Técnicas de estudio eficaces - Esther Soria Alvadero - E-Book

Técnicas de estudio eficaces E-Book

Esther Soria Alvadero

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Beschreibung

¿Quién quiere dedicar su tiempo (algo tan valioso en la vida) a algo aburrido y desmotivador? ¡Nadie!

Aprender es adquirir conocimiento de forma competente. Ese conocimiento es lo que nos ayudará a desarrollar el tipo de vida y profesión que deseamos. La información es poder, una palanca que nos impulsa a superarnos en nuestro día a día, y que debemos aprender a gestionar bien para conseguir metas y objetivos mayores. El aprendizaje puede (y debe) ser divertido, motivador y dinámico, ¡Y en ningún caso aburrido, pesado y forzado!
Por eso hemos hecho este libro, basado en las actuales tendencias educativas y en la experiencia de alumnos, padres y profesionales. En estas páginas encontrarás todas las herramientas necesarias para maximizar todo tu potencial, y el de tus hijos y alumnos, y llegar a la excelencia como estudiantes y personas, aprendiendo de forma más ingeniosa, más rápida y eficaz.

Un libro vedraderamente práctico que os guiará para multiplicar el rendimiento y acelerar la educación e inteligencia de forma más completa

LO QUE DICE LA CRÍTICA

Nunca fue tan fácil aprender. Esther Soria nos enseña las claves para asimilar conceptos , no sin esfuerzo, pero sí con las estrategias adecuadas para sacar el máximo rendimiento a ese esfuerzo. - Natividad Rupérez

Teoría y práctica. Un libro completísimo. - David Benitez Montréal

SOBRE LA AUTORA

Esther Soria Aldavero es licenciada en Psicología y en Psicopedagogía. Graduada en Educación Primaria y Diplomada en Educación Especial y en Lengua Extranjera (Inglés). Máster en investigación aplicada a la educación. Con experiencia como orientadora educativa y maestra especialista de pedagogía terapéutica, investiga la influencia de las emociones en el proceso de enseñanza y aprendizaje. Es coautora del libro “Con la alimentación no se juega”, también publicado en Mestas Ediciones.

SOBRE LA COLECCIÓN TEMAS DE HOY

Temas de Hoy es una colección de libros en los que encontrarás una muy variada selección de temáticas, que por su interés actual, aportan una visión particular del mundo en que vivimos. Es una colección abierta y espontánea que pretende reflejar los diferentes gustos y tendencias de la sociedad de hoy en día. De esta manera se irán publicando en esta sección libros de carácter religioso, político, psicológico, de jardinería, esoterismo, cocina, deportes, terapias alternativas… o cualquier otro apartado que pueda arrojar un poco de luz, aprendizaje, diversión a los más exigentes lectores del siglo XXI...

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Para aquellas personas y momentos de calidad que distraen nuestro pensamiento del estudio y trabajo, porque son los que nos proporcionan el bienestar necesario para poder afrontarlos con motivación, persistencia y estabilidad emocional.

Dedico este libro a los padres y madres que se esfuerzan y priorizan el progreso educativo de sus hijos, como estudiantes y como personas. A todos los escolares que demuestran día a día que incluso en condiciones difíciles o diferentes, la mejora siempre es posible, siendo un modelo a seguir y una garantía para el futuro de la sociedad.

INTRODUCCIÓN

Cuando reflexionaba acerca de cómo comenzar este libro, y qué técnica resaltar como fundamental a la hora de ayudar en el propio aprendizaje o en las tareas escolares de los más jóvenes, llegué a una conclusión personal.

Generalmente incidimos en concentrarnos, en potenciar técnicas de atención, cuando en realidad, mi experiencia me lleva a pensar que puede ser más eficaz actuar sobre el qué nos desconcentra, qué hace que nosotros o los estudiantes1 no seamos capaces de mantener la motivación, concentración, interés o persistencia en los estudios. Una vez analizado y compensado esto, la perspectiva y actuaciones positivas, por supuesto imprescindibles, tendrán posiblemente mayor eficacia y consolidación.

