Jardieladas - Enrique Jardiel Poncela - E-Book

Jardieladas E-Book

Enrique Jardiel Poncela

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Beschreibung

En este libro vas a descubrir textos que seguro que nunca habías leído y que escribió Jardiel para periódicos y revistas e, incluso, textos totalmente inéditos. En ellos son reconocibles su inteligencia, su sentido del humor, sus juegos de palabras, su ironía… Podrás descubrir desde experimentos de física recreativa hasta un nuevo refranero jardielesco, pasando por ensayos y pequeñas obras teatrales. Auténticas Jardieladas aderezadas con artículos de admiradores que no debes perderte si, como nosotros, eres fan de este pequeño gran autor. No te vamos a contar quién es Jardiel Poncela porque no sabríamos hacerlo bien. En este libro encontrarás las sabías palabras de personas que de alguna forma u otra son grandes conocedores de su obra y su vida: Enrique Gallud (escritor y nieto de Jardiel), Pepe Viyuela (payaso), Isabel Valdés (redactora en El País), Ramón Paso (dramaturgo, guionista, director de escena y biznieto de Jardiel), Irene Galicia (periodista) y Miqui Otero (escritor y periodista).

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Enrique Jardiel Poncela

Normalmente en cada uno de nuestros libros escribimos una biografía con pelos y señales, con datos concisos e incluso con alguna anécdota curiosa de la persona que lo escribe.

En este caso no lo vamos a hacer. Quizás tú tengas la suerte de no saber absolutamente nada sobre Jardiel Poncela y de que este libro haya llegado a tus manos por alguna casualidad extraña de la vida. Sabemos que es una suerte, porque nosotros aún recordamos aquel día en que leímos por primera vez un texto de Jardiel y las ganas de ir rápidamente a buscar en alguna librería de segunda mano otro libro suyo, volver a casa, leerlo a toda velocidad y sin saber por qué, ver al día siguiente una película de Chaplin, leer las cartas de Groucho Marx, un cuento de Woody Allen, fabricar instrumentos al estilo de Les Luthiers o imitar sin parar las voces de Faemino y Cansado.

No te vamos a contar quién es Jardiel Poncela porque no sabríamos hacerlo bien. En este libro encontrarás las sabias palabras de personas que de alguna forma u otra son grandes conocedores de su obra y su vida: Enrique Gallud Jardiel (escritor y nieto de Jardiel), Pepe Viyuela (payaso y desde hoy un buen amigo), Isabel Valdés (redactora en El País), Ramón Paso (dramaturgo, guionista, director de escena y biznieto de Jardiel), Irene Galicia (periodista) y Miqui Otero (escritor y periodista).

Así que, siéntate y disfruta de esta mezcla tan bonita a la que casi sin querer hemos titulado Jardieladas.

También ha hechoposible este libro

José Luis Ágreda

Sevillano del 71, es quizá el ilustrador andaluz más importante de nuestro tiempo. Y sin el quizá. Ha realizado proyectos para muchas y distintas editoriales, incluyendo por supuesto a Barrett, que cuenta con las magníficas ilustraciones para Roque Six, Relatos Faunescos y las del libro que tienes ahora en tus manos.

Empezó a colaborar en El País y El Jueves en 1998 y, desde entonces, no ha parado. Entre sus trabajos destaca Cosecha Rosa, que ganó el Premio a la Mejor Obra de 2001 en el Salón del Cómic de Barcelona. Ahora trabaja como director de Arte en una película de animación protagonizada por Luis Buñuel que estamosdeseando ver.

Título original: Jardieladas

Primera edición: marzo de 2018

Edición y selección de textos: Enrique Gallud Jardiel

Diseño de colección y cubierta: Estudio Lápiz Ruso

Corrección: Editorial Barrett

© del texto: Enrique Jardiel Poncela, 2018

© de las ilustraciones José Luis Ágreda

© de la edición: Editorial Barrett

C/ Profesor Manuel Clavero Arévalo, 2, bloque C, 4.º D, Sevilla

www.editorialbarrett.org

[email protected]

