por toda la población urbana mundial.

La creencia –en el sentido que Ortega y Gasset diera a ese concepto– en la salud física y mental que proporcionan la educación física y la práctica amateur del deporte, así como los beneficios que posee como medio para civilizar y promover en los individuos principios de conducta altamente estimados por la sociedad neoliberal, como son disciplina, constancia y competencia, revelan el significado que esas actividades tienen en nuestra cotidianidad. Esto también se observa en la incorporación del lenguaje propiamente deportivo para expresar otras realidades. Sirva de ejemplo la afirmación reciente que en relación al desempeño de las autoridades federales para contener la epidemia provocada por el virus SARS-CoV-2 y, en particular, sobre el uso de tapabocas expresó un periodista en un diario de circulación nacional, en el cual afirmó: “La verdad de las cosas es que, en esto, el doctor Gatell pierde por goleada.”2 O en el modelo esbelto y fuerte que se exige a los cuerpos para ser considerados hermosos.

El deporte en México es hoy pensado como un ejercicio físico que permite mantener un cuerpo sano y modelar uno estético; es practicado por algunos sectores de la población sin distinciones sociales, económicas, culturales, intelectuales, partidistas, religiosas, de género o edad. Es una actividad que ha provocado que surjan y se consoliden diversos oficios y profesiones, mueve recursos económicos extraordinarios, proporciona diversión y desarrolla importantes sentimientos de pertenencia, orgullo y, en muchas ocasiones, es motivo de gran decepción.

La educación física y el deporte son promovidos –bien o mal, es otro asunto– por el Estado como actividades que favorecen el bienestar físico y emocional de la población, y son valorados como uno de los recursos más importantes con que se cuenta para favorecer el desarrollo integral de la población, reducir los índices de violencia, de consumo de tabaco, alcohol y otras drogas, y los de mortalidad y discapacidad causadas por las enfermedades no transmisibles, las cuales afectan más a la población nacional y generan un alto costo al erario, como la diabetes mellitus, las enfermedades isquémicas del corazón y las enfermedades cerebrovasculares; el sobrepeso y la obesidad, los cuales son dos de los principales factores de riesgo que detonan a las anteriores, y la depresión, que es una de las principales enfermedades que inciden de manera negativa en los años de vida saludable y productiva de la población mexicana.3 Esta valoración positiva respecto a su importancia para mejorar la salud física de la población nacional ha sido resignificada a la luz de los terribles datos estadísticos que demuestran los altos índices de letalidad que la Covid provoca como consecuencia de las comorbilidades asociadas –diabetes, obesidad e hipertensión– en la población nacional.4

Pese a todos los esfuerzos desplegados por el Estado para promover los deportes, hoy se sabe que los resultados no son los deseados. No contamos con deportistas de alto rendimiento en la cantidad y con la calidad deseada para destacar con suficiencia en las diversas competencias internacionales y con ello hacer atractiva su práctica entre la población infantil y adolescente. Lo que es más importante, no hemos conseguido que el deporte amateur y la educación física se incorporen como actividades cotidianas entre la mayor parte de la población mexicana, por lo que esta no ha capitalizado los beneficios que las instancias internacionales y nacionales –como la Organización Mundial de la Salud, la Organización Panamericana de la Salud y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (unicef); la Secretaría de Salud, el Consejo Nacional contra las Adicciones, y la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte– aseguran que esas actividades proporcionan, y que se resumen en la disminución significativa de enfermedades no transmisibles, adicciones, depresión y violencia.

Por la importancia que consideramos tiene el deporte en nuestro país, estamos convencidos de que es tiempo de ofrecer algunas explicaciones históricas sobre su origen, desarrollo, significado y trascendencia, con la intención de que esos conocimientos brinden a la población en general una versión más amena y accesible de nuestra historia y ofrezcan información útil que sirva en el proceso de definición de políticas públicas –deportivas y de salud– para fomentar esas prácticas y así contribuir a que disminuyan los índices de violencia, drogadicción y enfermedades. La resistencia académica presente en instituciones de educación superior ha comenzado a revertirse, gracias al esfuerzo sostenido de los investigadores que desde diversas disciplinas incursionamos en la historia del deporte mexicano. Esperamos que nuestros esfuerzos sirvan también para superar las barreras presentes en las estructuras institucionales de evaluación del desempeño y financiamiento académico.

Con esa conciencia y claridad de intereses fue que, desde 2017, nos propusimos trabajar de manera formal y organizada en el seminario en el cual participa un grupo multidisciplinario de investigadores y estudiantes de diversas instituciones académicas de reconocido prestigio. Tiene como objetivo impulsar las investigaciones acerca de estos temas que han sido poco atendidos por los historiadores y científicos sociales en general; reflexionar en torno a lo que se ha entendido por educación física y deporte moderno –profesional y amateur– como categorías de análisis; ofrecer una interpretación histórica del proceso que siguió México desde el siglo xviii a la fecha, así como sus vínculos y nexos causales y explicativos con otros procesos históricos nacionales y globales –económicos, políticos, sociales, científicos, tecnológicos y culturales– y su difusión a través de la publicación de sus resultados, la docencia y la divulgación.

En dicho seminario nos ocupamos de investigar, interpretar y difundir la historia de la educación física y los deportes, vinculándola causal y explicativamente con los grandes temas que contextualizan y explican el fenómeno deportivo global y nacional. Trabajamos con la libertad de indagar cualquier tema y fomentamos el uso de todo tipo de fuentes. Nos congratulamos en que si bien nos apoyamos en los modelos teóricos socio-históricos anglosajones que incursionaron desde hace décadas en el tema deportivo, hemos podido ubicar especificidades en el proceso mexicano, por lo que proponemos un modelo interpretativo que discuta afirmaciones aceptadas, pero que no siempre correspondan con la realidad documentada observada. También hemos incorporado las más recientes aportaciones francesas. Por todo ello, nos ocupamos también de historiar la educación física, pues, para la “escuela” anglosajona, esta se opone al deporte, por lo que ha sido excluida en sus investigaciones. Como grupo de trabajo entendemos bien las diferencias entre una y otra, pero consideramos que son versiones de un mismo universo. Es también uno de nuestros intereses localizar y reunir las fuentes documentales que por sus características son de difícil acceso, pues no existen archivos ni ramos documentales destinados a los deportes.

Para sumar al tema de las fuentes, hemos construido un archivo oral, para lo cual entrevistamos a atletas, organizadores y espectadores. Realizamos investigaciones individuales y proyectos colectivos. Contamos con la participación de estudiantes de licenciatura y posgrado de diversas instituciones académicas quienes, además, expusieron sus proyectos de tesis. Algunos de ellos ya se graduaron y participan en este proyecto editorial. Los resultados más relevantes al día de hoy han sido la exposición Los Ojos del Mundo Están sobre México. Los Juegos Olímpicos del 68, la organización y participación en algunos cursos formales y de divulgación y, sin duda, este libro, que tiene el objetivo de presentar los resultados de nuestras primeras investigaciones elaboradas como grupo de trabajo.

