Productividad para mentes inquietas - Miguel de Luis Espinosa - E-Book

Productividad para mentes inquietas E-Book

Miguel de Luis Espinosa

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Beschreibung

¿Eres desorganizado? ¿Quieres sacar más partido a tu esfuerzo? ¿Te gustaría hacer más en menos tiempo, y así poder dedicarte a disfrutar más de la vida? ¿Sí? Pues entonces no lo dudes, éste es tu libro, en él encontrarás todas las técnicas necesarias para mejorar en tu planificación personal. Siguiendo los pasos que aquí se describen, de manera fácil y amena, te convertirás en el dueño de tu tiempo, te organizarás con eficacia y multiplicarás, sin ninguna complicación, las ganancias de tu esfuerzo. ¡Y encima te divertirás! Eso es lo mejor de todo, que tu trabajo, ya sea de estudiante, empresario o empleado, mejorará sustancialmente porque encontrarás el secreto necesario, el motor de tu energía: tu felicidad, tu alegría, la pasión por lo que haces. Aunque no encontrarás aquí métodos revolucionarios, sí que descubrirás las técnicas más eficaces de productividad explicadas con palabras llanas y mucho sentido del humor. Lectura ideal para aquellos que creen que la vida no empieza después del trabajo o del estudio, sino que le dan a todas las horas el valor que merecen.

AUTOR:

Miguel de Luis es el autor de la exitosa web de productividad personal y minimalismo “SabiaVida.com”. También es licenciado en Derecho, y trabajó como Procurador en Tribunales hasta que ingresó en el Seminario Diocesano. Aprender a organizarse fue su salvación y ahora se dedica a compartir su experiencia en ese terreno, con todo aquel que quiere mejorar en la vida.

SOBRE LA COLECCIÓN SUPÉRATE Y TRIUNFA

Vivimos en una época de estrés y de depresión profunda a causa de la crisis mundial que nos azota. Hemos perdido, en cierta manera, el norte como sociedad y vamos dando bandazos, caminando por la vida sin ilusiones, con una tendencia negativa que se refleja en nuestro rostro, en las relaciones con los demás y nuestros trabajos. Este planeta se ha convertido en un mundo gris, triste y desamparado. Cada día escuchamos decenas de historias que nos encogen el corazón y muy pocas que nos hagan emitir una sonrisa. Es una realidad.

Por eso, desde Mestas Ediciones buscamos cada día una manera de revertir esta situación, aportando nuestro pequeñito grano de arena. De ahí nace esta colección, Supérate y Triunfa, que contiene una serie de libros con los cuales queremos añadir optimismo y todas las demás herramientas necesarias para conseguir una vida plenamente feliz, en todos los aspectos posibles. De ahí el carácter heterogéneo de la colección, que tocará temas tan importantes como el económico, el amor, la salud, entre otros muchos. Y lo haremos de la mano de autores de primer orden, formados con gurús y conferencistas motivacionales mundialmente reconocidos, coaches tan importantes como Anthony Robbins, T. Harv Eker o John Demartini. Esperamos que os guste y que os sirva para disfrutar de la vida con la máxima pasión diaria y sonreír cuantas más veces, mejor.

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A quienes habéis creído en mí, aunque no siempre haya dado razones.

A quienes nunca me habéis olvidado.

Vosotras sabéis quiénes sois.

Y vosotros también.

INTRODUCCIÓN

Mi historia

“Me agoto trasMil mariposasNinguna en mi cesta.”

Hola, soy Miguel de Luis, una mente inquieta. Mis notas en el colegio, desde primaria, no eran muy malas pero frecuentemente iban glosadas con los siguientes comentarios:

“no se concentra”, “siempre anda pensando en otra cosa”, “sueña despierto”, “si se concentrara sacaría mejores notas” e incluso “pasivo”.

En aquellos años dolía, sobre todo porque no era demasiado consciente de lo que me pasaba. Lo sentía como una especie de condena, como algo que no se puede cambiar, como el color de los ojos o la talla de zapatos. Todavía escuece un poco. Sin embargo pasé primaria y secundaria dedicando cada vez más horas; la universidad costó un poco más pero conseguí apañármelas y acabé muy feliz de no tener que volver a examinarme nunca más.

