El ladrón de croquetas - Pedro Riera - E-Book

El ladrón de croquetas E-Book

Pedro Riera

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Beschreibung

Nunca olvidaré el día que descubrimos que había un ladrón de croquetas entre nosotros. El problema con los ladrones de croquetas es que no son tan fáciles de reconocer como los vampiros o las momias. Y para cuando descubres lo que son, ya es tarde. ¡Tus croquetas están condenadas! Un ladrón de croquetas no se conformará con robarte tus croquetas. Se las comerá delante de ti para causarte el mayor sufrimiento posible.

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Seitenzahl: 26

Veröffentlichungsjahr: 2016

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A mi madre,que me hacía unos bocadillos de croquetasque eran la envidia de todo el colegio.

Pedro Riera

A las croquetas de mi madre,las mejores de este sistema solary seguramentre de otras galaxias cercanas.

Bea Tormo

Edición en formato digital: 2016

© Del texto: Pedro Riera, 2016

© De las ilustraciones: Bea Tormo, 2016

© De esta edición: Grupo Anaya, S. A., 2016

Juan Ignacio Luca de Tena, 15. 28027 Madrid

e-mail: [email protected]

www.anayainfantilyjuvenil.com

ISBN: 978-84-678-6023-8

Está prohibida la reproducción total o parcial de este libro electrónico, su transmisión, su descarga, su descompilación, su tratamiento informático, su almacenamiento o introducción en cualquier sistema de repositorio y recuperación, en cualquier forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, conocido o por inventar, sin el permiso expreso escrito de los titulares del Copyright.

Conversión a formato digital: REGA

Texto de Pedro RieraIlustraciones de Bea Tormo

La Primera Guerra de las Croquetas

Con el dinero que me dejó el Ratoncito Pérez por mi primer diente, me compré una bolsa familiar de croquetas de jamón y queso. Las hice durar cuatro días. Mamá me las freía y yo me las comía a mordisquitos, saboreando cada bocado.

Aquellos fueron los días felices.

Tina aún no había descubierto su pasión por las croquetas y el Enano no había nacido. El Enano es mi hermano pequeño y, aunque le acaban de salir los dientes, no conviene subestimarlo. Es un auténtico salvaje.

Yo vi venir la Primera Guerra de las Croquetas.

Le advertí a mamá que tenía que hacernos más croquetas. Pero ella no me hizo caso.

7

Y, claro, pasó lo que tenía que pasar.

Era una noche normal.

De la cocina nos llegaba el agradable chisporroteodel aceite. Y aquel maravilloso olorcito a croqueta frita.El Enano golpeaba con el tenedor contra la mesa, llenode impaciencia, y emitía unos sonidos gangosos.

Aquel era su estado habitual a la hora de la cena,así que nada nos hizo presentir lo que se disponía a hacer.

En cuanto mamá dejó la fuente encima la mesa, el muy animal se lanzó en plancha sobre las croquetas y empezóa llevárselas a la boca a puñados.

Para cuando reaccionamos, ya era tarde. Había arrasado con todo. Las pocas croquetas que no se consiguió comer estaban despedazadas y aplastadas por el suelo.

¡Fue una escabechina!

Mamá quedó tan preocupada que esa misma nochevino a buscar mi ayuda.

Lo que ha hecho hoy tu hermano con las croquetas es espantoso.

Tú eres el mayor y te admira. ¿Por qué no hablas con ély le explicas lo hermoso quees compartir?

Yo me ocupo.

Y eso es exactamente lo que hice: ¡me ocupé!

Le iba a explicar al Enano lo hermoso que es compartir. Pero en un lenguaje que él pudiera entender.

Mi plan era sencillo, como todos los buenos planes.

Se basaba en una realidad objetiva: por muy salvaje que fuera el Enano, yo seguía siendo mayor que