Inter comunicación mental a distancia (ICMD) - Dina Furceanu Furceanu - E-Book

Inter comunicación mental a distancia (ICMD) E-Book

Dina Furceanu Furceanu

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Beschreibung

En estas páginas encontraremos métodos que nos ayudarán a establecer conexiones con el pasado. Así, conectando, «sincronizando con las coordenadas de nuestras encriptaciones», podremos descubrir con alta precisión qué energías hemos heredado cada uno de nosotros. Descubriremos que ni siquiera la muerte es un límite. Aprenderemos a conectarnos mentalmente con cualquier persona, comunicarnos con ella, saber lo que piensa, a distancia también y a cualquier distancia. Incluso después de la muerte. Sigue los pasos recomendados y descubre tu mandato. Déjate sorprender.

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Título original: Inter Comunicación Mental a Distancia (IMCD)

Primera edición: Febrero 2019

© 2019 Editorial Kolima, Madrid

www.editorialkolima.com

Autora: Dina Furceanu

Dirección editorial: Marta Prieto Asirón

Maquetación de cubierta: Sergio Santos Palmero

Maquetación: Carmen Ruzafa

Colaboradores: David Mortimer González de Vega

ISBN: 978-84-19495-25-9

Producción del ePub: booqlab

No se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea este electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros métodos, el alquiler o cualquier otra forma de cesión de la obra sin la autorización previa y por escrito de los titulares de propiedad intelectual.

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 45).

 

 

 

«El pensar no es para nosotros un medio para ‘conocer’ sino para designar el acontecer, para ordenarlo, para volverlo manejable para nuestro uso: así pensamos hoy acerca del pensar: mañana quizá de otro modo».

NIETZSCHE, La voluntad de poder XII, N. 123

 

 

 

A ti, te lo dedico…No mires hacia otro lado, y menos todavía hacia atrás… A ti, que lees estas líneas. A ti, que vas buscando aquel eterno «no se sabe qué», que vas mirando tratados para distraerte, que vas buscando fuera lo que te falta interiormente. Que vas investigando solo lo que el destino no te aclaró. Ya no confíes en la vieja brújula de la verdad, ni en lo aprendido en tu vanidad. Te han descaminado, ya lo sé: te han dicho que los dioses te salvarán… que los astros te prevendrán… Te han crucificado cuando por las buenas señalabas verdades y aconsejabas… Te quemaron en la hoguera cuando adivinabas… Con la sinfonía de Richard Wagner, algunos te han gaseado… Ni las sofisticadas fórmulas te han aliviado. Tú, hombre inconformista y eterno buscador, levanta la mirada y ármate de aquel valor, conócete a ti y tu interior. Permítete soñar y no te culpes más… Al no saber de dónde vienes ni hacia dónde vas, disfruta de tu estancia, quizás recordarás, cuando en «tu consciencia» la «otra vida» para la eternidad aceptarás… Acomódate en la incertidumbre, ¡cree, vive, cree y… vivirás! A ti humano, a ti te lo dedico. A veces frustrado, otras veces orgulloso y muchas otras veces abatido o envidioso… A TI… Te lo mereces, «tú», querido lector. A ti te lo dedico, ¡eterno buscador!

del «no se sabe qué»…

ÍNDICE

PRÓLOGO

INTRODUCCIÓN

PENSAMIENTOS DE LA TARDE DEL DOMINGO

LA VIDA, ¿BENDICIÓN O CASTIGO?

AVISO IMPORTANTE

EN EL CRUCE DE CAMINOS

LA FILOSOFÍA DEL PENSAMIENTO Y LA ENCRIPTACIÓN

APRENDE A SINCRONIZAR CON TUS COORDENADAS

NUESTRO LÍMITE NO ES LA VIDA EN ESTE CUERPO

LA MUERTE, ¿EL LÍMITE DE MI COMUNICACIÓN?

