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- Herausgeber: Zenith Horizon Publishing
- Kategorie: Poesie und Drama
- Sprache: Spanisch
🖤 Amor perdido, sueños rotos y belleza entre las sombras. La poesía de Poe es un viaje hacia el alma. Poemas Volumen I reúne una selección imprescindible de la obra poética de Edgar Allan Poe, uno de los grandes genios del siglo XIX. Este primer volumen ofrece algunos de sus poemas más reconocidos y otros menos divulgados, pero igualmente profundos, que exploran temas como la muerte, la melancolía, la belleza idealizada y lo sobrenatural. Con un estilo único que combina el ritmo musical con imágenes sombrías, Poe transforma la poesía en una experiencia sensorial, emocional y metafísica. Esta edición es perfecta tanto para nuevos lectores como para amantes de la poesía clásica. 📚 Incluye poemas esenciales como: A Helena Lenore El sueño dentro del sueño Las campanas Israfel y más… 📚 Temas destacados: Amor eterno y más allá de la muerte Pérdida, memoria y duelo El alma, la belleza y la inmortalidad Riqueza sonora y musicalidad poética Perfecto para quienes buscan poesía gótica, romántica, introspectiva y profundamente estética. 📚 Lo que opinan los lectores: "Cada poema es una joya oscura. Poe habla con el alma." – Lector en Amazon "Melancólico y hermoso. Una obra que deja huella en el corazón." – Crítica literaria 👉 Haz clic en "Comprar ahora" y sumérgete en la oscuridad lírica de Poemas Volumen I de Edgar Allan Poe.
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Seitenzahl: 30
Veröffentlichungsjahr: 2025
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Poemas I
Edgar Allan Poe
A…
Las enramadas donde veo
en sueños, las más variadas
aves cantoras, son labios y son
tus musicales palabras susurradas.
Tus ojos, entronizados en el cielo,
caen al fin desesperadamente
¡oh Dios!, en mi funérea mente
como luz de estrellas sobre un velo.
Oh, tu corazón… suspiro al despertar
y duermo para soñar hasta que raya el día
en la verdad que el oro jamás podrá comprar
y en las bagatelas que sí podría.
A Elena
Era una noche de julio,
noche tibia y perfumada,
noche diáfana…
De la luna plena límpida,
límpida como tu alma,
descendían
sobre el parque adormecido
gráciles velos de plata.
Ni una ráfaga
el infinito silencio
y la quietud perturbaban
en el parque…
Evaporaban las rosas
los perfumes de sus almas
para que los recogieras
en aquella noche mágica;
para que tú los gozases
su último aliento exhalaban
como en una muerte dulce,
como en una muerte lánguida,
y era una selva encantada,
y era una noche divina
llena de místicos sueños
y claridades fantásticas.
Toda de blanco vestida,
toda blanca,
sobre un ramo de violetas
reclinada
te veía
y a las rosas moribundas
y a ti, una luz tenue y diáfana
muy suavemente
alumbraba,
luz de perla diluida
en un éter de suspiros
y de evaporadas lágrimas.
¿Qué hado extraño
(¿fue ventura? ¿fue desgracia?)
me condujo aquella noche
hasta el parque de las rosas
que exhalaban
los suspiros perfumados
de sus almas?
Ni una hoja
susurraba;
no se oía
una pisada;
todo mudo,
todo en sueños,
menos tú y yo
-¡cuál me agito
al unir las dos palabras! —
menos tú y yo…De repente
todo cambia.
¡Oh, el parque de los misterios!
¡Oh, la región encantada!
Todo, todo,
todo cambia.
De la luna la luz límpida
la luz de perla se apaga.
El perfume de las rosas
muere en las dormidas auras.
Los senderos se oscurecen.
Expiran las violas castas.
Menos tú y yo, todo huye,
todo muere,
todo pasa…
Todo se apaga y extingue
menos tus hondas miradas.
¡Tus dos ojos donde arde tu alma!
Y sólo veo entre sombras
aquellos ojos brillantes,
¡oh mi amada! Todo, todo,
todo cambia.
De la luna la luz límpida
la luz de perla se apaga.
El perfume de las rosas
muere en las dormidas auras.
Los senderos se oscurecen.
Expiran las violas castas.
Menos tú y yo, todo huye,
todo muere,
todo pasa…
Todo se apaga y extingue
menos tus hondas miradas.
¡Tus dos ojos donde arde tu alma!
Y sólo veo entre sombras
aquellos ojos brillantes,
¡oh mi amada!
¿Qué tristezas irreales,
qué tristezas extrahumanas!
La luz tibia de esos ojos
leyendas de amor relata.
¡Qué misteriosos dolores,
qué sublimes esperanzas,
qué mudas renunciaciones
expresan aquellos ojos
que en la sombra
fijan en mí su mirada!
Noche oscura. Ya Diana
entre turbios nubarrones,
lentamente,
hundió la faz plateada,
y tú sola
en medio de la avenida,
te deslizas
irreal, mística y blanca,
te deslizas y te alejas incorpórea
cual fantasma…
Sólo flotan tus miradas.
¡Sólo tus ojos perennes,
tus ojos de honda mirada
fijos quedan en mi alma!
