Los dos hidalgos de Verona - William Shakespeare - E-Book

Los dos hidalgos de Verona E-Book

William Shakespeare

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Beschreibung

"Los dos hidalgos de Verona" es una de las obras menos conocidas de William Shakespeare, y hay indicios de que nunca fue representada mientras el autor vivió. "JULIA- Sus palabras son cadenas; sus juramento, oráculos; su amor, sincero; sus pensamientos, puros; sus lágrimas, intérpretes verdaderos de su alma. Su corazón dista de la perfidia como la tierra del cielo.LUCÍA-Ojalá le halléis así al llegar a su lado.No hay placer en la tierra comparable a la dicha de servir al Amor."Esta comedia, publicada por primera vez en 1623, aunque hay indicios de que fue escrita alrededor de 1590, cuenta la historia de dos amigos pertenecientes a la clase noble de Verona. Valentino abandona Verona y a su amigo Proteus en un viaje hacia Milán y la madurez. Poco después, Proteus se acaba uniendo a Valentino en Milán con la esperanza de madurar y volverse un hombre de provecho, cuando se da cuenta de que Valentino se ha enamorado de la hija del duque de Milán, igual que él. Entre triángulos amorosos y el día a día de la nobleza italiana, los dos jóvenes se verán envueltos en múltiples problemas de corazón que acabarán haciéndoles cuestionar su amistad. "Los dos hidalgos de Verona" gira entorno el debate entre la amistad y el amor, propio de la época del Renacimiento. La cultura de esa época suele mostrar un claro interés moral por la amistad antes que por el amor en base a la creencia que el amor entre amistades es más puro, ya que deja a un lado el deseo carnal. -

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William Shakespeare

Los dos hidalgos de Verona

 

Saga

Los dos hidalgos de Verona

 

Original title: The Two Gentlemen of Verona

 

Original language: English

 

Copyright © 1923, 2021 SAGA Egmont

 

All rights reserved

 

ISBN: 9788726672213

 

1st ebook edition

Format: EPUB 3.0

 

No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.

 

www.sagaegmont.com

Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com

Personajes:

EL DUQUE DE MILÁN, padre de Silvia VALENTÍN, los dos hidalgos PROTEO ANTONIO, padre de Proteo TURIO, grotesco rival de Valentín EGLAMUR, comp`lice de Silvia en su evasión RELAMPAGO, criado gracioso de Valentín LANZA, criado gracioso de Proteo PANTINO, criado gracioso de Antonio POSADERO, donde Julia se aloja en Milán LOS BANDIDOS, tres compañeros de Valentín JULIA, amada de Proteo SILVIA, amada de Valentín LUCIA, doncella de Julia CRIADOS Y MÚSICOS

Escena:

Verona, Milán y las fronteras de Mantua

Acto primero

Escena primera

Verona: Una plaza pública

(Entran VALENTÍN y PROTEO)

VALENTÍN: Cesa de persuadirme, querido Proteo. La juventud casera tiene siempre gustos caseros. Si un respetable afecto no encadenase tus años mozos a las dulces miradas de tu honorable amada, más bien solicitaría tu compañía para contemplar, lejos de la patria, las maravillas del mundo, pues viviendo la hastiada monotonía del hogar, consumes tu juventud en ociosidades sin relieve. Pero puesto que amas, continúa amando, y sé tan feliz en tus amores como para mí deseo cuando ame a mi vez.

PROTEO: ¿De modo que te marchas? Pues ¡adiós!, querido Valentín. Piensa en tu amigo Proteo cuando encuentres algo extraordinario, digno de nota, en tu travesía. Tenme presente en los momentos de dicha, cuando todo vaya bien. Y en tus peligros, si te rodearan, encomienda tus infortunios a mis santas oraciones, pues seré tu rogador, Valentín.

VALENTÍN: ¿Y rogarás por mi éxito en un devocionario de amor?

PROTEO: Rogaré por ti en cierto libro que amo.

VALENTÍN: Sin duda, en alguna frívola historia de un amor profundo, en donde se cuente, por ejemplo, cómo el joven Leandro atravesó a nado el Helesponto.

PROTEO: Que es la profunda historia de un sentimiento de los más profundos. ¡Como que Leandro se hundió por considerar el amor por encima de sus zapatos!

VALENTÍN: Es verdad; pero tú has colocado las botas por encima del amor, y todavía no se sabe que pasarás a nado el Helesponto.

