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Alguien una vez me dijo que "La vida cambia de la noche a la mañana y siempre para mal" y así lo corroboré.Nunca imaginé que el día más soñado se convertiría en una pesadilla. Después de ese día, mi vida fue un antes y un después para mí:Dejé el bisturí por el revolver.Reemplacé a mis pacientes por delincuentes.Dejé de atender consultas por realizar operativos.Antes vivía para mi familia, mis amigos y mi trabajo… y hoy vivo para hacer JUSTICIA.
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Seitenzahl: 428
Veröffentlichungsjahr: 2019
Mi lugaren el mundo
Editorial Autores de Argentina
Majo
Mi lugar en el mundo / Majo. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2019.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: online
ISBN 978-987-87-0121-9
1. Novela. 2. Narrativa Argentina Contemporánea. I. Título.
CDD A863
Editorial Autores de Argentina
www.autoresdeargentina.com
Mail: [email protected]
Diseño de portada: Justo Echeverría
Diseño de maquetado: Maximiliano Nuttini
Queda hecho el depósito que establece la LEY 11.723
Impreso en Argentina – Printed in Argentina
Prologo
Mayo de 2013.
–Guada terminamos por hoy. –dijo Clara, la recepcionista, asomándose en la puerta. La verdad que ha sido un día agotador, trabajamos sin parar.
–Muy bien, si llega alguien a última hora anótalo para mañana y si no puede esperar que vaya a urgencias.
–Aquí te espera alguien...
–¿Quién?
–Yo, ¿puedo pasar pitufa? –dijo Diego entrando a mi consultorio, se giró y dijo. –gracias Clara.
–Por supuesto que puedes pasar. -Diego es mi hermano mayor, a pesar que me lleva diez años hemos sido unidos desde niños. Mientras Diego se sienta en una de las sillas que están frente a mí, miro a Clara y le digo. –Clara ya te podes ir, nos vemos mañana. –sin esperar un segundo se fue cerrando la puerta. -¿Qué te trae por aquí?
–¿Has terminado? Te invito a almorzar...
–Al grano.
–Me gustaría que comiéramos algo antes.
–Está bien.
Accedí porque sé que es algo muy importante como para no esperar hasta que llegue a casa. Apagué la computadora y guardé las historias clínicas en los ficheros, lo tengo cargado en la computadora pero por mayor seguridad también en papel por si se cae el sistema y esas cosas, una vez que terminé tomé mi bolso y nos fuimos a almorzar.
Al llegar al restaurante conversamos de todo y de nada como siempre hacemos, una vez que nos trajeron la pizza y comenzamos a comer le pregunté.
–¿Tan importante es como para invitarme a almorzar en mi lugar favorito?
–Muy...
–Bueno comienza a contar pero sin rodeos.
–Bien... como sabes Aguirre me asignó un nuevo caso...
–Si hace unos meses que estas detrás de una banda, ¿no es así?
–Si... en realidad detrás de un hombre que le dicen el Jefe. Es el narco más importante que hay... es buscado en varios países pero sin éxito...
–Una joyita.
–Más que eso. Tiene contacto en todos lados hace lo que quiere, es mas no hay expediente de investigación sobre él ni nada relacionado a él...
–No entiendo a qué viene todo esto...
–Hace unos días tuve el dato que todos los policías que estaban a cargo de este caso fueron comprado...
–¿Quisieron comprarte?
–No, todavía... lo que descubrí es que tiene informante dentro de la comisaría...
–¿Cómo sabes eso?
–Pitufa te lo explicaría si no me estuvieras interrumpiendo...
–Perdón, no te interrumpo más. –Diego me mira levantando una ceja dudando de mi palabra. –bueno... voy a intentarlo... al menos. –dije sonriendo.
–Siempre está un paso delante de nosotros, cada vez que descubro algún lugar cuando vamos allanarlo está vacío sin rastro y así un sin fin de situaciones que nos están dejando en ridículo.
–No entiendo por qué me cuentas todo esto. Nunca me hablas sobre tu trabajo... a menos que...
–Exacto. Necesito tu ayuda...
–No veo cómo puedo ayudarte...
–Infiltrándote.
–¡¿A dónde?!
–En la comisaría...
–Claro... si nadie me conoce y puedo decir que soy el nuevo subcomisario...
–Sin sarcasmo, pitufa.
–Por el amor de Dios ¿en qué estás pensando?
–En la cabeza de Aguirre... le están ensuciando el campo para quedarse con su puesto y así poder liberar la zona. Además no sería la primera vez que me ayudas.
–Ya sé que no sería la primera vez, pero esto es muy serio, además las veces que te ayudé fueron por horas y con la ayuda de Nico. –Nico es un compañero y amigo de Diego y por las veces que trabajamos juntos somos como hermanos. -lo que me propones es por días si es que no por semanas.
–O meses...
–¡Diego!
–Lo sé pitufa, pero si no fuera porque está en riesgo la cabeza de Aguirre no te pediría ayuda.
–¿En qué pensaste? –me sonrió, sabe que esa pregunta es sinónimo de un sí, Aguirre no solo es el comisario y jefe de Diego, fue amigo de nuestros padres y lo demostró al protegernos cuando ellos murieron, ahora nos toca a nosotros ayudarlo a él, eso lo tengo claro lo que no tanto si lo voy a lograr.
–Lo tengo todo planeado...
–Claro por eso no pudiste esperar, ¿verdad? -
–Vas a trabajar en la comisaría... en la administración más específicamente en el odioso papeleo...
–Diego eso lo hacen los policía que son castigados, dime cómo voy a lograr trabajar ahí.
–Todos saben que tu sueño es montar un consultorio y para eso necesitas dinero, con lo que trabajas en el hospital nunca lo lograras. Así que te presentas y le pides que te ayude, como eres su consentida, Aguirre no podrá decirte que no.
–Veo que pensaste en todo.
–¿Qué dices?
–Sabes que por ti hago lo que sea. ¿Cuándo tengo que ir?
–Ahora mismo, eso si yo no voy a estar de acuerdo con esta idea descabellada...
–Bueno decídete trabajo o no, al fin de cuenta es tu idea...
–Pitufa esto es serio, no estoy para tus bromas.
–Lo siento. Este almuerzo sirvió para plantearte esta idea y me dijiste que no, por eso voy a Aguirre.
–Exactamente, eso sí una vez adentro no uses tu teléfono para hablarme si descubres algo, seguro que te lo van a intervenir.
–Estas muy seguro que me va aceptar.
–Nunca te ha dicho que no...
