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El navegante de los mundos es la primera novela fantástica de Javier Parafioriti. Una historia llena de capas y mundos para descubrir. Su personaje central es Argo, que desde temprana edad, posee el peculiar don de viajar por diferentes mundos; usando como nave los libros y el arte. Ya hecho un hombre, emprende un viaje por los rincones de Sudamérica. Habido de aventura, parte con la inocente idea de "encontrarse a si mismo" en el camino. El viaje lo llevará más allá de lo que él jamás soñó, incluso, en sus sueños más salvajes. Encontrará la entrada a Ingard, un mundo extraordinario y oculto para la mayoría de los humanos de la superficie. Descubrirá la existencia de otras civilizaciones desconocidas en las mismísimas entrañas de la tierra. Este viaje vertiginoso lo lleva a derribar sus límites, con el peligro de morir en el camino. Aprenderá en la tierra interna a reconocerse a si mismo. Parafioriti describe cada lugar con sumo detalle, le da al lector todas las herramientas para navegar junto a Argo por el universo de la novela. Suplementa el relato con imágenes de su autoría ilustrando con precisión el viaje por toda Ingard. La novela usa el género fantástico para entregar un mensaje de trascendencia y superación, tomando como inspiración relatos mitológicos marcados a fuego en la memoria de la humanidad.
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Seitenzahl: 521
Veröffentlichungsjahr: 2018
javier lucas parafioriti
El navegante de los mundos
Editorial Autores de Argentina
Parafioriti, Javier Lucas
El navegante de los mundos / Javier Lucas Parafioriti. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2017.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-711-785-1
1. Novelas Fantásticas. 2. Literatura. 3. Narrativa. I. Título.
CDD A863
Editorial Autores de Argentina
www.autoresdeargentina.com
Mail: [email protected]
Diseño de portada: Justo Echeverría
Ilustración de tapa: Favián Villarraga Martínez
Maquetado: Maximiliano Nuttini
Ilustraciones de interior: Javier Lucas Parafioriti
Queda hecho el depósito que establece la LEY 11.723
Impreso en Argentina – Printed in Argentina
Índice
Introducción
Capítulo 1
Donde todo comienza
Lanús, la ciudad indicada
El Laberinto
Una tarde con Salomón
La era de los Mapas
El León
Adultez de Argo
Capítulo 2
Puma Punku, un sitio misterioso en las alturas
Viaje a Perú
Encuentro con Brian
Amazonas, el portal a un mundo oculto
Capítulo 3
Una posibilidad impensada
La ciudad de Jade de los Jotum
Adentrándose en la ciudad de Jade
El Túnel
La pared de agua
El río de lava
Capítulo 4
Se abre un Nuevo Mundo
Llegada al centro
Llegada a Imantia
Charla con Eric
Ecosistema de Ingard
La Historia de los Aesires
Visita a Lyra Dak
La Historia del Hombre y los Aesires
El error de los Jotum
Los Alfen
El camino bifurcado Autora: Lyra Dak
Destrucción del mundo de la superficie
La Gran Biblioteca
Encontrando el texto de Caín
Explicación de la Tierra Interna y Expansiva
Calibrage de Tinti
Capítulo 5
Hacia Nuevas Tierras
La ciudad de los puertos
Viaje a Lagash
La Habitación de los Símbolos
El Vegvisir
El Valknut
capítulo 6
Hacia la Tierra del Vacío
Viaje a la Región de Ginum
Entrada a Ginnungagap
La Torre
El Árbol de las Sombras y los Nueve Ñorden
La escritura Rijkshar
Los Magos Rijkshars
Las sombras
Capítulo 7
La importancia de una Runa
Viaje a la casa de Ulrike Brass
El bosque del Otoño Eterno
La casa de Ulrike Brass
La Estela del Legado
Conversación con Ulrike sobre la Runa
Viaje a Gardas
Llegada a Gardas
El Gran Hall
Kasham habla con los Aesires Principales
Las tablas de la Fuente
Ariana y Argo
Kasham y Argo en la pared de Gardas
Capítulo 8
El Cofre de Wot
Hacia Lumar
El Templo de Tinti
Kasham y Argo emprenden el viaje hacia
Las tablas de la Fuente
El Portal
El Cofre de Wot
Leen las Tablas de la Fuente
El espejo en la fuente
Capítulo 9
Se cierra el círculo
Hacia Oriónidas
En la tierra de los Rijkshars
La pirámide blanca
Locación de la Pirámide, ubicarla no será fácil
Protocolo de Calibración de la Esfera
Hacia la Pirámide
Salida de la Pirámide Blanca
Epílogo
El paisaje polar
Una vieja amiga
Agradecimientos
Introducción
Este libro comenzó a escribirse en las arenas del tiempo, su origen está fuera de este mundo y ahora se manifiesta en él. El navegante de los mundos nos guiará por ellos y nos mostrará su intensidad y magnificencia.
Andaremos juntos por un camino que se irá construyendo bajo nuestros pies. Esta novela fantástica comienza mostrando momentos claves de la infancia de Argo, un joven hombre que emprende un camino para encontrarse a sí mismo mediante un viaje que realiza por rincones y ciudades de Sudamérica. En un punto del mismo encuentra la entrada a un universo desconocido tanto para él como para la inmensa mayoría de los habitantes de la Tierra. Esa entrada dará lugar a un tsunami de emociones y aventuras que cambiarán su vida para siempre.
Estos eventos lo transformarán en un hombre rico en todos los aspectos. Lo que va encontrando paso a paso lo transmutará en un ser completamente diferente al que dejó atrás en su Argentina natal. Su camino creará un ida y vuelta entre los mundos ocultos para la mayoría de los seres humanos, mundos que le muestran la inmensa posibilidad de elevarse para vivir más allá de las flores que la sociedad le promete. El camino lo ubica bajo grandes presiones que lo transforman en un diamante o pueden aplastarlo bajo tanta presión. Este personaje aprende a navegar en aguas desconocidas, entre mareas extrañas, entre orillas opuestas, entre la vida y la muerte. Estos polos antagónicos le enseñarán a transitar un camino único que integra todo lo que en él se encuentra. Al navegar estas aguas se transformó en un avezado marinero de mundos capaz de lograr lo aparentemente imposible. Sin más introducción necesaria estamos listos para dar el paso más importante: el primero.
Capítulo 1
Donde todo comienza
Lanús, la ciudad indicada
Este camino comienza en Argentina, al sur de la Capital Federal, exactamente en la ciudad de Lanús a finales del siglo XX. Lanús es una ciudad con barrios de calles rotas repletas de baches, y lomos de burro. Cada bache y pozo parece estar ahí para testear al máximo tus reflejos y atención como piloto. La ciudad tiene unos 70 años, hecha en la mayoría por inmigrantes italianos y españoles, en las primeras décadas del siglo. Actualmente está densamente poblada. Se encuentran además, muchos negocios de todo tipo: escuelas, curtiembres, boliches, talleres metalúrgicos y hasta un club de fútbol de primera, entre otras cosas. Hace setenta años Lanús era puro campo con pocas casas. Ahora está repleta de edificios y complejos de vivienda, llena de coches y líneas de colectivos que van de aquí para allá.
Argo suele ver por su barrio muchos camiones con acoplado llevando contenedores y bienes que viajan a todo el país. Hay tres estaciones de trenes construidas con un estilo inglés, que la conectan con la Capital y otras ciudades de sur.
