La huella narcisista - Analía Forti - E-Book

La huella narcisista E-Book

Analía Forti

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Beschreibung

"¿Será que esta vez todo sale bien y voy a poder ser feliz? No, Gaby. Esta vez va a salir mal otra vez porque de nuevo pasaste por alto las banderas rojas, decidiste cerrar los ojos y creerte las mentiras más increíbles sin una sola duda, sin una sola pregunta, sin una sola sospecha, así como si nada. ¡Qué empecinamiento tenés en coleccionar hijos de puta en todas sus versiones y darles la oportunidad de joderte la vida en cuotas que llevan tus mejores años!". Las Huellas del Narcisista, el nuevo libro de la Lic. Analía Forti, vuelve a conmover al lector a través de relatos de consulta sobre víctimas de narcisistas, y le da voz a la devastación moral y emocional que produce el trauma por abuso narcisista, brindando estrategias de escape eficaces para salir de estos vínculos abusivos y un aporte de información, con un estilo claro y directo, que hacen de este libro la llave que abre la puerta de salida para salvar tu vida.

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Analía Forti

La huella narcisista

Estrategias de escape

Forti, Analía La huella narcisista : estrategias de escape / Analía Forti. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2024.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-87-4874-0

1. Autoayuda. I. Título. CDD 158.1

EDITORIAL AUTORES DE [email protected]

Tabla de contenido

Biografía de la autora

Palabras de la autora

Esas putas banderas rojas

La Personalidad Narcisista

Tipos de Narcisistas

Diferencias con la personalidad psicopática

Banderas rojas

Experiencias facilitadoras del desarrollo de una personalidad narcisista

¿Por qué los narcisistas se comportan de ese modo con los demás?

El tiempo y el contacto cero como aliados de la víctima

¿Qué tipo de personas quedan atrapadas en vínculos con perfiles narcisistas?

¿Con qué personas no se siente cómodo el narcisista?

Separarse de un narcisista

¿Y cuando hay hijos?

La familia narcisista

La madre narcisista

El padre narcisista

Hermanos Narcisistas

Estrategias de Ataque

Relatos de Consulta I

Defraudación

Yo me voy a curar de vos

La vida sin vos

La casa en silencio

La mala madre

El Autoengaño

Cerca de la cima

La esposa del psicoanalista

La madre mártir

Con sentencia de muerte

Banderas rojas

Quiciera (sin s)

El Psindicato

Arreglate solita

En el nombre del Padre

Watson

Ponce

Rumba

El Editor

Bombilla rosa

Feliz cumple atrasado

Error

Hijos Narcisistas

La crianza de hijos narcisistas

Relatos de Consulta II

Jeremías (15 años)

Juani (17 años)

Cordelia (13 años)

Ezequiel (4 años)

Juana (14 años)

Alex (23 años)

DAEDerecho de Autocuidado Emocional

Trauma por Abuso Narcisista

Estrategias de Escape

I. Contacto cero

II. Piedra Gris

III. Ayuda profesional especializada

Palabras Finales

Ella y la huella

Bibliografía

A mi padre Aníbal H. Forti

A mi esposo Julio H. Gorriti

Biografía de la autora

Analía Forti nació en Buenos Aires en 1972.

Es Magister en Psicología Social, Licenciada en Ciencias para la Familia y Consultora Psicológica egresada de la Universidad Austral. Especializada en Logoterapia y Análisis Existencial en el Centro Viktor Frankl de la Ciudad de Buenos Aires, en la Universidad Austral y en la Universidad Católica de Córdoba.

Psicóloga Social, Mediadora Familiar y Máster en Psicología Social (UNED, Universidad de Madrid, España) y (AEPRO, Asociación Euroamericana de Profesionales en Ciencias Humanas y Sociales).

Cuenta con una Especialización de Posgrado en Terapia Familiar Sistémica en la Universidad Nacional de Luján a cargo del Dr. Marcos Berstein.

Especializada en Patologías Narcisistas por la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA).

Diplomada en Enfoque Integral de la Infertilidad por el Institute of Medicine and Psichology, Plade y Unicervantes (Miami, FL).

Tiene una Diplomatura Universitaria en Orientación Matrimonial por el Instituto de Ciencias de la Familia de la Universidad Austral.

Se formó como Mediadora Familiar en la Asociación Argentina de Mediación Interdisciplinaria (Modelo Circular Narrativo Sara Cobb).

