Realidad de la juventud cubana en el siglo XXI -  - E-Book

Realidad de la juventud cubana en el siglo XXI E-Book

0,0

  • Herausgeber: RUTH
  • Kategorie: Ratgeber
  • Sprache: Spanisch
  • Veröffentlichungsjahr: 2017
Beschreibung

¿Cómo es el joven cubano de estos tiempos?, se preguntan algunos, tras la influencia que ejerce esta etapa en el comportamiento humano, matizada por los constantes cambios económicos y sociales del país. Investigar la juventud es atractivo para muchos, por ser un grupo social determinante en la sociedad; pero no es solo la moda, los gustos, la educación o las inquietudes, lo que posibilita conocerla con profundidad. Es necesario tener una mirada desde las ciencias sociales, que permita apreciar mejor las realidades del ámbito donde conviven, reflexionar, dar respuestas y, por qué no, orientarlos en la vida cotidiana. Es ineludible la lectura de esta segunda edición actualizada. A pesar de estar dirigida a los que investigan la juventud, no deja de ser interesante para los que deseen conocerla desde otra perspectiva. Es importante la compilación que regala este colectivo de autores, el cual, mediante sus exposiciones, demuestra que sobre ellos, los jóvenes y sus vivencias, hay una realidad que mostrar.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern
Kindle™-E-Readern
(für ausgewählte Pakete)

Seitenzahl: 687

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Título original: Realidad de la juventud cubana en el siglo XXI

Edición: Ailenis Hernández Díaz

Edición para e-book: Margarita Toledo Albarez

Diseño cubierta e interior: Yadyra Rodríguez Gómez

Corrección: Royma Cañas

Realización de ilustraciones: Arianna Boris Cobas

Emplane digital: Madeline Martí del Sol Emplane para e-book: Lic. Belkis Alfonso García

© Colectivo de autores, 2013

© Sobre la presente edición:

    Editorial de Ciencias Sociales, 2016

ISBN 978-959-06-1777-5

Estimado lector, le estaremos muy agradecidos si nos hace llegar su opinión, por escrito, acerca de este libro y de nuestras ediciones.

INSTITUTO CUBANO DEL LIBRO

Editorial de Ciencias Sociales

Calle 14, no. 4104, entre 41 y 43, Playa, La Habana, Cuba

[email protected]

Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo la sanción establecida en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público.

Distribuidores para esta edición:

EDHASA

Avda. Diagonal, 519-52 08029 Barcelona. Tel. 93 494 97 20 España

E-mail:[email protected]

En nuestra página web: http://www.edhasa.es encontrará el catálogo completo de Edhasa comentado

RUTH CASA EDITORIAL

Calle 38 y ave. Cuba, Edif. Los Cristales, oficina no. 6 Apartado 2235, zona 9A, Panamá

[email protected]

www.ruthcasaeditorial.org

www.ruthtienda.com

Más libros digitales cubanos en: www.ruthtienda.com

Síganos en: https://www.facebook.com/ruthservices/

Índice de contenido
Prólogo
Introducción
Capítulo I. Problemáticas conceptuales en torno a la población juvenil
La juventud como categoría social
La juventud y la adolescencia, construcción histórico-social
La conceptualización de la juventud
La moratoria, tema a debate
Visión cubana sobre la categoría juventud
Bibliografía
Juventud cubana. Una mirada sociodemográfica1
Una necesaria referencia teórica
La población cubana actual
Estructura por edades de la población
Población juvenil cubana
Nupcialidad y familia
Situación ocupacional
Fecundidad
La mortalidad
La migración
Consideraciones finales
Bibliografía
La salud reproductiva de los jóvenes
Los jóvenes en el siglo xxi
Enfoque de género desde la salud reproductiva
Descendencia: ¿un conflicto para los jóvenes?
Bibliografía
Construcción de las identidades: singularidades en la juventud1
Conceptualización, caracterización y proceso de construcción de la identidad
Identidades juveniles
Bibliografía
Culturas juveniles y valores. Apuntes desde la cultura Rastafari
Aproximación conceptual a la categoría valor
Relación dialéctica entre los valores y su espacio de expresión
¿Podemos hablar de los valores presentes en las culturas juveniles?
¿Una experiencia concreta… ¿Qué papel juegan los valores en la conformación identitaria de jóvenes Rastafaris?
Postulados ideológicos y valores de la cultura Rastafari
Principios ideológicos y valores del Rastafari cubano
Consideraciones finales
Bibliografía
Capítulo II. Socialización y ciudadanía de la juventud cubana
¿La juventud está perdida? Cambios valorativos y debates ideológicos
Bibliografía
Familias jóvenes cubanas. Pasos a su caracterización actual1
Hacia una definición de familia
Tendencias actuales en la institución y grupo familiar
Características sociopsicológicas de la juventud
La familia que crea el joven: reflejo de la propia sociedad
Familias jóvenes
La formación de la familia en la etapa juvenil
Formas de constituir pareja
Las separaciones: ¿crisis o cambio?
Elementos importantes en una relación de pareja
Fecundidad en parejas jóvenes
Ideas conclusivas
Bibliografía
Reflexiones acerca de la socialización laboral
Socialización laboral de los jóvenes cubanos
La juventud y las concepciones en torno al trabajo
Bibliografía
La participación sociopolítica
Juventud y política
La participación política
Consideraciones acerca de la participación política juvenil en Cuba
Bibliografía
Habilidades comunicativas. Un camino para el crecimiento personal
Breve referencia a los resultados del diagnóstico
Comunicación verbal
Comunicación extraverbal
Comunicación asertiva
Buena escucha
Intervención comunitaria de trabajo en grupo. Algunas consideraciones
Principales hallazgos de la intervención
Buen uso de la comunicación verbal
Buen uso de la comunicación extraverbal
Comunicación asertiva
Reflexiones acerca de las dinámicas en general
A modo de consideraciones finales
Bibliografía
Capítulo III. Problemas sociales. Su expresión en la juventud cubana
El proceso de marginación en la adolescencia y la juventud. Un análisis en Cuba
Marginación de adolescentes y jóvenes en el contexto latinoamericano y cubano
Marginación de adolescentes y jóvenes en Cuba. Impacto de la crisis de los años noventa
Jóvenes y adolescentes marginados en Cuba. Un llamado al debate
Perspectivas de investigación de la marginación de adolescentes y jóvenes
Bibliografía
Violencia y adolescencia: una alerta desde las relaciones interpersonales1
La violencia: su conceptualización
Los ProCC: la perspectiva metodológica
Reflexiones sobre una experiencia con adolescentes
Análisis conclusivo
La relación evitable entre drogas y jóvenes
Los contextos internacional y nacional
Aproximación a las pautas del consumo de drogas en la población juvenil cubana
Búsqueda de soluciones: prevención comunitaria, promoción y educación para la salud
Bibliografía
Capítulo IV. Juventud y políticas sociales
La política cubana de juventud ante los desafíos de los nuevos tiempos ante los desafíos de los nuevos tiempos
Nueva etapa de la política cubana de juventud
Aspectos metodológicos
Cambios en el sujeto y el objeto de la política, la participación
Nuevos retos en busca de métodos más eficaces
Bibliografía
Políticas de empleo juvenil
Algunas generalidades en torno a las políticas de empleo juvenil
Política de empleo juvenil a partir de 2000
Algunos elementos relacionados con el reordenamiento laboral y los jóvenes
Actividades no estatales, su repercusión en la juventud
Bibliografía

Prólogo

A lo largo de la historia, en las formaciones socioeconómicas delas sociedades, los jóvenes son —y serán siempre—, herederos delpasado, actores del presente y protagonistas del futuro.