El padre de Argo siempre le cuenta sobre la vieja ciudad, en donde las calles eran de tierra y su abuelo cultivaba la huerta, lo cual es una costumbre siciliana. Había chatas tiradas por caballos y hasta pasaba el lechero casa por casa. En vez de tomar chocolatada, los niños bebían cascarilla de cacao y todavía no tenían televisión. Era otro tiempo muy diferente al que él habita, un Lanús que solo conoció a través de esas historias. Cada vez que su padre o sus tías le contaban esto, Argo era capaz de viajar en el tiempo, como si realmente caminara por esos lugares que hoy ya no existen.
En esa ciudad vive Argo, de nueve años. Le gusta dibujar y leer. Va a la escuela primaria como cualquier otro chico de su edad. A primera vista es un niño común, pero habita dos mundos; uno de ellos es un secreto que solo él conoce. Lo mantiene en silencio, como un instinto de auto preservación; a pesar de su corta edad sabe que es mejor no hablar de ciertas cosas. Para Argo, Argentina es el país de la aventura. Para vivir allí hay que ser creativo, ya que la normalidad no es la norma. Argo vive con su tía y sus primos. Hace muy pocos días se enteró que su madre había muerto de manera repentina cuando él era recién nacido. De ahí en más se tornó en un niño introvertido, que disfruta de la compañía de la soledad ahora su aliada. La casa en la que vive es bastante ruidosa; mucha gente entrando y saliendo seguido. No hay paz por esas latitudes.
Su familia desciende de italianos y alemanes. A él lo crió la rama italiana que parece salida de una película de Fellini. Para ellos todo es dramático y no saben hablar sin gritar. Más allá de esas peculiaridades, son personas de buen corazón que lo quieren mucho y lo tratan con cariño. Cabe remarcar que cocinan muy rico, sobre todo su abuela y su tía: en dos minutos preparan algo exquisito. La casa es grande y tiene muchos lugares para desaparecer y jugar.
El verano es caluroso en Lanús. Las calles irradian un calor intenso y a veces sofocante.
Uno de esos días soleados, Argo sube a la terraza de su casa para jugar en soledad. Su tía está ocupada cocinando, siempre ataviada haciendo algo por alguien y poco por ella. Argo sube corriendo por las escaleras granates, de grandes escalones que le parecen inmensos, como si fueran hechos para un gigante. Abre la puerta de metal verde que te deja entrar a la terraza. Encontró la llave escondida detrás de un estante de caña que su tía compró. Arriba se ve un tanque de agua despintado por la lluvia y el viento. Las paredes bajas de la terraza están igual que el taque, erosionadas por el viento, el sol y el agua. Hay unos alambres gruesos para colgar la ropa limpia, ahora el tendedero está claro. Juega un rato solo creando sus historias de siempre.
De repente se tira al piso y cierra los ojos. Le gusta jugar a que se carga de energía como una pila con la luz solar. El chiste del juego consiste en ver hasta cuánto aguanta. Con los párpados cerrados comienza a ver el sol, se queda allí quieto por unos instantes, parece que es inmune al calor de la terraza como si estuviera más allá de las altas temperaturas. Luego el tiempo desaparece y no sabe bien si está soñando o está despierto. Tenía los ojos cerrados y lo único que podía ver es un color rojo intenso y el calor penetrante del sol que le calentaba los párpados. Al abrirlos vio la infinidad de los rayos del sol, que inundaban sus pupilas de luz. Quería mantener los ojos abiertos pero le costaba mucho. Entrecerró los párpados varias veces para calibrar la entrada de tanto sol. Los rayos comenzaron a diferenciarse levemente los unos de los otros; unos tiene un color más plateado, otros dorado. Por momentos los rayos magentas se diferencian y se funden con los rayos blancos que unifican a todos. Sus ojos no toleraban tanta luz, pero estaba dispuesto a aclimatarse a los rayos infinitos que quieren ser vistos por él, hay algo dentro suyo que lo desea profundamente. El sol parece estar vivo, siente que le habla con su propio idioma luminoso, por momentos parece pulsar como si en su interior latiera un corazón humano. Hoy percibe su brillo más que de costumbre, como un misterioso halo que lo rodea, que nunca antes percibió. Algo acaba de mutar en su vista y se mete adentro, calibrándose a su nueva visión.
Este momento acaba de cambiar a este niño para siempre; aunque parece algo intrascendente, no lo es. De ahora en adelante, su niñez mental acaba de concluir. Comenzará a realizar acciones que corresponden a un adulto, a un Navegante de los Mundos. Más adelante ya veremos el por qué. Se queda un rato parado frente a uno de sus sitios favoritos y no entiende bien lo que le pasa, ve todo ahora como inmerso en una existencia luminosa. Ve cómo los muebles y las personas emanan luz igual que el sol. Esta visión le perdurara por varios años por venir.
el sol que cambió la visión de argo
Argo tiene lugares en donde jugar y entrar a sus mundos ocultos para sus conocidos. Por suerte hay una habitación en la casa donde, la mayor parte del tiempo, existe la tranquilidad. Ese lugar que Argo llama “la piecita de arriba”. Esa tarde, luego de mirar el sol fue a jugar allí. Es una habitación que la familia usa como una especie de ático. Un lugar caluroso, incluso en invierno. Las paredes son blancas y tiene una ventana con vidrios esmerilados sin cortinas que da al norte; está orientación le provee sol durante todo el día. Su posición alta lo hace el sitio más luminoso de la casa. El piso es de color beige hecho con pequeñas baldosas de cerámica y el lugar está lleno de cosas. Allí guardan objetos viejos que no se usan, como un baúl metálico de aluminio, un escritorio grande de madera, un arbolito de navidad de gran tamaño. Hay cajas de cartón con juguetes rotos, libros y revistas viejas (amarillas por el tiempo). En resumidas cuentas, el lugar es un despelote. El aroma del lugar es una mezcla de papel de libro y polvo. Esa tarde está revolviendo libros viejos que hay dentro del escritorio, en busca de aventura. De pura casualidad toma uno de ellos, que le produce una extraña atracción casi magnética. Siente que lo llama con un ensordecedor silencio. Ve que es un libro antiguo, peculiar, que le llama a gritos su atención. Lo toma con sus manos y empieza a revisarlo. Su tapa es de color verde esmeralda; a pesar de su larga edad no ha perdido su intenso brillo. Se nota lo gastado que está, ya que su cubierta muestra algunas grietas y partes un poco deshilachadas. Tiene una cubierta misteriosa, es de una especie de cuero de serpiente o cocodrilo, de textura escamada y dura. Toca la tapa y parece de piel de verdad. La cubierta del libro es fuerte y sólida. Le llama la atención el olor a libro viejo; sus hojas son marrones por el paso de los años, se puede apreciar que trascendió los avatares del tiempo. Lo más desconcertante es su papel, muy sedoso y fuerte. Lo recorre. Se ven anotaciones en idioma rúnico, algo muy extraño. Ve muchas anotaciones aquí y allá, palabras subrayadas y algunas hojas un poco rotas; se aprecia que este libro fue leído por todo el mundo. Vuelve a la primera página y lee escrito a mano una dedicación con hermosa caligrafía: “A mi hijo querido, con amor Mamá”. Esa frase lo conmovió por su historia personal pero igual continuó leyendo. Siguió recorriendo aleatoriamente, hasta que se detuvo en un capítulo. Comenzó a leer un cuento titulado “Los dos hermanos y la Muerte”. Cuando inició la lectura del libro, comenzó a suscitarse un evento que cambiaría su vida para siempre. El libro que está leyendo comenzó a tornarse literalmente en un libro de agua ¡Sintió que sus manos se mojaban! las gotitas se transformaron en partículas de luz de color dorado y el libro ya no pesaba nada. Cuando esto sucedió el libro se dividió en todas las direcciones y la piecita de arriba se desvaneció frente a sus ojos, generando un vacío blanco. Las partículas de luz comenzaran a plasmar el cuento alrededor suyo, creándolo con inusitada rapidez y claridad. Cuando esto se suscitó, se encontró observando el cuento desde adentro mientras su mente leía en voz alta:
“Los dos hermanos y la Muerte”
En un tiempo lejano, dos hermanos partieron de su hogar cómodo y luminoso llamado “La Tierra de la Luz” hacia otra tierra bien conocida pero no muy querida. Juntos comenzaron a preparar lo necesario para el viaje y guardaron sus herramientas. Al ser hermanos debían compartir la misma valija, esa era una condición. Los dos tenían muchos años, sus largas barbas blancas les llegan a la altura del corazón. A cada uno se les recomendó una tarea diferente, la cual aceptaron. Sin embargo, se les comunicó que al viajar juntos ambas tareas debían ser realizadas, asistiéndose uno al otro. Cada uno dio su palabra de hacer la tarea y hacerla hasta el final.
