El Secreto de la Tumba - Robert E. Howard - E-Book

El Secreto de la Tumba E-Book

Robert E. Howard

0,0

Beschreibung

El detective Rollins investiga una serie de misteriosas muertes entre hombres adinerados y descubre una escalofriante conspiración liderada por una banda mongola y su enigmático líder, Yarghouz Barolass. A medida que Rollins profundiza en la investigación, descubre que los asesinatos están relacionados con un secreto mortal del pasado de las víctimas y con una poderosa fórmula oculta en unos dientes de oro. Atrapado en una red de chantajes, venganzas ancestrales y sociedades secretas, Rollins lucha contra el tiempo para impedir el próximo asesinato.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern
Kindle™-E-Readern
(für ausgewählte Pakete)

Seitenzahl: 38

Veröffentlichungsjahr: 2025

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



El Secreto de la Tumba

Robert E. Howard

Sinopsis

El detective Rollins investiga una serie de misteriosas muertes entre hombres adinerados y descubre una escalofriante conspiración liderada por una banda mongola y su enigmático líder, Yarghouz Barolass. A medida que Rollins profundiza en la investigación, descubre que los asesinatos están relacionados con un secreto mortal del pasado de las víctimas y con una poderosa fórmula oculta en unos dientes de oro. Atrapado en una red de chantajes, venganzas ancestrales y sociedades secretas, Rollins lucha contra el tiempo para impedir el próximo asesinato.

Palabras clave

Misterio, Conspiración, Pasado oculto

AVISO

Este texto es una obra de dominio público y refleja las normas, valores y perspectivas de su época. Algunos lectores pueden encontrar partes de este contenido ofensivas o perturbadoras, dada la evolución de las normas sociales y de nuestra comprensión colectiva de las cuestiones de igualdad, derechos humanos y respeto mutuo. Pedimos a los lectores que se acerquen a este material comprendiendo la época histórica en que fue escrito, reconociendo que puede contener lenguaje, ideas o descripciones incompatibles con las normas éticas y morales actuales.

Los nombres de lenguas extranjeras se conservarán en su forma original, sin traducción.

 

El Secreto de la Tumba

 

Cuando James Willoughby, un filántropo millonario, se dio cuenta de que el coche oscuro y sin luces lo estaba empujando deliberadamente hacia la acera, actuó con desesperada decisión. Apagó las luces de su propio coche, abrió la puerta del lado opuesto al del desconocido que se acercaba a toda velocidad y saltó sin detener el vehículo. Cayó de cuatro patas, destrozándose las rodillas del pantalón y rasgándose la piel de las manos. Un instante después, su automóvil se estrelló contra la acera y el crujido de los guardabarros abollados y el tintineo de los cristales rotos se mezclaron con el estruendo ensordecedor de una escopeta recortada cuando los ocupantes del misterioso coche, sin darse cuenta aún de que su víctima había abandonado el vehículo, dispararon contra el coche que acababa de abandonar.

Antes de que se apagaran los ecos, Willoughby se levantó y echó a correr en la oscuridad con una energía sorprendente para su edad. Sabía que su artimaña había sido descubierta, pero se tarda más en dar la vuelta a un coche grande que a un hombre desesperado y asustado en atravesar un seto, y una figura que se mueve rápidamente en la oscuridad es un blanco fácil. Así, James Willoughby sobrevivió donde otros habían muerto y, al poco tiempo, llegó a pie y en estado desaliñado a su casa, contigua al parque donde se había producido el intento de asesinato. La policía, que acudió rápidamente a su llamada, lo encontró en un estado de miedo y desconcierto. No había visto a ninguno de sus atacantes y no podía dar ninguna razón para el ataque. Todo lo que parecía saber era que la muerte lo había atacado desde la oscuridad, de forma repentina, terrible y misteriosa.

Era lógico suponer que la muerte volvería a atacar a su víctima elegida, y por eso el detective Brock Rollins tenía una cita la noche siguiente con un tal Joey Glick, un personaje indescriptible del mundo del hampa que le servía para sus propósitos en la enmarañada trama.

Rollins ocupaba un lugar destacado en la lúgubre trastienda destinada a la reunión. Sus enormes hombros y su corpulento cuerpo empequeñecían su altura. Sus fríos ojos azules contrastaban con el espeso cabello negro que coronaba su frente baja y ancha, y sus ropas civilizadas no podían ocultar la musculatura casi salvaje de su duro cuerpo.

Frente a él, Joey Glick, que nunca había sido una figura impresionante, parecía aún más insignificante de lo habitual. Joey tenía la piel gris pálida y le temblaban los dedos mientras manipulaba un trozo de papel en el que había dibujado un extraño diseño.

—Alguien me lo ha colocado —balbuceó—. Justo después de llamarte. En el marco de la puerta del tren que venía del centro. ¡A mí, Joey Glick! Me lo han puesto y ni siquiera me he dado cuenta. Solo hay un hombre en esta ciudad capaz de hacer algo tan sutil, aunque yo ya lo supiera.

—¡Mira! ¡Es la flor de la muerte! ¡El símbolo de los Hijos de Erlik! ¡Me persiguen! Me han estado siguiendo, pinchando mis teléfonos. Saben que sé demasiado...

—Ve al grano, ¿quieres? —gruñó Rollins—. Dijiste que tenías un soplo sobre los gorilas que intentaron inculpar a Jim Willoughby. Deja de temblar y suéltalo. Y dime, sin rodeos, ¿quién fue?

—El hombre que está detrás de todo esto es Yarghouz Barolass.

Rollins gruñó sorprendido.

—No sabía que se dedicaba al asesinato.

—¡Espera! —balbuceó Joey, tan asustado que apenas podía articular palabra. Tenía el cerebro confuso y el habla incoherente—. Es el jefe de la rama americana de los Hijos de Erlik, lo sé...

—¿Chinos?

—Es mongol. Se dedica a chantajear a viejas chifladas que caen en su magia negra. Ya lo sabes. Pero esto es más importante. Escucha, ¿sabes quién es Richard Lynch?