La etapa actual de la humanidad presenta una elevada y creciente complejidad, caracterizada por la confluencia de crisis globales simultáneas de diversa naturaleza: financiera, ambiental, energética y poblacional. Todas originadas por el efecto acumulativo de formaciones socioeconómicas basadas en la explotación de la naturaleza y de unos seres humanos por otros. Por su carácter progresivo estos elementos implican un reto para la especie humana, pero, especialmente, para las generaciones jóvenes por su carácter de protagonistas del futuro. Por ello las temáticas vinculadas a la juventud se encuentran entre las de mayor importancia estratégica para todas las naciones y de mayor prioridad para las ciencias sociales.

Con fuertes particularidades, la sociedad cubana forma parte de la realidad global y por ello recibe sus impactos. Su carácter socialista le otorga fuertes potencialidades —no siempre bien aprovechadas— para enfrentarlos. El socialismo no hace de Cuba una sociedad perfecta, pero sí perfectible, de manera progresiva, especialmente por estar basado en la ética y la razón, y por su capacidad de integración institucional e inclusión social.

El país, en la etapa actual, padece los efectos e impactos de las crisis globales, unido a las transformaciones de procesos socioeconómicos de carácter nacional, tales como el envejecimiento demográfico y la sucesión generacional. La confluencia de dichos elementos imprime en este período elevada complejidad a la sociedad cubana.Suenfrentamiento y asimilación se encuentran entre los principales factores que han dado inicio al proceso de cambios del modelo socioeconómico. Al respecto el presidente de Ecuador, Rafael Correa, al referirse a América, y válido también para el país, ha dicho: “Esta no es una etapa de cambios sino un cambio de etapa”. A ello podría añadirse que la juventud está llamada a ser fuerza motriz y protagonista de esta nueva época.

El logro de ese objetivo requiere el perfeccionamiento continuo de los procesos de socialización sobre bases científicas, apoyado en los principios de evidencia y verificación, y caracterizado por tres rasgos esenciales:

•Carácter sistémico: capaz de aprovechar las extraordinarias potencialidades de integración que posee el socialismo para armonizar y desarrollar relaciones sinérgicas entre los principales componentes del proceso de socialización: familia, escuela, organizaciones sociales, medios de comunicación, instituciones culturales, sistema jurídico y relaciones económicas.

•Carácter diferenciado: desarrollo de acciones ajustadas a las características y condiciones concretas de los grupos sociales con los cuales se actúa. Este rasgo adquiere una importancia creciente derivada del incremento de la heterogeneidad social que generan los cambios en el modelo socioeconómico, así como el impacto de procesos globales, entre los cuales presenta un carácter creciente el desarrollo de las tecnologías de información y comunicación. El fortalecimiento de la unidad en la diversidad constituye un factor de elevada importancia en las condiciones históricas actuales y futuras.

•Carácter participativo: desarrollo de métodos y estilos detrabajo, especialmente en las instituciones socializadoras, que aseguren un rol activo de los jóvenes. La juventud nodebe ser considerada solo como objeto de los procesos de socialización, sino como sujeto de dichos procesos. Para ello es necesario el desarrollo y perfeccionamiento continuo demétodos y estilos de trabajo de esta naturaleza, así como de canales de diálogo entre los niveles de dirección de las instituciones socializadoras y los niveles de base del sector juvenil de las clases, capas y grupos que conforman la estructura social.

El desarrollo de un proceso de socialización de estas características debe aportar el logro de una relación de equidad entre conciencia y práctica de derechos y deberes ciudadanos, así como el desarrollo de sentimientos de pertenencia con la obra colectiva y los logros de nuestra Revolución socialista; elementos cuya trascendencia y significado, con el paso del tiempo, tienden a percibirse como “normales” y “naturales”, lo cual debilita la percepción de su importancia y magnitud.

Por sus vínculos, explícitos e implícitos, con los elementos anteriormente señalados,Realidad de la juventud cubana en el sigloxxiconstituye un significativo aporte a la comprensión de un tema cardinal para el presente y el futuro de la nación. El contenido de sus diferentes capítulos es importante para el público en general y de especial utilidad para la labor de educadores, comunicadores sociales, creadores artísticos, dirigentes de organizaciones políticas y de masas, investigadores sociales y padres de familia.

Si bien la elevada amplitud del tema no permite abordar en su total integralidad los quince aspectos en una sola obra, tales como: elementos conceptuales, participación sociopolítica, repercusión de problemas sociales, consumo de drogas, violencia, política dejuventud, socialización, familia, identidades, culturas juveniles, habilidades comunicativas, sí resultan de elevada y creciente importancia las investigaciones que el lector encontrará en las siguientes páginas.

El abordaje de estos temas en los respectivos capítulos se caracteriza por la total ausencia tanto de expresiones de dogmatismo y triunfalismo como de criticismo. La objetividad, sustentada en evidencias concretas, constituye el fundamento de sus juicios y valoraciones.

La utilización de enfoques sistémicos, contextualizados y dialécticos en el análisis de todos los temas, marca una diferencia con las visiones parcelarias, estáticas y descontextualizadas que aún se manifiestan en el pensamiento social contemporáneo. Ambos rasgos constituyen una fortaleza metodológica y otro mérito de esta obra.

Los elementos anteriormente señalados hacen de esta nuevaedición un significativo aporte para la comprensión y las acciones con uno de los grupos sociales de mayor importancia para el presente y el futuro de Cuba: nuestra valiosa y heroica juventud. Felicito a sus autores y los exhorto a continuar desarrollando el tema.

Juan Luis Martín Chávez

Secretario Ejecutivo

Consejo Superior de las Ciencias Sociales

Introducción

En el mundo actual, 1,5 billones de personas tienen entre 10 y 25 años de edad. Más de 100 millones de adolescentes no asisten a la escuela; 15 millones de muchachas menores de 20 años se convierten en madres cada año. Entre estas, la tasa de mortalidad infantil es de 100 defunciones de menores de un año por cada mil nacidos vivos. Cada día, 6 mil jóvenes son infectadas con el VIH; una buena parte de ellos son muchachas residentes en áreas del África Subsahariana y de Asia. Estos no son solo números, son realidades que las personas jóvenes tienen que entender.

En los últimos años, la región de América Latina y el Caribe continuó avanzando en la transición demográfica y su estructura por edades siguió modificándose, abriéndose para muchos una ventana demográfica temporal de oportunidades. Para que este bono demográfico se convierta en beneficios reales, las transformaciones de la población deben ser acompañadas por fuertes inversiones en el capital humano, en especial en las y los jóvenes. Se necesitan políticas educativas y de empleo, adecuadas e integrales, para aprovechar los beneficios sobre la cobertura educativa y potenciar sus efectos sobre la reducción de la pobreza y el desarrollo sostenible. Este constituye uno de los fundamentos esenciales para que los jóvenes sean un grupo central en el marco de las políticas públicas.

El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA, por sus siglas en inglés) ha tenido a bien establecer un marco para la acción sobre adolescentes y jóvenes, que se sustenta en cuatro pilares básicos con recomendaciones en materia de políticas públicas relacionadas con la dinámica de la población y su estructura, laeducación en salud sexual y reproductiva con sensibilidad de género, los servicios de salud sexual y reproductivos, y el liderazgo y participación de la juventud. De estas acciones, el UNFPA ha establecido un enlace permanente con el Centro de Estudios Sobre la Juventud (CESJ), que permitirá fomentar la investigación sobre los jóvenes en el país.

Cuba es un país de ingresos medios con un índice de desarrollo humano relativamente elevado y con progresos importantes en los Objetivos de Desarrollo del Milenio. En 1974 se inició la cooperación entre el UNFPA y el Gobierno de Cuba. La entidadnacional ejecutora, el CESJ constituye la institución cubana dedicada íntegramente a esta temática, acumulando una amplia experiencia en la investigación social y en proyectos de orientación e intervención. El centro asesora la labor de las organizaciones juveniles y colabora con otras instituciones relacionadas con la infancia, la adolescencia y la juventud, y funge también como consultor de las políticas dirigidas al segmento más joven de la sociedad cubana.

