Este resumen no va de contar la historia de tu marca. Un resumen así sería una pérdida de tiempo. A los clientes, por lo general, les da igual tu historia; la que les interesa es la suya. Por tanto, tu cliente y no tu marca debería ser el héroe de la historia. Este es el secreto que comprenden a la perfección todos los negocios que logran un éxito increíble.
A continuación, encontrarás un esquema con siete etapas que cambiará la forma en la que hablas de tu negocio, y hasta puede que cambie la manera en la que haces negocios. Todos los años ayudamos a más de tres mil empresas a dejar de malgastar el dinero con el marketing que hacen y conseguimos que crezcan al ayudarlas a clarificar su mensaje.
Este esquema te funcionará, independientemente de cuál sea tu sector de actividad. ¿Por qué? Pues porque el marketing ha cambiado. Las empresas que invitan a sus clientes a embarcarse en una historia heroica crecen. Las que no, caen en el olvido. Ojalá veamos todos recompensado nuestro esfuerzo de anteponer las historias de nuestros clientes a las propias.
La mayoría de las empresas malgastan grandes cantidades de dinero en marketing. Cuando vemos los informes, nos preguntamos qué es lo que salió mal, o peor aún, si nuestro producto es realmente tan bueno como creemos. Pero, ¿y si el problema no fuera el producto? ¿Y si lo que fallara fuera la manera en la que hablamos del producto?
El problema es sencillo. Los diseñadores gráficos y los artistas que contratamos para que nos hagan las páginas web y los folletos han estudiado diseño, y lo saben todo sobre Photoshop, pero, ¿cuántos de ellos se han leído ni un solo libro sobre cómo escribir buenos textos comerciales? ¿Cuántos de ellos saben cómo clarificar tu mensaje para que los clientes te escuchen?
El hecho es que las webs bonitas no venden. Las palabras venden. Y, si no hemos clarificado nuestro mensaje, los clientes no nos escucharán. Ahora bien, clarificar nuestro mensaje no es tarea fácil. Una vez tuvimos un cliente que, cuando lo intentó, dijo que se sentía como si estuviera intentando leer la etiqueta desde dentro de la botella. Lo entiendo.
Antes de fundar StoryBrand, yo era escritor y tenía a mis espaldas cientos de horas frente a una pantalla de ordenador en blanco, preguntándome qué decir. Esa frustración descorazonadora fue lo que me llevó a crear un «esquema de comunicación» basándome en el poder probado de las historias, y juro que fue como descubrir una fórmula secreta. La escritura se me fue haciendo cada vez más fácil y vendí millones de libros.
El esquema StoryBrand ha sido igual de efectivo para marcas valoradas en miles de millones de dólares que para negocios familiares, y ha resultado igualmente potente para compañías estadounidenses que para empresas de Japón o África. ¿Por qué? Porque al cerebro humano, sea de la región del mundo que sea, le atrae la claridad, y la confusión, por el contrario, le produce rechazo.
Para averiguar por qué tantos intentos de marketing