La preocupación académica por el fenómeno deportivo “moderno”; es decir, el que surgió a finales del siglo xix y se consolidó y difundió mundialmente en el xx, fue primero abordado por la sociología. Aunque fue en 1921 cuando por primera vez apareció una obra titulada Soziologie des sport, del alemán Heinz Risse, fue hasta la segunda mitad del siglo xx cuando surgió la sociología del deporte como subdisciplina de aquella área del conocimiento. Este primer acercamiento al universo deportivo desde la sociología se explica por el interés que mostraron los organizadores del deporte mundial ante los problemas que entonces generaba su práctica, por la violencia que se vivía en algunos de sus eventos y por la creciente popularidad que fue adquiriendo dado su indisoluble vínculo con el mundo del espectáculo y la diversión; por el interés político y económico que particulares y gobiernos mostraron ante él, porque algunos gobernantes lo consideraron símbolo de los progresos o éxitos de una nación, y en especial de la supremacía hegemónica de los sistemas económicos enfrentados durante décadas: capitalismo vs. comunismo. Motivos que condujeron a la reivindicación del deporte como legítimo objeto de investigación.

La consolidación de la sociología del deporte se dio en la década de los años sesenta del siglo xx, cuando se formó la International Committee for the Sociology of Sport (icss), hoy la International Sociology of Sport Association (issa) y se publicó la primera revista enfocada en dar a conocer las investigaciones sobre el tema, la International Reviewof Sport Sociology. Al poco tiempo, la investigación académica sobre el deporte tomó nuevos bríos, al fundarse la North American Society for Sport History y publicarse el Journal of Sport History. Los trabajos pioneros publicados en las décadas de los sesenta y setenta de investigadores sociólogos, antropólogos e historiadores británicos, estadunidenses, alemanes y franceses demostraron que el deporte es un fenómeno histórico, social y cultural complejo, y aportaron un primer cuerpo teórico y conceptual para aproximarse al tema.

Las obras de sociólogos e historiadores como George Magnane, Sociología del deporte (1966); Jean Meynaud, El deporte y la política (análisis de unas relaciones ocultas) (1972); Jean-Marie Brohm, Sociología política del deporte (1976); Pierre Laguillaumie, Deporte y represión (1978); Guttmann Allen, From ritual to record. The nature of modern sports (1978); Lüschen Gunter y Kurt Weis, Sociología del deporte (1979); Elias Norbert y Dunning, Deporte y ocio en el proceso de la civilización (1986), y Dunning Richard D. Mandell, Historia cultural del deporte (1986), entre otras, definieron, desde muy distintas perspectivas, las rutas de la investigación en torno al fenómeno deportivo en México e Hispanoamérica.

En todas estas investigaciones se entendió al deporte como un fenómeno histórico-social, y desde ahí se analizaron las circunstancias socioculturales, políticas y económicas que explican su origen, desarrollo y consolidación, así como las funciones sociales que ha ido cumpliendo a lo largo de dicha evolución. En casi todas las investigaciones se ubica el origen del deporte moderno en la Inglaterra de finales del siglo xviii. Además, se explica que este fenómeno se produjo mediante un proceso de transformación de juegos y pasatiempos tradicionales iniciado por las elites, en el que tuvieron un papel clave las “publics schools” y los “clubs”. En dichos estudios se excluye a la educación física y se establecen las relaciones entre deporte y otros factores históricos que explican la consolidación del deporte a nivel mundial, como la urbanización, la demografía, la industrialización, el sistema capitalista y las formas de organización política de los Estados, quienes tomaron al deporte como medio de propaganda de sus particulares proyectos de nación.

Desde la segunda mitad de la década de los años ochenta se privilegió el análisis desde la historia social y cultural, lo que dio lugar a la publicación de investigaciones que trataron de esclarecer asuntos vinculados con la identidad individual y colectiva, el urbanismo, la clase social, el género, el nacionalismo y el deporte como forma de resistencia social y racial, la política, la cultura, la educación, el mercado, la globalización y los medios de comunicación. Desde la historiografía francesa y los estudios interculturales se ha señalado como medio desde el cual abordar el cuerpo humano y las relaciones de poder, sustentadas en las obras del filósofo Michel Foucault y entre cuyas aportaciones más significativas se encuentran los textos publicados por Georges Vigarello y Richard Holt.

Los estudios sociohistóricos y antropológicos del deporte en América Latina aprendieron de esa tradición anglosajona y se desarrollaron hasta la década de los noventa del siglo pasado. Ha sido generosa y rica su productividad, destacándose las aportaciones en relación al futbol. El caso mexicano también ha sido motivo de los quehaceres de antropólogos y sociólogos. Destacan, por mencionar algunos, los trabajos de Fernando Huerta Rojas, Andrés Fábregas Puig, Miguel Angelotti Pasteur, Miguel Lisbona Guillén, Roger Magazine y Álvaro Fernández Reyes.

También lo ha sido de los filósofos y de especialistas en ciencias de la comunicación. Apenas el año pasado el filósofo Francisco V. Galán Vélez coordinó la publicación del libro La fascinación del deporte: cuerpo, práctica, juego y espectáculo, en el que reúne las aportaciones de filósofos, antropólogos, psicólogos, psicoanalistas, historiadores, politólogos y administradores del deporte. Por lo que los estudios que incluye abordan diversas disciplinas deportivas desde esos campos; analizan el deporte como práctica corporal y como espectáculo, y explican algunas de sus relaciones con la filosofía, la estética, la mística y la espiritualidad. En su introducción, Galán ofrece una interesante reflexión en torno al desprecio académico que el tema del deporte ha tenido y explica por qué configura un mundo simbólico, ritual y de valores.

Samuel Martínez López, maestro en ciencia de la comunicación, experto en deportes y miembro del seminario Historia de la Educación Física y los Deportes en México, ha dedicado buena parte de sus investigaciones y quehaceres docentes a la historia del deporte. Ha diseñado y promovido la divulgación a través de cursos, talleres y conferencias, y ha hecho importantes contribuciones para comprender el fenómeno deportivo como espectáculo, en especial en relación al futbol. Entre los libros coordinados por él y otros investigadores destacan Futbol-espectáculo, cultura y sociedad: una revisión crítica del negocio mundial; Afición futbolística y rivalidades en México: una mirada nacional. Ha publicado diversos artículos como “La sociedad del entretenimiento y su imperativo superyoico del goce”, “El fenómeno de lo lúdico” y “La industria del entretenimiento”.

