Más allá del Pensamiento Crítico - Héctor Sierra Longega - E-Book

Más allá del Pensamiento Crítico E-Book

Héctor Sierra Longega

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Beschreibung

"El objetivo de este libro es ayudar a cubrir una brecha importante en la educación moderna: preparar ciudadanos para enfrentar los enormes retos del siglo XXI. La tecnología hace el mundo cada vez más pequeño pero también más complejo y azaroso, y de seguir la trayectoria actual la humanidad misma está en riesgo de extinción. 

Es cada vez más claro que para lograr una verdadera transformación de la sociedad se requiere no solamente elevar el conocimiento científico y el pensamiento crítico colectivo, sino además entender la compleja sociedad multicultural en la que vivimos y cómo la podemos mejorar, lo que a su vez nos obliga a reevaluar nuestro sistema ético y de valores en el contexto mundial actual. En otras palabras, para cambiar al mundo debemos primero cambiar nuestra propia manera de pensar. El libro reflexiona y ahonda sobre estos temas e invita al lector a ver el mundo y a sí mismo de una manera diferente, de modo que durante este proceso adquiera herramientas cognitivas que le permitan utilizar en forma prudente y eficiente un recurso limitado pero muy poderoso: su mente.

"



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© Héctor Sierra, Lourdes Sierra, Fernando Sierra, Leonardo Sierra.

©Grupo Rodrigo Porrúa S.A. de C.V.

Lago Mayor No. 67, Col. Anáhuac.

C.P. 11450, Del. Miguel Hidalgo,

Ciudad de México.

(55) 6638 6857

5293 0170

[email protected]

1a. Edición, 2017

ISBN: 978-607-8550-18-0

Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio

sin autorización escrita del titular de los derechos patrimoniales.

Características tipográficas y de edición:

Todos los derechos conforme a la ley.

Responsable de la edición: Rodrigo Porrúa del Villar.

Corrección ortotipográfica y de estilo: Graciela de la Luz Frisbie y Rodríguez /

Rodolfo Perea Monroy.

Diseño de portada: Mauricio Castillo Pernas.

Diseño editorial: Grupo Rodrigo Porrúa S.A. de C.V.

Para mi adorada esposa, Yvonne,

con quien a lo largo de los años he compartido

muchas de las ideas de este libro y cuyo claro intelecto

y acertada crítica me han ayudado a refinarlas y enriquecerlas. Para mis queridos hijos Daniel y Adrián,

a quienes espero el libro les sirva de inspiración

y guía para que hagan uso de su talento

y habilidades en beneficio de la humanidad.

Para mis padres Héctor y Dora,

ejemplares universitarios que forjaron en todos sus hijos

el librepensamiento y cuyo amor y guía fueron

una fuente de inspiración en la realización de este libro.

Agradezco a mi Hermana, Patricia,

su ayuda en revisar y corregir el estilo y claridad del libro.

También agradezco a Mauricio Athié,

quien aceptó escribir el prólogo

además de aportar valiosos consejos

y comentarios sobre el escrito.

ÍNDICE

Prólogo

Introducción

Retando tu cosmovisión:

Metodología y organización del libro

1. El amanecer de la humanidad:

¿Por qué somos cómo somos?

2. ¿Por qué somos tan similares

y a la vez tan diferentes?

3. Decisiones rápidas y lentas, buenas y malas

4. ¿Por qué creemos en espíritus, fantasmas

y embrujos?

5. ¿Por qué creemos en conspiraciones

y pseudociencia?

6. La ciencia vs la pseudociencia:

¿Cómo saber la diferencia?

7. El método científico:

no es perfecto pero es

la mejor herramienta que tenemos

8. Autocontrol:

el “músculo” más importante

9. Moralidad, religión y ciencia:

repensando lo moral y lo inmoral

10. La mente y la cultura:

cada una hace a la otra

11. Descubriendo y “recalibrando” tus valores

12. Democracias en crisis:

educando A los ciudadanos

del Siglo XXI

Epílogo: del pensamiento a la acción

Glosario

Prólogo

Tienes en tus manos un libro cuyo objetivo es no solo elevar tu pensamiento crítico y tu conocimiento científico, sino además cambiar tu perspectiva del mundo y de ti mismo. La idea fundamental es que el lector se atreva a revaluar sus creencias, valores y metas en la vida, para poder enfrentar los enormes retos de la sociedad actual.

Estos objetivos son bastante ambiciosos y el libro busca cumplirlos no tanto a través de la presentación apabullante de datos científicos, sino de la comparación crítica entre hechos (verdades) y supuestos (lo que algunos llaman “verdades alternativas”), y el estímulo de la curiosidad por saber más sobre cuestiones importantes para ti y para la sociedad. Este libro da la pauta, te apunta en la dirección correcta y te deja jalar el hilito de la curiosidad, para que tú mismo busques la mejor manera de tomar decisiones libres e informadas. Usando este método, el libro logra sus cometidos dejándote a ti completar el trabajo.

