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Un océano sin fin. Una nave fantasma. Un destino más allá de la razón. En Manuscrito hallado en una botella, Edgar Allan Poe nos sumerge en una historia inquietante de aventuras marítimas y terror cósmico. Este relato, cargado de tensión y atmósfera sobrenatural, transporta al lector a un viaje al corazón de lo desconocido, donde la lógica humana se desvanece y solo queda el horror insondable. 📖 En este cuento descubrirás: Una experiencia de suspense náutico y misterio La maestría de Poe para crear atmósferas inquietantes Elementos de horror sobrenatural y fatalidad inevitable Una historia que mezcla aventura, tensión y oscuridad literaria "Un relato fascinante que anticipa el terror marítimo moderno." — Revista de Literatura Fantástica "Poe demuestra su genialidad creando miedo en lo desconocido." — Círculo de Lectores de Horror Clásico Ideal para los amantes del terror gótico, los relatos sobrenaturales y los misterios en alta mar. ¡Haz clic en "Comprar ahora" y adéntrate en una de las historias más enigmáticas de Edgar Allan Poe!
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Seitenzahl: 18
Veröffentlichungsjahr: 2025
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Qui n'a plus qu'un moment à vivre
N'a plus rien à dissimuler.
Auinault - Atys
Sobre mi país y mi familia tengo poco que decir. Un trato injusto y el paso de los años me han alejado de uno y malquistado con la otra. Mi patrimonio me permitió recibir una educación poco común y una inclinación contemplativa permitió que convirtiera en metódicos los conocimientos diligentemente adquiridos en tempranos estudios. Pero por sobre todas las cosas me proporcionaba gran placer el estudio de los moralistas alemanes; no por una desatinada admiración a su elocuente locura, sino por la facilidad con que mis rígidos hábitos mentales me permitían detectar sus falsedades. A menudo se me ha reprochado la aridez de mi talento; la falta de imaginación se me ha imputado como un crimen; y el escepticismo de mis opiniones me ha hecho notorio en todo momento. En realidad, temo que una fuerte inclinación por la filosofía física haya teñido mi mente con un error muy común en esta época: hablo de la costumbre de referir sucesos, aun los menos susceptibles de dicha referencia, a los principios de esa disciplina. En definitiva, no creo que nadie haya menos propenso que yo a alejarse de los severos límites de la verdad, dejándose llevar por el ignes fatui de la superstición. Me ha parecido conveniente sentar esta premisa, para que la historia increíble que debo narrar no sea considerada el desvarío de una imaginación desbocada, sino la experiencia auténtica de una mente para quien los ensueños de la fantasía han sido letra muerta y nulidad.
Después de muchos años de viajar por el extranjero, en el año 18… me embarqué en el puerto de Batavia, en la próspera y populosa isla de Java, en un crucero por el archipiélago de las islas Sonda. Iba en calidad de pasajero, sólo inducido por una especie de nerviosa inquietud que me acosaba como un espíritu malévolo.
Nuestro hermoso navío, de unas cuatrocientas toneladas, había sido construido en Bombay en madera de teca de Malabar con remaches de cobre. Transportaba una carga de algodón en rama y aceite, de las islas Laquevidas. También llevábamos a bordo fibra de corteza de coco, azúcar morena de las Islas Orientales, manteca clarificada de leche de búfalo, granos de cacao y algunos cajones de opio. La carga había sido mal estibada y el barco escoraba.
