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Otelo: el moro de Venecia es una obra teatral de Shakespeare escrita alrededor de 1603. Otelo es una tragedia, como Hamlet, Macbeth y El rey Lear. Shakespeare escribió Otelo probablemente después de Hamlet pero antes que las dos últimas.
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Veröffentlichungsjahr: 2017
William Shakespeare
OTELO
OTELO, el moro [general al servicio de Venecia]
BRABANCIO, padre de Desdémona [senador de Venecia]
CASIO, honrado teniente [de Otelo]
YAGO, un malvado [alférez de Otelo]
RODRIGO,un caballero engañado
El DUX de Venecia
SENADORES [de Venecia]
MONTANO, gobernador de Chipre
CABALLEROS de Chipre
LUDOVICO noble veneciano [pariente de Brabanciol
GRACIANO noble veneciano [hermano de Brabancio]
MARINEROS
El GRACIOSO [criado de Otelo]
DESDÉMONA, esposa de Otelo [e hija de Brabitncio]
EMILIA, esposa de Yago
BIANCA, cortesana [amante de Casio]
[Mensajeros, guardias, heraldo, caballeros, músicos y acompañamiento]
I.i Entran RODRIGO y YAGO.
RODRIGO
¡Calla, no sigas! Me disgusta muchísimo
que tú, Yago, que manejas mi bolsa
como si fuera tuya, no me lo hayas dicho.
YAGO
Voto a Dios, ¡si no me escuchas!
Aborréceme si yo he soñado
nada semejante.
RODRIGO
Me decías que le odiabas.
YAGO
Despréciame si es falso. Tres magnates
de Venecia se descubren ante él
y le piden que me nombre su teniente;
y te juro que menos no merezco,
que yo sé lo que valgo. Mas él, enamorado
de su propia majestad y de su verbo,
los evade con rodeos ampulosos
hinchados de términos marciales
y acaba denegándoles la súplica.
Les dice: «Ya he nombrado a mi oficial».
¿Y quién es el elegido?
Pardiez, todo un matemático
un tal Miguel Casio, un florentino
(casi condenado a mujercita),
que jamás puso una escuadra sobre el campo
ni sabe disponer un batallón
mejor que una hilandera ... si no es con teoría
libresca, de la cual también saben hablar
los cónsules togados. Mera plática sin práctica
es toda su milicia. Mas le ha dado el puesto,
y a mí, a quien ha visto dar pruebas en Rodas,
en Chipre y en tierras cristianas y paganas,
me deja a la sombra y a la zaga
del debe y el haber. Y este sacacuentas
es, en buena hora, su teniente, y yo,
vaya por Dios, el alférez de Su Morería
RODRIGO
¡El colmo! Yo antes sería su verdugo.
YAGO
Pues ya lo ves. Son los gajes del soldado:
los ascensos se rigen por el libro y el afecto,
no según antigüedad, por la cual el segundo
siempre sucede al primero. Conque juzga
si tengo algún motivo para estar
a bien con el moro.
RODRIGO
Yo no le serviría.
YAGO
Pierde cuidado.
Le sirvo para servirme de él.
Ni todos podemos ser amos, ni a todos
los amos podemos fielmente servir.
Ahí tienes al criado humilde y reverente,
prendado de su propio servilismo,
que, como el burro de la casa, sólo vive
para el pienso; y de viejo, lo licencian.
¡Que lo cuelguen por honrado! Otros,
revestidos de aparente sumisión,
por dentro sólo cuidan de sí mismos
y, dando muestras de servicio a sus señores,
medran a su costa; hecha su jugada,
se sirven a sí mismos. En éstos sí que hay alma
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