Stranger Things. Héroes y monstruos - Rana Tahir - E-Book

Stranger Things. Héroes y monstruos E-Book

Rana Tahir

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Beschreibung

¿Estás listo para viajar al lado oscuro de Hawkins? Únete a Once, Dustin, Max, Lucas y su grupo de amigos mientras se enfrentan a los desafíos de la separación de algunos de sus miembros y las terribles influencias del mundo del revés. Las decisiones que tomes en este libro determinarán el destino de sus personajes y te conducirán a resultados inesperados, emocionantes e incluso mortales. A los fanáticos de la exitosa serie de Netflix, Stranger Things, les encantará esta emocionante versión de los sucesos de la cuarta temporada narrada con el formato de ELIGE TU PROPIA AVENTURA®, en la cual tú eres el protagonista.

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A todos los soñadores, esto es para ustedes.

Permitan que su vida sea tan extraña y maravillosa como sus sueños.

A mi yo más joven: tus sueños se están haciendo realidad.

Gracias por traerme hasta aquí.

¡ATENCIÓN!

Este libro es distinto de otros libros.

Tú y SÓLO TÚ estás a cargo de lo que sucede en la historia.

Hay peligros, elecciones, aventuras y consecuencias. Deberás usar TUS numerosos talentos y mucho de TU inmensa inteligencia. La decisión equivocada podría terminar en desastre… e incluso, muerte. Pero no te desanimes. En cualquier momento, puedes dar marcha atrás y tomar una opción distinta, alterar el camino de TU historia y cambiar su resultado.

Eres un estudiante de escuela de California. Te estás preparando para asistir a un seminario de periodismo en un pueblo distante durante tus vacaciones de primavera, cuando de pronto conoces a una problemática estudiante con un pasado misterioso. ¿Eliges ayudarla o continúas con tu viaje a Hawkins, Indiana? ¡Lo que sea que elijas, pronto te encontrarás inmerso en una inesperada aventura que te llevará a un mundo de operaciones secretas del gobierno, poderes psíquicos, mundos paralelos y hasta monstruos vengativos!

1

Es el inicio del día previo a las vacaciones de primavera en la Escuela Secundaria Lenora Hills. Estás atrapado en la sala del periódico escolar con el jefe de redacción, escuchando su interminable sermón sobre tus obligaciones en el periódico. Te encantaría poner los ojos en blanco, pero justo ahora necesitas fingir que estás poniendo atención.

—No me has entregado el nombre para tu próximo perfil de nuevo estudiante —dice, disimulando apenas el desdén que siente por ti.

—¿No hay otra cosa que pueda hacer? Soy un buen escritor y en verdad podría investigar a fondo una historia más interesante, si me das la oportunidad, en lugar de estas tonterías —le recuerdas por millonésima vez.

—No empecemos con esto otra vez —frunce el ceño—. Mira, o me das un nombre para el final del día o estás fuera del periódico.

Después de eso, te ordena que salgas de la sala. Gruñes al salir y avanzas pisando fuerte por el pasillo, entre caras sonrientes, ansiosas por el próximo descanso. La energía es contagiosa, y te sientes más ligero. Al menos, hay algo que esperas con ansias en estas vacaciones: ¡una verdadera conferencia para estudiantes periodistas en otro estado! Podrás viajar en avión por primera vez y conocer a estudiantes de todo el país. Quizás entonces alguien te tome a ti y a tu trabajo en serio. Esperas que ese alguien sea el anfitrión y organizador de la conferencia, Fred Benson. Por ahora, te diriges a clase soñando despierto con la conferencia que te espera en Hawkins, Indiana.

Continúa en el siguiente número.

2

Te diriges al patio. El día ya está llegando a su fin y todavía no has encontrado a una persona para el perfil del periódico, pero a estas alturas en realidad ni siquiera te importa. Un grito atrae tu atención; una multitud está reunida alrededor de unos estudiantes de primer año. Una de ellas está de rodillas después de haber caído, al parecer; las miradas engreídas de las chicas que están de pie junto a ella dejan claro que la hicieron tropezar a propósito. La chica en el suelo se levanta y grita:

—¡Angela!

Extiende una mano hacia el frente, en garra, y grita. Hay un momento de silencio, y luego la multitud estalla en carcajadas ante el absurdo espectáculo. Una profesora se abre paso a través de la multitud y se lleva a la chica, Angela, mientras los demás comienzan a moverse otra vez. La chica extraña está acompañada por un chico, que trata de consolarla mientras recogen las piezas de un proyecto escolar, un diorama, hecho pedazos. Escuchas un fragmento de su conversación.

—Lo arreglaremos, okey… —dice el chico.

Los ojos como de venado de la chica están llenos de lágrimas, y se te parte el corazón. Más allá de su extraño grito, parece indefensa y asustada. Podrías simplemente alejarte; necesitas ir a casa y prepararte para el viaje. Ésa ha sido la única cosa que te ha mantenido motivado a lo largo de esa aburrida semana. Pero sientes lástima por la chica. Podrías ir a hablar con ella; parece que el chico que está con ella no es capaz de consolarla. ¡Te das cuenta de que es nueva en la escuela y necesitas a una persona para tu perfil! ¿Vas a hablar con ella?

Si eliges hablar con ella, continúa en el número 4.Si eliges prepararte para tu viaje a Hawkins, Indiana, continúa en el número 74.

3

4

—Toma, déjame ayudarte —te agachas para levantar la mitad inferior de un hombre de arcilla vestido con un uniforme marrón y se la entregas a la chica—. Lamento que te haya pasado esto. Los bullies son una lata.