La historiografía mexicana sobre el deporte en México es muy reciente. Su aparición en el ámbito académico fue tardía en comparación con lo hecho en otros espacios iberoamericanos, en especial España, Brasil y Argentina. Nos hemos ocupado poco y tarde de él, pese a la relevancia que el tema deportivo ha adquirido como legítimo objeto de estudio de diversas disciplinas sociales como la sociología, la antropología, la psicología y la historia en otras regiones del mundo como Estados Unidos, Inglaterra y Francia, además del ya referido espacio iberoamericano, por mencionar algunos donde el estudio académico del deporte profesional y amateur ha generado importantes investigaciones, corrientes y escuelas.

Los primeros acercamientos al tema fueron resultado de las investigaciones de destacados historiadores que se aproximaron a él desde la historia social, de la vida cotidiana, las mentalidades, el universo festivo y lo lúdico, es decir, sin tener propiamente como objeto de investigación al deporte, ni proponer o seguir un marco teórico metodológico que hiciera viable y valiosa su investigación como historia del deporte. Ejemplo de ello son los textos de Moisés González Navarro y Juan Pedro Viqueira Albán. El primero incluyó, en El porfiriato. Vida social, publicado en 1957, un capítulo dedicado a “Los deportes y el ocio”, en el cual mostró que se practicaban patinaje, hípica, polo, frontón, regatas, tenis, atletismo, boxeo, béisbol, rugby, futbol soccer, lucha grecorromana y ciclismo, entre otros. Por su parte, Viqueira Albán, en ¿Relajados o reprimidos? Diversiones públicas y vida social de México durante el Siglo de las Luces (1987), analizó las transformaciones en las diversiones públicas en el siglo xviii a consecuencia de la apropiación que hicieron de ellas las clases populares y los afanes de las autoridades por normar sus comportamientos. Sin proponérselo, abordó la historia de la pelota vasca en la época colonial.

Otras aportaciones útiles para quienes hacemos historia del deporte son el texto de Ricardo Pérez Montfort, “Circo, teatro y variedades. Diversiones en la ciudad de México a fines del porfiriato”, en el que, de manera superficial, menciona algunos de los deportes de que disfrutaba la elite porfirista; los de Fernando Berrojálbiz, “De la pelota vasca al rebote mexicano: una historia olvidada” y “El equipo de futbol Euzkadi, 1937-1939”, en los que ubica a la pelota vasca como un medio identitario de esa comunidad; el artículo publicado por Marta Santillán y Fausta Gantús, en el que, desde la historia del género, analizan la caricatura y los discursos que en la prensa se elaboraron sobre la mujer en los primeros campeonatos femeniles de futbol, y el libro Formando el cuerpo de una nación. El deporte en el México posrevolucionario 1920-1940, coordinado por Débora Dorotinsky y que se presenta como catálogo de la exposición que se exhibió en el año 2012 con el mismo nombre.

Sin duda alguna la obra de Ariel Rodríguez Kuri es la que mayor influencia ha ejercido, por su cantidad y calidad. En 1998 publicó el artículo: “El otro 68: política y estilo en la organización de los juegos olímpicos de la ciudad de México” (1998), al que le siguieron varios más hasta coronar su investigación sobre esos juegos con el libro Museo del Universo. Los juegos olímpicos y el movimiento estudiantil del 68, el cual apenas el año pasado circuló en librerías y bibliotecas. En todos ellos aborda la historia política de México y sus relaciones internacionales, la del deporte y su incidencia en los acontecimientos que acaecieron en ese año. Siendo su interés primordial el de la política, ha profundizado en la historiografía del deporte y ha ocupado con tanta seriedad del tema que, para nuestro beneplácito, cada día se acerca más a los intereses fundamentales de quienes nos asumimos como historiadores del deporte.

A ellos habría que sumar los textos de algunos historiadores anglosajones que también desde otros ámbitos historiográficos incorporaron desde la década de los años ochenta al deporte en México en sus investigaciones como William H. Beezley, Michael P. Costeloe y William Schell jr. El primero publicó, en 1983, el artículo en español “El estilo porfiriano: deportes y diversiones de fin de siglo”, en el que analiza desde la historia social el tema de las diversiones en esa época, señala las condiciones que posibilitaron la práctica del deporte en el régimen porfirista y la influencia que en ese proceso de recepción y adaptación tuvo la comunidad extranjera. Sobre el mismo periodo y con mayor profundidad abundó en “The rise of baseball in Mexico anf the first Valenzuela”, “Bicycles modernization and Mexico” y Judas at the Jockey Club and other episodes of Porfirian Mexico.

En 1993 William Schell jr. publicó el artículo “Lions, Bulls and baseball: Colonel R. C. Pate and modern sports promotion in Mexico”. Aunque cabe subrayar que su aproximación es desde la historia social y se propone indagar sobre la penetración cultural de Estados Unidos en México, actividad en la que Pate destacó como promotor del beisbol. Dedica varias páginas al mismo tema en el libro Integral outsiders. The American colony in Mexico City, 1876-1911, publicado en el año 2001. En 2007, Costeloe publicó el artículo “To bowl a mexican Maiden over: cricket en Mexico 1827-1900”, en el que se ocupa de historiar ese deporte, el cual fue practicado por la comunidad inglesa residente en el país y generó poco atractivo entre los mexicanos. Cabe destacar que, desde entonces a la fecha, son varios investigadores anglosajones los que han abordado los asuntos mexicanos, entre quienes sobresalen Joseph Arbena, Kevin Witherspoon, Claire Brewster y Keith Brewster.

En realidad contamos con muy pocos trabajos académicos mexicanos que desde la disciplina de la historia tengan como objetivo el estudio de la historia del deporte y la educación física; es decir, que además de proponerse hacer una historia de esas prácticas, pretendan hacer del deporte y la educación física un medio para explicar la sociedad y su paso por el tiempo, y que por ello se hayan interesado en profundizar en las problemáticas teóricas, conceptuales y documentales de esta historia y se reconozcan a ellos mismos como historiadores del deporte.

La historiografía mexicana sobre el deporte y la educación física inició con el siglo xxi. Fue hasta entonces cuando una generación de jóvenes historiadores en formación eligieron como línea de investigación la historia del deporte. Es por ello que sus investigaciones de tesis son las que nutren significativamente a este campo de la historia. Encuentro apenas dos casos de investigadores formados como historiadores incorporados a alguna institución académica desde y con el sustento de la cual hemos incursionado en los temas aquí propuestos, César Federico Macías Cervantes y quien esto escribe.

