Los viajes de Gulliver - Jonathan Swift - E-Book

Los viajes de Gulliver E-Book

Jonathan Swift

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Beschreibung

Gulliver viaja a fabulosos lugares como Liliput, donde le atraparán sus diminutos habitantes; o Brobdingnag, poblado por gigantes; o la isla voladora de Laputa, donde viven disparatados científicos; o al país de los houyhnhnms, donde los caballos dominan a los hombres. Un clásico de aventuras pero también una dura sátira sobre el comportamiento de los hombres. Tradicionalmente considerada como una obra de lectura infantil y juvenil, "Los viajes de Gulliver" de Jonathan Swift va mucho más allá de este nivel y nos sitúa ante una visión crítica de la sociedad inglesa de mediados del siglo XVIII, con el objeto de hacernos reflexionar a jóvenes y a mayores sobre una época aparentemente de esplendor (la Ilustración), pero que en el fondo lo era de decadencia y estaba bien necesitada de reformas que trajeran mayor bienestar al hombre y le hicieran más feliz.

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Seitenzahl: 169

Veröffentlichungsjahr: 2018

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Índice

Introducción

El editor al lector

PRIMERA PARTE: VIAJE A LILIPUT, EL PAÍS DE LOS ENANOS

Capítulo I.Gulliver da noticia de sí mismo, de su inclinación a viajar y de cómo llegó al país de Liliput

Capítulo II.La corte de Liliput. Gulliver se gana el favor del rey

Capítulo III.Los enemigos de Liliput. Decisiva intervención de Gulliver fuera y dentro del país

Capítulo IV.Sobre los usos y costumbres de los habitantes de Liliput

Capítulo V.Gulliver, enterado de lo que se planea contra él, huye a Blefuscu y de allí vuelve a Inglaterra

SEGUNDA PARTE: VIAJE A BROBDINGNAG, EL PAÍS DE LOS GIGANTES

Capítulo I.Tras sufrir una gran tempestad, Gulliver es olvidado por sus compañeros en una extraña tierra

Capítulo II.Gulliver es llevado a la ciudad para ser exhibido. Después llega a la corte y lo que allí le ocurre

Capítulo III.Descripción del país. Siguen las desventuras de Gulliver

Capítulo IV.Gulliver intenta agradar a los reyes

Capítulo V.La extraña forma como Gulliver sale del país y regresa a Inglaterra

TERCERA PARTE: VIAJE A LAPUTA, LA ISLA VOLANTE, Y OTROS LUGARES NO MENOS INTERESANTES

Capítulo I.Gulliver emprende su tercer viaje y es apresado por piratas. Llega a una isla flotante

Capítulo II.Laputa y sus habitantes. Una piedra maravillosa

Capítulo III.Gulliver llega a Lagado y visita la Gran Academia de Ciencias y Letras

Capítulo IV.Gulliver va a la isla de Glubbdubdrib y con quiénes se encuentra allí

Capítulo V.En su camino de regreso a Inglaterra, Gulliver se detiene en Luggnagg

CUARTA PARTE. VIAJE A HOUYHNHNMS, EL PAÍS DE LOS CABALLOS

Capítulo I.Gulliver embarca de nuevo. Una rebelión a bordo le lleva a ser abandonado en un país desconocido

Capítulo II.Gulliver aprende el idioma de su amo y puede conversar con él

Capítulo III.Gulliver sigue hablando a su amo de Inglaterra y de sus instituciones. Comparación con los houyhnhnms

Capítulo IV.Gulliver va cambiando de opinión respecto a sus congéneres a medida que conoce mejor a los caballos. Decisión que estos toman sobre él

Capítulo V.La peligrosa travesía de Gulliver en su vuelta a Inglaterra. Unos yahoos muy afables. Su nuevo modo de vida.