Las opiniones de mi familia y amigos coincidían con las apreciaciones de mis profesores. El resto de mi vida era bastante parecido: perdía las cosas, me olvidaba de lo que tenía que hacer, hasta de lo que me gustaba. Una vez me olvidé de la fecha de un examen; si lo aprobé fue porque los profesores de primaria perdonan mucho y tenía la costumbre de leer la enciclopedia, entre otras miles de cosas. En cierta manera era un gran estudiante solo que no siempre estudiaba lo que me iban a preguntar.

En el trabajo solventaba esos problemas a base de manías, de comprobar las cosas miles de veces, hasta el punto de volver al despacho de madrugada solo para poder comprobar que sí, que había cumplido con mi obligación y que podía volverme a la cama.

Algunos años después tuve que hacer oposiciones: un examen competitivo en el que miles de candidatos competían por unas cuarenta plazas. Fue durante la época en que se presentía la crisis económica que ahora azota a media Europa, y mucha gente estaba buscando un trabajo tan seguro como fuera posible. En ese momento no tenía opción, necesitaba buscar una forma para aprovechar eficientemente mis horas de estudio y trabajo. No me podía permitir “leer un poquito” o “navegar un poquito” o incluso “pensar un poquito” mientras estaba estudiando. Mucho menos comprobar las cosas miles de veces, ni para asegurarme que lo había hecho bien podía darme el lujo de perder el tiempo. En un concurso de miles, cada hora de preparación es preciosa.

Fue en esa época que me topé con gente como J.M. Bolívar1 a través de su blog óptima Infinito2 quien me habló de David Allen y GTD3. Pronto implementé sus técnicas y los resultados fueron tan buenos que poco después yo tenía mi propio blog sobre esos temas, SabiaVida4. Aprobé las oposiciones, dos para ser exacto, pero ya era otra persona. El triunfo, cuando cuesta, nos hace crecer, ahora sé como embridar mi mente, como usarla mejor, aunque siga siendo la misma.

Seguí interesado por estos temas, aprendí sobre Kaizen, 5S y otras técnicas. Probé muchas herramientas y hacía mis propios experimentos, dando cuenta de ello en mi blog y poco a poco fui generando mi propio sistema de productividad, casi sin darme cuenta. Ese sistema es el que te ofrezco ahora en este libro y que afectuosamente he bautizado como Productividad para Mentes Inquietas o PMInq.

No es un sistema perfecto y universal; no existe eso. GTD, el más famoso de todos, se presenta como una aproximación sistemática, no un sistema, sino más bien los elementos para que te construyas tu propio sistema. Yo, por mi parte, he optado por compartir los elementos de mi propio sistema y también mi sistema. O sea que te doy tanto los planos del coche, como el coche. Si quieres usarlo tal como está, puedes, y si quieres cambiarlo, puedes también. Una vez hayas practicado incluso tendrás capacidad para crear tu propio sistema.

¿Para quién no sirve PMInq?

Este libro puede servir a cualquier persona salvo a los expertos en productividad personal, que ya sabrán todo de lo que hablo aquí. En cuanto al método está probado para trabajos relativamente de “oficina” o de “estudio” y seguramente hay opciones mejores para personas que tienen que trabajar en múltiples contextos y con tareas diversas y cambiantes en el tiempo. Sin embargo también estas personas se pueden beneficiar de este libro y del método, porque esta pensado para ser modificado y porque encontrarás herramientas que complementarán muy bien otros sistemas.

¿Para quién he escrito este libro?

En todo momento intento explicarme de la forma más sencilla posible, porque no quiero que nadie se quede atrás5. Muchos de los ejemplos y técnicas se refieren a los estudios de secundaria. Esto sirve a dos propósitos. En primer lugar me permite conectar con los estudiantes y en segundo lugar, como casi todos hemos sido estudiantes podemos entender los ejemplos. Si hubiera hablado de mi trabajo en el juzgado o incluso la oficina muchos tendrían como mucho una idea vaga.

