Nace un papá - Matías Criado - E-Book

Nace un papá E-Book

Matías Criado

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Beschreibung

Nace un bebé, Nace un papá. Y aparecen emociones y dudas...   ¿Qué clase de padre seré? ¿Cómo me conecto con el bebé? ¿Cuál es mi rol? ¿Cómo recuperamos la intimidad en la pareja?   Matías Criado, psicólogo, y Diego Pins, counselor, ambos fundadores de @paternando.ok, acompañan a los papás en este nuevo camino de la crianza y los invitan a construir una paternidad activa, responsable y empática, desde el embarazo.

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www.editorialelateneo.com.ar

/editorialelateneo

@editorialelateneo

A Julián, Cata y Caro, por su amor cotidiano, real y desafiante.

A Lolo y a Pau, por mostrarme el camino hacia esta manera de paternar.

A los papás que sinceramente abrieron su corazón para dar letra a este libro.

INTRODUCCIÓN

Papá, ¿se nace o se hace?

Te proponemos iniciar juntos un viaje a un universo desconocido, especialmente si vas a ser padre primerizo o si recién nació tu bebé. Y no estaríamos mintiendosi te dijéramos que nada te prepara lo suficiente paraeste momento. Convertirnos en padres cambió nuestra vida, y en estas páginas vamos a intentar recorrer el mapa que fuimostrazando a medida que transitamos ese territorio. Sabemos que el mapa no equivale al territorio. Es decir, la experiencia de la paternidad cobra vida mientras la recorremos, no hay manera de saber todo de antemano. Este mapa solo funciona de guía con los puntos importantes que están presentes en la mayoría de los casos. Ahora bien, cómo uno viva, transite o sortee esta experiencia dependerá de muchos factores, por ejemplo, de las decisiones que se tomen, de su historia, de su realidad presente y de cómo se imagine el futuro.

En las páginas venideras te iremos acompañando para ofrecerte informaciónsobre los distintos momentos que pasamos como varones, como parejay como familia. Queremos que tengas presente que no hace falta atravesar esto solo y que estamos para acompañarte.

Bienvenido a esta experiencia llena de lugares hermosos que invitan a ser recorridos y disfrutados, y otros un poco más tenebrosos que pueden traer fantasmas de nuestro pasado. También viviremos distintos climas, desde cálidos y acogedores veranos y tranquilas primaveras, hasta inviernos fríos y tormentosos. ¡Tenemos mucho por hacer y descubrir!

¿Quiénes somos?

Este proyecto nace de la vivencia personal de dos padres que se vieron sobrepasados por la paternidad. Nosotros, Matías y Diego, fuimos padres casi al mismo tiempo y sin tener herramientas o alguna red de apoyo para nutrirnos de otras experiencias. No solo nos faltaba información, sino que sentíamos muchísima soledad. Sí, a pesar de tener una pareja amorosa, varios amigos y una familia presente, igual nos sentíamos solos (como le sucede a la mayoría, por no decir a todos).

Nos dimos cuenta de que necesitábamos ayudaporque nos sentíamos perdidos, sabíamos muy poco de cómo cuidarde un bebé, llevar adelante la relación de pareja, lidiarcon las exigencias laborales y, entre todo eso, tener momentospara uno mismo. Pero al mismo tiempo éramos conscientes de que, más allá de intentar hacer malabares, teníamos que encontrar a otras personas que estuvieran en la misma situación, para averiguar si alguno había descubierto el secreto de una paternidad exitosa.

La mayoría de los padres que consultamos nos dijo: “Ya te vas a ir acostumbrando”, “Tener un hijo es más fácil para ellas, que tienen instinto maternal” o “Ni idea, yo hago lo que me dice mi mujer”. Por suerte, no seguimos sus consejos y comenzamos a buscar otras respuestas: ¡debía haber algo que pudiéramos hacer además de resignarnos a que las cosas sucedieran!