NOS COMUNICAMOS CON LOS CAMPOS ENERGÉTICOS DE PERSONAJES HISTÓRICOS

EXPERIENCIAS CERCANAS A LA MUERTE

LA COMUNICACIÓN CON OTROS SERES VIVOS

UN PENSADOR PARA EL SIGLO XXI

EN SINTONÍA CON TUS COORDENADAS

CARTA A MI COMPAÑERO DE CELDA

INMORTALMENTE AGRADECIDA

BIBLIOGRAFÍA

PRÓLOGO

La aventura de la vida es extraordinaria en sí misma. El hecho de poder sacar a la luz minúsculos fragmentos, como si fueran trozos de un corto circuito del tiempo de aparente estabilidad, nos hace únicos a los seres humanos. Nunca sabremos describir de dónde viene esta inteligencia, dónde se guarda o cómo se llama, más allá del simplificado nombre con el que nos dirigimos a ella y llamamos «memoria».

Grandiosa es la profundidad del silencio, la soledad del pensamiento, las noches inspiradoras y otras despejadas.

Por aquel principio de sus tiempos, ni ella misma, ni nadie, pudo sospechar la apariencia que iba a tener su camino, con sus dificultades quizás, y tampoco iba a saber las facilidades que estaban a punto de presentarse.

Ha pasado mucho tiempo, pero es como si fuera ayer que aquella niña rubia con pecas pareciera tomar consciencia, como si se mirase en el espejo invisible de su interior, haciendo desdoblar aquel «Yo» mientras percibía su misma presencia.

En el campo observa las plantas, los animales, el cielo, los pájaros con sus cantos, las nubes y sus variadas formas que cambian continuamente, formándose y deformándose, al mismo tiempo que el «otro yo» se pregunta: ¿Quién soy? ¿Por qué estoy aquí?

Largas horas observando la frenética actividad de los hormigueros. Con mucha atención mira el interés que pone cada hormiga en llevar a cabo su trabajo, que probablemente le encargan las superiores, mientras piensa: «solo soy una hormiga más, un poco más grande; podría mandar sobre ellas, podría destruir sus casas, podría incluso matarlas…». ¡Tenía poder!

Y, «¿por qué no me ven? ¿Hay alguien mucho más grande que yo al que no puedo ver?».

Y hasta hoy sigue afirmando: «tengo poder». «Tengo poder para pensar, decidir, actuar, querer, proteger y saber…».

«Tengo el poder que alguien superior probablemente me otorgó…».

Como hombres y como mujeres tenemos un gran poder, el de pensar, sintetizar y analizar…

Algún día alguien escribirá otro trozo de historia, aunque nunca se sepa (o algún día quizás sí) el porqué de esa añoranza que se esconde en cada fascículo del tiempo.

Años de luz y aventura, como si de unas vacaciones al abismo se tratara, cuando la única preocupación o interés es el descubrimiento de aquello que viene a ser el regalo de los espacios en forma de opúsculos; solo el tiempo marca el ritmo para que sean descubiertos y comprendidos.

La pasión por la cultura del pasado abre horizontes al pensamiento y así va manifestándose en la célula de esta existencia. El «talento» o la «vocación» no es otra cosa que la transcripción de lo recibido. Los años de adornos y aparentes triunfos que manifestamos son en realidad méritos de otros moldes, eso sí, aliñados con solo un puñadito del yo, de mi voluntad o mi consciencia.

El mar, la arena, las piedras, el monte y los valles, cuentan toda una leyenda. Hasta el polvo de las estrellas viene a ser encriptado en mi cuerpo. Metales, minerales, sales y más componentes dibujan el pequeño personaje que me representa en esta escena, en la pequeña función a la que, entusiasmados, como si fuera por nuestros méritos y voluntad, llamamos vida…

INTRODUCCIÓN

PENSAMIENTOS DE UNA TARDE DE DOMINGO

No me había parado a pensar hasta esa misma tarde, gélida tarde-noche de domingo, en un sitio algo apartado en la Sierra de Madrid donde me encuentro y me recuerda que el otoño casi ha pasado, y aunque tardío, ya se acaba de instalar el invierno.

El calor de la chimenea contrarresta las rachas de viento que quieren entran por las rendijas de la puerta y las ventanas. El silbido muge y asusta a cualquiera que se atreve a asomarse. Aun así, nada me impide adentrarme en el silencio de mi interior. Intenso silencio que no quiero de ninguna forma que nadie interrumpa cuando el reiterativo pensamiento habla dentro de mí. Solo la persistente lluvia de fuera, a dúo con la caída del chaparrón de letras, me puede aliviar, liberándome de la aglomeración de ideas y el tumulto de soluciones, pasajeras probablemente, como yo misma.