Veamos un ejemplo. Posiblemente tengas curiosidad sobre el descoloramiento de los arrecifes, esos hermosos y delicados ecosistemas en los que habitan los corales. Puedes empezar por leer cuál es el consenso de los especialistas al respecto. Verás que ellos indican que este cambio se está dando en forma acelerada debido a cambios en la temperatura y el nivel de la costa, y debido a la contaminación. Las algas que trabajan en simbiosis con los corales y les sirven de alimento desaparecen, el coral palidece, se vuelve susceptible a enfermedades y puede llegar a morir (ver: http://oceanservice.noaa.gov/facts/coral_bleach.html).

Si crees que tienes vela en ese entierro, entonces debes pensar qué puedes hacer al respecto, individualmente y en tu comunidad. De hecho, hay dos tipos de cosas que podemos hacer: ayudar a mitigar el problema, reduciendo la contribución de gases de invernadero y la contaminación del agua, y adaptarnos al cambio que, por cierto, ya es severo en los arrecifes del Caribe mexicano.

Recuerda asimismo que las riquezas del país son patrimonio no solamente de los mexicanos sino de la humanidad. A final de cuentas, la contaminación del mar y la sobre-explotación de sus recursos nos afecta a todos. Del mismo modo, la rápida deforestación en el Amazonas y en otros lugares impacta no solamente el clima mundial sino además la calidad del aire que todos respiramos. En efecto, la contaminación no respeta fronteras.

Ves que un tema de actualidad como este te da mucha tela de dónde cortar. Más que darte respuestas inmediatas, te invita a preguntar: ¿Por qué es importante este tema? ¿Quién tiene la verdad, los que lo niegan o quienes lo afirman? ¿Por qué debo confiar en la ciencia, en vez de en mis propias creencias o suposiciones? Si la actividad humana es responsable del problema, ¿cuál es mi papel para resolverlo o mitigarlo, cuál para ayudarme y ayudar a los míos a adaptarnos a los cambios? ¿Por qué unas culturas valoran más sus recursos naturales que otras?

Este es el proceso que anima este libro: estudiar el tema que te interesa con la mente abierta, pero con espíritu crítico, entender el problema desde una perspectiva objetiva y científica, así como las posibles soluciones; y por último tomar decisiones informadas sobre tu papel en esas soluciones.

Este libro es único en su tipo porque, en vez de tratar un tema específico con gran profundidad, como harían los especialistas, busca dar una visión integral, coherente, de la compleja sociedad en la que vivimos, estimulando así el interés y la creatividad del lector más allá de lo que el libro mismo contiene.

Si lo que leas aquí te anima a incrementar tus conocimientos científicos, a juzgar la información que recibes de una manera crítica, y a tomar decisiones con base en información confiable, habrá cumplido parte de su cometido. Lo que sigue depende de ti.

Sigue adelante, seguramente apreciarás este reto.

Mauricio Athié*

* Mauricio es experto en ciencias ambientales con extensa experiencia internacional. Él es Ingeniero Químico de la UNAM y Magister en Ingeniería Ambiental de la Universidad de

Strathclyde en Escocia. Después de varias décadas de trabajo en proyectos ambientales, ahora se dedica a saciar su curiosidad artística. Mauricio vive y tiene su estudio en Rockville, Maryland.

Retando tu cosmovisión: Metodología y organización del libro

Como mencionamos en la introducción, el principio director del libro es que la mejor manera de entender por qué somos como somos es tratando de cambiar nuestra manera de pensar. Más precisamente, debemos tratar de adaptar nuestra cosmovisión a las realidades de la era moderna. Sin embargo, antes de proceder es importante tener una idea clara de lo que es una cosmovisión, dada su importancia en nuestra manera de pensar y de actuar. Aquí describimos brevemente qué es una cosmovisión y por qué es importante que se fundamente en una base firme y coherente. Posteriormente, en el capítulo 2 damos mayor precisión a este concepto.

La palabra cosmovisión es una adaptación del alemán “Weltanschauung”, o “visión del mundo”, un término que tiene varias definiciones y acepciones, pero que en general se refiere a un conjunto de opiniones y creencias sobre la naturaleza del mundo y la de todo lo que existe dentro y fuera de él. En este sentido general, todos nosotros tenemos una cosmovisión, aunque en la gran mayoría de las personas pasa desapercibida; esto es, nuestros valores y creencias están tan internalizados que nunca los retamos o cuestionamos.