Entre los objetivos de las relaciones del CESJ y el UNFPA se inscribe la realización de investigaciones sobre la población adolescente y juvenil, la interacción con este segmento de población sobre temas de su vida cotidiana, y el incremento de las publicaciones científicas y de divulgación popular relativas a la adolescencia y a la juventud. De ahí la necesidad de publicar una nueva edición del presente libro.

Estructurado en cuatro capítulos, el libro compila quince contribuciones importantes, con un contenido lógico-temático, que va desde las nociones conceptuales y contextuales hasta las proposiciones en materia de políticas nacionales y sectoriales, incluyentes del tema juventud. Confeccionado por un colectivo de autores experimentados en el tema, a continuación se explicarán brevemente los acápites que componen esta obra.

La juventud es construcción histórico-social, enuncia Luis Gómez Suárez. Con ello revela la relatividad y determinación cultural del concepto, para advertir su identidad entre las generaciones que conviven el período histórico en que transcurre la vida de una sociedad concreta. La naturaleza biológica, conductual y cultural de adolescentes y jóvenes, conducen a que sea también diversa, la manera en queasumen la edad en las diferentes culturas. Lademarcación etariaes uno de los criterios centrales y, aunque hay diversas acepciones sobre el segmento de edad definitorios, la juventud se ha fijado con cierto consenso institucional en el entorno de los 15 y 29 años de edad. El autor revisa las orientaciones demográfica, biopsicosocial, antropológica y sociológica, para proporcionar un mejor conocimiento sobre la juventud cubana.

El análisis a cargo de Marisol Alfonso de Armas, Grisell Rodríguez Gómez y Diego Enrique González Galbán, caracteriza, desde una mirada sociodemográfica, el comportamiento del segmento de población joven con relación a cada una de las variables demográficas, la fecundidad, la mortalidad y la migración.

Natividad Guerrero Borrego nos habla en su trabajo de la salud reproductiva entre los jóvenes cubanos y llama la atención sobre el desconocimiento que aún subsiste en una gran parte de este grupo poblacional con respecto a la planificación familiar, el uso de los métodos anticonceptivos, el temprano inicio de las relaciones sexuales, sin considerar sus implicaciones, el cambio frecuente de pareja y las relaciones sexuales íntimas sin amor ni protección. Las investigaciones acerca de la sexualidad juvenil, realizadas por el CESJ, evidencian que muchos comportamientos de riesgo hacen vulnerable las garantías para la salud reproductiva. Muy poco se conoce acerca de la participación del varón en asuntos de fecundidad; en la mayoría de los casos, es la familia de la joven quien la acompaña en la toma de decisión de continuar o no el embarazo, sin que intervenga la pareja sexual.

La identidad es un fenómeno surgido de la dialéctica entre el individuo y la sociedad. Los sistemas sociales, a través de sus instituciones, incluyen al ser social en la conformación de las diferentes identidades colectivas como producto de la interacción de los sujetos conel medio social que les rodea, así nos lo expresan Ana Isabel Peñate Leiva y Dalgis López Santos en su estudio con mucho acierto. En el desarrollo de su investigación, las autoras dialogan con disímiles enfoques: objetivo, subjetivo autoperceptivo, de autocategorización, de pertenencia y discursivo.

Para Yoannia Pulgarón Garzón, las culturas juveniles constituyen un resultado y una expresión de la realidad cultural globalizada fruto de la contemporaneidad. Resultan exponentes de una identidad juvenil conformada a partir de la adscripción como grupo social a un entramado de significados y cosmovisiones comunes; ello los lleva a asumir valores, códigos y pautas preestablecidas, funcionales para el contexto en el que se insertan, asumiéndolas como formas de vivir las realidades individuales y colectivas. Apunta además, acerca de los valores reguladores de la cultura Rastafari y reconoce el papel relevante de estos en la conformación identitaria de los jóvenes Rastas.

El segundo capítulo, se inicia con un conjunto de juicios valorativos de connotación ideológica por parte de Georgina Alfonso González. Su comunicación realza la importancia del rescate del sistema de valores del paradigma cubano frente a la proliferación de actitudes individualistas, consumistas, apáticas e irresponsablesen no pocos jóvenes cubanos, condicionadas, en última instancia, por la heterogeneidad social emergente de las restricciones materiales, económicas, las adversidades y las dificultades de la vida cotidiana, en el marco de un diseño de justicia social que enfrenta los proyectos de vida individuales de las nuevas generaciones.

Dentro de esos proyectos de vida de los jóvenes está precisamente la familia; para Adriana Elías Rodríguez, Ana Isabel Peñate Leiva y Lisbet San Morales, identificar las concepciones y aspiraciones fundamentales de este grupo poblacional en dicha área aporta señales de por dónde transitará esta institución social en nuestro país en los próximos años. Reconocen las autoras una insuficiencia de estudios referidos a la familia joven y a la percepción quetienen las nuevas generaciones acerca de su núcleo familiar, teniendo como presupuesto que es en esta etapa de la vida, cuando se transita por el proceso más dinámico que ocurre al interior de la familia y del individuo mismo; aparece como ser social gracias a ella y se separa de la que le dio origen, generalmente para crear otra.

Como plantea María Josefa Luis, la problemática laboral de los jóvenes constituye hoy un asunto complejo y controvertido. En su tema alude a que uno de los grandes cambios que ha traído la llamada “sociedad de la información”, con el desarrollo tecnológicode la información y lacomunicación, es la reconceptualización del trabajohumano. En materia de trabajo, las experiencias adquiridas durante la infanciay la adolescencia, desde el medio familiar yescolar, tienden a ser decisivas para la inserción laboral y la actitud de los jóvenes hacia el trabajo.

La juventud constituye una de las estaciones de parada fundamentales por donde transita la política, señala Luis Gómez Suárez. Desde esta perspectiva los jóvenes se debaten entre los límites de la reproducción del sistema social y constituyen, a la vez, una importante fuerza que puede incidir en su estabilidad por inconformidad con lo existente y su capacidad para transgredir los límites establecidos.

Múltiples factores han incidido en la progresiva fragmentación del movimiento juvenil emergente desde los años sesenta. En el caso de Cuba, la mayoría de la juventud continúa movilizándose en torno al liderazgo revolucionario y al proyecto socialista. Pero, la participación juvenil es eminentemente conducida. Una reflexión sugerente del autor es aquella que revela a la movilización como agencia promovida por la dirección del país o por determinados organismos, como una manera de involucrar al pueblo o a una parte de él en la ejecución de programas y planesde acción económicos, sociales y políticos con un valor ideológico.

El rol de las habilidades comunicativas en el crecimiento personal y social de adolescentes y jóvenes, es abordado con relevancia por Natividad Guerrero Borrego. Los problemas de la comunicación, nos advierte, pueden traer consigo desconfianza, inseguridad, preocupaciones, incomprensiones, expresiones de violencia, intolerancia, entre otras, manifestaciones que suelen obstaculizar las relaciones interpersonales. A partir del análisis de casos a nivelcomunitario, la autora pone de manifiesto cómo esas habilidadescomunicativas se convierten en significativas para lograr un adecuado crecimiento personal de los adolescentes.

En el tercer capítulo se tiene como propósito mostrar algunas de las problemáticas sociales en las que se ven involucrados los jóvenes actualmente, incluyendo referencias a la situación cubana. Las alusiones específicas a la condición de marginalidad en la adolescencia y la juventud constituyen el eje central del acápite de Elaine Morales Chuco, quien nos sitúa con rigor en el examen de los factores que condujeron a la concepción de una “juventud marginal”; aquella que queda deslindada del proceso de modernización social. Reclama el abordaje amplio del problema, cuando sustenta que, si bien varios proyectos de intervención puntuales van dirigidos a prevenir esta conducta, se adolece de una mirada integral enfocada al contexto socioeconómico, a las particularidades sociopsicológicas de los infantes, preadolescentes y sus familias, así como a las reservas de las organizaciones comunitarias y de las entidades de educación y salud en la solución de los problemas de marginación.