En resumen, este libro está dedicado a todo el mundo, e intenta no excluir a nadie, creo que todos lo podéis entender, pero si he tenido un cariño especial es con las mentes inquietas. Este es el libro que me hubiera gustado leer hace muchos años. Es imposible cambiar mi pasado, pero si me dejas ayudarte, entre los dos podremos cambiar tu presente y tu futuro.

¿Qué es Productividad para mentes inquietas?

Es un libro que te va ayudar a organizarte mejor para las clases y la vida. Te enseñará técnicas que te ayudarán a multiplicar las ganancias de tu esfuerzo.

O esa fue mi idea inicial pero luego el libro ganó vida propia y me enseñó al mismo tiempo que yo enseñaba. De alguna manera me pedía que remara más lejos, que fuera más profundo. Sí, este es un libro que trata de la técnica, de las acciones concretas que puedes emprender, al mismo tiempo que habla de los principios y valores que subyacen bajo ellas y que les dan sentido.

¿Cómo conseguirás resultados?

También podrías preguntar como conseguir aprobar, o sacar buenas notas. Todo en la vida depende de dos factores; (1) saber hacer y (2) hacerlo.

Muchas personas piensan que organizarse es tan fácil que no hace falta aprender nada. Es un error.

Otras piensan que si conoces la técnica adecuada no hace falta esforzarse. También es un error.

Por último, otros creen que el esfuerzo sólo depende de nuestra fuerza de voluntad o de alguna cualidad innata. Otro error.

¿Qué es “saber hacer”?

Saber hacer se compone de dos elementos:

Saber Qué hacer

Saber Cómo hacerlo

Explícame sobre “saber Qué hacer”

Para “saber qué hacer” necesitas Planificar tu Trabajo. En los primeros cursos de primaria es fácil, porque tus profesores, padres y otras personas te lo dicen. Luego tú asumes la responsabilidad, y ya es más difícil. Te ponen cosas cada vez más diferentes y te cuesta tiempo tomar una decisión sobre que haces primero y qué haces después.

Explícame sobre “saber Cómo hacerlo”

Una cosa es saber lo qué hacer. Luego debemos saber “Cómo” hacerlo. Por ejemplo un carpintero debe saber que para terminar una pieza debe lijarla, y también como se lija, porque aunque parezca fácil hay formas más rápidas de lijar que otras.

Veamos dos técnicas aplicables a la productividad personal.

Las 5S

En Japón han desarrollado un sistema para hacer cualquier cosa. Ese sistema se llama 5S:

1S: Separar Innecesarios

2S: Situar Necesarios

3S: Suprimir Suciedad

4S: Señalizar Anomalías

5S: Seguir Mejorando.

Este sistema se puede adaptar desde a una cocina, a un fábrica de coches o para hacer los deberes. Dedicaré el primer capítulo a explicarlo bien.

Concentración

La concentración es el músculo de tu cerebro. Si lo entrenas se hará más fuerte, y si se hace más fuerte conseguirás multiplicar tu inteligencia. Porque entenderás mejor, aprenderás más rápido, harás más cosas y recordarás todo lo necesario.

Y, sí, puedes entrenarlo. En este libro te explicaré todo. No es difícil, sólo hace falta un poco de fuerza de voluntad y técnica.

El respeto a las personas

PMInq está pensado para personas que quieran hacer el bien, que deseen aportar algo al mundo o a su barrio. Sí, ya sé que hay quien cree que uno puede tener éxito pisoteando a los demás. Vale, tienen razón: los tramposos ganan muchas veces, pero ese espejismo de éxito, como los mentirosos, tiene las piernas cortas y los pies de barro y a su tiempo se desmorona. Además hasta ese espejismo de éxito, como la droga, proporciona una falsa felicidad, y conduce a fracasos mayores que los que se querían evitar.

Cuando hablamos de ética del trabajo suponemos que el trabajo realizado es bueno y tiene un buen fin. ¿O alguien quiere que un ladrón sea diligente en su trabajo? La honradez, la puntualidad, el respeto a la palabra dada, el gusto por la obra bien hecha, la búsqueda de la excelencia tienen todas sentido cuando sirven a las personas; incluido tú mismo.