Este camino es muy raro. Quienes lo transitan comienzan como hombres sabios y, a medida que van llegando al destino, comienzan a rejuvenecer, luego se transforman en niños, hasta que se convierten en bebés. Cuando esto sucede se les asigna una madre para que los crie y los cuide. Al emprender el viaje, uno de ellos decide tomar un camino diferente. El que continuaba se sintió hondamente triste y traicionado al ver como su hermano lo dejaba con toda esa tarea que a uno solo le resultaba pesada. Con gran dolor continuó su camino hasta llegar al final. Debía dirigirse a una aldea que se llama “El campo de las semillas”, situado al sur de la región. Al ir llegando a su destino cayó la noche, una noche despejada de luna llena. A este punto el caminante ya era un niño de unos nueve años. Casi llegando se encontró con una figura imponente que se hallaba en el camino, vestida de rojo escarlata, frente a ella había piedras blancas y piedras negras. Se detuvo y esta le dijo:
—¡Detente o morirás!
El caminante así lo hizo y le preguntó sorprendido:
—¿Qué sucede?
La figura le responde con una voz profunda:
—Mi nombre es Muerte, yo llevo a las almas del mundo al otro lado en mi eterna barca.
El caminante inclinó su cabeza en forma de respeto y se mantuvo en silencio. La muerte continuó diciendo:
—Si quieres llegar a tu destino debes responder con la verdad a mis preguntas.
El caminante volvió a asentir con la cabeza y al instante la Muerte le dijo:
—Dime, caminante: ¿qué son esas piedras blancas y qué son esas piedras negras?
El caminante, con su cuerpo de niño y mente de sabio, le contestó con firmeza:
—Las blancas son las buenas acciones de los hombres y las negras las malas.
La Muerte contenta le dijo:
—Con la verdad respondes, con la verdad respondes. Ahora dime: ¿Con cuántas piedras puedes volver a tu hogar?
El caminante responde con más seguridad:
—No importa cuántas blancas se tengan, lo importante es que no haya ninguna negra.
La Muerte sonrió complacida y le respondió alegremente:
—Con la verdad respondes, caminante, con la verdad respondes. Ya que has contestado a mis preguntas te dejaré pasar. El último tramo del camino es muy peligroso. Caminaré contigo hasta que llegues a tu destino, mientras camines a mi lado no morirás.
El caminante inclino su cabeza mostrando su respeto y le agradeció por su ayuda.
Muerte continuó diciendo al caminante:
—Eres un caminante humilde y valiente, cualidades difíciles de hallar. Pídeme un regalo que te lo daré ya que te lo has ganado.
El caminante pensó por un corto instante, y con seguridad le dijo:
— Ya que es generosa, le agradezco que me dé sabiduría.
La Muerte, más satisfecha aún, le replico:
—Porque me has pedido lo más importante en la vida la conseguirás en abundancia, y cada vez en mayor cantidad. Y ya que no me pediste riquezas materiales, tu sabiduría te las dará igual porque te las mereces en abundancia.
El caminante le agradeció y luego le preguntó:
—¿Por qué le teme tanto la gente?Usted no es una figura terrible.
Muerte le respondió:
—Yo tomo la forma de tus pensamientos, si me temes seré para ti una figura tremenda y atemorizante. Si estás repletos de piedras negras, tu mente amplificará tus temores y malas acciones proyectándolas terriblemente sobre mi y serás conquistado por tus propios miedos. El hombre incapaz de conquistar su tierra prometida es engullido por la fuerza de sus propios fantasmas.
La Muerte caminó con él hasta llegar al pueblo y le dijo:
—Escucha bien, hombre sabio, recuerda que cada vez que camines a mi lado no morirás. Despertarse a la mañana no significa siempre que estés vivo, recuerda esto bien. Muchos hombres despiertan al alba pero permanecen toda la vida dormidos. Suelen decir que Dios ayuda al que madruga, Dios ayuda al que despierta a su vida, allí reside la diferencia. Cuando voy a buscar a los hombres, en su lecho de muerte, la mayoría están llenos de miedos, ya que no se han liberado del peso de sus piedras negras.
La Muerte le contó que estarían por llegar al lago de las madres. Allí iba a ver diferentes rostros femeninos en el reflejo del agua. Él debía elegir qué madre sería la suya. Una vez frente al lago vio tres rostros, el rostro central se veiá nítido, mientras que las otras dos se diluyeron en las gotas de agua. Escogió la suya por ver la profundidad de sus ojos. El caminante, ya siendo un niño muy pequeño, llegó gateando hasta hallarla bajo la luz de la Luna en el campo de las semillas. Su madre lo tomó en brazos, lo miró a los ojos y Lo bendijo con su amor de Madre. En ese instante la Muerte tomó el libro de la Vida y de la Muerte y leyó el nombre de ella. Debía partir juntas en ese mismo momento, dejó que se despidieran, esperó un instante, ella dejó al caminante en el pueblo, su tiempo ya se había cumplido. La Muerte puso dentro la valija del caminante un paño magenta con objetos desconocidos y la dejó a su lado. Luego tomó de la mano a su Madre y la llevó al otro lado donde habitan las almas en su etrena barca. La Muerte vio un brillo especial en él. Dependería de su capacidad de sobrevivir y de la ayuda de su nueva familia.
El caminante era ahora un indefenso bebé llorando en la entrada a la vida. Como todos los seres humanos, dependió del buen corazón de los que lo criaron. Cuidaron su valiosa valija con sus herramientas y objetos mágicos. En ese momento olvidó todo lo que había hecho en el camino hasta ese punto. Olvidó su camino junto a la Muerte, el corto tiempo con su Madre. Lo único que le quedaba era esa valija que le serviría como su mayor pertenencia, su mapa para encontrar sus tesoros.
