La casa del ídolo de Astarté - Agatha Christie - E-Book

La casa del ídolo de Astarté E-Book

Agatha Christie

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Beschreibung

En el segundo encuentro del Club de los martes, el clérigo doctor Pender relata un caso del que participó hace muchos años. Dentro de la finca de su amigo Richard Haydon había un bosque muy antiguo repleto de tesoros arqueológicos. Se decía que en ese lugar se habían realizado sangrientos ritos sagrados, justo frente a una estatua que representaba a la diosa Astarté. Durante una reunión, los invitados de Sir Richard visitan el sitio y una muchacha entra en trance, mientras que uno de los hombres cae muerto frente a todos los demás. ¿Podrán los integrantes del Club resolver un caso que parece completamente sobrenatural?

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Seitenzahl: 23

Veröffentlichungsjahr: 2023

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Capítulo 1

—Y ahora doctor Pender, ¿qué tiene para contarnos?

El anciano clérigo sonrió amablemente.

—La mayor parte de mi vida transcurrió en lugares tranquilos—dijo—. Me han sucedido muy pocos acontecimientos memorables. Sin embargo, una vez, cuando era joven, tuve una experiencia bastante trágica y extraña.

—¡Ajá! —exclamó Joyce Lempriére alentadora.

—Nunca la olvidé —continuó el clérigo—. En aquel momento me causó una profunda impresión, e incluso ahora, con un ligero esfuerzo de la memoria, puedo revivir todo el horror y la angustia que experimenté cuando vi caer muerto a un hombre al parecer sin causa aparente.

—Suena bastante espeluznante, Pender—acotó sir Henry.

—Realmente fue espeluznante, como usted dice —replicó el clérigo—. Desde entonces nunca he vuelto a reírme de las personas que emplean la palabra atmósfera. Existe. Hay ciertos lugares saturados de buenos o malos influjos que irradian su poder.

—Hay una casa, “Los alerces”, que es muy desafortunada —señaló miss Marple—. El viejo Smither perdió todo su dinero y tuvo que abandonarla. Luego la alquilaron los Carlslake y Johnny se cayó por la escalera y se rompió una pierna, y la señora Carlslake se vio obligada a viajar al sur de Francia por cuestiones de salud. Ahora la tienen los Burden y he oído decir que el pobre señor Burden tendrá que ser operado de urgencia.

—Hay mucha superstición sobre estas cuestiones —acotó el señor Petherick—. Y los estúpidos rumores que circulan descuidadamente han causado innumerables daños a ese tipo de propiedades.

—Yo he conocido un par de fantasmas que tenían una robusta personalidad —comentó sir Henry sonriente.

—Creo —dijo Raymond— que deberíamos permitir que el doctor Pender continúe con su historia.

Joyce se puso de pie para apagar las dos lámparas, y la habitación quedó iluminada únicamente por las llamas parpadeantes del fuego.

—Atmósfera —acotó la artista—. Ahora sí estamos en condiciones de continuar.

El doctor Pender le dirigió una sonrisa a Joyce y, tras acomodarse en su butaca y quitarse las gafas, comenzó su relato con una voz suave y sugestiva.