Las ocho leyes de la inteligencia emocional - Rebeca Muñoz Cornejo - E-Book

Las ocho leyes de la inteligencia emocional E-Book

Rebeca Muñoz Cornejo

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Beschreibung

¿Cómo mejorar nuestra calidad de vida si estamos negados a trabajar nuestras emociones? En este libro, Rebeca Muñoz nos invita a encontrar la mejor versión de nosotros mismos a través de la inteligencia emocional. Esta herramienta es la clave para convertirnos en personas más felices, prósperas y eficientes. Porque la inteligencia emocional es la base del equilibrio mental de cada uno de nosotros, que nos permite crear mejores relaciones interpersonales, ya sea en el trabajo, con los amigos o nuestra pareja.

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"Las ocho leyes de la inteligencia emocional te podrá parecer que tiene cierta magia. Y se hará más evidente en cuanto lo abras aleatoriamente y encuentres una frase que resuene en tu interior, que te dé respuesta a algo que estés buscando o simplemente te haga sentir bien".

ARGENTINA

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MÉXICO

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“¿Y tú te mandas solo o qué?”. ¿Cuántas veces nos hicieron esa pregunta cuando éramos chicos? ¡Miles! Y, ojo, era mucho más afirmación que pregunta. Bien sabíamos que eso significaba: “¡A la próxima obedeces porque obedeces!”. Pero es chistoso, porque ya cuando somos adultos, justamente lo que tenemos que hacer es mandarnos solos, y te voy a explicar a qué me refiero.

Todos tenemos un criterio, consciente o inconsciente, de lo que está bien o mal para nosotros, para nuestras metas, nuestro bienestar y para lograr la vida que queremos construir. Entonces, ¿cuál es la clave para ir logrando lo que nos va a traer felicidad y plenitud? Saber darnos instrucciones y seguirlas. Punto. Todo lo demás se llama autosabotaje.

En este libro, Rebeca Muñoz nos presenta la inteligencia emocional como un todo compuesto por diferentes principios que la convierten en la herramienta más poderosa que podemos adoptar. Sí, leíste bien: la más poderosa.

Siempre digo que la parte de la inteligencia emocional que más impacto va a tener en nuestras vidas es el autogobierno. ¿Y a qué me refiero con autogobierno? A tomar el control sobre nuestras conductas, decisiones, impulsos y realmente ser capaces de tomar las riendas de cualquier situación, teniendo absoluta voluntad sobre cómo nos administramos.

Solo así vamos a poder crear el mundo que queremos sin que ninguna causa externa influya nuestras conductas o respuestas ante lo que la vida nos presente. Aunque no a todos nos llega esta revelación al mismo tiempo ni de la misma manera. En mi caso, estaba en una sesión de coaching con Rebeca Muñoz cuando me cayó el veinte y tomé conciencia de lo que es el autogobierno.

Entendí que mi forma de gestión como presidenta y fundadora de mi empresa repercute en muchos aspectos de mi negocio, y es algo en lo que todos tenemos que trabajar diario, hagamos lo que hagamos. Hacer conciencia de este concepto me ha servido en muchos aspectos, desde cómo ordenarme a mí misma en una dirección mucho más positiva, hasta cómo encontrar nuevas soluciones que me den paz.

Lo que me ha dado las bases para enfrentar y resolver diferentes adversidades en mi vida personal y empresarial con mucha más perspectiva y entendimiento.

Es un tema tan elemental en la búsqueda de nuestra mejor versión, que ya es parte de la canasta básica de nuestros contenidos, tanto en mi programa de radio como en la revista Moi. Y lo cierto es que hemos recibido bastante retroalimentación de lo que este concepto ha hecho por la vida de muchos de nuestros radioescuchas y lectores.

Lo digo porque yo lo he comprobado: la inteligencia emocional es la clave para convertirnos en personas más felices, más completas, eficientes, prósperas, pero sobre todo con mejores relaciones interpersonales.

Te invito a leer este libro con toda tu atención, porque está lleno de aprendizajes, reflexiones y preguntas que Rebeca plantea desde su experiencia y larga trayectoria como Mind Coach. Y estoy segura de que se va a convertir en una herramienta crucial para mejorar tu vida, si es que lo llevas a la práctica.