En ese momento, nació en nosotros la pregunta “¿solo a mí me pasa?”, y por ello necesitábamos reunirnos con otros a los que les pasara lo mismo. En estas búsquedas, nos encontramos para crear un espacio de investigación, de acompañamiento y de replanteo de las paternidades.

Pero el camino no vino exento de desafíos, porque estábamosincursionando en un terreno desconocido: la crianza pertenecía al campode las mujeres, al dominio de lo femenino. ¿Qué íbamos a saber los varones de cuidado? Leíamos en muchos libros de crianza que los padres “deben esperar a que su bebé crezca, porque ahora es tiempo de la mamá”; “ser papá es entender que el bebé va a preferir siempre a la mamá” o incluso “la gran tarea del padre consiste en ser el soporte de todo lo que la mamá necesita”. Pero ¿acaso los papás no necesitamos soporte y ayuda? Y si es así, ¿dónde lo buscamos?, ¿existe en alguna parte? ¿Y si nosotros queremos cuidar de primera mano a nuestro bebé? Esos libros no nos daban ninguna ayuda.

Con todo esto a cuestas, nos lanzamos a la búsqueda de otras experiencias: los primeros pasos fueron difíciles, organizando encuentros en plazas y a veces en espacios cerrados que nos prestaban. Lanzamos la convocatoria en redes sociales y entre nuestros amigos. Al comienzo éramos muy pocos, entre 3 o 4 papás, pero se sentía que estábamos haciendo algo importante y nos íbamos muy felices de cada encuentro, con muchas ideas nuevas también. Sin que propusiéramos temas, la charla fluía entre vivencias y preocupaciones comunes, era como verse reflejado y entenderse instantáneamente. Nos reconocíamos y eso nos hacía sentir que ya no estábamos solos.

Así, seguimos organizando varios encuentros y, de a poco, cada vez iban concurriendo más papás. Con el paso del tiempo, pudimos ir comprendiendo que estos encuentros no tenían un final o punto de “llegada” en el que ya sabíamos lo suficiente, sino que se trataba de un ir haciendo, de un aprendizaje continuo.

Luego, con la constancia y el trabajo de abrirse camino en estos espacios femeninos, paulatinamente se nos fueron presentando oportunidades y pudimos dar charlas y talleres en lugares muy diferentes de la Argentina, así como también en el resto del mundo. Uno de los primeros talleres que dimos fue en el Encuentro Latinoamericano de Varones, donde fuimos la única charla sobre paternidad, y conseguimos una participación de 80 varones. ¡Nos resultó superpotente y sorprendente ver cómo éramos tantos padres hablando de algo que hasta ese momento parecía tabú!

Hoy estamos agradecidos de que nos convoquen universidades, empresas internacionales, espacios gubernamentales, sindicatos, centros de salud, escuelas, agencias de publicidad y muchos otros espacios. Trabajamos dando charlas, haciendo presentaciones, coordinando talleres y, por sobre todo, teniendo encuentros, que nos dan la posibilidad de llegar a más papás, y así a más familias, para hacerles saber que con información, en compañía y con una red de apoyo, la paternidad puede ser algo totalmente diferente. Y nosotros comprendimos que no estábamos solos:hay más padres presentes en este planeta que quieren seguiraprendiendo o compartiendo experiencias, que buscan y necesitan apoyo.

Sabemos que estamos llevando adelante un cambio enorme, porque estamos hablando de uno de los pilares olvidados del cuidado en la familia. Al propiciar espacios de información, apoyo y reflexión surgen relaciones más empáticas y crianzas más amorosas y equitativas. Y esto trae beneficios para todos: para el bebé y para la mamá por supuesto, pero sin lugar a duda también para los propios padres.

Desde que comenzamos, hemos ofrecido espacios, como talleres, charlas y grupos, para más de 15 000 padres. Por eso, en este libro no solo vamos a compartir los testimonios y las respuestas que fuimos recopilando, sino también nuestras herramientas y todo lo que hemos aprendido en estos años.

