Protección, desarrollo e innovación de conocimientos y recursos tradicionales -  - E-Book

Protección, desarrollo e innovación de conocimientos y recursos tradicionales E-Book

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Este libro es uno más de los resultados de las actividades del proyecto Conservación, desarrollo, aprovechamiento social y protección de los conocimientos y recursos tradicionales en México, realizado por la UNAM, GEYSER, asociación francesa dedicada al desarrollo y la gestión del diálogo territorial y de los saberes rurales, la Universidad Autónoma de Madrid y el Grupo interdisciplinario de tecnología rural apropiada, A.C. con el apoyo del Fondo de Cooperación Internacional en Ciencia y Tecnología, México - Unión Europea (FONCICYT 95255). En sus páginas se reflexiona -a partir de experiencias de incorporación de conocimientos tradicionales- a procesos de transformación de recursos, sobre la relación que tienen conservación, aprovechamiento y apropiación social de diversos saberes con procesos innovadores de desarrollo. Estos asuntos son abordados desde diferentes ángulos filosóficos, etnoecológicos, económicos y jurídicos con la intención de promover e instituir formas de protección, extensión y mejoramiento de los conocimientos y recursos tradicionales. Esta compilación reúne autores de Brasil, España y México que analizan los problemas abordados mediante enfoques interdisciplinarios de las humanidades y las ciencias sociales y naturales.

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Veröffentlichungsjahr: 2025

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Protección, desarrollo e innovaciónde conocimientos y recursos tradicionales

Arturo Argueta VillamarMartha Elena MárquezMartín Puchet Anyul

Coordinadores

Universidad Nacional Autónoma de México

México, 2018

Contenido

Presentación

CAPÍTULO 1

Interdisciplina y transdisciplina frente a los conocimientos tradicionalesLeón Olivé† Morett, Arturo Argueta Villamar y Martín Puchet Anyul

CAPÍTULO 2

¿Por qué necesitamos avanzar aún más en la protección sui generis de la diversidad biocultural?Pierina German Castelli

CAPÍTULO 3

La Comarca de Entresierras-Alto Alagón. Aportes desde una experiencia en política local, patrimonio y biodiversidadEnrique Coraza de los Santos, Carmen Espinel Olanda y Salomé Casado

CAPÍTULO 4

Biodiversidad y conservación a partir de las iniciativas y los conocimientos locales en el Lago de Pátzcuaro, Michoacán, MéxicoArturo Argueta Villamar, Luis Escalera Vázquez, Rodolfo Pérez Rodríguez y Tzintia Velarde Mendoza

CAPÍTULO 5

Derecho a la consulta y al consentimiento libre, previo e informado. Algunas experiencias en MéxicoMarisol Anglés Hernández y Patricia Basurto Gálvez

CAPÍTULO 6

La protección de los conocimientos tradicionales desde una perspectiva económicaJuan Carlos García Bermejo

Referencias

Semblanza de autores

Aviso legal

COLECCIÓN DE PUBLICACIONES DEL SEMINARIO DE INVESTIGACIÓN SOBRE SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO Y DIVERSIDAD CULTURAL

El Seminario de Investigación sobre Sociedad del Conocimiento y Diversidad Cultural se creó por acuerdo del Rector Dr. José Narro Robles, el 23 de abril de 2009.

Entre sus objetivos se encuentran los siguientes:

I. Promover los estudios interdisciplinarios e impulsar la investigación de las disciplinas académicas que aborden los diferentes aspectos filosóficos, económicos, políticos, culturales, epistemológicos, éticos y jurídicos de la generación, distribución, apropiación y aplicación del conocimiento en beneficio de la sociedad, prestando especial atención a la diversidad cultural de México.

II. Diagnosticar y proponer soluciones sobre las políticas públicas económicas, educativas, culturales, de ciencia, tecnología e innovación, que beneficien a México para lograr una sociedad del conocimiento justa, democrática y plural;

III. Presentar y discutir dentro y fuera de la comunidad universitaria el contenido y resultados de sus actividades;

IV. Realizar transferencias de conocimientos y proponer mecanismos para fomentar y garantizar la protección intelectual de conocimientos tradicionales en México, y

V. Realizar talleres, cursos, diplomados y ofrecer asesorías, encaminados al fortalecimiento del conocimiento y la diversidad cultural.

El Seminario tuvo como precedente el Proyecto con el mismo nombre, que formó parte del Programa Sociedad y Cultura: México Siglo XXI, que se creó por iniciativa del Dr. Juan Ramón de la Fuente, durante su rectorado, y se desarrolló exitosamente entre 2005 y 2007 bajo la dirección de la Dra. Maricarmen Serra Puche como Coordinadora de Humanidades.

El Seminario, como el Proyecto que lo precedió, ha conjuntado el esfuerzo de decenas de investigadores de diferentes facultades, institutos y centros de la UNAM y de otras instituciones de investigación y educación superior, logrando importantes resultados de un trabajo inter y transdisciplinario, en el que se discute la problemática de México para transitar hacia una sociedad del conocimiento, tomando especialmente en cuenta su diversidad cultural. Del proyecto anterior se derivaron numerosas publicaciones, incluyendo libros editados bajo el sello del Programa Sociedad y Cultura: México Siglo XXI de la Coordinación de Humanidades de la UNAM.

A partir de la creación del Seminario se ha retomado la idea de publicar libros originales y derivados de las investigaciones que se realizan en su propio seno. Esta Colección de Publicaciones del Seminario de Investigación sobre Sociedad del Conocimiento y Diversidad Cultural cumple así con la tarea de difundir los resultados de sus actividades para ponerlos a la consideración de investigadores, profesores, estudiantes y público en general, y de contribuir al debate nacional sobre las formas y políticas apropiadas para que nuestro país se encamine hacia una sociedad del conocimiento que sea justa, democrática y plural.

El Seminario agradece el valioso apoyo de la Secretaría de Desarrollo Institucional de la UNAM para la realización de la Colección.

León Olivé†Director del Seminario

A la memoria de León Olivé

Con nuestro sincero agradecimiento

por su fecunda y entregada labor

como investigador, profesor y director

de múltiples proyectos, así como

por su profundo compromiso social

con muchas causas justas.

Este libro es el último que León

propuso para su publicación en la

Colección del Seminario “Sociedad del

Conocimiento y Diversidad Cultural”

(UNAM), del cual fuera director fundador.

Su contribución a esta obra contiene,

sin duda, ideas y propuestas originales

para una nueva y desafiante temática.

