Entrar al reposo de Dios - Dr. Brian J. Bailey - E-Book

Entrar al reposo de Dios E-Book

Dr. Brian J. Bailey

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Beschreibung

En el mundo de hoy, muchas personas se encuentran agobiadas por los problemas, el estrés y las presiones de la vida. Por eso, el verdadero reposo es una de las bendiciones más preciadas. En este pequeño libro, El Dr. Brian J. Bailey explora algunas de las formas en las que podemos entrar en reposo y aprender a entregarle nuestra carga al Señor para ser fortalecidos a medida que continuamos en nuestra caminata en la vida.

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ENTRAR

AL

REPOSO

DE

DIOS

por

Título original en inglés:

“Entering the Rest of God”.

© 2006 Brian J. Bailey

Versión 1.1 en inglés 

Título en español: “Entrar al reposo de Dios”.

Registrado © 2009 Brian J. Bailey

Versión 2.0 en español (2023)

 Diseño de portada:

Registrado © Brian J. Bailey y sus licenciadores.

Todos los derechos reservados

Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o transmitida en

manera alguna ni por ningún medio, ya sea eléctrico o mecánico, sin permiso por escrito del editor, excepto en el caso de citas breves en artículos o reseñas.

A menos que se indique lo contrario, las citas son tomadas de la Santa Biblia,

versión Reina-Valera © 1960, propiedad de las Sociedades Bíblicas Unidas.

Traducción al español por: Ariel E.

Editor de la edición en español: Raimundo J. E.

Segunda edición en español: Marlene Z. 2023

Publicado en formato e-book en 2023

En los Estados Unidos de América.

ISBN versión electrónica (E-book) 978-1-59665-840-0

Para obtener más información comuníquese a:

Zion Christian Publishers

Un ministerio de Zion Fellowship ®, Inc

P.O. Box 70

Waverly, NY 14892

Tel: (607) 565-2801

Fax: (607) 565-3329

www.zcpublishers.com

www.zionfellowship.org

RECONOCIMIENTOS

Equipo editorial de ZCP: Carla B., Suzette E., Barbara F, Linda H., Mary H., David K., Justin K., Sarah K., Edgar M., Raquel P., Hilary S., Leslie S., Caroline T., Suzanne Y. y Marlene Z.

Queremos expresar nuestro reconocimiento a estos amados hermanos, ya que sin las muchas horas de valioso trabajo invertido, este libro no hubiera sido posible. Estamos verdaderamente agradecidos por su diligencia, creatividad y excelencia en la compilación de este libro para la gloria de Dios.

INTRODUCCIÓN

El reposo es una de las bendiciones más preciadas que una persona puede recibir en esta vida. Lo buscamos en cada etapa de la vida. El bebé envuelto en pañales lo pide después de alimentarse del pecho de su madre. El estudiante, al final de la jornada de clases, mira con ansias el reloj de la escuela o alerta el oído esperando el sonido del timbre que le anuncie el descanso de sus estudios por ese día.

Los obreros jóvenes ansían la puesta del sol para librarse del esfuerzo de sus arduas tareas. El empresario busca descansar de las presiones de un día lleno de responsabilidades y decisiones. Toda ama de casa anhela las horas de la noche en las cuales puede descansar de la rutina de las tareas hogareñas y del cuidado de los niños. El que padece en su lecho de enfermedad ansía, como Job y David, el alivio y descanso que proporcionan las horas de la noche.

Job habla de reposar en quietud, de estar sosegado, de dormir y, en consecuencia, tener descanso, lo que quizá sea una muy buena definición del concepto del reposo (Job 3:13), término que usaremos en este libro en forma alternada con descanso. Toda la humanidad busca el reposo, el descanso, como una necesidad y como una recompensa por la labor diaria y semanal, y hasta quizá por su trabajo de todo el año.

Sin embargo, la Biblia define el reposo [o descanso] de muchas otras maneras que con gozo podemos experimentar mientras estamos en la Tierra. Por ejemplo, el matrimonio es presentado como una forma de reposo. También está el reposo en las affliciones y el bendecido reposo que el Espíritu Santo le da al que está lleno de Él y que habla en otras lenguas.