ISBN: 978-84-948445-9-1

Índice
Antes de empezar por Enrique Gallud Jardiel
HUMOR
Quien lo probó lo sabe por Pepe Viyuela
74 definiciones rápidas
Reverso de cuarenta hojas de nuestro almanaque para el año 1929
La grafología de Madame Lupescu
Física recreativa para entretenerse en casa
Negocio productivo
¿El hongo de la hija o la hija del hongo?
MUJERES
Ay, Jardiel por Isabel Valdés
La puerta se abre y entra el marido
Las lindas muchachas de Hollywood
Nuevas reglas de urbanidad
Frases célebres, que no se han escrito nunca, sobre las mujeres
La joven española
La reforma del refranero
TEATRO
El teatro de Jardiel Poncela: un teatro de vida por Ramón Paso
La peste en Atenas
La pasión de «La Chirris»
Las palabras de saludo a la Argentina
De actualidad palpitante: el corazón
La conversión del duque de Gandía
Sucedido medieval que acaba bastante mal
El descubrimiento de América
Los escandalosos abusos del ventrílocuo Halder
Pocho está muy enamorado
Domingo de carnaval
OPINIÓN
Indignación dirigida por Irene Galicia
Los peces de colores, bomba atómica y bomba H
El libro «tabú»
El hombre que sabe hacer reír
¿Sabía usted que...?
La reglamentación del puñetazo
Antes de terminar El clan de los Jardiel Poncela es la risa

Antes de empezar por Enrique Gallud Jardiel

Enrique Jardiel Poncela fue un polifacético escritor que experimentó con todas las ramas del arte literario. Fiel al espíritu de las vanguardias que le animaba, supo desplegar su buen hacer literario en múltiples géneros. Bien es verdad que se le recuerda principalmente como comediógrafo, como la figura que renovó la escena española de la primera mitad del siglo xx, creando unas nuevas formas de humor cosmopolita y atemporal, alejadas del sainete y de la literatura provinciana y costumbrista que había venido haciendo furor hasta entonces. Pero no es menos cierto que también fue un novelista de éxito que consiguió gran popularidad y un alto número de ventas con cuatro novelas largas que se publicaron entre 1929 y 1932. Pocos años después, la censura le cerraría a Jardiel ese camino artístico, prohibiendo sus novelas y desmotivándole de esta forma para escribir más.

Sin embargo, la producción artística de nuestro autor fue más allá. En su haber se cuentan guiones cinematográficos, poemas, cuentos, ensayos sobre teatro, prólogos explicativos a sus obras y otras formas literarias, que cultivó con acierto.

La que presentamos a continuación es una selección de piezas cortas. En cualquier otro autor más convencional estaríamos hablando de cuentos y de poco más. Pero Jardiel tiene el don de saber hacer humor con todo y en estos trabajos breves incluimos una amplia y muy atractiva variedad de géneros. Aquí el lector hallará piezas de teatro breve en forma de parodias históricas, relatos de fantasía, ensayos cómicos, argumentos de películas, conferencias, artículos de opinión, disquisiciones inclasificables, críticas de libros, comentario de detalles históricos poco conocidos, colecciones de aforismos, definiciones cómicas de los objetos más variados, poemas, hojas de calendario, reglas de urbanidad, diálogos para marionetas, explicaciones grafológicas, experimentos de física recreativa, comentario de refranes, un pequeño libreto de zarzuela y hasta una novela corta escrita en comandita con otros tres famosos humoristas del momento.

En resumen: Jardiel ofrece, como siempre, diversión y originalidad, humor fino y extravagancia, ingenio y variedad, en una recopilación de textos que estamos seguros de que hará las delicias de todos.

Enrique Gallud Jardiel (Valencia, 1958) es doctor en Filología Hispánica, profesor universitario, autor de más de cien libros, actor, director teatral y nieto de Enrique Jardiel Poncela.

Quien lo probó lo sabe por Pepe Viyuela

Decir Jardiel es dar el primer paso de un viaje que nos llevará a la sonrisa, a la risa y a la carcajada. Decir Jardiel es decir HUMOR y es, ante todo, hablar de inteligencia. Y en el caso de Jardiel, sin límites, porque su humor atraviesa todos los confines impuestos por la rutina, rompe las barreras del aburrimiento y salta las cordilleras de lo serio y lo convencional. No hay que olvidar que el humor es el mayor disolvente de fronteras que haya existido nunca.

En el universo de Jardiel todo es posible: desde hablar de lo intrascendente y convertirlo en algo profundo con doble o triple sentido, hasta hablar de lo más serio y hacerlo descender de inmediato al nivel de lo absurdo. Porque Don Enrique desengola lo académico y nos sirve el concepto fresco, limpio, como un copo de nieve recién caído que nos estremece primero y nos lleva directos a la alegría después.