Estarán de acuerdo en que el entramado de situaciones sociales, emocionales, familiares y académico-laborales no hace de éste un asunto fácil de resolver. Siempre existirán complicaciones vitales que nos distraigan de nuestros propósitos y nos desconcentren en el tiempo de trabajo y estudio, especialmente en el caso de adolescentes. Para ellos, su desarrollo y progreso madurativo implica la importancia que le dan a sus múltiples relaciones sociales y temas distractores, generalmente tecnologías, como sus móviles e internet. Pero justo aquí se encuentra el punto de la intervención exitosa. Conocer, controlar y potenciar el efecto positivo de lo que nos distrae, puede ayudarnos a concentrarnos, de ahí la dedicatoria inicial del libro. Asumir esto, buscar y consolidar formas de que los problemas o distracciones no sean una excusa, sino un apoyo para lograr nuestros propósitos académicos, es la idea principal que intentaré desarrollar en este libro.

Quiero comenzar con algunas realistas afirmaciones. Ni existe una receta mágica de técnicas de estudio que usted vaya a encontrar en estas páginas, ni las propuestas podrán aplicarse a todos los estudiantes por igual. Partimos del hecho, como explicaré, de que todas las personas tenemos diferencias individuales, en cuanto a inteligencias o capacidades múltiples, en cuanto a intereses, recursos, motivaciones, entornos geográficos, familiares, sociales y académicos…

La sociedad actual y situación económica y profesional, demuestra que el perfil de los estudiantes ya no abarca solo la edad escolar tradicional, sino que existen aprendizajes a lo largo de la vida que incluyen edades más avanzadas y personas que compaginan su trabajo profesional con la continuada formación académica. La variedad de situaciones determina que sólo en persona y a nivel profesional, se puedan estudiar adecuadamente las variables concretas, y diseñar en base a ellas un plan eficaz para aplicar a cada persona y su situación individual.

Esta enriquecedora diversidad es una realidad asumida y vista como algo muy positivo por la autora de este libro. Mi objetivo e interés es que reflexionemos sobre esta complejidad, procurando sintetizar, para el público no especializado, aquellos aspectos importantes que podrían tenerse en cuenta para que cualquier persona, con sus variadas características, pueda ir descubriendo qué mejorar en su situación para lograr un estilo de aprendizaje positivo. Ojalá esto le permita desarrollar mejor sus capacidades propias, la de sus hijos o alumnos, y tener técnicas de trabajo intelectual y estudio lo más eficaces posibles.

El tiempo es otro factor que en nuestros días se valora mucho, pero que también descuidamos y perdemos en cosas que en el fondo no son tan importantes para nosotros, mientras hemos aprendido a necesitar inmediatez, pretendiendo que todo lo que nos importa suceda deprisa.

Los cambios y propuestas de este libro no tienen efecto inmediato: la mejora del estilo de aprendizaje y estudio requerirá esfuerzos en el día a día a corto plazo. Es más difícil empezar el cambio, pero se seguirá exigiendo también esfuerzo a medio y largo plazo para consolidar las técnicas de trabajo intelectual y mantener la motivación y nivel de rendimiento incluso en épocas de mayor tensión, exigencia y estrés. De ahí que el pensamiento y las emociones que se gestionan en todo este proceso sean otro tema tratado en el libro.

Debe ser consciente por todo esto de que ni la mejora será inmediata, ni leer unas pautas va a crear una situación idílica o solucionar su situación ni la de sus hijos o alumnos. Vea este realismo con optimismo, pues valorar de forma crítica y objetiva nuestra situación, dificultades y puntos fuertes en torno al trabajo intelectual y hábitos de estudio, es parte esencial del comienzo del cambio y plan de mejora. Adaptar las ideas propuestas a su propia vida, entorno y situación académica, además de buscar ayuda profesional en su centro educativo o lugar de residencia, si lo estima necesario, serán, junto al interés y esfuerzo que ya está demostrando al leer este libro, lo que optimice el proceso de estudio y resultados de aprendizaje. Su interés es el primer paso de unas mejoras que repercutirán en algo importante de su proyecto personal, familiar, laboral y académico. Merece la pena esforzarse al máximo.

Vayamos a ello, todos los cambios y mejoras son posibles, y dar el primer paso es lo que marca el camino y va descubriendo las partes a potenciar en el mismo.

La estructura del libro pretende ofrecer una visión completa de los factores que debemos conocer los adultos y los más jóvenes sobre el proceso intelectual.

Comenzaremos con un primer bloque que resume las principales bases teóricas de los campos de la psicología y la pedagogía, necesarios para entender y preparar adecuadamente los cambios y mejoras en el proceso de trabajo intelectual y estudio.

En la segunda parte, hablaremos de la importancia que tienen las emociones en el estudio, tratando además nuevos enfoques, como el de las inteligencias múltiples y la importancia de la motivación y el estrés.

