La Vida Literaria de Don Cosasín Cualquiera. - Edgar Allan Poe - E-Book

La Vida Literaria de Don Cosasín Cualquiera. E-Book

Edgar Allan Poe

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Beschreibung

Una autobiografía satírica en la que el narrador, Cosasín Cualquiera, describe su ascenso a la fama literaria. A través de episodios pomposos, absurdos y tremendamente exagerados, Poe satiriza la cultura literaria de su época, en particular la publicación vanidosa, las críticas aduladoras y la escritura pretenciosa. El relato es una parodia divertida y mordaz de cómo se puede celebrar la mediocridad cuando el sistema es corrupto o ridículo.

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Seitenzahl: 35

Veröffentlichungsjahr: 2025

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La Vida Literaria de Don Cosasín Cualquiera.

Edgar Allan Poe

Sinopsis

Una autobiografía satírica en la que el narrador, Cosasín Cualquiera, describe su ascenso a la fama literaria. A través de episodios pomposos, absurdos y tremendamente exagerados, Poe satiriza la cultura literaria de su época, en particular la publicación vanidosa, las críticas aduladoras y la escritura pretenciosa. El relato es una parodia divertida y mordaz de cómo se puede celebrar la mediocridad cuando el sistema es corrupto o ridículo.

Palabras clave

Sátira, Vanidad, Edición

AVISO

Este texto es una obra de dominio público y refleja las normas, valores y perspectivas de su época. Algunos lectores pueden encontrar partes de este contenido ofensivas o perturbadoras, dada la evolución de las normas sociales y de nuestra comprensión colectiva de las cuestiones de igualdad, derechos humanos y respeto mutuo. Pedimos a los lectores que se acerquen a este material comprendiendo la época histórica en que fue escrito, reconociendo que puede contener lenguaje, ideas o descripciones incompatibles con las normas éticas y morales actuales.

Los nombres de lenguas extranjeras se conservarán en su forma original, sin traducción.

 

La Vida Literaria de Don Cosasín Cualquiera.Antiguo editor de “Ganso Chiflostrato”. -Por él mismo

 

Ahora estoy entrando en años y, dado que tengo entendido que Shakespeare y el Sr. Emmons han fallecido, no es imposible que yo también muera. Por lo tanto, se me ha ocurrido que más vale retirarme del campo de las letras y descansar en mis laureles. Pero ambiciono señalar mi abdicación del cetro literario con algún legado importante para la posteridad; y quizá no pueda hacer nada mejor que escribir un relato de mi carrera anterior. Mi nombre ha estado durante tanto tiempo y de forma tan constante ante los ojos del público, que no solo estoy dispuesto a admitir la naturalidad del interés que ha despertado en todas partes, sino que estoy dispuesto a satisfacer la extrema curiosidad que ha inspirado. De hecho, no es más que el deber de quien alcanza la grandeza dejar tras de sí, en su ascenso, hitos que puedan guiar a otros hacia la grandeza. Por lo tanto, en el presente escrito (que pensé llamar “Memorándum para la historia literaria de América”), me propongo detallar esos primeros pasos importantes, aunque débiles y vacilantes, que me llevaron finalmente a la cima de la fama humana.

Es superfluo decir mucho de los antepasados muy lejanos. Mi padre, Don Thomas Bob, se mantuvo durante muchos años en la cima de su profesión, la de comerciante-barbero, en la ciudad de Smug. Su almacén era el lugar de reunión de todas las personas importantes del lugar, y especialmente del cuerpo editorial, un grupo que inspiraba a todos los que lo rodeaban una profunda veneración y respeto. Por mi parte, los consideraba dioses y bebía con avidez el rico ingenio y la sabiduría que fluía continuamente de sus augustas bocas durante el proceso de lo que se denomina “hacer la pelota”. Mi primer momento de inspiración positiva debe datarse en esa época memorable, cuando el brillante director del “Tábano”, en los intervalos del importante proceso que acabo de mencionar, recitó en voz alta, ante un cónclave de nuestros aprendices, un poema inimitable en honor al “Único y Genuino Aceite-de-Bob” (llamado así por su talentoso inventor, mi padre), y por cuya efusión el editor del “Tábano” fue remunerado con una generosidad real por la empresa Thomas Bob & Cía., comerciantes barberos.

El genio de las estrofas del “Aceite-de-Bob” fue lo primero que me insufló, digo, el divino aflato. Resolví de inmediato convertirme en un gran hombre y comenzar por ser un gran poeta. Esa misma noche me arrodillé a los pies de mi padre.

—Padre, le dije, —¡perdóname!, pero tengo un alma que está por encima de hacer la pelota. Tengo la firme intención de dejar la tienda. Quiero ser editor, quiero ser poeta, quiero escribir estrofas para el —Aceite-de-Bob. ¡Perdóname y ayúdame a ser grande!