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Alice y Eddie nunca se han conocido en persona, únicamente vía webcam desde sus camas. Pero cuando se encuentran en un autobús lleno de gente, durante un cálido día de verano, las cosas entrar en calor de inmediato. Como no hay asientos disponibles, Alice termina sentada en las rodillas de Eddie y pronto se olvidan de todo excepto de las vibraciones rítmicas del autobús, la tensión entre ambos y sus deseos prohibidos. Es un viaje que no olvidarán jamás.Sexo veraniego es una serie de tres relatos. El autobús es la primera parte.-
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Seitenzahl: 17
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Alexandra Södergran
LUST
Sexo veraniego 1: El autobus
Original title:
Sommarsex 1: Bussen Copyright © 2017, 2019 Alexandra Södergran and LUST, an imprint of SAGA, Copenhagen All rights reserved ISBN: 9788726392333
E-book edition, 2019 Format: EPUB 2.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrieval system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
Alicia era el tipo de mujer capaz de lograr que hasta el ateo más empedernido se hincara de rodillas y alabara al Señor. Su cuerpo era tan espectacular que la palabra 'perfecto' no alcanzaba a describirlo. Hay mujeres hermosas, pero Alice tenía su propia liga. Además de un cuerpo esculpido, irradiaba sexualidad con tal potencia que sus compañeros sexuales experimentaban orgasmos cómo nunca habían imaginado. Mujeres y hombres por igual. Y tenía una fortaleza de espíritu que casi ningún obstáculo en su camino podía extinguir.
Eddie daba vueltas en su departamento, ansioso y excitado. Estaba pensando en Alice, una chica que aún no conocía en persona. No podía entender porque se sentía tan atraído hacia ella. Todo había empezado con aquella película. En la que no se distinguía su rostro. Sólo se veía su cuerpo, apoyado sobre un costado y masturbándose. Un vibrador entraba en escena. Sus movimientos mantenían un ritmo estable y su respiración se agitó. Con la agilidad de una ardilla que salta de un árbol a otro, cambió el vibrador de mano. El aparato emitía un suave zumbido como el de una afeitadora eléctrica con poca batería. Se las arregló para quitarse la ropa interior con la mano libre.