Puedes

A lo mejor ya te ha pasado. Intentas hacer algo, no lo consigues y te parece imposible. Sabes que es imposible y que nunca lo conseguirás. Sin embargo otro día lo intentas y resulta que puedes. Te habías equivocado.

A mí me ha pasado muchas veces. Nunca pensé que iba a tener la fuerza de voluntad para hacer deporte todos los días. Cuando empecé a intentarlo creía que era muy probable que lo dejara antes de tiempo, como tantas otras veces. No apostaba por mí. Creía muy poco en mí mismo. Pero lo conseguí, como Bilbo Bolsón, el protagonista de El Hobbit, a pesar de que sabía que podía fracasar lo intenté. Y salió bien

¿Te crees inferior?

Hay veces que las personas nos creemos peores que los demás. Casi siempre nos equivocamos. Es verdad que podemos ser menos creativos que alguien, pero a lo mejor tenemos más memoria. Lo único que pasa es que cuando estamos tristes, cuando algo nos ha salido mal, vemos gigantescos nuestros defectos y liliputienses nuestras fuerzas. Es como ver el mundo de noche: todo parece oscuro. Pero saldrá el sol; el sol siempre sale al final, y todas las cosas recuperan su color verdadero.

Si metiste la pata

Los pequeños o grandes fracasos que has podido tener en tu vida no provienen de que tengas algo roto por dentro. Tampoco es que seas peor que nadie. Lo que pasa es que has hecho algo mal o demasiado poco. A lo mejor estudiaste demasiado poco. O estudiabas mal. A lo mejor no sabías concentrarte (y pensabas que concentrarse es un poder especial de los super-listos). Es normal. Todos metemos la pata.

La buena noticia es que todo error es consecuencia de una acción. Las acciones peores se pueden dejar de hacer y cambiarlas por acciones mejores. Y eres tú quien puede hacerlo. Incluso aunque creas muy poco en ti mismo. Lo sé, porque a mí también me ha pasado muchas veces.

Si lo has hecho mal

Todas las personas hacemos cosas malas. La naturaleza humana no es como la de un ángel; tiene puntos oscuros. Esos defectos varían de persona a persona: egoísmos, miedos, pasiones, negligencias, faltas de amor, todos tenemos de eso en varias proporciones. Sí, podemos hacer el mal, y llegar a ser una persona honrada y buena es más difícil que un simple acto de voluntad. Requiere esperanza, trabajo y Gracia, pasar de donde estás a ser alguien mejor.

Pero se puede. Sí, que se puede, como se gusta decir ahora. Siempre se puede ser alguien mejor, siempre hay esperanza.

Si eres un desastre

Puedes. Y puedes sin este libro. En serio. Eres un ser humano, los seres humanos están hechos para mejorar, para aprender, para cambiar, para adaptarse al medio, como todos los seres vivos. Si haces ejercicio físico, tus músculos ganan fuerza, porque el ejercicio es lo que “dice” a tu cuerpo que los músculos son necesarios. Si haces lo posible por aprobar, a largo plazo, lo conseguirás, porque irás aprendiendo lo que debes hacer y cómo hacerlo. Todos pueden aprender, cambiar y ser mejores.

Buenas noticias, ¿verdad? Si quieres, yo te ayudo con este libro. Pero nunca ganaré yo. Ganarás tú, porque tú harás los esfuerzos y tú serás responsable de mejorar (sí, mejorar) lo que yo digo y adaptarlo a tu vida real. Esa vida en la que se te cae la leche encima del trabajo una hora antes de entregarlo.

Tu vida puede ser tu aventura. ¿Quieres sobrepasar los obstáculos? ¿Te comprometes a levantarte cuando las cosas vayan mal? ¿Vas a tener paciencia contigo mismo? ¿Vas a trabajar desde ahora, pase lo que pase? ¿Vas a creer en ti, aunque tengas razones para dudar?

Entonces aquí está mi mano, estoy contigo.

Empieza ordenando

¿Qué hacer cuando te sientas confuso? ¿Qué hacer cuando no sepas que hacer? Empieza ordenando. Ve a tu habitación, por ejemplo, y trabaja en ella hasta que haya un sitio para cada cosa y todo tenga su sitio. Haz lo mismo con tus bolsas, con tu mesa de trabajo en el colegio o con tu vehículo, si tienes. Deja todas tus cosas físicas ordenadas.