Presentación

Este libro es uno de los resultados de las actividades del proyecto Conservación, desarrollo, aprovechamiento social y protección de los conocimientos y recursos tradicionales en México, UNAM-GEYSER-UAM-GIRA-FONCICYT 95255. Su objetivo es reflexionar a partir de experiencias de incorporación de conocimientos tradicionales a procesos de transformación de recursos de origen tradicional en soluciones con carácter innovador. La relación entre estos conocimientos, recursos e innovaciones es abordada desde diferentes ángulos filosóficos, etnoecológicos, económicos y jurídicos con la intención de promover e instituir formas de protección y desarrollo de sus elementos constitutivos.

Los análisis incluidos en este libro recurren a enfoques interdisciplinares que fueron seriamente desafiados por el carácter del problema planteado. Se trató de ubicar el papel que tienen los conocimientos tradicionales sobre diferentes recursos respecto a actividades que los transforman en objetos útiles para los fines de personas situadas en comunidades de los pueblos originarios (o en otras de carácter local) pero también para otros conjuntos de usuarios. La experiencia de estas realidades puso en tensión marcos conceptuales, distinciones analíticas de la epistemología y la ética, así como conceptos habituales de la ecología, la economía y el derecho.

Las conexiones que se establecen en los procesos de transformación de conocimientos tradicionales en innovaciones se producen donde convergen participantes de las comunidades con personas provenientes de otras colectividades, todos ellos situados en sus peculiares entornos sociales. Este hecho condujo a reflexiones originales sobre las formas de conocer, la constitución de ambientes de investigación transdisciplinar, la necesidad de la equidad epistémica y la consideración de las innovaciones según modos de producirse y validarse que suponen distintas finalidades.

A la vez, surgió la necesidad de recuperar, analizar y confrontar diversas formas de protección social y jurídica del conocimiento, las relaciones entre el aprovechamiento de los recursos de origen tradicional y su conservación respecto a su entorno, la necesidad de conformar instituciones de consulta a los participantes para que los procesos de transformación no deterioren o destruyan el patrimonio biocultural de las comunidades y de la humanidad, las tensiones que origina la posibilidad de obtener beneficios surgidos de las innovaciones en relación con su reparto.

Los aspectos referidos son la materia de la que trata esta compilación de textos de autores de Brasil, España y México, que provienen, en sus formaciones disciplinares, de la filosofía, las ciencias sociales y las ciencias naturales. De cada uno de ellos se presenta una breve reseña a continuación.

El capítulo 1, denominado “Interdisciplina y transdisciplina frente a los conocimientos tradicionales” aborda algunas de las conceptualizaciones básicas para el análisis de los problemas planteados en la obra, en particular, las nociones de inter y transdisciplina, innovación, sociedades de conocimiento, redes sociales, redes sociales de innovación, apropiación y propiedad, y la forma en que estas concepciones abonan en el abordaje sobre las problemáticas a las cuales se enfrentan los conocimientos tradicionales.

Se pretende así contribuir a las discusiones sobre conocimientos tradicionales desde una epistemología pluralista que considere la validez y legitimidad de dichos conocimientos sin buscar equipararlos con el conocimiento científico y tecnológico sino analizarlos mediante distintos métodos y formas de validación. Así, los criterios de validez para los conocimientos tradicionales deben identificarse por medio de cuidadosas investigaciones en relación con sus propios procesos de generación, transmisión, apropiación social y aplicación. Ante esta perspectiva, la innovación cobra un sentido mucho más amplio y rico en matices y posibilidades al ser considerada como resultado de redes con interacciones y contribuciones para la generación de nuevo conocimiento y resolución de problemas, tales como los conocimientos tradicionales generados, preservados y utilizados por comunidades tradicionales y locales, como los pueblos originarios o indígenas de México y de América Latina.

En el capítulo 2, que se titula “¿Por qué necesitamos avanzar aún más en la protección sui generis de la diversidad biocultural?” se construye una conceptualización sobre el conocimiento tradicional donde se plantea la pluralidad de significados y enfoques, con la caracterización de los rasgos y dimensiones más notorios del conocimiento tradicional.

Además, a partir de los resultados planteados por los estudios de las etnociencias y la creciente literatura científica donde se establece que existen complejas interacciones entre biodiversidad y diversidad cultural, la autora considera más apropiada la expresión diversidad biocultural y con ello elabora una revisión de los ámbitos de gobernanza internacional y sus instrumentos legales, observando —entre otras cosas—, que dicha configuración no se ha considerado y que prevalece la noción de que la biodiversidad se encuentra constituida solamente por diversidad genética, de especies y de ecosistemas.

A partir del estudio de los ámbitos de gobernanza y avances en la materia, se plantea la necesidad de que las formas jurídicas de protección internacionales y locales para la diversidad biocultural se formulen expresamente para las problemáticas inherentes a su conservación y protección.

El capítulo 3, cuyo título es “La Comarca de Entresierras-Alto Alagón. Aportes desde una experiencia en política local, patrimonio y biodiversidad”, presenta un análisis de varios municipios de la Comunidad Autónoma de Castilla y León en España, concretamente en la Comarca Entresierras, que optaron por el desarrollo rural y la gestión mancomunada de los recursos patrimoniales tangibles e intangibles de la región, en los años de 2000 a 2011.

Se presentan las características de la región junto con las problemáticas sociales que representaban retos a resolver, así como su inserción en el contexto de la Unión Europea junto con las políticas y los enfoques asociados al desarrollo local, que se dio de manera paralela al desarrollo rural, estableciéndose el territorio como generador de identidad y eje para la formulación de los lineamientos de gestión.

En el estudio se revisan las condiciones que permitieron la aparición de casos de éxito en la integración de los recursos patrimoniales de la región, se observa la gestación de formas sociales y de organización particulares fruto del impulso en políticas y apoyos financieros, así como de la planificación estratégica, todo ello diseñado con el fin de revalorizar los recursos ambientales, históricos y culturales, con el fin de generar desarrollo local, crecimiento económico y bienestar social.

El caso del Centro Zahoz, dedicado a la conservación de los recursos vegetales y la agrobiodiversidad de las sierras de Béjar y Francia, muestra la efervescencia y oportunidades que prevalecieron en España para el desarrollo local y rural, que posteriormente se ha ido desdibujando ante el cambio en los contextos europeo, pero también nacionales y locales, particularmente las crisis económicas, de tal manera que la participación y el quehacer de la sociedad ha resultado vital para la continuidad de algunas de esas valiosas experiencias.