¿Por qué un libro para los papás?

Existen millones de libros sobre crianza y cuidado, casi todos están en el estante de “maternidad” en las librerías. Ninguno está pensado para los hombres. Incluso la gran mayoría tiene solo un recuadro escondido por ahí sobre “el papá”.

Sorprende lo poco que se tiene en cuenta a los hombres en los espacios de crianza y perinatalidad aun con los cambios sociales que se han dado en los últimos años. Todavía son escasas las investigaciones científicas, los libros o historias de padres que marquen un camino distinto. Por eso, pensar un libro dirigido a los padres nos planteó un desafío enorme.

Aquellos que llegaron a nuestras manos con la promesa de ser un libro para padres, no eran más que una guía pediátrica de cuidados del bebé, o bien un refuerzo de un rol tradicional donde el foco se centraba en todo lo que les sucedía a los demás integrantes de la familia menos al hombre. ¿Por qué cuesta tanto incluir a los varones en el mundo de la crianza?

Hasta el día de hoy, el cuidado de bebés y/o niños estuvo casi exclusivamente a cargo de las madres o cuidadoras. De ellas se esperaba no solo que dieran a luz, sino también –en el mejor de los casos– que brindaran cariño, apego y todas las necesidades primarias a los bebés. En cambio, el rol asignado a los padres duranteaños se limitó a ser un proveedor material del hogary, cuando se podía, a dedicarse un poco a jugar,poner límites oayudara mamá. Esa “ayuda” dependía de lo que mamá dijera: si había que retar al niño por algún motivo, felicitarlo por otro, consolarlo por algo, alegrarse porque se le cayó un diente. Mamá ordenaba y papá obraba en consecuencia. Y esto sucedía solo en algunos casos, en los que el padre se permitía a sí mismo intervenir en lo que se considera todavía “el rol de la madre”.

Muchos de nosotros crecimos con el modelo tradicional aimitar: “ser hombres” equivalía a “aguantársela” cuando había dificultad, nollorar, competir y “pelearla”. Hablar y pedir ayuda evidenciaba un rasgo negativo, de debilidad. Sin duda, un camino que no nos preparaba para convertirnos en padres presentes. Más bien nos alejaba porque rápidamente aprendimos que los sentimientos hay que taparlos, evitarlos. Crecimos con la palabra “maricón” como insulto flotando en el ambiente: “No seas nenita, maricón, levántate del suelo si te caíste y, si te duele, aguántatela”. Daba lo mismo la edad, ya sea si teníamos 2 o 15 años, estas frases circulaban como moneda corriente. Así, hoy en día a muchos padres les cuesta registrar lo que sienten y apenas pueden responder “bien” o “mal” cuando les preguntan cómo se sienten.

En esta forma de “ser hombres”, tampoco había juegos ni espacios donde aprender a cuidar, ya que las muñecas y “jugar a la casita” se reservaba típicamente para las niñas. El deporte, los coches o incluso la guerra eran los juegos permitidos para nosotros. Ninguno de ellos implicaba tener cuidado, sino todo lo contrario: solo se trataba de demostrar que podíamos ser los mejores.

Luego, de adolescentes, ofrecerse como niñero tampoco parecía una opción (aunque es muy común para las mujeres de esta edad). Nuestros lugares más valorados eran la fuerza, la destreza o la inteligencia, y ser un winner (un seductor o conquistador) con las mujeres; pero nunca mostrar que algo nos dolía o nos frustraba. Nuestras emociones tenían que controlarse; nuestros errores, esconderse, y demostrar ternura equivalía a una debilidad. Así crecimos, así conocimos a nuestras parejas y así nos convertimos en padres.