Despedida del lector

Apéndice

Créditos

La época de Jonathan Swift. Contexto histórico y social

Durante la larga vida de Jonathan Swift, casi ochenta años, (1667-1745), Inglaterra vive una época de grandes conflictos tanto dentro como fuera de sus fronteras. A nivel interno, Swift conoce los reinados de cinco reyes, desde Carlos II (1660-1685) a Jorge II (1727-1760). De ellos, vamos a fijarnos en dos en este periodo: Jacobo II y Ana. Jacobo era hijo de Carlos I Estuardo, el rey que fue decapitado en 1649 por querer imponer el absolutismo y no reconocer los derechos del Parlamento. La pugna por sustituir el derecho divino del monarca por el derecho natural del hombre, que plantea que el sujeto de la soberanía es el pueblo y no el rey, se adelanta en Inglaterra respecto a otros países por la influencia de los filósofos empíricos, que defendían el libre pensamiento y la crítica frente a cuestiones tenidas hasta entonces por inamovibles, como era el papel del rey. Esta idea tuvo una repercusión trascendental en la trayectoria política del siglo XVIII y desembocaría en la Revolución Francesa de 1789. Con ello, en Inglaterra los reyes se ven obligados a otorgar su poder al Parlamento y a no gobernar como monarcas absolutos.

Pero esta lección no la aprendió Jacobo II, que reinó de 1685 a 1688 y quiso restaurar el autoritarismo de su padre, después de haber pasado el país por una república parlamentaria (1649-1653) y por la dictadura militar de Oliver Cromwell (1653-1658). Por si fuera poco, este rey se convirtió al catolicismo, siendo el Parlamento protestante. En 1688 se produjo la Gloriosa Revolución, que le quitó el trono y se lo dio al holandés Guillermo de Orange (1689-1702), quien estableció una monarquía constitucional. Jacobo huyó a Francia y se puso bajo la protección de Luis XIV. Muerto el holandés sin descendencia, le sucedió la hija de Jacobo, Ana Estuardo, conocida como «la buena reina Ana», cuyo reinado abarcó de 1702 a 1714 y consiguió en 1707 unir Escocia a Inglaterra, bajo el nombre de Reino Unido de la Gran Bretaña, anexión no exenta de dificultades por ser Escocia católica, al igual que pasaba con Irlanda y ser ambas tratadas con mano opresora por Inglaterra. El reinado de Ana fue con todo pacífico y se caracterizó por el turno de partidos, conservadores y liberales. Al morir sin descendencia, pues todos sus hijos murieron antes que ella, la dinastía pasó a Jorge I, de la casa alemana de los Hannover, inaugurándose así la época georgiana.

Frente a la debilidad de las monarquías inglesas, en la vecina Francia reina durante más de cincuenta años el Rey Sol, Luis XIV, de 1643 a 1715, el cual, a la vista de lo que había sucedido en Inglaterra y no queriendo dejar de ser un rey absoluto, va a imponer un tipo de gobierno que se ha dado en llamar Despotismo Ilustrado y que se basa en realizar desde el poder una serie de reformas sociales encaminadas a conseguir el progreso y la felicidad del hombre, pero sin darle participación, de ahí el lema: «Todo para el pueblo, pero sin el pueblo». Todos los monarcas de Europa se aprestan a gobernar de este modo, contando con el apoyo de la burguesía, que va aumentando su poder frente a la nobleza reacia a perder sus privilegios, separando el poder civil del de la Iglesia, y logrando vencer la pasividad del pueblo, que se aferraba a sus tradiciones.

En la política exterior, Luis XIV, en su afán imperialista, esto es, su deseo de extender el territorio de Francia hasta sus fronteras naturales, el Rin y los Pirineos, entabló una serie de guerras en las que Inglaterra no solo se implicó, sino que se convirtió en la líder de las coaliciones contra Francia, para conseguir lo que ellos llamaban «el equilibrio de poderes»(Balance of powers),lo que suponía repartirse Europa de forma equitativa entre las potencias. La vacante en el trono de España, al morir Carlos II el 1 de noviembre de 1700 sin descendencia, exacerba el conflicto, pues dos casas reinantes se disputan el trono: los Austrias frente a los Borbones e Inglaterra se alía con Austria. Al final gana Francia, ya lo sabemos, y el Rey Sol pone a su nieto Felipe V en el trono de España. Un hito importante de esta guerra es la toma del peñón de Gibraltar por los ingleses en 1704, posesión que ratifica el Tratado de Utrecht en 1713, y además España se ve obligada a renunciar definitivamente a sus territorios en Europa, con lo que Inglaterra consigue lo que quería: el equilibrio de poderes.