El capítulo 4, intitulado “Biodiversidad y conservación a partir de las iniciativas y los conocimientos locales en el Lago de Pátzcuaro, Michoacán, México”, se propone mostrar la importancia que representa el anfibio denominado por los p’urhépecha como Achójki (Ambystoma dumerilii), pariente del Axólotl (Ambystoma mexicanum), especie integrante de la biodiversidad de la región de la Faja Volcánica Trans-Mexicana, considerada de gran relevancia en la evolución biológica de las salamandras del Hemisferio Occidental, animal de gran importancia cultural, médica, social e histórica, elemento fundamental de los recursos pesqueros de las comunidades de la ribera del Lago de Pátzcuaro, en Michoacán.

Se presentan las relaciones que el pueblo p’urhépecha ha establecido con el lago y los recursos lacustres desde hace varios siglos y se mencionan las iniciativas locales que, sobre la base de los recursos y los conocimientos propios y en diálogo con otros saberes, se han desarrollado con el propósito de conservar el achójki. Se hace referencia a los esfuerzos nacionales e internacionales de conservación de algunas especies de estos anfibios y se hace hincapié en la existencia de iniciativas locales de conservación en el Lago de Pátzcuaro, que han sido apoyadas por diferentes instituciones gubernamentales y universitarias. Finalmente, se plantean algunas de las perspectivas del proyecto a corto y mediano plazo.

El capítulo 5 es denominado “Derecho a la consulta y al consentimiento libre, previo e informado. Algunas experiencias en México”. En este texto las autoras presentan las complejidades y la articulación del tejido legal que sustenta los derechos colectivos de los pueblos y comunidades originarios y su acceso a los recursos naturales, en tanto principios de reconocimiento a la pluralidad de culturas, planteados en los ámbitos nacional e internacional. Esto con el fin de exponer las características, problemáticas y retos presentes en el ejercicio y práctica de dichos derechos en el caso de México, siempre considerando como marco general el derecho internacional sobre derechos humanos.

Se analizan y establecen los alcances y posibilidades de los derechos colectivos, tales como la libre determinación y la autonomía, así como el marco legal para que los pueblos y comunidades puedan ejercer sus derechos sobre sus riquezas y recursos naturales, asunto de enorme importancia en las circunstancias actuales en México y en América Latina, donde una nueva oleada de extractivismo minero, entre otros, asola las tierras y los recursos comunales de los pueblos indígenas y campesinos.

Se plantean también las dificultades para la implementación efectiva del derecho a la consulta y al consentimiento libre, previo e informado, dadas las condiciones de precariedad y pobreza de la población indígena en el país.

Finalmente, el capítulo 6, que lleva como título “La protección de los conocimientos tradicionales desde una perspectiva económica”, se enfoca en la propuesta de protección sui generis contenida en los documentos elaborados por la secretaría del Comité Intergubernamental sobre Propiedad Intelectual y Recursos Genéticos, Conocimientos Tradicionales y Folclore, de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI). Dicha propuesta, entre otros asuntos, persigue tener efectos económicos beneficiosos para la comunidad titular de los conocimientos y está concebida desde la perspectiva de la propiedad intelectual e industrial y, a pesar de ello, la concepción de fondo que subyace o acompaña a esa propuesta difiere explícitamente de la interpretación y justificación que se da a la propiedad intelectual e industrial en el marco de la economía del bienestar.

Se expone que es comúnmente aceptado que los conocimientos tradicionales, por su propia naturaleza, no se prestan a ser protegidos por el sistema vigente de la PI y requieren de un tipo sui generis de protección. La protección de dichos conocimientos que se desarrolla en este texto estaría más cerca de interpretaciones y justificaciones del sistema de la propiedad intelectual (derechos de autor) basadas en el reconocimiento del derecho de propiedad sobre las propias creaciones intelectuales o en la filosofía de la personalidad.

El capítulo desarrolla una propuesta de protección de los conocimientos tradicionales desde la perspectiva económica, analizando diversos aspectos a considerar tales como la propiedad industrial y la propiedad intelectual, las patentes o el secreto comercial. Se considera que el núcleo del sistema propuesto podría basarse en lo planteado por la OMPI, con cuatro posibles principios o enfoques: los derechos exclusivos de propiedad, el consentimiento fundamentado previo, la responsabilidad pecuniaria (participación justa y equitativa en los beneficios) y la competencia desleal, considerando la superposición entre unos y otros y que la mayoría de los sistemas sui generis en vigor combinan al menos dos de estos conceptos jurídicos, además se plantea la integración del reconocimiento del derecho consuetudinario para los sistemas vigentes.

Se analizan los tipos de intercambio a considerar dado que desde un punto de vista económico, el efecto habitual de un mecanismo jurídico de protección de bienes intelectuales es el de proporcionar al beneficiario ventajas competitivas o beneficios económicos que le compensen por la inversión realizada (que no necesariamente ha de ser sólo económica) para crear, preservar y desarrollar el objeto de la protección, proveyendo así incentivos para que los agentes tengan interés en desarrollar esas actividades.

También se muestran las tensiones entre los intereses de los titulares de los conocimientos tradicionales y los del resto de la sociedad, discurriendo sobre los mecanismos de protección y las distintas aristas que en la práctica social se presentan, tales como justicia vs. eficiencia, beneficios y costes sociales, así como las limitaciones de los instrumentos y los retos por abordar en la búsqueda de las formas más adecuadas de protección de los recursos naturales de las comunidades en la mayor sintonía posible con otros grupos tales como empresas y gobiernos.

La obra en su conjunto es una invitación a continuar las reflexiones sobre los diversos aspectos y retos que representan la protección, el desarrollo y la innovación de los conocimientos y recursos tradicionales y locales.

Arturo Argueta VillamarMartha Elena MárquezMartín Puchet Anyul

Coordinadores

CAPÍTULO 1

Interdisciplina y transdisciplina frente a los conocimientos tradicionales1

León Olivé Morett, Arturo Argueta Villamary Martín Puchet Anyul

Las nociones de inter y transdisciplina hacen posible introducir el concepto de conocimiento tradicional (CT) en relación con la idea de sociedad del conocimiento. Esta perspectiva permite establecer la conexión entre la innovación, rasgo dominante de esa sociedad, y el CT. La entidad en la que reside esa relación es la red de innovación, de carácter interdisciplinario y transdisciplinario. El marco conceptual construido permite describir el papel que cumple el CT en esa red y captar las tensiones a las que está sometido en términos de su aprovechamiento, desarrollo y protección por los pueblos originarios que son sus detentores.

Esta concepción está basada tanto en una revisión de algunos elementos bibliográficos, como en la experiencia adquirida por los autores en el desarrollo y dirección del proyecto de investigación —acción (núm. 95255): Conservación, desarrollo, aprovechamiento social y protección de los conocimientos y recursos tradicionales en México, del Fondo de cooperación internacional México—Unión Europea para la ciencia y la tecnología, 2009-2013.