Acuérdate bien de esto: no hay atajos, no hay trucos, no hay magia que funcione, las metas solo se cumplen con constancia y disciplina. Pero cuando logras conseguir lo que quieres, verás que todo tu esfuerzo valió la pena.

Por último, como siempre digo, si quieres lograr lo que pocos tienen, tienes que hacer lo que pocos hacen. Haz el trabajo, deja que Rebeca te lleve de la mano y logra todo lo que te has propuesto siendo la mejor versión de ti.

¡Disfruta el proceso y feliz camino de aprendizaje y crecimiento!

MARTHA DEBAYLE

Anhelamos mejorar nuestra calidad de vida, nuestras relaciones, nuestro desempeño, nuestra salud, nuestra capacidad financiera y adquisitiva, o bien, alcanzar la relación de pareja que nos ilusiona, tener paz y armonía mental, ser mejores padres de familia, mejores hijos o hermanos, pero luego no sabemos por qué claudicamos en esa búsqueda o por qué fallamos.

Esto hace mella en nosotros mismos y nos provoca decepción, enojo, frustración y hasta llegamos a convencernos de que hemos hecho todo lo posible, solo que nuestro anhelo es “demasiado alto” o simplemente “no nos tocaba alcanzarlo”.

Pero hoy te quiero proponer una de las herramientas más útiles y eficaces que he encontrado para transformar vidas y que te ayudará a no claudicar en lo que emprendas: la inteligencia emocional.

La he venido estudiando y practicando por más de 15 años y he conocido sus alcances y recovecos. Además, también he logrado traducirla y entenderla para ser aplicada en nuestra vida cotidiana a través de situaciones que nos suceden todos los días.

Nopiensesen cambios enormes, sofisticados y excepcionales, sino en pasos simples pero muy significativos que te llevarán a un destino cada vez mejor. Lo que quiero es que te sientas exitoso no solamente por lo que has alcanzado a tener y atesorar, sino por la manera en la que desde ahora percibirás tu realidad.

La armonía, la paz y el equilibrio que puedes conquistar a través del uso de la inteligencia emocional se va produciendo a lo largo de un proceso transformador. Se trata de generar conciencia en tu actuar, y es justo ahí donde lo increíble comienza a florecer. Todos vivimos en la misma realidad, pero no todos la vivimos igual.

Escribí Las ocho leyes de la inteligencia emocional pensando en generarte prosperidad y éxito. Porque así como cuando ves el número ocho de un modo horizontal lo transformas en el signo de infinito, sucederá lo mismo cuando cambies tu perspectiva para ver la misma realidad de siempre, pero ahora llena de posibilidades para generarte prosperidad en todos los sentidos de tu vida, financiero, familiar, social, etc.

Ahora bien, debo ser honesta contigo. Te tengo que advertir que muchas de las cosas que te explicaré en adelante posiblemente te vayan a incomodar. Pero esa es mi labor como tu coach, incomodarte a través de conceptos y reflexiones que te servirán para empujarte y llenarte de entusiasmo.

Las leyes son reglas fijas a las que está sometido un fenómeno y es justo a esto a lo que me refiero con este libro. Porque las leyes de la inteligencia emocional que te expondré en adelante se aplican siempre, las conozcas o no, las entiendas o no, estés de acuerdo con ellas o no. Siempre tendrán sus efectos.

Por eso aquí aprenderás a identificar relaciones tóxicas para construir vínculos saludables, qué es la empatía y la resiliencia y por qué es importante trabajar en ellas. También te hablaré del liderazgo positivo, de cómo gestionar el fracaso y aplicar una rutina de higiene emocional en tu vida.

Pero además del desarrollo y la exposición de cada una de las leyes, en cada capítulo encontrarás herramientas prácticas que podrás ir aplicando de inmediato en tu día a día, junto con anécdotas y ejemplos que ilustran cada uno de los conceptos. Al final, encontrarás una sección llamada Una píldora de inteligencia emocional donde te daré un consejo práctico y conciso de cambio. Y, por último, llegarás a las Preguntas poderosas, que son una invitación a unos minutos de introspección y a que contestes con tu mayor sinceridad.

