El Pastor - Dr. Brian J. Bailey - E-Book

El Pastor E-Book

Dr. Brian J. Bailey

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Beschreibung

Uno de los nombres más preciados de nuestro Señor Jesucristo es el Buen Pastor: Aquel que ama, que cuida y protege a Sus ovejas. En este libro alentador, el Dr. Bailey extrae de las Escrituras, y de sus muchos años de experiencia pastoral, y resalta muchas verdades preciosas, anécdotas y consejos prácticos para pastores y líderes en la Iglesia de Jesucristo.

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EL PASTOR

por

Título original: The Pastor

© 2009 Brian J. Bailey

Versión 1.2 en inglés, revisada en 2015.

Título en español:   El Pastor

© 2010 Brian J. Bailey

Versión 2.0 en español revisada en 2023

Diseño de portada:

© 2010 Zion Fellowship, Inc.

Fotografía en la portada:

© Imagen utilizada bajo autorización de istockphoto, Inc.

Todos los derechos reservados.

Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o transmitida en

manera alguna ni por ningún medio, ya sea eléctrico o mecánico, sin permiso por escrito del editor, excepto en el caso de citas breves en artículos o reseñas.

A menos que se indique lo contrario, las citas son tomadas de la Santa Biblia,

versión Reina-Valera © 1960, propiedad de las Sociedades Bíblicas Unidas.

Traducción al castellano: Marian Belmonte, España.

Edición: Carla Borges, Marlene Zacapa

Publicado en formato e-book en 2023

En los Estados Unidos de América.

ISBN versión electrónica (E-book) 1-59665-849-5

Para obtener más información comuníquese a:

Zion Christian Publishers

Un ministerio de Zion Fellowship, Inc

P.O. Box 70

Waverly, NY 14892

Tel: (607) 565-2801

Fax: (607) 565-3329

www.zcpublishers.com

www.zionfellowship.org

RECONOCIMIENTOS

Al equipo de traducción de Belmonte Traductores en España por su colaboración en la traducción de este libro al castellano.

Equipo editorial: Carla Borges, Suzette Erb, Justin Kropf, Sarah Kropf, Raquel Pineda, Rev. David Wallis, y Suzanne Ying.

Queremos dar las gracias a todos ellos porque sin sus muchas horas de ayuda inestimable, este libro no hubiera sido posible. Estamos verdaderamente agradecidos por su diligencia, creatividad y excelencia en la compilación de este libro para la gloria de Dios.

INTRODUCCIÓN

El oficio de pastor es uno de los ministerios clave de la Iglesia. La profesión que está más cerca en la vida secular a la del pastor es la de un pastor de ovejas. Están tan cerca la una de la otra que, en algunos idiomas, las palabras son sinónimas como en el caso del idioma español. Cada creyente nacido de nuevo debería estar bajo el cuidado de uno de los pastores fieles de Dios.

Se le compara al creyente a una oveja, como dice el rey David en Salmos 95:7: “Porque él es nuestro Dios; nosotros el pueblo de su prado, y ovejas de su mano […]”. Isaías declara que todos somos como ovejas que nos hemos descarriado (Is. 53:6). Por tanto, como un pastor cuida, guía y apacienta [alimenta] a las ovejas, también el pastor señalado por Dios debe cuidar, guiar y apacentar al pueblo de Dios.

De hecho, el más grande de todos los reyes de Israel, el rey David, comenzó su vida como un joven que pastoreaba las ovejas, tal como lo vemos en el siguiente salmo: “Eligió a David su siervo, y lo tomó de las majadas de las ovejas; de tras las paridas lo trajo, para que apacentase a Jacob su pueblo, y a Israel su heredad. Y los apacentó conforme a la integridad de su corazón, los pastoreó con la pericia de sus manos” (Sal. 78:70-72).

El rey David no solo fue pastor en su vida terrenal, sino que también será pastor del pueblo de Dios durante el Reino Milenial de Cristo, como leemos en Ezequiel 34:23-24: “Y levantaré sobre ellas a un pastor, y él las apacentará; a mi siervo David, él las apacentará, y él les será por pastor. Yo Jehová les seré por Dios, y mi siervo David príncipe en medio de ellos. Yo Jehová he hablado”.

Además, el líder más grande de todos, Moisés, pasó cuarenta años como pastor en el desierto. Esto ocurrió antes de convertirse en el pastor de Dios, guiando y cuidando de Israel a través de su peregrinaje por el desierto. El hecho de que Moisés fue ciertamente el pastor de Dios se ve en el siguiente versículo: “Pero se acordó de los días antiguos, de Moisés y de su pueblo, diciendo: ¿Dónde está el que les hizo subir del mar con el pastor de su rebaño? ¿Dónde el que puso en medio de él su santo espíritu?” (Is. 63:11).