De tal manera que la mayoría de las aportaciones constituían hasta hace muy poco las investigaciones de una nueva generación de jóvenes historiadores no mayores a los 45 años de edad que incursionaron en el tema desde sus investigaciones durante sus estudios de licenciatura y/o posgrado y quienes elaboraron o están ahora redactando sus tesis de maestría o doctorado sobre temas totalmente deportivos. Fueron pioneros Maritza Carreño Martínez, Mónica Lizbeth Chávez González y Gerson Zamora Perusquía. La primera se graduó de la licenciatura en historia con la tesis titulada “Futbol femenil en México, 1969-1971”, en el año 2006. Ella se centra en la reconstrucción histórica de esa selección y con una exhaustiva investigación hemerográfica da cuenta de la formación de las primeras ligas femeninas e instituciones, de los promotores y las jugadoras. Hace un análisis de la tecnología deportiva, las empresas deportivas y reflexiona acerca de cómo fueron percibidas por los hombres del mundo futbolístico y la prensa.

Zamora Perusquía, quien es miembro del seminario, se graduó como licenciado y maestro en historia en el perido 2010-2018, con dos tesis de tema deportivo. En la primera estudió la formación, actividades deportivas y políticas, andanzas y disolución del equipo de futbol Euzkadi, el cual radicó en México entre 1937 y 1939, y que tuvo que recaudar fondos para los vascos durante la guerra civil española y generar simpatías por la causa republicana. En la tesis de maestría realizó una exhaustiva investigación hemerográfica sobre las actividades deportivas presentes en el porfiriato y publicó el artículo “El deporte en la ciudad de México, 1896-1911”.

Mónica Chávez se graduó como maestra en historia en el año 2006 con la tesis titulada “La introducción de la educación física en México: representaciones sobre el género y el cuerpo 1882-1928”, en la cual analizó los procesos de regulación de los comportamientos corporales y las representaciones del cuerpo y el género dentro del proyecto de conformación de una ciudadanía durante el porfiriato y el México posrevolucionario a partir de la introducción de la educación física en la currícula escolar, así como los discursos modernizadores y nacionalistas que le acompañaron. Investigación que dio lugar a la publicación del artículo “Construcción de la nación y el género desde el cuerpo. La educación física en el México posrevolucionario” y el libro Los orígenes de la educación física en México. Reflexiones sobre el cuerpo, el género y la nación, publicado en 2016. Sin duda alguna sus asesores de tesis fueron piezas clave para que esos proyectos de investigación fueran aprobados. Por su apertura merecen reconocimiento los doctores Álvaro Matute Aguirre, Javier Sanchiz Ruiz y Oresta López Pérez.

Yum Kax Vite Ramírez obtuvo el grado de licenciatura en Historia con la tesis “Educación física y mejoramiento racial. El caso de la revista El Maestro Rural. México 1934-1936”, en el año 2015, en la cual analiza la educación física dentro del proyecto que en el México posrevolucionario se echó a andar para transformar y regenerar a los habitantes del país para mejorar la salud, perfeccionar el cuerpo de los mexicanos, desterrar hábitos dañinos y modelar una sociedad más productiva. Da cuenta de cómo esa revista promovía la educación física entre la población rural y campesina, exponiendo los beneficios que su práctica regular aportaba a la salud, enseñaba cómo debían organizarse torneos de basquetbol, futbol y volibol, competencias de atletismo, natación y gimnasia y reportaba los juegos organizados y los desfiles cívico-deportivos.

Juan José Sánchez Bracamontes se graduó como maestro en historia con la tesis “Publicidad y deporte en el México posrevolucionario, 1920-1940”, en 2018, en la cual hace un recuento de las campañas publicitarias acerca de los deportes y de las empresas que se sirvieron de la influencia que empezaba a cobrar el deporte en el país para vender sus productos. También analiza cómo se introdujo la publicidad en los recintos deportivos, los productos comercializados, las casas deportivas, y aborda las ideas culturales que enmarcaron la publicidad de dos deportes de elite, el golf y el tenis.

Otros estudiantes que incursionaron en el tema en sus investigaciones de maestría y doctorado y han elaborado excelentes trabajos sustentados en una más acabada lectura y reflexión de la historiografía deportiva anglosajona, francesa e iberoamericana son: Daniel Efarín Navarro Granados, quien se graduó como maestro en historia en 2017 con la tesis “Españoles contra mexicanos en el futbol de la ciudad de México, 1920-1950”. En ella analiza la rivalidad deportiva en el marco de las identidades nacionales y los contextos internacionales complicados. Sobre el tema publicó el artículo “Escaramuzas españolas en el futbol mexicano. Tensiones ideológicas, identitarias y sociales en la ciudad de México durante la guerra civil”, y actualmente realiza su tesis doctoral sobre el mismo deporte durante las tres primeras décadas del siglo xx.

Veremundo Carrillo Reveles publicó, en su etapa de formación, un reflexivo análisis respecto de la relación que existe entre el futbol, el nacionalismo y la xenofobia, en el artículo “Futbol, nacionalismo y xenofobia en México: debates en la prensa sobre los jugadores extranjeros y naturalizados, 1943-1945”. De igual manera lo es el capítulo de la autoría de Genevieve Galán Taméz “Mens sana in corpore sano. Consideraciones históricas en torno al ejercicio físico y su vínculo con el desarrollo corporal, mental y moral”, el cual integra el libro ya mencionado coordinado por Francisco V. Galán Vélez y quien participa también con un capítulo en este libro. Historiadora que, adscrita ya a una institución académica, prepara un libro sobre las ideas que en torno al cuerpo y el ejercicio imperaron en el siglo xix.

Giovanni Alejandro Pérez Uriarte, miembro del seminario y colaborador en este libro colectivo, obtuvo el grado de maestro en historia el mismo año con la tesis “Nacionalismo y publicidad. La selección mexicana de futbol en los diarios deportivos La Afición y Esto, 1950-1966”, en la cual demuestra cómo y por qué los medios de comunicación impresos reforzaron la idea de la selección de futbol como símbolo nacional, pese a sus continuos fracasos, y cómo estos se ligaron a otros imaginarios sociales de los mexicanos que también se asentaron en el fracaso construidos por el grupo Hiperión. Explica las relaciones entre la prensa y las elites políticas, el crecimiento de la sociedad de consumo y el mundo de la publicidad. Actualmente realiza su tesis doctoral en la cual abordará el proceso que dio lugar a que el futbol organizado se constituyera en un espectáculo deportivo en las décadas de los años treinta y cuarenta del siglo xx. Ha publicado artículos de divulgación como “Los ratones verdes: cobardía, nación y futbol” y “La liga del balompié mexicano: ¿la renovación del negocio?”, y ha participado en el diseño y exposición de algunos cursos sobre la historia del deporte.