Hoy, como sociedad, vivimos insertos entre mensajes contradictorios: por un lado, pregonamos laigualdad de género, pero por el otro mantenemos la ideade que los hombres deben centrarse en el trabajo fuerade casa, guardar silencio en temas de crianza, “ayudar” a las mamás y seguir “haciendo nuestras vidas”, sin expresar sentimiento alguno. Justamente, buscamos revisar esta contradicción para detenerla no solo para nosotros, sino también para nuestras parejas y para que nuestros hijos crezcan sin mandatos. Deseamos formar parte de un cambio, propiciarlo, fomentarlo. Sabemos que requiere un tiempo y esfuerzo activo de nuestra parte, y estamos dispuestos a afrontarlo.

Al llegar a la paternidad, estas vivencias emergen con fuerza como un obstáculo a veces difícil de sobrepasar. Ante las primeras frustraciones o miedos, casi sin pensarlo dos veces nos sentimos inútiles y buscamos esconder lo que nos pasa. Vemos que con su madre ya es suficiente. Este camino nos lleva a creer que la mamá puede con todo lo del bebé, entonces mejor que se ocupe ella. Y si no puede, que le pregunte al pediatra, o que ayude la abuela o la hermana o que la amiga la aconseje. Además, parece que siempre sabe qué se debe hacer… Y si no sabe, reacciona de inmediato: llora, se enoja, se queja, se preocupa o lo resuelve en un segundo. ¿No tiene miedo de equivocarse?

Esto que muchos llaman “instinto maternal”es más bien un mandato social y se vuelve rápidamenteasfixiante tanto para ellas –que están cansadas de solo cuidartodo el día al bebé–, como para los padres, quebuscamos romper con un modelo que nos convertía en pocomás que billeteras caminantes. Aunque un poco lento, estos mandatos se están moviendo y un cambio de los roles tradicionales no solo resulta inminente, sino necesario.

Sabemos que a partir de nuestra generación –es decir, los que nacimos en los años 80 o 90–, se empezó a tomar conciencia de la crianza respetuosa, de la importancia del cuidado del medioambiente, incluso solemos cuidar nuestra salud más que nuestros papás. En la actualidad, la piedra fundamental para el cambio social ya está consolidada: sabemos que estar presentes es muy importante en la vida de nuestra familia.

Cada día, se suman más papás que quieren dejar de ser simples “secretarios” de sus parejas, y buscan activamente ofrecerles a sus hijos una crianza mejor que la que ellos recibieron. Este mayor involucramiento de los padres en el hogar genera nuevos desafíos y los conflictos no tardan en aparecer. ¿Dónde buscan información los padres ahora que también cambian pañales, se despiertan de noche o se quedan en casa mientras su pareja trabaja? ¿Cómo hacer para equilibrar la economía del hogar y pasar tiempo en familia? ¿Cómo sobrellevar la culpa cuando deben volver a trabajar y ausentarse por varias horas? ¿Cómo organizarnos como familia sin llegar a conflictos por cada pequeña situación?

Desde que nos convertimos en padres, estábamos deseando encontrar material que nos sirviera de reflexión tanto para nosotros, como para recomendar a otros. Cansados de esperar, decidimos aceptar el desafío y lanzarnos a esa aventura.

Este libro está escrito de padres a padres: queremos ayudarlos a emprender este desafío de la mejor manera. De hecho, a lo largo de los capítulos, iremos descubriendo muchas cosas que podemos hacer para que el cambio se vuelva concreto y no quede en un discurso vacío.

Especialmente para papás…

Pretendemos que este libro despierte el interés de los hombres, a quienes queremos continuar acompañando; pero sabemos que también contaremos con lectoras que quieran tratar de entenderlos, o incluso con los profesionales que acompañen a familias y busquen más información, o bien por pura curiosidad. A pesar de esta variada comunidad de interesados, decidimos enfocarnos en hablarles mayormente a los papás.

Por esta razón, habrá temas y miradas destinadas exclusivamente a quienes no gestamos a nuestros bebés. Por ejemplo, cuando hablamos de la ansiedad que experimentan los varones durante el embarazo, entendemos que las mujeres están muy ansiosas también. O cuando nombramos las vivencias de los hombres durante el puerperio, no detallamos todos aquellos mandatos fuertes que recaen sobre las mujeres (como el peso de poder amamantar o de tener una figura plena). No porque no lo consideremos importante en sí, sino porque justamente este libro busca algo diferente.

