Erótico y sexo - "Me encantan las historias eróticas" - Gloria Hole - E-Book

Erótico y sexo - "Me encantan las historias eróticas" E-Book

Gloria Hole

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Beschreibung

Erótico y sexo: "Me encantan las historias eróticas" El sexo es lo más importante en el mundo Las historias de sexo representan tabúes, fantasías sucias y sexo salvaje, pero también amor apasionado. Las historias cortas eróticas, que a menudo están inspiradas en sus propias experiencias, son sobre el deseo prohibido, la dominación y el sexo en grupo, así como la devoción desenfrenada y el sexo anal duro. Wifesharing y Cuckolding. Cuentos eróticos - Novela erótica - Historias de sexo - Historias eróticas

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Erótico y sexo - "Me encantan las historias eróticas"

Erótico y sexo - "Me encantan las historias eróticas"El morbo por el culo de doña Felisa fue mi perdiciMis nuevas compañeras de trabajoVacaciones en VallartaGigoloSurpresa analCon el hijo de mi amigaEl dominante Arturo y su esclava sumisaMi profesoraLa primera sumisiónMadura - fantasias de adolescenteVolteatePie de Imprenta

Erótico y sexo - "Me encantan las historias eróticas"

El morbo por el culo de doña Felisa fue mi perdici

La Real Academia Española define como morbo, al interés malsano por personas o cosas, y también como atracción hacia acontecimientos desagradables. Pues si señores, el morbo fue el causante de mi historia con Felisa, o mejor llamada doña Felisa como la conocen en el vecindario. Previo al relato, debo confesar mi adicción a los culos. Mi atracción por las mujeres comienza por el culo. Reconozco que me enloquecen casi todos los culos, con excepción de aquellos planos o diminutos. Trataré de describir a doña Felisa para que puedan medir el tamaño de mi locura. Ella es una señora española de 62 años, estatura que no pasa de 1,60 y un peso estimado de 70 kilos. De tetas más bien pequeñas pero que no pudieron escapar a la ley de la gravedad. Su cuerpo aparece algo reducido cuando lo comparamos con su gran trasero que se lleva una buena parte de su peso, calculo que mide cuando menos 105. Lleva las arrugas relacionadas con la edad, pero no son importantes. Sorprendentemente para su edad, no tiene barriga. Su culo es fenomenal, grande pero de forma normal, es decir redondo y con las curvas del caso. Él fue sin duda el causante de la disparada de mi morbo. Aunque lo imaginaba con celulitis y algún otro defecto, mi mente se había propuesto conocer en vivo ese aparato y darle con mi verga de solterón treintañero. La verdad es que no tenía bien en claro cómo lograr mi objetivo. Yo la había conocido en el almacén del barrio. Nuestra relación no pasaba más allá de los saludos convencionales al principio, y charlas intrascendentes al tiempo de conocernos. Embelesado por su majestuoso culo, la empecé a halagar con frases elogiosas hacia su figura, que la veterana agradecía con sonrisas. La ocasión se dio de casualidad. Regresando a casa con mi auto reconocí a doña Felisa esperando el bus lejos de nuestro barrio. Me acerqué y le propuse regresar juntos, propuesta aceptada inmediatamente. En el viaje, luego de hablar de trivialidades, me armé de coraje y arriesgué diciéndole… … Doña Felisa, quisiera confesarle algo muy serio, pero usted debe proponerme que no lo tomará a mal ni se enojará… puedo? Prométamelo por favor. … Marcos, me intrigas con eso de la seriedad. Dime que es, y prometo no enfadarme. … Seguro? Está segura? … Pues sí hombre. Ahora me pica la curiosidad por saber de qué se trata. … Me cuesta un poco decirlo, pero ahí va. Desde hace tiempo tengo una fantasía amorosa con usted. Me encantaría tener la posibilidad de conocerla íntimamente. No sé si me entiende. … Queeeeé? Qué has dicho? Entendí muy bien que quieres tener un rollo conmigo? Estás loco muchacho, no te