La persona mayor. Características y particularidades para el cuidado de la salud - Leonor Luna Torres - E-Book

La persona mayor. Características y particularidades para el cuidado de la salud E-Book

Leonor Luna Torres

0,0

Beschreibung

Este libro tiene como propósito brindar un panorama general sobre la vejez y el envejecimiento. Envejecer es un proceso inevitable por el que atravesamos la mayoría de los seres vivos. Tener conocimiento sobre esta etapa permitirá tomar decisiones en el presente que repercutirán en cómo se afronte la propia vejez y la del otro. El lector encontrará en estas páginas algunos conceptos básicos de gerontología; los cambios morfofisiológicos de cada sistema del cuerpo humano; la valoración de la persona mayor desde lo físico, lo biológico y lo social, mediante diferentes escalas para la valoración, con el propósito de establecer un diagnóstico situacional y brindar pautas para el cuidado en cada caso; asimismo, se comparte la experiencia en enseñanza de la gerontología en enfermería; se ofrece un panorama de la política colombiana 2015-2024 sobre envejecimiento humano-vejez, como respuesta del Estado para resolver algunos problemas que afectan a esta población. Finalmente, se muestra el panorama de la pandemia de COVID-19 como un problema de salud pública, donde la población anciana es el grupo más vulnerable, que requirió acción prioritaria y específica para reducir los riesgos de contagio y, de esta manera, no comprometer la condición de salud y vida de esta población.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern

Seitenzahl: 307

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



©Universidad Nacional de Colombia - Sede Bogotá

Dirección de Investigación y Extensión

Facultad de Enfermería

©Leonor Luna Torres

Primera edición, septiembre de 2023

ISBN: 978-958-505-332-8 (digital)

Colección Salud de los Colectivos

Sede Bogotá

Edición

Editorial Universidad Nacional de Colombia

[email protected] – www.editorial.unal.edu.co

Coordinación editorial: Laura Camila Acosta Uzeta

Corrección de estilo: Omar Andrés Portilla Melo

Diseño de la colección: Carlos Andrés Ortiz

Diagramación: Diana Carolina Castro Cárdenas

Diseño de portada: Diana Carolina Castro Cárdenas

Obra de portadilla

Longevity Hill-Summer Palace

Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio sin la autorización escrita del titular de los derechos patrimoniales

Diseño epub:Hipertexto – Netizen Digital Solutions

Catalogación en la publicación Universidad Nacional de Colombia

Luna Torres, Leonor, 1953-

La persona mayor : características y particularidades para el cuidado de la salud / Leonor Luna Torres -- Primera edición. -- Bogotá : Universidad Nacional de Colombia. Facultad de Enfermería, Editorial Universidad Nacional de Colombia, 2023

1 CD-ROM (213, páginas) : ilustraciones (principalmente a color), diagramas, fotografías, mapas. -- ( Salud de los colectivos. Enfermería y salud pública)

Incluye referencias bibliográficas al final de cada capítulo e índice temático ISBN 978-958-505-332-8 (e-book)

1. Enfermería geriátrica 2. Anciano -- Fisiología 3. Salud del anciano 4. Atención de enfermería 5. Atención integral de salud 6. Asistencia a los ancianos 7. Geriatría -- Educación 8. Pandemia de la COVID-19, 2020- 9. Envejecimiento de la población --1965-2060 I. Título II. Serie

CDD-23         618.970231 / 2023             NLM- WY152

Anita, Madre. Tu legado, el más grande recuerdo.

A mis hijos Carlos Andrés y Sergio Alejandro, por el apoyo incondicional que siempre han hecho manifiesto en mis proyectos académicos.

A mis nietos Carla y Mateo, quienes, desde niños, han empezado a incorporar estilos de vida saludables.

Sobre la obra en cubierta

La ilustración de la portada corresponde al Palacio de Verano, ubicado en Beijing (China). Este edificio fue construido por el emperador Qianlong en 1750, a orillas del lago Kunming. En 1860, durante la Segunda Guerra del Opio, la edificación original fue prácticamente destruida por las fuerzas franco-británicas.

El palacio está integrado principalmente por la colina de la Longevidad y el lago de Kunming. Este último se caracteriza por tener forma de melocotón, fruta que representa la longevidad en la cultura china. El lugar cuenta con unas 3000 estructuras representadas en pabellones, puentes, palacetes, aposentos y templos. El imponente palacio está, también, rodeado de extensos jardines.

La identidad de la autora de la acuarela aparece en el margen derecho de la ilustración, en mandarín. Ella es docente de la Universidad de Tshinghwa en Beijing (China), quien gentilmente obsequió esta obra a la autora del presente libro durante la visita que esta última hizo en agosto del 2009.