Continúa la interesante investigación de Idianelys Santillano Cárdenas sobre violencia y adolescencia, basada en la aplicación de la metodología de los Procesos Correctores Comunitarios y, específicamente, en Indicadores Diagnósticos de Población. La autora examina las relaciones adolescentes con sus familiares más cercanos y los coetáneos, a partir del contraste que puede mostrar la realidad en comparación con lo que teóricamente se legítima como patrones saludables para el desarrollo humano.

El proceso de cimentación del binomio juventud-drogas ha estado sustentado en una de las perspectivas sobre la juventud con mayor impacto en el imaginario social, nos expresa en su tema María Soledad Sóñora Cabaleiro. Los procesos de exclusión, el desempleo, el debilitamiento de los proyectos de vida, la desmotivación, la cosificación de las fuentes de satisfacción y los modelos culturales de diversión y nocturnidad, son variables interventoras.

La tendencia en el diseño de programas nacionales y de microintervenciones preventivas del consumo de drogas ha estado permeada, por una parte, por la espontaneidad y, por otra, por el apego al positivismo, la medición, la clasificación, la fragmentación y el etiquetamiento. En Cuba, puntualiza la autora, el alcance de la mayoría de los estudios realizados con tal objetivo han sido pequeños grupos, esencialmente de adolescentes y jóvenes estudiantes o de la población residente en localidades, barrios y áreas de salud específicos.

Finalmente, el cuarto capítulo hace referencia a los desafíos que encaran las políticas de juventud en la actualidad, y en particular, las políticas de empleo. Como observa Luis Gómez Suárez, el incremento y coexistencia de distintas formas de economía y la segmentación del mercado con la circulación de dos monedas, que han dado lugar a desigualdades en las posibilidades de acceso a un nivel de vida personal y familiar superior. Aunque las afectaciones han sido padecidas por la mayoría de la población, es en la juventud donde se ha ejercido su más perjudicial efecto. La problemática creada pone a prueba la capacidad de inserción social de los jóvenes en la sociedad cubana de hoy. La política de juventud en el contexto cubano debe acudir a métodos más eficaces, desdeñando el excesivo centralismo en la toma de decisiones, la concepción de planes y acciones demasiado homogéneos que no contemplan en el diseño las diferencias y particularidades individuales, grupales y locales en la satisfacción de las necesidades.

En el caso de la política de empleo juvenil, María Josefa Luis Luis, destaca en la última investigación del libro la falta de correspondencia entre la formación de la fuerza de trabajo y las necesidades del desarrollo del país.

La estrategia desarrollada durante los últimos años ha ocasionado un cambio estructural en la economía cubana. El giro hacia los servicios y el aumento de las actividades no estatales provocó un incremento de empleos en el sector terciario de la economía, con un peso importante de los servicios comunales, sociales y personales; lo que involucra de manera especial a los jóvenes. Se trata de rescatar un sistema de planificación que proyecte la fuerza de trabajo calificada por niveles de enseñanza y especialidades acorde a los programas de desarrollo económico previstos.

El 12 de octubre de 2009, en su 64 período de sesiones, pocos meses antes de declarar el Año Internacional de la Juventud, la Asamblea General de las Naciones Unidas conmemoró el XV Aniversario de la Conferencia Internacional de Población y Desarrollo realizada en El Cairo, en septiembre de 1994. Uno de los acuerdos de esta asamblea, vigente hoy para la juventud mundial, es:

(…) mejorar la calidad de vida y el bienestar de los seres humanos y promover el desarrollo humano, lograr la erradicación dela pobreza, el crecimiento económico en el contexto del desarrollo sostenible, la educación, la igualdad entre los géneros, la potenciación de la mujer, la reducción de la mortalidad infantil, el acceso universal a los servicios de salud reproductiva, incluida la planificación de la familia, la seguridad alimentaria.

Los principios y objetivos del Programa de Acción han sido legitimados de forma sustancial en la Declaración y en los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Los jóvenes son inobjetables y esenciales protagonistas en estos procesos. La llegada de esta importante publicación del Centro de Estudios Sobre la Juventud y la confección de esta nueva edición alcanzan extraordinaria pertinencia, no solo con respecto a los nobles propósitos de El Cairo, también de cara a las prioridades nacionales actuales enmarcadas en los lineamientos, en su política económico y social.

Enhorabuena.

Rolando García Quiñones

Representante Auxiliar

Fondo de Población de las Naciones Unidas en Cuba (UNFPA)

Capítulo I. Problemáticas conceptuales en torno a la población juvenil

La juventud como categoría social

Luis Gómez Súarez*

El campo de estudio y conceptualización acerca de la juventud ha tenido un desarrollo considerable, en particular en los últimos decenios. Se evidencia tanto desde un punto de vista analítico como desde el despliegue de acciones pensadas, en materia de política de juventud, orientadas al desarrollo de condiciones sociales en las cuales se integran los diferentes grupos de jóvenes, percibidos en el amplio espectro de sus posibles heterogeneidades. Entre estos dos procesos se produce un continuo de una total interdependencia, cuyas dimensiones y variables inciden en el diseño y definición de las políticas en beneficio de dichos sujetos sociales, al tiempo que estas pueden contribuir a modificar sus rasgos (específicos de un grupo o de los jóvenes en general) y alcances en el orden teórico.**

La juventud y la adolescencia, construcción histórico-social

El conceptojoven hace referencia a la edad del sujeto, a sus particularidades biológicas y psicológicas, aspectos todos que se explican a partir de las características del individuo. Mientras, en contraposición, la categoría juventud no encuentra una satisfactoria explicación en el orden biológico ni cronológico, sino a partir de una práctica cultural acumulada como una creación social.1 Se trata de una imagen de los jóvenes que elabora la sociedad en un momento de su desarrollo, generando un conjunto de relaciones sociales que recibirán el nombre de juventud.2

Nos encontramos ante una conclusión metodológica fundamental: el principal obstáculo para definir a la juventud se encuentra fuera de ella, se localiza en los cambios originados en las fuerzas productivas y en el desarrollo de unas relaciones sociales específicas. De modo que la juventud no puede ser definida por sí misma, para ello es preciso abordarla en concordancia con el contexto histórico-social que determina su existencia.

El análisis histórico del tema nos brinda una invaluable ayuda para comprender cómo las sociedades han construido su visiónacerca de los jóvenes; permite apreciar la cuestión juvenil en losritos de iniciación o paso a la edad adulta en la antigüedad,3los modos de experimentar las búsquedas y la preparación para ella, y examinar las diversas imágenes que simbolizan a los jóvenes.

La delimitación generacional hace su aparición durante la descomposición de la comunidad primitiva, íntimamente relacionada con el desarrollo de la división social del trabajo, con la aparición de la agricultura, la ganadería y los oficios. Así, mientras más compleja se hace esta, más clara resulta ser la diferencia cultural entre las generaciones que conviven el mismo período histórico, y más precisas y diferenciadas vienen a ser sus reglas y funciones sociales, políticas y económicas. Esta es la clave del estudio acerca de los jóvenes y de las relaciones entre las generaciones en las diferentes etapas por las que transcurre la vida de una sociedad concreta.4

El historiador británico John Gillis asocia el surgimiento de la categoríajuventudcon el proceso de desarrollo capitalista y la Revolución Industrial de finales del sigloxviii. La juventud: “(…) es un fruto del capitalismo, la industrialización, la urbanización y la modernización y, por tanto, de la superación de la sociedad comunal, ‘tradicional’, ‘simple’, ‘rural’”.5* Desde esta óptica:

(…) la juventud histórica y occidentalmente, descansa en el meollo de la modernidad-urbana, es el fruto y motor de su expansión. Se engrosa a sí misma con la complejidad de la urbe —la invención de la familia, la escuela y la niñez, como planteará Philippe Ariés—, las transformaciones económicas y tecnológicas, la migración campo-ciudad, la necesidad de especialización, etcétera.6

Por consiguiente, la juventud es resultado del notable progreso social que trajo consigo el capitalismo, cuya reproducción reclamaba la existencia de un período de preparación de las personas para su inserción en la producción y la sociedad. Este momento de formación que se extiende en la medida que avanza la ciencia y la tecnología, por el cual se pospone la inserción laboral, constituye el acontecimiento social conocido como juventud. De este modo, la juventud hace su aparición primero en el contexto de vida burgués entre los siglosxviiyxviii,y más tarde cruza todas las clases y estratos sociales.