1. Inter y transdisciplina

John Dewey describió uno de los sentidos importantes del concepto de interdisciplina. Le llamó convergencia de disciplinas, y consiste en “traer varias disciplinas juntas en un ataque común a problemas sociales de orden práctico” (Dewey, 1938, p. 34). Cada especialista en una cierta disciplina comparte esfuerzos con expertos de otras, aportando cada uno los conceptos y métodos de su disciplina para comprender una faceta del fenómeno y para proponer, en su caso, vías de acción y de soluciones.

Un número importante de problemas que enfrentan las sociedades contemporáneas deben ser abordados de manera interdisciplinaria, pero muchos otros —como los brotes de epidemias tipo AH1N1, la liberación de maíz transgénico al ambiente, o como veremos en este trabajo, para aprovechar socialmente, conservar, fomentar y proteger conocimientos tradicionales e integrarlos en redes sociales de innovación— requieren trascender la investigación interdisciplinaria y trabajar de manera transdisciplinar.

La transdisciplina puede entenderse como la formulación de problemas y de propuestas para comprenderlos y resolverlos, mediante la interacción de especialistas de diversas disciplinas, así como de agentes que no provienen de ninguna disciplina pero que pueden hacer aportes de conocimientos relevantes. La investigación transdisciplinar se caracteriza porque, además de utilizar conceptos y métodos provenientes de diferentes disciplinas, también forja conceptos y métodos que no existían previamente y que no se identifican con ninguna disciplina particular. Los resultados tampoco son asimilables a ninguna de las disciplinas ni a las formas previas de generar conocimiento.

El trabajo transdisciplinario se caracteriza porque no parte de marcos conceptuales ni de métodos previamente probados, como ocurre bajo los paradigmas disciplinarios. Los grupos transdisciplinarios se constituyen frente a problemas específicos, para los cuales no hay métodos ni teorías establecidas, sino que son esos grupos los que deben construir los conceptos y los métodos adecuados para entender los problemas y para resolverlos (Cf. Gibbons et al., 1994).

Algunos de los problemas que hoy en día reclaman la investigación transdisciplinar son los de educación, de injusticia social, de salud, de ambiente, de energía, de agua, de alimentación, de conflictos sociales y violencia, los que surgen de la diversidad cultural, de la apropiación privada y la monopolización del conocimiento, y de la explotación y apropiación indebida de los conocimientos tradicionales y locales. También es necesaria la investigación transdisciplinar para el diseño y evaluación de políticas públicas en educación, cultura, economía, así como en ciencia, tecnología e innovación. En lo que sigue nos concentraremos en la innovación y en el papel de los conocimientos tradicionales, como fenómeno que plantea problemas cuya comprensión y solución requieren de las aportaciones disciplinares de la filosofía, pero donde también ésta debe interactuar con otras disciplinas y otros conocimientos en aproximaciones inter y transdisciplinarias.

2. Conocimiento tradicional

Se ha denominado conocimiento tradicional a los saberes y prácticas tradicionales y populares de muy diversas maneras, en algunos estudios sociológicos se les denomina ciencia del pueblo, sabiduría popular, saber local, o ciencia indígena (Véase Fals-Borda, 1981, 1988). En estudios de carácter agronómico se les llama conocimiento campesino o conocimiento popular (Véase Hernández, 1985; Baraona, 1987; Warren, 1991). Desde la filosofía se les ha denominado saberes subyugados o conocimientos sometidos (Foucault, 1988, 1992) y, desde los estudios bioantropológicos, etnocientíficos o de estudio de la naturaleza se les ha denominado como sabiduría nativa, conocimiento ecológico tradicional, saberes ambientales indígenas, y en la literatura en inglés como Traditional Ecological Knowledge o Traditional Environmental Knowledge (Véanse Ellen, 1986; Thrupp, 1993; Argueta, 1991, 1993; Toledo, 1994).

Más recientemente, otros autores han decidido denominarlos sistemas, no como saberes aislados o fragmentarios, por lo que los llaman Sistemas de saberes indígenas (Leff, Argueta, Boege y Porto GonÇálves, 2005).

En la transición de los siglos XX y XXI los pueblos originarios de América Latina han logrado la recuperación de sus autodenominaciones para cada pueblo en específico y también otorgarse la denominación general de pueblos originarios, dejando atrás la impuesta de pueblos indígenas.

Es por tal argumento que aquí los llamamos Sistemas de saberes originarios y campesinos (Ssoyc), en primer lugar, porque no se trata de saberes aislados, ocurrencias o ideas descoordinadas, sino cuerpos de saberes con coherencia interna y referencias precisas al ambiente y el territorio, en segundo lugar, porque responde a lo que dichos pueblos han señalado como sus saberes y prácticas, que les han permitido conocer y transformar el mundo.

Los pueblos originarios de América Latina, generadores, detentadores y reproductores de los Ssoyc, constituyen uno de los actores sociales emergentes más importantes de la región en los últimos 40 años. Son más de 40 millones de seres humanos, pertenecen a más de 400 pueblos lingüísticamente diferenciados, habitan en más de 17 países del hemisferio occidental y se han propuesto ser reconocidos y tratados como pueblos y naciones diferenciadas (Grupo de Barbados, 1979; Rodríguez y Varese, 1981; Bonfil, 1981; Grunberg, 1995).

Su historia, como gran parte de sus sistemas de saberes, fue abruptamente vulnerada hace más de 500 años y, a pesar de ello, hoy continúan teniendo una gran presencia en toda la región. No sólo persisten como pueblos y culturas, con o sin la existencia de lenguas diferenciadas, sino que están reafirmando una enorme voluntad de viabilizar sus opciones civilizatorias para sí mismos y hacia el resto de los pueblos de América Latina y del mundo, en una nueva perspectiva que se ha expresado como un tiempo nuevo en el que es necesario retomar la iniciativa histórica (Bonfil, 1987; Ribeyro y Gomes, 1995; Varese, 1995).

3. Innovación

Desde una perspectiva económica y empresarial suele verse a la innovación como la posibilidad de que un desarrollo tecnológico produzca artefactos tecnocientíficos (Echeverría, 2000) que se coloquen exitosamente en el mercado, o transformaciones en servicios y procedimientos que contribuyan a una mayor productividad. Esta idea se enfoca sobre las innovaciones basadas en conocimiento científico y tecnológico, y subraya la importancia de redes en las que circula conocimiento entre institutos de investigación, centros de investigación y desarrollo (I+D) y empresas a las cuales se transfiere el conocimiento generado en las instituciones o áreas de investigación, las cuales consolidan las innovaciones, dando lugar así a sistemas de investigación, desarrollo e innovación (I+D+i).