Aunque no estemos conscientes de ella, nuestra cosmovisión tiene un papel primordial en nuestra manera de pensar y de actuar. Una cosmovisión define qué podemos saber o hacer en el mundo, y cómo lo podemos saber y hacer, además de definir las metas que debemos buscar y alcanzar en la vida. En general, nuestra cosmovisión funciona como un “marco de referencia” en donde tendemos a adoptar ideas que refuerzan nuestros valores y creencias y a rechazar las ideas que los contradicen. Una manera conveniente de representar nuestra cosmovisión es como si fuera una telaraña. Como sabemos, la fuerza de una telaraña radica en la interconexión de los hilos que la forman y la parte más resistente es su centro, que es lo más difícil de mover o destruir; cuando la periferia se daña la reparación es fácil, pero cuando el centro se daña la araña debe reposicionar su telaraña en otro lado y reconstruirla en su totalidad.

De igual manera, podemos pensar que nuestra cosmovisión está formada por una “telaraña de creencias” que tejemos conforme maduramos y adquirimos nuevas experiencias en el mundo, y cuya fortaleza depende de cómo las creencias se “hilan” y se refuerzan unas con otras para formar una estructura firme y coherente. Como en el caso de una telaraña, no podemos “jalar” uno de los hilos en el centro sin afectar toda la estructura. Puede ser fácil reparar daños en la periferia de nuestro sistema de creencias, pero si el centro se daña irreparablemente, debemos de reposicionar y reconstruir nuestra cosmovisión en un lugar más seguro.

Para la mayoría de la gente es muy costoso reconstruir su cosmovisión desde cero, ya que todos queremos pensar que el mundo es estable y predecible, lo que lo hace más manejable. Es por esto que las creencias centrales tienen un alto valor emocional para nosotros y a pesar de estar “dañadas”, nos rehusamos a abandonarlas. De hecho, la evidencia muestra que en momentos de crisis, cuando nuestras creencias se ven amenazadas, nos aferramos aún más a nuestra cosmovisión. Por ejemplo, cuando se induce a una persona a que recuerde su mortalidad, la persona reacciona en forma subconsciente reforzando su confianza en su propia visión del mundo, y volviéndose más hostil a lo que percibe como amenazas en contra de ésta.

No obstante, hay dos situaciones que hacen imperativo reconstruir nuestra “telaraña de creencias”. La primera es cuando nuestra visión del mundo es incoherente, fragmentada o incompleta, lo que resulta en una estructura frágil que está expuesta a dañarse continuamente. No es raro tener inconsistencias en nuestra propia cosmovisión. Por ejemplo, podemos decir que la justicia y la equidad son valores centrales para nosotros, pero al mismo tiempo tratamos injustamente a individuos que son diferentes a nosotros o los discriminamos. Por otro lado, para muchos es difícil mantenerse al tanto de un mundo que cambia con rapidez vertiginosa, lo que hace que inevitablemente tengan una visión parcial, incompleta y distorsionada de la realidad.

La segunda situación es cuando tenemos una “telaraña” muy resistente, pero construida sobre una base que está dañada. En este caso es mucho más difícil la reconstrucción, ya que podemos ser más renuentes a abandonar nuestras creencias. Consideremos el caso extremo de Adolf Hitler, uno de los más grandes monstruos de la historia, responsable de la muerte de millones de personas, incluyendo 6 millones de judíos en el holocausto. Durante el tiempo que estuvo en prisión por un golpe de estado fallido, Hitler escribió “Mi Lucha” (Mein Kampf), un libro autobiográfico en donde plantea claramente su ideología política y sus planes futuros para Alemania. En su libro, cuya publicación estuvo prohibida en Alemania hasta 2016, Hitler expone su tesis de una “conspiración judía” cuyo fin es la dominación mundial. Igualmente, él estaba convencido de que el comunismo era una de las grandes amenazas del orden mundial.

Hitler se veía a sí mismo como una figura heroica que iba a “salvar” a Alemania de los judíos y de los “bolcheviques”, a quienes consideraba racialmente e ideológicamente inferiores. Las metas de poder y de conquista de Hitler reflejaban su cosmovisión y su sistema de valores, basados estos en una visión distorsionada y jerárquica de las razas, con la raza aria en la cúspide. No obstante, los éxitos iniciales del ejército alemán lo convencieron a él, y a la mayor parte del pueblo alemán, de que sus ideas eran infalibles. Su ideología lo llevó a masacrar millones de seres humanos sin mostrar el menor remordimiento por sus decisiones, que también resultaron en la destrucción de Alemania. Aún al final de sus días, cuando la derrota era inminente y los rusos estaban por invadir su bunker, Hitler se negaba a aceptar sus errores y culpaba a otros por su fracaso. Hitler prefirió suicidarse en lugar de aceptar responsabilidad por sus actos.