En general, es aceptado que el promotor del conceptojuventudfue el filósofo francés Juan Jacobo Rousseau, cuya principal obrarelacionada con el tema esEmilio o la educación, que vio la luz en 1762. En suEmilio, Rousseau separa al niño y al adolescente del adulto, lo que quizás marca el punto de partida para el estudio progresivo de lainfancia, la adolescencia y la juventud desde diferentes ciencias, sobre todo de la pedagogía, la psicología, la sociología y la antropología. El argentino Leopold Rosenmayr advierte que:“(…) la filosofía educativa de Rousseau y sus sucesores en el sigloxixproporcionó un estímulo básico para la constitución de la ‘juventud’ como un grupo aparte en la sociedad (…)”.7

Como construcción social a la juventud se le asocia, más tarde, la aparición de la adolescencia. John R. Gillis, en su textoJuventud e historia, reflexiona que la juventud, considerada como categoría social, es decir, como fenómeno psicosocial, surge en el último tercio del sigloxviii, mientras que la adolescencia, como etapa psicológica específica del desarrollo humano, no se acepta hasta principios del sigloxx.8Gillis denominó la era de la adolescencia, a la centuria que se extiende desde mediados del sigloxixa mediados del sigloxx, la cual el brasileño Luis Antonio Groppo, describió como:

Una Era que sumó esfuerzos de educadores, pedagogos, legisladores, políticos y religiosos en la “democratización” y extensión del mundo escolar, como bien partidos, sindicatos, organizaciones estatales, pastores e Iglesias en la creación de asociaciones juveniles bajo su tutela, y, finalmente, biólogos, fisiólogos, médicos, psiquiatras, psicólogos, psicoanalistas y cientistas sociales que realizaron estudios sistemáticos sobrela naturaleza biológica, comportamental y cultural de los individuos “adolescentes”. Vislumbramos también la actuaciónde instituciones jurídicas, estatales y los efectos del mundodel trabajo industrial en el proyecto de la cronologización del cursode la vida, cuyos resultados construirán importantes puntosde partida para las relaciones generacionales, intrafamiliares y sociales de todo tipo a lo largo del sigloxx.9

En sus apuntes el brasileño Carles Feixa revela a la adolescencia:

(...) desde una perspectiva de análisis psicoevolutiva se define como una situación de desarrollo emocional, de adaptaciones y crisis sucesivas. Es vista como un período de transición entre la niñez dependiente y la condición adulta autónoma, desde una perspectiva sociológica. Y, por último, a partir de un análisis de cariz psicosociológico como el ofrecido, la adolescencia ha sido definida como una moratoria psicosocial y como un proceso de construcción de la identidad conformada a través de procesos de interacción social, entre otras varias posibilidades.10

Gillis denota que: “El descubrimiento de la adolescencia perteneció a las clases medias, que lo monopolizaron hasta comienzos del sigloxx(…). Entonces, de manera simultánea en cada país occidental, el concepto de adolescencia se democratizó, ofreciéndose, o mejor exigiéndose, a todos los adolescentes”.11

La historiografía asegura que la adolescencia fue concebida en los inicios de la era industrial, pero que no se comenzó a generalizar hasta 1900 con la modernización y propagación de la educación, el mercado de trabajo, la familia, el servicio militar, las asociaciones juveniles y el mundo del ocio, que propiciaron el surgimiento de una generación de jóvenes conscientes del desarrollo de una cultura propia diferente a la de los adultos.

De esta manera, se muestra cómo la construcción histórico-social condicionó la categorización juventud y más tarde adolescencia.

La conceptualización de la juventud

La juventud se presenta en la sociedad con una considerable diversidad. En el orden de la vida cotidiana sirve para muchos fines, desde designar estados de ánimo hasta calificar lo novedoso y lo actual. Posee una gran relatividad, pues se puede ser joven paraunas cuestiones y no serlo para otras. No es un don con el cual se nace, sino una condición social que atraviesa toda la estructura socio-clasista; téngase en cuenta que no es una clase, sino un sector social con representantes de las distintas clases sociales. Los jóvenes también difieren por su situación económica, social, cultural y psicológica. Concepciones y enfoques desarrollados por los estudiosos del tema han servido de plataforma para la elaboración de numerosas definiciones construidas desde distintos puntos de referencia, tomando en consideración las más variadas aristas del fenómeno. Es de advertir que, dada la complejidad de la tarea, se han producido incorporaciones y traslaciones de características de unas definiciones a otras en un esfuerzo electivo por llegar a la conceptualización más acabada, objetivo aún no culminado. Los principales enfoques disciplinarios y de análisis acerca de la juventud siguen las siguientes orientaciones: demográfica (etaria), biopsicosocial, antropológica, sociológica y cultural; ellos sirven de base a las definiciones en boga, las que pueden ser catalogadas como: biológicas, psicológicas, sociológicas, sociohistóricas, jurídicas, culturales, antropológicas, operativas e instrumentales. Entre estas últimas, no propias del ámbito académico, se encuentran las relacionadas con la vida cotidiana, la literatura y la política.

A continuación se hace un breve recorrido por las orientaciones fundamentales mencionadas. Un criterio causante de no pocas confusiones es el relativo a la edad. Muchos prefieren definirla por su duración; sin embargo, la juventud no tiene la misma duración en la ciudad que en el campo, para las mujeres que para los hombres, en un país rico o en uno pobre y en una época histórica de crisis y guerra que en otra de progreso y estabilidad. La forma de asumir la edad tampoco ha sido la misma en las diferentes culturas ni en las formaciones económico-sociales que se han sucedido a lo largo de la historia de la humanidad. Evidentemente, no es posible establecer una norma universal de edad con un criterio demográfico.

La naturalización del sentido que los sujetos le otorgan a las edades, las expectativas sobre las mismas, las prácticas que se supone corresponden y los estereotipos que se generan sobredicha edad, son, entre otros procesos, parte de lo que se nombracomo el procesamiento sociocultural de las edades. Nadie que viva en estos primeros años del sigloxxipuede decir que “juventud” no se ha convertido en una palabra recurrente: funciona como sustantivo identificando sectores sociales, se convierte en adjetivo para caracterizar (juvenil) y hasta se hace verbo para nombrar nuevos procesos (juvenilizar12).13

La modernidad ha segmentado, especializado e institucionalizado el ciclo de vida, justificando la preponderancia de un grupo sobre otro, propagando por todo el mundo la manera “occidental” de asumir esta cuestión, al mismo tiempo que le otorgó carta de ciudadanía a la división estamental creada. La división etaria dela sociedad se potencia considerablemente cuando se articula conla división social del trabajo, los géneros y el conocimiento.