–Pero puede sospechar.
–Ahí está la cosa, tienes que ser muy convincente.
Terminamos de almorzar, Diego se fue a su trabajo y yo fui a casa, me bañe y me cambie estoy lista esperando el mensaje avisando que salía de la comisaría. Como lo mío no es la paciencia me fui hasta la comisaría y estacioné una cuadra antes de llegar, repaso todo lo que voy a decir no soy actriz estoy segura que se va a dar cuenta... me saca de mis pensamientos el sonido de mi celular miro y dice.
“Me estoy yendo”
“ok”
Respondí un mensaje corto muy característico de mí, me bajé del auto y me dirigí a la comisaría. Respiré profundo y fui directamente a la oficina de Aguirre.
–¿Puedo pasar? -dije ya casi adentro, no es que alguna vez haya entrado sin tocar pero esta vez tiene la puerta abierta para vigilar todo lo que sucede en la comisaría.
–Claro que sí, ¿Cómo está mi princesa? –se levanta del escritorio, se acerca y me da un gran abrazo.
Yo era una adolescente cuando mis padres murieron, fue un golpe muy duro, no sé qué hubiera hecho sin Aguirre, Diego y mi nana Tina. Son las personas más importantes además de Manuel, Nico y Maru. Todos somos una gran familia.
–Muy bien. ¿Y tú?
–Con mucho trabajo. –dijo mientras nos sentamos en el sofá que tiene al lado de la puerta. -¿Qué te trae por aquí?
–Pedirte un favor... -dije bajando la mirada. –es algo muy importante para mí... –ni que decirlo pensé.
–Dime.
–Necesito que me des trabajo aquí en la comisaría...
–¡¿Qué?!
–Seria medio día... -dije levantando la mirada. –necesito dinero para montar mi consultorio.
–Te lo presto, sabes que puedes contar conmigo... -no espere que me saliera con eso.
–No...
–¿No?
–Quiero decir que no sería justo, yo quiero montar mi consultorio con el dinero que yo haya ganado por mi trabajo...
–Me lo devuelves. –esto es más difícil de lo que pensé, tendré que hacer lo que más odio que es manipular.
–Pensé que podrías ayudarme, pero veo que no...
–No es eso princesa lo que sucede es que... no eres policía ni siquiera estudiante como para integrarte aquí, ¿me entiendes?
–Pero no te pido que me designes un caso sino que me des un trabajo de medio día...
–¿Haciendo qué?
–Con el papeleo, archivando expediente cosa que tanto odian los oficiales. Por favor sería unos meses, en cuanto tenga mi dinero para mi consultorio te prometo que me voy. Me queda poco para reunir el dinero–ya me está regalando su sonrisa eso solo significa una sola cosa, que ya casi lo tengo. -Di que sí...
–¿Para qué te tiene que decir que si? –me interrumpe una voz muy conocida, miro y en la puerta está Diego esperando que le responda y eso hago.
–No es asunto tuyo.
–No me digas que sigues con esa idea...
–¿Ya lo sabias? –preguntó Aguirre.
–Si, hoy en el almuerzo me lo comentó y le dije que era una locura y que no viniera.
–Ya veo el caso que te hizo.
–No cumplas este capricho.
–¿Me vas a decir que no? –usando mi cara de tristeza que siempre funciona.
–Por supuesto que la respuesta es no. –dijo Diego.
–Sí, voy hablar con mis superiores pero eso si serán unos cuantos meses nada más. ¿Entendido?
–Por Dios Aguirre, Guada no es policía. –dijo Diego.
–Ya sabemos que no es policía, pero es la hija de dos agentes muy respetados y tu hermana que mejor curriculum. Así que voy a tratar que le den una especie de pasantía por seis meses.
–Gracias. –dije abrazándolo.
–No sé cómo puede envolverte así, tus hijos no lograron nunca manipularte como ella. –lo miré y le saqué la lengua a Diego por su comentario.
–Mi suerte es estar rodeado de varones y yo soy su única princesa.
Al otro día comenzó una nueva rutina para mí, me levanto temprano desayuno y me voy al hospital hasta al medio día, de ahí voy a la comisaría y trabajo toda la tarde ordenando y cargando al sistema todos los expedientes de casos cerrados y los que son investigados.
En la oficina tengo dos compañeros Marcelo y Vanesa, ellos si son policías, pero prefieren el papeleo que la calle, algo inusual para un policía, pero como dice el dicho sobre gusto no hay nada escrito, son muy buenos conmigo me ayudaron mucho para ponerme al corriente de como es el sistema de trabajo.
Pasaron dos semanas y todo tranquilo sin nada que reportar a Diego.
En la noche luego de ayudar a Tina a limpiar la cocina voy al balcón para desconectarme de la rutina del día. Me siento en los sillones el silencio me relaja, en eso viene Diego.
–¿Difícil estas últimas dos semanas?
–Difícil es cargar al sistema los casos que todavía no hay ningún culpable.
–Pitufa la realidad no es como en las películas que el detective encuentra un cabello que resulta que cuya dueña utiliza una tintura que solo se vende en un solo lugar y que lo compra solo tres personas...
–Ahórrate el sarcasmo que ya entendí, pero me cuesta imaginarme que mientras yo encajono un expediente hay una familia que está llorando una injusticia.
–Eso es lo difícil de ser policía.
Es por eso que no me dediqué a esta carrera aunque es un legado familiar, prefiero la medicina que puedo ayudar a la gente. Diego me abrazó y seguimos conversando una hora y luego nos fuimos a dormir.
La rutina que no cambia en la comisaría, cuando llego por lo general traigo mi comida y almuerzo en la oficina mientras trabajo, cargo un sinfín de casos los reviso para encontrar alguna pista pero nada.
El peor día es el lunes para mí, pero hoy es peor aún, en el hospital atendí muchos pacientes que estaban anotados y unos cuantos de urgencia, cerca de la dos de la tarde terminé y me dirijo directamente a la comisaría a esa hora tengo que estar marcando. Llego cuarenta y cinco minuto tarde, me voy a la oficina y me pongo a trabajar, no sé si voy a aguanta mucho tiempo este ritmo. A media tarde me muero de hambre, como estoy sola en la oficina porque todos fueron a la calle, incluido Marcelo y Vanesa, por varias denuncias decido ir a comprarme algo para comer, tomo mi bolso y salgo, cuando regreso veo que Marcelo esta en mi computadora y Vanesa dejando en la pila de expediente varias carpetas en el último lugar y hablan en voz baja como si no quisieran ser descubiertos algo estúpido si se trata que están en su lugar de trabajo, salvo que... no lo puedo creer ellos son los soplones, los tuve en mis narices y no me di cuenta. Salí sin hacer ruido para que no me descubran y llamo a Maru.