El hecho de que a menudo no pueda o no quiera hablar no significa que me falte interés, sino al contrario; utilizo un tiempo indefinido para reanudar y colocar palabras a tantas vivencias y experiencias. El silencio es el camino de la construcción de pensamientos, reflejados o no en la personalidad de nuestro interior; son la huella dactilar de nuestro estado íntimo, impenetrable, de lo que –conscientes o no de ello– somos.

No podemos disfrutar de la luz si no conocemos la oscuridad. No nos podemos alegrar de la bendición de la vida si no conocemos la muerte. No desestimes el que algunas páginas de este libro se oscurezcan por momentos; puede que te induzcan a melancolía o tristeza pasajeras, pues en ellas se describe parte de otra realidad.

Pasajeras son tanto la alegría como la tristeza y bonitos los recuerdos y las vivencias. A pesar de todo ello, ganamos viviendo, fabricándonos nuestros propios espejismos, sintetizando con realismo mágico el transcurso de nuestros días de este imposible, aparentemente eterno y sabio personaje, que nos ha tocado interpretar.

Las páginas de este libro son el resultado de un entusiasmo interno. Una alegría con la que convivo y con la que me he aliado desde hace mucho tiempo. Exteriorizar estos sentimientos lo considero un deber, una terapia, un recordatorio para cuando me falten las palabras o no sepa transmitir lo que pienso, lo que soy, y se quede en el olvido del tiempo lo vivido. ¿O quizás yo no tengo fecha de caducidad?

No hay nada mejor que defina al ser humano, a diferencia de otros seres, que ese gran poder fuertemente impregnado en sus genes que hace que periódicamente conecte en una imperiosa necesidad capaz de unir el pasado, el presente y el futuro en el mismo instante.

Cara a cara te encontrarás con tu otro «yo». Identificado te verás hoy con el sentimiento de pena hacia aquel «niño interior» por un lado, y con aquello que despierta un gran deseo de haber sido y a la vez ser adorablemente abrazado, y abrazándote te encuentras con la deseada e idealizada ternura de tu imaginación desdoblando y doblándote en el mismo instante bajo una cariñosa lucha de individualización del «personaje» actual, del «yo» palpable, pellizcándote a ratos para mantener la lucidez, en un gran esfuerzo de pensar «sin censura», que por fin puedes sintetizar, expresar tímidamente y reconocer que también te preocupa el «pobre de ti»…

Huérfano de sentido, criatura pensante, insegura del próximo paso; el paso al abismo al que todo el mundo llama «futuro», que nunca hasta ahora has sentido tan cerca e intencionalmente lejos a la vez, tan ambiguo y preocupante, pero misterioso y seductor como los últimos rayos de sol que acarician tus mejillas mientras escuchas los trinos de los pájaros buscando cobijo para dormir esta noche.

Las olas del mar con sus golpes rítmicos en la orilla te recuerdan que eres solo un pasajero más. Que el infinito pasado forma parte fundamental del presente y a partir de aquí empieza el «futuro». Dure lo que dure, quizás hasta el siguiente golpe de ola, eso a lo que tú llamarías «fugitiva historia». Tu historia, mi historia y nuestra historia.

Imprudente, intentar evitar pensar en Dios en medio del gran hambre del saber, allí donde con todas las fuerzas nos encontramos agarrados al sentimiento misterioso, religioso, que se encuentra en el ser humano. Inevitable espiritualidad para unos, sagrado «Dios salvador» para unos cuantos más.

Las históricas pruebas nos recuerdan a veces, hasta a los más modernos buscadores de verdades demostrables, que quizás nos encontramos en el mismo punto que los grandes filósofos de la antigüedad. Aun considerándonos documentados, estamos buscando las mismas respuestas que ellos y quizá sea el lenguaje, más moderno, emancipado, la única diferencia entre la nueva era y los otros humildes indagadores de la Prehistoria que honraban a sus míticos dioses.