—¿Como los zopencos? —pregunta ella genuinamente.

Ríes.

—Sí, puedes decirles así… muchos bullies son unos zopencos.

—Como los chicos que le decían Chico Zombi a Will.

—¡Ce!

—¿Chico Zombi? Ése es un insulto raro —observas al chico, Will, con curiosidad. Está claro que él quiere evitar esa conversación, así que captas la indirecta—. Son nuevos en la escuela, ¿verdad? —ellos asienten—. ¿Ya leyeron la Gaceta de Lenora Hills? Estamos haciendo una serie de entrevistas con alumnos de aquí, sólo algunas cosas básicas para presentarlos. ¿Les interesaría ser entrevistados? Será genial.

Empiezas a ver un rayo de esperanza en los ojos de la chica.

—No creo que sea una buena idea —suelta Will—. De cualquier forma, tu novio estará aquí durante las vacaciones —comienza a alejarse.

—No supe cómo te llamas… —dices rápidamente y estiras tu mano hacia la chica para evitar que ella también se vaya. Te dice que su nombre es Jane—. Bueno, Jane, podría ser formidable para tu novio verte mientras eres entrevistada —sus ojos brillan. ¡Eso! ¡La tienes!—. Sí, quizás él también podría participar. Incluso podríamos poner una foto de ustedes dos juntos.

Jane accede rápidamente y hacen planes para encontrarse en Rink-O-Mania al día siguiente.

Continúa en el siguiente número.

5

You spin me right round, baby, right round… La música retumba con fuerza en Rink-O-Mania, pero no supera los sonidos de las risas, los gritos y alguna que otra caída. La bola de discoteca ilumina la pista. Jane lleva a Mike, su novio, de la mano hasta la pista. Tú vas detrás, intentando captar fragmentos de la conversación, pero al lado de Will, que sigue a la enamorada pareja con paso miserable.

—¿Así que tú, Mike y Jane crecieron juntos?

—Eh, no —responde Will, pero sigue distraído—. Mike y yo crecimos juntos, y conocimos a Ce… a Jane, quiero decir, hace unos años, y luego cuando Hop… quiero decir, cuando su padre murió en un incendio en el centro comercial, ella vino a vivir con mi familia y nos mudamos aquí.

Te das cuenta de que Will le dice Ce a Jane. Will se queda callado mirando a Jane y Mike. Hay nostalgia en sus ojos. No sabes qué pensar al respecto. Antes de que puedas preguntarle por el apodo, el grupo de patinadores sale de la pista para comer algo.

—¡Malteadas! ¡Yum! —Angela se acerca a su mesa—. ¿Dónde, tenías escondido a este hombre tan guapo?

Antes de que puedas registrar lo que está sucediendo, Angela tira de Jane hacia la pista. Will parece aterrado mientras uno de los chicos que van con Angela toma una malteada de la mesa y las sigue.

Continúa en el siguiente número.

6

Corres a la pista. Las luces se desvanecen y un reflector ilumina a Jane mientras Angela lidera un grupo que patina amenazadoramente a su alrededor. Intentas empujarlos para abrirte paso, ¡pero es demasiado tarde! El chico lanza la malteada en la cara de Jane, y ella cae de espaldas, para diversión de la multitud.

—Qué mal que no puedas llorarle a la maestra hoy —se burla Angela—. Tendrás que ir a llorarle a tu papi a casa… Ay, no… ni eso tienes —Angela se aleja con una sonrisa despiadada.

¡No puedes creer que haya ido allí para burlarse de que el padre de alguien esté muerto! Jane toma un patín y marcha con fuerza hacia Angela. La persigues.

—¡Jane, no!

Estrella el patín en la cara de Angela. La chica herida se desploma sobre el suelo, se toca la cara, ve sangre en sus dedos y llora. Mike y Will corren hacia Jane.

Los ojos de Jane se ven vidriosos, como si estuviera en otro lugar. Te vas, ya no quieres involucrarte con esta chica.

Continúa en el siguiente número.

7

La luz del sol te despierta. Es un día brillante, y te sientes ilusionado con sólo pensar en dejar atrás lo que pasó ayer. Tu mamá ya está en el trabajo, así que estás solo en casa, comprobando y volviendo a comprobar que ya tienes todo listo para tu viaje a Hawkins, cuando escuchas un golpe en la puerta principal.

—¿Mamá? —quizás olvidó algo. Abres la puerta y encuentras a dos policías preguntando por ti—. ¿Pasa algo?

—Tienes que venir con nosotros. Estás bajo arresto por ataque y agresión —dice un oficial con brusquedad, mientras te saca por la puerta.

—¡Esperen! Debe haber un error. ¡Yo no hice nada! —retrocedes, tratando de no dejar que te lleven.

—La víctima dijo que tú habías sido cómplice. Puedes explicar lo que quieras en la comisaría.

Antes de que te des cuenta ya estás en la patrulla. Todavía quedan algunas horas antes de tu vuelo, y sólo esperas regresar a tiempo para lograrlo. Porque, en realidad, tú no hiciste nada.

Continúa en el siguiente número.

8

—Gira a tu izquierda.

Lo haces e intentas mantener la cabeza en alto, pero lo único que quieres hacer es gritar de frustración. La cámara parpadea y tu sesión de fotos policiales termina. El oficial te lleva a otra habitación para esperar el transporte. Nada de lo que dijiste en la entrevista ayudó, y recordaste demasiado tarde que tal vez deberías haberte quedado callado y esperar a un abogado o a uno de tus padres. ¿Cuántas veces te dijo tu madre que debías conocer tus derechos y utilizarlos? Te sientas en un banco duro y reflexionas sobre ello.