Pero bajo perspectivas más amplias la innovación puede entenderse como resultado de redes donde interactúan diversos agentes, desde centros de investigación y universidades, empresas, agentes gubernamentales y estatales, hasta diferentes sectores sociales, donde cada uno de ellos hace aportaciones y la innovación no sólo resulta del agregado de sus contribuciones, sino de sus interacciones. La innovación, desde este punto de vista, tiene que ver con la generación de nuevo conocimiento y sobre todo con su aprovechamiento social para la resolución de problemas.

Esta concepción permite reconocer otra fuente de conocimiento con enorme potencial para innovaciones que eventualmente pueden ser comercialmente exitosas, pero que sobre todo pueden ser útiles para comprender y resolver problemas sociales y ambientales: los conocimientos tradicionales generados, preservados y utilizados por comunidades, como las que provienen de los pueblos originarios de México y de América Latina.

Una gran cantidad de conocimiento tradicional tiene que ver con el uso sustentable de la biodiversidad, aprovechamiento y preservación de los bosques y selvas, con medicina y salud, con el manejo y mejoramiento de especies alimenticias y con la manufactura de objetos de interés cultural y útiles en la vida cotidiana. Los conocimientos tradicionales tienen pues un gran potencial para el desarrollo económico y social, en términos comerciales, pero también de muchas otras maneras, tales como la protección del ambiente y la preservación de los ecosistemas. Por eso es importante desarrollar mecanismos sociales para su preservación, promoción y adecuado aprovechamiento en beneficio en primer lugar de quienes los han desarrollado, conservado y preservado, pero también del resto de la sociedad.

4. Sociedades del conocimiento

El concepto de sociedad del conocimiento que se ha puesto en boga desde hace más de una década debería entonces entenderse en un sentido amplio, en donde la generación de riqueza y bienestar no se conciba únicamente en términos de conocimiento científico y tecnológico, sino que también incluya el aprovechamiento de los conocimientos tradicionales. Pero si se busca una sociedad de conocimientos justa, la explotación de los conocimientos tradicionales debe hacerse sobre bases éticamente aceptables, reconociendo la propiedad intelectual de quienes los generaron o conservaron, mediante apropiadas formas de protección jurídica o por otros mecanismos sociales (Olivé, 2013).

5. Redes sociales de innovación, interdisciplina y transdisciplina

Para un óptimo aprovechamiento de tales conocimientos es necesario un trabajo transdisciplinario para constituir redes sociales de innovación, en donde participen las comunidades que han generado y preservado los conocimientos tradicionales y locales pertinentes.

Las redes sociales de innovación serían redes generadoras y transformadoras de conocimiento y de la realidad, que consideramos deben satisfacer las siguientes condiciones:

a) que expresamente se dirijan al estudio de problemas específicos y a proponer soluciones para ellos;

b) que puedan apropiarse del conocimiento previamente existente, necesario para comprender el problema y para proponer soluciones;

c) que sean capaces de generar ellas mismas el conocimiento que no puede encontrarse previamente construido, o que no está disponible, y que es necesario para entender y resolver los problemas en cuestión;

d) que tengan capacidad de recuperar, promover y aprovechar conocimientos tradicionales y locales, pero también de preservarlos y protegerlos debidamente;

e) que eviten la jerarquización y permitan el despliegue de las capacidades de todos los participantes para contribuir a la generación del conocimiento que interesa, así como de las acciones convenientes para resolver el problema.

Se trata, entonces, de redes de resolución de problemas, en las que pueden participar muy diversos agentes: individuos, que pueden ser científicos (sociales, naturales y humanistas), tecnólogos, gestores, empresarios, funcionarios públicos, agricultores, campesinos, pescadores, etc., pero también grupos e instituciones, como asociaciones civiles, academias, universidades, agencias del estado, organismos internacionales, etc., junto con miembros de comunidades tradicionales o locales involucradas.

Las redes sociales de innovación, además de incluir sistemas y procesos donde se genera el conocimiento, incluyen: a) mecanismos para garantizar que el conocimiento será aprovechado socialmente para satisfacer demandas analizadas críticamente por los diferentes grupos afectados, y por medios aceptables para ellos; y b) mecanismos y procedimientos que garantizan la participación de quienes tienen los problemas, desde la conceptualización y formulación del problema, hasta su solución.

Para constituir redes sociales de innovación donde se incorpore conocimiento tradicional debidamente protegido es necesario enfrentar y resolver una diversidad de problemas que requieren aproximaciones inter y transdisciplinarias; sus soluciones exigen atención por parte de las políticas públicas y de los sistemas jurídicos, y trabajar simultáneamente en varios frentes.

En primer lugar, existe un profundo problema sobre el estatus epistemológico de los conocimientos tradicionales. En muchas ocasiones, cuando se encuentra cierto conocimiento tradicional que es útil en un contexto de innovación —conocimiento medicinal, por ejemplo— desde un punto de vista epistemológico se le descalifica como conocimiento no-científico o, en el mejor de los casos, como conocimiento proto-científico (Pérez Ruiz y Argueta Villamar, 2011).

A partir de esa subestimación y desprecio epistemológico se justifica una apropiación ilícita de tal conocimiento, por ejemplo, por medio de la patente de alguna innovación que realmente está basada en tal conocimiento tradicional, pero que se beneficia de la falta de claridad y de reconocimiento de la robustez epistémica de los conocimientos tradicionales. Y aunque existan investigaciones que derivan en patentes y que pudieran aportar elementos distintos al conocimiento tradicional en que se basan, es indispensable y justo reconocer las contribuciones de los conocimientos tradicionales y su origen, así como distribuir los beneficios que se obtengan de su aprovechamiento.

Se requiere entonces un sólido fundamento en una epistemología pluralista, que explique la posibilidad y justifique la existencia de diferentes conjuntos de criterios de validez del conocimiento, y que muestre por tanto que la legitimidad de los conocimientos tradicionales no se basa en los mismos criterios que se utilizan para juzgar la validez de los conocimientos científicos o tecnológicos. Los criterios de validez para los conocimientos tradicionales deben identificarse por medio de cuidadosas investigaciones en relación con los procesos de generación, transmisión, apropiación social y aplicación de esos conocimientos (Olivé, 2004).

Esta es una tarea que la filosofía debe hacer como su aportación al trabajo inter y transdisciplinario para la constitución de redes sociales de innovación. Pero este trabajo, aun en su nivel estrictamente epistemológico, no puede realizarse sin el concurso de otras disciplinas, especialmente si se trata de conocimientos tradicionales de comunidades contemporáneas y vivas. Es indispensable el conocimiento del contexto social, cultural y ecológico donde se ha cultivado y usado ese conocimiento, y por tanto, es necesaria la participación de otras disciplinas, así como de miembros de las comunidades involucradas.

