Erhalten Sie Zugang zu diesem und mehr als 300000 Büchern ab EUR 5,99 monatlich.
Este libro contiene la mayor concentración de niños raros por página: Niño alga, Niña búho, Niña cacto, Niño díscolo, Niña de espuma, Niño frío, Niña de humo, Niño inverso, Niña jirafa, Niño koala, Niña con forma de laberinto, Niña maleta, Niño sin niño, Niño con rabo de eñe, Niño pingüino, Niño queso, Niña sombra, Niño tren, Niña urgente, Niña de alto vuelo, Niña yunque con su martillo y Niño zancudo.Raúl Vacas y Tomás Hijo nos los presentan uno a uno, con todas sus peculiaridades y lo hacen de una manera muy poética, que combina a la perfección el texto con las ilustraciones.Jugando con las palabras, el autor compone un tautograma, versos de cabo roto, un ovillejo, juega con las palabras esdrújulas, escribe un romance, rima con números, se atreve con un rap, rememora la cuaderna vía, apunta una canción, nos enseña cómo es un limerick, nos desafía con un trabalenguas y despliega un sinfín de recursos poéticos que harán la delicia de grandes y pequeños, sean aficionados a la poesía o no.
Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:
Seitenzahl: 17
Veröffentlichungsjahr: 2016
Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:
Al ver ciertos niños
me digo yo a veces:
mamíferos, aves,
reptiles y peces.
José María Gabriel y Galán
Para Jia y Arturo, dos niños raros.
Y para Gonzalo Moure, tutor legal de estos 27 niños.
Textos: Raúl Vacas
Ilustraciones: Tomás Hijo
Andaba Abelardo anoche –algo aburrido– acariciando anémonas. Aguardaba ansioso al amanecer amarillo aproximándose al agua azul acuarela. Acabó apaciguado al arrullo adormecedor, absorto ante algunas aves acostumbradas al apacible aire: abejarucos, águilas, arrendajos, avefrías, ánades, abubillas.
–Acércate aanidar aquí –animó Abelardo aaquella avutarda algo asustada–. Atesorarás agua, alimento, amor algunos años.
–Agradezco amablemente acampar al abrigo. Averiguaré acaso adónde alcanzar amores, advertir acercamientos, acariciar aventuras.
Abelardo aconsejó al ave ante amoríos amargos.
–¡Ay, amor, amor! –afirmó aquella avutarda–. Antes andaba abandonada al azar, arriesgando ágiles alas al abordar abismos, ahora ardo amorosamente asombrada.¡Ay, amor, amor!
Abelardo aplaudió aquel alborotado abecedario ardiente.Acabó así atreviéndose aalbergar amores antes acallados.–Al aproximarse abril –añadió Abelardo– aceptaré acercarme al atolón amando apasionadamente.
Todas las noches la ni-bajo la luz de la lu-llora triste su fortu-en medio de la campi-
En lo alto de una ra-con los ojos bien abier-y