Contenido

Lista de tablas

Lista de figuras

Prólogo

Introducción

CAPÍTULO I

El envejecimiento poblacional: variables demográficas

CAPÍTULO II

El envejecimiento humano y la vejez: particularidades

CAPÍTULO III

La valoración de la persona mayor: una condición que orienta el cuidado de la salud

CAPÍTULO IV

Los cuidadores, un recurso para la atención de la salud de la persona mayor

CAPÍTULO V

Modelo pedagógico innovador para la enseñanza de la gerontología en enfermería

CAPÍTULO VI

La política pública de envejecimiento y vejez: definición, funciones y componentes

CAPÍTULO VII

La persona mayor en la pandemia COVID-19

Índice temático

Notas al Pie

Lista de tablas

Tabla 1.1Cifras de esperanza de vida para hombres y mujeres a partir de los 60 años

Tabla 3.1.Escala Tinnetti para evaluación de la marcha

Tabla 3.2.Escala Tinnetti para evaluación del equilibro

Tabla 3.3.Minimental test

Tabla 3.4.Interpretación de los resultados del Minimental Test

Tabla 3.5.Test de Pfeiffer (versión española)

Tabla 3.6.Interpretación del Test de Pfeiffer

Tabla 3.7.Escala de riesgo de úlceras por presión de Norton

Tabla 3.8.Minitamizaje de nutrición en la comunidad (Cuestionario de la Nutrition Screening Initiative)

Tabla 3.9.Interpretación de resultados del tamizaje nutricional

Tabla 3.10.Escala de Lovett

Tabla 3.11.Escala de Katz

Tabla 3.12.Interpretación de resultados del puntaje en la escala de Katz

Tabla 3.13.Inventario de recursos sociales en personas mayores

Tabla 3.14.Escala de actividades de la vida diaria instrumental de Lawton

Tabla 3.15.Interpretación de la escala de Lawton

Tabla 3.16.Índice de Barthel

Tabla 3.17.Interpretación del índice de Barthel

Tabla 3.18.Apgar familiar

Tabla 4.1.Tipos de cuidador, según el parentesco

Tabla 4.2.Tipos de cuidadores, según sus funciones

Tabla 7.1.Características de cada vacuna

Lista de figuras

Figura 1.1.Índice de envejecimiento por países, 1965-2060

Figura 1.2.Población centenaria en otros países (99 años y mayores) y Colombia, 2005

Figura 1.3.Tasa de mortalidad infantil y esperanza de vida al nacer (1995-2010)

Figura 1.4.Colombia - pirámides poblacionales

Figura 1.5.Evolución del índice de envejecimiento para el periodo 1985-2050, en Colombia

Figura 1.6.Evolución de la relación de dependencia mayor, 1985-2050, Colombia

Figura 2.1.Partes del sistema nervioso

Figura 2.2.Personas mayores en comunidad

Figura 2.3.Órganos que integran el sistema cardiovascular

Figura 2.4.Partes del sistema digestivo

Figura 3.1.Evaluación multidimensional de la persona mayor

Figura 4.1.Clasificación de los cuidadores según parentesco y función

Figura 4.2.La importancia de construir redes de apoyo social

Figura 5.1.Modelo pedagógico innovador para entrega de la enseñanza de la gerontología en enfermería

Figura 5.2.Resultados mostrados en la implementación del modelo pedagógico

Figura 6.1.Adiós al mito de que las personas mayores no aprenden

Figura 6.2.Ciudadanía y valores básicos para una nueva configuración de la política pública

Figura 7.1.Imagen de Yersinia pestis con el método de microscopía electrónica de barrido (SEM)

Figura 7.2.Doctor veneciano, durante la peste bubónica

Figura 7.3.Procedimiento de diagnóstico que prueba la presencia de la bacteria Vibrio cholerae

Figura 7.4.Comparativa de tres tipos de viruela

Figura 7.5.Lesiones cutáneas causadas por el virus variola

Figura 7.6.Imagen en negativo obtenida mediante microscópica electrónica de una partícula de SARS-CoV-2

Figura 7.7.Correcto uso del tapabocas

Figura 7.8.Mapa del progreso del Plan Nacional de Vacunación contra el COVID-19

Figura 7.9.Número de personas vacunadas en cada continente por cada 100 habitantes

Figura 7.10.Avance del Plan Nacional de Vacunación Nacional hasta 2021

Figura 7.11.Avance de vacunación contra COVID-19 en Bogotá

Prólogo

DAIRO JAVIER MARÍN ZULUAGA

PROFESOR ASOCIADO DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA

DOCTOR EN INVESTIGACIÓN EN ESTOMATOLOGÍA, UNIVERSIDAD DE GRANADA

El fenómeno del envejecimiento de las poblaciones, iniciado hace casi dos siglos en los países desarrollados, hoy es una realidad global que concita el interés de la sociedad en su conjunto, por cuanto afecta todas sus esferas. Por tanto, los Estados deben, primero, proveer políticas y recursos para la atención sociosanitaria de los viejos y, segundo, garantizar el ejercicio total de sus derechos y el desarrollo de una vida plena y productiva (desde los ámbitos físico, intelectual, emocional, económico y social). Así también, las ciudades y los campos deben pensarse a la luz de una población envejecida cada vez más numerosa, mejor preparada y más empoderada, para construir espacios públicos y privados amigables, respetuosos e incluyentes.