La puerta se abre y otro oficial entra, seguido por… Jane. ¡Genial! Cuando el oficial se va, Jane se inclina hacia ti.

—Lo siento mucho —susurra—. Traté de decirles que tú no hiciste nada, pero ellos dijeron que Angela había declarado algo diferente.

—Ahórratelo —apartas tu cuerpo de ella lo más que puedes en el rígido banco—. Ya se arruinó todo de cualquier forma.

La derrota te inunda. Adiós a las vacaciones de primavera. Una vez que tu mamá te saque de la cárcel, te pondrá bajo arresto domiciliario.

—Hora de moverse —grita un oficial a través de la puerta antes de entrar y llevarlos a ti y a Jane hasta una camioneta de la policía. ¡Vas a ir a la cárcel! Cuando la camioneta se aleja, ves a ese chico Mike a un lado de la carretera, mirando fijamente a Jane.

Continúa en el siguiente número.

9

Apoyas la cabeza contra el frío metal y observas fijamente el camino a través de las pequeñas ventanas selladas. Al menos, tendrás una columna más interesante de lo habitual para el periódico.

Sientes una sacudida cuando la camioneta se detiene bruscamente. Consigues incorporarte y gritas en dirección al conductor:

—¿Qué está pasando?

Jane se pone tensa. Parece lista para entrar en acción. Oyes el clic de la cerradura, y Jane empuja la puerta, golpea a un policía y aterriza de frente en el asfalto. Dos hombres la agarran y ella grita.

Un hombre de aspecto amable se pone frente a Jane y dice:

—Hola, niña —ella deja de luchar y camina lentamente hacia el hombre, como si estuviera hechizada.

¿Jane lo conoce?

—¿Qué hay de este chico? —una mujer de aspecto severo, vestida de traje, con el cabello corto y oscuro, asiente en dirección a ti.

—Él es un… —Jane te mira, luego se vuelve hacia el hombre— amigo.

El hombre suspira y asiente a los otros adultos. La mujer de aspecto severo te ofrece una mano y te lleva fuera de la camioneta, hacia un auto negro. Jane sigue al hombre a un auto diferente.

—¿Adónde me llevan? —la mujer no responde. No parece que tengas muchas opciones.

Continúa en el siguiente número.

10

Te llevan hasta un pequeño restaurante. Dentro, tú y Jane se sientan con el hombre. Una mesera toma su orden. Jane pide hot cakes.

El hombre lleva su atención hacia ti.

—Soy el doctor Owens. ¿Así que eres amigo de Jane?

—Mmm… correcto.

—Bueno, ahora tendrás que tomar una decisión, y lamento no poder darte más detalles. Necesito llevar a Jane conmigo, pero ella no irá hasta que sepa lo que pasará contigo. Tienes dos opciones: puedes venir con nosotros o puedes regresar a Lenora, pero no podrás ir a tu casa.

—Entonces, ¿adónde iría?

—A casa de los Byers —suspira—. Lo siento. No puedo decirte nada más.

Puedes ver una súplica en los ojos de Jane; lo que sea que esté sucediendo, ella está asustada. Después de lo que Jane le hizo a Angela, ¿es prudente ir con ella? ¿Y qué está sucediendo con los Byers?

Si eliges ir con Jane, continúa en el siguiente número.Si eliges regresar a Lenora, continúa en el número 25.

11

El convoy que los conduce a ti y a Jane se detiene frente a misteriosa caseta de concreto, con sólo una puerta. Los llevan dentro, a un elevador.

—No habrán creído que trabajábamos en un cobertizo, ¿cierto? —pregunta Owens. El elevador se detiene y las puertas se abren a un gran pasillo de concreto—. ¿Saben qué es un ICBM? Son las siglas en inglés de un misil balístico intercontinental —continúa el doctor. Todos, incluido tú, pasan junto a los guardias. En tu mente destellan, como si fueran viejos carretes de películas en blanco y negro, las imágenes de nubes de hongos que alguna vez viste en la clase de historia—. Es un viejo espacio vacío, así que lo remodelamos para contener algo mucho más potente que un misil: tú —Owens apunta hacia Jane. Quieres preguntarle a qué se refiere.

—Hola, Once —Jane se detiene, pálida, mientras mira al hombre alto frente a ella. La respiración de Jane se vuelve más pesada, y la piel de gallina se hace visible en su cuello cuando el hombre se acerca lentamente; él sabe que ella le teme—. Te robaron tus dones. Y creo saber por qué. Volvamos a trabajar juntos, tú y yo. Padre e hija.

Continúa en el siguiente número.

12

—Creí que Will había dicho que tu padre murió en un incendio de un centro comercial —dices, sin pensar.

—Él no es mi… —Jane se esfuerza por hablar. Por fin, comprendes lo que significa oler el miedo.

El hombre pone su mano en el hombro de Jane. Ella lo empuja y corre por el pasillo, de regreso al elevador.

Sin pensarlo, vas detrás de ella. Tres guardias de seguridad le impiden el paso y la agarran. Ella forcejea, pero no es una rival para ellos. Una mujer con bata de laboratorio se acerca. Sostiene algo que parece una pistola con una jeringa unida y se la clava a Jane en el cuello. Ella se queda sin fuerzas.

—¿Qué le están haciendo? —gritas.

El hombre alto se acerca y te hace callar, luego se agacha para acunar a Jane entre sus brazos.

—Todo va a estar bien. Ya estás en casa.

La levanta y se aleja con ella.

Continúa en el siguiente número.

13

Owens sigue al hombre, pero tú tiras de su manga.