Lucas Masaya
Al finalizar este cuento, las partes del lugar se separaron de repente, transformándose en partículas de luz, y luego en gotas de agua que volvieron a materializar el libro entre sus doradas manos.
Argo se sintió conmocionado e identificado: días atrás se había enterado lo de su madre y aun tenía las emociones revueltas. El cuento fue un espejo que llenó sus ojos de lágrimas.
Cerró el libro con bronca, lo tiró en el cajón con un azote. Nunca más volvió a leerlo. Sin embargo, esa historia se le quedo grabada a fuego en su memoria universal.
El Laberinto
“La mente humana es un laberinto del cual solo la mente divina encuentra la salida”
Argo tiene ahora 10 años, y continúa siendo un niño introvertido. Dibuja mucho y crea mundos en ilustraciones. Su tía Ivana al ver que lo hace biendecide enviarlo al taller de una escultora que vive a cuatro cuadras de su casa para desarrollar su don.
Cada vez que va caminando a las clases de escultura y dibujo cuenta casa por casa que le parecen una eternidad hasta llegar al taller. A cada una que va cruzando le pone un nombre para divertirse en el camino. Ama ir a clase.
Es el sábado 13 de abril de 1991.Argo atiende a su primera clase de arte a eso de las 14 horas. Está contento, curioso y expectante. En su mente de niño esto es toda una aventura. Por primera vez lo dejaban solo con una extraña y eso, sin saberlo, le parecía raro. Ese día lo recibe Floriana, su profesora, una mujer joven, alta de pelo largo y morocho. Argo se siente seguro con ella. Floriana le propone varias técnicas de dibujo para que elija. Entre todas las posibilidades decide comenzar con una pluma y tinta china.
El taller de Floriana está en la casa de su abuela difunta. Argo siempre percibió que alguien rondaba las habitaciones de la casa como si caminaran de habitación en habitación, pero nunca le dijo nada a su profesora. Sabía que no era bueno comentar esas cosas a la gente, ya que por algún motivo extraño los asusta. A su corta edad sabe que tiene qué contar y qué no a los adultos con respecto a los mundos que él frecuenta.
El taller tiene pisos de pinotea y de mosaicos grises, las puertas son de madera oscura brillante. Las puertas le parecen gigantes, a sus diez años todavía el mundo le parece algo grande, una cuadra es como un kilómetro. Los techos le resultan como bóvedas de catedrales. Hay partes del taller que son muy oscuras y otras muy luminosas. Floriana tiene dos perras policías que cuando lo saludan le saltan y le lamen la cara. Le gustan los perros pero no su baba.
Su primera creación en el taller fue un Laberinto. Al dibujarlo descubrió que tiene la capacidad de crear universos y se inmerse en ellos. Mientras dibuja piensa en los personajes que va a ir creando, siente la temperatura del lugar, los aromas, e inventa música para ambientar la historia. Le encanta hacer eso y en su cabeza se escucha: ¡Esto está buenísimo! Proyecta una película en su mente que alimenta su imaginación. Floriana lo deja solo por un rato para explorar. Está sentado en una silla frente a una mesa de madera que le parece enorme. Cuando queda solo en la sala, la magia vuelve a obrar…
De repente, las hoja que dibuja comienzan a encenderse como un sol de mediodía ¡Su lápiz se transforma en gotitas de luz que comienzan a danzar a su alrededor en forma espiralada! Las gotas lo rodean formando una esfera en torno a su cuerpo. Esta lo transporta dentro del dibujo en un abrir y cerrar de ojos. Una vez dentro de ese nuevo mundo comienza a ver las líneas que dejó con el lápiz. Cerca de él hay un árbol blanco. Ve dos cuervos volando que traen en sus patas una vara blanca del árbol. Cuando vuelan cerca la sueltan y Argo la toma en el aire.
Al tocarla percibe su energía llena de magia. Está caliente y le da cosquillas de electricidad en las manos. Se da cuenta que puede dibujar en tres dimensiones. Comienza a crear el laberinto que tiene en mente, la vara le permite pasar sus ideas a la realidad en el acto. Al diagramar el laberinto decide situar una sola entrada y una sola salida. Atravesando el laberinto había flores, y más allá se hallaba una ciudad mágica de hermosos edificios con altas torres. Parece la mismísima Asgard1 de la cual leyó hace unos días en un libro de historia. La bautizó la ciudad del oro y la luz. Tiene altas paredes de piedra que brillan. Se ven desde lejos altos edificios de roca y cristal. Hay dos torres que sobresalen entre los palacios de la ciudad en la entrada principal. Parecen dos faros de luz, ya que lo iluminan todo; partes de los edificios están bañados en oro y diamantes incrustados. Las dos torres son el orgullo de la ciudad, bellamente erigidas y cuidadas. Hay además piedras preciosas de muchos colores y texturas. Sin embargo, para llegar a la ciudad de la luz se debía sortear el laberinto lleno de monstruos, sombras y criaturas extrañas. Se entra por una gran puerta que mete miedo. Es un lugar frío y oscuro. Las puertas son muy grandes, hechas de metal y madera, parecen que tienen siglos de antigüedad. Se las ven gastadas por los avatares del tiempo, marcadas por armas de todo tipo que no pudieron atravesarlas. Sin embargo, están restauradas con un barniz brillante que cubre la madera, mientras que las partes metálicas figuran pulidas a fondo. En la parte superior del dintel, una cabeza de toro de gran tamaño hecha con piedra que lo mira desde lo alto y mete miedo. La mirada del toro te perfora hasta los huesos. Frente a la enorme puerta hay un soldado espartano con su armadura de bronce compuesta de una pechera, brazaletes y canilleras de metal bruñido. De su cinturón de cuero cuelga su afilado kopis, su espada que parece un cuchillo gigante.
Su casco color dorado muestra mil golpes grabados en batalla, en la coronilla lleva una cresta negra de pelo de caballo, en su mano izquierda porta un gran escudo pesado, duro e impenetrable, decorado con la letra lambda. Tiene colgando de sus hombros una gruesa capa roja que lo abriga del intenso frío. En su mano derecha lleva una sarissa2.
Si pasás sus pruebas, activa un sistema oculto en la cabeza del toro que yace en la parte superior del dintel de entrada. Es la llave que abren las puertas al esotérico laberinto.
Las paredes son de una dura roca, altas y resbaladizas, te sentís un enano entre semejante estructura, es un lugar desafiante, oscuro y negro. El laberinto templa tu espíritu y te prueba paso a paso. En un punto del laberinto había un Mago Negro vestido con una toga de tela gruesa rustica y capucha, tiene unos ojos misterios como el trueno. A su lado hay un árbol grande con una extraña copa de la cual colgaban como especie de telas o harapos de aspecto fantasmagórico y espectral. Esta zona es la más oscura, ambientada con una música barroca que riza la piel. Se escucha una gaita, un violín chillón y un órgano a la distancia pero no se ven a los músicos que la tocan. Es un lugar helado y tétrico.