A mediados del siglo pasado, en la década de 1960, la esperanza de vida en Colombia era de 56.72 años y la población del país ascendía a 16 442 000 de habitantes. Las elevadas tasas de natalidad y mortalidad, sumadas a otros factores, hacían que el porcentaje de personas mayores de 60 años fuera muy bajo; así también, las condiciones sociales imperantes en el país hacían que quienes superaban esta barrera de edad tuvieran características funcionales y de salud diferentes a las que, en la actualidad, presentan quienes superan esta edad.

En la actualidad, además de vivir más años, se llega a la edad adulta mayor en mejores condiciones de salud. Con ello, la dependencia relacionada con problemas de salud también se da a edades progresivamente mayores. De hecho, aparte de las muertes violentas, las primeras causas de enfermedad y muerte en el país no difieren significativamente entre las personas adultas y las personas mayores.

Sin embargo, la valoración, el diagnóstico, la atención y el cuidado de los viejos requieren conocimientos y entrenamiento particulares, dadas las características propias de esta franja de la población. Al respecto, el texto que presenta la profesora Leonor Luna, además de ser fruto de la sistematización del trabajo de muchos años de un grupo de profesoras de la Facultad de Enfermería de la Universidad Nacional de Colombia, constituye un excelente compendio, entre otros aspectos relevantes, de los principales síndromes que afectan a la persona mayor; de la valoración de este en enfermería; del papel fundamental de los cuidadores para garantizar el bienestar de la persona mayor dependiente; y también de la atención que el cuidador debe recibir para mantener su propia calidad de vida. A su vez, el texto presenta un modelo pedagógico para la enseñanza de la gerontología en enfermería, lo cual demuestra, como se mencionó, la rigurosidad del ejercicio académico de la autora.

Entender a la persona mayor y conocer las particularidades de esta etapa de la vida son requisitos ineludibles para garantizar un buen desarrollo de la consulta y la atención en salud. Es necesario prepararse para atender a los viejos, no porque sean “dementes”, “enfermos”, “cascarrabias”, o cualquier otro estereotipo sobre ellos, sino porque son un grupo heterogéneo en el que cada individuo, y esa es la única verdad, es el resultado de la personalidad que construyó desde niño y del tipo de vida que vivió.

En una sociedad que envejece, todos nos relacionamos en diferentes escenarios con personas mayores, y, si pertenecemos al área de la salud, estamos obligados a prepararnos adecuadamente para hacerlo. Es en este punto donde el presente texto cobra relevancia. Aquí, el lector encontrará un ABC para enfrentarse a este reto. Además, hallará múltiples llamados de atención sobre las cosas que no deben olvidarse y, en cada capítulo, se plantean algunas preguntas para que el lector pueda autoevaluar su avance. La persona mayor. Características y particularidades para el cuidado de la salud es la obra de quien ha dedicado buena parte de su vida al trabajo con viejos.

En comparación con otras áreas del conocimiento y del ejercicio profesional, son pocas las personas que, en Colombia y particularmente en la Universidad Nacional de Colombia, han desempeñado una labor tan profesional. La profesora Leonor Luna es, sin duda, no solo una de ellas, sino también una de las mejores. Tengo el honor de conocerla desde hace más de veinte años y de haber compartido con ella múltiples escenarios, por ejemplo, en la Asociación Colombiana de Gerontología y Geriatría; en el Grupo Interdisciplinario de Estudios sobre Envejecimiento de la Universidad Nacional de Colombia; en la Cátedra Manuel Ancízar de la misma universidad; en la docencia y en la extensión. Siempre se ha caracterizado por dejar su impronta de calidad académica, de compromiso, calidad y calidez. Por esto, no sorprende que ella haya decidido emprender la tarea de construir este texto, donde reúne no solo los conceptos fundamentales sobre la gerontología, sino su vasta experiencia en el cuidado de la persona mayor.

Para terminar, ofrezco disculpas por los múltiples términos que he empleado en este corto escrito para referirme a los viejos. No ha sido por descuido, pues tengo claro que hoy la OMS llama a esta franja de la población “personas adultas mayores”. Esta es apenas la última denominación de una larga lista de sustantivos empleados para evitar llamar viejo al viejo, toda vez que la realidad es que vivimos en una sociedad que no lo valora ni lo respeta adecuadamente; una sociedad que valora más la juventud y que olvida que está envejeciendo. No hay más que agregar por el momento, sino agradecer a la profesora Leonor Luna por su trabajo y dedicación a los viejos; el resto de la tarea corresponde al lector, quien, estoy seguro, disfrutará el texto.

Introducción

Este libro, que constituye un aporte para la enseñanza de la gerontología y la geriatría, está dirigido a estudiantes y profesionales de ciencias de la salud, humanas, políticas y económicas. Su contenido recopila evidencias científicas que surgen a partir de la investigación y la experiencia de la autora, en el campo de la gerontología y la geriatría.