Pero no es solo en instituir un sistema de gobierno democrático en lo que Inglaterra se adelantó al resto de Europa, sino también en su sentido mercantilista, que le llegó de la mano de una burguesía emprendedora que se dio cuenta de las ventajas que tenía establecer un monopolio de comercio con las colonias de ultramar —en 1600 había fundado la Compañía Inglesa de las Indias Orientales y en 1732 ya poseía las trece colonias en Norteamérica que fueron sus estados primitivos—. Así, en 1651, bajo el gobierno de Cromwell se redactó un Acta de Navegación, por la cual los productos que salían o llegaban a los puertos ingleses solo podían ser transportados por barcos ingleses o de los países de origen. Esto perjudicaba a las otras potencias marítimas —Holanda, España, Portugal, Francia—, pero con ello Inglaterra no solo se aseguraba unos ingresos considerables, sino que mantenía su poder y su prestigio, y se proyectaba a lo que iba a convertirse en el siglo XIX: el gran imperio preponderante en el mundo.

La ciencia y el progreso

El siglo XVIII marca el paso entre lo que se ha llamado el Antiguo Régimen, entendido como las bases en las que se había apoyado el pensamiento, la cultura, la educación, o sea, la forma de vida anterior y el mundo contemporáneo, caracterizado por un movimiento de renovación, que se denomina Ilustración. Todo se somete a examen bajo el dictado de la razón, de la observación y de la experiencia. Y se es especialmente crítico con los valores considerados hasta entonces intocables, en particular los religiosos. Esto va a originar que el interés de los estudios pase de lo metafísico a lo científico, fomentándose la investigación tanto en la ciencia como en la técnica, con un claro objetivo: conseguir el desarrollo y el bienestar del hombre.

En la ciencia, la época que nos ocupa la llena con creces en Inglaterra el matemático, físico y astrónomo Isaac Newton. Nace el mismo año en que muere Galileo Galilei, 1642, y sigue su misma trayectoria, esto es, separar la ciencia de la teología. Ninguno se plantea las causas ni la esencia de nada, sino solo pretenden constatar lo que observan y darle una explicación racional. Si Galileo, siguiendo a Copérnico, había dejado establecido que el Sol es el centro de nuestro sistema y la Tierra y demás planetas giran a su alrededor, Newton expone la ley de la gravitación universal. Parece ser que, viendo caer una manzana, Newton se preguntó por qué caían estas y no la Luna, y se puso a buscar la respuesta hasta dar con la ley de la gravedad de los cuerpos. Además completó el telescopio que había hecho Galileo, convirtiéndolo en el aparato que ha llegado a nuestros días, hoy se conserva en la Royal Society de Londres, de la que Newton fue miembro y desde 1703, director. En 1705, la reina Ana lo nombró Sir. Sus estudios no solo se limitaron al cosmos, sino también abarcaron la luz, el color y la electricidad. Murió en 1727. Fuera de Inglaterra, cabe destacar el invento de la máquina calculadora por el matemático francés Blas Pascal en 1640.

En cuanto a descubrimientos geográficos, si bien el marino danés Vito Bering había atravesado el estrecho que lleva su nombre (1725-28) y explorado parte de Alaska (1740), el mundo conocido era el que habían descubierto fundamentalmente españoles y portugueses: Colón, Vasco da Gama, Magallanes y Elcano. En 1522 este último logra completar la vuelta al mundo, cuyos confines llegaban a las islas Filipinas, Molucas o Marianas; también se conocía la Tierra de Van Diemen, después Tasmania, la isla al sur de Australia, descubierta por el holandés Abel Tasmán en 1642. Los barcos navegaban cargados de mercancías, pese a los peligros de tempestades o piratas. Todavía quedaban algunos años para que el capitán inglés Cook explorase nuevos mares, aumentando las colonias del imperio británico. Pero ya el espíritu de la Ilustración fomentaba el conocimiento de otros pueblos y culturas, y la tolerancia hacia ellos.