Una vez sustentada la validez de los conocimientos tradicionales puede procederse a la discusión y al diseño de mecanismos y medidas para la protección de la propiedad intelectual de tales conocimientos. Para esto es central la participación de especialistas sobre propiedad intelectual desde el punto de vista jurídico, pero nuevamente se plantean otros problemas, por ejemplo éticos o políticos, así como técnicos, para analizar la forma en que tales conocimientos se incorporarán, si es posible, a innovaciones: cómo combinarlos, en su caso, con conocimientos científico-tecnológicos, y examinar las implicaciones sociales y culturales en la comunidad o pueblo propietaria(o) de tales conocimientos, así como las consecuencias en el ecosistema, en la sociedad y en la cultura donde se implanten esos sistemas de innovación, todo lo cual requiere de la participación de muchos especialistas de diversas disciplinas, tanto como de los miembros de las propias comunidades.

Hemos visto, en suma, un solo ejemplo de los muchos casos donde la filosofía debe participar junto con otras disciplinas y otros conocimientos no disciplinarios, si quiere ser útil en las sociedades contemporáneas de conocimiento.

6. Conocimiento tradicional en redes sociales de innovación

El seguimiento de procesos de recuperación, conservación, uso, protección, difusión, aprovechamiento social, distribución, desarrollo y acumulación de conocimientos tradicionales que se reporta en este libro, así como en uno ya publicado anteriormente (Véase Argueta Villamar, Gómez Salazar y Navia Antezana (Coords.) 2012), hizo posible concretar y aplicar el concepto de redes sociales de innovación.2

En ese marco es conveniente pensar cuál sería una trama conceptual para comprender algunos aspectos controversiales, desde un punto de vista evolutivo e institucional, sobre dichos procesos, sus formas, las redes que se constituyen en ellos, sus participantes, objetos que circulan y resultados que se generan.

El enfoque que se desarrolla a continuación integra tres distintas perspectivas:

a) la que considera dónde y cómo devienen las acciones en los procesos enumerados,

b) la que observa dónde y cómo ocurren las relaciones entre participantes mediante el intercambio de objetos de forma tal que se generen resultados en las redes constituidas, y

c) la que valora esos resultados alcanzados mediante juicios de distintos participantes, grupos de ellos o instancias externas.

Se denominan aquí esas tres perspectivas como dinámica, estructural y normativa.

6.1 Perspectiva dinámica

La primera perspectiva destaca la dinámica de los distintos procesos que tienen lugar en relación con el conocimiento tradicional (CT). El conjunto de actividades que ocurren en dichos procesos tienen un carácter temporal y cambiante. Así, el CT es caracterizado desde el inicio como un recurso intangible que es transformado por actividades relativas a los procesos mencionados. Esta forma de observar los procesos revela que el mismo CT es un recurso que, aunque fincado en tradiciones no permanece estático, sino que se modifica y adquiere formas y contenidos distintos.

Esta perspectiva dinámica hace posible resaltar los siguientes aspectos.

1) En todo proceso relativo a CT entran ciertos conocimientos y se transforman generando otros. En la recuperación, por ejemplo, se introducen algunos conocimientos que son usados y trasmitidos, a veces de manera oral, otras mediante prácticas, otras más por medio de sesiones de aprendizaje, y resultan en conocimientos que se han fijado de alguna forma. Estos pueden ser ahora relatos comunes a los participantes, o secuencias de mensajes o de acciones que se presentan con una organización que los torna repetibles, o imágenes y símbolos que han pasado de ser expresiones tácitas para algunos a ser explícitas para el conjunto de participantes. Puede decirse que ésta es una característica formal en la medida que alude a las expresiones del conocimiento y no a sus propósitos o valores. No obstante, estos cambios de expresión hacen posible compartir conocimientos entre más participantes y, potencialmente, que puedan ser apropiados y modificados.

2) En cada proceso el CT entra como un recurso y sale como un resultado o producto. En la conservación, por ejemplo, se toman conocimientos y se los fija y organiza para que permanezcan. Un conjunto inicial de relatos o discursos es puesto en condiciones de reproducirse. Para ello se usarán soportes materiales o virtuales. Por ejemplo, un reservorio de semillas con algunas indicaciones sobre características y usos constituye un resultado que tiene un soporte material hecho de cajas, frascos o recipientes que resguardan, en adecuadas condiciones de temperatura y humedad, la materia viva y algunas expresiones en forma escrita, representaciones en imágenes, mapas o gráficas que constituyen el soporte virtual del acto de conservación. Esta característica pone el acento en el papel que juega el conocimiento a la entrada y a la salida de cierto proceso. Pasa de ser un recurso meramente intangible, a constituir un producto que se plasma en resultados tangibles y que hace posible otros procesos. Este rasgo que supone mostrar cómo un recurso intangible se transforma y genera una combinación con soportes tangibles es un asunto de grado y, por lo mismo, relativo a las circunstancias. Hay casos en que el conocimiento entrante es extremadamente intangible y no tiene prácticamente ningún soporte tangible y otros en que ya ha adquirido algunos soportes materiales o virtuales, incluso grabaciones o algún otro registro digital.

3) Estos procesos tienen también, en su devenir, una finalidad específica dada por la acción implicada y suponen, desde el punto de vista práctico, plantear y resolver problemas. Las acciones relativas a recuperar, conservar, usar, proteger, difundir, aprovechar, distribuir y desarrollar CT tienen propósitos concretos. Esos propósitos apuntan a satisfacer alguna finalidad. Estas finalidades pueden basarse en distintas necesidades o motivaciones de los participantes: productivas, reproductivas, interactivas, rituales, culturales. En todo caso, para realizar cada finalidad se requiere que sus participantes, en términos prácticos, concretos y condicionados, planteen y resuelvan un problema específico. Proteger un CT, por ejemplo, es una acción que requiere establecer de qué, de quiénes y cómo, los participantes en el proceso tienen que protegerlo. Así, si se trata de que no se pierda CT por la extinción de aquellos sabios que lo poseen, ello sólo supondrá diseñar actos de trasmisión aceptables para los participantes. Esta característica pone en evidencia el funcionamiento del conocimiento en la acción. Cuando se hacen acciones relativas al CT (como a cualquier otro recurso) es imperativo, aunque quienes participan no lo hagan explícito, plantear y resolver problemas. Aquí se remarca una característica cognitiva de toda acción, en este caso de las acciones que conforman procesos relativos al CT.