PROTEO: ¿Por encima de las botas? No me hagas, pues, que dé un bote.

VALENTÍN: No, no lo deseo; he hecho por ti voto de compasión.

PROTEO: ¿Por qué?

VALENTÍN: Por estar enamorado. Amar es comprar desprecios con lamentos; miradas de desdén con suspiros de dolor; es cambiar por un instante de placer veinte noches de ansiedades y desvelos. Si se triunfa, cara cuesta la victoria. Si se nos engaña, sólo conservaremos desastres. ¿Qué queda, pues, del amor? Una tontería conseguida a fuerza de ingenio o un ingenio vencido por la tontería o la locura.

PROTEO: En resumen, que me crees loco porque estoy enamorado.

VALENTÍN: En resumen, que si no estás loco lo estarás.

PROTEO: Te burlas del amor, y yo no soy Amor.

VALENTÍN: El amor es tu amo, pues te esclaviza, y quien sufre el yugo de un loco, no merece, a mi juicio, que se le tenga por cuerdo.

PROTEO: Sin embargo, dicen los autores que el amor ardiente se encu(Entraen las inteligencias más privilegiadas, como el gusano roedor en los más lozanos capullos.

VALENTÍN: Y también dicen que así como el gusano roe el capullo más precoz antes de abrirse, así el amor trastorna la inteligencia joven y apasionada. Marchita en flor, ve desaparecer su lozanía primaveral y, con ella, toda esperanza de un porvenir brillante. Pero en fin, ¿a qué perder tiempo en aconsejar a un esclavo de apetitos amorosos? Por última vez, adiós. Mi padre me espera en el puerto para presenciar mi embarco.

PROTEO: Te voy a acompañar, Valentín.

VALENTÍN: Querido Proteo, no. Despidámonos ahora. Escríbeme a Milán. Comunícame tus conquistas y cuanto ocurra por aquí mientras falta tu amigo, que también promete escribirte.

PROTEO: ¡Pues felicidades en Milán!

VALENTÍN: ¡Las mismas te deseo en casa! Conque ¡adiós! (Sale.)

PROTEO: Él va en pos del honor, yo del amor. Abandona a sus amigos para hacerse más digno de ellos. Yo abandono por el amor a mis amigos, a mí mismo y a todo. ¡Tú, Julia, tú me has metamorfoseado! Por ti he descuidado mis estudios perdido mi tiempo, desatendido los buenos consejos: despreciado el mundo, debilitado con ilusiones mi inteligencia y en- fermado mi corazón con inquietudes. (EntraRELÁMPAGO.)

RELÁMPAGO: ¡Señor Proteo salud! ¿Visteis a mi amo?

PROTEO: Acaba de irse para embarcarse rumbo a Milán.

RELÁMPAGO: Veinte contra uno, entonces, a que se ha embarcado ya, y al perderle me he portado como un carnero.

PROTEO: Verdaderamente, en ocasiones se pierde el carnero a poco que le abandone su amo.

RELÁMPAGO: ¿De lo cual deducís que mi amo es un pastor y yo un carnero?

PROTEO: Claro.

RELÁMPAGO: Luego vele yo o duerma, mis cuernos le pertenecen.

PROTEO: Respuesta estúpida y muy digna de un carnero.

RELÁMPAGO: Lo que prueba que lo soy.

PROTEO: Y tu amo el pastor.

RELÁMPAGO: Lo niego por una razón.

PROTEO: Te lo probaré con otra.

RELÁMPAGO: El pastor busca el carnero, y no el carnero al pastor; yo busco a mi amo, y mi amo no me busca a mí; luego no soy, carnero.

PROTEO: El carnero, por un puñado de hierba, sigue al pastor; el pastor, para comer, no sigue al carnero; tú sigues a tu amo por la paga; tu amo no te sigue; luego se sigue que tú eres el carnero.

RELÁMPAGO: Otra prueba como esa y me vais a oír el bee.

PROTEO: Pero ¿me atiendes? ¿Entregaste mi carta a Julia?

RELÁMPAGO: Sí, señor. Yo, carnero descarriado, entregué vuestra carta a esa apacible oveja, y esa apacible oveja nada dio por su trabajo al carnero descarriado.

PROTEO: Una pastura te hubiera sentado bien.

RELÁMPAGO: Que ella me dé la pastura, pero entregadme vos la pasta.