Leerlo es dar un salto mortal sin red, en el que nos brotan alas y nos convertimos en aves del paraíso, del suyo, del que nos proporciona su lectura. Al hacerlo entramos en un cosmos repleto de esferas cuadradas y trayectorias recticurvas que recorremos como si nada, donde la sorpresa se hace cotidiana y lo cotidiano se vuelve sorprendente.

El humor de Jardiel es un reconstituyente de malestares, un caleidoscopio que nos permite mirar lo que nos rodea con ojos de camaleón. La diferencia es que con él lo que cambia de color es el mundo y no el camaleón. Al pasear por sus textos nos van brotando burbujas que hacen cosquillas y eliminan pesadumbres. Leer a Jardiel es salud a manos llenas, un viaje a un balneario en el que renacer.

Sus textos nacen de una pócima secreta cuya receta solo él guardaba sin recordar quizá dónde la había puesto. El día que la encontraba la volvía a esconder, para que se perdiera su pista y ningún teórico pretencioso pudiera trazar su rastro. Como si se pudiera describir la trayectoria del humor. Él sabía que era absolutamente ridículo intentar explicar el mecanismo de la comedia. Se hace o no se hace, se produce o no. No le demos más vueltas.

Jardiel es el maestro del camino siembre cambiante. Su humor es un terreno resbaladizo donde nadie mantiene el equilibrio y el gesto serio, porque caerse es mucho mejor y más divertido y ver a los otros hacerlo ya es la monda. Construye con su gracia mundos nuevos solo con palabras, personajes que hablando en serio hacen que todo parezca de risa, donde se da la vuelta al calcetín y descubrimos que dentro no había un pie sino un corazón que late y nos irriga de luz nueva. Al leer a Jardiel siempre pensamos cómo es posible que aquello no se nos hubiera ocurrido a nosotros.

Jardiel es al mismo tiempo uno de los mayores poetas que haya dado la lengua castellana, porque entre sus frases, sus giros y las imágenes que ofrece, nos sentimos acariciados por la brisa de la elegancia y el talento, de ese «no sé qué que qué se yo» que tiene también la poesía. Jardiel es experto en fintas y en cada frase nos mete un gol por la escuadra. El estadio se viene abajo cada vez que nuestro poeta/humorista tiene entre sus pies de ángel la pelota del ingenio y el talento. Hace con ella mil cabriolas que parecen fáciles pero de las que solo él es capaz. Jardiel es la fuente a la que siempre volvemos para llenarnos del agua limpia de la gracia, aquella con la que están tocados los elegidos.

Jardiel vivió un tiempo maldito y la historia ha querido tragárselo pero no ha podido, porque sus textos, su palabra, y las que contiene este libro son un vivo ejemplo, nos lo devuelven desde el Maelstrom de la historia, renacido y nuevo para el goce y el disfrute. Jardiel es una luz que guía a todo aquel que quiera dedicarse al humor y sencillamente a amar la vida. Dejarse emborrachar por su talento es de las experiencias más hermosas que uno pueda tener, sumergirse en su forma de contar nos sirve para salir a la calle renovados, preparados para leer los periódicos sin acabar pegándonos un tiro.

Jardiel es humor, quien lo probó lo sabe.

Pepe Viyuela (Logroño, 1963) es actor, licenciado en Filosofía y payaso. Lo descubrimos atrapado en una silla plegable y ahora como gran amante de la obra de Jardiel Poncela.

 

 

74 definiciones rápidas

(Recién saliditas de la fábrica para ayuda de académicos, de catedráticos y de tartamudos).

 

 

Después de la temporada de vagancia colaboratriz, aquí estamos otra vez, señores, dispuestos a seguir dando la lata hasta la consumación de los siglos y de los bocadillos de anchoas.

¿Celebramos la vuelta o no la celebramos?

Por mi parte, yo lo celebro.

Y si ustedes la celebran, seguiré celebrándolo.

Lo celebraré mañana, que es mi cumplemeses.

 

 

Y ahora imaginemos el nuevo curso con algunas definiciones rápidas. Estas definiciones han de serles muy útiles a los académicos que confeccionan el diccionario de la Real Academia Española; y a los catedráticos, que tiran el confeti de la ciencia desde la carroza de la cátedra (¡qué imagen tan colorista!); y a los tartamudos, que se sienten incapaces de repetir de carretilla las definiciones largas y lentas.

Vamos allá, caballeros y señoritas. Aprendamos las susodichas setenta y cuatro definiciones rápidas.