—¿Quién es él? ¿Qué le hizo a Jane?

—Él es… Su nombre es el doctor Brenner. A falta de una mejor palabra, es… un colega —un equipo con batas de laboratorio rodea a Jane y la visten con un traje blanco y una gorra a juego de la que sobresalen varios cables. En el centro de la habitación hay una gran máquina que se abre a un tanque. Observas cómo el equipo coloca a Jane en el agua.

—¿Qué están haciendo? —das un codazo a Owens, que observa a Jane con mirada afligida.

Brenner interrumpe.

—Estamos recuperando sus dones. Ésta es la única manera —entra en una sala de control desde donde se puede ver la máquina. En la sala hay varias pantallas y monitores. Puedes mirar a Jane dentro del tanque y un pequeño televisor que está en blanco.

—¿A qué se refiere con sus “dones”?

Brenner enciende algunos interruptores, y la máquina comienza a zumbar. El televisor en la sala de control comienza a reproducir algunas imágenes. Ves a una niña pequeña, con la cabeza rapada, vestida con lo que parece una bata de hospital.

—¿Ésa es…?

—Jane, hace años —responde Owens. Llevas la mirada de la pantalla del televisor a uno de los monitores donde se ve a Jane, la verdadera, flotando en un tanque—. Deberías irte. No necesitas ver esto.

Continúa en el siguiente número.

14

—Usted fue el que me trajo aquí, ¿lo recuerda? —replicas, sin apartar tus ojos de la pantalla. Hay otros niños como Jane en el video: niñas y niños de diversas edades, todos con las cabezas rapadas y vestidos con batas grises demasiado grandes. Están jugando en una habitación blanca con un arcoíris pintado en el piso y a lo largo de las paredes—. ¿Qué es esto?

—Un video de la cámara de seguridad de mi antiguo laboratorio —responde Brenner.

“Vaya, vaya, mira quién decidió finalmente acompañarnos”, un hombre rubio con camisa y pantalones blancos se acerca al televisor donde aparece la pequeña Jane.

—¿Quién es ése? —le preguntas a Owens. No responde. Una máquina comenzó a emitir un pitido lentamente a medida que se conectaba y comenzó a garabatear gráficos en un largo papel—. ¿Qué es eso?

—Se encarga de hacer un seguimiento de su actividad cerebral y cardiaca —explica Owens, y luego se dirige hacia Brenner—. Ella lo está rechazando.

—Dale tiempo —dice Brenner, sereno.

—Creo que no deberíamos haberla lanzado. Se va a ahogar ahí —el video de seguridad se detiene.

—¿Ella está viendo el mismo video que nosotros? —preguntas a Owens.

—No exactamente —Owens gira hacia ti—. Nosotros estamos viendo el video. Ella… ella lo está reviviendo. Pero está rechazando los recuerdos —antes de que pueda añadir algo más, un hombre entra a la sala y lo saca.

Continúa en el siguiente número.

15

Brenner enciende un micrófono, le habla a Jane y reproduce en los altavoces música de ópera. Ella puede oírlo, pero no parece despierta. Brenner le está contando una historia a Jane, pero recuerdas cómo reaccionó frente a Brenner hace un rato. Nunca habías visto a alguien tan asustado. ¿Y por qué Brenner seguía llamándola Once? Recuerdas a Will llamando a Jane Ce. ¿Es una clase de apodo?

—Un recuerdo —dice la verdadera Jane, llamando tu atención.

—Muy bien —asiente Brenner.

—¿Cómo? —pregunta Jane.

—No importa cómo —desearías que Brenner contestara su pregunta, ansioso por saber qué le está haciendo a Jane.

Continúa en el siguiente número.

16

“Vaya, vaya, mira quién decidió finalmente acompañarnos”. El video se reproduce nuevamente, muestra al hombre de blanco que habla con voz suave. “Te quedaste dormida esta mañana”.

“Lo lamento”. Escuchas a las dos: Jane en el tanque y la pequeña Jane hablan al mismo tiempo. “¿Estoy… en problemas?” Apenas puedes creer lo que estás presenciando. Observas las máquinas, los garabatos se han vuelto más lentos. En el televisor, un hombre abre la puerta y entra en la habitación. Es un doctor Brenner más joven. Todos los niños se forman en fila de inmediato.

“Buenos días, niños”.

“Buenos días, papá”, responden al unísono, junto con la verdadera Jane.

Escuchar la voz de Jane con los niños en la pantalla es discordante. ¿Está recordando lo que dijo? Te preguntas si, en lo más recóndito de tu propia mente, todo lo que alguna vez dijiste está almacenado en algún lugar fuera de tu alcance.

“Número Doce, ¿podrías abrir la puerta, por favor? Síganme, niños”, dice el Brenner joven. ¿A todos los niños los nombran con números? Entonces, la cámara cambia del interior de la habitación al pasillo justo del otro lado de la puerta, donde los niños están formados.

Owens vuelve a la sala de control.

—¿Cómo está ella?

Brenner observa el tanque.

—Muy bien. Salió a flote.

—Bien —Owens se para a su lado—. Porque acabo de hablar con Stinson. No tenemos mucho tiempo.

—Bueno, entonces, ella tendrá que nadar más rápido.

Continúa en el siguiente número.

17

Te acercas a Owens.

—¿A qué se refiere con que no tienen mucho tiempo? ¿Qué está pasando?

—Es una larga historia, chico.

—¿Tiene algo mejor que hacer? —te das cuenta de que lo has convencido. Te lleva fuera de la sala y por el pasillo, hasta otra oficina.