El tercer bloque explicará algunas técnicas prácticas a tener en cuenta en los centros escolares y el ámbito familiar, resaltando un adecuado uso de las tecnologías y la forma de ayudar a los estudiantes.

La cuarta parte ofrecerá una visión de las principales consideraciones que un adecuado método de estudio requiere, como toma de apuntes, resúmenes y forma en que debe prepararse y realizarse un examen.

1 Todas las referencias a personas o puestos profesionales que en este libro se utilizan con la forma genérica de masculino, deben entenderse aplicables, indistintamente, a hombres y mujeres.

Parte 1EL ESTUDIO

1HISTORIA Y EVOLUCIÓN DEL PROCESO

A lo largo de la historia, se han sucedido múltiples paradigmas o corrientes de pensamiento y metodologías en educación, al igual que en campos médicos, tecnológicos o sociales. En todos ellos, los teóricos han pretendido dar respuesta a la cuestión de qué técnica de enseñanza y qué método de trabajo eran mejores y más productivos para el estudiante.

Sin embargo, cabe preguntarnos si recordamos haber sido partícipes de estas investigaciones en nuestros años de estudiantes. ¿Recuerda si sus profesores le mandaban deberes para casa? ¿Cuándo y con quién los hacía? Es muy probable que tuviera que hacer trabajos, que los hiciera solo, y que cumpliera con esta obligación después de la merienda y antes de salir a jugar con sus amigos, considerándose esta tarea como algo serio e importante para su futuro y situación en el colegio.

Las circunstancias de hace no demasiados años eran muy diferentes. Aunque la televisión y la calle fueran una “tentación” alternativa al trabajo, los deberes se hacían sin cuestionar su evidente importancia, y eran “lo primero”. No existía tanta difusión de las investigaciones al respecto, los padres tal vez ni sabían los deberes que debían hacer sus hijos (muchas veces incluso habían recibido menos formación y no podían ayudarles) y los profesores no dudaban de que era necesario que se trabajara en casa. El alumno hacía los deberes, y en caso contrario, los castigos rectificaban esta ausencia de trabajo; y la presión de los padres, que apoyaban al profesor, hacía que el estudiante volviera a intentar cumplir con su obligación con la responsabilidad exigida. Por supuesto, merecería un debate saber qué pasaba con los alumnos con discapacidad y/o dificultades de aprendizaje, y con aquellos cuyos padres no estaban en casa, no supervisaban las tareas escolares o ni siquiera creían que sus hijos “sirvieran” para estudiar, dado que muchos alumnos acabarían sufriendo un fracaso escolar tras una incorrecta gestión de sus necesidades de apoyo educativo específico.

Antes de explicar cómo se encuentra el panorama en la actualidad, y qué recomiendan los últimos estudios, puede parecer interesante revisar los testimonios de tres personas (dos alumnos y una profesora) sobre cómo era hace unos años la escuela rural y urbana.

Fotografía escolar tomada en el año 1965

En la etapa de 1948-1950 las escuelas rurales eran muy sencillas, incluso se llamaban “las escuelas normales”. Los recuerdos incluyen nuestra alimentación en los recreos, pues llevábamos un bocadillo de pan, pero otros niños no tenían y les dábamos un poco. Eran tiempos difíciles para algunas familias después de la guerra.

Solo teníamos un libro, una pequeña enciclopedia que incluía todos los contenidos a aprender, y un solo cuaderno. No recuerdo tener deberes, tal vez en algún momento puntual, pero el material solía dejarse en clase hasta el día siguiente, pues al salir del colegio teníamos que ayudar con el trabajo en casa (agricultura).

Era curioso que en partes del libro donde existían contenidos “incómodos”, no coincidentes con las ideas del régimen político en la época de la dictadura franquista, el profesor los tachaba con bolígrafo rojo (tal vez le obligaran).

Nuestro maestro nos escribía en la pizarra lo que debíamos hacer, e íbamos trabajando tras la explicación. Si no sabías hacer algo, estabas suspenso y te lo explicaban otra vez. También el profesorado tenía pocos recursos, de ahí venía el dicho de “pasas más hambre que un maestro de escuela”. Los padres regalaban alimentos u otras cosas a los profesores para compensar su bajo sueldo. Existía mucho respeto hacia la autoridad y figura del docente en los pueblos, equiparable al cura o al médico. Los padres solían decir “si te ha chillado, algo habrás hecho mal, así que a callar”. En algunos casos sí había disciplina física, como golpes con una regla o incluso lanzamiento de objetos, donde en situaciones exageradas, los padres sí protestaban y pedían explicaciones al maestro.