Se ha especializado en Resolución de Conflictos Familiares Intergeneracionales en la Universidad Maimónides – Departamento de Ciencias del Envejecimiento.

Diplomada en Adicciones con Perspectiva de Familia por el Instituto de Ciencias de la Familia de la Universidad Austral.

Diplomada en Formación en Educación Sexual Integral por la Universidad Nacional de San Martín.

Diplomada en Prevención de la Protección en Abuso Sexual contra Niños, Niñas y Adolescentes, por la Universidad Católica de Salta (UCASAL) y por la Pontificia Universidad Gregoriana (Roma, Italia).

Especializada en Familias Ensambladas, por el Programa Focalizado del Instituto de Ciencias para la Familia (ICF) de la Universidad Austral.

Cuenta con una Diplomatura Universitaria en Crianza y Salud por la Universidad Isalud.

Se ha formado en Logoterapia y Análisis Existencial en el Centro Viktor Frankl con el Dr. Gerónimo Acevedo. Se especializó en Logoterapia Vincular en el Instituto de Ciencias para la Familia de la Universidad Austral.

Cuenta con una Diplomatura en Logoterapia y Análisis Existencial por la Universidad Católica de Córdoba.

Especializada en Terapia Gestalt en Asociación Psi.

Diplomada en Terapia Centrada en la Compasión (Compassion Focused Therapy) por Centro IPPC Argentina Iberoamérica.

Cuenta con un Posgrado en Psicooncologia y Enfermedades Crónicas por la Universidad Católica de Cuyo.

Se especializó en Desarrollo Personal y se ha formado en Abordaje Terapéutico desde el Cuerpo y la Voz en la Facultad de Medicina de la Universidad del Salvador.

Es convocada como disertante a Congresos Nacionales e Internacionales sobre temáticas referidas a Desarrollo Humano, Educación, Sociedad, Familia, Violencia Familiar y de Género.

Disertante en el Primer Congreso Internacional de Educación Sexual Integral: Infancias, Adolescencias y Familias del Siglo XXI en el Centro de Convenciones yEx posiciones FORUM– SDE. El Congreso fue declarado de interés académico por la Universidad Nacional de Santiago del Estero. Res. 236/18 y de interés educativo por el Ministerio de Educación de la Provincia, Res. N°042/18.

Disertante en el Segundo Congreso Internacional de Educación Sexual Integral: Infancias, Adolescencias y Familias del Siglo XXI en el Centro de Convenciones y Exposiciones FORUM– SDE. El Congreso fue declarado de interés académico por la Universidad Nacional de Santiago del Estero. Res. 236/18 y de interés educativo por el Ministerio de Educación de la Provincia, Res. N°042/18.

Disertante en el Tercer Congreso Nacional de Salud, Educación y Sociedad, realizado en Santiago del Estero en 2019, Resolución Subsecretaría de Educación FHCSYS–UNSE N° 438/2019.

Participante en calidad de asistente del XXV1 Congreso Argentino y VIII Congreso Latinoamericano de Logoterapia “Reencontrándonos desde el Sentido”. Universidad del Salvador (USAL), CABA. Argentina.

Participante en calidad de asistente del 10° Congreso Latinoamericano de Logoterapia y Análisis Existencial “Autoestima: El Sentido de ser uno mismo”. FUCLAE, Hotel Regente, CABA. Argentina.

Desde 2009 es convocada por diferentes medios de comunicación como divulgadora científica sobre temáticas humanístico–existenciales y de familia.

Brinda Conferencias y Seminarios en todo el país, además de atender en su consultorio particular en CABA desde el año 2006.

Realizó estudios de Derecho en la Universidad Católica Argentina (UCA).

Es fundadora y directora del Centro Argentino de Ciencias para la Familia y Consultoría Psicológica (CFCPSI) donde se dictan diversos Programas de Especialización para Profesionales.

Es Autora de:

Poder sobre tu vida

Prólogo de Fanny Mandelbaum

(2020) Ed. Hojas del Sur

Reflexiones de Persona a Persona

Prólogo de Daniel Balmaceda.

(2021) Ed. Hojas del Sur.

