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En las calles violentas de Tijuana, donde la frontera entre justicia y crimen se disuelve entre el polvo y la sangre, un exagente federal caído en desgracia se convierte en el último obstáculo de una red internacional de tráfico, corrupción y conspiración silenciosa. Darío Ventura, marcado por un pasado de operaciones encubiertas y decisiones que arruinaron su vida, se ve arrastrado a una espiral de violencia tras un triple homicidio en un bar de mala muerte. Lo que parece un crimen impulsivo lo lleva a destapar una estructura de poder que conecta a narcotraficantes, funcionarios corruptos, redes de trata y una amenaza extranjera que planea cruzar la frontera sin dejar rastro. Con la ayuda de Isabela Carranza, una abogada que conoce los secretos financieros del enemigo, y de la fiscal Camila Ríos, decidida a romper el silencio del sistema, Darío emprende una cruzada en la que no hay héroes, solo sobrevivientes. Mientras las balas silban, los archivos caen y los cuerpos se acumulan, el precio de la verdad se paga en sangre. Tierra sin Redención es un thriller crudo, realista y emocionalmente demoledor. Una historia de fantasmas que aún caminan entre nosotros, y de hombres que, a pesar de haberlo perdido todo, deciden dar la última pelea.
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Seitenzahl: 43
Veröffentlichungsjahr: 2025
©2025RafaelGonzález
Todos los derechos reservados.
Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o transmitida, de ninguna forma ni por ningún medio, electrónico, mecánico, fotocopia, grabación o cualquier otro, sin el permiso previo y por escrito del autor.
Esta es una obra de ficción. Los nombres, personajes, lugares y sucesos son producto de la imaginación del autor o se usan de forma ficticia. Cualquier semejanza con personas vivas o fallecidas, eventos reales o lugares reales es pura coincidencia.
Primera edición: 2025 ISBN: 978-3-384-58820-3
DiesesBuchwurdeveröffentlicht von:
Eager Dragon Publishing, Ltd.
20–22 Wenlock Road
London N1 7GU
Vereinigtes Königreich
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Veröffentlicht über tredition GmbH, Hamburg
© 2025 Eager Dragon Publishing, Ltd.
Alle Rechte vorbehalten.
Tijuananoduerme.Tijuana sobrevive.
Al borde del país y al filo del abismo, esta ciudad es una herida abierta donde lo ilegal no es solo costumbre, sino moneda. Aquí no hay santos, ni redentores. Solo supervivientes.
Darío Ventura no vino a buscar justicia. Ni perdón. Vino a esconderse del mundo, y quizá de sí mismo. Exfederal, caído en desgracia, arrastra un pasado que huele a pólvora, sudor y decisiones equivocadas. Pero en esta tierra de nadie, nadie se va sin saldar cuentas.
Todo empezó una noche cualquiera. Un trago de más. Una discusión. Tres cuerpos en el suelo. Y Darío, en medio del desastre.
Lo que parecía una borrachera fatal, destapó algo más grande. Algo que arranca en un puticlub de mala muerte y termina en las entrañas podridas de una red que mezcla carteles, tráfico de mujeres, y una amenaza más oscura: el extremismo extranjero, metido en los rincones donde ni la policía se atreve a mirar.
Esta es la historia de un hombre roto, en una ciudad sin ley, persiguiendo una verdad que quizá no redime, pero sí arde.
Porque en Tijuana, cuando todo se derrumba, lo único que queda… es la sangre.
LamadrugadaenTijuana se arrastra como un animal herido. En la zona norte, el neón parpadea sobre charcos aceitosos y promesas rotas. Un club sin nombre, pintado de rojo sucio y con olor a cloroformo y cerveza vieja, sigue abierto más allá de lo permitido. Dentro, el tiempo se detiene y se pudre.
Darío Ventura está en la barra desde hace horas. No cuenta los tragos, ni los minutos. Su camisa está empapada de sudor, el aliento a whisky barato le abrasa la garganta y su mirada va de la televisión encendida al vaso medio vacío.
—Échale un chorrito de Anís del Mono —gruñe sin mirar al cantinero.
—Se nos acabó el Mono, patrón. Solo queda de ese genérico que no mata… pero tampoco cura —responde el barman, con miedo y costumbre en la voz.
Darío asiente con un gesto apenas perceptible. En otro tiempo, su presencia hubiera provocado respeto. Ahora apenas levanta sospechas. Otro más entre los tantos arruinados que la ciudad escupe de madrugada.
El noticiero en la tele habla de disturbios en la frontera, de estudiantes desaparecidos, de una operación internacional que nadie nombra directamente. La voz de la presentadora suena como un rumor lejano, como un eco desde otro mundo. Darío solo escucha las palabras "centinela", "radicalización", "contacto en Juárez"... Palabras que le retumban en el oído como viejos fantasmas.
La puerta del club se abre con un chirrido. Tres hombres entran, uno de ellos con pinta de mandadero, otro con sonrisa de matón, y el tercero con una chamarra de piel demasiado cara para ese lugar.
—Estamos cerrados —dice el barman, ya sudando frío.
—Tienes la música encendida. Eso no es estar cerrado —responde el de la chamarra, sin dejar de caminar hacia la barra.
La tensión se adensa como niebla. Brenda, la mesera, da un paso atrás. Sabe lo que viene. Darío también.
El que parece el líder se sienta a su lado y pide un ron con Coca. Le sonríe a Brenda con dientes blancos y mirada hueca. Ella no se mueve. El barman tampoco. Entonces, Darío se endereza, por primera vez en horas, y su voz suena como un trueno apagado:
—La dama ya dijo que están cerrados. Lárguense.
—¿Quién carajos eres tú? —pregunta el otro, sin quitar la sonrisa.
—Nadie. Solo un tipo con el vaso vacío y el estómago lleno de mierda.
Uno de los matones se ríe. El otro se tensa. El ambiente se hiela. El primero en moverse es Darío.
Rápido. Sucio. Silencioso.
Un botellazo, un disparo, un grito. Tres segundos y el silencio regresa como un castigo.En el suelo, dos cuerpos. El tercero, el de la chamarra cara, se arrastra hacia la salida. Darío lo sigue. Nadie grita. Nadie llama a la policía.