Shpilkes - Eliahu Toker - E-Book

Shpilkes E-Book

Eliahu Toker

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Beschreibung

Los refranes y maldiciones del acervo folclórico ídish que, en versión española y fonética original ídish, integran la presente obra, fueron seleccionados intentando brindar una muestra amplia y representativa de esta singular expresión oral del pueblo judío. En el marco de una historia más de tres veces milenaria, el ídish condensa una cultura cocinada a fuego lento a lo largo de un milenio. Muchos refranes ídish son chistes condensados, y también expresiones de sabiduría popular: Los dos se quieren, él se quiere y ella se quiere. Cuando la solterona sale a bailar van los músicos a orinar. Si todas las personas tiraran para el mismo lado el mundo se daría vuelta. Según sea el ojo con que se mira al otro, así es el rostro que tiene. El título de este libro, Shpilkes, es decir "alfileres" o "alfilerazos", si bien alude a la agudeza y picardía de muchos de los refranes incluidos, expresa de manera especial la segunda parte de estas páginas, que incluyen un manojo de sabrosas maldiciones ídish, maldiciones pícaras, elaboradas, a menudo tiernas incluso, pronunciadas en la maternal lengua ídish, maldiciones que por supuesto no pueden causar daño a nadie y que además forman parte de lo más sabroso del folclore judío: Que se te caigan todos los dientes menos uno, y que ése te duela, o Que entre la bendición de Dios en tu paquetito de desgracias, e incluso Que ganes un millón de dólares en la lotería y te lo gastes todo en médicos. En resumen, un placer para la inteligencia y el sentido del humor.

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Eliahu Toker

Shpilkes

Refranes y maldiciones ídish

Introducción, selección y versión españolaEliahu Toker

Eliahu Toker

Shpilkes : refranes y maldiciones ídish . - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Libros del Zorzal, 2014.

E-Book.

ISBN 978-987-599-406-5

1. Judaísmo.

CDD 296

Diseño de interiores

Fluxus

Imagen de tapa

Marc Chagall, Dedicado a mi prometida, 1911 (© Kunstmuseum, Berna)

© Libros del Zorzal, 2007

Buenos Aires, Argentina

Libros del Zorzal

Printed in Argentina

Hecho el depósito que previene la ley 11.723

Para sugerencias o comentarios acerca del contenido de

Shpilkes, escríbanos a: [email protected]

www.delzorzal.com.ar

...que el nacimiento de este libro sea un homenaje a la vida de Hela Kitaigorodsky de Szturmak (1914-2000) Z”Le Isaac Szturmak (1910-2001) Z”L, nuestros padres. ...porque siempre amaron al ídish... ...porque nada de lo judío les resultó ajeno...

sus hijas

Índice

Refranes

En el principio fue el refrán | 7

De la amistad y el encono | 19

Del amor y sus suburbios | 23

De la comida | 28

De la democracia y el pluralismo | 31

De Dios y la gente | 33

De la familia | 38

De la gente | 45

De la honradez de los ladrones | 60

De judíos y gentiles | 64

De mezquindad, envidia y otras virtudes | 68

Del mundo, la vida, la muerte | 71

De penas y alegrías | 81

De pobres y ricos | 83

De rabinos, preceptos y trasgresiones | 95

De los refranes | 98

De salud y enfermedad | 99

De suerte y desgracia | 101

De tomar una copita | 105

De tontos y sabios | 107

De verdad y mentira | 116

De viejos y jóvenes | 119

El delicado arte de maldecir en ídish | 121

Maldiciones ídish | 123

Maldiciones de la madrastra de Scholem Aleijem | 129

Glosario | 131

Bibliografía | 133

Refranes

En el principio fue el refrán

“...No hay refrán que no sea verdadero, porque todos son sentencias sacadas de la mesma experiencia,madre de las ciencias todas.”

CervantesQuijote, parte I, cap. XXI

Los refranes se contradicen,y en eso reside precisamente la sabiduría del pueblo.