Este ejemplo muestra el gran poder de nuestra cosmovisión no solamente para motivar nuestros pensamientos y actos, para bien o para mal, sino también el de otras personas; entre más frágil sea nuestra cosmovisión, más susceptibles somos a ser influenciados por ideologías ajenas a nuestros propios intereses. Actualmente, muchos líderes populistas en el mundo han adoptado elementos de la cosmovisión hitleriana: nacionalismo extremo, temor a los extranjeros con base en ideas racistas, ataques y censura a la oposición, soluciones simplistas a problemas complejos, y la creación de chivos expiatorios que “explican” los problemas del país. La distorsión de la realidad no solamente pone en peligro la estabilidad de las democracias, sino también inhibe nuestra habilidad colectiva de responder a retos como el calentamiento global.

Por otra parte, entender el poder de nuestras cosmovisiones significa entender por qué la educación tradicional no es muy efectiva para cambiar nuestra manera de pensar. Como veremos, todos estamos motivados a buscar la información que confirme nuestras creencias, e ignorar la que las ponga en peligro (esto se conoce como sesgo de confirmación). Conforme adquirimos información, selectivamente absorbemos aquella que refuerce nuestra cosmovisión y filtramos o ignoramos la demás. Al mismo tiempo, en la educación tradicional, al estudiante normalmente se le bombardea con hechos y datos aislados, fragmentados, pero que no ofrecen una visión coherente y armoniosa de la naturaleza que pueda competir con una cosmovisión, por más errónea e inverosímil que esta sea. En consecuencia, una persona educada e inteligente puede sin embargo albergar creencias erróneas e irracionales. De hecho, como también veremos, es más difícil convencer a estas personas de que su pensamiento es erróneo porque, precisamente, cuentan con más herramientas intelectuales para defender sus creencias.

Impactando el centro de la telaraña: cómo sacar el mejor provecho del libro

En lo que resta del libro, vamos entonces a “jalar” los hilos centrales de tu cosmovisión, de modo que puedas comprobar la firmeza, coherencia y validez de tus propias creencias, y al mismo tiempo aclares y deseches confusiones y malos entendidos. Cada uno de los capítulos del libro contiene una o más “ideas núcleo”, esto es, ideas cuya intención es hacerte repensar tus creencias respecto a aspectos como nuestro origen y naturaleza, el funcionamiento de nuestras mentes, los “verdaderos”

conocimientos, el comportamiento ético y si realmente somos entes autónomos, y cómo debemos relacionarnos con otros humanos. Cada una de estas ideas tiene el potencial de cambiar nuestra perspectiva del mundo y de nosotros mismos.

De igual manera, la discusión en cada capítulo se centra en una o más “herramientas cognitivas” en la forma de marcos teóricos, modelos, metodologías o metáforas que permitan al lector captar y entender las ideas presentadas. Estas herramientas son críticas no solamente para entender la complejidad del mundo que nos rodea, sino también para ayudarnos a alcanzar las metas que nos proponemos, mediante el uso más eficiente de nuestros recursos mentales.

Sin embargo, esto no es suficiente para lograr otro objetivo del libro, que es el de cambiar tu manera de pensar. Como veremos, la mejor manera de inducir a una persona a cambiar su cosmovisión no es atacando sus ideas y valores, sino ofreciendo una “mejor” historia o narrativa para explicar el mundo. Es por esto que las ideas centrales del libro no se presentan en forma aislada, sino dentro de un contexto o narrativa que busca explicar el “porqué” de las cosas, basándose en la ciencia moderna, pero reconociendo las ambigüedades y complejidades asociadas con las ideas presentadas. El objetivo es “hilar” las ideas de los capítulos con el fin de construir una visión coherente de este mundo que compartimos con millones de seres vivos y sus ecosistemas. Es por lo tanto esencial leer todos los capítulos, de preferencia en el orden indicado; como dijo el gran sabio Aristóteles, el todo es más que la suma de las partes.

Los objetivos del libro son bastante (algunos dirían demasiado) ambiciosos, dada la diversidad de temas e ideas que aquí tocamos. No obstante, creemos que esto es necesario para darle al lector una visión coherente y holística (ver glosario) del funcionamiento de la mente en un mundo cada vez más complejo. Es asimismo importante mencionar que ninguno de los que colaboramos en este trabajo nos consideramos

expertos en todos los campos que aquí abordamos; nuestra labor ha sido principalmente recopilar, sintetizar y presentar la “mejor” información científica que creemos es más relevante para lograr nuestros objetivos.