–Hola ¿Cómo estás?
–Hola Guada, ¿me tengo que enterar por mi hermano que estás trabajando en la comisaría?
–Perdón, es algo temporal, tú ya sabes. –mientras hablo entro en la comisaría nuevamente para que me escuchen y darles tiempo para que disimulen y no sospechen que los he pillado con las manos en la masa. –Cuéntame cómo están los niños- ella es la hermana de Manuel y mi mejor amiga, está casada y tiene dos hijos hermosos.
–Bien cada vez más traviesos. –entré y les mostré las facturas que había comprado. –Guada tengo que dejarte porque me pillaste trabajando nos vemos el domingo.
–Nos vemos el domingo. –le dije, mientras guardo el celular en el bolso, Marcelo está preparándose para salir y Vanesa habla por teléfono, ¡pero qué bien fingen estos dos! fui a la máquina de café y me serví una taza, les ofrecí a mis compañeritos, como siempre hago así no sospechan, pero no quisieron porque según ellos tienen que regresar a la calle, nunca les gustaron hacer operativos y hoy están desesperado por salir. Cuando se fueron, busque los expedientes que Vanesa dejó al final son cinco en total y todos relacionados al caso del Jefe, lo llamativo de todo eso es que todos están para archivar, ya que son casos cerrados, no tenía mucho tiempo así que les saque copias y los guarde en mi bolso luego me puse a trabajar y capturé la pantalla con todos los datos del número de expediente con sus respectivo casos los imprimí y también lo guarde en mi bolso, al terminar con todo lo correspondiente del día, le avise a Aguirre que terminé con todo y me dio permiso para retirarme, cuando llegué a mi casa me di un buen baño caliente me puse el pijama y pedí una pizza y cuando estaba comiendo me puse a leer todas las copias de los expedientes, efectivamente era todo relacionado con el Jefe, pero nada de esos casos estaban cerrado al contrario son investigados por Diego, esto no es pruebas suficiente para comprobar algo, pueden alegar que fue una equivocación y puedo quedar expuesta ante los demás.
El primer expediente es de una banda callejera que venden droga y están ligados a un hombre que se supone que es la mano derecha del Jefe es nombrado como “identidad desconocida”. El segundo expediente es sobre el informante que está muerto, fue asesinado y todas las pericias apuntan a que es un ajuste de cuenta y esperan el informe forense pero está cerrado. Los otros sobre allanamiento que tuvo resultados positivos y con detenido, pero los imputados fueron liberados y la causa cerrada.
Tomé la decisión de no contar nada a Diego hasta no tener la certeza que Marcelo y Vanesa están metidos en todo esto. Guardé todos estos expediente en mi placar detrás de un fondo falso que hizo Diego para guardar algunas armas entre otras cosas por si la necesitara algún día, desde que comenzó a trabajar en este caso está muy paranoico hasta el punto de pedirme, mejor dicho exigirme que hiciera cursos para aprender a usar armas.
Esa noche no dormí mucho, como todos los días en la mañana fui al hospital y luego fui a la comisaría como siempre, pero nunca me esperé encontrar mi computadora encendida y en la pantalla está abierto el programa que utilizo para cargar los expedientes. No hace falta ser un experto para sospechar que algo no está bien, esta computadora tiene una clave que solo yo conocía o eso creía. Sin esperar más me metí en el sistema y marqué el número de expediente que había designado para el primero, resulta que sale un expediente de una banda que se encargaba de robar coches, marco el segundo número y sale el asesinato de un hombre en la vía pública y los otros con allanamientos de desarmaderos, busqué los expedientes cargados en los últimos días y salen todos los que cargue menos esos cinco relacionado al Jefe.
Lo único que atiné es a capturar la pantalla con los números de los expedientes pero con los nuevos casos, lo imprimí y los guardé en mi bolso. Aunque tengo el registro que Marcelo le tocó hacer guardia, eso no es suficiente para usarlo como pruebas, esto es muy grave tengo que pensar muy bien el próximo movimiento no puedo cometer ningún error, pero no sé qué hacer, me apoye en el respaldo de mi silla mirando hacia el techo, en eso entra Diego.
–Pitufa ¿te duele la cabeza?
–No, solo estoy pensando.
–Te puedo ayudar.
–Sí, ¿cómo puedo...? -y al mirar a Diego pude ver la cámara de seguridad que hay en la esquina justo enfrente de la oficina escondida. – ¡lo tengo! –pero eso significa que también pueden saber que yo estuve mientras ellos estaba en la oficina agregando los expedientes. -¡Ay no!
–¿Que tienes qué? –preguntó muy confundido. -¿Qué pasa Guada? Estas pálida.
–¿Quién está a cargo de las cámaras?
–Manuel, ¿Por qué?
–Me invitas a cenar y te cuento. Pero antes ¿podes conseguir las grabaciones de la cámara que está enfrente? –Diego se está por girar para mirar la cámara y le digo. -No mires.
–¿Un día en especial?
–Sí, ayer todo el día y hoy.
–Hecho, ¿para cuándo lo quieres?
–Para esta noche, de lo posible no lo veas por favor.
–¿Qué está pasando?
–Algo que no te va a gustar ni un poquito.
En la noche fuimos a un restaurante tranquilo, llevé mi computadora y toda la información que junte. Cuando llegué vi que me está esperando Diego.
–Hola, ¿lo conseguiste?
–Si. –me senté enfrente de él, ha elegido una mesa muy alejada para poder conversar tranquilos. –Pitufa ¿puedes explicarme qué está pasando? -Una vez que nos trajeron la comida, comencé a explicarle lo que pasa.
–Diego, desde que estoy trabajando no encontré nada raro todos han sido muy buenos conmigo, Marcelo y Vane me explicaron todo lo que tengo que hace en mi lugar de trabajo...
–Si ya lo sé, me lo explicaste a eso.
–No me interrumpas. Como te decía no había nada raro hasta que ayer cuando salí a comprar algo para comer, al volver en mi oficina estaban Marcelo y Vanesa...
–¿No son tus compañeros? Pitufa trabajan ahí.
–¡¿Es que no me vas a dejar de interrumpir?!
–Mira quien lo dice.
–¿Es venganza?
–No pitufa, pero no veo que tiene de importante lo que me cuentas.