—Siéntate —señala una silla mientras cierra la puerta y se sienta detrás de un escritorio—. ¿Qué sabes exactamente de Once?

—Considerando que acabo de descubrir que su nombre es Once, no mucho. Conocí a Jane, quiero decir, a Once, un día antes de conocerlo a usted —te inclinas hacia atrás—. Usted está dando rodeos. ¿Qué está pasando?

—Entonces, me escuchaste decir antes que Once era poderosa. Pero sus poderes desaparecieron. Estamos tratando de recuperarlos.

—¿Por qué? —por lo general, cuestionarías la idea de que una persona tenga superpoderes, pero este laboratorio no estaría aquí si eso fuera un engaño.

Te muestra una foto de una chica en uniforme de porrista.

—Hace unos días, esta chica fue asesinada en Hawkins, Indiana. Su nombre era Chrissy Cunningham. Luego, un chico fue asesinado de manera similar al día siguiente. Su nombre era Fred Benson.

Continúa en el siguiente número.

18

No puedes creerlo.

—Espere, ¿Fred está muerto?

—¿Cómo? ¿Lo conoces? —Owens no puede ocultar su mirada conmocionada.

—Yo… no lo conozco. Quiero decir, nunca lo vi en persona. Se suponía que él debía recibirme cuando llegara a Hawkins donde habrá una conferencia de periodismo para estudiantes a la que yo asistiría.

—Lamento que hayas tenido que enterarte de esta manera —Owens te observa, preocupado—. Pero deberías estar muy contento de no encontrarte en Hawkins en este momento.

—¿A qué se refiere?

Owens pellizca el puente de su nariz y suspira.

—Chrissy y Fred no fueron asesinados en… las… las formas habituales. Fueron asesinados por alguien con poderes, como los que Ce tenía.

—Entonces, ¿necesitan que ella recupere sus poderes para que ustedes consigan encontrar al que los mató?

—No exactamente —Owens se inclina hacia atrás; su silla rechina—. Sabemos quién los mató, pero Once todavía no. Ella es la única que puede vencerlo, pero…

—Pero necesita sus poderes para hacerlo.

—Así es. No tenemos mucho tiempo. Cuando Chrissy fue asesinada, se abrió un portal.

—¿Un portal?

—Un portal entre nuestro mundo y uno que llamamos el Mundo del Revés, otra dimensión donde está el asesino. Creemos que él está tratando de abrir muchos portales, pero no sabemos la razón y no podemos hacer nada al respecto sin Ce.

Continúa en el siguiente número.

19

Owens pasa la mano por su cabeza.

—Pero ésa no es la única razón por la que tenemos poco tiempo.

—¿A qué se refiere?

—Hay personas en el gobierno que piensan que Ce es el peligro, y la están buscando. ¿Recuerdas cuando te dije que, si no venías con nosotros, tendrías que quedarte en la casa de los Byers? —tú asientes—. Algunos agentes gubernamentales acaban de entrar en la casa de los Byers. Jonathan, Mike y Will están desaparecidos, junto con dos de los agentes que designamos para protegerlos. Sabemos que los chicos no fueron capturados, pero más allá de eso, no tenemos idea de dónde podrían estar. Si ya dieron con la casa de los Byers, sólo es cuestión de tiempo para que también nos encuentren.

—Entonces, ¿Jane necesita recuperar sus poderes y derrotar a este asesino superpoderoso antes de que el gobierno la atrape a ella?

—Veo que entiendes el dilema en el que nos encontramos.

—Pero ¿por qué mostrarle viejos recuerdos? ¿Cómo le ayuda eso para recuperar sus poderes?

—No tengo idea. Ésa es la especialidad del doctor Brenner. Si hubiera podido hacer esto sin él, créeme, lo habría hecho —está claro que no hay mucho afecto entre Owens y Brenner. Jane también parecía aterrorizada de él.

Una mujer irrumpe en la oficina.

—Doctor Owens, lo necesitamos.

Owens sale corriendo y tú lo sigues.

Continúa en el siguiente número.

20

En la sala de control, la gente está corriendo por todas partes. La máquina que viste hace rato está garabateando frenéticamente.

—¿Qué está pasando? —Owens mira a Brenner.

La mujer responde.

—Ella está entrando en paro cardiaco.

—Entiendo, es suficiente. Sáquenla —dice Owens con firmeza. Brenner lo ignora—. ¡Sáquenla! —los otros obedecen las órdenes de Owens. El tanque se abre y llevan a Jane a una mesa. Un médico toma un desfibrilador.

—¡Despejado! —presiona las paletas sobre el pecho de Jane y le da una descarga. No hay respuesta—. ¡Otra vez!

La segunda descarga despierta a Jane. Balbucea y tose. Un hilo de sangre corre desde su nariz.

—Tranquila. Te tomará tiempo ajustarte —le dice Brenner a Jane calmadamente—. Pero ahora estás segura.

De pronto, Jane toma una de las paletas y la estrella contra la cara de Brenner. Salta de la mesa y luego corre por el pasillo. Vas detrás de ella. ¡Se dirige al elevador!

—¡Jane! ¡Espera! —la llamas.

Tres guardias de seguridad te cortan el paso y rodean a Jane. La sujetan y la empujan hasta ponerla de rodillas.

Intentas apartar a uno de los guardias. Jane grita. Unade las lámparas del techo estalla en una cascada de chispas y eres lanzado hacia atrás. Tu cabeza choca con algo mientras el caos estalla a tu alrededor.

Si intentas ayudar a Jane, ve al número 22. Si eliges mantenerte al margen, ve al número 23.