Secretos de Familia

(2023) Ed. Autores de Argentina

Palabras de la autora

La Huella

Caminábamos juntos hacia la playa de arenas claras y suaves, como cada verano. Sin embargo, esta vez habíamos notado algo diferente, aunque era tan sutil que nos tomó un tiempo darnos cuenta. El territorio había cambiado, se había modificado el suelo. Conocíamos el lugar como la palma de nuestra mano y sabíamos exactamente las tácticas para realizar la travesía a través de las imponentes dunas. Solo que esta vez, esas tácticas no servían porque el mapa no era el territorio. El suelo se había modificado y la camioneta no podría pasar a través de ese extraño lodo que se había formado donde los veranos anteriores había flamencos y cisnes de cuello negro. La crecida estrepitosa del río Quequén a causa de la copiosa lluvia semanas atrás, habían transformado el suelo y ya nada era igual. Estábamos en el mismo lugar, el paisaje se asemejaba pero ya no era el mismo territorio. El sol del mediodía era abrasador y sus rayos se clavaban en nuestra cabeza como puñales afilados, mientras la arena caliente encendía como fuego la suela de nuestro calzado.

Todavía teníamos que atravesar la duna más imponente del lugar llamada “la mulita”, debido a su forma vista desde lejos. Ascender la duna a pie era imposible, eso estaba claro. Hacer la travesía hacia la costa sobre el lodo no era una opción porque quedaríamos atrapados hundiéndonos sin posibilidad de rescate. Como tantas otras veces en la vida, nos miramos con Juli y dijimos “por acá no es”. Y eso estaba claro, por ahí no era.

En nuestra pareja yo soy la innovadora, la creativa y Juli es el de las ideas prácticas, las acciones concretas y las estrategias efectivas. Yo imagino, creo y sueño. Juli baja todo eso a tierra y lo vuelve posible y real.

Esta vez no fue la excepción. Yo quería recorrer a pie las playas vírgenes que están del otro lado de la bahía, más allá de la casa de Roberto y Juli estaba evaluando cómo hacerlo en un territorio que había cambiado por completo y con un suelo que se había vuelto peligroso, en una zona alejada de todo y de todos. De pronto señaló con su dedo índice y me dijo “Vamos a ir por la huella. ¿Ves la huella?. Por esa huella el suelo está más firme y el lodo está más seco. Seguime y no te apartes de la huella. Esa huella la dejaron los que pasaron y llegaron a la costa a salvo sin hundirse. No te apartes de la huella. ¿ok?”. ¡Entendido capitán!. Lo había dicho con una determinación que no admitía ningún cuestionamiento y para ser sincera, yo tampoco veía ninguna otra opción (de hecho ni siquiera había visto la huella). Conociéndome como me conoce, Juli pisó una vez y afirmó su pisada, luego dio otro paso y otro más. Se giró para mirarme nuevamente y me recordó mirándome con sus ojos verdes miel “Seguí la huella” y ahí fuimos en fila india, solo que yo ya no estaba ahí.

Mi mente ya no estaba ahí.

Mi cuerpo avanzaba pero mi mente estaba en “la huella”, pero no en esa huella sino en “la huella narcisista”.

El día anterior había terminado de escribir este libro frente al mar y lo tenía listo para enviar a la editorial, sin embargo esa travesía tendría sin saberlo un impacto en el libro.

La huella…

Mientras caminaba y seguía la huella mi mente cabalgaba en pensamientos que aparecían y se desvanecían a toda velocidad de manera imparable.

¿Acaso cuando estás en una relación con un narcisista, no creés conocer a la persona con la que estás hasta que un día por alguna situación te encontrás con alguien totalmente diferente de quien conocías?

Y cuando tuviste una experiencia con un narcisista, sea pareja, padre, madre, hermano, compañero de trabajo, amigo o jefe ¿no deja acaso una huella en tu vida?

Y aún cuando hayas logrado salir de esa relación y establecer contacto cero y ahora estés a salvo ¿no dejó esa experiencia una huella en vos?

Entonces…

Si esa huella que el narcisista dejó en vos, la describo y la explico, cuando algún otro se encuentre atrapado en el lodo narcisista donde todo es oscuridad ¿acaso mostrarle la huella no funcionará como una estrategia de escape para poder identificarlos y conocer las tácticas de salida?

¡Claro que sí!

¿Y si narro relatos de víctimas de abuso narcisista, la huella y la estrategia de escape no será más clara todavía?

Sin dudas que sí.