Esperamos que se entienda que no negamos las otras experiencias vividas con la llegada de un hijo. Simplemente, queremos traer a la luz qué les pasa a los hombres en esta etapa crucial de sus vidas, con toda sinceridad, con la verdad que nos dieron nuestras vivencias y las de las personas que con tanta generosidad nos compartieron las suyas. Los padres, que somos invisibles en casi todos los otroslibros de crianza (directamente llamados “libros de maternidad”), queremos volvernosmás activos y ser protagonistas de nuestras historias y deeste libro.

EL ROL DEL PADRE O LA IDENTIDAD PATERNA

Hemos escuchado hasta el cansancio que el rol del padre y de la madre son complementarios, que cada uno tiene un lugar particular en la familia para que funcione correctamente. Y en todas estas conversaciones, tanto con hombres, mujeres o con profesionales, aseguran la importancia de que la madre obre como “contenedora”, atenta a las necesidades del bebé, formando una “diada” de apego.

Mientras tanto, el papá se encarga de proteger y asistir a esa simbiosis, defendiéndola de los posibles peligros del exterior, a la espera de que su hijo crezca para recién en ese momento vincularse con apego. O peor aún, se escucha que “lo importante es la madre, el padre puede estar o no”, y aunque claramente no negamos la importancia de ellas en toda la gestación y la crianza, nos surge pensar en la segunda parte de esa frase: ¿realmente somos accesorios?

Esta concepción cuenta con diversos estudios científicos con sesgos de género que fortalecen la idea de los roles o funciones, en favor de un beneficio superior en la salud física y/o mental de los hijos.

Lamentablemente, la paternidad está tan signada por la distancia y la ausencia que cuesta entenderla como un vínculo primario fundamental, incluso en torno a la ciencia, que además refuerza la idea única de lo que es la familia.

¿Qué sucede cuando hay dos mamás o dos papás? ¿Hay vínculos de apego cuando hay una adopción? ¿Cómo pensar el rol del padre si la madre está ausente? Y si la madre sale a trabajar, pero papá se queda en casa, ¿el papá materna y la mamá paterna? Los padres que cuidamos y amamos desde el inicio, ¿estaríamos maternando? ¿Estos cambios de roles son realmente dañinos? Muchas dudas que parecen marearnos con facilidad.

Así como cambian las maneras de ser hombre –ahora es posible mostrarnos tiernos, empáticos, cariñosos, sensibles–, también sucede con la paternidad (limpiar y ordenar la casa, cambiar pañales, ir a la reunión de padres del colegio, estar presente en el parto). Aunqueno aparezcan en la mayoría de los libros, existen muchoshombres que se han salido de los mandatos y hanconstruido un apego primario con sus bebés. Ya sea por necesidad como por decisión, estos padres hacían todo lo que se suponía que haría la madre y en ellos hemos visto cómo no había ninguna diferencia en la crianza ni deterioro de la salud, sino más bien todo lo contrario. Dejar de lado la idea de lo que se esperaba y comenzar una construcción desde el deseo había transformado enormemente a esos padres.

Ahora bien, si no seguimos hablando de roles o funciones, ¿cómo nombrar a las diferencias entre una madre y un padre? Al rescate de esta incertidumbre, nace la construcción de la identidad paterna: un proceso de transformación continua definido por lo que sentimos, lo que hacemos, lo que otros ven en nosotros, y genera una autopercepción. De hecho, cuando se presentan en los talleres, muchos padres dicen “soy el papá de Juan” o “el papá de Camila”, dando cuenta de esta identidad que están construyendo.

Así también, en familias ensambladas, los hombres que crían y cuidan a los niños de sus parejas muchas veces no se autoperciben como padres, a pesar de efectuar muchas de las acciones que consideramos paternar.

