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María es inquieta y rebelde. Su sicóloga recomienda que tome clases de artes marciales para que aprenda a ser flexible, pero sus padres temen que se convierta en un arma de destrucción masiva.
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Seitenzahl: 23
Esta es María.
Una niña dulce, amorosa, obediente y ordenada.
¿Dije eso?
Pues no.
Es mentira.
Porque a María:
A) NO LE GUSTA HACER LAS TAREAS.
B) ES MEGA-SÚPER-DESORDENADA.
C) Y ES DESOBEDIENTE.
María es algo que se conoce como “niña problema”.
Y ¿qué significa esto?
Significa que los papás de María pasan llevándola:
a) Al sicólogo.
b) Al sicopedagogo.
c) Al dentista.
(Esto último no ocurre solo con los “niños problema”, ojo.)
Y todo esto es porque a María se le olvidan las tareas, porque no tiene muy buenas notas (más o menos tipo cinco, y también un poco menos, usualmente) y porque, a veces, habla más de la cuenta en clases.
Por suerte para María (y para nosotros, porque o si no esta sería una historia triste y torturante) hay un mundo aparte del colegio:
Y sus papás que están en casa: Martín y Olga.
Y además hay que considerar que estos papás son buena onda.
Muy buena onda.
De hecho, Martín acompañó a María ¡a hacerse un piercing! Y casi se desmayó al ver como agujereaban a su pequeña hija, a la misma a la que alguna vez le cambió los pañales.
¡Oh, pero qué ternura de recuerdo!
Pero resistió, como todo un hombre. Como todo un padre.
Y también es importante reconocer que Olga soporta que María le saque TODOS sus maquillajes. Siempre los más caros (tiene un muy buen ojo esta niña), para luego decir como excusa: “Oh, esta sombra apareció en mi pieza. De repente. En serio. Lo juro”.
Y cada vez que Olga —mamá como es— escucha esto, solo suspira profundo y calla. Aunque a veces María aparezca pintada como mapache en pie de guerra.
Los otros miembros de la casa (en orden de importancia) son: un gato llamado Velcro (porque se pega a todo)...
Dice ella siempre (siempre que la quieran oír, o sea, casi nunca).
Y también es vegetariana, aunque quién sabe si a alguien le sirve saberlo.
Además —dentro de esta descripción general— está el mejor amigo de María, su vecino.
Se llama Pedro, pero como es medio punk, le dicen Peter Punk. Y lo raro es que es un punk bueno, pacifista, ecológico y al que le gusta la música clásica (ama a Bach y a Vivaldi). Por todo eso, por sus gustos tan raros, le dicen que “es más bueno que el punk” (es un chiste. O sea, que es más bueno que el pan, pero con “k”. Jajaja).
Entonces, así es la vida de María.
Más o menos.
Porque hay algo que todavía no saben, y es por qué le dicen María la Dura.
Y para entender eso, hay que retroceder en el tiempo, hasta cuando María tenía seis tiernos añitos...