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Beschreibung

Josef Stalin lideró la Unión Soviética con mano de hierro desde 1927 hasta 1953, en lo que se conoció como la Era Stalinista. Como secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética, llevó a cabo una transformación radical de la sociedad soviética. En pocos años, el rostro de la Unión Soviética cambió drásticamente debido a la colectivización de tierras y a la rápida industrialización llevada a cabo mediante varios ambiciosos planes quinquenales. Al mismo tiempo, se desarrolló una gigantesca burocracia estatal, militar e investigativa responsable del asesinato de cientos de miles de personas identificadas como opositoras al régimen. Conoce los principales aspectos de la vida de Josef Stalin en esta breve pero profunda biografía.

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STALIN: LA BIOGRAFIA

Título original:

“Stalin k biografii”

Primera edición

Prefacio

Estimado lector,

Josef Stalin, condujo la Unión Soviética con mano de hierro en el período de 1927 a 1953, que se conoció como la Era Stalinista. Como Secretario General del Partido Comunista de la Unión Soviética, llevó a cabo una transformación radical en la sociedad soviética.

En pocos años, el rostro de la Unión Soviética cambió radicalmente debido a la colectivización de tierras y a la rápida industrialización realizada a través de los ambiciosos planes quinquenales. Al mismo tiempo, se desarrolló una gigantesca burocracia estatal, militar e investigativa responsable del asesinato de cientos de miles de personas identificadas como opositoras al régimen.

Stalin lideró a su pueblo durante la Segunda Guerra Mundial, fue uno de los líderes de la revolución socialista y consolidó la mayor experiencia socialista realizada en la historia.

Una excelente lectura.

LeBooks Editora

"La muerte de una persona es una tragedia; la de millones, una estadística".

Sumario

PRESENTACIÓN

I - NACIMIENTO

II - EN EL SEMINARIO DE TIFLIS

III - ABANDONO DEL SEMINARIO

IV - PRIMERAS REVUELTAS

V - ENCUENTRO CON LENIN

Los boieviki

 VI - STALIN TIENE QUE VIAJAR

VII - NUEVO EXILIO

VIII - LA 1 GUERRA MUNDIAL

IX - FEBRERO, ANTESALA DE LA REVOLUCIÓN DE OCTUBRE

 X - LA GUERRA CIVIL

XI - LA SITUACIÓN EN POLONIA

XII - LA POSGUERRA

XIII - EL TESTAMENTO POLÍTICO DE LENIN

XIV - LUCHAS INTERNAS EN EL PARTIDO

XV - EL XIV CONGRESO DEL PARTIDO

XVI - CAMBIOS EN RUSIA

Presentación

(Joseph Stalin 1878-1953)

Joseph Stalin (1878-1953) fue un líder político y militar soviético, destacado por su papel central en la Unión Soviética durante gran parte del siglo XX. Nació el 18 de diciembre de 1878 en Gori, Georgia, que en ese momento formaba parte del Imperio Ruso.

Stalin se unió al movimiento revolucionario bolchevique liderado por Vladimir Lenin y desempeñó un papel importante en la Revolución Rusa de 1917, que condujo al derrocamiento del gobierno provisional y al establecimiento del régimen comunista en Rusia. Después de la muerte de Lenin en 1924, Stalin emergió como el líder indiscutible de la Unión Soviética.

Durante su mandato como Secretario General del Partido Comunista de la Unión Soviética (1922-1952) y como líder del país, Stalin implementó políticas económicas y sociales que transformaron radicalmente la sociedad soviética. Su política de industrialización forzada y colectivización agrícola llevó a la modernización del país, pero también resultó en la devastadora hambruna de Ucrania, conocida como el Holodomor, y en la represión de millones de personas.

Stalin lideró a la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial, desempeñando un papel crucial en la derrota de la Alemania nazi. Sin embargo, su gobierno también se caracterizó por purgas políticas, ejecuciones masivas y represión política, como se evidencia en los notorios Juicios de Moscú.

Stalin falleció el 5 de marzo de 1953. Su legado es complejo y polémico: mientras algunos lo ven como un líder valiente y eficiente que transformó a la Unión Soviética en una potencia mundial, otros lo condenan por las violaciones a los derechos humanos y la represión política que tuvieron lugar durante su régimen.