El libro consta de siete capítulos. En el primero, se dan a conocer variables demográficas en los ámbitos mundial, latinoamericano y colombiano. El capítulo 2 presenta las particularidades de la vejez y el envejecimiento humano. A su vez, el capítulo 3 realiza una valoración de la persona mayor para orientar el cuidado de la salud. Mientras que el capítulo 4 aborda el tema de los cuidadores: un recurso para el cuidado de la salud de las personas mayores.

Sumado a los anteriores, el capítulo 5 presenta el modelo pedagógico innovador para la enseñanza de la gerontología en enfermería; el capítulo 6 hace referencia a la política pública de envejecimiento y vejez, considerando su definición, funciones y componentes. Finalmente, el capítulo 7 hace referencia al adulto mayor en el contexto de la pandemia de COVID-19.

El texto, además, incluye aspectos claves para tener en cuenta, bajo la denominación “Recuerde que…”; y también se presenta una serie de preguntas que servirán al lector para resolver, indagar o ampliar el conocimiento sobre diferentes aspectos, relacionados en cada capítulo.

La intención del libro es ofrecer un aporte en la formación de profesionales que han incursionado o tengan como propósito participar en procesos que competen a la gerontología y la geriatría. Ello, en concordancia con las recomendaciones que se han formulado tanto en la primera como en la segunda Asamblea Mundial del Envejecimiento, celebradas en Viena (1982) y Madrid (2002), respectivamente.

Capítulo I

El envejecimiento poblacional: variables demográficas

La vejez no es cuántos años tienes, sino cómo te sientes.

Gabriel García Márquez

El envejecimiento poblacional o demográfico, a nivel mundial, es un proceso que se refleja en los rápidos cambios que sufre la estructura poblacional; como tal, muestra un incremento de la población de las personas mayores, a la vez que una mayor longevidad, todas ellas, variables que conforman lo que se denomina revolución demográfica. El envejecimiento poblacional depende, básicamente, de tres variables: nacimientos, muertes y migraciones (Organización de las Naciones Unidas [ONU], 2007).

A comienzos de la segunda mitad del siglo XX, la ONU llamó la atención con respecto al incremento de la población de persona mayores, particularmente en países de Europa occidental. Con ello, se alertó al mundo sobre la necesidad de asumir el reto que el envejecimiento de la población conlleva (ONU, 2002).

En 1950, la población mundial era de 2 518 630 000 y, de ellos, el 8 % está constituido por personas de más de 60 años. Mientras que, en el 2000, la cifra subió a 6 070 581 000, de los cuales los mayores de 60 años representaban el 10 % (ONU, 2002). Efectivamente, para 2018 se evidenció, por primera vez, en la historia de la humanidad que la población mayor de 65 años superó en número a los niños menores de cinco años. Por ello, se estima que el número de personas de 80 años o mayores se triplicará, pasando de 143 000 millones en 2019 a 426 000 millones en 2050 (ONU, 2020).

Para el año 2050 se calcula que la población mundial sumará 9 752 147 000 de personas. De estas, el 16 % corresponderá a personas mayores de 65 años, lo que representa una persona de este grupo por cada seis personas (ONU, 2020).

Con la entrada al siglo XXI, el mundo comenzó a experimentar cambios graduales en la composición de la población por grupos de edad. Así, se empezaron a evidenciar cambios en la estructura social, una mayor longevidad y un envejecimiento saludable (Acosta, Forero y Pardo, 2015).

Por otro lado, la esperanza de vida también ha mostrado comportamientos diferentes. En los últimos 50 años, esta se ha venido incrementando para las mujeres. Así, se estima que en la actualidad ellas pueden vivir, en promedio, 5.9 años más que los hombres. Las cifras muestran que el incremento de esta variable ha sido mayor en la población urbana y en los grupos con mayor nivel de instrucción y con mayores ingresos económicos, en detrimento de las poblaciones rurales. Estas son diferencias que podrían explicarse, parcialmente, por las profundas desigualdades en el acceso y la utilización de los servicios de salud (Barrera, 2011).

Según las proyecciones, entre los años 2000 y 2050, el porcentaje de las personas mayores de 60 años se multiplicará: pasará de un 10 a un 25 %, en tanto que el de menores de 15 años se reducirá de 30 al 21 %. Para la primera mitad del siglo XXI, se espera que las personas mayores en el mundo pase del 8 al 19 %; asimismo, se estima que, en 2025, se incrementarán las personas mayores que vive en zonas urbanas (82 %) (ONU y Cepal, 2015).

Estos hechos, sin duda, van a generar modificaciones tanto en indicadores epidemiológicos, como en indicadores socioeconómicos y laborales. Ello, entonces, demanda pensar en la formulación de políticas públicas y asumir compromisos sociales con la participación de los Estados, la sociedad civil, las personas mayores, las familias y las organizaciones que trabajen acorde con la nueva estructura de la población (Organización Panamericana de la Salud [OPS] y Organización Mundial de la Salud [OMS], 2019).