Ángel

Por el año 1965, en la escuela de la capital se mandaban muchos deberes para casa. En clase se explicaba la lección, y las actividades se hacían en casa. Se corregían, y si no sabías hacerlo sí se explicaban las dudas, aunque luego solías tener peor nota. Sí tenían paciencia y amabilidad en caso de dudas o dificultades. Solo en caso de problemas de disciplina severos se usaba el castigo físico. En este caso, los padres siempre apoyaban al maestro, porque se le reconocía su autoridad.

Había un profesor con su especialidad para cada asignatura, y diferente libro en cada materia por separado.

En casa se usaban mucho los diccionarios enciclopédicos, que servían para hacer los trabajos a mano, pues aún no se disponía de ordenador o computadora. Estos diccionarios se podían comprar por fascículos, y cuando no se tenían recursos siempre podías acudir a las bibliotecas, aunque era común también ir a casa de amigos cuyas familias sí pudieran comprarlos.

La costumbre era llegar a casa tras el colegio, merendar un bocadillo y ponerse a hacer los deberes durante aproximadamente dos horas. Después se podía ir a jugar con los amigos por el barrio.

Había exámenes cada 5 o 6 temas, y se estudiaba a diario, más que nada porque todos los días el profesor te preguntaba la lección siguiendo una lista.

María

La mayoría de las pequeñas escuelas rurales eran unitarias, esto es, en el mismo aula había alumnos de todos los grados, desde los más pequeños (6 años) hasta los mayores (14 años). Esta situación tenía puntos muy positivos y se creaba una ayuda muy bonita entre el grupo de estudiantes, pero tenía el inconveniente de que obligaba a prestar una atención individualizada a cada alumno, no podía ser de otra manera. Cuando era posible, se globalizaban contenidos, enseñando cosas que servían a la vez para varios cursos.

En clase se trabajaba de la siguiente manera: al comenzar un tema, se leía en voz alta con los alumnos. Se explicaba, se ampliaba y se resolvían las dudas. Después se subrayaba en el libro lo más importante y se seleccionaba los deberes para casa: casi siempre ejercicios que figuraban en el mismo libro, que servían para reforzar lo aprendido en clase, nunca contenidos nuevos. Puede decirse que les llevaba aproximadamente una hora diaria. Como profesora prestaba mucha atención a las editoriales, pues era importante al comienzo de cada curso seleccionar el libro de texto más adecuado para cada asignatura.

Al día siguiente se preguntaba la lección, se corregían los deberes y se hacían los ejercicios en la pizarra. Iban saliendo los alumnos a hacerlos, uno por uno, y se ponían notas, que luego contaban con la nota del examen. Si el tema se consideraba aprendido, se comenzaba el siguiente.

Muy importante era el apoyo prestado por profesores de los Centros de Recursos, un servicio por el que especialistas en educación nos formaban y ayudaban a los maestros. Un día a la semana visitaban la escuela, y traían el material que se había solicitado previamente, sobre todo para las clases prácticas de Ciencias Naturales, si por ejemplo se realizaba en clase la electrolisis del agua, o preparaciones microscópicas, la triquinosis, etc. En algunas escuelas ellos daban las clases de Educación física, o del idioma, cuando el maestro no se consideraba preparado para ello. La religión habitualmente la daba el cura del pueblo.

Nieves

Además, se propuso la recogida de recuerdos de compañeros y amigos de la autora sobre su etapa escolar en relación a los deberes, en cuyas experiencias y sensaciones nos podemos ver reflejados. Se considera esta experiencia, nostálgica pero realista, algo importante para entender con mayor empatía y comprensión las dificultades y sensaciones que experimentan las personas a las que queremos ayudar en cuanto a su proceso de estudio.

Le invitamos a participar y contribuir a esta lectura compartida de recuerdos entrando en el blog:

http://recetasdeaprendizaje.blogspot.com.es/

Podrá leer breves memorias y comentarios de personas de distintos lugares geográficos y países, y aportar si quiere sus propios recuerdos, experiencias y opiniones respecto a técnicas de trabajo y estudio en su centro escolar y familia.

Internet acercará con esta interesante experiencia a personas de diferentes continentes, demostrando entre todos que los esfuerzos educativos nos unen.

2APRENDIZAJE A LO LARGO DE LA VIDA

La verdadera sabiduría está en reconocer la propia ignorancia.