Perdida en estas cavilaciones y ya en estado de trance donde no sentía ni siquiera los rayos del sol sobre mi cabeza, escuchó de pronto la voz de Juli ¡Ahí está tu mar!.

Como si un trueno me trajera de nuevo a la realidad levanté la mirada y ahí estaba mi mar de aguas turquesas y tibias. Sentí ese aroma inconfundible del océano, escuché el vaivén incesante de sus olas y el sonido del viento que azotaba las dunas. Una playa virgen inimaginable, de ensueño, inmensa, toda para mí. Sentí la más absoluta libertad. Juli me dijo ¡dale, metete en tu mar!, y ahí salí corriendo al encuentro de las olas y le grité mientras me miraba desde la playa “Ya tengo el título del libro! La huella narcisista! Mañana lo mando a la editorial! Después te explico!”.

Y acá está “La Huella Narcisista”.

La huella que fue ideada y escrita para orientar a cada uno de los lectores y guiarlos en esta travesía del abuso narcisista, para que puedan llegar a la costa a salvo, siguiendo la huella.

Gracias Juli.

Gracias Reta.

Gracias a vos que como lector estás siguiendo la huella, “la huella narcisista” que te va a guiar mostrándote el camino para no hundirte en el lodo oscuro y perverso del terrorismo psicológico.

Gracias a todos los que me aportaron su experiencia en vínculos narcisistas para que sus relatos fueran parte de “la huella”.

Sigan la huella y no se aparten de ella, porque la huella la dejaron los que llegaron a la costa a salvo y sin hundirse en el lodo.

¡Sigan la huella narcisista, que al otro lado está la libertad!

Lic. Analia Forti

Esas putas banderas rojas

Esas que te alertan porque el depredador está cerca.

Ya sé, estás leyendo la primer página de este libro y pensando que te chocó esa primer oración. Ya sabía, “putas” te chocó, porque “banderas rojas” no tiene ninguna carga cultural, ni de mandatos ni de prejuicios. Son simples banderas rojas y las ves en la playa advirtiendo que el mar está peligroso. Lo que te chocó fue “putas” porque esa palabra sí está contaminada de cuestiones culturales. Y te confieso que habiendo podido elegir muchas otras intencionalmente elegí esa, precisamente para que te choque, te impacte y te genere algo (aunque más no sea curiosidad). Para ser sincera prefiero que te choque “putas” y no que te pases por alto las “putas banderas rojas” y termines chocando de frente con vínculos abusivos en todos los ámbitos de tu vida porque no los sabés identificar. Y es obvio que no los vas a identificar porque pueden oler bien, vestir mejor, ser titulados y no decir malas palabras. De verdad, prefiero que te choques de frente con el “putas” de las putas banderas rojas. Si te hace sentir mejor decirles “red flags” no hay problema, adelante, es lo mismo pero suavizado por un idioma que no es el nuestro y cuyas expresiones carecen a mi gusto de la contundencia necesaria para decir ciertas cosas. Ya la pronunciación le baja el precio a la expresión. “The fucking red flags” nunca resonará igual que “las putas banderas rojas”. De todos modos nombralas como prefieras, lo único importante y el objetivo primordial de este libro es que aprendas a identificarlas para irte a tiempo (no para quedarte a ver si las podés teñir de celeste). Las “benditas banderas celestes” tienen que ser originariamente celestes, de lo contrario destiñen.

Banderas celestes de mares serenos, de aguas mansas. Mares que no son turbulentos como los buenos amores. Esos amores buenos y mansos que aunque no creas que los hay, los hay. Amores de los buenos como los mares mansos.

Ya superado el tema del título vamos a ir más profundo.

Las “putas banderas rojas” son esas señales de alerta en la conducta de algún individuo que te hacen ruido, te resuenan raro, de alguna manera te alertan sobre algo sin saber bien sobre qué y a veces son tan sutiles que te hacen dudar de vos y tus percepciones. Algo te dice que por acá no es, te advierte que mejor no, te incomoda como para que te salgas y entonces decidís que la señal no es clara o por lo menos no lo suficientemente clara o bien que no tiene la fuerza suficiente como para oponerse a tu deseo y seguís adelante. El guardavida que te habita interpretó mal el viento, la marea y las condiciones del clima y colocó una bandera dudosa y vos tenés muchas ganas de entrar al océano por lo cual te sirve creer que la bandera es dudosa, entonces te mandás sin más.