La novela inglesa en esta época

La Ilustración alcanza también a la literatura y al arte. Características de la literatura de este llamado Siglo de las Luces son:

a) Culto a la razón, de donde le viene el nombre de Racionalismo, y al buen gusto, lo que obliga a rechazar la fantasía y atenerse a lo verosímil y a la mesura, es decir, a la moderación. Estas normas se toman directamente de los clásicos Aristóteles y Horacio, por eso al movimiento se le llama también Neoclasicismo.

b) Sentido de la utilidad, lo que supone que la literatura debe tener un fin didáctico. De ahí el ingrediente educativo y moralizador, incluso satírico de muchas de estas obras; lo que se toma también de los clásicos.

c) Carácter aristocrático, que significa que el arte se hace para la corte y las clases ilustradas, y desde ellas se expande al pueblo.

La aparición en 1719 deRobinson Crusoede Daniel Defoe señala el inicio de la novela moderna en Inglaterra. A este periodo se le ha llamado la Era Augusta o Edad de Oro de las letras británicas. Este auge se debe en gran parte a la incorporación de la burguesía y especialmente de la mujer a la sociedad y, por tanto, a la lectura. La novela de Defoe estaba basada en un hecho real, la experiencia vivida por un marinero escocés en una isla deshabitada a 700 km de las costas de Chile, hasta que fue rescatado; se publicó sin nombre del autor y escrita en primera persona, para hacer creer que se trataba de unas auténticas memorias, lo que corroboraba su realismo y minuciosidad en los detalles. La obra es una alegoría de la existencia humana y un elogio del hombre que es capaz de dominar el medio hostil y salir triunfante de sus lances.

Siete años después, en 1726, apareceLos viajes de Gulliverde Jonathan Swift, en la cual retoma el género del viaje, pero el optimismo de Defoe es sustituido por una sátira llena de amargura y pesimismo hacia la sociedad inglesa de su época y hacia el género humano en general.

Mediado el siglo XVIII, la novela de aventuras deja paso a un relato intimista, en el que la mujer va a ser la protagonista que da cuenta de su estado interior. Así,Pamelade Samuel Richardson (1740-42). Y tras él, Henry Fielding hace un magnífico retrato social y estudio psicológico de su personaje, un pícaro, enTom Jones(1749).

Viaje a una utopía

En un mundo que se quedaba cada vez más pequeño, el afán de hacer nuevos descubrimientos geográficos era patente en todos los navegantes europeos y no solo por razones filantrópicas o científicas, sino puramente comerciales y utilitarias. En este ambiente, pues, la novela de viajes tenía que surgir. El tema no era nuevo en la literatura, pues ya laOdiseade Homero había iniciado el género ocho siglos antes de nuestra era y los viajes de Marco Polo se habían recogido en un libro (1298-99).

Jonathan Swift, como hombre culto de su época, conocía tambiénUtopía(1516), la obra maestra del eminente humanista inglés Thomas Moro. Este político, abogado y escritor llegó a ser canciller de Enrique VIII, pero se enemistó con él cuando el rey dispuso su ruptura con la iglesia católica y el Vaticano para casarse con Ana Bolena. Acusado de alta traición, Thomas Moro fue decapitado en 1535. Utopía es un nombre griego que significa «no lugar». Se trata de una isla imaginaria, en la que un tripulante de la expedición de Américo Vespuccio, que se separa del grupo, va a vivir durante cinco años. El protagonista describe la isla y su forma de vida, que es el modelo ideal de su autor, una sociedad en la que reina la igualdad entre los ciudadanos, la distribución de la riqueza, la tolerancia, el trabajo regularizado, el voto popular…, y en la que están abolidos la guerra y el dinero. Está claro que esta obra es un claro precedente de losViajesde Swift y que este, sin duda, la conocía bien. Tampoco debían faltar en su biblioteca lasCartas persas del barón francés de Montesquieu, publicadas anónimamente en 1721, el cual, después de haber viajado por toda Europa, observando las costumbres y la forma de pensar de los diversos pueblos, escribió esa novela epistolar, que es una sátira contra las costumbres, instituciones, abuso de poder y leyes de Francia. Su éxito fue extraordinario.

No debemos dejar de mencionar la influencia de lasFábulasdel satírico francés Jean de la Fontaine, publicadas entre 1668 y 1694, en tres volúmenes, inspiradas en los clásicos, el griego Esopo (siglo VI a.C.) y el romano Fedro (siglo I), en las que, con animales como protagonistas, ridiculiza con gracia e ironía los comportamientos humanos.