Cárcel.—Hotel gratuito.

Termómetro.—Preocupación con funda.

Bastón.—Palo que se cae al suelo.

Beso.—Intercambio de microbios.

Sombrero.—Envase de melones.

Cliente.—Pelmazo diario.

Sostén.—Petulancia con hombreras.

Ventilador.—Caja de pulmonías.

Conventos.—Sindicato de aburridos.

Chófer.—Pieza de automóvil.

Taquígrafo.—Traductor de su propio idioma.

Aceituna.—Fruto que se atraviesa con palillos.

Atlántico.—Océano que se atraviesa con gasolina.

Hueso.—Astilla que se atraviesa con frecuencia.

Conde, marqués, duque, varón, vizconde, hijo de millonario.—Vago por herencia.

Alemán.—Lo relativo propio de Alemania.

Sifón.—Tubo de agua metida a la fuerza.

Limpiabotas.—Vasallo de la humanidad.

Pluma, pesimista.—Seres que destilan negrura.

Veraneo.—Pretexto para poder molestar al padre de familia.

Mudanza.—Pretexto para molestar a los vecinos.

Vagón del metro.—Recipiente de malos olores.

Corte de pelo.—Suplicio moderno.

Claxon.—Aparato que suena después de atropellar.

Ciudad.—Aglomeración peligrosa.

Anciana piadosa.—Almacén de padrenuestros y de malas intenciones.

Destino.—Tómbola benéfica y maléfica.

Serrín.—Cerebro.

Collar.—Horca de la sencillez.

Gato.—Animal que araña.

Araña.—Animal con bombillas que da luz.

Pitorro.—Grifo de botijo.

Pirroto.—Grifo de botijo al que le falta un pedazo.

Féretro.—Caja de caudales del alma.

Confesonario.—Mentidero.

Ojales.—Rotos intencionados.

Taller de pirotecnia.—Laboratorio que explota un día.

Cocina.—Laboratorio que explota una cocinera.

Luto.—Telar que mancha.

Felicidad.—Novela de Zola.

Hiperestesiadísimamente.—Una de las palabras más largas que existen.

Chulo, semáforos.—Aparatos para hacer señales.

Indisposición del primer actor de la compañía.—Cosa que acaba por ocurrir siempre cuando una comedia no lleva público a un teatro.

Gaseosa.—Botella verde, provista de un tapón de cristal, colocado dentro de la botella de una manera tan hábil que, se haga lo que se haga, nunca se logra que salga el líquido encerrado en la botella.

Timbre.—Aparato utilizadísimo en las casas para la diversión de los niños. Cuando el timbre se coloca encima de todos los muebles de la casa, recibe el nombre de «timbre de mesa» y cuando se le pega en un papel y se se deja allí quieto para siempre, se llama «móvil».

Crimen.—Comedia en tres actos, de autor contemporáneo.

Comedia en tres actos.—Crimen.

 

Adúltera.—Nombre propio femenino, que también se le aplica a la leche de vacas.

Secante.—Papel en el que se imprimen algunos periódicos.

Tabaco.—Planta que, merced a una elaboración especial, sirve para hacer amistades y para toser por las mañanas.

Silla.—Objeto con el que se les da en la cabeza a los visitantes pesados.

Lápiz.—Maderita de diferentes tamaños que sirve para sacar de ella todas las virutas que se deseen.

Aparatofotográfico.—Mecanismo que sirve para enemistarse con los amigos, apretando a un botoncito y diciéndoles: «Has salido parecidísimo».

Alfiletero.—Recipiente para guardar agujas.

Agujero.—Recipiente para guardar alfileres.

Rúbrica.—Trazo grafológico que sirve para romper las plumas.

Cenicero.—Aparato alrededor del cual se echan los cigarros y la ceniza.

Bala.—Berbiquí que funciona a distancia.

Hucha.—Caja donde se encierra el dinero y que lo devuelve al romperla.

Novia.—Caja, a veces rubia, a veces morena, en donde se encierra el dinero y que no lo devuelve ni rompiéndola.

Barítono.—Joven alto que a veces sabe cantar y que otras veces sabe escribir.

Empresario de teatros.—Mamífero muy parecido al hombre.

Camello de Australia.—Mamífero muy parecido al empresario de teatros.

Artículo de fondo.—Pieza literaria que no tiene fondo casi nunca.

 

Estación de ferrocarril.—Lugar que tiene fondo y tiene fonda.