De Stanislaw Jerzy Leç

El refrán ídish cuenta con prestigiosos ancestros. Para el pueblo judío la palabra en acción, el verbo, creó el mundo y sigue creándolo, rigiéndolo, incluso destruyéndolo. Eso dicen de un modo u otro el Génesis y los otros treinta y ocho libros que integran esa singular biblioteca reunida entre las tapas del Tanaj, la Biblia Hebrea. Libros históricos, mitológicos, sapienciales, poéticos o proféticos, la fuerza y sabiduría que respiran muchos de sus versículos y la concisión que caracteriza a la lengua hebrea, hizo que muchas de sus frases pasaran a formar parte del habla popular y literario, en forma de expresiones idiomáticas (la marca de Caín, un tiempo de vacas gordas, la confusión de Babel) o en forma de adagios, sentencias, refranes o proverbios 1: “No sólo de pan vive el hombre” (Deuteronomio 8:3); “Quien siembra vientos recoge tempestades” (Oseas 8:7); “Hay un tiempo para llorar y un tiempo para reír, un tiempo para lamentarse y un tiempo para celebrar” (Eclesiastés 3:4).

Desde ya que la forma refrán o proverbio encuentra su mayor despliegue en el libro bíblico titulado precisamente Proverbios, Mishlé. Aunque son múltiples los temas que abarca, se puede decir que tiene por objetivo central expresar una sabiduría hecha de ética y sensatez: “Los simples heredan necedad mientras los prudentes se coronan de sabiduría” (14:18); “El mal no se apartará jamás de quien paga mal por bien” (17:13); “Muerte y vida dependen de la lengua” (18:21).

A lo largo de los 63 tratados de esa otra gran biblioteca de la sabiduría judía, el Talmud, también pueden encontrarse infinidad de proverbios o refranes: “Si un divorciado se casa con una divorciada hay cuatro opiniones en la cama” (Pesajim 112); “Un sueño no interpretado es como una carta no leída” (Brajot 55 b); “Toda mujer quiere saber qué se cocina en la olla de su vecina” (Tehorot 7 b); “Palabras que salen del corazón entran al corazón” (Brajot 6 b).

Ya desde la antigüedad acostumbraban los sabios a expresar sus pensamientos en forma de frases breves y punzantes, expresiones dotadas de un hálito poético para lograr que se graben en el alma y la memoria de sus discípulos. El Pirké Avot, Máximas de los Maestros, es el tratado talmúdico dedicado íntegramente a reunir una selección de las sentencias éticas que fueron pasando de boca en boca y de generación en generación, primero de manera oral y luego por escrito, resumiendo la concepción de vida y el juicio acerca de las personas de muchos de los sabios del Talmud. Algunas máximas del Pirké Avot: “No juzgues a tu prójimo, hasta no encontrarte en su misma situación” (2,4); “Existen tres coronas: la de la sabiduría, la del reino y la del sacerdocio, pero la del buen nombre supera a las tres” (4,13); “¿Quién es un héroe? El que domina sus pasiones. ¿Quién es sabio? El que aprende de todos. ¿Quién es rico? El que se contenta con lo que posee” (4,1).

El enorme acervo de sabiduría bíblica y talmúdica condensada en refranes, pasó a formar parte de manera natural del habla de las comunidades judías del exilio, como medio para enfatizar una idea o ilustrar una opinión, incluso por parte de gente que no había tenido la oportunidad de cosecharlos en una escuela elemental o en una academia talmúdica. De este modo penetraron, a lo largo de los siglos, en las diversas lenguas creadas por el pueblo judío en su larguísima diáspora, especialmente el ídish.