–Mucho... si me dejaras contar... bien como te decía cuando me acerqué vi a Marcelo en mi computadora y a Vane colocando al final unas carpetas en la pila de expediente que tenía que cargar al sistema. Me fui sin que me vieran, esperé unos minutos regresé, y ellos se fueron de inmediato, comencé a trabajar y los expediente eran casos del Jefe...
–Es normal cada tanto vamos cargando al sistema para compartir ciertos datos con todos los policías.
–Eso no está mal, pero si te digo que todos son casos cerrados.
–¡¿Cerrado?!
–Sí, son cinco en total, y son tus casos. El de la banda, el asesinato de tu informante, y los allanamientos...
–Pero...
–Exacto, están en proceso de investigación.
–¿Qué hiciste?
–Mi trabajo, para que no sospecharan, los cargué, capturé la pantalla y lo imprimí, además les hice copias a todos esos expedientes.
–Guada sabes que infligiste la ley, ¿verdad?
–Lo sé pero tenía que ver con más tiempo de que se trataba los expedientes. Hoy al llegar a la oficina me encontré la computadora encendida, marqué en el sistema el número de los expediente...
–No me digas.
–Si te digo, no son los casos que cargué yo, pero eso no es todo.
–¿Hay más?
–En el sistema no aparece ningunos de los cinco casos que cargué ayer.
–¿Estas segura?
–Sí y tengo las pruebas. –le entregué todo lo que tenía, él leyó todo lo que le di, cuando terminó me miro y le dije. –Ya sé que no es suficiente pero si tenemos suerte en las cintas que has traído tiene que estar todo lo que te digo. -Sin esperar saqué la notebook, la encendí y puse el cd y lo vimos varias veces primero la hora que pasó lo que le conté y luego todo entero, en el video vemos que Marcelo habla por celular, Diego pone pausa la imagen y me dice.
–¿Desde cuándo Marcelo es de bajo perfil? -¿Qué clase de pregunta es esa? Muy confundida respondo.
–Nunca, ¿Por qué?
–Por el celular que usa...
–¿Qué tiene?
–Es un Nokia C3...
–¡Por Dios Diego! Marcelo tiene un Galaxy J 7... -no pude seguir mi afirmación porque vi que él habla con otro celular.
–Exacto... -afirma Diego.
–Siempre recibe mensajes a ese celular y no me di cuenta de ese pequeño detalle.
–Necesitamos ese celular. –lo miro con dudas. –al menos el número.
–¿Qué vamos hacer? –él me explicó que íbamos hacer o mejor dicho lo que tenía que hacer yo.
Al otro día ya hace una hora que estoy en la comisaría pero Marcelo y Vanesa no hacen nada sospechoso, en eso suena el celular de Marcelo, resulta que ahora me doy cuenta que suena con otro sonido, y que se pone nervioso que idiota fui, lo mira y lo guarda en su cajón con llave, eso tampoco lo vi sospechoso menos mal que no me dedico a esto sino que mala sería. Cuando ellos se van sin decirme nada, le mando un mensaje a Diego como quedamos avisando que se habían ido, él me responde.
“en caso que vuelvan ante de tiempo yo los entretengo”
Tomé un cuchillo, que traje de casa, y forcé el cajón hasta que cedió tomé el celular, lo apagué y lo guardé en mi bota luego cerré el cajo y me puse a trabajar. Le mandé un mensaje a Diego.
“Listo”
Ya terminó mi jornada laboral tomo mis cosas y me fui a la oficina de mi hermano que me está esperando y nos fuimos junto ya en el auto me dice.
–¿Lo conseguiste? –asentí. –bien, sabía que lo lograrías, dámelo. –abrí la bota. –es broma, ¿verdad? –sin hacerle caso me saqué la bota y le entrego el celular. Él lo toma con la punta de los dedos índice y pulgar. –Pitufa no tenías otro lugar para guardarlo.
–¡Diego por favor!
–Es broma... -el mira el celular y me dice -Pitufa con esto puedo presentar una denuncia con pruebas más que contundentes.
Al otro día cuando llegué a la comisaría me encontré que habían detenido a Marcelo y a Vanesa además de eso tuve que declarar, por ser quien aporto las pruebas. Una semana después de los sucedido, nos llamaron el Jefe y subjefe de la policía a Aguirre, a Diego, y a mi le explicamos todo lo sucedido y el verdadero motivo por el que yo había comenzado a trabajar, nos felicitaron y a mí me ofrecieron un cargo, es decir el que tengo. Es una forma de reconocer mi intervención para resolver un caso de corrupción dentro de la policía. Y acepté pero hasta conseguir atrapar al Jefe, pero esto último no lo dije.
Al salir de la reunión Aguirre nos dio un abrazo y nos dijo.
–Hijos me salvaron, no sé cómo agradecerles lo que hicieron.
–Aguirre te lo debíamos además para eso está la familia, ¿no? –dijo Diego.
–Gracias.
Las dos semanas siguiente me tocó trabajar sola, los expedientes se acumulan es mucho para una sola persona.
Termina la jornada laboral de un viernes cargado de trabajo, tener que revisar todos los expedientes para verificar si son correctos los que agregaron Marcelo y Vanesa, es muy agotador sin pensarlo tomo mi bolso, estoy saliendo de la oficina cuando viene la secretaria de Aguirre.
–Menos mal que no te habías ido todavía. Aguirre quieres que vayas a su oficina.
–Ya voy. –al entrar él rodea su escritorio y me da un abrazo.
–Princesa perdón que te llamé a esta hora pero necesito comunicarte algo.
–No hay problema, dime de qué se trata.
–A partir del lunes tendrás dos compañeros nuevos. –al fin pensé. –demoramos dos semanas para elegirlo a conciencia y que no se repita lo que sucedió con Marcelo y Vanesa, tú me entiendes. –asentí. -Uno lo elegí yo, él es policía se llama Gustavo Martin y el otro es designado por el subjefe de policía es Juan Cruz Montesino, es especialista en informática. –tocan la puerta y Aguirre le indica que pasen y entran dos hombres altos morocho, mis nuevos compañeros. Uno de ellos me tendió la mano y se presentó.
–Juan Cruz Montesinos, un gusto. –lo mire a los ojos y si se puede enamorar a primera vista eso es lo que me pasó.
–Guadalupe Bracho. –dije mientras le acepté la mano.
–Gustavo Martin, es un placer conocerte, ¿eres familiar del oficial Diego Bracho?
–Sí, soy la hermana.
–Una vez realizadas las presentaciones, les comunico a los tres que por orden de arriba la jefa será mi princesa.
