En busca del oro azteca - Elizabeth Singer Hunt - E-Book

En busca del oro azteca E-Book

Elizabeth Singer Hunt

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Beschreibung

Una piedra centenaria custodia el secreto de un tesoro perdido de los aztecas. ¿Podrá Jack Stalwart detener a los ladrones que se han hecho con este secreto antes de que saqueen el oro de Moctezuma?

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Seitenzahl: 48

Veröffentlichungsjahr: 2012

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En busca del oro azteca

Misión México

Elizabeth Singer Hunt

Ilustraciones de Brian Williamson

Traducción de Victoria Cano

Capítulo 1

La persecución

El agente secreto Jack Stalwart corría para salvar su vida. Atravesaba una llanura a gran velocidad tratando de escapar de las cuatro sombras que lo perseguían.

Vio un arbusto espinoso. En vez de rodearlo, saltó por encima.

¡PLOM!

Sus pies chocaron con el suelo, levantando una polvareda.

¡PLOM! ¡PLOM! ¡PLOM! ¡PLOM!

Las sombras también saltaron y gruñeron al tocar el suelo. Estaban tan cerca de Jack que casi lo tocaron, pero él seguía sacándoles unos segundos de ventaja.

Trató de alcanzar su Mochila de Agente Secreto para sacar de ella uno de sus dispositivos, pero no la llevaba a la espalda. «¡Qué raro!», pensó. Siempre estaba allí.

De repente, Jack tropezó. Cayó y sus manos chocaron con la arena. Rodó por el suelo e intentó levantarse, pero las sombras ya lo habían alcanzado, riendo a carcajadas.

–¡Noooo! –gritó Jack mientras las sombras se abalanzaban sobre él.

Capítulo 2

El cazador

–¡Noooo! –volvió a gritar Jack, incorporándose de repente en su cama. Estaba sudando y temblaba. Confuso, miró a su alrededor.

Aquello era, sin duda, su habitación. Encima de la mesilla estaba Whizzy, durmiendo tranquilamente al lado del reloj, que marcaba las 19:15. El Mapa Mágico estaba en la pared, como siempre. Lo que le había parecido una persecución a vida o muerte solo había sido una pesadilla.

Entonces notó que algo se le clavaba en la tripa y lo cogió para ver qué era. Se trataba de un libro titulado Los cazadores de tesoros más peligrosos del mundo. Eso explicaba la pesadilla, pensó. Jack se había quedado dormido mientras leía las aventuras de Carl el Cruel, el conocido cazador de tesoros.

Carl el Cruel dominaba América, en lo que a robo de tesoros se refería. Si en algún sitio había oro escondido, Carl el Cruel y su grupo de bandidos no podían andar lejos.

Le llamaban «el Cruel» porque no tenía compasión. Había excavado durante muchos años para encontrar oro. Aunque nadie sabía a ciencia cierta cuántos hombres trabajaban para él, se calculaba que eran unos diez.

En el libro había una descripción del jefe de los bandidos. A Carl le faltaba la ceja derecha, vestía ropa de vaquero muy usada y unas botas rojas de cuero. Llevaba un puñal muy afilado en una funda a la cintura. Carl el Cruel encajaba bien en el libro de Jack: era un tipo peligroso.

–¿Estás bien? –dijo una voz al otro lado de la puerta. Era su madre. Debía de haberle oído gritar. Abrió un poco la puerta y asomó la cabeza.

–Sí, mamá –dijo Jack enseñándole el libro–. Me he dormido leyendo esto y he tenido una pesadilla.

–Me alegro de que estés bien –dijo ella–. Anda, prepárate para acostarte, que ya casi son las siete y media. Te quiero mucho, hijo –añadió, lanzándole un beso antes de volver a cerrar la puerta.

Capítulo 3

La posición

Con el susto, Jack se había olvidado de la hora. Eran casi las 19:30 y estaba a punto de averiguar si esa noche tendría que salir para cumplir alguna misión.

Aunque sus padres y amigos pensaban que era un niño normal, Jack era en realidad un agente secreto. Trabajaba para la Fuerza de Protección Global, la FPG, una organización que se ocupa de proteger los tesoros más preciados del mundo. Nada se le resiste a un agente de la FPG, ya se trate de detener a un malvado que quiera robar la Piedra Rosetta o a un traficante que pretenda vender especies animales en peligro de extinción. En los cuatro meses que llevaba como agente, Jack había detenido nada menos que a doce malvados criminales. Por eso el nombre en clave que le dio la FPG era «Valiente», que no por casualidad era el significado de su apellido.

Justo cuando el reloj marcó las 19:30, Whizzy, la pequeña bola del mundo que le había dado la FPG, empezó a girar. Jack la observó mientras daba vueltas, cada vez más y más deprisa. Al llegar a su velocidad máxima, Whizzy tosió y una pieza de puzle salió disparada de su boca.

«Esta es de las grandes», pensó Jack, reconociendo enseguida la forma de la pieza. Rápidamente, la recogió del suelo y se acercó al Mapa Mágico, que se encontraba colgado en la pared de su habitación. Encajó la pieza al sur de los Estados Unidos y dio un paso atrás. La palabra MÉXICO apareció en el centro de la pieza y luego se esfumó.

Jack se preguntó qué problema habría en aquel país. Quizá algo iba mal en el Zócalo, la plaza principal de Ciudad de México, la capital. Quizá algún peligro acechara en las playas de Cancún.

Como sabía que no tenía mucho tiempo, Jack volvió corriendo hasta la cama, se puso de rodillas y sacó de debajo de la sábana su Mochila de Agente Secreto de la FPG. Entonces pidió al Reloj-Teléfono el código de ese día.

Cuando el Reloj-Teléfono le dijo que el código era FIESTA, lo marcó en el candado de la mochila y esta se abrió. Rebuscó y vio que dentro estaban el patín volador y el mapa amigo. También había nuevas herramientas, como el dispositivo doble A y el equipo de rápel. Jack había leído acerca de estos artilugios en el boletín electrónico de la FPG y estaba deseando utilizarlos en su próxima misión.

Lo guardó todo, se echó la mochila a la espalda y volvió corriendo junto al Mapa Mágico. Esperó mientras una luz blanca surgía desde el mapa de México y, en el momento justo, gritó:

–¡A México!

La luz invadió la habitación y Jack desapareció dentro del Mapa Mágico.