En el ámbito mundial, se evidencia el rápido incremento que está alcanzando la población de personas mayores de 80 años, cifra que, en el 2000, se calculó en 70 millones y que, según estimaciones, aumentará cinco veces más en los próximos cincuenta años (ONU, 2002).

Contrario a lo que se creía, el envejecimiento de la población no es exclusivo de los países industrializados, pues la realidad muestra que este fenómeno, sin antecedentes en la historia, compromete tanto a países desarrollados como a países en vías de desarrollo. En cada uno de estos, el envejecimiento presenta características propias; sin embargo, en todos, la tendencia a envejecer se mantiene y es, por ahora, irreversible (OPS, 2017).

Las economías desarrolladas, en general, están en la tercera etapa de la transición demográfica; y sus estructuras de edad se encuentran considerablemente más envejecidas que las de los países en desarrollo. En los países con economías en transición, la estructura de edad es, generalmente, más joven que la de los países desarrollados, pero significativamente más envejecida que la de los países en desarrollo (Bello y Martínez, 2012).

La mayor parte de los países en desarrollo se encuentra en la segunda etapa de la transición demográfica. Gran parte de las personas mayores del mundo vive en países en desarrollo y, para 2050, el 79 % de la población mayor de 60 años, es decir, cerca de 1600 millones de personas, vivirá en estos países. En el mismo sentido, las naciones que han experimentado una reducción significativa de la fertilidad, especialmente en Asia Oriental, el Pacífico y América Latina y el Caribe, vivirán un proceso de envejecimiento de la población más acelerado que el que vivieron los países que hoy son desarrollados (ONU y Cepal, 2015).

Por el contrario, en su mayoría, los países africanos hasta ahora inician la segunda etapa de la transición demográfica. Por lo que se prevé que la población de la región se mantendrá relativamente joven hasta bien entrado el siglo XXI (Huenchuan, 2018).

Así también, otro rasgo notable de las personas mayores es su concentración en el género femenino. Los números muestran que, actualmente, más de la mitad de la población mundial está constituida por mujeres y, en promedio, estas tienen cinco años más de esperanza de vida con respecto a los hombres (OPS y OMS, 2019). Por lo tanto, la cifra de estas entre las personas mayores es significativamente elevada, debido a que la proporción de mujeres tiende a incrementarse sustancialmente a medida que la edad aumenta (OPS y OMS, 2019).

En 2005, a nivel mundial, las mujeres mayores de 65 años superaban a los hombres de esa edad, en una proporción casi de 4 a 3, proporción que llega a ser de casi 2 a 1 entre los mayores de 80 años. Sin embargo, debido en parte a una prevista reducción de la ventaja de las mujeres en los países desarrollados, se cree que, en esos países, la diferencia entre el número de hombres y el de mujeres de edad avanzada se reducirá para 2050 (ONU y Cepal, 2015). Por el contrario, el desequilibrio entre el número de hombres y el de mujeres de edad avanzada seguirá aumentando en los países en desarrollo, debido a que la diferencia en la esperanza de vida de ambos sexos sigue en aumento (OMS, 2021).

Durante los últimos años, los fenómenos biológicos y sociales de la población mundial se han venido estudiando desde teorías de transición demográfica y transición epidemiológica. La primera de ellas explica, principalmente, el porqué del crecimiento de la población mundial en los últimos 200 años y, a su vez, describe las tasas de natalidad y mortalidad presentes en los diferentes periodos. Con ello, se evidencia el envejecimiento poblacional como un fenómeno mundial, como afirman Bello y Martínez (2012). Entretanto, la transición epidemiológica explica las principales causas de morbimortalidad en el ser humano, una vez se han disminuido o controlado las enfermedades agudas e infecciosas. Sin embargo, se ha dado paso al padecimiento de las enfermedades crónicas no transmisibles (Bello y Martínez 2012). Asimismo, estas autoras señalan que la transición demográfica, al presentarse a nivel mundial, se considera uno de los fenómenos más llamativos de las sociedades contemporáneas.

Por su parte, la OMS afirma, en su boletín de 2012, que

la disminución de las tasas de fecundidad y la mayor esperanza de vida están alterando el panorama demográfico de los países en todo el mundo, cuestionando no solo nuestras ideas sobre la manera de financiar la asistencia a las personas mayores, sino también las actitudes y la manera como el ser humano asume el envejecimiento. (Citado en Cardona y Peláez, 2012)

Al respecto, el Ministerio de Salud y Protección Social y la Oficina de Promoción Social (2018) afirman que, desde mediados del siglo XX, antes de que se marcara una franca transición demográfica, hasta 2015, cuando la transición se consolidó como proceso avanzado, la contribución de las personas mayores a la dependencia económica se duplicó.