Juan mirándome a los ojos dijo.
–Será un placer trabajar bajo las ordenes de una mujer tan bella.
1
Octubre de 2015
Otra vez olvidé correr las cortinas y entra la claridad de un día soleado por la ventana, miro el despertador y es muy temprano para mi gusto, además madrugar lo que se dice madrugar no es lo mío, odio cuando olvido y dejo corrida la cortina pero rápidamente tiene solución me tapo con la almohada, me doy media vuelta y continuo durmiendo. Unos minutos después suena el despertador y ese sonido infernal no se detiene hasta que no lo hago yo, sin sacar la cabeza debajo de la almohada comienzo a tantear en la mesita de luz hasta que logro parar ese sonido. Pero la tercera interrupción no puedo detenerla.
–Levántate. –dijo Tina, ella es una segunda madre, es quien nos cuidó a mi hermano y a mi desde niños, fue nuestro gran apoyo cuando nuestros padres fallecieron hace años. –
–Cinco minutos más... -respondí.
–Se te hace tarde y luego no desayunas como Dios manda.
–Ya voy.
Siempre igual como cuesta levantarse temprano y más un lunes, sin pensar en más me levanté, me duché y me vestí como siempre una pollera tubo de color verde, una blusa blanca, unos zapatos que combina con la pollera, me peino y maquillo, después de treinta minutos, bajo a desayunar. Fui directamente al comedor. Están desayunando Tina y Diego, mi hermano desde niños lo único que hizo fue consentirme además de protegerme y ahora que ambos somos adultos lo sigue haciendo.
–¡Buen día! -Saludé mientras me siento y me sirvo té.
–¡Buen día, Pitufa! -Contestó Diego.
–¿Dormiste bien mi niña? -preguntó Tina.
–Si Tina. Antes que me olvide, hoy tengo mucho trabajo por eso no vengo a comer.
– Bien mi niña. Aunque sigo pensando que trabajas mucho y no te alimentas bien.
–Tina, claro que me alimento bien. -mirando a Diego. -¿Tú no tenías un operativo? ¿Qué haces acá?
Yo vivo sola en un departamento, es decir un penthouse, es grande para mi sola ya que tiene tres habitaciones en la planta de arriba y otras en la planta baja, living, comedor, cocina, baños, cada espacio es amplio y cómodo, lo compré cuando comencé a trabajar y decidí irme a vivir sola, aunque Diego vive en el departamento de arriba con Tina. Diego y Tina son los que tienen llaves y pueden entrar cuando quieren.
Aunque no vivimos juntos casi todos los días nos juntamos a desayunar, siempre los espero con el desayuno preparado, pero últimamente me está costando levantarme temprano, y hoy más que nunca porque anoche Juan, Diego y yo nos quedamos hasta tarde revisando todos los detalles del operativo que la policía realizaría a primera hora de hoy, Diego secuestró unas computadoras en un allanamiento y gracias a Juan y sus conocimientos logramos conseguir las coordenadas de un galpón del Jefe, el narco más buscado del país. Aunque no nos pertenezca, Juan y yo ayudamos a Diego en este caso ya que lleva más de dos años tratando de atraparlo.
–Ni me digas, alguien puso en sobre aviso y cuando llegamos al galpón estaba vacío. Preguntamos a los vecinos y nos dijeron que en la tarde se habían ido. Me estoy desesperando.
–¿Cómo sucedió eso, si éramos pocas personas la que sabíamos?
–Eso es lo que me preocupa, más que el fracaso del operativo.
–¿Quieres decir...?
Él asiente, nos entendemos sin necesidad de terminar la frase, en ese momento suena el timbre y Tina atiende, cuando regresa dice.
–Más regalos. –y se retira a guardarlo.
–¿Ya tienes todo listo? –preguntó Diego.
–Hoy tengo que ultimar detalles, por eso no vengo almorzar. Voy aprovechar esas horas para ocuparme de lo que falta para mi casamiento.
–Pitufa no te olvides de mí.
–Nunca.
–Me refiero al caso que tenemos.
–En eso estoy trabajando y para que estés más tranquilo estoy personalmente en ello. Eso sí me ayuda Juan, sabes que lo que se de informática es gracias a él. En poco tiempo lo atraparas.
–Eso espero.
–Los demás trabajos lo repartí a mi equipo para poder trabajar tranquila en lo tuyo. Eso sí, recuerda que el sábado me caso y me voy de viaje dos semanas. Pero te prometo que a mi regreso lo único que hare será trabajar en lo tuyo.
–Gracias, estoy a punto de llegar a él.
–¿Mi niño, cómo lo harás? Si no sabes quién es. -Dijo Tina.
–Hoy, un informante me dará la foto del Jefe y a partir de ese momento dejara de ser un desconocido y poder ir detrás de él.
–¿Mi niño no podrías haber elegido otra profesión? –ambos sonreímos, siempre que hablamos del trabajo ella le hace la misma pregunta. Tina siempre pensó que el trabajo de Diego era muy peligroso ya que investiga los casos de los narcotraficantes, entre otros.
Es bueno en lo que hace y por eso lo asignaron en un caso que lleva más de dos años trabajando, no ha sido nada fácil, estar detrás del Jefe, es el narco más grande de América. En mi caso sigo en el hospital en las mañanas además soy la jefa de la oficina de administración de la comisaría, desde que me ofrecieron el puesto, trabajo en las tardes solo hasta que Diego atrape al Jefe y desde ahí ayudo a mi hermano con su caso, al mismo tiempo quiso que lo ayudara en varios operativos infiltrándome para conseguir información, realicé, junto a él, todos los cursos necesarios para llevar a cabo dichos operativos.
–Tina te prometo –dijo Diego mientras se acercaba y le da un beso en la cabeza. -que cuando atrape a ese narco me retiro, dejo la policía.
–Siempre dices lo mismo, ya no me engañas con eso, mi niño.
–Tengo motivos más que suficientes para dejarlo cuando atrape al Jefe, este es mi último caso.
–¿Pero cómo es eso?
–Tengo muchos motivos especiales que se los revelaré a su debido tiempo.
Sin decir más le dio otro beso a Tina y a mí y con una sonrisa se fue, dejándonos la duda de cuáles son los motivos del que habla.
A las ocho, como siempre estaciono el auto enfrente del hospital, me dirijo a mi consultorio. Clara, mi secretaria, me espera con un té.
–Buen día, Clara.
–Buen día, Guada.
–¿Alguna novedad?
–No ninguna, una mañana tranquila.