Ya con la primer pisada te das cuenta que, además de la bandera que te pareció dudosa pero no peligrosa, el agua está helada y la primer rompiente te deja revolcándote entre olas que no paran de golpearte y tragando agua sin poder apenas respirar, haces un esfuerzo y te pones de pie. Miras la bandera de nuevo, después el mar y ves que se calmó y volvés a confirmar que la bandera es dudosa y que las olas te dejaron dando vuelta de pura casualidad y seguis adentrándote porque pasando la segunda rompiente se observa manso como una pileta. Y allá vas hacia la segunda rompiente.

Como te pasaste por alto las putas banderas rojas, cuando pasaste la segunda rompiente ya te rompiste. Y es que las putísimas banderas rojas son señales, alertas, alarmas, que te dicen peligro, detenerse, no avanzar! Pero vos seguís adelante una y otra vez porque para vos las banderas nunca son tan rojas ni sus señales son tan claras. Vos negás para hacer prevalecer tu deseo aunque te conduzca al mismísimo infierno, que para vos no es infierno sino un lugar calentito (bueno, quizás un poco más de lo normal). Pero infierno no. Infierno es un montón. Y así pasas por alto todas las putas banderas rojas una y otra vez. Eso sí, cuando quedaste fuera de combate en destrucción total y todos tus neurotransmisores desplomados con tu cerebro cerrado por derribo, me escribís para decir que no podes más, que no sabés que te pasa, que no podes pensar bien ni concentrarte, que tenés olvidos, que dudás de vos y tus percepciones, que sentís que estás enloqueciendo. Y yo te miro con toda amorosidad y te digo “te pasaste por alto las putas banderas rojas”. Otra vez y van… (ya perdimos la cuenta).

Ya fué mucho, pero a este último que desde el primer momento mostró señales claras de “re mil putas banderas rojas” vos decidiste regalarle el beneficio de la duda porque te pareció que sus conductas tenían apenas grado de tentativa y le tendiste un puente de plata.

Para vos todos tienen el derecho de acceso a la posibilidad de “bandera celeste”. Sos militante de las “banderas celestes” y aunque no califiquen, les otorgás una especie de recuso de amparo emocional “los portadores de banderas rojas gozarán de protección afectiva y se les otorgará el derecho de acceder a la bandera celeste”. El resultado es siempre el mismo, la bandera siempre fue roja y te advertía del peligro para que pudieras irte pero decidiste darle chance y quedarte porque nunca las putas banderas rojas te parecen lo suficientemente rojas.

Bueno, este libo es para vos.

Para ver si lográs detenerte cuando identifiques las putas banderas rojas.

Lic. Analia Forti

Dios sabe

Cuando un narcisista no consiga manipularte, controlarte, callarte y someterte, se dedicará a destruirte para deshacerse de tu existencia.

Lic. Analia Forti

La Personalidad Narcisista

La personalidad narcisista es una estructura inmodificable, por lo que terapéuticamente no hay nada que se pueda hacer para generar un cambio. Por este motivo no se puede confiar en que ese cambio exista y es mejor salirse de la relación cuanto antes.

Si bien es complejo de comprender para quienes no son especialistas en la temática, es importante detenerse a explicar que un narcisista no necesita ser atacado para volverse tu enemigo. Se trata de una estructura de personalidad, de un modo de ser inmodificable. Es un enemigo gratuito, sin causa, sin que su conducta responda a una provocación o un ataque.

En una personalidad narcisista hay un patrón de conducta que se expresa como una importancia sobredimensionada de sí mismo y un no registro del otro como sujeto (no hay un registro del otro como persona – ser sintiente), razón por la cual (si el otro no es un sujeto), no tendrá en cuenta ningún tipo de límites ni considerará sus derechos como persona y tampoco sus deseos ni sus necesidades. Recuerdo cuando ella me mostró aquel mensaje en que él le decía (después de haber terminado su relación hacía ya tiempo) mientras tocaba incesantemente el timbre en la puerta de su casa “Tengo algo que contarte, me tenés que escuchar y no me voy a ir hasta que me escuches”. El límite que representaba que ella no le abriera la puerta no existía para él, el límite de su “no” a una relación que ella había dado por terminada tampoco lo era, su derecho a no querer tener contacto con él no tenía ninguna relevancia. Solo importaba su deseo y su necesidad (él tenía que contarle algo y no se iría hasta conseguir su objetivo).