La milenaria gesta del ídish

El exilio iniciado con la destrucción romana del Segundo Templo de Jerusalén allá por el año 70 de la Era Común, dispersó partes del pueblo judío por diversas regiones de Europa y Asia, y sucesivas persecuciones fueron desplazando luego a esos conglomerados judíos de país en país. Los exiliados, durante los períodos de calma, en su convivencia e intercambio con las sociedades en cuyo medio les tocaba vivir, incorporaban parte del léxico local, articulándolo con su lengua básica, el hebreo-arameo de las plegarias, del estudio y del ritual aplicado a la vida diaria. No se sabe a ciencia cierta cuántas fueron esas lenguas mixtas moldeadas creativamente por los judíos a lo largo de su prolongada dispersión; se mencionan dieciseis 2 pero se supone que pudieron haber sido más, la mayoría evaporadas en diferentes etapas de su desarrollo por nuevas migraciones. Las características comunes a casi todas estas lenguas judías diaspóricas fueron la utilización del alfabeto hebreo para su escritura y la inclusión de un cúmulo de vocablos hebreo-arameos en su léxico. De ese conjunto de lenguas judías hermanas, además del hebreo, lograron llegar a nuestros días con su bagaje idiomático, literario y folclórico, el judezmo o judeoespañol y el ídish.

Siguiendo el esquema general de conformación de las lenguas judías, en un proceso que se extendió a lo largo de un milenio, el ídish comenzó a gestarse allá por el siglo IX de la era común, a partir de la confluencia en la zona de Alsacia-Lorena, entre el Rhin y el Mosela, de grupos judíos migrados del norte de lo que hoy es Italia y del centro de la actual Francia. Allí el hebreo-arameo y el franco e itálico que traían consigo se fueron articulando con un importante aporte léxico del germánico de la zona, conformando un ídish primitivo, ídish alsaciano que, con sus variantes, encuentra quien lo hable todavía. Pero del mismo modo que el judezmo necesitó salir del territorio donde imperaba el español para poder cobrar personalidad propia, el ídish moderno, aquel que desarrolló una formidable cultura, –y que antes de la Shoá hablaban cerca de once millones de personas, dos tercios del pueblo judío–, terminó de conformarse cuando sus hablantes abandonaron el territorio alemán y se instalaron en Europa Oriental, enriqueciéndose con sabrosos aportes léxicos de las lenguas eslavas. Técnicamente, según el destacado lingüista Cyril Aslanov, de la Universidad Hebrea de Jerusalén, el ídish moderno es un koiné a base de varios dialectos alemanes medievales, enriquecido con un fuerte aporte hebreo y eslavo.

Lengua franca de gran parte de la diáspora judía durante muchos siglos, el ídish ama los matices, las sutilezas, el humor, las ironías y las paradojas.

Había tan poco, ¿cómo es que quedó tanto?

Esta reflexión del poeta Jacobo Glatshtein alude a la endémica pobreza, lindante con la miseria, que solía reinar en muchas de las pequeñas aldeas judías ídish hablantes de Europa Oriental, en contraste con la exuberante riqueza que lograron desarrollar en todos los ámbitos de la cultura. La aparición de la primera novela en ídish de Méndele Moijer Sforim 3, marca en 1864 el comienzo del período más fructífero de la creación literaria en esta lengua y la paulatina legitimación del ídish mismo, menospreciado hasta principios del siglo XX por buena parte de la inteliguentsia judía, que se expresaba en hebreo, alemán o ruso. Este proceso de revalorización de la lengua hablada por las masas judías europeo-orientales llevó a algunos investigadores a interesarse también por la creación popular en ese idioma. La principal experiencia en este sentido fue la Expedición Etnográfica Judía, encabezada por el escritor Shlomó An-Ski 4, que entre 1912 y 1915 recorrió aldeas judías de los rincones más perdidos de Ucrania recogiendo testimonios de su multifacética producción folclórica. Además de reunir de boca de la gente canciones infantiles, plegarias y melodías, de documentar fotográficamente escenas rituales, rostros judíos, lugares históricos o viejas sinagogas de madera, esa expedición recogió en ídish vernacular tesoros de esa creación anónima en forma de relatos, leyendas, supersticiones, exorcismos, parábolas, poesías, dichos y, por supuesto, refranes.

Una primera compilación sistemática de refranes ídish europeo-orientales había visto la luz ya en 18895; eran refranes cosechados “crudos”, como dice Bostomsky, “en su fuente misma a través de conversaciones casuales y encuentros especiales con ancianos y mujeres, en casas, mercados, ferias y caminos”. Cantos rodados de la calle judía, que en el zumo de su lengua materna, desplegaban frescura, humor y escepticismo.