–Menos mal, voy a estar en mi consultorio, hace pasar el primer paciente.
La mañana fue tranquila, solo atendí a los pacientes que tenían turnos, y no hubo urgencia. Así que terminé temprano y me fui derecho a la comisaría. En cuanto entré a mi oficina, encendí mi computadora y mientras pongo música, es lo único que me relaja para trabajar. Hace un par de semanas que trabajo horas extras para dejar todo al día, así cuando regrese de mi viaje no tengo tanto trabajo atrasado. Debo leer muchos informes además estoy esperando el informe de la última autopsia solicitada, hace un par de semanas que lo deberían haber entregado y por eso personalmente llamo a la morgue para que se apuren con ese caso y así poder ayudar a mi hermano, además revisar el trabajo de mi equipo, confío en la capacidad de ellos como profesional, pero nunca me gustó presentar ningún informe sin revisarlo personalmente y menos si se trata de los casos de Diego.
Sin darme cuenta había pasado un par de horas trabajando, cuando entró Juan, con una bandeja de comida.
–¿Amor no piensas almorzar?
–Cariño me concentré tanto en el trabajo que no me di cuenta qué hora es.- respondí con una sonrisa y mientras me levanto para acercarme a Juan. -No me reprendas, mejor dame un beso, ¿sí? -Le dije mientras le di un beso.
Juan forma parte de mi equipo, es un genio en la informática, desde hace dos años que trabajamos juntos. Es un hombre muy profesional además de lindo, bueno, cariñoso, nos complementamos muy bien, gracias a sus conocimientos tenemos los expedientes cargados al día, además que hemos ayudado muchísimo a Diego, siempre es útil un experto en la informática. Desde que entró a trabajar con nosotros se interesó por el caso del Jefe y nos ayuda a Diego y a mí.
–Por eso te traigo el almuerzo, además así podemos estar juntos, porque te quiero reclamar que no tienes casi tiempo para mí.
–No digas eso. Con el trabajo y los preparativos del casamiento, casi no tengo tiempo ni para mí.
–Quiero que llegue el sábado para que nos casemos y nos podamos ir de viaje y relajarnos.
–Pero antes del viaje iremos a la fiesta, no pienses que nos hemos gastado un dineral en una fiesta que no vamos a disfrutar.
–Claro que lo vamos a disfrutar, pero para ese entonces parte de mi deseo ya estará cumplido.
–¡Ay! Cuanto te amo.
–Y yo a ti.
Almorzamos juntos, como casi todos los días entre risas y nuestras charlas son siempre del trabajo. Cuando terminamos nos pusimos a trabajar, al igual que yo está muy preocupado por el caso. Es más los tres juntos hemos trabajado incansablemente en eso.
–¿Alguna novedad? -Preguntó Juan.
–Eso estoy esperando la llamada de Diego, en el desayuno...
–¿Cómo... no tenía operativo esta mañana?
–Si pero fracasó, cuando llegaron ya se habían ido.
–¡NO! ¿Qué pasó?
–Cuando llegaron se encontraron todo vacío, alguien les avisó.
–Pero éramos pocos los que lo sabíamos, ¿no?
–Eso es lo que le preocupa a Diego, además de nosotros lo sabía Aguirre, Gustavo y algunos compañeros de mi hermano...
–Tanto trabajo para nada. ¿Cómo esta él?
–Un poco desanimado, aunque te soy sincera si no fuera por lo que va a pasar hoy no se si no lo estuviera más.
–¿Qué va a pasar?
–Hoy un informante le va revelar la identidad del Jefe.
–Eso sí que es una buena noticia. ¿Pero es confiable?
–Por la seguridad que tenía, supongo que sí.
–Entonces dejaremos de estar en desventajas. Porque eso siento al no saber quién demonio es el Jefe.
–A esta altura ya tendríamos que saber quién es. Pero lo importante es que ya dejará de ser un misterio en cuestión de horas.
–¡Al fin! Esta noche vamos a festejar la identidad del maldito Jefe.
Sin decir más trabajamos juntos, hasta que tocan la puerta.
–Pasa Clara. –Dije, Aguirre me sugirió tener una secretaria y la propuse a Clara y de inmediato la aceptó. Ella, Juan y yo somos los únicos que trabajamos en la comisaría sin ser policías, eso sí tuvimos que hacer unos cursos de capacitación para agregarlo a nuestros legajos y justificar nuestra presencia.
–Perdón Guada, pero te buscan.
–¿Quién?
–Yo... - dijo entrando Maru mi mejor amiga, casi una hermana.
–Pasa, ¿cómo estás? -Luego que nos saludó a Juan y a mi dijo.
–¿No estas lista? En media hora tenemos que estar en la boutique para que te midas por última vez el vestido.
–Tomo mi bolso y nos vamos. -me acerco a Juan, con un beso me despido y le digo.
–Amor en una hora estoy de vuelta y continuamos trabajando.
Llegamos a la boutique, el vestido me queda increíble, es muy ancho, bordado a mano, el maquillaje y el peinado ya está decidido. Luego de terminar con los detalles, quedamos en que el viernes por la tarde me enviaran el vestido, para evitar que Juan lo vea, él no dormirá esa noche conmigo. No vivimos juntos pero si se queda a dormir en mi departamento a veces.
Cuando llegué a la oficina, Clara está atendiendo a dos hombres y al verme dijo.
–Señores ahí viene la doctora Bracho.
Se dieron media vuelta, me miraron, con una sonrisa los saludé y los invité a que me acompañaran a mi despacho. Una vez que estamos sentados y que Clara se retiró luego de haber traído los café, dije.
–Ustedes dirán.
–Tenemos la información que usted es la hermana del agente Diego Bracho.
–Efectivamente.
–Y si no nos equivocamos usted trabaja en los casos de su hermano.
–No se equivocan, trabajo en los casos de mi hermano y el de otros policías que traen sus casos para que cargue al sistema, además de los hechos que corresponde a nuestra jurisdicción, pero no entiendo a qué viene todo esto.
–Nos han informado que su hermano es el primer agente asignado en el caso de la mafia del Jefe que está a punto de atraparlo.
–¿Quiénes son? –ya lo pregunté con algo de nerviosismo y de desconfianza, `¿Cómo ellos sabían que Diego está a punto de atraparlo?´ es en lo único que pensé.
–Somos agentes de elite de Estados Unidos, soy el agente Parker y mi compañero el agente Williams. -dijo el hombre que se había mantenido callado, mientras me muestran las identificaciones que comprueban que lo que dicen es cierto.