Las cualidades de un pastor sin duda alguna nos ayudarán a entender las cualidades necesarias para aquellos que son llamados a ser pastores de Dios. Es a aquellos que cuidan del rebaño en los pastos solitarios a los que primero observaremos para apreciar las dificultades a las que un pastor se tendrá que enfrentar cuando esté cuidando del rebaño de Dios. Con esto en mente, tomaremos muchas de nuestras enseñanzas e ilustraciones acerca de un pastor de [N. del E.: la vida de] un humilde pastor de ovejas.

CAPÍTULO UNO – EL PASTOR ES UN PASTOR DE OVEJAS

Quizá entenderemos mejor los rasgos de carácter necesarios para llegar a ser un buen pastor si examinamos cuidadosamente a aquellos a quienes debemos cuidar: las ovejas. Las ovejas son indefensas, y tienen una fuerte tendencia a descarriarse. Dependen totalmente de su pastor para cada aspecto de sus necesidades.

Por tanto, hay tres virtudes predominantes que son esenciales para alguien que ha sido llamado a ser pastor de ovejas: paciencia, cuidado amoroso y tierno, también una vigilancia cautelosa. La paciencia se puede definir como soportar, en el sentido de que el pastor nunca debe perder la esperanza por una oveja, por muy gruñona que parezca. El cuidado amoroso y tierno es esencial, ya que las ovejas tienen una naturaleza muy sensible y se ofenden fácilmente. La vigilancia cautelosa es necesaria para protegerlas de los depredadores que pueden asechar el rebaño. También, el pastor debe ser muy valiente, con un coraje que nace del amor que le tiene a las ovejas, ya que él debe defenderlas físicamente de los leones y los osos, tal como lo hacía el rey David (1 S. 17:34-35).

Quizá un pasaje que puede ayudarnos a entender las responsabilidades de un pastor de ovejas es el Salmo 23. Escrito por el rey David (que fue pastor de ovejas durante su infancia y juventud), este salmo arroja mucha perspectiva acerca de las necesidades de las ovejas y, por tanto, del carácter de alguien que es llamado a cuidar de ellas.

Es importante recordar que este salmo se escribió para un pueblo nómada sencillo cuyo sustento provenía de la tierra. Este fue el caso de incontables generaciones antes que ellos, remontándose hasta el primer hombre, Adán, quien fue llamado a labrar la tierra en el huerto del Edén. Aunque carecían del conocimiento de nuestra generación, poseían algo de mayor importancia: sabiduría divina en su enfoque de la vida. El hecho de que fueran más rurales no significa que no entendieran los caminos de Dios. De hecho, estar tan cerca de la naturaleza, en cierto sentido, hasta puede que les equipase para entender y adquirir el conocimiento de Dios mejor que en nuestra época.

En la actualidad, somos esencialmente una sociedad urbana en la que muchas de las verdades divinas narradas en la Biblia, relacionadas e ilustradas por la agricultura, tienen poco o ningún sentido. A menudo me ha sorprendido enterarme de que la gente que conozco que supuestamente tiene un alto nivel de educación ha cometido unos juicios tan catastróficos en su vida personal que cualquier niño habría sabido que eran erróneos. Esas personas habían adquirido conocimiento de las habilidades necesarias para su trabajo, pero no habían recibido o buscado sabiduría, que es la habilidad de llevar una vida de éxito. Por tanto, tuvieron tendencia a cometer serios errores de juicio que demostraron ser muy costosos para ellos.

El pastor de ovejas, sin embargo, aunque no necesariamente con gran educación formal, tenía que desarrollar sabiduría (el arte de tomar las decisiones correctas) para cumplir su llamado de cuidar de las ovejas. Ahora, intentaremos explicar el Salmo 23, renglón por renglón, para obtener la verdadera esencia de las verdades que están tan abundantemente escondidas en él.

“El Señor es mi pastor” (Sal. 23:1a): Esto hace referencia, por supuesto, a nuestro Señor Jesucristo mismo, Quien dijo que Él es el Buen Pastor (Jn. 10:11). Este pensamiento de ser un buen pastor quizá tenga una doble connotación. Significa un buen hombre que también tiene la capacidad de ser un buen pastor. Por lo tanto, un pastor debe ser alguien que destila la bondad del Señor y que tiene la capacidad (aprendida por su asociación estrecha con el Buen Pastor de nuestras almas) de saber cómo cuidar de las ovejas.