Aquí tratamos de presentar las ideas en forma clara y concisa, pero es inevitable cierta complejidad. Fue Einstein quien dijo que debemos simplificar las cosas tanto como sea posible, pero no más. El nivel del libro debería ser accesible a personas con estudios profesionales, o aún a estudiantes de preparatoria que hayan tomado cursos de ciencia y de biología. En algunos casos, introducimos los antecedentes necesarios para explicar ideas complejas, pero sólo hasta cierto punto dado el espacio limitado del libro. Es por esto que recomendamos al lector consultar las referencias que se encuentran al final de cada capítulo. También utilizamos recuadros para presentar información interesante y relevante a la narrativa del capítulo. Al final del libro, hay un glosario con una descripción y explicación de palabras oscuras o técnicas.

Resumen de los capítulos:

1: El amanecer de la humanidad:¿Por qué somos cómo somos? Conocer nuestro origen ancestral es necesario para entender por qué somos como somos y qué nos diferencia de otras especies. Conocer nuestro pasado también nos puede ayudar a tomar control de nuestro futuro.

2: ¿Por qué somos tan similares y a la vez tan diferentes? A pesar de compartir una “arquitectura” universal, los humanos somos muy diferentes entre nosotros. Para poder convivir

es importante entender qué tenemos en común con otros humanos, pero también qué nos hace diferentes. Aquí también abordamos en más detalle el concepto de cosmovisión.

3: Decisiones rápidas y lentas, buenas y malas. Los humanos dejamos mucho que desear como entes pensantes y racionales. De hecho, la mayoría de las decisiones se toman a nivel sub-consciente, en forma rápida e intuitiva, pero sujeta a sesgos y errores que frecuentemente nos llevan a tomar decisiones que no siempre son las óptimas. Es por lo tanto, crítico entender nuestra mente racional y nuestra mente subconsciente, y cómo interactúan las dos.

4: ¿Por qué creemos en espíritus, fantasmas y embrujos? La creencia en espíritus y fantasmas es universal, aunque los aspectos específicos varían según la cultura. Esto se debe en parte a la arquitectura dual de nuestro cerebro, y en parte, a que nuestras mentes están “programadas” para ver rostros y otros objetos en lo que en realidad son estímulos vagos y aleatorios.

5: ¿Por qué creemos en conspiraciones y pseudociencia? La creencia en conspiraciones se da en todos los niveles (incluyendo el actual presidente de los Estados Unidos, Donald Trump), pero es más común en individuos con un bajo nivel de educación y poco control en sus vidas. Lo mismo sucede con la medicina alternativa, cuyo uso va en aumento aunque se ha demostrado su ineficacia. Aquí vemos por qué la educación per se no nos hace inmunes a tales creencias.

6: La ciencia vs la pseudociencia:¿Cómo saber la diferencia? La tecnología moderna nos da acceso a una cantidad ilimitada de información, la cual no siempre es correcta o fidedigna. Peor aún, el Internet está repleto de ideas falsas que se autodenominan científicas. Es por lo tanto indispensable saber distinguir argumentos científicos de argumentos falsos o pseudocientíficos.

7: El método científico: no es perfecto pero es la mejor herramienta que tenemos. Los científicos a final de cuentas son seres humanos, sujetos a sesgos y errores.

Es por eso que se han desarrollado varios métodos destinados a minimizar los errores, que aunque no son perfectos han demostrado ser bastante útiles en la práctica. No tenemos que ser científicos para aplicar estos métodos en la vida diaria, lo que se denomina como pensamiento crítico.

8: Autocontrol: el “músculo” más importante. Muchos expertos consideran la falta de autocontrol como el problema más grave de la sociedad moderna, detrás de epidemias como la gordura y la drogadicción. Empero, la investigación moderna muestra que bajo ciertas circunstancias es casi imposible ejercer control sobre nuestras acciones. De hecho, el autocontrol funciona como un músculo el cual debemos “ejercitar” y proteger. 

9: Moralidad, religión y ciencia: repensando lo moral y lo inmoral. Por siglos, la religión y la filosofía han tenido un monopolio sobre la moralidad. Muchos argumentan que en la era moderna necesitamos una nueva “brújula moral” que no se base en dogmas, preceptos y mitos arcaicos. Como aquí se muestra, la ciencia es capaz no solamente de informar, sino también de guiar nuestras decisiones éticas y morales.

10: La mente y la cultura: cada una hace a la otra. Todos pertenecemos a una cultura, la cual tiene una enorme influencia en nuestra manera de pensar y actuar, aunque muy pocos están conscientes de ello. No obstante, para poder mejorar la sociedad debemos entender nuestra cultura y las instituciones e ideas que prevalecen en ella, y también saber cómo cambiarlas.  

11: Descubriendo y “recalibrando” tus valores. De la misma manera que todos tenemos una cultura, todos tenemos un sistema de valores que damos por hecho, y por lo tanto, raramente los retamos o cuestionamos. No obstante, la historia muestra que cuando las condiciones cambian radicalmente también debemos de cambiar los valores, con riesgos enormes de no hacerlo.