Luego de pasar todos los estadios, llega a la ciudad de la luz. Se siente feliz como nunca, se siente en casa. Camina por el sendero de entrada y mientras cruza la puerta, las dos torres suenan sus campanas y escucha una mítica música tipo celta que sale de la ciudad. No ve a los músicos, pero la música se escucha por las calles. Argo está extasiado y la gente amable lo saluda. Son gente muy alta. En su camino se encuentra con una hermosa mujer con un vestido blanco de encajes y divinos bordados. Se saludan. Su nombre es Hada. Ella le entrega un esfera dorada perfecta en sus superficie. Tiene calada muchos pétalos y es del tamaño de una nuez. Argo la toma y se la queda mirando. Brilla como el sol, y está llena de belleza. La guarda en su bolso. Luego Hada le da un amuleto que le cuelga de su cuello. La historia termina habitando la ciudad de oro de infinita belleza.
Ese día sentía una fuerza irrefrenable de finalizar el dibujo a toda costa. Debía ser terminado, debía llegar hasta el final sí o sí. Algo en él lo motivaba para acabar su trabajo. Al concluir sintió un gran alivio de haber acabado su pieza. Sin darse cuenta puso una parte suya en su obra. A Floriana le llamó la atención que el niño quisiera terminarla a toda costa, hasta se lo veía obsesionado. Se quedó incluso un rato más para concluirlo. Su creación emanaba una extraña profundidad para un niño de diez años. El dibujo mostraba cualidades muy claras y oscuridades extrañas: partes del Laberinto eran muy tétricas, con imágenes espectrales y temerosas. Sin embargo, la ciudad era un paraíso dorado más allá de las flores. Por primera vez en su vida se sintió que había hecho algo muy importante, aunque no podía quizás ponerlo en palabras, ni explicarlo claramente.
Por primera vez se sintió como un Alquimista que producía oro del plomo de sus traumas. Cuando Argo llegó a su casa sacó el dibujo para mostrárselo a su familia y encontró la esfera dorada que Hada le había entregado. Entendió que esas cosas que le pasan son reales, se quedó duro como la piedra, un momento siniestro en donde lo extraño se torna familiar. Antes que la viera alguien corrió a esconderla. Subió las escaleras granates y guardó asustado la esfera en la piecita de arriba, lejos de todo. Eligió el escritorio de madera tomo el cajón más escondido y la puso allí. Para resguardarlo aun más lo envolvió en un papel para que no vean lo mucho que brilla. Esa esfera no es de este mudo, su perfección lo demuestra. Le suspiró a la esfera unas palabras para mantenerla oculta una de sus formas de hacer magia. Se dio cuenta que lo que vive no solo existe en su creativa cabeza. Como niño no sabe como computar lo que le está pasando. Se dejó el amuleto colgando, que nunca se quita de encima, oculto bajo su ropa.
el laberinto
la esfera que encontró en el laberinto
amuleto de argo
Una tarde con Salomón
Es una tarde soleada y calurosa, otro intenso verano en Lanús. Argo tiene ahora once años y está en el patio de su casa. Por algún extraño motivo se encuentra solo, sus primos salieron a jugar a la calle y su hermana está en un cumpleaños de una amiga, sus tíos duermen la siesta y su padre está en la iglesia. Reina la tranquilidad en la casa y él es el rey. El patio donde se encuentra está pintado de blanco, el piso es de unos mosaicos grises, hechos de piedras blancas y piedras negras. El techo tiene unos paneles verdosos movedizos que dejan colar los rayos de sol al interior. Está sentado en unos de los sillones de caña recubiertos con almohadones verdes decorados líneas y flores ocres. Los pies le quedan colgando por su corta edad, lee la Biblia, como le enseño su Padre. Su Biblia es dorada, con una cruz de malta en la tapa, es un poco pesada y las hojas son muy finitas, con la típica hoja tipo Biblia. Le parece un libro interminable por su grosor. Subraya las partes que lo hacen pensar o que cree que son más importantes.
Está leyendo una de las historias del Rey Salomón, la que cuenta la visita de la Reina de Sabá, una de sus esposas. Ese Rey es uno de sus personajes favoritos de todas las historias que ha leído. En ese momento comenzó a suceder lo que se transformó en lo que es usual para él. La pesada Biblia empieza a transformarse en gotitas de agua dorada. Cuando esto sucede las gotas se esparcen a su alrededor y mutan en partículas de luz que comienzan a rodearlo en una esfera luminosa que lo trasporta hacia la aventura. La luz comienza crear la realidad de lo que él está leyendo. Las partículas comienzan a danzar aleatoriamente hasta plasmar la forma del palacio de la historia alrededor de Argo. Todo el patio se desvanece creando el vacío necesario para que la luz se manifieste.
En segundos, el impactante Palacio de Salomón se materializó frente a sus ojos. Impresionante.
Junto al templo, cerca de la entrada, hay una extraña construcción de broce, compuesta de doce toros. Tres miran al este, tres al sur, tres al oeste y tres al norte. Sobre los toros ve una fuente de bronce llena de agua que sirve a los sacerdotes para hacer sus tareas. Estos toros le parecen rarísimos no entienden que hacen ahí. Puede ver al frente la entrada al Templo con las dos míticas columnas: Jaquín a la diestra y Boaz a su siniestra. Sus formas le recuerdan a una serpiente enrollada a lo largo de un cetro. Las columnas son gigantes, de ocho metros de altura, todavía se materializaban con las gotitas de luz que las iban modelando. Al fin pudo ver su color bronce brillando como el Sol, están rematadas con elaboradas decoraciones de plantas, hojas y flores ornamentales.
Al atravesar las dos columnas percibió que había una membrana semi transparente que retenía su paso. Decidió atravesarla rasgándola. El interior está decorado con placas de cedro traído del Líbano y los techos bañados en oro. Percibe un fuerte aroma a incienso, el lugar rebalsa de opulencia. El Templo es caluroso como la piecita de arriba. Se podía divisar rayos de luz que se colaban por las ventanas (chicas por fuera y grandes por dentro), que evidenciaban el humo del incienso. El piso tenía grandes baldosas unas de color negro, hechas de piedra y otras de color blanco hechas con mármol. Las baldosas estaban intercaladas una de la otra, como si fuera un tablero gigante de ajedrez. Continuó caminando y se le permitió entrar en donde estaba el arca. Las inmensas puertas se abrieron solas para que pasara, se quitó el calzado porque sintió que estaba entrando a suelo sagrado. Percibió que alguien lo estaba mirando desde lo alto, allí vio una caja de oro con dos hermosos querubines situados en la tapa que unían sus alas protegiendo la tapa. Divisó a dos Lammasus3 exquisitamente labrados que flanqueaban el arca. Tienen grabados en sus lomos escritura cuneiforme que no sabe los que dicen. Sus patas son fuertes y musculosas.
En el mismo lugar vio a Salomón solo, durmiendo en el Templo. Esto lo sorprendió. Lo que lo descolocó aun más fue que sobre él hay un fino velo (como de tul), casi transparente que cubre al Rey. Argo podía percibir sonidos prevenientes del velo.
En ese instante los dos enormes Lammasus cobraron vidas, comenzaron a mover sus músculos y patas, agitaron levemente su alas. Este movimiento produjo una perturbación en el aire y Argo sintió una ráfaga de viento que lo impactó en la cara y en el pecho. Dio un paso atrás permaneciendo quieto y expectante. Ambos Lammasus lo miraron fijamente con sus ojos penetrantes, que le enseñaron su color negro brillante. Cuando terminaron de tomar vida comenzaron a hablar al unísono emitiendo unas voces profundas y potentes. Con una pronunciación clara, impecable, y le dijeron:
—¡Se te fue permitido escuchar y ver el sueño de Salomón, levantaremos el velo que lo cubre para que escuches lo que sueña. ¡Presta suprema atención y aprende! ¡Si no lo haces te pisotearemos hasta tornarte en polvo, porque del polvo viene tu cuerpo y al polvo volverá!