21

22

En medio de la oscuridad y la confusión, te llevan a una pequeña habitación. Lentamente, te levantas, con la cabeza palpitante. Intentas acordarte de lo que pasó… lo último que recuerdas es… ¡Jane usó sus poderes! ¡Funcionó! Los recuperó. Balanceas tus piernas a un costado de la cama y sientes el frío del metal golpear tu tobillo. Bajas la mirada y descubres una cadena que mantiene atado tu pie derecho a la cama.

—¿Hola? ¿Hay alguien afuera? ¿Jane? ¿Owens?

—Ellos no pueden oírte —una voz que reconoces se escucha a través de una bocina.

—Doctor Brenner, ¿dónde estoy? ¿Dónde están Jane y Owens?

—Regresaron a la otra área del laboratorio, siguen trabajando en el Proyecto NINA, y están de luto.

—¿De luto? —se te eriza la piel—. ¿Alguien… alguien más murió en Hawkins?

—Oh, no, no en Hawkins. Fue justo aquí —la voz de Brenner se escucha inquietantemente tranquila—. Pobre Once… ella no quería lastimar a su nuevo amigo, pero sus poderes… no pudo controlarlos. Y ahora cree que estás muerto. Once me necesita ahora para ayudarla a controlar sus poderes, para que asegurarme de que no vuelva a suceder algo como esto. Al fin está en casa con su papá. Eso significa que te quedarás aquí indefinidamente.

—¡Usted no puede hacer esto! —gritas—. ¿No es usted su padre? ¿No le importa Jane?

—Ella me importa, me preocupo por ella. Me importan todos mis hijos.

Fin

23

Jane grita… ¡y la habitación explota! Los focos estallan, caen chispas del techo y los tres guardias retroceden. Owens te alcanza y te lanza hacia atrás.

—¿Éstos son sus poderes?

—Algunos —responde él—. Los más explosivos.

—¿Tiene más? —justo en ese momento Jane se levanta y se gira hacia ti y Owens. La conmoción se evidencia en su rostro.

—Mis… mis poderes… —se mira las manos.

Recuerdas la expresión de su cara cuando le gritó a Angela en la escuela. ¿Era esto lo que intentaba hacer?

—Ahora ves que está funcionando. Vamos, Once —Brenner extiende su mano—. Volvamos. Todavía necesitas ver un recuerdo más. La verdad.

—Lo que vi… —Jane duda—. La sangre, mucha sangre. ¿Y si… y si no quiero recordar?

No había sangre en el video de seguridad. ¿De qué está hablando?

—Debes hacerlo, Once —dice Brenner con firmeza.

Jane toma la mano de Brenner y vuelve a entrar en el tanque. Brenner recupera un video etiquetado como 8 de septiembre de 1979, lo pone en la videograbadora y comienza a reproducirlo.

—¿Estás seguro de esto? —pregunta Owens a Brenner.

—Querías resultados —responde Brenner.

La tensión entre ellos es palpable. Algo tiene asustados a todos en la sala. Cuando se reproduce el video, lo ves. Notas un tatuaje en la muñeca del asistente rubio y te das cuenta de que en realidad es Uno, el primer niño psíquico de Brenner. Él se quita algo del cuello y recupera sus poderes. Luego, mata a todos hasta que Jane lo detiene y lo hace polvo.

Continúa en el siguiente número.

24

—Sus huesos… sus ojos… —dices entre jadeos.

—Es lo mismo que les pasó a Chrissy y a Fred.

Ahora sabes quién es el asesino: siempre ha sido Uno. Jane sale del tanque temblando, luego levanta los brazos y el tanque comienza a elevarse. Todos están demasiado aturdidos para hablar. Entonces, ella deja caer el tanque y el suelo se sacude.

—Lo lograste, Jane —dices en voz baja, llena de asombro.

En ese momento, Jane se da media vuelta y corre. La sigues hasta otra habitación. Abre la llave del lavabo, se sienta en la cama y se cubre los ojos. Intentas hablarle, pero ella te calla. Entonces, abre los ojos.

—¡Mis amigos están en peligro! Tenemos que ir a Hawkins ahora mismo.

Brenner irrumpe en la habitación, inyecta algo en el cuello de Jane, y ella pierde el conocimiento.

—¿Qué está haciendo? —gritas.

Brenner te empuja a un lado y saca a Jane de la habitación. Justo entonces suena una alarma. Se oyen disparos. ¡Ya encontraron la base secreta!

Brenner sale corriendo por la puerta, llevando a Jane consigo. Lo persigues por unas escaleras que conducen al exterior, donde un helicóptero se cierne sobre ti. Te agachas, los disparos pasan zumbando junto a tu cabeza.

Una bala alcanza a Brenner y éste cae. Intentas arrastrarte hacia Jane, pero el caos a tu alrededor lo hace difícil. Jane lentamente se pone de pie y levanta las manos. Grita y usa sus poderes para hacer que el helicóptero se desplome y quede envuelto en una ardiente llamarada. Corres hacia ella.

—¡Jane, debemos escapar!

De pronto, ves una camioneta de Pizza Surfer Boy que se dirige a toda velocidad hacia ti.

Mike, Will y Jonathan están a bordo, con Argyle, un repartidor que te resulta familiar. Mientras tú y Jane suben, ellos dicen que su amiga Max está en serios problemas.

Continúa en el número 45.

25

Te encuentras en casa de los Byers con Jonathan, Will y Mike; es tarde, por la noche. Stinson, la mujer que te trajo después del encuentro con Owens, está sentada frente a ti, explicando la situación. Una estudiante, Chrissy Cunningham, fue asesinada en Hawkins, y el pueblo entero está en peligro.