–No puedo informar nada sobre ese caso ni el de ninguno, es secreto de sumario y como comprenderá es confidencial. Hablen con el agente Bracho.
–Eso intentamos pero no nos contesta la llamada.
–En lo único que puedo ayudarles es decirle a Diego que se comunique con ustedes, si lo cree conveniente. Déjeme su tarjeta, si están de acuerdo.
Luego que me entregaron una tarjeta que tiene sus números de celular y sus nombres, sin decir nada, se retiraron y yo continúe trabajando.
Llamé a Clara ella vino de inmediato.
–Clara, ¿hay alguna novedad?
–No.
–¿Y de Diego?
–No.
–¿Juan dónde está?
–Se fue minutos después que tú.
–Gracias, eso es todo.
Luego que Clara se retirara de mi oficina, pasé toda la tarde trabajando.
Cuando llegué a mi casa, Tina me había dejado comida, mientras caliento la cena llamé a Diego pero no me respondió ni en su celular ni en el fijo de su casa, sin dejar de mirar la tarjeta que me entregaron esos agentes e intranquila por lo que no responde, le mando un mensaje:
“Diego cuando puedas llámame, tengo que hablar contigo, tengo novedades” lo envío, pero no respondió.
Una hora después, llegó Juan, cenamos con la consigna de no hablar de trabajo y así fue, aunque comenté de la visita de los agentes ya que él encontró la tarjeta y le mencioné que estoy muy preocupada, por eso Juan puso nuestra canción, “Sabes” de Reik, mientras suena la música Juan se acercó lentamente y me dijo cantando.
“Sabes no pido nada más que estar entres tus brazos y huir de todo mal que todo he renunciado por estar junto a ti.
Sabes no dejo de pensar que estoy enamorado te quiero confesar que solo soy un esclavo que no sabe vivir sin ti.”
Comenzamos a bailar, como siempre lo hacemos cuando escuchamos esa canción. Es mi favorita porque en nuestra primera cita, sonó en el restaurante, y con una sola mirada supe que lo amaba con locura.
Luego de bailar nos besamos, siempre que estoy preocupada o triste hace lo mismo porque sabe que eso me tranquiliza.
Dejamos todo limpio y nos fuimos a dormir. Al otro día debemos madrugar porque antes del trabajo, llevaremos, los últimos regalos que han llegado, a la casa donde nos vamos a ir a vivir luego de regresar del viaje.
Al otro día, al despertar me quedé unos minutos viendo a Juan dormir, es un placer que muy pronto lo disfrutaré a diario. Nos levantamos, medio desayunamos ya que tenemos que cargar los regalos en su camioneta y no contamos con mucho tiempo.
Al llegar a la casa, está lista para irnos cuando quisiéramos. Descargamos los regalos y los guardamos en uno de los dormitorios, a nuestro regreso los ordenaremos. Revisamos que todo estuviera en condiciones para nuestra noche de boda, bueno lo que Juan no sabe es que yo regresaré para preparar la sorpresa que tengo para él. La casa es grande, con todas las comodidades.
Cuando nos estábamos yendo, sin que se entere Juan, escondí debajo de la maseta, la llave que le dejo a Diego por si se ofrece algo.
Me fui directamente a la comisaría, desde hoy no trabajo en el hospital porque me pedí una licencia que me debían, así que le dije a Clara que nos veríamos directamente en la oficina. La primera orden que le di a Clara fue que ubicara a Diego, ya comienza a preocuparme nunca desaparece sin avisar y nunca dejó de responder una llamada o un mensaje.
Al entrar a mi oficina me encuentro a Gustavo, es uno de los miembro de mi equipo es como mi mano derecha, buscando entre los cajones de mi escritorio.
–Buen día, Gustavo. ¿Qué buscas? –muy nervioso responde.
–Buen... buenos días, Guada solo quiero los expedientes que trabajamos ayer... los últimos.
–Están sobre el escritorio, carpeta amarilla, éstos. –dije mientras me acerco y se la entrego. La tomó y se fue a seguir trabajando.
Ese martes trabajé mucho, las horas pasan y cada vez más preocupada porque no tengo novedades de Diego. Su celular no responde, no me envía mensajes ni me llama. Me tiene inquieta esta situación.
Por la tarde salí de trabajar y me fui al salón donde se realizará la fiesta del casamiento, cuando llegué vi que Juan me espera en el auto, quedamos de ir juntos para ponernos de acuerdo con la ubicación de la mesas y entre otros detalles. Al verme salió de su auto, me tomo de la cintura y me besó, nos vemos todos los días en el trabajo y casi todas las noche se queda en mi casa a dormir pero cada vez que me ve es como si fuera la primera vez.
Llegó el día miércoles, sin noticias de Diego, cuando llegué a la comisaría fui directamente a la oficina de Aguirre, para ver si él sabe algo. Él siempre nos ha cuidado y protegido, cuando mi hermano terminó su carrera de policía hizo hasta lo imposible para tenerlo en su equipo, en su comisaría.
Al llegar, Aguirre como le decían mis padres, se levantó de su sillón rodeo su escritorio y me abrazó mientras dice.
–Hola, ¿Cómo está mi princesa?
–Bien, aunque algo preocupada.
–¿Por qué?
–Diego no aparece, no se comunica... –dije mientras se me escapan unas lágrimas.
–No te preocupes...
–¿Tu sabes dónde está? Dímelo, por favor.
–Sí, y solo te puedo decir que está bien, pero no se va a poder comunicar.
–Pero.... –en ese momento suena el teléfono y me dice.
–Tú tienes que ir a trabajar y yo también, no te preocupes tanto, termina con los preparativos que ya no queda nada para tu boda.
Nos dimos un abrazo y un beso y me fui, no estoy tranquila, cada vez se hace más grande la corazonada que algo está pasando porque siempre Diego buscó la forma de comunicarse conmigo.
Los días pasaron con mucha rapidez y nadie sabe nada de Diego, ni Manuel ni sus compañeros, y eso me preocupa aún más. Juan me dice que Diego en este último año desaparecía por semanas, pero nunca lo había hecho sin decirme nada, además todos los días me llamaba o me enviaba mensaje, y eso ahora no sucede.
El viernes por la tarde a última hora salí de la oficina para armar la sorpresa que tengo pensada para Juan, llegué a nuestra casa y me fui al dormitorio coloqué velas por toda la habitación de color rojas, y armé un corazón con pétalos y en los pies de la cama una caja, que es un regalo para Juan. Cuando terminé tomé mi bolso para ver la hora en mi celular, me doy cuenta que no lo tengo, hice memoria y como no puede ser de otra manera lo dejé en mi oficina, y seguro que ahora si intentó comunicarse Diego conmigo.