La preocupación del pastor debe ser el bienestar de las ovejas, sobre las cuales el Señor le ha puesto como pastor. Nunca debemos olvidar que somos, en el mejor de los casos, pastores bajo sujeción, ya que las ovejas no son nuestras sino de Él. Somos como Raquel, que cuidaba las ovejas de su padre. Nosotros hemos de cuidar las ovejas de nuestro Padre Celestial, como dijo el Señor Jesús: “[…]De los que me diste, no perdí ninguno” (Jn. 18:9).

Es importante para un pastor entender que cada oveja es diferente. Vemos este principio en el rubro de la pesca. No todos los peces son iguales. Algunos nadan muy cerca de la superficie y necesitan cierta carnada o manera de pescarlos. Podemos comparar a estos peces con la gente buena de la sociedad que disfruta de una cierta cantidad de luz. También hay otros peces que nunca ven la luz; estos podemos compararlos a los alcohólicos, drogadictos y otras personas del reino de las tinieblas. Esos peces se pescan de una forma totalmente diferente a los que están en la superficie. Uno tiene que conocer a los peces que quiere pescar y el anzuelo que picarán. El evangelista busca pescar almas de hombres, pero el pastor busca preservarlos y mantenerlos vivos una vez pescados. Como pastor, uno debe saber cómo ministrar a cada persona, tomando en cuenta que la misma regla no se aplica a todos.

Para ser pastor, usted tiene que tener un modelo a seguir. Esto es muy importante, porque en cada aspecto de la vida uno aprende mucho de un modelo a seguir. Yo tuve que dedicarme a la venta durante uno de mis períodos de formación para la Cámara de Comercio de los Estados Unidos de América. Fue muy interesante. Nos dijeron cómo caminar, qué vestir, cómo llevar nuestro maletín, cómo tocar a la puerta, cómo hablarle a la secretaria para poder entrar. Un día, estaba yo cruzando la calle y alguien me identificó como una persona de la Cámara de Comercio de los Estados Unidos por mi manera de andar. Lo que aprendimos era muy importante porque éramos sus representantes. El punto es que en cada oficio hay rasgos distintivos para los que uno necesita un modelo a seguir.

De igual manera, un pastor necesita el modelo a seguir del Buen Pastor: el Señor Jesucristo. Debemos tener una relación con el Señor como el Buen Pastor para saber cómo cuidar de Sus ovejas. En otras palabras, necesitamos preguntarle al Señor: “Señor, ¿cómo tratarías Tú a esta oveja? Parece que no lo estoy haciendo bien; ignora todo lo que le digo”. Esta es una de las cosas que un pastor debe tener: el entendimiento de cómo el Señor cuidaría de una persona.

“Nada me faltará” (Sal. 23:1b): Esto significa, como dijo Jesús, que nuestro Padre Celestial sabe lo que necesitamos (Mt. 6:8), porque el pastor debe conocer las necesidades de su rebaño e intentar suplir esas necesidades, tanto naturales como espirituales.

Debemos darnos cuenta de que las ovejas dependen totalmente de que el pastor supla todas sus necesidades. No se les puede dejar por sí solas. El pastor tiene que cuidar continuamente al rebaño porque las ovejas no tienen idea de lo que están haciendo. Por lo tanto, el pastor tiene que estar en contacto muy estrecho con las ovejas, no solo para saber lo que necesitan en ese momento, sino para anticiparse a ello. El bienestar de las ovejas debe ser siempre su preocupación.

Para suplir las necesidades del rebaño en la iglesia, es importante que un pastor sepa que sus tareas no acaban en el púlpito, sino que conllevan cada faceta de las vidas de esas ovejas que el Señor le ha entregado a su cargo para que las cuide y proteja. Sus tareas son, por tanto, numerosísimas, y su formación debe incluir el conocimiento del amplio rango de profesiones en las que están empleados los miembros de su congregación.

“Me hará descansar […]” (Sal. 23:2a): El pastor debe hacer que el rebaño repose. Esto no es fácil, ya que no debemos olvidar que la tendencia de una oveja es a extraviarse. Aunque la vigilancia por parte del pastor tiene el resultado de proporcionar una actitud de satisfacción [N. del E.: contentamiento] a las ovejas, no obstante, siempre habrá algunas que tienden a vagar errantes como cierta oveja vieja que le pertenecía a un amigo mío.