—Perdón. Me está costando mucho trabajo entender esto —Jonathan no puede ocultar la frustración en su voz—. Exactamente, ¿qué está pasando en Hawkins? ¿Qué cosa es responsable de los asesinatos?

—Eso tratamos de determinar —responde Stinson.

—¿Dónde está Once? —repite Mike su pregunta.

—Con Owens —respondes. Mike te mira—. Yo estaba con ellos. Pero elegí regresar aquí.

—De acuerdo, ¿dónde está Once ahora mismo?

—Por seguridad es mejor que no lo sepan. Está trabajando para recuperar sus poderes y ayudar a sus amigos en Hawkins —explica Stinson.

Mike se levanta frustrado.

—¿Cuánto tiempo tardará? —Jonathan intenta hacer avanzar la conversación.

—No sé. Semanas, o meses…

—¡Meses! —Will aprieta el puño—. ¡Nuestros amigos viven en Hawkins!

—¡Mi familia vive en Hawkins! —Mike golpea el sofá.

—Y yo trataré de contener la situación hasta que Once esté lista. Mientras tanto, es de vital importancia que no hablen con nadie sobre esto.

Mike intenta decir algo, pero ella lo interrumpe.

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26

—Hay facciones en nuestro gobierno que trabajan directamente en contra de Once… que, de hecho, la están buscando en este momento. No podemos arriesgarnos, si ellos se enteran de cualquier cosa, pondremos en riesgo a Once. Y si ella está en riesgo, sus amigos también, igual que tu familia. Once confió en nosotros; les pedimos que hagan lo mismo —Stinson mira a Mike, toma aliento—. Los agentes Harmon y Wallace estarán aquí para protegerlos. Esto es para ti —saca una carta del bolsillo de su saco y se la entrega a Mike. Él corre de inmediato escaleras arriba para leerla. Stinson se va, y ahora tú estás bajo arresto domiciliario.

La mañana transcurre rápidamente. Harmon y Wallace se pasan la mayor parte del día sentados frente al televisor, viendo golf. Subes las escaleras y llamas a la puerta de Will.

—Adelante —responde.

Dentro, Will está lanzando una pelota. Mike está sentado en la cama.

—Es que no creo que lo hayan pensado muy bien —dice Will mientras camina—. Si esto sigue así por semanas o meses y nadie puede contactarnos, se preocuparán mucho.

—Sí, mamá se preguntará dónde estoy cuando no regrese de las vacaciones —dices y te sientas en el suelo.

—Sí —murmura Mike, mirando la carta que recibió de Jane anoche. Will lo mira con tristeza.

—Aunque sigas mirándola, no va a cambiar, ¿entiendes?

Jonathan entra en la habitación.

—Por eso no podemos quedarnos —cierra la puerta detrás de él.

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27

—Escuchen —Jonathan toma la silla del escritorio de Will y se sienta—. Supongamos que los amigos de Owens dicen la verdad. No podemos llamar a Hawkins sin alertar al ejército y poner a Ce en peligro. Bien. Entonces, nosotros iremos.

—¿Iremos a Hawkins? —Mike se inclina más.

—¿Cómo? —pregunta Will—. No tenemos auto y tampoco dinero.

—Conseguiremos transporte, uno barato —Jonathan sostiene un cupón de Pizza Surfer Boy.

Mike y Will asienten con la cabeza y bajan para pedir la pizza.

—Mira, si quieres quedarte aquí, está bien. Nosotros tenemos que llegar a Hawkins para ayudar a nuestros amigos —dice Jonathan, mirándote.

No sabes qué hacer. Una parte de ti sabe que quedarse aquí es más seguro que irse, y no le debes nada a Jane ni al resto de ellos. Por otra parte, ¿el truco de Jane en Rink-O-Mania te salvó de un destino peor en Hawkins? Según los anuncios de Pizza Surfer Boy, tienes treinta minutos o menos para tomar tu decisión.

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28

Suena el timbre. Llegó la pizza. Todavía no has tomado una decisión. Los chicos están ansiosos por salir de la casa y dirigirse a Hawkins. ¡Bang! Escuchas un disparo.

—¿Qué carajos fue eso? —Jonathan se dirige rápidamente a la puerta de la recámara—. ¡Quédense aquí! —corre al pasillo, y se escuchan más disparos—. ¡Debemos irnos, debemos irnos ahora! —grita.

La ventana se hace añicos, y ves a alguien empujando para entrar. Jonathan agarra a Will y lo lleva hacia el pasillo. Mike y tú los siguen.

—¡Corran! ¡Corran! —grita Jonathan.

Harmon les hace un gesto para que vayan hacia él mientras los cubre.

—¡Síganme! —grita Harmon por encima del ruido de los disparos. Se mueve a la puerta de atrás, pero ésta se abre de golpe. Más soldados entran, disparando. Harmon está cojeando cuando te agarra y pone un bolígrafo en tu mano—. ¡No pierdas esto! ¡Llama a NINA!

—¡La camioneta de las pizzas! —grita Jonathan. Corre y golpea la ventana del conductor—. ¡Détente!

Argyle está en el asiento del conductor.

—¿Qué demonios está pasando? ¿Eso es sangre de verdad, hermano?

Todos saltan a la camioneta. Jonathan entra y cierra la puerta del costado.

—¡Arranca! —le gritas a Argyle.

Él acelera.

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29

Levantas la mirada y te das cuenta de que un auto los persigue. Los demás también lo ven.

—¡Argyle, tienes que salirte de la carretera ahora! —grita Jonathan.

—¡Sal de la carretera! —gritas tú.