¿Y de qué te sirve eso? En primer lugar porque al ordenar físicamente tus cosas salen ideas y preocupaciones que estaban escondidas bajo el desastre. Salen también viejos hábitos de los que no te has deshecho del todo (pasta de modelar, ¿y para qué quiero yo eso ahora?) y proyectos que nunca has emprendido y en realidad nunca emprenderás (curso de sueco en 201 lecciones). En segundo lugar porque ordenar tus cosas hace que aumente tu eficiencia: en un taller donde hay que perseguir las herramientas por toda la planta se trabaja más lentamente y peor que en otro donde cada mecánico sabe, sin mirar, donde está la última llave inglesa.

Lo mismo pasa con nuestra vida.

En la infancia se nota menos porque la mayoría de los estudiantes de primaria tienen, al menos, dos secretarias que les recuerdan todo lo que tienen que hacer: sus padres y sus profesores. Pero esas ayudas, poco a poco, o a veces sin avisar, se van retirando. Los libros son más gordos y los cursos más exigentes. Cuando llegas a la empresa nadie va a cuidar de ti, te quedas solo con tu desastre.

Por último, y si todavía no me crees, te propongo que pongas mis palabras a prueba. Ponte a ordenar y mantén las cosas ordenadas durante un día; si te gusta prueba una semana; si la semana te va bien pasa a un mes. Ni soy tu madre, ni voy a revisarte nada, si estoy equivocado -aunque estoy convencido de tener razón- lo peor que va a pasar es que aprendas una habilidad que sirva para hacer feliz a tu madre, pero si estoy en lo cierto te voy a mostrar un hábito que puede, de verdad, cambiar tu vida mucho mejor que cualquier chisme de la tele-tienda.

Uno de los usos más elementales de las 5S japonesas es ordenar un espacio para el trabajo. Bueno, vale, más que uso elemental es para lo que se pensó. Hagamos un repaso, viene a ser parecido de lo que diré sobre los deberes6, pero pensado para una habitación.

• Primera S: Separar innecesarios

O si lo quieres ver de otra manera, alejar innecesarios. Repasa cada objeto de tu habitación y pregúntale: ¿es necesario qué estés aquí? Si no puede responderte con un “Sí, soy necesario para…” entonces, lamentablemente y con mucha tristeza de llorar y moquear tienes que apartarlo de ese sitio. Puede que no sea un adiós definitivo, quizás su sitio sea otra habitación de la casa, el trastero o la basura, o puede que quieras venderlo o donarlo.

Pero ese no es su sitio. Dile adiós.

• Segunda S: Suprimir suciedad

Limpia bien, pasa el polvo y elimina todo aquello que esté mal, que sea un peligro para ti o para tus preciadas cosas. Repara lo que pueda repararse y lo que no puedas arreglar ni comprar nuevo ponle una señal clara y visual que entiendas hasta cuando te despiertes de madrugada.

Deja que tu “yo despierto y alerta” avise por adelantado a tu “yo despistado”. Suprimir suciedad es también evitar accidentes ya sean del tipo “llevar la redacción llena de manchas” o de los de “llevar la frente vendada”.

• Tercera S: Situar necesarios

Aquí viene una de las S más importantes y difíciles de implementar. Y es que… ¿tienes todo lo necesario?, ¿estás seguro?

Bueno, pues no, nunca estás seguro de si en realidad vas a necesitar una regla o un afilador de repuesto. Gracias a Dios que tenemos la filosofía del Kaizen, la disciplina de ir siempre mejorando.

Así que tranquilidad en las masas, ahora lo haces lo mejor que puedas, y luego lo mejoramos poco a poco. ¿Vale?

Las dos primeras S también te habrán ayudado. Se supone que ya has sacado la basura, lo perjudicial o peligroso, y las cosas que no servían para nada en tu habitación.