Al no existir para ellos, el otro como sujeto, no hay manera en que puedan establecer con alguien una relación equilibrada y en la cual haya una retroalimentación (tus necesidades y las mías, mis deseos y los tuyos). Y no es que no pueden establecer una relación equilibrada con vos, es que no pueden con nadie (porque el otro como sujeto no existe para ellos, ni vos ni ningún otro).

Las conductas narcisistas aisladas pero reiteradas en el tiempo, se transforman en un rasgo narcisista (si esos rasgos son varios, la personalidad puede no ser narcisista, pero tener varios rasgos narcisistas, por lo cual tenderá a establecer con los otros relaciones denominadas actualmente como tóxicas) porque su estilo de vinculación con los otros se basará en el uso y descarte, sin importarle el daño que pueda causar a las personas. Una de las conductas que mayor daño causa es el denominado descarte narcisista (hoy sos lo más importante de su vida y mañana te desecha como si fueras descartable). Recordá que para ellos no sos un ser sintiente.

Las conductas que consisten en disminuir, infravalorar y descalificar a otra persona con el único objetivo de agigantar el propio yo y engrandecerse, son conductas narcisistas.

La personalidad narcisista reúne los rasgos narcisistas y se comporta de manera permanente y rígidamente de esa manera (haciendo circular chismes, triangulando, no reconociendo sus errores genuinamente, culpando a los demás de todo, desatando su ira cualquier situación que no se presente como ellos querían y descalificando a todos para engrandecerse, usando y descartando sin importarle el daño que causen y no registrando al otro como persona).

Uno de los mayores problemas con la personalidad narcisista es la normalización social que existe de sus conductas y la confusión con respecto a ellas (ya que se considera que es conducta narcisista ser fuerte, con una alta autoestima y seguridad personal), cuando ninguna de estas características tienen una relación con el narcisismo.

En la personalidad narcisista hay precisamente todo lo contrario (baja autoestima, inseguridad personal y un niño roto dentro que busca compensar engrandeciéndose a través de conductas vinculadas al poder y el control). Sin embargo esto no significa que la personalidad narcisista deba ser victimizada, porque el narcisista estructural no padece su forma de ser ni le importa ser como es y causar el daño que causa.

La personalidad narcisista estructural, es la principal causante de violencia psico–emocional en las relaciones.

Se trata de una violencia que causa estragos en la personalidad pero es muy difícil de demostrar, por lo cual es complejo judicializarla.

La prevención es la clave para poder identificar este trastorno de personalidad y tomar distancia a tiempo.

El trastorno narcisista de la personalidad, según el DSM–5, se caracteriza por un patrón dominante de grandeza (en la fantasía o en el comportamiento), necesidad de admiración y falta de empatía, que comienza en las primeras etapas de la vida adulta y se presenta en diversos contextos. Dicha personalidad se manifiesta con:

• Sentimientos de grandeza y prepotencia (p. ej., exagerar los logros y talentos).

• Estar absorto en fantasías de éxito, poder, brillantez, belleza o amor ideal ilimitado.

• Creer que uno es “especial” y único.

• Necesidad excesiva de admiración.

• Mostrar un sentimiento de privilegio (es decir, expectativas no razonables de tratamiento especialmente favorable o de cumplimiento automático de sus expectativas).

• Explotar las relaciones interpersonales (aprovecharse de los demás).

• Falta de empatía.

• Envidia a los demás o creer que estos sienten envidia de uno.

• Comportamientos o actitudes arrogantes, de superioridad.

El egocentrismo

El narcisista tiene un aspecto que es el egocentrismo. Ese se refiere a su mundo interno, a su realidad psíquica centrada en sí mismo, en sus propias necesidades y deseos pero sin tener en cuenta al otro. En el narcisista todo gira en torno a sí mismo y siendo que como seres humanos y sociales por naturaleza (nos construimos junto a otros) esto resulta un aspecto patológico.

Las necesidades del narcisista están vinculadas a mantener su falso y grandioso self (ocultando su verdadero ser) y con la liberación tensional que le producen las pocas emociones (negativas) e incómodas que puede llegar a experimentar.