Este tipo de literatura de crítica social estaba en boga en los tiempos de Swift, pues poco después de susViajes,François Voltaire publicó susCartas inglesas(1734), tras una estancia en Inglaterra. Era un alegato tan duro que el libro fue quemado públicamente en París y dictada una orden de arresto contra su autor.

Los viajes de Gulliverse encuadran, como vemos, en esta línea de sátira contra todos los estamentos de su época: el rey, el gobierno, la política, la nobleza, la religión, la justicia, la ciencia…, la condición humana. Disfrazado bajo el ropaje de un personaje ficticio, el autor visita cuatro lugares desconocidos, donde viven enanos, gigantes, extraños habitantes de una isla flotante y de una tierra firme inquietante, y, por si fuera poco, inteligentes caballos capaces de hablar. A veces con la sonrisa que provoca el ir burla burlando y a veces flagelando con ira y dolor, el lector recorre de su mano estos mundos diferentes, pero no tan distintos en el fondo.

Swift escribió su obra para criticar los muchos libros de viajes que estaban de moda en su tiempo, por su desmedida fantasía, en una época en que se defendía la verosimilitud como rasgo fundamental del Realismo. En su intención se asemeja a la de Cervantes respecto a los libros de caballerías un siglo y poco más antes. De hecho, Swift se queja de lo poco que se atienen a la verdad estos libros en su tiempo; pero no deja de ser un recurso literario, pues tampoco el suyo puede decirse que sea un reflejo fiel de la realidad. Sea como sea, la obra ha sido erróneamente considerada como literatura infantil y juvenil, sobre todo en sus dos primeras partes, que son las que hemos leído la mayoría de nosotros en nuestra niñez, pero va mucho más allá de la adolescencia. Por el contrario, suscita en el adulto una profunda reflexión sobre nuestra forma de vida, pues puede perfectamente proyectarse a nuestra época.

Cabe plantearse dos preguntas: 1) ¿Son mejores esos mundos que presenta Gulliver que el que él ha dejado en Europa? 2) ¿No queda ningún resquicio a la esperanza de poder modificar ese mundo para mejorarlo? A la primera pregunta podemos contestar que esos posibles mundos ideales adolecen de los mismos defectos que el suyo, incluso los personajes considerados por él como modélicos, los caballos, están lejos de serlo. En cuanto a la segunda pregunta, Gulliver acaba convertido en un ser solitario, que odia a sus semejantes y no soporta su trato. ¿Se ha vuelto loco? Si es así, Gulliver está muy lejos de la locura de nuestro loco universal, don Quijote, porque a este hombre, apodado «el Bueno», tampoco le gusta el mundo en el que le ha tocado vivir, pero no huye de él, ni lo derriba; sino que en su «viaje» sale a luchar, o como él dice, a «desfacer» los «entuertos» que en este encuentra, con el fin de remediarlos y convertir ese mundo en uno mejor, tarea que, al final, siempre es un sueño imposible; pero el mérito está en intentar reformarlo y no en darse por derrotado y rechazarlo.

Esta edición

Siguiendo el criterio de esta colección de Clásicos a Medida, la obra que aquí ofrecemos es una traducción y adaptación del original inglés. Hemos simplificado los capítulos, hemos dinamizado la narración, convirtiendo muchos fragmentos en diálogo, y hemos suprimido las partes menos interesantes o reiterativas. Pero no por ello se pierde la esencia del argumento ni la intención de su autor.

EL EDITOR AL LECTOR

El autor de estos Viajes, el señor Lemuel Gulliver, es un lejano pariente y amigo mío. Actualmente vive retirado en una casa que compró en el condado de Nottingham, su tierra natal. Antes de dejar su antigua casa de Redriff, me entregó estos papeles, con libertad de disponer de ellos como creyera más conveniente. Los he revisado atentamente: el estilo es muy directo y sencillo, y el contenido del relato se atiene a la verdad. Ahora me aventuro a entregarlos al mundo, esperando que sean un mejor entretenimiento para nuestros jóvenes ilustrados que los repetidos temas de política y sociedad.

RICHARD SYMPSON

PRIMERA PARTE

Viaje a Liliput, el País de los Enanos

CAPÍTULO I

Gulliver da noticia de sí mismo, de su inclinación a viajar y de cómo llegó al país de Liliput

Mi padre tenía una pequeña propiedad en Nottinghamshire1