Argo sintió una gran responsabilidad que nunca había experimentado. Lo máxima que tenía que hacer hasta el momento era la tarea para la escuela, y ahora debía escuchar las palabras del mismísimo Dios. Además, si no lo hacía terminaría muerto a los pies de los Lammasus, y bien sabía que lo harían sin titubear.
Esas figuras gigantescas son tremendamente poderosas, ya que guardan lo sagrado. Luego de haber dicho esto, los seres mágicos comenzaron a agitar sus pesadas alas generando una corriente que elevó el velo que cubría el sueño del Rey. Con el sonido del viento agitado, Argo comenzó a escuchar los que Dios le decía al Rey dentro del sueño. Allí le otorga un deseo al Rey para que le pida lo que quiera. Salomón le pide sabiduría. El Creador, contento con su petición, le dice que por haber pedido eso no solo obtendrá sabiduría sino que, además, será infinitamente rico.
Una vez que oyó esto, el Templo se transformo en partículas luminosas y estas en, que a su vez se deshicieron en gotitas de luz. Luego todo el edificio volvió al libro.
En un abrir y cerrar de ojos estaba de vuelta sentado en el sillón de mimbre sobre el almohadón grueso de color verde y ocre. La experiencia lo dejo un poco mareado y le llevó una hora recuperar la compostura. Además, cuando volvió hacia mucho calor en el patio. La situación fue mágica en extremo. Había ingresado a un lugar en donde el tiempo y el espacio son maleables como la arcilla. El templo derrochaba belleza y misterio. Lo que más le había llamado la atención era la sabiduría de Salomón; le resultaba fascinante la historia del Rey amado y respetado por su pueblo. Salomón era un cuerno-copia de conocimiento, el cual se plasmaba en su riqueza y bienestar que creaba para sí y su pueblo. Luego de leer la historia, apoyó la Biblia en su regazo, elevó la mirada y sintió una profunda emoción. En la magia e intimidad del momento le pidió a Dios ser sabio, ya que con sabiduría conseguiría sus objetivos, como ser rico de manera correcta, sin molestar a nadie. Fue un instante en donde sitió infinito agradecimiento, supo que creó un momento para aprender algo único y trascendental. Ese momento quedó grabado a fuego en su mente y en su corazón. Tenía 11 años y había acordado en su espíritu su objetivo de vida.
Miró hacia el cielo, a través del techo movedizo del patio, y vio al Rey Sol brillando con un sonido infinito, refulgiendo aún más como brillando encendido de alegría.
Cada vez que Argo vivía este tipo de momentos no se lo decía a nadie. Se sentía en peligro si expresaba sus experiencias. Algo en él le decía que podrían malinterpretarlo; es un niño pero comprende perfectamente que la gente no le creería, incluso otros niños o sus compañeros de escuela. Encontró en el arte una manera de expresar todas esas experiencias que necesitaba contar. Por ese motivo comenzó a dibujar, a hacer esculturas, a crear juegos para sí mismo. Encontró en el arte una manera de canalizar su mensaje. Toda esa creatividad le salvo la vida, ya que semejante situación lo hicieron sentir solo en extremo. Siempre percibió una infinita soledad que lo acompañaba a todos lados sin importar cuanta gente lo rodeara.
La era de los Mapas
Como otras veces en su vida, Argo comienza a dibujar compulsivamente cosas raras, lo que es completamente normal y consistente con lo que él es. Tiene ahora 12 años y nuevamente siente un impulso irrefrenable de dibujar, el mismo sentimiento que cuando creaba el laberinto. Se siente atrapado entre las paredes de su mente, su familia presiona mucho con las reglas religiosas y lo hacen sentir confinado. Ahora su fijación es con los mapas. Necesita ver las cosas desde arriba para encontrar la salida en el laberinto que se encuentra.
Comienza a dibujar mapas con vistas aéreas de islas y archipiélagos. Les asigna nombres exóticos a ciudades, crea puentes, separa por zonas de cultivo, otras de universidades, otras zonas de producción de metales. Está todo pensado y preparado en su mundo, como en una sociedad organizada funcionando a la perfección. Dibuja e imagina otros centros espirituales con templos. Cerca hay unos orangutanes que son los guardianes del templo. Al dibujar sus mapas, viaja mentalmente por islas de clima tropical, de aguas turquesas y azul. Hay arrecifes de coral, y el océano es calmo en esa zona, de corrientes cálidas dibujadas con líneas rojas para ubicarlas en los mapas. Un poco alejado de esas islas hay una que tiene un volcán que expulsa lava de vez en cuando y que hace el agua más caliente. La vegetación es exultante, las plantas son de gran tamaño. La fuerza vital en ellas corre con gran ímpetu, las flores son de colores intensos fucsia, rojos y amarillos. Este es un paraíso al que él puede acceder cada vez que los dibuja, es impresionante lo que un solo lápiz es capaz de hacer.
Estos mares albergan a los delfines azules y a las ballenas purpuras. La presencia de estos animales les muestra a los humanos cuan sanos son los mares según el universo del dibujo.
Solía armar una historia en la cual iba a un templo en las montañas y encontraba un cilindro mágico.
Estos dibujos lo ayudan a escapar de su realidad. La familia tiene problemas, y Argo los percibe. Por eso siempre termina rayando todo, ya que su realidad lo raya a él con los problemas de los otros.
los mapas que argo dibujaba
El León
Argo continúa las clases de dibujo y escultura. Ahora está haciendo la escultura de un León. Tiene 13 años y siempre usa su amuleto, el que le regaló Hada.
Después de la magia que vivió en el templo de Salomón, decidió secretamente usar parte de esa magia en su vida. Los Lammasus fueron lo que más le llamó la atención, y también los leones. Entendió que las esculturas estaban allí para crear una guardia en el templo y quiso hacer lo mismo en un león que comenzó a esculpir. Su león sería su Lammasu.
Lo hizo en cemento, de gran tamaño, parado sobre una fuerte y estable base, y lo patinó de color ocre. Le llevó meses terminarlo y fue un gran desafío para él. El león siempre le infundió un sentido de fuerza, le encantaba la forma felina y poderosa del rey de la selva. Para Argo, el león también simboliza el sol y el poder, lo exultante de la vida. Al terminarlo, lo situó en la entrada de su casa para cuidarla, le imprimió una magia poderosa que solo se puede situar a través del Arte. Paradójicamente, sintió que a este punto ya había terminado una etapa. Este León cuidaría de algunas pistas que él deja para el futuro.
Sigue siendo introvertido y tendremos que avanzar en su historia, para entender qué hizo con todos esos dibujos, esculturas y viajes por los libros de la magia. Ahora debemos avanzar hacia otras etapas de su vida en donde podrá usar lo que escondió durante varias estaciones de su infancia.
Desde niño solía ver todo con un intenso brillo. Todo parecía brillar desde adentro.
Al llegar a la adolescencia se dio cuenta que esa ventana comenzó a cerrarse. Para no perder ese poder, situó toda la luz en ese León, un recordatorio del brillo que debe tener en su vida. El brillo que veía de niño comenzó a desvanecerse cuando cruzó a la adolescencia. Esto sucedió paulatinamente a través de sus años, sin darse cuenta.