Por los procesos apuntados se va a producir la cronologización e institucionalización del curso de la vida. Es decir:

(…) objetivación de la vida como un desarrollo cronológico individual y progresivo medido en unidades temporales por el calendario occidental y cristiano (por días, meses y años). La institucionalización del curso de la vida se produce con la intervención del Estado (moderno) por medio de la escolarización, la salud pública y el ejército. A ello también han contribuido el discurso jurídico con la legislación civil, penal, electoral y laboral; el discurso científico desarrollado por la psicología, medicina, sociología y criminología. A este proceso contribuyó significativamente el paso de la economía doméstica, propia del medioevo, a la economía capitalista de libre mercado, a lo que vino a sumarse en el sigloxx, la propagación del mercado de consumo, y las industrias mediática y del entretenimiento.14

Las sociedades elaboran su definición de las edades de la vida a partir de su concepción de persona. En las sociedades modernas, la definición del estatuto de persona se basa en el presupuesto dela igualdad ante las leyes y el Estado (la igualdad jurídica), lo que explica la objetivación de las edades y la cronologización del curso de la vida en la modernidad. La edad contada sobre el rígido criterio del tiempo absoluto se torna la mejor forma de reducir todas las diferencias sociales e individuales reales a un denominador común y universal: el individuo abstracto y jurídico de la modernidad, que también es un ser que atraviesa estadios evolutivos, de su nacimiento a la madurez.15 Los acontecimientos biográficos e históricos generan procesos identitarios, por lo que las experiencias etarias pueden ser consideradas como generadoras de identidad.

De acuerdo con la Convención sobre los Derechos del Niño que se celebró en Ginebra, en 1989, se ha utilizado la franja etaria entre los 0 y 18 años no cumplidos para designarla infancia, y la de 12 y 18 años no cumplidos para referirse a la adolescencia. Esta concepción tan amplia de la infancia encuentra su razón de ser en el vacío normativo respecto al intervalo de edad que va desde los 15 a los 18 años, debido a la inexistencia de un acuerdo similar respecto a los derechos de la juventud.

En términos generales, la juventud se ha fijado, aproximadamente, entre los 15 y 29 años de edad, dividiéndose a su vez en tres tramos: de 15 a 19 años, de 20 a 24 años y de 25 a 29 años. En determinados contextos y con fines instrumentales, las edades inferiores y superiores tienden a descender y a incrementarse respectivamente, entre un rango de 12 a 35 años, como se aprecia en algunas formulaciones de políticas públicas destinadas al sector juvenil. Pese a la resistencia a definir a la juventud por su duración, este proceder resulta de suma utilidad para el diagnóstico, diseño y desarrollo de las políticas sociales. Así, con motivo del Año Internacional de la Juventud en 1985, la Asamblea General de las Naciones Unidas definió a la juventud, por razones eminentemente estadísticas, como el grupo de personas cuya edad se encuentra comprendida entre los 15 y 24 años. Marco etario que en la actualidad se continúa sosteniendo.16 Este período fue asumido también por la Organización Mundial de la Salud, la cual lo divide en dos etapas: de 15 a 18 años, adolescente, y de 19 a 24 años, joven.

La Organización Iberoamericana de Juventud, desde su creación en diciembre de 1992, aceptó por consenso una duración delas edades de 14 a 30 años: de 14 a 18, joven adolescente; de 19 a 24, joven propiamente dicho; y de 25 a 30, adulto joven. Para octubre de 2005, la Convención Iberoamericana de Derechos de los Jóvenes, documento jurídico donde se consagran los derechos de la juventud para el conjunto de países suscriptores, consideró como joven o juventud a las personas comprendidas entre los 15 y los 24 años.

Sin embargo, las edades inferiores y superiores de la anterior clasificación pueden variar de acuerdo con la situación socioeconómica. Los expertos latinoamericanos en la materia consideran que en las áreas rurales o en las poblaciones caracterizadas por suextrema pobreza, donde los niños se ven obligados a trabajar, laedad inferior desciende incluyendo al tramo etario comprendido entre los 10 y los 14 años. Mientras en las zonas urbanas, entre los sectores sociales de clases media y alta, se aprecia la tendencia a la prolongación de edad hasta los 29 años.17

En Cuba, la juventud generalmente se ubica entre los 15 y 29años de edad, tanto en los entornos rurales como en los urbanos. En la Ley 16, Código de la Niñez y la Juventud, aprobada en 1978, en sus Disposiciones Generales, Artículo 1, se considera jóvenes a los menores de 30 años, aunque no se recoge ninguna consideración acerca de la edad de partida.

La prolongación de la juventud hasta los 29 años (que en otros países se asocia con las condiciones propias de las clases media y alta), en nuestro medio se corresponde con los siguientes procesos:

•El desarrollo cultural general alcanzado.

•Los crecientes programas de formación laboral y profesional, así como de actualización y la recalificación como parte del proceso de potenciación del capital humano.

•La percepción social de la etapa que genera mayores expectativas en cuanto a la participación asociativa y política.

•El sentido de identidad desarrollado por las políticas sociales y la propaganda.

•Los altos niveles de salud y la consiguiente extensión de las expectativas de vida.

•La prolongación de la dependencia económica y habitacional de la familia de origen.

•La postergación de la formación de una familia con hijos.

Se expone que la edad inferior del entorno etario considera la edad en que ya están desarrolladas las funciones sexuales y reproductivas, que diferencian al adolescente del niño y tienen profundas repercusiones en la conformación de su personalidad. La edad superior se asocia con el momento en que los individuos culminan el período educativo formal, asumiendo su incorporación al trabajo y la formación de una familia propia, considerándose por la sociedad como adultos. No incluimos en este proceso la tenencia de una vivienda, dadas las precarias condiciones habitacionales en que se desenvuelve la población, que impiden a la gran mayoría de los jóvenes poseer vivienda propia donde establecer una familia.

En el tramo etario de 15 a 19 años culmina, en el orden biológico, el desarrollo físico.18El joven se incorpora de forma activa a lavida social. En este tiempo una gran parte de la juventud culminala enseñanza media superior e ingresa a la universidad o realiza la enseñanza tecnológica. Desde el punto de vista legal, en esteperíodo se alcanzan los derechos ciudadanos fundamentales. De20 a 24 años las inquietudes profesionales ocupan un lugar de primer orden. En el aspecto social se completa la incorporación al trabajo de los jóvenes que no lo habían hecho al concluir los estudios universitarios y un elevado número de ellos crea su familia, con la unión de la pareja y el nacimiento de hijos.

De 25 a 29 años se afianzan las preocupaciones relacionadas con la profesión y el trabajo, así como la identificación con la vida adultay sus consiguientes responsabilidades. Desde el punto de vista social, la etapa se caracteriza por la acumulación de experiencias laborales, un mayor rendimiento en los primeros años tras su incorporación al trabajo, y por la culminación del proceso de calificación de los técnicos de nivel superior mediante la enseñanza posgraduada, alcanzándose las condiciones óptimas de la fuerza de trabajo. En este período muchos jóvenes culminan estudios de actualización o recalificación.

Se elevan las responsabilidades sociales y pueden pasar de la organización política juvenil al Partido. Los enfoques de orientación biológica explican a la juventud como un proceso de transición de la niñez a la adultez, el cual se inicia con la pubertad y la capacidad biológica reproductiva, y concluye con la madurez fisiológica. Al interior se distinguen distintas fases intermedias, entre ellas: preadolescencia, adolescencia pospuberal, etcétera. La pubertad es una fase de maduración del sujeto determinada por procesos fisiológicos, supeditada a causas de carácter biológico. Si los factores biológicos distinguen al joven del niño por la maduración y la capacidad de procrear; los procesos psicosociales lo diferencian del adulto porla división social del trabajo, la ideología, la educación, las normas y la difusión de la información, entre otros. En definitiva, la juventud se haya definida por factores de índole social.

La mayor parte de las definiciones psicológicas se han realizado desde las perspectivas de la psicología del desarrollo y de la cognitiva. Una visión sumaria sobre estas visiones se puede encontrar en Arnold Gesell, Jean Piaget y otros.19

El abordaje de la juventud desde la perspectiva de la psicología se ha ocupado de las regularidades del desarrollo psíquico y de la personalidad que distinguen las edades comprendidas en el fenómeno joven, explicadas de diversas maneras de acuerdo con la orientación teórica de las corrientes y escuelas de la psicología a la que se afilian los distintos autores. Se trata de asuntos decisivos para la Psicología del Desarrollo como la definición de los factores considerados determinantes del desarrollo psíquico y la periodización que se deriva de la concepción asumida ante este problema.

