El Horror en el Cementerio - H.P. Lovecraft - E-Book

El Horror en el Cementerio E-Book

H. P. Lovecraft

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Beschreibung

En el pequeño y supersticioso pueblo de Stillwater, un enterrador local llamado Henry Thorndike se enorgullece excesivamente de sus métodos de embalsamamiento. Cuando un hombre llamado Tom Sprague muere en circunstancias sospechosas, comienzan a suceder acontecimientos inquietantes en torno a su funeral. El horror se intensifica cuando surgen rumores de que alguien podría haber sido enterrado vivo y que algo (o alguien) podría estar tratando de escapar...

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Seitenzahl: 28

Veröffentlichungsjahr: 2025

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El Horror en el Cementerio

H. P. Lovecraft para Hazel Heald

SINOPSIS

En el pequeño y supersticioso pueblo de Stillwater, un enterrador local llamado Henry Thorndike se enorgullece excesivamente de sus métodos de embalsamamiento. Cuando un hombre llamado Tom Sprague muere en circunstancias sospechosas, comienzan a suceder acontecimientos inquietantes en torno a su funeral. El horror se intensifica cuando surgen rumores de que alguien podría haber sido enterrado vivo y que algo (o alguien) podría estar tratando de escapar...

Palabras clave

Sobrenatural, Sospecha, Ciencia loca

AVISO

Este texto es una obra de dominio público y refleja las normas, valores y perspectivas de su época. Algunos lectores pueden encontrar partes de este contenido ofensivas o perturbadoras, dada la evolución de las normas sociales y de nuestra comprensión colectiva de las cuestiones de igualdad, derechos humanos y respeto mutuo. Pedimos a los lectores que se acerquen a este material comprendiendo la época histórica en que fue escrito, reconociendo que puede contener lenguaje, ideas o descripciones incompatibles con las normas éticas y morales actuales.

Los nombres de lenguas extranjeras se conservarán en su forma original, sin traducción.

 

El Horror en el Cementerio

 

Cuando se cierra la carretera estatal a Rutland, los viajeros se ven obligados a tomar la carretera de Stillwater, pasando por Swamp Hollow. El paisaje es magnífico en algunos tramos, pero por alguna razón la ruta ha sido poco transitada durante años. Hay algo deprimente en ella, especialmente cerca de Stillwater. Los automovilistas se sienten sutilmente incómodos por la granja con las contraventanas bien cerradas situada en la loma al norte del pueblo, y por el tonto de barba blanca que merodea por el antiguo cementerio al sur, aparentemente hablando con los ocupantes de algunas de las tumbas.

Ya no queda mucho de Stillwater. La tierra está agotada y la mayoría de la gente se ha trasladado a los pueblos al otro lado del río o a la ciudad más allá de las colinas lejanas. El campanario de la vieja iglesia blanca se ha derrumbado y la mitad de las veinte casas dispersas están vacías y en distintos estados de deterioro. La vida normal solo se encuentra alrededor de la tienda y la gasolinera de Peck, y es aquí donde los curiosos se detienen de vez en cuando para preguntar por la casa cerrada y el idiota que murmura a los muertos.

La mayoría de los curiosos se marchan con un toque de disgusto e inquietud. Encuentran a los holgazanes desaliñados extrañamente desagradables y llenos de insinuaciones sin nombre al hablar de los acontecimientos ya pasados que evocan. Hay algo amenazador y portentoso en el tono que utilizan para describir acontecimientos muy corrientes, una tendencia aparentemente injustificada a adoptar un aire furtivo, sugerente y confidencial, y a caer en susurros aterradores en ciertos momentos, lo que perturba insidiosamente al oyente. Los viejos yanquis suelen hablar así, pero en este caso el aspecto melancólico del pueblo medio en ruinas y la naturaleza lúgubre de la historia que se desarrolla dan a estos gestos sombríos y reservados un significado añadido. Uno siente profundamente el horror por excelencia que se esconde detrás del puritano aislado y sus extrañas represiones, lo siente y ansía escapar precipitadamente a un aire más limpio.