Adultez de Argo
Pasaron algunos años, y Argo es ahora un hombre joven. Atrás quedaron esos días de tardes con Salomón, o transitar el laberinto dibujando la ruta segura con tinta china. El león cuida su brillo para cuando necesite sacarlo a relucir, y es momento de hacerlo. Terminó sus estudios secundarios y está en las puertas del nuevo año. Tiene ahora veintiún años. Pasaron las navidades y viven ahora en un nuevo milenio. En 1999 la gente pensó que le mundo se iba a acabar y que las computadoras explotarían. El año nuevo pasó y el mundo sigue andando. Le pareció muy extraño que la gente se tornara tan loca frente a un cambio de milenio. Argo piensa que se exageró un poco.
Continúa haciendo Arte. Sin embargo, decide hacer un alto para viajar a tierras desconocidas, estimulantes y lejanas. Está en un momento de cambio y transformación profunda. Decide seguir sus deseos, conocer mundos nuevos, y piensa viajar solo. Es un buen momento para la aventura, ya que es joven e inexperto. Ideal para una gran aventura, sin amigos ni familia.
Decide ir por Sudamérica. Para eso se preparó un lindo viaje, junto una buena cantidad de dinero que ahorró trabajando. Partirá pronto hacia Perú, su destino favorito. Argo es un tipo que siempre lee toda clase de temas, especialmente arte e historia; continúa la sana tradición de leer. En esas incansables investigaciones descubrió cosas que quiere conocer en persona. Lugares que lo intrigaron y lo convencieron a que vaya a develarlos. Quiere visitar la ciudad de Paracas, en Perú, ya que vio que hay unos cráneos muy extraños que le interesan; parecen salidos de una película. Además quiere ir a Puma Punku, una ciudad misteriosa de Bolivia, cerca del lago Titicaca. Por último quiere adentrarse en la selva Amazónica. Quiere vérselas sin su familia ni amigos, quiere testearse sin esas personas a su alrededor. Se siente ofuscado por los mandatos que ha recibido en su niñez. Sabe que es el momento para conocer parte suya sin ataduras y límites establecidos por otros. Él quiere a su familia, son gente buena, pero la verdad un poco mucho… intensas, digamos, aunque buenos al fin. Lo aman mucho y él lo sabe. Solo quiere, (mejor dicho, necesita) alejarse de ellos por un tiempo. Sabe que es lo correcto para comenzar a fundar su propio ser.
Ha diagramado bien su viaje, piensa mucho en lo que va a hacer y ve que no tiene ningún impedimento: no tiene hijos ni está casado. Ha terminado sus estudios por ese año y puede tomarse el tiempo que quiera para viajar. Juntó el dinero, pero el problema lo ponen sus familiares y amigos. Argo les cuenta su plan de viaje, los cuales no son tomados muy bien por sus conocidos. De hecho, les parecen una locura, comienzan a poner peros y trabas. Sus amigos lo desalientan, le dicen que ir solo es peligroso, que puede morir en la selva. Su familia le dice lo mismo y también lo desanima, argumentando que es una locura. Ponen caras de duda, se cruzan de brazos, sacuden la cabeza. Dicen: “Es peligroso”, “Te pueden matar en el camino”, bla bla bla. Nada peor que un argentino pesimista.
Uno de esos días va a tomar mate a la casa de Ale, un amigo de la secundaria. Es tipo muy cordial e inteligente. Ale estudia farmacia en la universidad de La Plata. Tiene una voz de locutor de radio, como un talento natural. Luego de tomar mate salen a caminar por el barrio bajo el abrigo de las hojas de los árboles. Son las tres de la tarde y el clima es soleado. Argo le cuenta sus problemas, le dice que se quiere ir pero que lo pone mal que su familia lo desaliente tanto. Le cuenta los lugares que quiere conocer. Le dice que está con muchas ganas de ir al Amazonas, lejos de toda civilización. Ale le dice que vaya igual, que no se queme la cabeza. Le comenta que hace poco leyó que en el Amazonas hay unos Chamanes que tienen una bebida que se llama Ayahuasca. Es un brebaje que produce estados de mente expandida, según describe Ale. Le cuenta que le gustaría probar, pero ahora la prioridad es su carrera.
Otros familiares le dicen que espere, que lo haga más adelante. Una de sus tías le dijo que escuchó en el noticiero que muchos turistas que viajaban al Amazonas desaparecían y que los narcotraficantes los mataban para quitarle los órganos y venderlos en el mercado negro. Linda historia para meterle coraje. Otra tía le dice que un vecino que ella conoció fue a la selva y murió atacado por un puma, convirtiéndose en sus almuerzo. Que en el Amazonas hay cocodrilos, boas y todo tipo de animales esperando para comerlo o estrangularle su joven e inexperto cuellito. Lindas historias llenas de inspiración y valentía para viajar a lo desconocido, por lo que Argo comienza a dudar y se replantea su idea.
Pospuso su viaje, y desde que lo hizo hace varios días que tiene el mismo sueño: viaja a una selva junto un nativo, y encuentran una caverna gigante. Entra y camina solo varios días hasta llegar a un río navega de una orilla a la otra. Al cruzarlo hay una serpiente roja que lo acecha, trayendo con ella el calor del infierno. Se ve corriendo escapando de un infierno abrazador. Siempre cuando llega a ese punto se despierta transpirado y exaltado.
Este sueño comienza a repetirse casi todos los días una y otra vez. No puede más, no descansa y comienza a preocuparse, suda por las noches, tiene taquicardia y ya casi no duerme. Trata de entender qué es lo que el sueño le significa. Aunque, todavía no lo ha descifrado. Lo único que siente es un deseo irrefrenable de viajar al Amazonas a toda costa. No entiende nada, toda esta situación le parece una locura.
Como ya sabemos, Argo vive en Argentina, la tierra santa del psicoanálisis. Todos los argentinos creen que son directores técnicos de futbol y psicólogos. Debido al insomnio, decide ir a una psicoanalista que vive dos estaciones de tren de su casa. Se la recomendó una amiga, le dijo que Emilia (la psicoanalista) es muy buena, y la apodan la “orejona”, aparentemente porque sabe escuchar. Consiguió un turno con ella un día de verano. Le otorgó un turno rápido debido al insomnio. El consultorio se encuentra en un barrio tranquilo, poblado de grandes árboles, no muy lejos de la estación de tren. Al ingresar a la casa donde atiende, ve un jardín en la entrada. Se encuentra con una gata barcina que demanda su atención refregándole entre las piernas y maullando. Lleva puesto su “típica camisa rosada y jeans”. Toca el timbre, que suena muy fuerte, y al rato Emilia le abre la puerta. Es una mujer morocha de pelo largo, con botas negras. Lo saluda y lo hace pasar al consultorio. Ambos se sientan en unas sillas que hay en la habitación pintada de lila. Le llama la atención que la psicoanalista tiene un aire acondicionado transportable, equipado con rueditas de color negro y plateado que le apunta solo a ella. Emilia se disculpa diciendo que odia el calor, mientras agita sus palmas hacia su rostro dándose aire. Después del asalto de la gata y la actitud egoísta de su analista, Argo se siente un poco incómodo. Sin embargo, como fue recomendada, decidió darle una chance y también a sí mismo. Al principio miraba las orejas de Emilia, pero no puede verlas porque se las cubre el pelo largo. Quiere saber si son grandes. Finalmente se corre el pelo y ve sus orejas, que son normales. Evidentemente, el apodo “orejona” es una manera de decir de su amiga. Argo es un tipo que no entiende muy bien a este punto las metáforas. Después de la distracción de la gata y las supuestas orejas de Dumbo, comienza realmente la sesión.