Como ves, este libro es solo para valientes con una voluntad bien forjada. Dice Tony Robbins, autor y conferencista motivacional, que del 100 % de las personas solo el 1 % logra destacar y hacer cosas diferentes. Y Las ocho leyes de la inteligencia emocional justamente está dirigido a ese 1 %, ¡donde tú ya estás incluido!

Durante años he comprobado que si llevas a cabo las máximas de este libro iniciarás un camino transformador hacia la prosperidad. Así que, si estás dispuesto, te propongo que hagamos un contrato imaginario donde tú y yo firmemos un acuerdo de valentía y compromiso para hacer que las cosas sucedan. Mi parte del trato es este libro, donde con la mano en el corazón te aseguro que lo que te comparto funciona. Yo sí firmo, ¿y tú?

UNA HABILIDADPARA TODA LA VIDA

Me gusta entender la inteligencia emocional como un buen ingrediente que endulza lo que toca. Cuando se quiere hacer un pastel y utilizamos azúcar, el azúcar es solo un ingrediente, pero transforma de manera total el pastel. El pastel en sí no es el azúcar, pero es dulce y agradable gracias a ese ingrediente. Por eso la inteligencia emocional es tan necesaria para armonizar nuestro entorno. Es un elemento transformador de vidas. La llave mágica que nos abre mundos y escenarios diferentes llenos de armonía, colaboración y paz interior. Además, nos conduce a construir relaciones más sanas y vínculos sólidos con las personas.

LA MESA DE TRES PATAS

Para mí, la inteligencia emocional es la habilidad de una persona para ser consciente de la emoción que está teniendo en momento presente, y así poder administrarla y controlarla de la mejor manera posible dependiendo de los requerimientos del entorno.

Pero ningún ser humano nace con habilidades. Las vamos desarrollando durante el trascurso de nuestra vida. Desde un inicio tenemos características particulares a nuestra genética que nos facilitan el desarrollo y ejecución de ciertas habilidades. Eso no quiere decir que nos sean tan familiares como para desarrollarlas cómodamente. Solo hasta que aparece un obstáculo en nuestro camino es cuando forzosamente las aprendemos y desarrollamos.

Así, una habilidad es algo que aprendes, pero que después tienes que poner en práctica. Y vas ganando destreza en la ejecución entre más lo haces y repites. Hasta que llega un momento en que esta habilidad la fortaleces tanto que puedes acceder a un nivel más amplio y convertirte en alguien sumamente competente realizando cierta tarea.

Hago hincapié en esto porque me parece fundamental que quede claro que la inteligencia emocional es algo que se aprende y que, si te propones practicarla, puedes convertirte en una persona profundamente hábil en su uso y ejecución.

Ahora bien, hay cuatro etapas en el aprendizaje que propone John Whitmore, uno de los pioneros del coaching en todo el mundo, y te las quiero compartir para entender de forma más profunda este concepto.

La primera etapa es cuando alguien no sabe que no sabe algo. Es decir, no conoce siquiera que exista ese conocimiento. A eso se le llama incompetencia inconsciente. Aquí no hay comprensión ni noción alguna sobre el tema.La segunda etapa es cuando alguien ya se da cuenta de que no sabe algo. Es decir, sabe que no sabe. Ya hay conocimiento del concepto, pero se acepta que no se sabe nada al respecto. A este nivel se le llama incompetencia consciente.La tercera etapa es cuando alguien conoce algo, lo practica y, al poner atención en su ejecución, lo puede desarrollar de una manera correcta. Es decir, hay un esfuerzo consciente en lo que está haciendo al momento de estarlo ejecutando. A este nivel se le llama competencia consciente.Por último, la cuarta etapa es cuando, después de haber aprendido y practicado algo por mucho tiempo, alguien ha adquirido la destreza sobre ese conocimiento y puede tener una ejecución superior, automática y natural de lo que se hace. Este nivel se llama competencia inconsciente.

Pero hay un tema adicional que quisiera poner en consideración, y que va más allá del conocimiento, me refiero al secreto de cómo volverse competente ejecutando algo. Pues bien, alguien que es competente debe tener tres requisitos: habilidad técnica, habilidad de ejecución y pasión por lo que hace. Y esto me gusta explicarlo con la analogía de la mesa de tres patas.