I - NACIMIENTO

En una humilde casa de una pequeña ciudad del Cáucaso llamada Gori, nació el 21 de diciembre de 1879, en el número 10 de la calle de la Catedral, lesivo Vissariónovitch Dzhugachvili, más conocido como Stalin, el hombre de acero.

Gori es una pintoresca ciudad provinciana, situada en las orillas del río Kura, a unos setenta y cinco kilómetros de Tifus. Es una de las ciudades más antiguas de Georgia, cuya tradición pretende que había sido fundada en el siglo xn por los armenios que escapaban del avance turco.

Las calles de la ciudad-pueblo aparecían muy dispersas, entre huertos, y más bien parecía una aldea que una ciudad. En una casa, casi choza, hecha de adobe, con ángulos de ladrillo y tejado cubierto de barro, vivían los Dzhugachvili.

Fueron los padres de Stalin, Vissarion, al que apodaban Beso, y Ekaterina, más conocida por Keke. Eran ciudadanos humildes, hijos de siervos. Él era zapatero, aunque anteriormente había trabajado en las labores del campo, si bien finalmente se empleó en una fábrica de calzado. Keke se dedicaba a las faenas domésticas para terceras personas, con Jo que contribuía a los cortos ingresos que precisaban para más mal que bien poner el puchero diario en la mesa, pues el padre, haciendo honor al proverbio ruso de beber como un zapatero remendón, gastaba en vodka casi todo lo que ganaba.

Fueron años difíciles y duros para el pequeño lósiv, al que llamaban Soso, pues el padre, más ebrio que sobrio la mayor parte del poco tiempo que pasaba en la casa, azotaba cruelmente al pequeño por cualquier nimiedad.

Afortunadamente para él, su madre le protegía, Soso era ahora hijo único, habiendo perdido Keke y tres hijos antes de aquél, haciéndole ir aseado, lavado y lo mejor alimentado posible en su escasez.

Cuando el pequeño contaba cinco años, el padre marchó a la fábrica de zapatos Adelkhanov, radicada en Tiflis, lo que representó un gran alivio para madre e hijo.

Gracias a los buenos cuidados de Keke para con su hijo, al que deseaba ver fuerte, éste pudo sobrevivir a una terrible epidemia de viruela que se abatió sobre Georgia cuando el niño contaba siete años. Sin embargo, no se libró del todo pues en su cara quedaron las huellas de la enfermedad.

Su madre, en el transcurso de la epidemia, prometió a Dios que si salvaba a su hijo, le haría entrar a formar parte del clero, lo que por otra parte, para los pobres campesinos llegar a ser pope era un buen medio de asegurar el porvenir.

Los estudios de Soso

Superada la epidemia, la madre de Lósiv llevó a éste al cura párroco de la localidad para solicitarle consejo. El cura le indicó a Keke una modesta institución religiosa de Gori, donde se impartían las enseñanzas a los futuros seminaristas.

Pero había un inconveniente. Soso no conocía el ruso, hablaba sólo el georgiano, y era necesario conocerlo para lograr el ingreso.

La madre, no obstante, no se arredró y tras unas cuantas visitas a sus vecinos más inmediatos, consiguió que uno de éstos, apellidado Charkviani, se ofreciese para enseñar a Soso el alfabeto cirílico.

Lósiv Vissariónovitch, llamado Stalin, el “hombre de acero”.

Para Lósiv, provisto de una memoria extraordinaria, no representó ningún esfuerzo asimilarlo prontamente y en septiembre de 1888, aún no cumplidos los nueve años, ingresó en la institución religiosa de Gori.

Su madre, siempre desviviéndose por su hijo, consiguió una beca de tres rublos mensuales y con lo que ella misma ingresaba por sus trabajos de limpieza le permitieron ir viviendo con cierta decencia, ya que su marido, Vissarion, una vez fuera de casa, se había desentendido casi del todo de sus deberes para con su familia.

No obstante, cuando tuvo noticia, seis años después, de que Soso había conseguido una beca de estudios para el seminario teológico de Tiflis, se mostró contrario a la decisión adoptada por Keke y se llevó a Soso a la fábrica de zapatos, pues quería que Lósiv trabajase a su lado y fuese zapatero como él.

Keke, indignada con su marido, le arrebató de nuevo el hijo para que reingresase en la escuela de Gori.

De nuevo en la escuela, Lósiv comprobó que los profesores georgianos habían sido reemplazados por rusos, lo que creaba tensiones entre éstos y los alumnos, siendo el joven Dzhugachvili el que a menudo incitaba a sus condiscípulos en contra de aquéllos.

