Las aventuras de Zank & Zoe. El Monstruo de la Montaña Negra - Mikel Valverde - E-Book

Las aventuras de Zank & Zoe. El Monstruo de la Montaña Negra E-Book

Mikel Valverde

0,0
6,99 €

-100%
Sammeln Sie Punkte in unserem Gutscheinprogramm und kaufen Sie E-Books und Hörbücher mit bis zu 100% Rabatt.
Mehr erfahren.
Beschreibung

Cuando la pequeña Zoe y su perro Zank descubren que la pastelería de la señora Tea está a punto de cerrar, corre a contárselo a su familia. ¡No pueden dejar que ocurra! El abuelo tiene una idea soberbia: formar un equipo ciclista que se llame Pastas y galletas Tea y competir en una carrera, así conseguirán que todos quieran probar las mejores pastas del mundo. Lo han pensado todo: el maillot con el nombre de la pastelería bien grande, una bicicleta y la ciclista: Zoe. Sin embargo, desde el inicio la carrera es una sucesión de problemas para Zoe y su coche de equipo. Todo empeorará cuando se desvíe hasta la Montaña Negra y se tope con el terrible monstruo que allí habita.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern

Seitenzahl: 63

Veröffentlichungsjahr: 2021

Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



&

Mikel Valverde

&

El monstruo de la Montaña Negra

Editado por HarperCollins Ibérica, S.A., 2019

Núñez de Balboa, 56

28001 Madrid

www.harpercollinsiberica.com

© del texto y de las ilustraciones: Mikel Valverde Tejedor, 2019

Este libro fue publicado por mediación de Ute Körner Literary Agent–

www.uklitag.com

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública

o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización

de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO

si necesita reproducir algún fragmento de esta obra.

www.conlicencia.com - Tels.: 91 702 19 70 / 93 272 04 47

Diseño de cubierta: Endoradisseny

ISBN: 978-84-18279-70-6

Zoees una niña de

ocho años que entiende los ladridos de Zank, su perro. También le encanta ir en bici y ayudar a quien lo necesite. Por eso siempre le

ocurren cosas.

Zankes el amigo inseparable de Zoe. Es muy inteligente y acompaña a Zoe en todas sus aventuras. También tiene un gran corazón

y es muy valiente.

1

Si había una cosa que de verdad les gustaba hacer a Zoe y su perrito Zank, era visitar los domingos la pastelería de la señorita Tea. Después de comprar el pan y el periódico, Zoe pedaleaba hasta ese pequeño comercio en el centro de la ciudad.

Y allí se dirigían los dos una mañana que los pájaros cantaban de manera atropellada.

Cuando llegaron, Zoe aseguró su bicicleta, empujó la puerta y aspiró el olor a masa horneada, chocolate y almendras que inundaba la tienda.

Las pastas y galletas que se vendían allí eran las más ricas que Zank y Zoe hubieran probado nunca. Cada domingo, la señorita Tea ofrecía nuevas variedades que sorprendían por sus deliciosos y explosivos sabores.

Aquella mañana la mujer, una señora mayor, me-

Las aventuras de Zank y Zoe 


nuda y delgada como un lápiz, parecía más arrugada y pequeña de lo habitual.

—Buenos días —saludó Zoe.

—¡Guau! —ladró Zank.

—Hola, Zoe. Hola, Zank —respondió alicaída la an-ciana.

—¿Le pasa algo? —preguntó la niña.

La mujer miró de soslayo un cartel colocado en un lugar destacado de la tienda.

«PRÓXIMO CIERRE», decía el cartel.

Zank y Zoe se miraron alarmados.

—Señorita Tea, hay gente que dice que sus pastas son las más ricas de la ciudad. En una revista, asegu-raban que son las mejores de todo el país. Para Zank y para mí son las más deliciosas del mundo. ¡Es la mejor pastelera de la galaxia, no puede cerrar la tienda! —ex-clamó la niña.

—Gracias, Zoe. La verdad es que esta pastelería es mi vida, pero no puedo evitarlo.

Los ojos de la anciana eran como dos ciruelas pasas, dulces pero oscuros y afligidos.

—¿Por qué?

—A pesar de que algunos creen que mis pastas y ga-lletas están muy ricas, cada vez tengo menos clientes.