Otros brillantes historiadores que realizaron sus investigaciones doctorales sobre temas deportivos y que han seguido trabajando en ellos con gran calidad son Ana Laura de la Torre, Raúl Nivón Ramírez, Axel Elías Jiménez y Miguel Esparza Ontiveros. Ella es comunicóloga y realizó estudios de maestría y doctorado en Historia, elaboró la extraordinaria tesis “La cultura física en la ciudad de México: recreación, internacionalismos y nacionalismos, 1896-1936”, la cual está en proceso de edición. En esta investigación, realizada desde una perspectiva internacional y global, la autora analiza cómo el deporte fue un instrumento utilizado por diversos agentes sociales para crear una base juvenil que apoyara y difundiera proyectos específicos de nación como fueron el cristianismo muscular –impulsado por la ymca–, el olimpismo promovido por Pierre de Coubertin, y el catolicismo social –impulsado por el Vaticano– para recuperar el privilegio de la Iglesia en la vida política, social, económica y cultural. Ha publicado el libro El olimpismo en México: Ideales resucitados en discursos múltiples, 1896-1924, entre otros textos.

En 2016, Raúl Nivón Ramírez, experto también en olimpismo, obtuvo el doctorado en Historia con la tesis “Medios masivos y comunicación de la xix Olimpiada de México, 1968” –se encuentra en proceso editorial–, en la cual aborda el fenómeno comunicativo y narrativo que sucedió en torno a la transmisión televisiva de ese evento; con lo que puso de manifiesto el relevante papel que esos medios, en especial Telesistema Mexicano, desempeñó en la imagen que México quiso transmitir al mundo. Demuestra que fueron los primeros con cobertura total gracias a la adecuación tecnológica y a que contó con una audiencia masiva global, y profundiza en la creación de los contenidos por medio de los cuales México expuso al mundo un discurso universal-nacionalista. Ha publicado diversos artículos sobre el olimpismo como “El Sistema de Comunicación Olímpico. El caso de Londres 2012” y “La mexicana que desafió a la Unión Soviética” y el capítulo del libro colectivo “La participación de la delegación mexicana en los Juegos Olímpicos de Berlín 1936 y su recepción en la prensa oficial alemana”, que también se encuentra en proceso editorial.

Axel Elías Jiménez ha trabajado la historia de los Juegos Olímpicos de México 1968 en sus tesis de licenciatura, maestría y doctorado, entre 2008 y 2018. Ha profundizado en las transformaciones urbanas, la construcción de los recintos deportivos que albergaron esas competencias, en especial el Palacio de los Deportes y la Alberca Olímpica, y ha puesto énfasis en los arquitectos olímpicos. Realizó el doctorado en King’s College London, donde se graduó con la investigación titulada “Everyday Politics and Sports: Citizenship and State Formation during the 19th Olympiad in Mexico City, 1963-1968”, en la que analiza el impacto político de los Juegos Olímpicos de 1968 y vincula la historiografía del movimiento estudiantil con la historia deportiva. Plantea que las campañas de preparación para la olimpiada crearon una cultura visual y sensorial que influyó en la participación política cotidiana de la ciudadanía mexicana. Por este trabajo recibió el Premio Pierre de Coubertin 2018, otorgado por el Comité Internacional. Ha publicado “‘The exact route to achieving success’: Statecraft and the management of third world expectations during the xix Olympiad in Mexico” y “México 1970: futbol y múltiples formas de construcción nacional moderna durante el Mundial de 1970”, entre otros.

Miguel Esparza Ontiveros, quien se ha ocupado del análisis de los deportes modernos y ha extendido sus indagaciones a los gobiernos posrevolucionarios, comparando lo sucedido en México respecto de Estados Unidos, con la intención de comprender cómo esas sociedades concibieron la práctica deportiva, y en particular explicar cómo se nacionalizaron e institucionalizaron. A ello dedicó sus tesis de licenciatura, maestría y doctorado, en las que ha profundizado en el atletismo, beisbol y el boxeo. Ha publicado varios artículos entre los que destacan “Notas para la historia de los deportes en México. El caso del beisbol capitalino, 1910-1920”, “Por la patria y por la raza. El surgimiento del atletismo y el primer maratón en la ciudad de México, 1892-1910” y “La puga por el diamante. La institucionalización del béisbol capitalino, 1920-1930” (2019). Publicó también el libro Historia e historiografía del fútbol mexicano: Una revisión a sus orígenes, debates y controversias.

Por último, refiero los trabajos de quienes hemos podido dedicar nuestro tiempo completo de trabajo al tema, dado que logramos incorporarnos a instituciones académicas desde hace algunas décadas. Desde 2004, César Federico Macías Cervantes publicó, por la Universidad de Guanajuato, varios artículos y capítulos de libro como son: “Ajustes dinámicos posrevolucionarios y la práctica deportiva en el estado de Guanajuato hacia la década de 1940”, “Deporte y Modernidad posrevolucionaria en Irapuato”, “Algunas notas sobre el surgimiento y la consolidación del deporte como actividad laboral en el estado de Guanajuato, México”, “El futbol y el Bajío en la primera mitad del siglo xx” y “¿El clásico del Bajío? Algunas consideraciones históricas sobre una rivalidad social” y, en 2017, el libro La revolución en carne y hueso. Las prácticas deportivas como evidencia del cambio social en México y Guanajuato, 1920-1960.

En ellos ha abordado, con base en una lectura de los textos “clásicos” de la sociología anglosajona, una exhaustiva investigación documental y una reflexión teórica y metodológica de la historia de las prácticas deportivas en ese estado en el siglo xx en el contexto de la historia regional y local, principalmente en el México posrevolucionario. Las ha descrito y analizado en el marco de las políticas federales y regionales en torno a la promoción del deporte. Discute las diferencias habidas entre educación física, deporte y juegos, pero señala los elementos que los enlazan. Reflexiona sobre los planteamientos conceptuales que se tejieron en torno al deporte y a los deportistas, así como para revisar el valor de las figuras deportivas para la identidad social. Da cuenta de la creación de clubes, ligas y equipos, de cómo fue creándose la infraestructura deportiva, la participación de los principales promotores develando las ideas e intereses que guiaron sus acciones, la profesionalización de algunos deportes, y señala la asociación que hubo entre eventos deportivos y festejos cívicos y religiosos.

En este grupo me ubico yo, aunque no pertenezco ya a esa generación de jóvenes. Hace una década decidí incursionar en la historia de la educación física y los deportes y he propuesto en las publicaciones con que cuento que, en mi opinión, y a la luz de la documentación recabada sobre los ejercicios físicos de competencia practicados entre 1758 y 1876, es necesario realizar una constante revisión a las metodologías anglosajonas, pues la realidad mexicana –tal vez iberoamericana– presenta particularidades que no siempre se pueden comprender al amparo de esas propuestas. En mis investigaciones he privilegiado el desarrollo de la educación física y los deportes en relación con los objetivos planteados por las autoridades de gobierno, los proyectos de nación, las relaciones establecidas con la medicina, y he demostrado que, desde el siglo xviii, el interés económico ha sido el principal factor que ha dado lugar a la promoción de esas actividades de parte los individuos particulares a quienes he nombrado empresarios del ejercicio.