das cuenta que soy una mujer casada con hijos y nietos. Has pensado que puedo ser tu madre? Me has mirado bien? Lo que dices es una locura total, me pregunto si estás bien de la cabeza. … No se enoje doña Felisa, recuerde que me lo prometió, y además sepa que no estoy nada loco. Es una fantasía que me gustaría cumplir porque usted me gusta mucho y su trasero me tiene alucinado. … Pero hijo, no te das cuenta de lo que me dices. Que te gusta mi culo? Tú estás loco. Para que sepas, soy una mujer casada honorable . Quítate eso de la cabeza por favor. … Bueno, si lo toma así, disculpe y no se enoje porque me lo prometió. Continuamos el viaje en silencio. Yo iba pensando si había dado un mal paso, y suponía que doña Felisa iría meditando sobre mi propuesta. Al llegar a la puerta de su casa se bajó y además de agradecerme el aventón, me dio un beso en la mejilla y me miró sin enojo. Pasaron los días y cada tanto la encontraba en el almacén donde volvíamos a dialogar, aunque empecé a percibir que me dedicaba sonrisas que me parecían insinuantes que un día me animaron a seguirla y decirle… … Doña Felisa, discúlpeme que insista, pero no puedo sacarme de la cabeza su negativa. Quiero que sepa que la propuesta sigue vigente, no se enoje. … Otra vez con lo mismo? Yo no me enojo, pero me parece una locura eso que propones. Es que no te das cuenta de mi edad y mis compromisos? … Es más fuerte que yo. No lo puedo evitar…Viendo que no se había cerrado a la propuesta, agregué… Prométame que lo pensará y me dará una respuesta definitiva…Le alcancé un papel con mi número de teléfono y le dije…Si está de acuerdo, llámeme por favor. Si no lo hace, sabré comprenderla … Ay, Ay, este muchacho…Dijo, guardándose el papel. No pasaron unos días cuando recibo su llamada en mi celular… … Hola Marcos? Soy Felisa. Puedes hablar? … Si señora, que gusto de oírla. Tengo todo el tiempo del mundo. … Hace varias noches que no duermo pensando en lo que me dijiste aquella vez en el auto y pensarás que estoy loca, pero tu propuesta me ha revolucionado la cabeza y despertado sensaciones que tenía olvidadas. Te digo que acepto, aunque con algunas condiciones porque tengo mucho miedo. No quisiera que nadie nos vea y que sea de la forma más discreta posible. No estoy para exhibiciones ni para armar un follón en mi familia. … Descuide que yo me ocupo…Dije relamiéndome… Iremos a un lugar donde nadie la reconozca. Dígame cuando y yo la paso a recoger con mi auto lejos de aquí y luego vamos a un hotel muy reservado que conozco. … Te va bien el miércoles a las dos de la tarde? Pancho, mi esposo, estará fuera de la ciudad y regresará por la noche, así tendremos tiempo de sobra. … De acuerdo. A esa hora la recojo en …Y le di las coordenadas donde encontrarnos. En el día y la hora convenidos estaba yo en el lugar indicado. Llegó a los cinco minutos muy bien vestida con una pollera que le marcaba como nunca su portentoso culo y una camisa haciendo juego. Se montó en el auto y partimos hacia el hotel por horas. Ambos estábamos nerviosos y en el camino casi no hablamos. Cuando ingresamos a la habitación, iniciamos el diálogo… … Parece mentira pero se hizo, está contenta doña Felisa? … Mira Marcos, si hemos de hacer lo que me supongo haremos, empieza por tutearme. No sé si estoy contenta, pero curiosa y nerviosa, bastante. … Vamos Felisa, relájate que la vamos a pasar muy bien…Dije mientras le hacía dejar la cartera sobre una mesa y la llevaba a sentarse en un sillón. … Es que esta situación me parece irreal. Un sueño que no quisiera que termine mal. … Esto aquí y ahora es muy real, y ya verás cómo te sentirás nuevamente una mujer deseada. … Qué más quisiera yo, espero que no te asustes de mi cuerpo y salgas disparado. … Todo lo contrario Felisa, estoy muy caliente y ya no puedo esperar más. Crucé un brazo sobre sus hombros y me acerqué para darle un beso en sus