El presente libro procura explorar estas y otras formas de reposo con el objeto de guiarlo, estimado lector, a participar de estas experiencias gloriosas y significativas. De esta manera, confiamos que su vida aquí en la Tierra será más satisfactoria y gratificante, y que será vivida para la gloria de Dios. Todos estos aspectos del reposo [descanso] son proporcionados por el amoroso Padre Celestial para nuestro consuelo y para que los disfrutemos mientras realizamos nuestro peregrinaje desde la Tierra hasta el Cielo, nuestro lugar de reposo final.

CAPÍTULO UNO – EL REPOSO QUE OFRECE LA PAZ

Un grupo de artistas fue invitado a competir por un premio. La meta era pintar el lienzo que mejor describiera la paz. Algunos pintaron escenas pastoriles muy hermosas y apacibles; otros un bote navegando tranquilamente en un lago, pero ninguno de estos ganó el premio. El artista ganador pintó una violenta tormenta en la cual el viento doblegaba los árboles y las hojas volaban por todas partes. En el centro de la escena había un pequeño pajarillo en la rama de un árbol, cantando alegremente. Esto refleja en realidad la paz. La tormenta puede estar a nuestro alrededor, pero tenemos la paz de Dios en nuestro corazón. Esta quietud santa y este sentido de calma están en nuestro corazón sin importar cuáles sean las circunstancias que nos rodeen.

El poder de la paz

El mar de Galilea puede verse muy calmo. Sin embargo, debido a que se encuentra rodeado de montañas, la gran diferencia de altitud entre las tierras circundantes y el lago, estos tres provocan grandes cambios de temperatura y presión. El resultado son fuertes vientos que descienden de las montañas hacia el centro del lago y que se transforman en tormentas violentas que surgen de repente, y que son sumamente peligrosas.

Esto fue lo que ocurrió cuando los discípulos y Jesús remaban intentando cruzar este lago. Habían comenzado con el clima calmo, que repentinamente se transformó en una fuerte tormenta. La barca estaba a punto de hundirse y los discípulos nada podían hacer. El agua que entraba en la embarcación era más de la que podían sacar. En su desesperación, uno de los discípulos fue en busca de Jesús, quien dormía plácidamente; lo despertó y le dijo: “Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos?”.

Un amigo mío tuvo una visión de este suceso. Decía que era algo maravilloso ver la respuesta de Jesús, Quien no se levantó de un salto preguntando nerviosamente: “¿Qué ocurre?”. Se estiró lentamente, bostezó, se dirigió al costado de la barca y alzando Su dedo, dijo: “Calla, enmudece” (Mc. 4:36-49).

Piense en esa poderosa tormenta. El Señor simplemente dijo: “Calla, enmudece”. Donde hay paz no puede haber tormenta. El nerviosismo en el corazón de los discípulos se aquietó.  Maravillados, dijeron: “¿Quién es Este que controla los elementos?”. Todavía no habían comprendido en toda su dimensión Quién era verdaderamente su Líder, el Señor, el Creador del Universo.

Si la paz de Dios está en su interior, usted puede hablar paz en medio de circunstancias inquietantes. En Romanos 16:20, el apóstol Pablo les prometió a los creyentes de la iglesia de Roma: “Y el Dios de paz aplastará en breve a Satanás bajo vuestros pies […]”. Aquí no se le llama el Dios de guerra, sino el Dios de paz.

La paz de Dios en medio de las aflicciones

Para el mundo, el concepto de la paz es que todas las situaciones a nuestro alrededor estén en reposo: que en todas partes haya tranquilidad. Es decir, un mundo donde no existan problemas, desastres económicos, ataques terroristas, catástrofes naturales, etc. El mundo entiende la paz como algo externo; sin embargo, el concepto de Dios de la paz es que, en medio de los problemas, tengamos Su paz.