En 2009 publiqué, sin mayor reflexión teórica ni conocimientos sobre la historiografía del deporte, el artículo “Dos atletas en México 68” en la revista BiCentenario. El Ayer y Hoy de México, que edita el Instituto Mora, en el cual traté de establecer posibles relaciones entre esos juegos y el movimiento estudiantil, a partir de los testimonios de dos seleccionadas nacionales de voleibol. Afortunadamente, desde entonces la revista ha dado lugar a la publicación de temas deportivos. En los años 2014 y 2016, ya con un claro interés por la historia de la educación física y los deportes, y contando con una buena bibliografía especializada en el tema, publiqué los libros Peloteros, aficionados y chambones.Historia del Juego de Pelota de San Camilo y de la educación física en la ciudad de México, 1758-1823 y Para sanar, fortalecer y embellecer los cuerpos. Historia de la gimnasia en la ciudad de México, 1824-1876. A ellos se suman los artículos “El automovilismo deportivo en México. Sus primeros clubes y competencias (siglo xx)” y “Edecanes en las olimpiadas. La cara propagandística de los Juegos”.

El presente libro está compuesto por nueve capítulos, todos, como ya indiqué, elaborados por algunos de los participantes del seminario, y uno, con el que abrimos, escrito por mi muy querido y respetado doctor Álvaro Matute Aguirre, a quien me acerqué buscando su experta opinión cuando comencé a estar interesada en investigar el pasado deportivo del país. La respuesta favorable de este experto profesor e investigador de la historiografía nacional y universal me hizo vencer los temores originales provocados por la ya mencionada resistencia académica hacía la historia del deporte. En el capítulo titulado “El deporte, la cultura física y la historia. Perspectivas para un encuentro” se recoge la conferencia magistral que nos hizo el honor de impartir en el primer evento académico en el que participamos como organizadores y ponentes Raúl Nivón y yo, y como ponentes otros más de los autores. Sobra decir que sus sabios conocimientos son una invitación general a reflexionar sobre cómo, con qué y para qué es posible una historia de la educación física y los deportes en México.

Este libro abarca una temporalidad que va del porfiriato a la conclusión del llamado “milagro mexicano”, y aunque era lógico estructurarlo en secciones temáticas, las coordinadoras decidimos presentar los textos en orden cronológico. Cada uno, salvo el que inicia, es en realidad un estudio de caso. Como su título indica, fue nuestra intención presentar en este primer ejercicio una serie de ensayos sobre los temas que trabajamos en las sesiones del seminario, en el cual partimos de una común preocupación historiográfica: mostrar a un público general la viabilidad, pertinencia y valía de la historia de la educación física y los deportes en México. Así, el presente volumen tiene como objetivo fundamental mostrar a la historia de la educación física y los deportes como uno de los medio posibles –tan valioso como la política, las ideas, las mentalidades, la economía, etcétera– para explicar a la sociedad mexicana en el tiempo.

A las coordinadoras y al grupo de trabajo que hemos formado el seminario Nos habría encantado ofrecer al lector una interpretación general y acabada del desarrollo del fenómeno deportivo y de la educación física en México entre 1875-1968. Consideramos que lo explorado hasta ahora en los diversos archivos, hemerotecas y bibliotecas consultados, así como los valiosos testimonios recabados a través de la historia oral, nos reafirma nuestras convicciones teóricas y metodológicas. Al mismo tiempo, nos demuestran que requerimos abordar otros espacios territoriales, casos y temáticas, para emprender con certeza una interpretación de esa naturaleza. Por lo pronto, a través de los capítulos que integran este libro planteamos algunos trazos del desarrollo del fenómeno deportivo y la educación física en el México contemporáneo, como son: las ideas y creencias en torno al cuerpo y su cuidado; la institucionalización escolar de actividades físicas y de competencia; el diseño y la creación de políticas públicas enfocadas a su desarrollo; la generación de sentimientos de identidad nacional asociados a los éxitos y fracasos deportivos; la participación de la racionalidad económico-comercial como motor del desarrollo deportivo; los intereses nacionales e internacionales depositados en la creación de instituciones deportivas, y la apropiación del deporte como símbolo de los sistemas político-económicos que prevalecieron en el periodo cronológico que abordamos.

Las ideas y representaciones sobre el cuerpo femenino y sus implicaciones en la educación física del porfiriato es el tema que desarrolla Genevieve Galán Tamés en “Cuerpos femeninos, instrumental y espacios para el ejercicio. El gimnasio del Colegio de la Paz, Vizcaínas, 1875-1915”. En este capítulo se pone de manifiesto la relevancia que tuvo la transformación en torno a las ideas del cuerpo y su cuidado, tanto para el desarrollo de la educación física como para la posterior consolidación del deporte moderno. En “The Mexican Sportsman: la primera revista deportiva de México” analizo el papel que desempeñó la prensa especializada y el interés económico de los propietarios de esas empresas en el proceso de divulgación del deporte a finales del siglo xix. Así, mi texto aborda uno de los aspectos que más han sido señalados en la historiografía del deporte internacional, la eclosión de la prensa especializada y su papel social. Por otro lado, destaco el papel que el interés comercial tuvo para los empresarios editoriales del deporte.

En el capítulo “Los primeros pasos de las políticas públicas sobre educación física, gimnasia y deporte, 1922-1924”, Raúl Nivón Ramírez se ocupa de mostrar la importancia de la educación física en el proyecto educativo de José Vasconcelos, cimiento del proyecto de cultura física del México contemporáneo. En este ensayo se muestran las motivaciones que predominaron en el diseño de políticas e instituciones públicas que, con la intención de educar a la población, mejorar sus cuerpos, modernizar sus hábitos y moldear ciudadanos nacionalistas, se echaron a andar al término de la revolución mexicana.

Por su parte, Ana Laura de la Torre, en su artículo “La invención de los Juegos Centroamericanos: entre la realpolitik y la esperanza, 1926, 1935” ubica la relevancia de los Juegos Centroamericanos en el contexto internacional y demuestra cómo el Comité Olímpico Internacional se sirvió de los países centroamericanos para asegurar su lugar como árbitro rector del deporte internacional. Este interesante texto aborda así aspectos de la construcción internacional de instituciones deportivas y las contextualiza en los procesos mayores de política internacional. En “La Carrera Panamericana y la transformación de la sociedad mexicana en la década de los años cincuenta”, Alejandro Avendaño, de formación sociológica, indaga sobre el automovilismo deportivo y explica los vínculos entre esta disciplina deportiva y la historia de las industrias automotriz, turística y carretera. Avendaño vincula el mundo del deporte con el desarrollo de la economía y la industria.