4) Las acciones que tienen lugar en los procesos relativos al CT comprenden, también, los recursos de carácter tangible a los que éste se refiere. Por ejemplo, cualquier proceso de los mencionados se realiza, en primer término, respecto a CT sobre algún conjunto de recursos naturales y, de forma simultánea, a muchos de los productos generados mediante la conjunción de recursos naturales y CT. Por ello, cuando se observa un proceso aparecen los conocimientos que entran y salen, la forma en que se convierten de recursos más intangibles a más tangibles y los problemas que se resuelven en su curso, desde el punto de vista de la finalidad del proceso. Sin embargo, este ángulo de observación es limitado porque pierde de vista el entorno concreto en que ocurren los procesos. Por ejemplo, la protección de CT relativo a las semillas de maíces nativos se presenta en un territorio delimitado, donde hay unas variedades específicas, en un ambiente natural, social y cultural determinado. Cuando se capta que los procesos tienen esos entornos no basta con la perspectiva dinámica de los procesos, se hace necesario concebirlos, también, desde el punto de vista de las relaciones entre los participantes.

Esta descripción del CT se refiere a su papel en el marco de los sistemas de saberes originarios como se los denominó arriba. El punto que se destaca es su forma de uso y transformación.

6.2 Perspectiva estructural

Esta otra forma de observar procesos recurre a una perspectiva estructural. Ella pone de relieve las siguientes características.

1) Los participantes en procesos relativos al CT son conjuntos de individuos situados en organizaciones disímiles y siempre relacionados mediante intercambios comunicativos o interactivos. Para comprender los procesos, es necesario situar a los individuos en esas organizaciones intervinientes y considerarlos en relaciones establecidas. Esta característica reconoce individuos, pero evita postularlos como nodos privilegiados y absolutamente determinantes de las acciones. Así, los participantes están primero constreñidos por las organizaciones a las que pertenecen y por las relaciones entre ellos. Por ejemplo, la recuperación de conocimiento relativo a acciones curativas de plantas silvestres puede tener como sus participantes a personas de una comunidad —organización interviniente— y relacionar solamente a un curandero con un joven aprendiz —relación establecida. En ese marco, las reglas que rigen a la comunidad, la tradición imperante de trasmisión de conocimiento y los códigos de comunicación que se establecen en el intercambio entre curandero y aprendiz hacen posible que el proceso alcance su finalidad de recuperación de CT para los fines de esa comunidad.

2) La situación de participantes de diversas organizaciones tiene consecuencias relevantes sobre el proceso y su finalidad. Por ejemplo, si en el proceso anterior se introduce que el aprendiz es también un estudiante del nivel medio superior o de educación superior hay que poner en juego otra organización interviniente —la escuela de procedencia. Comunidad y escuela son ahora organizaciones con fines, funciones y papeles sociales distintos. Aunque las reglas estipuladas por la comunidad sean las que rigen, las relaciones establecidas entre curandero y aprendiz estarán ahora constreñidas también por la adscripción estudiantil. Todavía más, si el aprendiz es un estudiante de educación superior que está interesado en recuperar ese CT no sólo para convertirse en curandero sino también para que sea incorporado en un libro de texto de ciencias biológicas de algún nivel de educación media, hay que modificar las relaciones establecidas porque los participantes ahora tienen fines diversos y las reglas que los rigen provienen de dos organizaciones diferentes. Estos conjuntos de reglas que son interiorizadas por los participantes constituyen sus instituciones de referencia. Cuando estas reglas son intra-organizacionales condicionan con mucha fuerza las relaciones establecidas. Pero cuando hay intercambio entre individuos de dos organizaciones, aunque compartan una como en este caso, habrá no sólo instituciones intra-organizacionales sino también una institución interorganizacional que surge de las relaciones entre curandero y aprendiz. Ahora las relaciones establecidas tendrán condicionamientos institucionales intra e interorganizacionales. El peso de cada conjunto de reglas sobre las relaciones será diferente y establecer hasta dónde rigen instituciones intra respecto a las inter será un intercambio de mensajes y acciones entre los participantes que conformará un marco institucional específico. En ese marco las instituciones de cada organización interviniente tendrán menor fuerza que cuando rigen las de una sola de ellas. A su vez, ese marco se compondrá de reglas acordadas que articulan y comprenden aquellas de las organizaciones intervinientes. En ese marco surgirá también una jerarquía de las reglas que deben establecerse en la práctica y sostenerse en acuerdos entre los participantes.

3) Las relaciones que tienen lugar en esos marcos institucionales y que hacen posible un cierto proceso se dan mediante intercambios de mensajes y acciones. Estos intercambios comunicativos e interactivos son quienes generan información y transacciones entre los participantes del proceso. Las condiciones en que circulan mensajes y acciones posibilitan o impiden que se alcance la finalidad de un proceso. Cuando la información se distorsiona o las transacciones se desequilibran los resultados de los procesos se tornan progresivamente inciertos. En los procesos existen momentos donde las relaciones se dan sin interferencias, donde información y transacciones se producen en marcos institucionales que aseguran cómo se conjugan mensajes y cómo se intercambian los recursos de los participantes y dónde los resultados de comunicación o acción que éstos reciben tienen su conformidad, satisfacen sus necesidades y motivaciones y logran la finalidad del proceso. En esos momentos se configuran redes como resultado de mensajes y acciones repetidas y de la presencia, concomitante, de códigos de interpretación, formas de actuar y decidir y normas de conducta nacidos de los intercambios mismos que se vuelven habituales. Por ello, esas redes son un resultado de actividades repetidas que se tornan estables. Y, al mismo tiempo, por esas redes circulan recursos y productos de la transformación de éstos mediante mensajes y acciones y esa circulación está referida a y condicionada por un marco institucional generado por la información intercambiada y las transacciones realizadas por los participantes. Estas redes son el principal resultado en los planos comunicativo e interactivo de actividades colectivas y secuenciales relativas al CT.