En efecto, para 1950, en América Latina, el total de la población ascendía a 162 570 552; de estos, los mayores de 60 años alcanzaban 9 158 317 (5.6 % del total). En tanto que, en el 2000, se registró una población equivalente a 511 967 985, donde los mayores de 60 años sumaban 41 214 159, lo que equivale al 8.1 %. En este sentido, se prevé que, en 2050, la población total llegará a 776 416 510, y los mayores de 60 años serán el 25.4 %, es decir, 197 108 567 de personas. Esta situación pone de manifiesto que el proceso de envejecimiento continua y continuará en ascenso. Las figuras 1.1 y 1.2 permiten visualizar cómo este fenómeno se ha acentuado tanto en América Latina, como en el resto del mundo (OPS y OMS, 2019; Huenchan, 2018).

Figura 1.1. Índice de envejecimiento por países, 1965-2060

Fuente: adaptado de Huenchuan (2018).

En la figura 1.2 se observa que Cuba es el país que registra el mayor porcentaje de personas centenarias, en tanto que Colombia muestra el menor porcentaje de la misma población, por debajo, incluso, de los restantes países que aparecen en la gráfica. Este comportamiento evidencia que la longevidad va en aumento. Como se ha afirmado, los números para América Latina mostraron que, en 1980, las personas mayores de 60 años alcanzaron 23.3 millones; en tanto que, en 2000, como se dijo, la cifra se ubicó alrededor de 42 millones. De continuar así, el comportamiento de la variable, en 2025, las personas mayores de 60 años serán aproximadamente 9 954 693 000, con un 14 % de población mayor de 60 años y, para 2050, la población total será de 61 762 000, y los mayores de 60 años sumarán 16 675 000, que corresponderán al 21 %.

Figura 1.2. Población centenaria en otros países (99 años y mayores) y Colombia, 2005

Fuente: construida a partir de DANE (2005).

Esto permite concluir que la mayoría de los países de América Latina ha necesitado, en promedio, medio siglo para el envejecimiento de su población.

Colombia y su comportamiento demográfico

En Colombia, en 1950, la población total sumaba 12 568 428, de los cuales el 5.2 % correspondía a personas mayores de 60 años, mientras que, en el 2000, la cifra total ascendía a 39 910 000, con 2 762 000 mayores de 60 años, equivalentes al 7 %. Se estima que, para 2025, Colombia tendrá una población de una persona mayor de 60 años por cada tres menores de cinco años; y para 2050 se prevé que por cada menor de cinco años existirán tres mayores de 60 años, situación que advierte el cambio de la pirámide poblacional en el país. Así, la población menor de quince años mostrará una reducción significativa, mientras se produce un incremento de las personas mayores de 60 años, lo cual provocará consecuencias sociales, políticas, económicas, familiares y culturales que el país no ha dimensionado en su justa medida (Rueda, 2011).

Comprender este fenómeno implica saber que la transición demográfica es el proceso gradual por el cual una sociedad pasa de una situación de altas tasas de fecundación y de natalidad, a una condición en la que estas tasas alcanzan niveles muy bajos (Flórez et al., 2015).

Para entender el fenómeno del envejecimiento poblacional en Colombia, es primordial reconocer sus principales causas de este; es preciso, entonces, referirse a los procesos de migración, el aumento de la esperanza de vida, la disminución de la mortalidad, el control de las enfermedades infecciosas y parasitarias, el descenso de las tasas de fecundidad, y la atenuación del ritmo de incremento de la población. Sumado a ello, son también sustanciales los avances científicos y tecnológicos, la cobertura en salud y educación, los avances investigativos y la divulgación de los resultados (Creagh et al., 2015; Louro et al., 2015).

Por un lado, se reconoce cómo las migraciones han influido en la transformación de la estructura demográfica del país. Según el Dane, entre 2000 y 2005, emigraron de Colombia 3.18 personas por cada 1000 habitantes. Así también, las estimaciones de población en Colombia (2000) señalan que el 77 % de las personas mayores de 60 años se ubicaba en áreas urbanas, debido al impacto de la migración a las ciudades.

Se espera que, en las próximas décadas, este porcentaje continúe aumentando y que, a mediados del siglo XXI, sobrepase el 85 %. Esta tendencia, sin duda, provoca un envejecimiento acelerado en las áreas rurales. Así pues, la migración interna del campo a la ciudad establece marcadas diferencias entre zonas rurales y urbanas (CEPAL-Celade-Fondo de Población de las Naciones Unidas [UNFPA], 2009, p. 22).

Por otro lado, hablar de la esperanza de vida, definida como el máximo tiempo que un individuo de una especie puede alcanzar a vivir, se calcula que para el caso de la especie humana esta fluctúa alrededor de los 120 años (Flórez et al., 2015).

La tabla 1.1 registra las cifras de esperanza de vida en Colombia para los hombres y mujeres respectivamente, a partir de los 60 años, para el periodo 1970-2050. Llama la atención que, en los quinquenios mencionados, la esperanza de vida de las mujeres siempre es mayor si se le compara con la de los hombres y en ambos casos muestra incremento.