En el capítulo “Desarrollo y llegada del Taekwondo a México”, Yuri e Iván Lópezgallo abordan la historia de esa especialidad en el país y muestran, como también lo hiciera Ana Laura de la Torre y lo harán Regina Hernández y Axel G. Elías Jiménez, la relevancia del deporte en el sistema internacional. Giovanni Alejandro Pérez Uriarte analiza, en “La selección mexicana de futbol y los imaginarios sociales sobre la derrota en la prensa deportiva, 1950-1966”, la eclosión del futbol como metáfora nacional, y analiza la configuración y reproducción de ciertos tipos de imaginarios construidos a partir de las derrotas de la selección mexicana de futbol durante las copas del mundo y sus relaciones con la llamada “filosofía del mexicano”.

En “Movimientos sociales y deporte: Una aproximación a la historiografía de 1968 a través del estudio de los juegos olímpicos”, Axel G. Elías Jiménez analiza las reflexiones académicas en torno a los factores globales que repercutieron en el movimiento estudiantil y la manera en que se condujo el gobierno frente a estas dinámicas, especialmente en 1968. Hace hincapié en la manera en que los juegos olímpicos de 1968 han sido estudiados como una variable en la intersección de las discusiones globales con las acciones locales. Por último, Regina Hernández, en “Un instante de inconformidad. La protesta silenciosa de Věra Čáslavzká”, explica la tensa situación de la guerra fría que entonces vivía el mundo y la relevancia internacional de la actividad deportiva. Con ese “instante” demuestra el impacto social y político que los Juegos Olímpicos de México tuvieron a nivel internacional.

Cierro esta introducción señalando que El fenómeno deportivo en México, 1875-1968. Ensayos sobre su historia social, cultural y política, pretende mostrar las posibilidades que estas temáticas representan en la actualidad.

María José Garrido Asperó

Notas

1 Miguel Esparza, “Sociedades deportizadas. Una aproximación a la historia del deporte”, EfDeportes. Revista Digital, año 15, núm. 144, mayo, 2010, en https://www.efdeportes.com/efd144/una-aproximacion-a-la-historia-del-deporte.htm. [Consulta: 15 de abril de 2018.]

2 Federico Arreola, “Le faltan al respeto a López-Gatell”, El Universal, 18 de junio de 2020.

3 Véase Programa Nacional de Salud 2007-2012. Por un México sano: construyendo alianzas para una mejor salud. México, Secretaría de Salud, 2007, en http://www1.paho.org/hq/dmdocuments/2010/Politicas_Nacionales_Salud-Mexico_2007-2012.pdf; Encuesta Nacional de Adicciones 2011: Reporte de Alcohol, Tabaco y Drogas, México, Instituto Nacional de Psiquiatría Juan Ramón de la Fuente-Secretaria de Salud, 2012; oms, Recomendaciones mundiales sobre actividad física para la salud, Suiza, oms, 2010, en http://apps.who.int/iris/bitstream/10665/44441/1/9789243599977_spa.pdf; y unicef, Modelo de prevención de la violencia a través del deporte, la cultura y la recreación, s. a., en <http://www.mdgfund.org/sites/default/files/CPBB_GUIA_CRica_Modelo%20Prevencion%20Violencia%20Deporte%20y%20Cultura.pdf.

4 María José Garrido Asperó, “Covid y deporte”, El Universal, 21 de junio de 2020.

El deporte, la cultura física y la historia. Perspectivas para un encuentro*

Álvaro Matute Aguirre †Transcripción: María José Garrido Asperó**

Bueno, debo decir que agradezco mucho a los organizadores de este Foro, a María José Garrido en particular, el poder estar aquí y darles esta plática disfrazada de conferencia magistral. De hecho, es una plática informal con tres, cuatro ideas, que quiero compartir con ustedes. Espero que lo que diga sirva para estimular que los nuevos académicos, los jóvenes que tienen perspectivas para la investigación histórica, le den cabida al trabajo sobre la actividad deportiva y de la cultura física. Se llama “El deporte, la cultura física y la historia. Perspectivas para un encuentro”.

[Primera parte]

Deporte y cultura física, palabras fácilmente asociables cuyo significado nadie desconoce. Por si esto fuera puesto en duda, acudamos al Diccionario de la Real Academia Española en su última versión. Para deporte, la primera acepción dice: “actividad física ejercida como juego o competición cuya práctica supone entrenamiento y sujeción a normas”. La segunda, también de deporte: “recreación, pasatiempo, placer, diversión o ejercicio físico”.1

«Sí, lo es. Todo esto es cierto, pero como definición me parece que no tiene más que una enunciación.»

Por lo que respecta a cultura física, dice: “conjunto de conocimientos sobre gimnasia y deportes y práctica de ellos encaminados al pleno desarrollo de las facultades corporales”.2 Hasta ahí. Un tercer invitado implícito en la primera acepción de deporte es juego. No transcribiré la página y media −página y media, además en letra chiquita, cargada de definiciones−. Me limito sólo a la primera, a saber: “acción y efecto de jugar por entretenimiento”.3 Ahí la dejo, nada más.

Bueno. ¿Valía la pena traer a colación estas definiciones? Si respondieran negativamente me hubiera entonces ahorrado transcribirlas. Creo que debemos partir de la claridad en los conceptos que congregan nuestros intereses. Ahora bien, las definiciones satisfacen, pero dejan mucho contenido fuera de ellas. Hay mucho más que decir de cada palabra. El caso, no obstante, es que las tres se reúnen, ciertamente. La definición de cultura física no hace referencia a juego, pero implica a deporte y este es impensable sin la acción de jugar.

En principio era el juego, podría sentenciar. Estaría de acuerdo conmigo el gran Johan Huizinga, pero realmente quien está de acuerdo con él, soy yo. El siempre citable José Ortega y Gasset especuló acerca del origen deportivo del Estado. En sus ensayos, que son dos, no hace referencia explícita al juego, pero sí a lo que considera deporte.4 Algún descubrimiento arqueológico ocurrido a principios del siglo xx, consistente en una serie de restos humanos masculinos jóvenes, asociados a máscaras y símbolos, permitió echar por tierra la idea de que el Estado tenía su origen en la familia, como lo había establecido el antropólogo Henry Morgan de quien se benefició ampliamente Friedrich Engels y lo divulgó a los cuatro vientos. «Todo mundo en una época leyó a Engels.»

La especulación de Ortega, basada en hallazgos e interpretaciones antropológicas de inicios del siglo pasado, señalan que los hombres jóvenes de las hordas o tribus al rechazar tener relaciones con las mujeres de su propio grupo desarrollaron la práctica de raptar las ajenas, para lo cual crearon ritos e indumentarias propiciatorias. No se trataba sólo de asaltar, sino de hacerlo guiados por una fuerza superior que los impulsara y, detrás de máscaras o pinturas faciales y vestuarios adecuados al caso y, con danzas y cantos, previos a la aventura. Es decir, se hacía bajo el estricto seguimiento de normas, de reglas que permitieran tener buen éxito en la acción. Evidentemente se requería de destreza física por lo que se aduce que quienes lo ejecutaban se encontraban en buena edad y condición. Con esto hubo organización y crecimiento demográfico, bases fundamentales para el origen del Estado.