4) Los intercambios comunicativos e interactivos entre individuos al conformar redes en los procesos relativos al CT hacen posible plantear los siguientes asuntos sobre su génesis y funcionamiento. Respecto a la génesis son relevantes el papel que tienen la finalidad del proceso, los problemas y las organizaciones en la constitución de la red. Por su parte, respecto al funcionamiento, son determinantes las características de los recursos que circulan, de la información intercambiada y de las transacciones realizadas. Cada uno de los procesos mencionados tiene finalidades diversas, supone entonces distintos problemas a resolver e involucra conjuntos diferenciados de participantes. Un proceso de recuperación supone una clase distinta de problemas y participantes y, por lo mismo, genera relaciones y marcos institucionales diferentes a los de un proceso de desarrollo. Así, en la génesis de una red, la finalidad del proceso en que se gesta es relevante. Al mismo tiempo, aparece qué tipo de problema se pretende resolver y se impone cuáles participantes se involucrarán. Y en ese momento aparecerán las organizaciones específicas que se relacionarán y los posibles marcos institucionales que irán configurándose. Por ejemplo, en un proceso de recuperación se requiere que participen los poseedores de CT y algunos otros individuos que hagan posible expresar ese CT más allá de sus poseedores en un entorno dado. La recuperación puede darse en el seno de una comunidad para que algunos conocimientos agrícolas formen parte de las prácticas de algunos cultivadores, es decir, el entorno del proceso está delimitado desde el punto de vista de los participantes a los poseedores del conocimiento y a algunos usuarios específicos. A la vez en la comunidad existen códigos, comportamientos y normas ya establecidos que rigen las actividades de recuperación. La red que se constituirá tendrá alcance y posibilidades sólo respecto a ese entorno.

5) Las redes constituidas están así situadas respecto a la finalidad del proceso, a la problemática a resolver y, sobre todo, a las organizaciones de sus participantes. En este aspecto se destaca que las organizaciones tienen sus respectivos marcos institucionales internos que se basan en reglas informales altamente dependientes de la cultura respectiva. Entre ellas son sumamente idiosincráticas las normas de conducta, las formas de actuar y decidir y los códigos de interpretación de mensajes. Esos marcos, y el que se constituye mediante la operación de la red, son quienes hacen posible que circulen mensajes y se hagan acciones para llegar a una información compartida y a ciertas transacciones. Cuando se trata de procesos relativos al CT serán importantes para los objetos que circulan por la red sus características respecto a los participantes y los tipos de recursos con que éstos cuentan. Por ejemplo, es posible respecto al CT y sus transformaciones (que producen otros objetos) en los procesos respectivos considerar una clasificación como la propuesta por Ostrom para los recursos y bienes económicos en general. Así, para los bienes económicos se consideran las características del bien respecto a sus poseedores. Estas son:

i) la dificultad, mayor o menor, que exista para excluir a potenciales beneficiarios, y

ii) la capacidad de sustraerse al uso de acuerdo con las características del bien considerado.

6) En la Tabla 1 se observa que hay dos situaciones polares y dos intermedias cuando se clasifican los bienes desde el punto de vista económico.

Tabla 1. Clasificación de los bienes desde un punto de vista económico.

Los bienes económicos tienen

Capacidad de sustraerse al uso

Alta

Baja

Dificultad de exclusión de potenciales beneficiarios

Alta

Recursos de uso común: cuencas de aguas subterráneas, sistemas de irrigación, bosques, pesquerías

Bienes públicos: paz y seguridad de la comunidad, defensa nacional, conocimiento, pronósticos del tiempo, protección del fuego

Baja

Bienes privados: alimentos, ropa, calzado, automóviles de atención

Bienes sujetos al pago de una entrada: teatros, clubs privados, centros

Fuente: Ostrom, Nobel Lecture, 2009.

Estas situaciones se presentan cuando tanto la dificultad de exclusión como la capacidad de sustraerse al uso son altas, los recursos de uso común tienen esas propiedades; por su parte, cuando ambas características son bajas se tienen los bienes sujetos a un pago de entrada. Por ejemplo, un bosque tiene alta dificultad de excluir a beneficiarios potenciales porque el bosque puede ser recorrido por cualquier persona para beneficiarse de su sombra, del paisaje, de la caminata al aire libre, más allá de los derechos de sus poseedores. Pero también tiene alta capacidad para sustraerse al uso en la medida que, por su ubicación, acceso o por disposición de sus poseedores no sea usable. Por el contrario, un teatro tiene baja dificultad de exclusión de potenciales usuarios en la medida que siempre es posible desalentarlos mediante un adecuado pago de entrada y, a la vez, la capacidad de sustraer un teatro del uso es baja en tanto fue construido para ser útil a su finalidad.

Cuando la dificultad de exclusión de potenciales beneficiarios es baja pero la capacidad de sustraerlos al uso es alta se está en presencia de bienes privados. Los objetos de uso personal son el caso típico; alimentos, ropa, calzado, son excluibles fácilmente de potenciales beneficiarios porque su disfrute por unas personas excluye a otras. A la vez, la capacidad de sustraerlos al uso está asegurada por su simple posesión. En el cuadrante contrario están los bienes que tienen una alta dificultad de exclusión junto con una baja capacidad de sustracción al uso, éstos son los bienes públicos. El pronóstico del tiempo tiene la propiedad de que cualquiera puede beneficiarse de su conocimiento, es alta su dificultad de exclusión y, a la vez, la capacidad de sustraerse al uso por parte de cualquiera es baja.

Conviene comparar los recursos de uso común con los bienes públicos. Comparten una alta dificultad de exclusión de potenciales beneficiarios. Tanto el conocimiento en general como el CT comparten esta característica. Son recursos de los que se obtienen beneficios sin necesidad de excluir a otros. Cuando cualquier conocimiento circula y es usado beneficia, de alguna manera, a sus usuarios. Pero los bienes públicos se diferencian de los recursos de uso común porque tienen una baja capacidad de sustraerse al uso. Están, por lo general, disponibles para cualquier usuario sin necesidad de pagar entrada. Por ejemplo, el conocimiento en general es un bien público porque no se requiere disputar con otro usuario para obtener sus beneficios, pero, al mismo tiempo, está disponible libremente. Por el contrario, el CT tiene una alta capacidad de sustraerse al uso porque circula vinculado a las culturas que lo generan, tiene formas de comunicación mucho menos accesibles porque dependen de códigos culturales y muchas veces está inserto nada más que en las prácticas de sus usuarios. Por ello, hay tantas operaciones para apropiarse del CT de formas ilegítimas y hasta ilegales (v. gr. la bio-piratería). El CT es un recurso de uso común.

En las redes que se constituyen en los procesos relativos al CT circula este recurso de uso común. Los intercambios de CT mediante la comunicación y la interacción están regidos por el marco institucional que condiciona a la red específica y, en particular, por la forma en que estén institucionalmente considerados los derechos de sus detentores. Algunos participantes de la red son detentores de CT, otros no. Los derechos de los detentores sobre el CT provienen de su uso. Por ello, cuando en una red un detentor de CT le enseña a otro cómo usarlo, éste se convertirá progresivamente en un nuevo detentor de CT. Surge así el derecho de uso del CT. Muchos marcos internos de las organizaciones regulan este derecho. Esta regulación no es privativa de las comunidades de origen indígena, campesino o local, también en las empresas hay reglas informales respecto a quién y cómo debe usarse el conocimiento organizacional.