Nadie puede resistirse a la tan lógica idea de «divinizar» todo lo usado como intermedio que ayude a encaminar al ser humano hacia la toma de consciencia de su propio ser, para después verse reflejado en el cuestionamiento de su existencia.

Actuar con el máximo respecto y sabiduría probablemente sea la más sublime meta del ser humano. Quizás se acabarían las espeluznantes guerras, el orgullo barato, que envuelve la apariencia del poder humano. Falso poder, enmascarado e impregnado de dudas, debilidades y muerte. Se acabarían las luchas al viento que promueven la ira, la injusticia, el sinsentido del individualismo, creados para destruir.

Se acabaría la maldad mantenida en secreto en tu mente. Ya no centrarías toda tu energía en tapar lo que te avergüenza. No habría más estrategias para superar al otro, más deseo de intimidar para resaltar. Tu mente ya no sería solamente tuya sino propiedad de todos. Renueva tu aprendizaje y sirva la Historia para no repetir lo que no te ha gustado de ella.

Este libro te ayudará a encontrar los elementos necesarios para evidenciar lo mejor de ti. Demuestra que se puede aprender del pasado y deja brotar de tu interior lo más profundo del sentimiento humano, el verdadero poder.

Podrás comunicarte con tu inconsciente y también con el consciente y el inconsciente de otra persona, cualquiera que esta sea, incluso a distancia y a cualquier distancia. Aprenderás a conectar con otros mundos, con aquello que nos ha intrigado desde siempre. La muerte no es el límite de la vida; podrás comprobarlo.

El final de este libro traerá recompensa al verdadero buscador. Aprenderás a traspasar los tiempos, a eliminar barreras, a unir pasado presente y futuro.

El ejemplo de conexión que se incluye con los más de cuarenta personajes históricos que han marcado a la humanidad con las preguntas y sus respuestas hará despertar en ti una verdadera curiosidad de saber, libre del miedo a la muerte, y habrás aprendido una nueva forma de comunicación que dejará de ser oculta. Ya no habrá secretos. Nutre tu curiosidad. Está en tus manos.

La vida del eterno explorador curioso empieza en un lugar de la «vieja aldea de coordenadas» de nuestra mente, donde no es preciso desconfiar. La información que estás a punto de recibir es un antídoto frente a las innumerables dudas y limitaciones que tenemos.

Siguiendo los pasos recomendados serás capaz de cambiar tu noción de realidad-verdad. Está en el ser humano el deseo de saber y aquí encontramos la nutrición sin secretos, un sustento necesario y después adictivo. Juntos traspasaremos la barrera del juicio y las creencias actuales, y todos los secretos podrán quedar al descubierto.

Perdida estoy…

¿De dónde vengo y hacia dónde, con tanta prisa, voy?

Si voy, quiero llegar volando y aún con más prisa regresando.

Si empiezo a trabajar, quiero llegar a fin de mes y cobrar.

Si empiezo a comer, la plenitud quiero sentir.

En el amor, he visto que hay más dolor…

Quiero la conclusión antes de estudiar.

Saber de mí, pregunto: ¿cómo me ven?

Mi árbol genealógico me indica y así me justifico.

Si quiero saber del cuerpo indagando en la materia estoy.

Si quiero vivir, quiero saber de dónde vengo y hacia dónde voy.

Si quiero morir, pena me doy…

Si quiero creer que hay un Dios, quiero tocarlo ya, y tocándome me despierto:

¡Soy yo!

Pero, ¿por qué tanta prisa en saber, llegar, traspasar, negar, afirmar, creer, crecer, caer, tener, confiar, descubrir, razonar, vivir, si el final es morir?

LA VIDA, ¿BENDICIÓN O CASTIGO?

Para poder abrir nuestra mente tenemos que empezar a pensar en grande, pensar ampliamente, alejarnos del escenario aprendido. Eliminar la «miopía» adquirida e intentar sintetizar nuestros conceptos con la ayuda de nuestra imaginación, el pensamiento, el sentir de la consciencia, la experiencia, y también aceptar como guía la reflexión de otros grandes pensadores históricos. La imaginación es una cualidad, en ningún caso un defecto como sugieren algunos… Solamente los que sueñan pueden crear realidades.

