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Daniel D. Drek tiene un problema. Su nuevo robot de juguete no deja de tirarse pedos, y lo que es aun peor, todos le echan la culpa a él. ¿Podra Danny ponerle un corcho al hábito pedorrero de su robot de una vez por todas, o sus padres lo dejarán castigado por toda la eternidad?
Para chicos de 9 a 12. Aproximadamente 3500 palabras.
ADVERTENCIA:
¡Este libro está lleno de pedos!
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Dingleberry Small
Max Calzones
Mi Robot Se Tira Pedos
© 2015 Dingleberry Small. Todos los derechos reservados.
Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida o transmitida por cualquier medio (electrónico, mecánico o cualquier otro) sin el expreso consentimiento escrito del autor.
Ésta es una obra de ficción. Los nombres, personajes, lugares y situaciones son o bien producto de la imaginación del autor o usados ficcionalmente. Cualquier semejanza con acontecimientos, lugares o personas reales, vivas o muertas, es completamente casual.
Composición, formato y diseño del E-book por Dingleberry Small.
Imágenes bajo licencia de DepositPhotos.com y © Konstantin Androsov. Imagen de fondo por Elena Terletskaya (#73360917).
Primera Edición (v1.0)
Publicado el 29 de agosto de 2015
Página del Título
Libros de Dingleberry Small
Derechos de Autor
Dedicación
Mi Robot Se Tira Pedos
Notas del Autor
Sobre el Autor
¡Gracias!
Este libro está dedicado a Kate Clary.
La primera vez que salió de él, no supe bien qué era.
--¿Qué fue eso? --le pregunté a mi robot nuevo y reluciente. Acababan de regalármelo para mi cumpleaños, y me fascinaba su acabado lustroso y plateado.
Por supuesto, no esperaba que me resopndiera. Después de todo, era sólo un montón de metal y plástico con una pantalla en el pecho que me recordaba el cartel luminoso en el restaurante chino favorito de mi padre. Y aunque la mayoría de los juguetes ahora vienen con cosas que pueden decir, no me esperaba lo que vino a continuación.
--No fui yo --dijo una voz diminuta.
--¿Eh? --dije, mirándolo a los ojos vidriosos. No estoy seguro de qué esperaba encontrar, especialmente porque parpadeaba en él un aviso de batería baja. ¿Me había respondido, de verdad?
Entonces se tiró otro pedo. Y otro más. Hasta que comprendí...
--¿Fuiste tú?
Mi mamá dejó una bandeja de galletitas en la mesada de la cocina, se quitó el delantal y entró en el living.
--¿Si fui yo qué?
Otra ráfaga de aire hizo erupción, haciendo oscilar mi cabello.
--No fui yo --dijo el robot.
Mi madre me miró, ignorando completamente el hecho de que el robot acababa de responderle.
--Mejor ponle un corcho antes de que lo haga tu padre --dijo.
--¿Eh?
Otro bizcocho de aire explosivo sacudió el cuarto.
--¡Deja de tirarte pedos! --chilló mi madre.
--Pero, pero...
--No fui yo --dijo el robot, por tercera vez. Estaba empezando a pensar que eran las únicas palabras que podía decir.
--Será mejor que aprendas modales, jovencito, antes de que te quite tu regalo de cumpleaños.
--Perfecto, llévatelo --dije. Ya sabía que el robot traía m [...]