En la delimitación de las principales regularidades que distinguen a la adolescencia y la juventud, unas corrientes de pensamiento psicológico hacen hincapié en los factores biológicos, otras en los sociales y las terceras en el protagonismo de lo psicológico. A partir de la clasificación hecha por I. S. Kon, los posibles enfoques pueden ser biogenéticos, sociogenéticos y psicogenéticos.20

El enfoque biogenético recoge las teorías que parten de los procesos biológicos como plataforma para el análisis de los restantes procesos del desarrollo que son asumidos como resultados o relacionadoscon los primeros. Los defensores de la orientación sociogenética caracterizan la adolescencia y la juventud de acuerdo con las regularidades del proceso de socialización del individuo, afín con las tareas que la sociedad demanda en cada uno de los momentos del desarrollo humano. Tanto para el punto de vista biogenético como sociogenético, las fuentes y fuerzas motrices del desarrollo se encuentran fuera del factor psicológico; para los primeros radican en los procesos biológicos y para los segundos, en los sociales.

Finalmente, el enfoque psicogenético, sin oponerse a la trascendencia de lo biológico y lo social, sitúa su atención en las funciones y procesos psíquicos que caracterizan una etapa determinada. Destacándose en el caso de algunos autores el desarrollo afectivo (teorías psicodinámicas) como Erik Erikson, a quien se debe el concepto demoratoria psicosocial; en otros el desarrollo cognitivo (teorías cognitivistas), como Jean Piaget; o en opinión de los terceros, el desarrollo de la personalidad como proceso de autorrealización que emana de la propia esencia humana (teorías personológicas), cuyo objeto es la identificación de los contenidos de la personalidad en las distintas etapas del desarrollo.21

En la actualidad lo más patente en materia de Psicología del Desarrollo, de acuerdo con L. S. Vigostky, estriba en reconocer que la juventud es, sobre todo, una edad psicológica, cuyo desarrollo constituye un proceso determinado por la historia y la cultura, ajeno a todo automatismo y biologismo fatalista.22Esta visión nos colocaante la posición que adopta la Psicología al considerar a los sujetos como entes bio-psico-sociales, de ahí que todos estos elementos sean imprescindibles en el estudio de su desarrollo evolutivo.

La juventud transcurre desde el arribo de la madurez fisiológica hasta el logro de la madurez social; es un proceso que se asume de manera particular por las personas, para quienes posee significados distintos de acuerdo con el sector social de pertenencia y el contexto en que se desarrollan.

En Cuba, de acuerdo con estudios desarrollados por el Ministerio de Salud Pública, la maduración sexual entre los adolescentesy jóvenes cubanos comprende para las muchachas de 12,5 a 17-19 años, mientras en los varones de 13,5 a 17-19 años. Estos procesos biológicos tienen una considerable implicación psicológica en los individuos quese sienten cercanos a los adultos, se preocupan por el sexo opuesto y,en consecuencia, por su aspecto y atractivos personales.

En el país se ha hecho énfasis en los estudios orientados a la Psicología del Desarrollo. Para la psicóloga Laura Domínguez:

(…) en la edad juvenil culmina, en lo esencial, el proceso de formación de la personalidad. En esta etapa se desarrolla todo un sistema de necesidades, motivos y aspiraciones, se integra la concepción del mundo, formación típica de la etapa, que representa el nivel superior de integración de lo cognitivo y lo afectivo en la personalidad.23

El joven alcanza, según la autora, su capacidad de autodeterminación como resultado de la educación orientada a la formación de la personalidad como individualidad, que conforma el sujeto activo y reflexivo, consciente de sus posibilidades y comprometido con su realidad social.

Las aproximaciones apuntadas se han combinado con los enfoques provenientes de la antropología y la sociología, cuyas tesis hacen énfasis en lo social y lo cultural. En este sentido, esclarecen que, aspectos concebidos tradicionalmente como fenómenos naturales —tal es el caso de la edad y el sexo—, poseen entre sus factores causales un elevado componente cultural. En esta dirección trabajaron las norteamericanas Margaret Mead y Ruth Benedict, de la Escuela de Chicago, entre otros,24 quienes con sus investigaciones promovieron una visión alternativa a la biopsicológica, destacando la impronta de los procesos civilizatorios en el desarrollo de la juventud.

En el plano de la indagación sociológica se produjo un aporte sustancial en la construcción teórica de la juventud desde lo generacional. Ello tiene sus antecedentes en la corriente filosófica, elpositivismo de Augusto Comte y John Stuart Mill durante el sigloxix, aunque quienes más avanzaron en esta dirección fueron los filósofos españoles José Ortega y Gasset y su discípulo Julián Marías. El primero considera que la generación es un compromiso dinámico entre el individuo y la masa, donde las personas son hijas de su mismo tiempo. De esta manera afirma que el sigloxxse distingue por el predominio de los jóvenes. Años más tarde, Marías profundizó en estos planteamientos, subrayando que es en el mundo colectivo donde se construyen las generaciones.25

Entre los autores antes citados aparece la obra del húngaro Kart Mannheim, quien rechazara en 1928 el tiempo cronológico como base del concepto de generación para, en su lugar, privilegiar el tiempo vivencial al que se accede por las percepciones de los estratos generacionales donde se ubica el sujeto. Esta posición ha sido rechazada por diversos especialistas por considerar que lo que hace es sustituir el conflicto de clases por el conflicto generacional.26

La tendencia clasista, en cambio, consideraba a la clase social como un factor decisivo para diferenciar a los jóvenes, los que de este modo se vinculaban al problema de la reproducción social y el relevo generacional de acuerdo con Vladimir I. Lenin. En tal sentido, el mexicano José Antonio Pérez Islas advierte que, pese a suvalor intrínseco, la centralidad del análisis clasista en los años sesenta del pasado siglo, retardó la atención académica sobre sectores como las mujeres o los propios jóvenes, quienes quedaban subsumidos en su origen de clase.27

Desde el enfoque sociológico, el estructural-funcionalismo de Talcott Parsons, en 1942, se refiere por primera vez a la “cultura juvenil” en oposición al rol adulto. Dicho autor hace énfasis en el término de rol como expresión de la acción social. Esto lo conduce a conceptualizar a la juventud como un “problema”, producto de los desajustes provocados por la transición abrupta de la sociedad antigua a la moderna. Por ello, en consecuencia, la juventud necesitaba espacios de integración a la nueva sociedad.28La repercusión de estas ideas fue de tanta consideración que durante más de tres décadas muchas de las investigaciones sobre la juventud se van a nutrir de ellas, al punto que será recogido por las concepciones desarrollistas promovidas por la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe).

En la línea de los roles, a finales de 1940, la acepción predominante del conceptojuventudtenía por base la consideración de que esta era una etapa de la vida personal. Así, August Hollingshead, en 1949, la definió desde el punto de vista sociológico como:

(…) período de la vida de una persona en que la sociedad enque vive no lo considera ya (…) un niño, pero no le otorga elplenostatus, los roles y funciones del adulto. En cuanto al comportamiento, se define a la juventud por los roles queel joven, dado sustatusen la sociedad, debe y puede desempeñar, por los que se siente obligado a asumir o por los que le son prohibidos. No la determina un momento especial, como puede ser la pubertad biológica, sino que se encuentra delimitado de diferentes maneras por la forma, el contenido, la duración y etapa en las distintas culturas y sociedades.29

Una importante perspectiva sobre la juventud durante los años sesenta del sigloxx, y en años posteriores, fue la llamada “nueva sociología de la juventud británica”, o “Escuela de Birmingham”, impulsada por Frank Musgrove, quien reflexiona acerca de la incidencia de la educación escolar en los jóvenes, asociada a su pertenencia clasista. Los pilares de esta corriente de pensamiento están integrados por elementos del marxismo como concepción de la cultura en la relación base-superestructura y, sobre todo, de Antonio Gramsci a través del concepto dehegemonía. En esta etapa se emplearon estas corrientes para explicar las subculturas juveniles, los medios de comunicación, la raza y el género, entre otros aspectos.

