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Adriana Braggi no ha salido de su casa en Sicilia en los últimos trece años. Viuda desde los veintidós, vive en el luto y la reclusión. Una repentina enfermedad hará posible el viaje en el que descubrirá la vida y el amor. Este relato forma parte de los Cuentos para un año, que, como señalaba Josep Pla, "son decisivos porque de ellos ha salido casi todo el teatro del autor, por no decir todo". Además, es un magnífico acceso a la prosa de Pirandello, pues en él están presentes muchos de los temas de toda su obra: la vida y la muerte, el papel de las mujeres en Sicilia y la belleza de los paisajes italianos.
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Seitenzahl: 30
Veröffentlichungsjahr: 2015
EL VIAJE
Luigi Pirandello
Título original: Il viaggio
© De la traducción: Marilena de Chiara
Edición en ebook: junio de 2015
© Nórdica Libros, S.L.
C/ Fuerte de Navidad, 11, 1.º B 28044 Madrid (España)
www.nordicalibros.com
ISBN DIGITAL: 978-84-16440-02-3
Diseño de colección: Filo Estudio
Corrección ortotipográfica: Ana Patrón y Susana Rodríguez
Maquetación ebook: Caurina Diseño Gráfico
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Contenido
Portadilla
Créditos
Autor
Luigi Pirandello
(Agrigento, Sicilia, 1867 - Roma, 1936)
Novelista y dramaturgo italiano. Describe con humor las contradicciones a las que está siempre expuesto el ser humano aunque se trate siempre de un humor cómico-trágico. En los límites entre realidad y ficción, el centro de la prosa pirandelliana es siempre el individuo perdido en el mundo absurdo y gris de la existencia cotidiana. En su novela más emblemática, El difunto Matías Pascal (1904), se encuentran las claves de su obra dramática, que le llevarían años más tarde a conseguir el Premio Nobel de Literatura.
Con la representación, en 1917, de la pieza teatral Así es si así os parece, se decantó claramente por el género dramático, en el cual creó escuela por su peculiar construcción de la pieza teatral, sus recursos escénicos y la complejidad de sus personajes.
El viaje
Hacía trece años que Adriana Braggi no salía de la antigua casa, silenciosa como una abadía, donde de joven había entrado como esposa. Los pocos paseantes que, de vez en cuando, subían por aquel camino empinado y resbaladizo, bastante maltrecho, solitario, donde la hierba crecía irregularmente entre las piedras, no la veían ni siquiera detrás de las ventanas.
A los veintidós años, después de apenas cuatro de matrimonio, con la muerte de su marido también había muerto el mundo para ella. Ahora tenía treinta y cinco años y todavía vestía de negro, como el primer día de la desgracia; un pañuelo de seda negra escondía su hermoso pelo castaño, descuidado, apenas peinado en dos secciones y recogido tras la nuca. Sin embargo, una serenidad triste y dulce sonreía en su rostro pálido y delicado.
Nadie se sorprendía por esta clausura en aquel pueblo del interior de Sicilia, donde las rígidas costumbres por poco no imponían a la esposa que siguiera a la tumba a su marido. Las viudas tenían que permanecer encerradas así, en perpetuo luto, hasta la muerte.
Por otro lado, a las mujeres de las pocas familias señoriales, jóvenes y casadas, prácticamente no se las veía por la calle: salían solo los domingos, para ir a misa; y alguna rara vez para acudir a las visitas que de vez en cuando se intercambiaban. Entonces competían en lucir riquísimos vestidos de última moda, que habían encargado en las sastrerías de Palermo y de Catania, y gemas y oro, valiosos, no por coquetería: caminaban serias y sonrojadas, con los ojos clavados en el suelo, incómodas, apretadas al marido o al padre o al hermano mayor. Exhibirse era casi una obligación. Aquellas visitas o aquellos dos pasos hasta la iglesia eran para ellas verdaderas expediciones que preparaban desde el día anterior. El decoro de la familia no podía ser perjudicado, y los hombres se sentían incómodos, es más, ellos eran los más puntillosos porque querían demostrar así que podían gastar en sus mujeres.