Fue al grano, de entrada le contó lo del sueño y el viaje sin vueltas. Emilia lo escuchaba mientras se refrescaba con su aire acondicionado personal. La gata espía la sesión del otro lado de la ventana, mientas rasca el vidrio como exigiendo entrar; lo sigue acosando desde la distancia, parece un felino implacable. Juntos detectan que el sueño no es el problema, sino la espera de no hacer lo que él ya tenía solucionado. Ubican esta cuestión, ya que el sueño apareció después que comenzó a dilatar el viaje. Emilia hablaba algo de que él deje de ser un objeto y pase a ser un sujeto o algo así, lo cual Argo no entendió muy bien. Terminología psicoanalítica. Lo que Emilia trataba de explicarle es que comenzara a fundarse a sí mismo, a ese punto se ve que no la entendió. Pero lo haría pronto. Sin embargo, a pesar de esto, el calor y la gata, la sesión le sirvió para tomar la decisión. Salió del consultorio, y mientras era otra vez acosado por el implacable felino dijo:
—¡Amazonas, allá voy!
Antes de salir de la sesión se levanta una fuerte brisa, y en ese instante un papel se le pega en el pecho traído por la voz del viento. Argo lo toma desconcertado. Era muy extraño: ve que hay dos símbolos bajados de internet. Uno es una especie de estrella de ocho puntas y el otro son un grupo de triángulos. Le llamó poderosamente la atención, no conoce esos signos, pero capturaron su atención poderosamente. Se quedó mirando el papel por unos instantes. Hay una parte que está recortado, como roto a mano. No hay ninguna referencia ni nombre, lo cual alimenta más el misterio. Luego lo dobló y lo guardó dentro de su billetera, la puso en su bolsillo y se dirigió a casa, pensativo sobre lo que había en la misteriosa imagen. Mientras viajaba en el tren sopeso bastante la peculiaridad del papel y de la extrañez del momento.
papel con los extraños signos que el viento le trajo a su pecho
La charla con Emilia le ayudo a vencer el miedo que los otros le querían inyectar como un veneno adormecedor. Él no teme al viaje, incluso se encuentra ansioso y no ve el momento de salir. Ya no escucha los consejos de sus tías atemorizadas por la selva; esos son los miedos de ellas, miedos que no le pertenecen. Entiende que la decisión es suya. Se compra el pasaje, se despide de su familia y sus amigos, iniciando su viaje hacia Bolivia.
Llevó un libro de anotaciones, esa sería su bitácora en donde dibujar y escribir sus impresiones del viaje. En la primera página tiene dos columnas que la adornan. Se compró un mapa de Sudamérica y marcó el itinerario que se propuso recorrer. Decidió colocar el papel que el viento le regaló después de la sesión con Emilia, no había averiguado todavía su significado, pero confiaba que durante su viaje desentrañaría sus mensajes. Decidió abrocharlo para mantenerlo en el libro.
Antes de partir fue a piecita de arriba y la observó con nostalgia. Tantas cosas había vivido en esas cuatro paredes. La luz del sol entraba claramente por la ventana, esa ventana crea un atmosfera única. Abrió el cajón del mueble grande de madera y allí estaba: la esfera que la Hada le había entregado. Estaba con una fina capa de polvo, la sopló y le pasó un trapo haciéndola brillar otra vez. No supo por qué pero lo llevó consigo, como si el mundo dependiera de esto. Pensó dejarla para no ponerla en peligro, pero se sentía un gran peligro si no lo tenía en su poder.
Escribió por primera vez en su bitácora:
“Estos son los lugares que quiero conocer. Primero voy a Salta, luego a Puma Punku a conocer las rarísimas piedras que hay ahí. Después, a Paracas a ver los cráneos raros que vi en las fotos, y luego voy a el Amazonas. Voy a descubrir qué aldea tengo que encontrar.”
MAPA DE SUDAMÉRICA CON EL VIAJE DE ARGO
1 Asgard: Ciudad donde habitan dioses nórdicos, como Odín, Thor y Freya
2 Sarissa: Lanza utilizada por soldados que peleaban en formación de falange, la sarissa se compone de una lanza de unos seis metros de largo. Esta fue una de las armas empleadas por el ejército de Alejandro Magno, sobre las cuales se forjó su vasto imperio.
3 Lammasus: Son escultura mágicas de bronce o piedra tallada. Se sitúan frente a entradas de templos o en un lugar sagrado. Tiene cuerpo de león o toro alados, a veces tienen cabeza de humano y cuerpo de los animales mencionados. También se las reconocen como esfinges o guardianes. Estos Lammasus cuidaban el Arca del templo.
Capítulo 2
Comienza el Gran Viaje
Argo fue al aeropuerto para viajar a Salta, su primer destino. Se despidió de todos y se fue solo a tomar el avión. Se afeitó para la ocasión. Lleva puesta su típica camisa rosada y sus jeans. Una vez a bordo sacó la bitácora, la abrió en la primer página, pasó un instante mirando las nubes a través de la ventana mientras se tocaba su amuleto mágico y escribió lo que le pasaba con su característica letra imprenta:
“¡Acá es donde todo comienza, no sé que me depara este viaje, pero siento por primera vez en mi vida que es algo grande. Estoy viajando en avión, volando entre las nubes, me siento también así, en el aire. Vuelo hacia lo desconocido y se siente fantástico. Me siento como un Vikingo navegando hacia un nuevo mundo, completamente jugado!”
El viaje comenzó en Argentina, voló en dirección al norte, pasó por Salta y desde allí tomó otro avión hasta la Paz. Al llegar viajó en autobús a Tiwanacu, la ciudad más visitada de la zona. Sin embargo, para él no es la de mayor interés; pasó porque le quedaba en el camino. De todos modos le parece muy atractiva.
Puma Punku, un sitio misterioso en las alturas
Cuando terminó de visitar Tiwanacu, un lugareño que se dedica al turismo lo llevó a Puma Punku. Fueron caminando ya que está ahí nomás, a unas seis cuadras de distancia. Caminaron juntos bajo un fuerte sol sin nube alguna.
Puma Punku es un lugar de enorme misterio, que conglomera en su aura un abanico de preguntas sin respuestas, lo que la hace más estimulante para la persona despierta que la visita. Este sitio no es tan conocido por los turistas como lo es Tiwanacu, aunque está muy cerca. Nadie sabe a ciencia cierta qué rayos es ese lugar, quizás por esto le es tan interesante.
El lugareño habla quechua y aimara, le enseño que Puma Punku significa, en lengua aimara, “La puerta del puma”. Este sitio se encuentra en la altura de Bolivia, cerca del gran lago Titicaca, que parece un pequeño mar. En Puma Punku existen unos enormes bloques de roca cortadas con una precisión que hoy día sería difícil de duplicar. El más grande de ellos pesa 132 toneladas, según un cartel explicativo de color verde presente en las cercanías de la antigua construcción.