Imagina que en una plática te comento que me muero de ganas de ser la mejor golfista del planeta, que ha sido mi sueño desde que tengo memoria, pero que desafortunadamente no sé nada sobre esa disciplina deportiva. ¿Qué consejo me darías que me fuera útil para ayudarme a alcanzar mi sueño?

Probablemente me recomendarías que comenzara a estudiar sobre el deporte, ¿no es así? Me dirías algo como: “Rebeca, si quieres ser la mejor golfista y no sabes nada, primero estudia todo lo que puedas sobre el golf, su historia, sus reglas, figuras destacadas, etc.”. Es decir, tu recomendación iría enfocada a que adquiriera una habilidad técnica. Porque para poder practicar algo y volverme la mejor, primero debo aprender a hacerlo, conocerlo y, entre más lo conozca, mayor capacidad de entendimiento tendré alrededor del tema.

Perfecto. Ahora sigue conmigo en el ejemplo. Imagina que, pasando cierto tiempo, nos volvemos a encontrar y te comento que ya sé absolutamente todo lo relacionado con el golf, su historia, sus reglas, movimientos, tipos de vestimenta, en fin, me volví una enciclopedia andante del deporte. ¿Consideras que ya me volví la mejor golfista del planeta?

Seguramente me dirás que no. A lo mejor ya me volví la enciclopedia viviente más confiable del planeta sobre el golf, pero muy probablemente me darías una segunda recomendación: practicar mucho. Es decir, aparece la segunda pata de la mesa, la habilidad de ejecución. Aquí es cuando la práctica constante y de una forma “técnicamente correcta” hará que seas realmente diestro al ejecutar cierto conocimiento adquirido.

En un tercer encuentro, imagina que te digo que ya practiqué hasta el cansancio, que me inscribí a una escuela de golf, que voy de lunes a domingo, que practico 5 horas diarias. Es más, ¡hasta ya fui a competencias nacionales e internacionales y las gané todas! ¿Ahora sí me dirías que soy la mejor golfista del planeta? Quizá, pues ya lo demostré al ganar las competencias de las que te hablé.

Sin embargo, ¿cuál crees que sería mi gran secreto para convertirme en una referencia en la historia del golf y pasar a la historia como la mejor golfista del planeta? Desde mi punto de vista, es aquí donde entra la tercera pata de la mesa: la pasión con la que se hacen las cosas.

Este ingrediente hace la diferencia entre aquellos que hacen bien las cosas y los que las hacen excepcionalmente bien, de manera destacada y sobresaliente. Los que tienen pasión para hacer las cosas disfrutan cada ejecución, no sufren hacer lo que hacen ni les da flojera, no encuentran obstáculos ni pretextos para claudicar.

Si se tienen estas tres patas de la mesa: habilidad técnica, habilidad de ejecución y pasión por hacer las cosas, entonces se llega a un siguiente nivel de destreza. Ahora ya no solo se es hábil, sino totalmente competente. Y alguien que es competente haciendo algo destaca, deja huella en su ejecución y la forma en la que ejecuta las cosas.

CUANDO LA TERCERA PATA NO ESTÁ

A lo largo de mi vida como coach, he acompañado a muchos ejecutivos en sus procesos de crecimiento profesional justamente porque les faltaba “esa tercera pata”: la pasión. Así que quiero compartirte la historia del proceso de crecimiento de uno de ellos.

Hace algunos años me llamaron del departamento de Recursos Humanos de una empresa de entretenimiento. Querían que el responsable del área financiera viviera un proceso de coaching, ya que, a pesar de tener buenos resultados en su área, había “algo” en su desempeño que le impedía desarrollar al máximo todo su potencial y acceder a un ascenso organizacional dentro de la compañía.

Recuerdo muy bien el día que lo conocí. Me recibió de una manera muy cortés y educada en su oficina realmente espaciosa, bellísima y decorada a la perfección. Él se veía impecable, con traje oscuro, camisa blanca con gemelos en las mangas y un pañuelo en la solapa que hacía juego con su corbata.

Cuando comenzamos a conversar, me contó todo lo que hacía en la compañía y en su área. Tenía una vasta experiencia y mucho conocimiento sobre el área financiera y la organización. Le pedí que me diera una breve referencia de su historia familiar para poder conocerlo de un modo más amplio y, sin ninguna reserva, me comentó que venía de una familia de financieros. Es decir, su padre y su abuelo habían ejercido esa profesión de manera muy exitosa y hasta eran una referencia importante en el medio.