Job fue un hombre que enfrentó muchas dificultades. Sin embargo, se le prometió paz en medio de sus dificultades. En Job 5:17-24, Elifaz dijo: “He aquí, bienaventurado es el hombre a quien Dios castiga; por tanto, no menosprecies la corrección del Todopoderoso. Porque él es quien hace la llaga, y él la vendará; él hiere, y sus manos curan. En seis tribulaciones te librará, y en la séptima no te tocará el mal. En el hambre te salvará de la muerte, y del poder de la espada en la guerra. Del azote de la lengua serás encubierto; no temerás la destrucción cuando viniere. De la destrucción y del hambre te reirás, y no temerás de las fieras del campo; pues aun con las piedras del campo tendrás tu pacto, y las fieras del campo estarán en paz contigo. Sabrás que hay paz en tu tienda; visitarás tu morada, y nada te faltará”.

Vemos en este pasaje que hasta las fieras del campo sentirían la paz de Dios; y que, ¡Job experimentaría que su tienda (o casa) estaría en paz! Como dice Proverbios 16:7: “Cuando los caminos del hombre son agradables a Jehová, aun a sus enemigos hace estar en paz con él”. Job, en un sentido muy real, experimentó paz mientras el enemigo lo merodeaba.

El Señor Jesús dijo: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Jn. 14:27). Cuando analizamos el momento en el cual Jesús les hizo esta promesa a Sus discípulos, comprendemos lo que es la verdadera paz. Aquí estaba Aquel que había venido a la Tierra con el único propósito de ir a la cruz para ser crucificado, y lo vemos en este momento después de haber sido injustamente escarnecido y condenado seis veces. Sin embargo, en medio de todo esto, Él fue capaz de decirles a Sus discípulos: “Tengo perfecta paz y voy a darles esa paz a ustedes”.

Los discípulos eran todos jóvenes; probablemente tenían entre veinte y treinta años de edad, (a veces los criticamos, pero ¿cómo éramos nosotros a esa edad?). Todos ellos eran fogosos; sin embargo, estaban a punto de enfrentarse a mil soldados adiestrados que venían a llevarse a su Líder. Jesús lo sabía, por eso les dijo: “Les doy Mi paz. Todo está bajo control. Estad quietos y conoced que Yo Soy Dios”.

Salmos 46:10-11 dice: “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra. Jehová de los ejércitos está con nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob. Selah”. Resulta interesante que el verdadero contexto de estos versículos es una situación de mucha turbulencia: “Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar; aunque bramen y se turben sus aguas, y tiemblen los montes a causa de su braveza. Selah” (Sal. 46:1-3).

El Señor le dio estos versículos a un estudiante que tuve, cuando este pasaba por un gran problema en su vida y las cosas no parecían irle bien en una situación específica. El Señor le dijo: “Estad quieto y conoce que Yo Soy Dios. Yo voy a ser exaltado en esta situación”. Finalmente, Dios recibió la gloria por la manera en la cual el estudiante manejó la situación.

Algunos están atravesando diversas dificultades, pero es importante afianzar nuestra mente y nuestro corazón en Él, llevarle nuestras cargas y luego estar quietos y conocer que Él es Dios. Él obrará, y en medio de lo que pareciera ser un gran desastre, Él será exaltado. Su nombre será glorificado y nosotros también participaremos de la victoria.

El significado de la paz de Dios es esa maravillosa calma en nuestro interior; esa serenidad de espíritu a pesar de que todo a nuestro alrededor está en conflicto. Es como el pequeño gorrión del cuadro que mencionamos anteriormente, cantando alegremente posado en una rama mientras la horrorosa tormenta rugía a su alrededor. Así es como debemos entender la paz. Analicemos algunas claves para experimentar este don (regalo) poderoso de la paz de Dios.

Justificación

El apóstol Pablo dijo en Romanos 5:1: “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo”. La mejor ilustración de la justificación es compararla con una máquina de escribir. El carrete vuelve siempre a un punto fijo en el lado izquierdo, manteniendo ese margen perfectamente alineado. En el margen derecho unas líneas son más largas, otras son más cortas y el margen es muy irregular. Antes de imprimir, quien hará la impresión, alinea el margen derecho de manera que quede recto y paralelo al margen izquierdo. Esto se conoce como justificación.