El monstruo de la Montaña Negra


Para elaborarlas necesito comprar productos de buena calidad, pero desde hace tiempo no vendo lo suficiente para mantener el negocio. Si no lo cierro me arruinaré, y, además de la tienda, perderé el piso donde vivo.

—¡Señorita Tea, no cierre, por favor! Se lo diré a mi abuelo y a mi madre, encontraremos una solución.

—¡Guau! —se sumó Zank.

—No quiero que os molestéis más por mi culpa. Tu abuelo ya me ayudó con la página web de la pastelería, pero no ha ido como esperábamos. Los tiempos están cambiando, a la gente le gusta ahora otro tipo de dulces y he de aceptarlo. —La mujer hizo acopio de ánimo y añadió—: Hoy te recomiendo una cajita con pastas de

Las aventuras de Zank y Zoe 


almendra y miel, unas pocas de chocolate y alguna de dulce de dátil, sésamo y ralladura de limón. Creo que os gustarán.

Zoe, cabizbaja, aceptó y la mujer preparó la cajita. Luego, como hacía todos los domingos, regaló una pas-ta a la niña y otra al perro.

—Guárdelas —dijo Zoe—, así podrá venderlas y conseguir algo más de dinero para evitar el cierre.

—No digas tonterías, no dejaré de regalar pastas a mis clientes más queridos. Siempre lo he hecho y será así hasta el final del negocio —respondió la anciana.

La niña abandonó abatida la pastelería. Acomodó a Zank en la cesta de la bicicleta junto a la cajita de pastas y se pusieron en marcha.

A pocos metros, vieron a decenas de personas que

El monstruo de la Montaña Negra


salían con cajas de dulces y bolsas de regalo de una gran pastelería muy iluminada.

Zoe pedaleó en dirección a su casa. Aunque era una niña tranquila, tenía una mente despierta, y, antes de iniciar la empinada cuesta que conducía a su hogar, dijo a su perro:

—Zank, tenemos que pensar en algo para ayudar a la señorita Tea.

—¡Guau! —afirmó el can.

Ninguno de los dos sospechaba entonces que el fu-turo del negocio de la anciana iba a depender de la ha-bilidad de Zoe con la bicicleta.

2

La casita donde vivían Zank y Zoe junto a su ma-dre y su abuelo se encontraba en una barriada a las afueras de la ciudad, en lo alto de una escar-pada colina.

Cada día, Zoe debía subir y bajar la cuesta con su bi-cicleta para ir a clase. A pesar de que su madre trabaja-ba de ayudante de un dentista, no tenían mucho dinero y así se ahorraban el gasto del autobús del colegio.

A Zoe no le importaba, se había acostumbrado a pedalear y aquello la mantenía en forma. Además, le gustaba avanzar con sus pedales a la vez que sentía des-lizarse el aire por su cara. Hiciera frío o calor, niebla o chaparrón, Zoe subía y bajaba la larga pendiente que separaba su barrio del colegio y del centro de la ciudad siempre que lo necesitaba.

Las aventuras de Zank y Zoe 


La noticia del cierre de la pastelería nubló el ánimo de todos los habitantes de la casa. El abuelo, sentado a la mesa de la cocina, ni siquiera abrió el periódico.

—Creía que con la página web que diseñé aumenta-ría la clientela —murmuró.

—La señorita Tea está en un apuro, tenemos que ayudarla, ¡somos sus amigos! —exclamó Zoe a su lado.

Su madre los escuchaba mientras trajinaba en la co-cina.

—No es fácil hacerlo. Hay mucha competencia en el mercado de dulces —dijo—. Una gran cadena de pas-telerías ha abierto varias tiendas en la ciudad. A cada cliente que compra una caja de pastas le regalan una bolsa con un guante de madera, un medidor de radia-ciones marcianas y un bañador de lana con GPS para bañarse en el Polo Sur.

—¡Guau, guau! —exclamó Zank.

—Hemos visto a mucha gente saliendo de una de esas tiendas con los regalos —se sumó Zoe.

—Y no solo eso —continuó la madre, que se llama-ba Anabel y, como su hija, sabía interpretar los ladridos del perro—, han contratado a una cantante famosa para hacer anuncios.

—Por mucha cantante que anuncie esas pastas,

El monstruo de la Montaña Negra


no creo que sean tan ricas como las de la señorita Tea —dijo Zoe.

—Probé una el otro día y también me gustan más las de nuestra amiga. Pero gracias a los regalos y la