Vamos ahora a pensar en esas cosas que sí necesitas con frecuencia pero que las tienes lejos. Las reconocerás porque siempre te estás levantando para cogerlas o, peor todavía, buscándolas. Vamos a evitar esos “grifos que gotean”.6b

Hazte un lista de esas cosas lejanas pero que quieres cerca.

Si no te va a llevar mucho tiempo ve a por ellas inmediatamente.

Si te vas a retrasar mucho, pues escríbelo en el Kanban como una tarea pendiente.

Por cierto, esto es un caso particular de una buena regla: lo que se pueda hacer ahora, se hace ahora.

Útil cerca, inútil lejos

Una regla que me gusta mucho es que lo que más uses debe estar más cerca y lo que menos uses más lejos. En otras palabras: lo útil cerca, lo inútil lejos. ¿Más cerca de qué? Bueno, las cosas más útiles para estudiar deben estar más cerca de tu puesto de estudio, tu mesa probablemente. Eso significa que si tienes un cajón lo que uses menos debe estar en el fondo del cajón y lo que uses más a menudo debe estar justo cuando abres el cajón. Es sencillamente más práctico.

Por eso también el orden es dinámico, o sea, que cambia. Cuando estás haciendo un dibujo querrás tener tus materiales de dibujar sobre la mesa y no en el fondo del armario.

Si las cosas las dejáramos quietas en su sitio nunca se nos desordenaría nada, sería una cosa muy mona para sacarle una foto o cobrar entrada. Lamentablemente no sería muy útil. Usar las cosas las saca de su sitio. Lo que significa que después de usado hay que volver a ponerlas en su sitio.

También en el ordenador

También el ordenador debe ordenarse usando los mismos criterios: pasa lo innecesario a un disco externo o a un servicio de nube como Dropbox, elimina la basura, desinstalando aplicaciones y archivos que ya no sirven para nada y sitúa tus archivos y carpetas acercando lo más útil y alejando lo más inútil.

¿Qué es lo que está más cerca en el ordenador? El escritorio, que está precisamente para las siete aplicaciones o carpetas más útiles, no para siete mil. Después, en el menú principal, está más cerca lo que puedes acceder con menos clics de ratón o menos instrucciones de teclado. Sitúa ahí lo más útil. Si hay alguna aplicación, como un juego por ejemplo, que quieres usar menos, escóndelo, no lo pongas delante de ti. Aleja lo que sea menos útil o te distraiga.

Es exactamente el mismo principio que en el taller o en tu habitación; solo cambian las acciones. Recuérdalo cuando quieras organizar cualquier otra cosa.

• Cuarta S: Señalizar anomalías

Tener que volver a poner las cosas en su sitio será obvio, pero aquí viene el peligro asesino que acecha como una serpiente y esas cosas de dar mucho miedo.

¿Cuál era su sitio? ¿Seguro que lo sabes? ¿Seguro que siempre lo recuerdas, sin pensar?, ¿aunque te duela la cabeza? Pues parece que no siempre, porque hay momentos que los dejas por “allí, más o menos”. Y es normal, entre tantas preocupaciones solo le das dos segundos a tu mente para recordar donde estaba ese libro y lo normal es que tu mente recuerde que estaba “por allí, más o menos”. Resultado: enseguida vuelves al desorden tan bonito de toda la vida.

La solución es esta cuarta S

Siempre que puedas etiqueta las estanterías, o los cajones. Si no quieres pegar etiquetas -o no puedes- deja unos papeles o unos post-its durante unos días: “Diccionarios”, “Libros”, “Lápices”, “Cuadernos”, “Cosas de mates”, hasta que te acostumbres, hasta que se forme un hábito. Adquirir buenos hábitos es mejorar el “software” de tu cerebro.

Otra solución es conseguir o fabricarte etiquetas elegantes, que hagan más hermosa tu habitación al mismo tiempo que te señalen donde debe ir cada cosa..

Como en muchos talleres y cocinas también puedes usar un sistema de contornos. Esto es, dibujas el contorno de la herramienta en el sitio justo donde debe ir. De esa forma si falta se nota enseguida. Otro truco para mantener varias carpetas o cajas en orden es dibujar una línea gruesa inclinada en los lomos. Así, si alguna está fuera de sitio se verá la línea rota y si está todo en orden se verá perfecta.