12: Democracias en crisis: educando a los ciudadanos del siglo XXI. En este capítulo, nos cuestionamos si la democracia es el mejor sistema político al que podemos aspirar, un tema que va más allá de las cosmovisiones de la mayoría de la gente pero que, sin embargo, es de extrema relevancia. Es claro que la actual polarización política y económica de las sociedades pone en peligro la estabilidad de las democracias, incluyendo las más maduras. Aquí argumentamos que vale la pena “salvar” a la democracia pero va a requerir transformar el sistema educativo.

Lecturas recomendadas:

Naugle, D. K. (2002). Worldview: The history of a concept, Wm. B. Eerdmans Publishing. El libro describe la historia del concepto de cosmovisión y su importancia central en nuestras vidas.

Aquí puedes ver un excelente video TED sobre la psicología de las cosmovisiones:

https://www.youtube.com/watch?v=WzDygsn0Djs

(se presenta en inglés)

EL AMANECER DE LA HUMANIDAD:

¿POR QUÉ SOMOS

CÓMO SOMOS?

En cada hombre, en cada individuo, se contempla un mundo, un universo.

—Giordano Bruno

La película 2001: Odisea del Espacio, del director estadounidense Stanley Kubrick, y basada en la novela de Arthur C. Clarke, tiene unas de las escenas más memorables en la historia del cine. La primera parte de la película, exhibida por primera vez en 1968, presenta la vida cotidiana de un grupo de primates en la árida sabana africana, hace varios millones de años. Los miembros del grupo son vulnerables a los depredadores, y uno de ellos es atacado y muerto por un leopardo; posteriormente, su búsqueda por agua los lleva a una disputa con otros primates de una tribu rival, por la posesión de una charca con el vital líquido. Al ser expulsados por los rivales, los primates se retiran en derrota.

En un amanecer, uno de los primates se despierta y encuentra enfrente de su refugio un monolito negro rectangular de varios metros de altura; después de un primer momento de confusión y miedo, los primates lo empiezan a tocar y acariciar, como reverenciándolo. Al poco tiempo, uno de los simios se da cuenta de cómo utilizar un hueso como herramienta y arma; al día siguiente, usando el hueso como arma matan al líder del grupo rival y le arrebatan el control de la charca. Gozoso con su triunfo, el primate vencedor lanza su hueso al aire; el hueso que asciende en el aire, pasa a convertirse en una nave

espacial que, junto con otras naves, surca el espacio entre la Tierra y la Luna en el año 1999 de nuestra época.

En ese mismo año, astronautas descubren en la Luna un misterioso monolito negro y de superficie lisa, parecido al que se muestra en la escena inicial de la película, que se hallaba enterrado en el Cráter Tycho (por cierto, nombrado en honor al astrónomo danés Tycho Brahe, considerado el más grande observador del cielo en el período anterior a la invención del telescopio.) Aparentemente, el objeto, que emitía extrañas pulsaciones magnéticas, habría sido fabricado por una civilización extraterrestre muy avanzada y habría sido enterrado intencionadamente. Esta era entonces la primera prueba real de la existencia de vida extraterrestre. El resto de la película, que se considera ahora uno de los clásicos del cine, se centra en un equipo de astronautas que trata de seguir señales acústicas emitidas por el monolito hallado en la Luna.

Aunque ficticio, el encuentro de los primates con el monolito representa uno de los eventos más importantes y misteriosos en la historia de la humanidad: el surgimiento de la conciencia, el “yo” consciente en algún momento después que los humanos y los simios empezaron a divergir de su ancestro común, hace unos 6 millones de años. La imagen del hueso ascendiendo hasta convertirse en una nave espacial da a entender que, después de este evento transcendental, hubo una progresión lineal del ascenso de la humanidad, desde las sabanas en África hasta los valles de la Luna. De hecho, esta es la manera como mucha gente piensa respecto al “amanecer del hombre” (que es el título de la primera parte de la película).

Esta bella y poética imagen de Kubrick es, sin embargo, bastante engañosa. Muy lejos de ser lineal, el ascenso del hombre no fue directo, sino escabroso, con subidas y bajadas, atajos y desvíos, y estuvo a veces en riesgo de caer por un despeñadero. En la película, también se da a entender que la inteligencia humana surgió en forma espontánea, causada por un factor externo (el monolito, cuyo origen es supuestamente extraterrestre). En realidad, nuestra inteligencia, al igual que nuestra misma naturaleza, surgió en forma paulatina, moldeada precisamente por ese camino azaroso que seguimos para llegar a la cúspide de la cadena alimenticia.