Tabla 1.1. Cifras de esperanza de vida para hombres y mujeres a partir de los 60 años

Fuente: tomado de Dane (2008).

Ahora bien, de la figura 1.3 se deduce que en la medida en que se reducen las tasas de mortalidad infantil, aumenta la esperanza de vida al nacer. A partir de la información, se reconoce que el país ha vivido un descenso en las tasas de mortalidad, junto a un decrecimiento en las tasas de fecundidad. Con respecto a la mortalidad, ha pasado de un poco más de 16 muertes por cada 1000 habitantes en 1950, a menos de 5 para el quinquenio 2005-2010.

Figura 1.3. Tasa de mortalidad infantil y esperanza de vida al nacer (1995-2010)

Fuente:Organización Panamericana de la Salud, Instituto Nacional de Salud y Ministerio de Salud y Protección Social, 2010).

Por su parte, las tasas de fecundidad advierten un descenso progresivo: en 1950, la cantidad de hijos por mujer ascendía a siete; mientras que, en 2010, llegó a 2.5. En relación con la atenuación del ritmo de incremento de la población, esta situación se observa en la figura 1.4, donde las pirámides de población muestran los cambios en su estructura, correspondiente a los años 1950, 2000, 2050 y 2100.

Es de notar que, en 1950, la base de la pirámide estaba soportada significativamente por la población menor de 15 años, con poca representación de las personas de 60 años y mayores. Esto, como consecuencia de las altas tasas de fecundidad y de mortalidad infantil (Flórez et al., 2015).

A medida que descienden las tasas de mortalidad de los menores de quince años, se produce mayor concentración de la población, cuyo rango de edad oscila entre los 20 y los 40 años. Asimismo, hay mayor representación de mujeres, tal como ilustra la pirámide de población correspondiente al 2000 (Ministerio de Salud y Protección Social, 2018).

La reducción de las tasas de natalidad conlleva al decrecimiento de la población infantil. Justamente, eso es lo que se registra en la pirámide poblacional de 2050, que dibuja una base cada vez más estrecha, como consecuencia de la reducción de la natalidad, en tanto que, en la cúspide, se muestra una franja cada vez más amplia, debido al incremento de la población de 60 años y mayor (Vega, 2014).

De acuerdo con el Censo Nacional de Población y Vivienda, del Dane (2018), se deduce que, en Colombia, del total de la población proyectada para este año, el 11 % (5 970 956 de habitantes) tenía más de 59 años, de los cuales el 55 % (3 150 613) eran mujeres, y el 45 % (2 602 345) estaba constituida por hombres; y el 50 % de la población mayor a 60 años se encuentra entre los 60 y 66 años (Ministerio de Salud y Protección Social, 2018).

En Colombia, la población mayor de 59 años pasó de 2 142 219 en 1985 a 5 752 958 en 2018, lo que representa un crecimiento anual del 3.5 %, superior al 1.7 % de la población total. Esto también se evidencia en la pirámide expansiva de 1985, la cual es constrictiva en 2018, por lo que tiende al envejecimiento poblacional, debido a la disminución de la fecundidad, disminución de la mortalidad y aumento de la expectativa de vida, factores que influyen en la transición demográfica de la población a nivel mundial (Ministerio de Salud y Protección Social, 2018).

Figura 1.4. Colombia - pirámides poblacionales

Fuente:Dane (2005, 2023).

A pesar del descenso de las tasas de fecundidad que viene ocurriendo desde mediados de la década de 1960, el alto porcentaje de las mujeres en edad reproductiva llevó a que los nacimientos continuaran aumentando hasta inicios del siglo XXI. Ello permite observar una estructura de la población en forma piramidal para 1990. A partir del primer quinquenio del siglo XXI, empieza a perderse gradualmente esa forma piramidal, debido a la disminución en el número de nacimientos, mientras sigue en aumento la población joven, adulta y mayor.

Para los años 2030 y 2050, la estructura etaria se vuelve rectangular, como ilustra la pirámide de población del 2050, cuya cúspide es asimétrica, con predominio de la población femenina de 60 años y mayor; y el aumento significativo en el peso relativo de las personas de esta misma edad (OPS, 2017).

En las proyecciones para 2050, la pirámide muestra poblaciones cargadas hacia la izquierda, en las edades mayores; lo que se debe a una sobre mortalidad masculina en las edades adultas y a una mayor longevidad femenina (Ministerio de Salud y Protección Social, 2018).

El subgrupo de edad más dinámico es el de 80 años o más, el cual representará el 5 % de la población total, mientras que, en 2050, se presentará un contraste con el 0.6 % que mostró en 1985; y del 1.4 %, en 2014.

Otra variable demográfica importante, es el índice de envejecimiento, definido como la cantidad de personas mayores por cada 100 menores de 15 años. Este índice, que es indicador de la estructura por edad y muestra la capacidad de renovación de una población, indica, por ejemplo, que en la medida en que el volumen de la población de 60 o más años supere el de la población menor de 15, esta última no reemplazará a la población mayor en un futuro.