Por último también podrías tener un protocolo por escrito. Se trataría de un sencillo folio donde escribirías tu política de organización de tu habitación. A lo mejor te parece un poco exagerado, sin embargo puedes empezar con un pequeño resumen de este capítulo y dejar la mayor parte del papel en blanco. Luego, según descubras tus necesidades puedes ir añadiendo tus propias reglas. Este pequeño ejercicio te será muy útil cada vez que tengas que ordenar la habitación. Lo normal será que te aclarará la mente tanto que ni tengas que mirarlo, pero si tienes dudas siempre estará allí para ayudarte.

Porque sabes dónde lo dejaste, ¿verdad?

Un poquito de decoración

Después de lo que he dicho parece que no hay lugar para la decoración. Sin embargo, cuando ordenes también tienes que tener en cuenta los diferentes usos del espacio que ordenas. Si tienes una habitación que sirve exclusivamente para estudiar no tienes que pensar mucho en eso. En el caso normal en que tienes o compartes una habitación que también sirve de dormitorio, salita para estar con los amigos y demás, tienes que pensar en todas esos usos también.

Ya sé que es más difícil hacer que donde duermes valga a la vez como lugar de estudio. Los que seáis ricos podréis tener un despacho personal, los demás tenemos que pensar un poco.

Aún así habrá cosas que tengan como su sitio propio el trastero o el basurero.

• Quinta S: Seguir mejorando

De la quinta S hablaremos en la sección dedicada al Kaizen. Por tanto, ahora lo único que tengo que decir es que también en esto del orden de tu habitación debes seguir mejorando, seguir adaptándote a tu vida que siempre está cambiando y siempre cambiará.

Fíjate que no te he hecho un plano de una habitación ideal para decirte: tienes que poner los lápices en este sitio o los libros en este otro. Eso lo dejo para tu inteligencia. Lo único que he hecho, lo único que hacen las 5S, es ofrecerte unos principios que son de sentido común. Pero piensa que el orden de tu habitación que decidas ahora no tiene por qué valer para el curso siguiente. Es como si la madre de un niño pequeño ordenara su habitación conforme a las 5S; seguro que pondría la Plastilina u otra masa de modelar bastante cerca, porque la usan mucho; ¿pero sería eso adecuado en la universidad? Me parece que no.

Por tanto no pienses en mejorar como “¡oh, tengo que alcanzar la perfección de los grandes héroes de la productividad!” sino en ir adaptando siempre tu organización a tu vida real, tal como es y será.

1 Uno de los mayores expertos de productividad en castellano

2http://www.optimainfinito.com

3 Getting Things Done, traducido habitualmente como “Como Organizarte con Eficacia”

4http://sabiavida.com

5 Es más, si tienes cualquier duda, la que sea, puedes contactar conmigo en SabiaVida o localizarme en Twitter (@torredestrella) y si no soy capaz de solucionarte la duda al menos te pondré en contacto con quien sepa.

6 Como dije antes la mayoría de los ejemplos se refieren a tareas de estudiantes, con las que todos estamos familiarizados. Los principios son los mismos, y pueden aplicarse a cualquier actividad.

6b ¡Anda! si tengo un apéndice que se llama así, ¿por qué será?

PARTE ICIMIENTOS

LABOR OMNIA VINCIT

1982, recreo, alboroto distante de niños, una clase vacía. El maestro está sentado en su mesa, corrigiendo exámenes. Entra un alumno.

– Maestro, ¿qué debo hacer para aprobar?

El profesor, que conoce al alumno, sigue corrigiendo; el alumno insiste – Maestro, ¿qué debo hacer para aprobar?

Sin levantar los ojos el maestro contesta.

– Labor omnia vincit.

– ¿Labor omnia vincit?

– Exactamente, repítalo.

– Labor omnia vincit.

– Muy bien, repítalo de nuevo.

Ahora el maestro mira al alumno.

– Labor omnia vincit.

– Otra vez.

– Labor omnia vincit.

– Muy bien, repítalo tres veces todos los días. Así aprobará.

– Sí, eh..., esto, maestro, ¿qué significa labor omnia vincit?