Numerosos investigadores desde los años sesenta del siglo pasado han insistido en la conveniencia de realizar estudios acerca del vínculo entre lo cultural y lo juvenil. Desde entonces se han desarrollado distintos enfoques para revelar los comportamientos generacionales que se han sucedido, los cuales se agruparon sucesivamente en los conceptos: subcultura, contracultura y culturas juveniles; conceptos que fueron aplicados a distintos grupos juveniles: obreros, universitarios, pacifistas, marginados, entre otros.

Una novedosa perspectiva acerca de la juventud es la que aporta el francés Edgar Morin, interesado en los hechos protagonizados por los jóvenes en los Estados Unidos y Europa, apreciado a través de su concepción acerca de la complejidad, advirtiendo que se estaba produciendo un proceso de “desgerontocratización”, el cual no solo se producía entre los propios jóvenes, sino tambiénentre los adultos que trataban de continuar siendo jóvenes. Deesta forma se crea un paradigma simbólico independiente de la edad que remite a lo juvenil que se manifiesta en la vestimenta, el maquillaje, la música, el lenguaje, las ceremonias colectivas y los héroes. Desde el punto de vista metodológico, Morin llama a estudiar a la juventud con un pensamiento que une en vez de aislar, que vincula y distingue.

La articulación creadora de todas estas elaboraciones teóricas acerca de la juventud, de conjunto con su emergencia como actorsocial en la década del setenta del pasado siglo, propiciaron que algunos autores se especializaran profesionalmente en el estudio del grupo, por lo que comenzaron a ser denominados comojuvenólogos. Se menciona como el primero de ellos a Leopold Rosenmayr que, en cooperación con Klaus Allerbeck, publica su trabajo:Introducción a la sociología de la juventud,sobre sociología histórico-comparativa, donde hizo una novedosa síntesis y propuesta de sistematización analítica de la juventud.

Dichas contribuciones, junto a otras no menos trascendentes, repercutirán en la mayor parte de las investigaciones acerca de la juventud en América. Algunos de los enfoques resumidos deparaban a los jóvenes tres opciones para ser entendidos: delincuentes, contestatarios o consumistas. Estas visiones fueron replanteadas con el desarrollo, en la década del noventa del sigloxx, de las bandas juveniles, que pronto atrajeron la atención de académicos e investigadores, hasta desembocar en el reconocimiento de la juventud como: “(...) un sector social específico con rutinas culturales peculiares o con experiencias colectivas que definen un tipo de inserción en la sociedad, el cual los conduce a actuar bajo competencias específicas de reconocimiento/apropiación de los productos y procesos culturales especializados”.30

Al respecto, Carles Feixa considera que su objeto posee dos orientaciones: la construcción cultural de la juventud como forma que tiene la sociedad de modelar las maneras de ser joven, y la construcción juvenil de la cultura como las formas que tienen los jóvenes de participar en los procesos de creación y circulación cultural. Por esta vía se llega al estudio de las culturas juveniles, expresión de la creatividad juvenil, además de su habilidad para imitar.

La conceptualización de la juventud desde el punto de vista sociocultural es considerada determinante por la antropóloga y profesora mexicana Rossana Reguillo, por ser este el terreno donde han sido visualizados por las instituciones. Esta especialista plantea que los jóvenes son agentes sociales: “(...) cuyas características son resultado de una negociación-tensión entre la categoría sociocultural asignada por la sociedad en particular y, la actualizaciónsubjetiva que sujetos concretos llevan a cabo a partir de la interiorización diferenciada de los esquemas de la cultura vigente”.31De acuerdo con esta tesis, para cualquier intervención entre los jóvenes es preciso tener en cuenta los mapas por donde ellos se “mueven”, pues no permanecen estáticos, mostrando una considerable variedad de maneras propias de actuar con disímiles relaciones y prácticas, y no están enmarcadas en una sola definición. Reguillo afirma que este concepto no toma en consideración la diversidad de factores causales que no concluyen con la edad, por mostrar una naturaleza social en continuo cambio y discontinuidad.

Los mapas que la autora propone se elaboran a partir de tres conceptos ordenadores:la agregación juvenil, que permite dar cuenta de las formas de grupalización de los jóvenes;las adscripciones identitarias, que nombra los procesos socioculturales mediante los cuales los jóvenes se adscriben presencial o simbólicamente a ciertas identidades sociales y asumen discursos, estéticas y prácticas;ylas culturas juveniles, para hacer referencia al conjunto heterogéneo de expresiones, prácticas socioculturales juveniles.

Estos mapas revelan los procesos de construcción de sentido que se producen entre los diferentes sectores juveniles, es decir, muestran la forma en que los actores sociales, en este caso los jóvenes, viven, perciben e interpretan el mundo social que les rodea.

En la actualidad, en América Latina se extiende la preocupación por conocer las manifestaciones de las distintas juventudes, sobre una teoría general de cultura juvenil ya superada. Se busca dejar atrás la vieja concepción de los jóvenes como receptores pasivos de los procesos de formación e inculcación, en su lugar se desarrolla su comprensión como entes activos en el desarrollo de sus identidades. Finalmente, se va abandonando el estereotipo de los roles totales que se asignaban a ciertos sectores juveniles. Este es el caso de los estudiantes, como si su vida se agotara en su relación con la escuela.

Algunos trabajos, al concentrarse en la reproducción cultural y en la regulación, no dejan observar convenientemente las estrategias de respuesta a las relaciones sociales, por lo que no logransuperar el principio de la juventud como reproducción social. Este, en cambio, ha sido el objeto de las investigaciones que consideran a la juventud como generación.32

La interpretación enmarcada en la trayectoria sociológica asume el concepto de juventud como función de las estructuras productivas y demográficas. Si el estadio adulto se relaciona con la integración social, la juventud es definida como un proceso de incorporación a la sociedad. De esta forma, es percibida bajo la óptica de la reproducción social, en función de su constitución como agente social.

Cuando se piensa en la juventud como un grupo o generación, no se está haciendo otra cosa que valorarla desde la perspectiva de su integración a la sociedad, es decir, desde la contradicción negación-aceptación de dicha sociedad y de su consiguiente remodelación deacuerdo con nuevos conceptos. Aquí se nos muestra a la juventudcomo agente del cambio social, en contradicción con el mundo adulto, con orden social establecido. La relación joven-cambio social es asumida —tanto en las sociedades capitalistas como en las socialistas que fueron o aún lo son—, como conflictiva, pues remite a universos culturales en contradicción o en diferenciación.

Esta visión, que tiene sus antecedentes en las investigaciones antropológicas realizadas desde los años veinte del siglo pasado, fue ampliamente difundida por el sociólogo francés Pierre Bourdieu, quien afirma que la juventud no es más que una palabra es:

(...) creación social para definir un período etario que debiera cumplir, en nuestra época, con ciertas expectativas, pero que no siempre ha sido tratado como un actor social tematizable. La juventud emerge históricamente como un actor social, o como “un grupo de agentes” posibles de analizar y tematizar, en el momento en que la mayoría tiene acceso a la enseñanza y se enmarca de esta forma en un proceso de “moratoria deresponsabilidades”, que en épocas anteriores no se daba. El joven vive así unstatustemporal en que “no es niño, ni adulto”.33

Bourdieu sostiene que “(…) la juventud y la vejez no están dadas, sino que se construyen socialmente en la lucha entre viejos y jóvenes”.34