Finalmente, y tras varios incidentes pasados por alto por los profesores, admirados por la inteligencia de Lósiv, a los catorce años Soso realizó el examen final.

En ese intervalo, murió Vissarion lvanovitch, habiendo llevado últimamente una vida de vagabundo, como le notificó la policía a la viuda del zapatero.

Ian Grey, en una magnífica biografía sobre el dictador, escribe que los datos sobre el padre de Stalin son escasos. En 1885 marchó a Tiflis, donde consiguió un trabajo en una fábrica de calzado, cuyo dueño era un tal Adelkanov, armenio, que le había ya dado trabajo de soltero. Al parecer, tan sólo una vez Stalin se refirió en público a su progenitor y lógicamente y por muchos motivos, no muy cariñosamente, pues explicó que “no era un verdadero proletario, ya que tenía mentalidad de pequeño burgués”. Fue en otro momento cuando mencionó su niñez y a sus padres. Ocurrió en diciembre de 1931, cuando concedió una entrevista a Emil Ludwig, que por aquel entonces gozaba de gran popularidad por sus biografías. Ludwig le preguntó: “¿Qué le impulsó a rebelarse? ¿Fue quizá el trato que le dieron sus padres?” Stalin respondió: “No, mis padres carecían de educación, pero no me trataron mal en absoluto.”

¿Por qué esta última afirmación tan diferente de la que ofrecen otras versiones sobre su infancia? ¿Quería salvar así a los ojos de extraños la memoria de su madre que quizá fuera una de las pocas personas a las que realmente quiso? Desmesurado cariño por la madre. Otro “complejo de Edipo”, diría Freud, como Hitler, como Napoleón, como Franco y tantos otros dictadores. ¿Y la aversión por el padre ...?

Lósiv lremachvili, uno de los amigos de Stalin, escribió que el padre del dirigente “era de constitución fuerte, con cejas negras y bigote (rasgos que también llevará su hijo), de carácter austero e irascible, agravado por el alcohol”. La fama de los georgianos como bebedores es extraordinaria y tanto en Georgia como en toda Rusia era muy corriente la expresión beber como un zapatero que era algo así como beber como un cosaco.

Iremachvili continuaba: “Palizas terribles e inmerecidas hicieron al niño tan tosco, huraño y despiadado como su padre, destilando animadversión contra todos los que podían ejercer la autoridad sobre él.” La hija de Stalin, Svetlana, que con la desestalinización se pasaría a Occidente y escribió una jugosa biografía. relata que su padre le contó cómo, en defensa de su madre, “un día lanzó un cuchillo al viejo Vissarion. El padre corrió tras el pequeño chillando desaforadamente y los vecinos escondieron al muchacho”.

Y la gota que colmó el vaso sería la especie de secuestro, diría nuestra justicia actual, cuando contra la voluntad de su mujer que ya había conseguido una ayuda para Lósiv con el fin de seguir los estudios de pope, se llevó por la fuerza a su hijo a la fábrica de zapatos de Tiflis para que entrara como aprendiz. Se desconocen los detalles de esta lucha encarnizada por la tutela del niño, pero tal como ya hemos expuesto, lo cierto es que al final la triunfadora fue la abnegada Ekaterina.

II - EN EL SEMINARIO DE TIFLIS

En agosto, Keke llevó a Lósiv a Tifus para ingresarlo en el seminario.

A los ojos de Soso, Tiflis era una gran ciudad, con mucha animación en sus calles, lo que admiró al muchacho, que hasta entonces sólo había permanecido en su aldea natal.

El 1 de septiembre Lósiv entró corno interno en el seminario, donde permanecería casi seis años, ignorando entonces que aquel establecimiento religioso, como muchos otros esparcidos por toda Rusia, era un centro de agitación nacionalista.

En aquella época, hartos los obreros del poder absolutista de Nicolás Il, de carácter débil, juguete en manos de su esposa, la zarina Alejandra Feodorovna, quien a su vez era un peón en manos del más influyente personaje de la corte, el staret:

Rasputin, se agitaban en reuniones secretas, alentadas casi siempre por Plejánov y Axelrod, que fueron los pioneros de la secta secreta “Tierra y Libertad”. Quienes contrarios a la violencia y a las prácticas terroristas, pensaban que el marxismo, que ellos preconizaban, era cosa de los obreros y no del campesinado ruso.