Recuerdo que me dijo: “Soy financiero por herencia, traigo las finanzas en la sangre”. También me habló sobre su hermano mayor, que fue la oveja negra de la familia, porque decidió ser futbolista profesional y no se dedicó a las finanzas, pero llegó a ser seleccionado nacional en su país.

Mi entrevistado me dijo que, cuando llegó el momento de decidir a qué se iba a dedicar, su papá le comentó que si quería que le financiara sus estudios debía estudiar finanzas, porque ya no quería otro vago en la familia. Y él aceptó.

Analizándolo desde la perspectiva de la mesa de tres patas, esta persona tenía la primera pata, habilidad técnica, pues había ido a las mejores escuelas del mundo a estudiar finanzas. También cumplía con la segunda pata, habilidad de ejecución, ya que lo había practicado por años en diferentes empresas y distintos niveles organizacionales. Sin embargo, carecía de la tercera: no tenía pasión por lo que hacía.

Como coach, para identificar si la persona se dedica a lo que realmente ama y le apasiona, o bien, se dedica a lo que llegó a ejercer de manera situacional, acostumbro a preguntar: “Si no estuvieras en este momento haciendo todo lo relacionado con tu puesto organizacional o con tu trabajo, ¿a qué te hubiera gustado dedicarte de manera profesional?”.

Hay personas que me contestan que sin duda estarían haciendo lo que hacen, pero la realidad es que la mayoría de las respuestas que recibo son que les gustaría estar haciendo otra cosa, trabajando en otra área o en otra empresa. Lo que me da a entender que están haciendo algo que no les apasiona.

Para mí, la definición de hacer lo que te apasiona es que te gusta tanto que lo harías incluso si no te pagaran. Es algo que haces de manera continua sin percatarte del paso del tiempo porque lo disfrutas mucho. Eso es hacer realmente lo que te gusta. Pero no era el caso de mi entrevistado, ya que me contestó contundentemente que le hubiera gustado dedicarse a jugar fútbol o ser entrenador profesional de un equipo o dueño de una gran academia de fútbol para niños.

Cuando me lo comentó, su cara se iluminó. Sus ojos cobraron vida nuevamente y hasta cambió su posición corporal. Con esto te quiero decir que definitivamente a esta persona le hacía falta la tercera pata de la mesa para volverse competente en su trabajo y poder desarrollar todo su potencial. Y me gustaría que este ejemplo fuera la base de tu aprendizaje sobre inteligencia emocional.

Espero que durante la lectura de este libro adquieras suficiente conocimiento técnico acerca de ella como para que la pongas en práctica y la ejecutes cada vez mejor, de manera permanente. Y que te apasione tanto que te impulse a querer llevarla a todos los rincones de tu vida para sentirte más pleno y en paz.

¿QUÉ ES LA INTELIGENCIA EMOCIONAL?

Teóricamente, el concepto fue publicado por primera vez en la década de los 90 por Daniel Goleman, un psicólogo y autor estadounidense que puso sobre la mesa esta nueva habilidad para administrar las emociones propias y de los demás.

Goleman define la inteligencia emocional como la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás, de motivarnos y de manejar adecuadamente las relaciones. Pero me gustaría ir desmenuzando esta definición por partes para darte bases sólidas.

Comencé aclarando que la inteligencia emocional es la habilidad de una persona para ser consciente de la emoción que está teniendo en momento presente, y así lograr administrarla y controlarla de la mejor manera posible dependiendo de los requerimientos del entorno. Esto quiere decir entonces, basándome en lo que ya he desarrollado hasta ahora, que es algo que se puede aprender. Y el entorno en el que está inmerso una persona puede favorecer o no a un rápido aprendizaje y ejecución.

Ahora bien, al decir “ser consciente de una emoción” estoy hablando forzosamente de alguien que se está dando cuenta de lo que está haciendo. Es decir, alguien que puede asumir la responsabilidad de su actuar y de las consecuencias que sucedan de su proceder de manera deliberada. Pero también es importante saber que esta conciencia debe ser en el momento justo en el que se está ejecutando la acción.