Ni los grandes científicos, ni los destacados filósofos, ni los guías religiosos y/o espirituales, nadie tiene respuesta objetiva y convincente a la transcendental pregunta: ¿Qué sentido tiene la vida?

¿Qué sentido tiene nacer y después morir?

¿Qué sentido tiene la vida para un preso que espera en el corredor de la muerte?

¿Qué sentido tiene la vida para el hámster en el interior de la jaula, donde mata su tiempo rodando en la infinita noria?

¿Qué sentido tiene la vida sin sentido?

Ya que no sabemos el sentido, no podemos dejar de buscarlo. Con nuestra imaginación intentemos distraernos por un tiempo y empecemos a plantearnos la idea de que el período que nos queda por vivir atrapados en este cuerpo como materia hay que aprovecharlo lo mejor posible, aunque sea con el poder de la mente y la imaginación.

La «M»

Aquí estoy, no sé por qué,

Aprenderé a vivir soñando…

Ex-fumándome, anti-dotándome,

Vivir sin miedo a ratos es morir…

Solo así sabré vivir…

Vivir…

AVISO IMPORTANTE

Antes de empezar a leer, borra tus prejuicios. No te resistas a perderte por el laberinto del tiempo y desconéctate de un escenario aprendido como si fuera la única realidad.

Tómate este tiempo para ti; el final traerá recompensa.

No te limites al «qué dirán» y déjate llevar.

Lo que te enseñaron solo era información; tu experiencia será tu ciencia y tu transformación.

Tú eres mucho más completo de lo que has aprendido a ser; eres lo que tu mente cree ser.

Retírate para celebrar el gran encuentro contigo mismo y con cualquier persona que quieras, esté donde esté y a la distancia que esté.

Su mente será tu mente, su pulso será tu pulso, su consciencia será tu consciencia.

Tendrás poder, poder de crear y deshacer, de conocerte a ti y conocerlo a él, de saber y comprender, de tolerar y jamás juzgar…

Si eres creyente, bienvenido seas, y si no, también… ¡AMÉN!

Si crees que estás lo suficientemente documentado como para no creer en los fenómenos que no puedes ver y que solo los ignorantes creen en los efectos de la mente sobre el cuerpo como materia, no leas este libro.

Tampoco se lo recomiendes a otras personas; quizás ellas piensen lo mismo que tú y así las creencias se vuelven verdades.

Como el hámster, puedes creer que tu estancia en la jaula es tu voluntad por el hecho de que es uno mismo quien trabaja en el movimiento de la –pequeña para nosotros y enorme para él– noria.

Ten especial cuidado de no estar tan ocupado como para no darte cuenta de que tu única y contagiosa creencia te limita a percibir lo que hay fuera de la «jaula credencial».

Atención, este libro puede provocarte una aparente y temporal crisis existencial…

EN EL CRUCE DE CAMINOS

La inercia del tiempo se resiste a darnos una tregua para que nos podamos adaptar a las exigencias que desde todos los lados posibles se asoman para obligarnos, en medio de la gran velocidad, a elegir la mejor opción, el mejor camino. Nadie nos puede reemplazar; ninguna sabiduría viene antes de haberla obtenido en base a diversas vivencias, que solo uno mismo tiene que acumular.

No hay experiencia sin riesgos y no hay metas sin haber recorrido caminos. A toda prisa tenemos que decidir hacia donde queremos ir y las opciones, aun siendo variadas, no nos aclaran nada de cómo se presentará la meta que nos espera. No hay manuales de vida que sirvan para cada uno, ya que las vías desde donde venimos y el bagaje acumulativo experimental que traemos nos hacen únicos.

Unos se identifican con un camino miope con el fin de vivir lo mejor posible hoy. En cambio, otros persiguen continuamente un futuro que difícilmente pueden alcanzar, sacrificando de esta manera el presente con la ilusión de que mañana vivirán mejor. Algunos más quieren dirigirse hacia un camino fácil, un camino lleno de vivencias explosivas, identificándose con un bienestar momentáneo, una fantasía que se ha puesto de moda y que parece que la sociedad actual casi exige. En medio de tantas opciones, ¿con cuál te identificas?