Más adelante, refiere Ortega, la permanencia ritual con la rememoración de los mitos, los raptos de Helena y de las Sabinas, uno individual y el otro colectivo, fundamentan la costumbre romana de introducir a la recién desposada en brazos al lecho, lo que evoca el que la dama fue tomada de su lugar propio para ser llevada al del marido. Ignoro si la antropología posterior convalida o no los asertos de Ortega y de aquellos en quienes se basó, pero es innegable que los expresa en el lenguaje elegante, rico y persuasivo que caracteriza su obra.

Del adjudicar deportivo a esa acción quedan, pues, dos elementos: las normas y la destreza. Falta el juego. A menos que se urdiera algún tipo de engaño hacia las raptadas o al grupo al que pertenecían.

El mencionado historiador holandés Johan, voy a decir Huizinga −le decíamos Joizinga, que es alemanizar el apellido−. Algún día le pregunté a un ilustre colega holandés cómo se decía. Me dijo algo así como Jezzinga, entonces mejor le decimos Huizinga. Escribió uno de los más lúcidos libros del siglo xx, Homo ludens5 −ese debe ser la Biblia de todos nosotros−, en el que sorprende con su tesis definitoria del ser humano como lúdico antes de todo. Puede decirse que, en ese libro, el autor juega con el juego, al atribuir a la dimensión lúdica el origen y fin de múltiples actividades humanas.

Ortega no incorpora el factor juego en los rituales previos al rapto de mujeres, ya que el ritual como el juego es representación quintaesenciada de algo cotidiano. Huizinga, entre otras muchas cosas, subraya ese factor representativo que da lugar a las artes sin que pierdan su origen lúdico. Uno de los nuestros, Alfredo López Austin,6 subraya el carácter ritual de los juegos practicados en Mesoamérica, que los apartan del entretenimiento que suponen los deportes, pero coinciden con estos en la necesidad de la destreza física de quienes los practican. Distingue claramente de manera contraria a lo dicho por algunos cronistas que los aztecas no contaban con gladiadores a la usanza romana. El famoso tlahuicole luchaba para cumplir con normas rituales no propiamente deportivas. El juego era un complemento establecido por el calendario, efectuado para que el Sol continuara su marcha, como otras actividades en las que igualmente se hacía representación.

Desde luego, el deslinde con respecto a la tradición grecorromana marca la diferencia con las civilizaciones mediterráneas que tras la repetición ritual se secularizaron, si se me acepta el término, y propiciaron la existencia de deportistas, es decir, personas que se distinguieron por sus habilidades físicas para correr, saltar, arrojar objetos lo más lejos posible y finalmente luchar. Los gladiadores eran entrenados de manera concienzuda para que dieran lo mejor de sí en la arena.

«La referencia obvia es, recuerdo, la película de Russell Crowe o, para los de mi edad, la espléndida película de Kirk Douglas [Spartacus], dirigida por Stanley Kubrick.»

El interés actual por la historia del deporte y la cultura física se debe evidentemente al papel que ambas actividades desempeñan en el mundo contemporáneo. De ahí el deslinde que marca López Austin para no considerar como deporte a cierto tipo de juegos rituales, so pena de incurrir en un anacronismo. Lo que vale la pena considerar en ese sentido es la manera paralela, aunque con muchos siglos, incluso milenios de distancia, cómo se ha escindido el juego del ritual para centrarse en el entretenimiento.

«Aquí hago una pausa y a lo mejor al rato Patrick Johansson dice que la cosa es al revés, pero nos esperamos al rato.»

Huizinga establece cómo el deporte ha ido dejando de ser juego en la medida en que se ha ido profesionalizando. Un pasaje significativo de su libro viene a colación, ya muy del final.7

Lo que importa es el tránsito de la diversión momentánea a un sistema organizado de clubes y campeonatos. En cuadros holandeses del siglo xvii vemos hombres jugando al golf, pero nada sabemos de una organización en clubes o de campeonatos organizados. Se comprende que una organización semejante se produzca con mayor facilidad en aquellos juegos en que se enfrentan dos grupos. También este proceso es tan viejo como el mundo. Una aldea compite con otra, [una escuela juega contra otra], un barrio contra otro. Sobre todo, los juegos de pelota entre equipos entrenados, exigen, precisamente equipos duraderos y en este campo es donde aparece la vida deportiva moderna. Que este proceso tuviera su origen en la Inglaterra del siglo xix se puede explicar en cierto modo […]. La autonomía local reforzó el espíritu de solidaridad local. La ausencia de instrucción militar obligatoria favoreció la ocasión y necesidad de los ejercicios corporales libres. En la misma dirección actuaron las formas escolares y también la organización territorial y el paisaje que ofrecían en los commons los más bellos campos de juego.

«Indudable, la lluvia de Inglaterra hace que el pasto sea más verde que en otros lugares: The grass is Greener.»

Y agrega. “El desarrollo del deporte, a partir del último cuarto del siglo xix, nos indica que el juego se concibe cada vez con mayor seriedad. Las reglas se hacen más rigurosas y se elaboran más al detalle […] Con esta creciente sistematización y disciplina del juego se pierde, a la larga, algo de su puro contenido lúdico.”

«Dice algo, afortunadamente.» “Esto se manifiesta en la distinción de los jugadores en profesionales y aficionados. El grupo interesado en el juego separa a un lado a aquellos para los que el juego ya no es un juego y aquellos otros que, a pesar de su gran capacidad, se encuentran por bajo de los auténticos jugadores. La actitud del jugador profesional no es ya la auténtica actitud lúdica.”

«Yo diría salvo honrosas excepciones.» “Pues están ausentes en ella lo espontáneo y lo despreocupado. El deporte se va alejando cada vez más en la sociedad moderna de la pura esfera del juego y se va convirtiendo en un elemento sui generis: ya no es juego y sin embargo tampoco es algo serio”.

«Tomen nota de esto. Tampoco es algo serio. Y aquí hago una transición.»

No es en efecto algo serio en la medida en que no ha perdido la relación con su origen lúdico, aunque haya prescindido de ese carácter. La atribución de no seriedad al deporte propicia el que no se le dé a su práctica, en la función formativa, la dimensión que requiere. Puedes faltar a tu clase de natación, pero cuidado con hacerlo a la de matemáticas. Parece decir cualquier madre en cualquier país. Asimismo, al plantear el seguimiento de una vocación profesional, él o la joven que manifieste su inclinación por convertirse en deportista será severamente cuestionada e invitada, o invitado, a dedicarse a algo serio. Mejor se abogado o contador. Pasa lo mismo con la vocación artística. No en vano el origen de ambas es lúdico.