– Que el trabajo todo lo vence. Conseguirá todo lo que necesite a través del trabajo; a veces trabajando más, siempre trabajando mejor.

– De acuerdo.

El alumno bajó su cabeza y se disponía a salir de vuelta al patio.

– Espere un momento. ¿Por qué está triste?

– Porque es que soy un vago.

El profesor, por vez primera, sonrió:

– Labor omnia vincit.

– Ya, pero es que soy un perezoso.

– Labor omnia vincit, hasta su pereza se puede conquistar por el trabajo.

– Pero es que no trabajo porque soy un vago.

– Aunque no crea en sí mismo trabaje, déme una oportunidad, désela a usted mismo, crea en el esfuerzo. La fuerza de voluntad es como cualquier otro músculo, a más se ejercita, más se acrecienta. Trabajar le hará trabajador.

La pereza hace que todo sea difícil, la diligencia lo hace todo fácil. Benjamin Franklin.

1. PRINCIPIOS

Toyota pasó de ser una compañía de coches pequeños para la gente corriente del pobre Japón de posguerra a ser un sinónimo de calidad internacional, superando a los gigantes de la otrora orgullosa Detroit. El ejemplo de Toyota ofrece pues excelentes intuiciones y una guía para mejorar la productividad personal.

Los pilares principales de la estrategia de Toyota se reducen a dos:

Respeto a las personas.

Mejora continua; constantes e incesantes mejoras en todas las áreas.

Respeto a las personas incluye a sus trabajadores, a sus clientes, sus suministradores y sus socios. Ninguno de ellos es un objeto, un recurso que se puede reemplazar en el mercado; todos son posibles fuentes de mejora y a todos tiene que servir la empresa lo mismo que a su socios. En este terreno han plantado su éxito a largo plazo.

Ojo que, te lo advierto, esto funciona a largo plazo. Hay mejores alternativas para conseguir un éxito a corto plazo, si estás dispuesto a sacrificar tu futuro. Puedes hacer trampas; si no te pillan te irá mejor en el próximo examen o en la siguiente reunión con el jefe que al que estudie o trabaje honradamente, pero sin darte cuenta, estarás regando las semillas de tu propio fracaso.

1.1. Respeto

¿Qué hace el respeto como capítulo de un libro de productividad? Seguro que más de uno se hace esa pregunta. De un libro de estos se espera que tenga un montón de consejos sobre organizarse el tiempo y una lista pormenorizada de las diferentes herramientas de productividad.

Y todo eso es necesario, de hecho les dedico a ellas la mayor parte de este libro. Pero todo eso solo sirve para hacer muchas cosas, no para trabajar. Sí, has entendido bien:

Hacer muchas cosas no es trabajar.

Trabajar es ofrecer algo que merezca la pena; y para conseguir hacer algo que merezca la pena tienes que tener respeto. En primer lugar respeto por ti mismo. Lo que haces habla de ti; es tu presentación al mundo. Incluso más: lo que haces te hace. ¿Quieres ser ordenado? Trabaja con orden. ¿Quieres amar? Trabaja con amor. ¿Quieres ser mejor? Trabaja mejor. Cada vez que trabajas mal, tu eres tu primera víctima; porque trabajar peor te hace peor, te entrenas a ti mismo a ser peor. Esa es la parte mala del asunto.

¿Y qué pasa con las otras personas? Cuando trabajamos de cualquier manera mostramos menos respeto a las personas que si intentamos dar lo mejor de nosotros mismos.

Creo que esto es evidente. Alguien dirá, “bueno, esto no es tan importante, total si, en realidad, ¿a él que le importa?” Pero ahí también está la falta de respeto de pensar por la otra persona. Esto se ve frecuentemente en los estudios. Es una pena que al estudiante lo que haga le parezca alejado de la realidad; porque lo cierto es que esa es su realidad. Y sí, es cierto que existen profesores a los que les trae sin cuidado la tarea de sus alumnos, pero es precisamente porque no respetan a sus alumnos. Lo normal es que a un profesor le importe, y mucho, todo lo que hagan sus alumnos. Lo justo, lo natural y lo humano es que el alumno responda respetándole de la misma manera.