La identidad paterna se desarrolla de diferentesmaneras a lo largo de la vida dependiendo de cómolos hombres se dejen interpelar por las vivencias de cuidadoy los vínculos de apego en sus familias.

Aclaraciones importantes

Durante la elaboración de este libro, queríamos apuntar a la mayor cantidad de familias posible. Por ello, utilizamos el término hijo para referirnos tanto a los hijos, las hijas y a los bebés.

También usaremos papás o padres para referirnos solamente a los hombres, y mamás o madres para las mujeres.

Cuando hablemos tanto de madres como de padres, utilizaremosla construcción de la palabramapaternidad, que implica que somosun equipo, que trabajamos en conjunto.

Al momento de escribir, existen nuevos términos, como hijes, xadres o personas no gestantes, que decidimos no utilizar, ya que buscamos una lectura simple y ágil que permita comprender las ideas.

También entendemos que habrá familias del colectivo LGBTIQ+ que no se sentirán representadas. La gran diversidad de familias nos lleva también a hacer un recorte y decidimos hacer un enfoque particular en los hombres heterosexuales en el lugar de los cuidados.

¿Cuándo nace el deseo de ser padres?

En nuestros talleres, les preguntamos a otros varones cuándo les surgió el deseo de ser padres, y no deja de sorprendernos que muchísimos cuentan que les surgió muchos años atrás, incluso antes de haber conocido a las parejas con quienes finalmente buscaron a sus bebés.

Diego cuenta que de chiquito siempre quiso tener la colección de historietas de Astérix, pero por cuestiones económicas y decisiones de sus padres, no llegó a tenerla. Así fue como, ya de grande, empezó a comprarla con la clara intención de que algún día la heredara su propio hijo (en un momento muy hipotético, ya que ni siquiera estaba en pareja).

Esta dimensión del deseo de ser papá expresadatan abiertamente es nueva y rompe con el mito deque los hombres solo tenemos hijos porque nuestras parejas noslo piden. Por ejemplo, en Argentina, hace unos años, se usaba el término Susanita (nacido por un personaje de la tira cómica Mafalda, de Quino) para referirse a las mujeres que siempre hablan sobre casarse y tener hijos. Pero aún no existe algo así para los varones; es más, suele ser un tema muy poco conversado y casi tabú, para evitar el miedo o la vergüenza de exponerse frente a otros.

Si bien en muchos hombres existe el mandato de ser procreador, de continuar el apellido, el legado paterno o el negocio familiar, se trata de un concepto diferente al que propondremos aquí. Vemos en los hombres deseos de volverse cuidadores y tener un vínculo cercano con sus hijos.

Poder empezar a hablar abiertamente del deseo de ser padres significa comenzar a cambiar el lugar del varón en relación con la planificación familiar y con la responsabilidad reproductiva.

Hablemos en plural: paternidades

Desde el principio nos propusimos siempre tener un diálogo abierto con los padres: no queríamos bajar una línea discursiva sobre lo que está bien y lo que está mal; es decir, no vendemos una receta mágica para ser el padre perfecto, ni se trata de una guía de “tips” para salir del paso o de consejos para resolver todo en la vida. Sin duda, nosotros también cometemos muchos errores, incluso hasta el día de hoy, que contamos con muchísima información y experiencia.

Entendemos que cada familia y cada padre atraviesa momentos particulares, ya sea por condiciones externas, como su situación socioeconómica (por ejemplo, si se quedó sin trabajo o le cuesta pagar las cuentas, si vive en la casa con sus padres o si no tiene ayuda externa en la crianza), o por procesos internos (si tiene problemas de ansiedad, alguna adicción, si tiene algún conflicto con su familia de origen), si atraviesa una crisis de vida o si se trata de su segundo matrimonio y un tercer hijo. Los distintos escenarios vitales hacen que con cada hijo se forme un vínculo particular y único. Les vamos a hablar a todos los papás, sabiendo que cada uno será un padre diferente.