Ellos trabajan arduamente para lograr sus objetivos y lo logran, aún si tienen que tejer sus telarañas durante mucho tiempo para que sus víctimas queden atrapadas, si esto hace a la satisfacción de sus necesidades. De ser necesario a sus metas, se ocupará de “cazar presas” (personas de su entorno) y reclutarlas para manipularlas y hacerlas funcionales a sus objetivos.

Los narcisistas viven centrados en la necesidad de validación externa porque su autoestima es inexistente (por este motivo y para lograr equilibrar esa realidad psíquica necesitan del combustible que obtienen de los demás con sus reacciones emocionales, su atención y sus halagos y reconocimientos). Su egocentrismo se basa en su dedicación a cuidar su falso self y su grandiosidad, sin embargo (y aunque sorprenda) son personalidades altamente dependientes (no emocionalmente dependientes) sino dependientes del suministro narcisista que otros le pueden brindar. El suministro narcisista es la atención del otro y sus reacciones emocionales y con él suplen sus carencias. Ese combustible que necesitan son tus emociones (tu atención, tus respuestas, tu risa, tu llanto, tus gritos, tus celos, tu enojo), algo de esta energía de tus emociones que ingrese a su área mental para suplir sus vacíos. Son adictos a ese suministro narcisista y por eso lo buscan continuamente porque su vacío es inmenso, sin fondo e imposible de llenar.

A este egocentrismo y delirio de grandiosidad (que les hace creer que todo lo pueden, todo lo merecen y todo les debe ser dado) se suman fantasías de poder, de relevancia y de grandeza con una falsa apariencia de alta autoestima (sin embargo hay en ellos un sentimiento constante de insuficiencia) por la falta de una identidad sólida y su vacío interior que es imposible de llenar (por eso les brindes lo que les brindes, hagas lo que hagas, nunca vas a verlo feliz ni vas a ser suficiente para ellos) porque en su interior solo hay vacío, oscuridad y viven al borde de un precipicio que los lleva a buscar más y más suministro narcisista (combustible) para calmar su vacío interior (sin lograrlo jamás). Están rotos en su interior y viven esclavos de ellos mismos, sujetos al abismo de su vacío interior.

Buscan vincularse con personas que tengan reconocimiento social (que ellos consideren a su nivel) para reforzar sus ideas de grandiosidad y siempre buscarán estar en puesto de poder y lugares de jerarquía, buscando obtener reconocimiento con premios o certificaciones que puedan presumir y convencer a los demás (y a sí mismos) de su genial superioridad.

Es habitual que tengan ciertas obsesiones vinculadas a la estética, el cuerpo, la posición social, el dinero y la imagen ante los otros (sin embargo, no son obsesiones vinculadas a un Trastorno Obsesivo Compulsivo) sino que sus obsesiones están vinculadas al cuidado de su falsa imagen, de su grandiosa trayectoria y a controlar que ningún elemento de la realidad desmienta aquello. Para lograr este objetivo también utilizan a las personas para que les brinden el realce que necesitan y les devuelvan la imagen de sí mismos que necesitan (por cierto, grandiosa y superior al resto de los seres humanos).

Falta de empatía

En el narcisista, la falta de empatía se corresponde con un vacío afectivo básico que implica la incapacidad de ponerse en el lugar del otro y de comprender afectivamente sus emociones y compararlas con sentires, vivencias y experiencias propias. El narcisista no conecta con los demás seres humanos ni con ellos mismos y menos aún con su mundo interno. Al no haber una conexión con su mundo interno carecen de la capacidad de hacer introspección y analizar su conducta, sus pensamientos y sentimientos. Esto hace que una terapia para ellos resulte inviable.

Incapacidad de amar

La capacidad de amar (dar amor y recibirlo), es uno de los más representativos valores humanos y es una energía que nos permite darnos a los otros. El narcisista tiene una deficiencia emocional básica y es su incapacidad de amar (por eso se dedican a destruir la vida de las personas empáticas capaces de amar y construir relaciones que tienen esa energía de amor de base (pareja, familia, amistades)

Tipos de Narcisistas

Narcisista estructural

Su estructura intrapsíquica ya se encuentra configurada, de modo tal que actúa, piensa y siente de modo narcisista y este es su estilo de vida. Son inflexibles, sin disposición a la autorreflexión. Inmodificables.