Si no entendemos la tumultuosa trayectoria que siguieron nuestros ancestros, también nos va a ser difícil entender por qué nos comportamos como nos comportamos; por qué en vez de estar colonizando otros planetas, estamos sufriendo las consecuencias del tremendo daño que le hemos causado a la Tierra; por qué en vez de cooperar para nuestro beneficio mutuo, continuamos peleándonos entre nosotros. Más importante, como veremos aquí, el conocimiento de nuestra prehistoria también nos da pistas de cómo trabajar juntos para lograr un mundo mejor.

El conocimiento que actualmente tenemos del largo trayecto de la humanidad, es el tema central de este capítulo. Este es entonces nuestro punto de partida.

Empezando desde el principio: Las primeras células

Sabemos que la edad de nuestra especie, Homo sapiens (“Hombre sabio”) es de al menos 200,000 años (evidencia reciente sugiere que los humanos pudieron haber hecho su aparición hace 300,000 años); en realidad es muy poco tiempo, dada la edad de la Tierra, que se estima en 4,500 millones de años. Para tener una mejor idea, si extrapolamos esta edad a 24 horas, los humanos aparecieron en los últimos cuatro segundos. No obstante, el cerebro humano no surgió de repente en su forma actual, sino que fue el producto de una evolución paulatina.

En realidad, nuestra historia genética comienza en el instante en que en la Tierra aparece la primera molécula capaz de crear copias de ella misma, cada una de la cual llevaba “impresa” la herencia de su antecesor. Aunque no es claro cuándo ocurrió este evento crítico, la evidencia indica que fue hace al menos 3,700 millones de años. Recientemente, los científicos identificaron un organismo unicelular que es supuestamente el antecesor de todos los seres vivientes y que se originó hace casi 4,000 millones de años. El nombre de este organismo es “Luca”, las siglas en inglés de Último Ancestro Universal Común (Last Common Universal Ancestor).

Algunos piensan que estas moléculas pudieron haberse originado en otro lugar del universo, por ejemplo, viajando en meteoritos que se impactaron en la Tierra, y otros consideran que la ciencia nunca va a ser capaz de descubrir el verdadero origen de la vida. No obstante, los científicos han hecho enormes avances en investigar los procesos y mecanismos mediante los cuales pudieron haber surgido las primeras células en nuestro planeta; incluso, han podido sintetizar en el laboratorio moléculas del ácido nucleico ARN, un primo cercano del ADN, con la capacidad de replicarse (ver ARN y ADN en el glosario; ver también siguiente recuadro).

Una vez que la primera molécula auto-replicante hizo su debut, la evolución tomó control por medio del poder creativo de la selección natural (ver recuadro sobre la selección natural). En los últimos años, también se han hecho avances importantes en el conocimiento de las grandes transiciones en la evolución: de moléculas auto-replicantes a estructuras antecesoras de las células, de genes a cromosomas, de ARN a ADN y proteínas, de células procariontes (sin núcleo) a células eucariontes (con núcleo y membranas), de reproducción asexual a reproducción sexual, de organismos unicelulares a organismos multicelulares.

La ecuación de la vida

En la introducción describimos la ecuación de Drake, la cual busca estimar el número de civilizaciones extraterrestres inteligentes que pueden existir en la Vía Láctea. La ecuación ha servido como guía para los investigadores que buscan señales de comunicación creadas por civilizaciones inteligentes en el universo. Recientemente, un grupo de investigadores desarrolló una fórmula que busca cumplir objetivos similares sobre el origen de la vida; esto es, la ecuación busca conectar las diversas áreas de investigación cuyo fin es contestar preguntas acerca del origen de la vida. La ecuación “rompe” el proceso de abiogénesis –la formación de la vida a partir de la no existencia de ésta– en una serie de factores más simples, entre los que están las condiciones del planeta, los ingredientes necesarios para formar vida y la probabilidad que esos ingredientes se mezclen en la configuración adecuada para que la vida emerja. Como en el caso de la ecuación de Drake, cada uno de los términos de la nueva fórmula es fácil de describir, pero muy complejo de calcular en la práctica. Para los lectores versados en matemáticas esta es la ecuación*:

En el lado izquierdo, la ecuación considera el número promedio esperado de “eventos de origen de la vida” en un planeta. Para obtener este número, se debe tomar en cuenta el número potencial de elementos básicos para la vida en el planeta (Nb), el número promedio de elementos básicos que se necesitan para crear un sistema vivo (<n0>), la disponibilidad de esos elementos básicos durante un tiempo dado (fc), y la probabilidad que durante ese tiempo (t) se “ensamblen” dichos elementos (Pa).