LA EDUCACIÓN COMO CAMINO

Hay muchas escuelas. El mundo está lleno de enseñanzas. Hay muchos comerciantes de libros y abundan centros con una gran diversidad de actividades culturales: ferias, recitales, conferencias, exposiciones. Todo ello se está organizando para nutrir al humano buscador y con buenas intenciones alegra la vida y estimula la ilusión del ser humano hambriento de saber, elevando la perspectiva de que vamos a estar más informados y ser más cultos. Es gratificante para una generación consciente de avanzar en el conocimiento en una sociedad donde parece que reina la cultura.

Hay una buena parte de nosotros que elige el camino del aprendizaje supremo. Pensamos que sabiendo todo estaremos protegidos y nadie podrá usurparnos nada. De esta forma, la vía del saber se transforma en una pequeña obsesión. ¿Cuánta verdad hay detrás de este escudo?

«Educación» llamamos al proceso de facilitar y asimilar un aprendizaje, conocimiento, habilidades, valores, creencias o hábitos. El cerebro permite aprender, pero también desaprender, lo que es parte del mismo proceso. Mientras nos adaptamos a un nuevo entorno, nos «des-adaptamos» al otro. La educación no solo se produce a través de la palabra, sino que está presente en todas nuestras acciones, sentimientos y actitudes.

Según la teoría de la evolución, descrita por Charles Darwin y la posterior línea de investigación de Conrad Hal Waddington para referirse al estudio de las interacciones entre los genes y el ambiente que se producen en los organismos vivos, el hombre está en constante cambio. Aunque a veces los cambios se producen a corto plazo, la mayoría de las veces las modificaciones se dan a largo plazo, en función de la necesidad y el entorno.

El humano ha buscado elementos para mejorar su trabajo, su movimiento, facilitando en definitiva su vida, pero a su vez otras capacidades propias probablemente se han «desaprendido», atrofiándose cada vez más.

Por ejemplo, la tecnología, y en concreto el GPS, nos facilita la orientación, pero al mismo tiempo perdemos la práctica de nuestro propio cerebro para orientarnos por falta de uso.

Con la escritura pasa lo mismo: la letra de los niños de hoy nada tiene que ver con el arte de escribir de hace tan solo cincuenta años.

Controlar el fuego, inventar la rueda y desarrollar el lenguaje escrito son solo algunos ejemplos de lo que ha sido la evolución. Los humanos somos animales de adaptación, y hoy más que nunca, utilizando la tecnología, la especie continua avanzando, aunque no se sabe bien hacia dónde. La Historia nos ha enseñado que otras civilizaciones avanzadas a su debido tiempo han desaparecido.

Hace poco tiempo escuchaba a una de mis amigas y observé como todo su ser rebosaba ilusión cuando explicaba cómo era su trabajo en la educación con niños de menos de seis años. Muy motivada exponía cómo las nuevas metodologías intentan educar en un entorno más natural, muy cercano al familiar, con métodos más adaptados al respeto y a la libertad de la individualidad y cómo los países avanzados están adoptando cada vez más este sistema de educación «novedoso».

Yo no podía evitar pensar, mientras escuchaba su exposición, que mi educación había sido exactamente como la que ella me transmitía como si fuera una total novedad. Probablemente vosotros, los que tenéis más de cincuenta años, pensaríais lo mismo que yo. No porque nuestros padres tuvieran consciencia de lo que hacían, sino porque dejaban libertad a los hijos para desenvolverse, una libertad más cercana al descuido (tal y como se juzgaría hoy), probablemente por estar tan ocupados que no podían vigilar tan de cerca a sus hijos.

La «supereducación» deseduca al mismo tiempo.

Si en el destello tan fugaz que es nuestra vida aquí en la Tierra fuéramos capaces de aprender de la Historia y quedarnos con lo mejor, actuar con consciencia y sentido común, no necesitaríamos usar la agresividad, ni la lucha política, ni el egoísmo absurdo, ni la obsesión por los sinsentidos de las muchas formas que engloban las esclavizadas y baratas modas de turno.

Respecto a la comunicación, en tiempos lejanos, mientras desarrollábamos el lenguaje verbal probablemente desaprendimos el lenguaje sentido, quinestésico, base de nuestra comunicación mental y emocional ancestral.

Educación