Narcisista encubierto

Son peligrosos porque consiguen enmascararse bajo acciones serviciales, de benevolencia, de solidaridad, de gran humanidad y de falsa humildad. Todo actuado y fingido para camuflarse y no ser descubiertos. Son camaleónicos.

Narcisistas histriónicos

Resulta evidente que son narcisistas por su histrionismo y necesidad constante de llamar la atención y ser el centro. Actúan de manera prepotente y pueden llegar a atacar físicamente. Es el tipo de narcisista que el DSM 5 menciona en su clasificación como “Trastorno Narcisista de Personalidad”

Psicópatas (Narcisistas Antisociales)

Sin lugar a dudas es el narcisista de mayor peligrosidad. Es oscuro y es un tipo de personalidad narcisista antisocial, cuyo patrón de conducta se basa en el vacío que los constituye. Carecen de moral, de manera tal que no registran al momento de actuar, límites de ningún tipo (razón por la cual pueden llevar adelante actos de crueldad y maltrato sin sentimientos de culpa ni remordimiento).

Carecen absolutamente de empatía y compasión, además de gozar con el sufrimiento ajeno (perversos narcisistas). Tienen también la capacidad de impostarse y mezclarse con los empáticos, mostrando una máscara de sí mismos para pasar desapercibidos.

Son verdaderos depredadores de alta peligrosidad.

Diferencias con la personalidad psicopática

La psicopatía como estructura de personalidad incluye a la personalidad narcisista (todos los rasgos que conforman el narcisismo forman parte de la personalidad psicopática) y es por eso que es habitual decir que “no todo narcisista es psicópata pero que todo psicópata es narcisista”.

Lo cierto es existe entre ambos una diferencia de tipo cuantitativa (a los rasgos que corresponden a la personal narcisista, se le agregan unos 25 más cuando se trata de una personalidad psicopática).

La mayor diferencia para destacar radica en la mayor degradación moral y afectiva, que sí existe en la personalidad psicopática respecto de la personalidad narcisista. Sin embargo, si lográs identificar por sus rasgos a un narcisista, esto debe ser una red flag (bandera roja) que indica que esa persona podría (potencial) llegar a ser también una personalidad psicopática. Y como solo podrías descubrirlo pasando mayor cantidad de tiempo con esa persona, la sugerencia es que, muy por el contrario, ante la duda y la posibilidad te detengas y salgas del vínculo.

Similitudes entre personalidad narcisista y personalidad psicopática

Tanto las personalidades narcisistas como las psicopáticas son estructuras rígidas que forman parte de la denominada tríada oscura, tienen un espectro emocional empobrecido, escasas defensas y su potencial de cambio es cero.

Cuentan con astucia para obtener lo que quieren (el suministro narcisista y la atención de los demás). Y hay una conducta que se repite en ambos y es que parasitan y destruyen a su víctima de maneras concretas:

1. Destruyendo su autoestima, logrando que pierdan el sentido de su valor y su identidad se desintegre al punto de no saber quiénes son, llegando a confundirlas hasta que llegan a creer que han enloquecido y que no pueden vivir sin ellos. De algún modo consiguen generar un estado de indefensión aprendida y llevan a la víctima a creer que no tiene sentido que luchen por ser libres porque no van a lograrlo.

2. Destruyen todos tus contactos sociales y consiguen aislarte de tus amigos, conocidos, amigos y si pueden de tu terapeuta y todo aquello que constituya para vos una red de apoyo. Lo logran diciendo mentiras sobre esas personas para que los odies y decidas distanciarte por tu propia decisión (no dejan los dedos marcados) y para eso utilizan a sus soldados (los monos voladores) para que les obedezcan y apoyen y refuercen sus mentiras.

3. Destrozan tu salud mental generando dependencia emocional y disonancia cognitiva (es un estado mental en el que no sabés que pensar de esa persona y de esa relación) no entendiendo si la culpa es tuya, si el otro es malo o si vos hiciste algo malo.

4. El mayor daño lo causa el abuso narcisista, ese tipo de maltrato que ejercen las personalidades narcisistas y psicopáticas, que atacan emocional, mental, física, social y espiritualmente a una persona de manera premeditada, intencional y con la deliberada intención de dañar y destruir. Si bien este abuso aparece encubierto a la mirada de los otros, debemos tener claro que atenta contra los derechos humanos inalienables, como la libertad y la dignidad (desde el momento en que te cosifica