Sócrates

Aunque el término aprender se asocie al campo académico, es algo que hacemos y se estudia desde el mismo momento del nacimiento, siendo el aprendizaje algo que se da en todas las etapas, experiencias e interacciones del desarrollo.

Hasta hace algún tiempo, adquirir una serie de contenidos era el propósito de la mayoría de los planes educativos, y la enseñanza estaba dirigida a que el profesor transmitiera conocimientos que los estudiantes debían reproducir y memorizar en un tiempo determinado, la etapa de escolaridad, presuponiéndose que una vez finalizado este proceso, en la mayoría de los casos ya se sabía lo necesario y suficiente para pasar “preparado” al mundo del trabajo y alcanzar con madurez la estabilidad personal y familiar.

Actualmente, cualquier sistema educativo que busque la calidad y el éxito da por hecho la superación de esta barrera que limitaba y temporalizaba el aprendizaje. La sociedad, los avances tecnológicos, los proyectos de vida personales y el mundo laboral, a destacar entre otros muchos factores, han hecho que se asuman tres nuevas realidades.

El primer hecho aceptado por expertos y docentes es que los estudiantes disponen de ilimitadas fuentes de información y experiencias, por lo que el aprendizaje ya no puede cuantificarse, encerrarse en un espacio físico, concretarse en un simple listado, ni temporalizarse de forma simple. El sistema educativo español, por ejemplo, contempla una legislación con objetivos, contenidos, criterios de evaluación y estándares de aprendizaje evaluables, que se distribuyen por cursos en las diferentes etapas. No obstante, esto ha de ser compatible con la variabilidad de cada persona y flexibilizado en función de sus competencias y situación individual, como analizaremos posteriormente.

Enseñar a los alumnos a tener criterios y competencias para discriminar los múltiples recursos y fuentes -en términos de calidad-, y después seleccionar, analizar y transformar/utilizar la información recibida, es uno de los objetivos que los docentes asumimos en el proceso de enseñanza y aprendizaje, procurando que la calidad, fiabilidad y utilidad sea algo por lo que los alumnos se interesen por su propio beneficio y el del panorama intelectual.

En relación a la idea anterior, un segundo hecho es que los alumnos ya no son solo receptores de información y conocimientos: son también productores, agentes activos en su propio aprendizaje y en el de sus iguales y adultos. En este caso, la valoración y respeto por la autoría, la originalidad en la transmisión de conocimientos propios (evitando el plagio y simple proceso de “corta y pega” en trabajos escolares de la información que ofrecen los nuevos medios tecnológicos, como una página de internet) y el esfuerzo por dedicar tiempo a la investigación en los aprendizajes, son esenciales.

La tercera realidad a comentar es que actualmente el tiempo de aprendizaje y estudio es ilimitado. El concepto aprendizaje durante toda la vida es un hecho que va más allá del periodo oficial de escolaridad y edades juveniles, y coincide con una ampliación de espacios de adquisición de conocimiento, que ya no se limitan a las aulas y escuelas tradicionales.

Pese a que por desgracia el desempleo sea, en algunos países y en algunos casos, el factor que ha empujado a muchas personas adultas a volver al periodo formativo en las aulas, ampliando su currículum con nuevos estudios, también hay muchos profesionales que por otros motivos diversos combinan su trabajo con los estudios en centros educativos de formación profesional. Estos estudios son una opción alternativa al Bachillerato y la Universidad, que se ofrece a partir de los 16 años de edad, donde se recibe una formación más práctica, relacionada con una competencia o puesto profesional concreto. Es actualmente cursada también por profesionales que quieren actualizarse en su trabajo, ampliando sus conocimientos y funciones.

Este progreso en las edades en las que se estudia debe entenderse como algo sumamente positivo, siempre que cuente con medidas de conciliación laboral, formativa y familiar. Esta formación continua es un éxito que progresivamente está exigiendo a los centros de enseñanza y a sus responsables y docentes el trabajar por la innovación, investigación y mejora continua, ya que los entornos reales de trabajo y las aulas de preparación y actualización para el mismo cada vez están más unidas. Los conocimientos se actualizan constantemente, lo que debe cambiar nuestra mentalidad y aceptar que el aprendizaje continuado es una realidad necesaria y positiva, muy favorable para la vida profesional y bienestar personal, asociado a nuestra inclusión en la sociedad.

3BASES CIENTÍFICAS Y BIOLÓGICAS

«La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades.» Esta cita procede del Preámbulo de la Constitución de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que mantiene la vigencia de esta definición desde 1948.