PROTEO: Bueno. ¿Qué te ha dicho? Desembucha.

RELÁMPAGO: Desembuchad vos el bolsillo, a fin de que se exhiban a la vez vuestro dinero y mi mensaje.

PROTEO: (Dándole dinero.) Toma, ahí tienes por tu trabajo. Pero ¿qué te ha dicho?

RELÁMPAGO: Francamente, no creo que la conquistéis.

PROTEO: ¿Por qué? ¿Es que te ha dejado entrever...?

RELÁMPAGO: No me ha dejado entrever nada, ni aun siquiera un ducado, por entregarla vuestra misiva. Pero por la dureza que ha demostrado con el portador, presumo cómo se ha de portar. Dadle piedras por regalos, ya que es tan dura como el acero.

PROTEO: ¡Pero qué! ¿Nada te ha dicho?

RELÁMPAGO: Ni siquiera un «Toma eso por tu trabajo». Agradezco las monedas que acabáis de entregarme, pero en lo sucesivo dignaos llevar vos mismo vuestras cartas. De manera, señor, que os encomendaré a los buenos recuerdos de mi amo.

PROTEO: Anda, anda, date prisa y libra del naufragio al buque que te lleve. No naufragará mientras estés a bordo mereces la muerte en tierra firme. (Sale RELÁMPAGO) Mandaré a un mensajero más hábil. Temo que Julia

rechace mis cartas si se las entrega un cartero tan idiota. (Sale.)

Escena II

El mismo lugar: En el jardín de julia

(Entran JULIA y LUCÍA)

JULIA: Vamos a ver, Lucia, ahora que estamos solas: ¿me aconsejarías caer en amores?

LUCÍA: Con tal que cayerais sin sentido...

JULIA: A tu parecer, ¿cuál de los hidalgos que me cortejan crees más digno de mi amor?

LUCÍA: Decid de nuevo sus nombres y os daré mi opinión.

JULIA: ¿Qué piensas del apuesto caballero Eglamur?

LUCÍA: Que es un buen tipo, elegante y de lenguaje correcto, pero en vuestro lugar no lo elegiría.

JULIA: Y del rico Mercurio, ¿qué me dices?

LUCÍA: Que están bien sus riquezas, pero así así su persona.

JULIA: ¿Qué piensas de Proteo?

LUCÍA: ¡Jesús, Dios mío! ¡Qué grande es la locura humana!

JULIA: ¿Qué te pasa? ¿Por qué tanta emoción al pronunciar su nombre?

LUCÍA: Perdón, querida señora. Verdaderamente, yo no soy quién para juzgar así a caballeros tan amables.

JULIA: Y ¿Por qué no a Proteo igual que a los demás?

LUCÍA: Porque le creo el mejor de los buenos.

JULIA: ¿La razón?...

LUCÍA: La de una mujer. Le creo así porque así lo creo.

JULIA: ¿Y me aconsejarías amarle?

LUCIA: Sí, si le consideráis digno de vuestro amor.

JULIA: Pero me resulta el más indiferente de todos.

LUCÍA: Pues es el que os ama con más sinceridad.

JULIA: Quien es tan parco en palabras no amará mucho.

LUCÍA: Los fuegos concentrados son los que abrasan.

JULIA: Los que no saben manifestar su pasión no aman.

LUCÍA: ¡Oh! Menos aman los que pregonan por todas partes sus amores.

JULIA: Quisiera saber su pensamiento.

LUCÍA: Pues leed este papel, señora. (Dándole una carta.)

JULIA: «A Julia.» ¿De quién es?

LUCÍA: Por el contenido lo sabréis.

JULIA: Dime, dime, ¿quién te la dio?

LUCÍA: El paje del caballero Valentín, a quien Proteo se la entregó para vos. El paje os la hubiera dado a vos misma, pero encontrándome a mí, la recibí en vuestro nombre. Perdón por la falta, os ruego.

JULIA: ¡Bonito papel has representado! ¡Vaya! ¿Conque te atreves a encargarte de cartas amorosas y conspirar en secreto contra mí? ¡Pues créeme: es un papel muy digno de ti, y tú lo más a propósito para desempeñarlo! Toma este papel y devuélvelo, inmediatamente o jamás te presentes ante mí!

LUCÍA: Abogar por el amor merece mejor recompensa que el odio.

JULIA: ¿Quieres marcharte?

LUCÍA: Sí, os dejaré meditar... (Sale.)