Él gira el volante, hacia la noche del desierto.

Tras perder a los atacantes, se detienen en un depósito de chatarra. Argyle se queda en la camioneta. Mike y Will se sientan en un auto descompuesto para hablar, sosteniendo el bolígrafo que Harmon les dio. Nadie sabe quién es Nina. Jonathan parece enfermo, mirando fijamente a la nada.

—Voy a dar un paseo —le dices.

Él asiente.

Sales a la carretera, eliges una dirección y comienzas a caminar. De alguna manera, un artículo para el periódico escolar se ha convertido en un arresto, un secuestro por parte de unos agentes, un arresto domiciliario y una huida de un tiroteo. Tienes ganas de vomitar. ¿Cómo salieron tan mal las cosas? Bajo un sol radiante, algo brilla a lo lejos. Llevas una mano hacia tus ojos a manera de visera. Es una cabina telefónica. Buscas en tus bolsillos y encuentras algunas monedas, suficientes para hacer una llamada. Si al menos pudieras ponerte en contacto con Stinson. Das una palmada en tu costado. ¡Por supuesto! De alguna forma, Stinson se enteró de que los estaban llevando a la cárcel a ti y a Jane. ¿Quizá conoce a alguien en la cárcel? Es una posibilidad remota, pero valdría la pena averiguarlo. Piensas en tu madre: tal vez esté esperando noticias tuyas, pensando que estás en Hawkins.

Si eliges llamar a la cárcel, continúa en el siguiente número.Si eliges llamar a tu mamá, continúa en el número 64.

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Por mucho que quieras asegurarle a tu madre que estás bien, algo más grande está en juego. Vale la pena intentarlo. Entras en la cabina telefónica y encuentras un ejemplar de la Sección Amarilla. Buscas el número de la cárcel, metes las monedas en el teléfono y marcas. ¡Alguien contesta!

—Por favor, proporcione el número de identificación de la persona con la que desea hablar —dice la voz al otro lado del teléfono, con tono aburrido.

—No tengo un número de identificación, pero su apellido es Stinson.

—¿Nombre?

—No lo sé. Sólo Stinson. Es amiga de Owens.

—No hay registro de un Stinson u Owens detenido aquí.

—¡No, no, ella no es una prisionera!

—No permitimos llamadas a guardias en esta línea. Por favor, cuelgue y…

—No, ella tampoco es una guardia. Es una agente. Necesito hablar con ella…

—Nada de llamadas de broma, niño —la línea se corta.

Golpeas el auricular contra el teléfono. Callejón sin salida. Arrancas la página del directorio telefónico y estás a punto de romperla en pedazos, pero entonces te detienes y la metes en tu bolsillo. Respiras hondo y regresas con los demás. Cuando llegas, ves a los chicos saltando alrededor con una sonrisa en la cara.

—¿Qué pasó? —corres hacia ellos.

—¡Lo tenemos! ¡El número de NINA! ¡Lo tuvimos todo el tiempo! Estaba en el bolígrafo —Mike sostiene un trozo de papel con un número escrito en él. ¡Al final, tal vez tu caminata no fue una pérdida de tiempo!

—¡Hay un teléfono cerca de aquí! —dices.

Todos se meten en la camioneta para ir a la cabina telefónica. La rodean mientras Will lee el número para Mike, quien comienza a marcar.

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—¿Está llamando? —pregunta Will.

Mike sacude la cabeza.

—No, sólo está haciendo ruidos raros.

Le extiende el auricular a Will.

—¿No te recuerda a algo? —le pregunta.

Will escucha.

—Juegos de guerra… No estamos llamando a una persona. Estamos llamando a una computadora.

Mike corre hacia la camioneta y toma un mapa de la guantera.

—Si es una computadora, necesitamos un hacker para encontrarla. Y la única hacker que conozco vive en Utah.

—¿Utah? —preguntan tú y Jonathan al mismo tiempo.

—En Salt Lake City, para ser preciso —continúa Mike.

—No puede ser, no puede ser —Will sonríe.

Todos se suben a la camioneta, ¡y parten con rumbo a Utah!

—Entonces, ahora que tenemos tiempo —dices, sentándote con Mike y Will en la parte de atrás—, cuéntenme todo —ambos te miran, inseguros—. Después de lo que ha sucedido en las últimas veinticuatro horas, creo que merezco saber qué está pasando.

—Ahora mismo me gustaría que Dustin estuviera aquí para contarlo —murmura Mike.

—Dustin es uno de nuestros amigos… en realidad, la persona a la que vamos a ver es su novia, Suzie. Fuimos yo, Once, Dustin y nuestro otro amigo, Lucas, quienes encontramos a Will cuando desapareció.

—¿Desapareció? —lo miras y recuerdas el día que conociste a Jane, cuando mencionó que Will había sido acosado. El apodo de Chico Zombi vuelve a tu memoria—. De acuerdo, empiecen por ahí.

Continúa en el siguiente número.

32

Si no fuera por lo que acabas de vivir, pensarías que toda la historia es un invento. Ahora no puedes negar la verdad. Will desapareció; fue entonces cuando Mike y sus amigos encontraron a Jane, que escapó de un laboratorio en Hawkins después de abrir por accidente un portal a otra dimensión, el Mundo del Revés. En este momento, tú mismo te sientes al revés. Las criaturas del otro lado te asustan. ¿Es esto lo que te esperaba en Hawkins?

—Si el portal que hicieron los rusos fue cerrado por Jane o Ce, entonces, ¿qué está pasando en Hawkins ahora?

—Tus suposiciones son tan buenas como las nuestras—añade Will.