Sin pensarlo regresé a la oficina, todos se han ido solo queda la guardia mínima, todo está a oscura fui directamente a mi oficina y veo que es el único lugar que hay luz, abro despacio la puerta y me encuentro que las dos computadoras están encendidas y a Gustavo enfrente de la computadora de Juan.
–¿Gustavo que haces trabajando hasta esta hora?
–Guada... solo... que... yo... -no entendí que quiere decir, está muy nervioso.
–Apaga las máquinas y vamos que tanto trabajar te está afectando. -dije mientras tomo mi celular. Nos fuimos juntos.
Cuando llegué a mi auto revisé el celular, tengo llamadas perdidas de Juan pero ni una sola de Diego. Llamé a Juan y le dije que me había olvidado el celular en la oficina por eso no respondí a sus llamadas hablamos unos minutos y luego de terminar la llamada me fui a mi casa.
Llegó el sábado y ni rastro de Diego, ya casi lista para ir a la iglesia, según Tina piensa que llegaría a la iglesia directamente, pero yo no me conformo con eso. Estuve buscándolo en los lugares y amigos que podía estar pero nada. Hablé con sus compañeros pero no saben nada desde el lunes pasado, igual que yo. Decidida llamé a Juan.
–Hola amor, ¿ya estas lista? Para el medio día ya seremos marido y mujer ante los ojos de Dios...
–No, Juan suspendo el casamiento.
–¡¿Por qué?! -gritó.
–Juan ¿te parece poco que Diego no aparece?, no me ha hablado, no sé nada de él. Estoy preocupada.
–Tranquila, amor. Ya se comunicará contigo.
–Juan estoy preocupada de verdad. -se produce un momento de silencio entre él y yo.
–Amor, -dice Juan al final. -hagamos una cosa si a la hora del casamiento no se ha comunicado contigo, nos casamos y suspendemos la fiesta para ir a buscarlo. Lo que importa es que nos casemos y encontrar a tu hermano lo demás no importa.
–No lo sé, Juan, él es mi única familia. -dije en sollozo.
–Lo sé mi amor.
Siento el sonido que entra un mensaje a mi celular.
–Espera me llegó un mensaje -fui hasta la mesita de luz y lo vi, Diego al fin. Sin más que esperar lo leí.
“Guadalupe, no voy a llegar a la boda espero que me perdones”
–¿Qué pasa mi amor? -me preguntó Juan, que está en la línea mientras yo releo el mensaje. -¿quién es? - algo confundida y desconcertada respondo con hilo de voz.
–Es Diego...
–¿Qué dice?
–Que no vendrá, que lo disculpe.
–¡¿QUÉ?!
–Lo que escuchas.
–¿Se ha vuelto loco?
–No sé, todo es muy extraño.
–¿Por qué lo dices?
–Nunca me llama Guadalupe y menos si está en falta.
–Lo es. -Respondió con un suspiro. -¿qué vamos hacer?- preguntó.
–Lo que dijiste, nos vamos a casar pero la fiesta la suspendemos. Sé que a mi hermano algo le ha pasado, él sabe que es un día importante para mí. Y él no se lo perdería.
–Pienso igual que tú, entonces nos casamos y luego mandamos a alguien a avisar que se suspende todo, ¿te parece?
–Gracias, amor.
–Te amo, nunca lo olvides.
2
De camino a la iglesia, estoy acompañada por Tina, que me pide reiterada veces que cambie la cara, pero no puedo, tengo muchos sentimientos encontrados, estoy feliz que me caso con el hombre que amo y me ama, pero también preocupada y triste de saber que mi única familia, mi hermano no estará conmigo compartiendo un momento tan importante, y sé que algo le está pasando.
El auto se detiene en frente de la iglesia, Tina junto a los invitados ingresaron a la iglesia, ya estoy lista para entrar, cuando escucho que alguien me llama, miro a la dirección que viene la voz, es Aguirre, visiblemente preocupado se acerca y me dice.
–Guada, tengo que hablar contigo.
–¿Qué pasa?
–Más bien es preguntarte ¿si quieres que te entregue en la iglesia? –con quien iba a entrar a la iglesia era con Diego pero viendo la realidad me parece una buena idea.
–Claro que sí. –dije y cuando acepto su brazo para entrar le digo. -Diego...
–¿Qué pasa con Diego?
–No aparece. –veo que cambia su expresión. –Aguirre dime dónde está Diego, ¿Qué le pasó?
–Está preso, le plantaron droga en el auto y está metido en un lio importante.
–¿Cuándo sucedió todo esto?
–El lunes...
–¡¿Y POR QUÉ DEMONIOS NO ME AVISARON?! -Le grité con los ojos llenos de lágrimas.
–Por orden de él. No quería que anularas tu casamiento.
–¿Quién le hizo eso? ¿Cómo esta él? -No entendía nada con los nervios.
–Intentaron matarlo... es una advertencia.
–¿De quién?
–Del Jefe.
–¡No! -comencé a llorar -¿y Manuel lo sabe?
–Claro, por eso no está aquí, está haciendo hasta lo imposible para que lo liberen.
–Quiero verlo, llévame con él.
–Princesa sabes que por la amistad que tuve con tus padres, a ustedes los quiero como a mis hijos -con lágrimas en los ojos asentí- si me permites que te de un consejo -volví a asentir -cásate y luego te llevo a ver a Diego. Si no lo haces se sentirá muy culpable.
Al escuchar eso me quede paralizada, no podía pensar, lo único que quiero es ir a verlo. Sabía que algo le había pasado pero nunca pensé algo así. Me doy media vuelta para subirme al auto e ir a ver a Diego, pero Aguirre me frena y me dice.
–Primero cásate y luego vas a ver a Diego. Juan te espera. -insistió Aguirre.
Decidida a decirle a Juan lo que está sucediendo, entré pero en cuanto me vieron todos los invitados se pararon y comenzó a sonar el Ave María, eso me detuvo, Aguirre me toma del brazo, me sonrió y tuve que fingir una sonrisa en cuanto menos supieran lo que está sucediendo mejor.
Juan esta hermoso con su traje, muy elegante. No pude evitar sonreírle. Al llegar hacia él, me tomó de la mano y me dijo.
–Estás hermosa.
Me giña un ojo y tomada de la mano de él, me tranquilice no estoy sola y estoy segura que todo problema tiene su solución.