Libro libre de emisiones de CO
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gracias al acuerdo establecido con
la Fundación Plant-for-the-Planet.
Texto © Susanna Isern, 2024
Ilustraciones © Laura Proietti, 2024
Dirección editorial: Patricia Martín
Edición: Clara Jubete Baseiria
Dirección de arte: Noelia Murillo Ballesta
Asistencia editorial: Aina Florit Moll
© Editorial Flamboyant, S. L., 2024
Gran Via de les Corts Catalanes, 669 bis, 4.º 2.ª, Barcelona
www.editorialflamboyant.com
Corrección de Raúl Alonso Alemany
Revisión de texto: Eida del Risco
Todos los derechos reservados.
Primera edición: noviembre de 2024
Primera edición digital: noviembre de 2024
eISBN: 978-84-10090-71-2
Producción del ’ebook: booqlab.com
@flamboyanteditorial edflamboyant @EdFlamboyant
·SUperfamosa·
Susanna Isern · Laura Proietti
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MIS AMIGOS
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LAS BRUJAS
MALÉFICAS
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¡ESTA
SOY YO!
Cuando decidí convertirme en bruja, nunca imaginé
que sería capaz no solo de vencer a las tres brujas
horripilantes del Castillo Prohibido, sino que además
podría hacerle frente a la hechicera más poderosa
y cruel del planeta: la malvada Negrushka.
Después de que mi nueva amiga, la brujita Azulina,
Tristán, Lila, Teodora y yo liberáramos al mundo de
la propagación del mal, regresamos a la vida tranquila
de Villagrís (o eso creíamos). Lo que no sabíamos
es que la fama de nuestra gran hazaña en el Palacio
Sincolor se extendería más rápido que la peste
insoportable de un pedo de Tristán. Así fue como de
la noche a la mañana, y sin darme cuenta, me hice...
¡famosa! ¿Que cómo fue? No te preocupes,
enseguida te cuento la historia...
¿POR DÓNDE ÍBAMOS?
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Aquel día empezó siendo de lo más normal.
Tristán se divertía asustando a los gatos
del pueblo, Lila refunfuñaba porque los ra-
toncitos se comían sus galletas de zanaho-
ria y Teodora clasificaba pacientemente los
huevos de rana, araña y garrapata en botes.
Yo miraba ensimismada por la ventana
cómo los dragones Zu, Hidra y Paf hacían
piruetas por el cielo cuando, de pronto, vi
aquellos cuatro ojos inquietantes escondi-
dos entre las ramas de los árboles del jar-
dín. Me miraban tan fijamente que ni par
-
padeaban. Aunque lo peor vino después.
LAS ESPÍAS
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¿Qué era aquello? Mis ojos hicieron chi-
ribitas, por unos segundos me quedé ciega.
En ese momento, apareció Tristán.
—Malvarina, ha salido un rayo del ár-
bol —aseguró el niño ogro—. Y eso es muy
raro, hoy hace un día soleado.
—No es una tormenta. Alguna extraña
bestia de cuatro ojos se esconde entre esas
ramas —señalé, indignada—. ¡Y me está
espiando!
Con las mismas, Tristán y yo salimos al
jardín, nos situamos junto al tronco del ár-
bol y alzamos la vista. Pero estaba tan pobla-
do de hojas que era imposible ver quién se
ocultaba entre las ramas. Entonces Tristán
¡Flash!
se convirtió completamente en
ogro, se puso el dedo meñique
encima de la boca para indicarme
que no hablara (extraña elección
de dedo, lo sé) y comenzó a tre-
par por el tronco.
No sé por qué me pidió guar-
dar silencio si él hacía más ruido
que una jauría de perros rabiosos.
Lo perdí de vista. Y, de pronto…
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Tristán pegó un rugido de esos que qui-
tan el hipo y toda la tontería que puedas
tener en el cuerpo. Al rugido le siguieron
varios gritos de terror y un trompazo.
Sí, lo has adivinado. ¡La bestia acababa
de caer del árbol! Solo que no era una bes-
tia con cuatro ojos, sino dos. Y ahora me
miraban con ojitos suplicando clemencia.
De acuerdo, no eran dos bestias, ¡sino
dos niñas! Y no las había visto en mi vida,
lo cual quería decir que no eran del pue-
blo. Una de ellas llevaba un monóculo, y
la otra, una cámara fotográfica. Ella era la
responsable del fogonazo de luz que casi
Grrrrroaaaa
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me deja ciega (soy una exagerada, lo sé).
Tristán se quedó observando, agarrado al
tronco del árbol como un koala.
—¿Quiénes sois vosotras y qué hacéis
aquí? —quise saber.
—¿De
verdad
tú
eres
la
auténtica
Malvarina? —preguntó una de ellas casi
temblando.
—Yo me la imaginaba más alta y más
temible —dijo la otra.
Espera un momento. ¿De qué me cono-
cían esas dos? ¿Y me estaban llamando ta-
pón y blandengue?
—¿Cómo sabéis mi nombre?
—Pero ¿es que no lo sabes? —se extrañó
la niña del monóculo—. Eres la bruja más
famosa del mundo.
—Sí, hay un montón de gente que te ad-
mira —explicó la otra.
—¿Cómo? ¿Famosa yo? —No enten-
día nada. ¿Me estaban tomando el pelo o
qué?—. Dejad de decir tonterías. ¡Fuera de
mi jardín!
—¿Nos podemos hacer una foto contigo?
—¿Y nos podrías contar qué ingredientes