carnosos labios mientras fantaseaba pensando que esos labios me iban a chupar la verga. Felisa no abrió su boca, por lo que el beso fue en sus labios. Ni lento ni perezoso, mientras la vieja me miraba sorprendida, empecé a desabrocharle la camisa para luego levantarle el corpiño y empezar a tocarle las tetas. Masaje va, masaje viene y pellizcos en los pezones, poco a poco Felisa fue levantando temperatura. Ya se empezaban a oír sus gemidos. Tomé una de las tetas y me la llevé a la boca para chuparla y morder sus pezones. Hice lo mismo con la otra, y así repetí la tarea muchas veces mirando de reojo que Felisa tenía los ojos cerrados, los labios apretados y respiraba profundamente. Apoyé una mano en sus rodillas y la deslicé hasta su entrepierna para jugar con su chocho por sobre sus bragas. Metí un par de dedos por debajo del elástico y los introduje en su panocha. No me lo imaginaba por su edad, pero sorpresivamente la encontré bastante pringosa. Para completar la escena, tomé una de sus manos y la llevé a mi verga que ya estaba muy dura. Ahí fue que abrió los ojos y me miró. Le sonreí y haciendo un gesto de complacencia la invité a que jugara con ella. Era evidente que la situación la superaba y no sabía cómo proceder, por eso la tomé de la mano y la llevé hacia la cama. Ella me dejaba hacer, le quité la camisa y le bajé la pollera. El espectáculo que se ofrecía a mis ojos no distaba mucho del que me había imaginado. Ella lucía una amplia bombacha para contener un culo de grandes dimensiones enmarcado por un par de piernas rellenas con algunas varices asomando. Cerré los ojos y para mis adentros me preguntaba si era capaz de seguir con aquello. El morbo pudo más. Mientras ella me miraba como inquiriendo que parte del libreto venía a continuación, me quité muy rápido mis ropas y quedé desnudo con mi pene enhiesto apuntando hacia doña Felisa. No es que mi instrumento sea algo extraordinario, pero al verlo bien erguido, Felisa abrió muy grande sus ojos y me dirigió una mirada cómplice. … Esto es para ti…Dije tomándole la mano y apoyándola en mi falo. … Vaya, vaya, parece que esta aventura valió la pena con solo ver esta maravilla me doy por satisfecha. Hace rato que no veo una cosa tan linda como esa. Años, que va! … Ya la vas a sentir toda adentro tuyo Felisa, te aseguro que te va a gustar mucho. … Se me hace agua la boca. … Antes vamos darles un poco de alegría a nuestros sexos. Hagamos un sesenta y nueve, sabes cómo es? …. Coño Marcos, que no soy una caída del catre. Probemos a ver que resulta. Antes de acostarnos le quité la bombacha y el corpiño. Tal como imaginaba el culo lucía un poco de celulitis, pero a pesar de su tamaño guardaba las formas y realmente me gustaba. Su entrepierna mostraba una concha muy peluda con vellos entrecanos. Separé la pelambre y me dediqué a comerle la almeja a la viejita. Su sabor me gustó, lo encontraba más sabroso de lo que esperaba así que me dispuse a darle con todo lo que mi boca y lengua tienen en su repertorio. A todo esto Felisa tomó mi verga con sus dos manos y antes de engullirlo en su boca me dedicó una bella paja que tuve que interrumpir para no correrme. Debía tener una garganta profunda porque se tragó todo el aparato y aún tenía espacio para jugar con él con su lengua. Los labios carnosos me dieron unas chupadas fenomenales que me calentaron. Cada tanto me clavaba unos dientes aunque sin hacerme daño. Estaba embelesada jugando con mi polla, y se veía muy feliz. Entretenido con su vagina comencé a profundizar mis embestidas moviendo mi lengua en todo su interior buscando todos los rincones. Llegado el momento de acariciar su clítoris, con solo dos lamidas Felisa se vino con un orgasmo que sacudió su voluminoso cuerpo al tiempo que daba gritos apagados de goce. Cuando se calmó un poco le dije… … Felisa querida, parece que te gustó la jugadita de mi lengua, no?