La figura 1.5 refleja el número de personas mayores de 60 años en comparación con los menores de 15 años, comportamiento que en Colombia se mantendrá constante en la próxima década. Esta situación revela la inaplazable necesidad de formular e implementar políticas públicas de envejecimiento y vejez a nivel nacional (Creagh et al., 2015).

Figura 1.5. Evolución del índice de envejecimiento para el periodo 1985-2050, en Colombia

Fuente: elaboración propia, a partir del Dane (2014).

En la década de 1980, el índice de envejecimiento se mantenía en un nivel similar en las zonas urbanas y rurales en términos de 19 adultos de 60 o más años por cada 100 menores de 15 años. Sin embargo, dado el aumento acelerado de la población de 60 o más años en las zonas urbanas, puede predecirse que, en 2050, el índice de envejecimiento será mucho más alto en las zonas urbanas que en las rurales (Flórez et al., 2015).

El índice de envejecimiento ha experimentado cambios significativos, en la medida en que se hace evidente el envejecimiento de la población. Es así como, para Colombia, en 1950, este índice se ubicó en 11.7 y, en 1975, en 12.9; mientras que, en el 2000, fue de 20,9. Finalmente, en 2025 será de 55.2 y, para el 2050, de 116.1 (OPS, 2017).

El siguiente indicador que debe considerarse es la tasa de dependencia demográfica. Esta muestra el esfuerzo que la población económicamente activa (PEA) debe realizar para cubrir las necesidades de la población más vulnerable (niños y personas mayores), es decir, la relación entre la demanda de servicios socio sanitarios y la capacidad potencial para financiarlos. Este índice, que descansa enteramente en la estructura por edad, se usa para medir en términos generales la necesidad de soporte social de las personas mayores y de la población infantil por parte de la población económicamente activa.

A medida que avanza la transición demográfica, la participación de este grupo (personas mayores y población infantil) en el total de la población empieza a disminuir, debido al descenso en las tasas de fecundidad. Mientras que la participación de la población de 15 años o más empieza a crecer, hasta conformar una sociedad mayoritariamente juvenil. Por tanto, las relaciones de dependencia alcanzan el punto más bajo, lo que propicia las condiciones para hacer uso del bono demográfico (concepto que se explicará a continuación), que hoy Colombia está gastando.

En la figura 1.6, se ilustran dos aspectos: el primero, relacionado con el aumento de las personas mayores de 60 años; y el segundo, con la reducción de la población económicamente activa. La tendencia que muestran estas variables traerá afectaciones para el país, en el orden económico, social y familiar, tanto en el escenario rural como en el urbano, al poner de manifiesto que el envejecimiento de la población pasará a ser un asunto de vital importancia en los países en desarrollo que, según la Organización de las Naciones Unidas, envejecerán rápidamente en la primera mitad del siglo XXI.

Figura 1.6. Evolución de la relación de dependencia mayor, 1985-2050, Colombia

Fuente: elaboración propia a partir del DANE (2014).

En este sentido, cuando disminuye la relación de dependencia, se abre una ventana de oportunidad denominada bono demográfico, periodo que ocurre cuando la relación de dependencia es menor a 66 dependientes por 100 personas activas (Ramírez, Acosta y Pardo, 2013). Es decir, tiene lugar cuando cambia favorablemente la relación de dependencia entre la población en edad productiva y aquella en edad dependiente; al presentarse esta condición, se requieren menos recursos para el soporte de la población dependiente y, al tiempo, aumentan las posibilidades de acumulación de capital y de crecimiento económico.

En Colombia, la relación de dependencia actualmente es de 60.9, lo que significa que por cada 100 jóvenes hay 61 personas en edades no productivas. El punto más bajo se habría alcanzado alrededor de 2018, situación que exige al país adoptar políticas, planes y programas que permitan enfrentar este nuevo reto.

Recuerde que

•Saber cuáles factores han contribuido al aumento en la expectativa de vida en Colombia es fundamental para comprender mejor el proceso de envejecimiento.

•Es necesario determinar cuáles son las repercusiones que traerá para Colombia la concentración del envejecimiento en la población femenina.

•Es importante conocer el índice de envejecimiento de Colombia, en periodos concretos.

•Precisar el significado de la vejez y el envejecimiento como condición para comprender las consecuencias para Colombia.

•Determinar las medidas que contribuyen a reducir la prevalencia de enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT) resulta ser una tarea inaplazable; así también, formular e implementar programas tendientes a prevenir o reducir la aparición de estas enfermedades.

•Es necesario entender el significado de la ventana de oportunidad o bono demográfico para Colombia, sabiendo que dejó de ser un país joven y, en la actualidad, enfrenta la transición demográfica.

Preguntas…

1.¿Qué implicaciones de orden socioeconómico, político y familiar tendrá para Colombia la concentración de personas mayores de 60 años en áreas urbanas?

2.