En la Tierra, los elementos básicos de la vida se componen de aminoácidos, lípidos, y ciertos metales esenciales. Empero, un conjunto diferente de ingredientes pueden formar la base de la vida en otro planeta. Al igual que la ecuación de Drake, variaciones en la estimación de los factores da resultados muy diferentes. Por ejemplo, si la probabilidad de que los elementos básicos reaccionen entre ellos para que surja la vida es muy baja, entonces es muy poco probable que se forme vida aun si todos los elementos básicos están presentes. El principal objetivo es que la ecuación sirva como herramienta para identificar las áreas en donde los investigadores deben de cooperar para arrojar luz sobre el inicio de la vida.

* Scharf, C. & Cronin, C. (2015). Quantifying the origins of life on a planetary scale, Proceedings of the National Academy of Sciences, 113, 29.

También se tiene ahora una mejor idea de cuándo, y cómo, las células dejaron de funcionar en forma individual y se empezaron a agrupar en organismos multicelulares y a especializarse para formar tejidos y órganos más complejos. Recientemente, el bioquímico de la Universidad de Oregon, Ken Prehoda y sus colegas descubrieron una mutación (ver en el glosario), que al parecer les permitió a nuestros ancestros protozoarios evolucionar de organismos simples a organismos multicelulares complejos. Básicamente la mutación hizo que una proteína dejara de funcionar como enzima (ver glosario) y empezara a funcionar como otro tipo de proteína, la cual hizo posible que las células se comunicaran unas con otras y se unieran a su vez a otras proteínas.

Gracias a esta mutación, ocurrida hace unos 600 millones de años, las células pudieron comunicarse y cooperar entre ellas, lo cual permitió la evolución de organismos cada vez más complejos, desde los trilobites hace 500 millones de años, a los dinosaurios, a los mamíferos y a nosotros mismos. No obstante, la trayectoria de los organismos multicelulares a los humanos no fue directa y, como veremos, posiblemente estamos aquí sólo por efectos del azar.

La selección natural: ¿Ingeniero u hojalatero?

Hace 158 años, Charles Darwin publicó su libro acerca del origen de las especies, una de las mejores ideas que han surgido en la ciencia. Es un hecho innegable que los organismos evolucionan, pero ¿cómo lo hacen? Durante su vida, los individuos sufren de mutaciones naturales y aleatorias, que producen alteraciones genéticas (algunas benéficas, pero la gran mayoría no), las cuales son filtradas por la selección natural a lo largo de muchas generaciones. El individuo con características que resultan útiles, es el que va a lograr adaptarse mejor al medio ambiente, a competir y a ganar por comida o refugio, a sobrevivir y por lo tanto a dejar descendencia, transmitiendo esos genes a la próxima generación.

Se pudiera pensar que la selección natural lo puede todo, pero no es así; por el contrario, es limitada y no persigue ningún plan o diseño. En esencia, lo que hace es que a través de muchos años, aprovecha las estructuras ya existentes y las transforma. El premio Nobel, Francis Jacob, lo explicó hace 40 años con una excelente metáfora: la selección natural no funciona como si fuera un ingeniero que empieza desde cero su obra y que dispone de todos los materiales para producir al organismo ideal. Es en cambio como un hojalatero que produce nuevos objetos, pero con el material que ya tiene a la mano. De una rueda de su taller, por ejemplo, construye una ruleta. La evolución trabaja con lo que ya existe para transformar un sistema, darle nuevas funciones y producir uno más elaborado pero con los mismos materiales de que dispone un organismo.

Veamos el caso del pingüino y el delfín, animales que se adaptaron de diferente forma para nadar velozmente en el mar y atrapar a sus presas. Los delfines pudieron desarrollar una potente cola porque ya la tenían sus ancestros, pero con el pingüino no fue así porque la cola de las aves no tiene huesos, tiene plumas. El hojalatero entonces trabajó con sus alas y no se llevó mucho tiempo para que los pingüinos en vez de desplazarse en el aire, lo hicieran en el agua de una manera muy eficiente.

No obstante, a veces las opciones del hojalatero son limitadas. Un ejemplo es el “dedo pulgar” del oso panda, el cual no es muy eficiente como dedo opositor para asir objetos, ya que tiene flexibilidad muy limitada. Empero, cumple su trabajo, ayudando al panda a sujetar las ramas de bambú con las que se alimenta. Otro ejemplo es nuestra columna vertebral, la cual deja mucho que desear: cuando levantamos algo, todo el peso recae sobre una sola columna, lo que pone un enorme estrés en la espina dorsal. El caminar erguidos nos permite liberar las manos para otros usos, pero a costa de que muchos sufren de dolor de espalda. ¿No sería que dos o más columnas permitirían distribuir el peso en forma más uniforme, reduciendo así los problemas de la espalda? Así es, pero el hojalatero no tenía los materiales necesarios.