El cerebro forma parte de un complejo mecanismo llamado Sistema Nervioso, que es la estructura principal del cuerpo con capacidad para controlar los movimientos, aprendizaje, procesos cognitivos (atención, pensamiento, memoria…) y control del comportamiento. Funciona en armonía con el resto de estructuras de nuestro cuerpo, de ahí la importancia de relacionar la capacidad de aprendizaje con el adecuado cuidado de la salud e intervención necesaria ante variados tipos de problemáticas médicas y/o psicológicas.

No es objetivo de este libro comprender la compleja estructura genética, neuronal, bioquímica y neuropsicológica del cerebro, ni los factores que pueden perjudicar o favorecer el correcto funcionamiento de nuestros procesos cognitivos (los relacionados con el pensamiento). Pero si es necesario recordar que el estudio es una actividad muy compleja en la que intervienen factores de diversa naturaleza, muchos de ellos fisiológicos y a veces coexistentes (se dan varios a la vez), relacionados con nuestra salud:

Condiciones de descanso y sueño

: son imprescindibles, pues permiten que los procesos cognitivos se desarrollen adecuadamente. Aunque los trastornos del sueño no sean muy frecuentes, sí lo son los inadecuados hábitos, propiciados fundamentalmente por la permisividad de los padres que dejan ver a sus hijos la televisión hasta tarde, o permiten que se lleven el móvil a la cama, desde donde chatean o consultan páginas web hasta tarde (en estos casos dañando además su vista, pues es previsible que las alteraciones visuales se incrementen en los próximos años por la cantidad de horas que pasamos leyendo letras tan pequeñas en la pantalla de móvil, muchas veces a oscuras y siendo deslumbrados nada más despertar por la pantalla brillante).

Muchos niños con fracaso escolar empiezan la mañana bostezando, con cara de cansancio. Así es muy difícil conseguir que se motiven, porque su necesidad física de dormir y su agotamiento pueden más que los esfuerzos del profesor y compañeros por animarlos a trabajar unos contenidos importantes. Sentirse desconectados de la clase y cansados en ella es el primer paso para que lleguen a sentir desmotivación. Cuiden este aspecto. El adecuado descanso y la relajación ayudan a recuperar los niveles adecuados de atención, concentración y memoria, y propiciar unos buenos hábitos de descanso y sueño determinarán nuestra salud y motivación, también en relación al trabajo intelectual.

Estrés:

relacionado con el punto anterior, se dedica a este tema tan importante un bloque de contenido en el siguiente capítulo, que hace que afrontemos de forma más o menos adecuada las demandas del medio, y las consecuencias que en base a ello nuestro cuerpo puede sufrir a nivel físico, emocional y social.

Revisiones médicas

: son muchas las situaciones en que un correcto diagnóstico y seguimiento médico puede descartar o atender un problema orgánico y/o relacionado con el funcionamiento de los sentidos, como por ejemplo dificultades auditivas, visuales o de lenguaje, que esté afectando al trabajo intelectual. Un ejemplo muy frecuente en las aulas es detectar que un alumno muestra dificultades copiando de la pizarra, leyendo o acercándose mucho a su cuaderno, o manifiesta que le duele mucho la cabeza y por eso no le gusta leer. En algunos de estos casos, son los profesores quienes alertan a la familia, comprobándose tras acudir al médico que los problemas escolares se debían únicamente a la necesidad de usar gafas, pudiendo corregirse de forma inmediata.

Alimentación

: no existe duda respecto a la importancia que una correcta dieta en términos de cantidad y calidad tiene para el adecuado desarrollo. Muchas veces, se descuida el momento del desayuno porque vamos justos de hora para ir al colegio y nos levantamos con sueño para preparar un completo desayuno, dejando que las prisas y la pereza nos hagan olvidar que el rendimiento cerebral, en este caso en las muchas horas que un niño o joven está en el aula trabajando, está determinado en gran parte por el desayuno, almuerzo y comida que consuma. Se ha de hacer al joven responsable de una correcta dieta, y suelen entender muy bien que su cerebro y cuerpo son como un coche que necesita gasolina, y que ésta para ellos es la comida, sobre todo la del comienzo del día.

Existen campañas en los centros escolares, como la difusión, en España, de la Dieta Mediterránea, que fue reconocida en 2013 por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Por ella se interesa actualmente el gobierno de Japón, quien busca promocionar a nivel educativo su Dieta Wasohku,