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"TU MAÑANA EMPIEZA HOY"… marca un enfoque diferente a cómo abordar diversos pensamientos sobre el crecimiento personal, utilizando parábolas, historias conmovedoras, y testimonios reales, consiguiendo que los lectores se identifiquen, reflexionen, y se involucren en el desarrollo de cada tema. Esta es una obra llena de múltiples matices, donde encontrarás todas las herramientas existentes dentro de cualquier manual de autoayuda, pero expresadas desde una perspectiva particular, y acompañadas de una enorme carga emocional que incrementará tus deseos por reinventarte. Un libro que tiene como objetivo central lograr que encuentres la motivación necesaria para iniciar un proceso de significativos cambios, y no detenerte hasta ver todos tus sueños realizados. No te dejes arrastrar sumisamente por la vida, márcale tú el lugar a dónde quieres llegar… y convéncete de que "todo lo que pongas en tu mente, puedes tenerlo en tu vida". ¡Aumenta tu actitud, planifica bien tu tiempo, y escoge tu estrategia! porque hoy tienes en tus manos esa gran responsabilidad de modificar tu presente, con la intención de llegar a disfrutar de un futuro mucho más próspero y alentador. "Nunca es tarde para empezar". Concentra entonces todo tu capital humano, e inviértelo en cambiar esos pequeños detalles que te ayuden a crecer y elevarte cada día un poco más… ¡El momento es ahora! ¡Anímate a perseguir tus sueños! Y no desperdicies esta hermosa oportunidad que tienes de alcanzar esa tan preciada felicidad. Rafael González
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Seitenzahl: 174
Veröffentlichungsjahr: 2020
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González, Rafael
Tu mañana empieza hoy / Rafael González. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2020.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: online
ISBN 978-987-87-1093-8
1. Autoayuda. I. Título.
CDD 158.1
Queda hecho el depósito que establece la LEY 11.723
Impreso en Argentina – Printed in Argentina
El arte de reinventarte
Nuestro cuerpo, es una maquina inducida y conducida por nuestro cerebro, por eso debes entender que alcanzar tus metas y propósitos, no sólo dependerá de tu resistencia física, sino que también necesitaras de toda tu fuerza mental y espiritual alineadas tras un mismo objetivo.
Nunca es tarde para empezar, porque triunfar no es una cuestión de edad, sino de ¡Actitud!
No se trata de a quién vencerás, mantén el control o te vences a ti mismo.
Si dices que no puedes hacer algo, seguro no lo harás... en cambio, si estas convencido realmente de lo que deseas, encontrarás las herramientas y el valor para lograrlo.
El cambio es nuestra opción, y se inicia cuando uno deja de mirar atrás y lamentarse, para ver cada día como una nueva oportunidad de superarse...
Porque si hay alguna magia real en todo esto, es la magia de pelear batallas más allá de nuestra propia resistencia, es la virtud de no renunciar, e intentar todo lo que esté a nuestro alcance para alcanzar lo soñado.
“A veces no será tan importante el propósito que persigues, como la persona en la que vas a convertirte tratando de alcanzar ese objetivo”
Índice
El arte de reinventarte
PARTE I
Introducción (parte I)
Primer consejo... “Aprovechemos todo lo aprendido”
El punto de partida
“Comienza el juego” (testimonial)
La zanahoria y el burro
Salir de la zona de confort
El Camino incierto (Cuento)
Reflexión...
Retroalimentar la idea
Aprende a perdonar y a disculparte
Libérate de ataduras
Evita la sobrecarga
Retroalimenta tus sueños
Consejos para Retroalimentar una idea
Ya no hay vuelta atrás
Superar los miedos
Aprovechar el poder del miedo
La confianza es la mejor arma
La fábula del marinero miedoso
El rival a vencer
Testimonio de la vida real
Cambio de hábitos
¿Cómo vencemos un mal hábito entonces?
Obstáculos y demoras
Cuento de la mina de oro
El entorno que nos rodea
Enemigos invisibles
Un solo lápiz para muchas gomas
Los enemigos internos
El perro disciplinado (testimonio)
Reflexión...
Perdonar, es soltar
Administrar el tiempo
Algunos prácticos consejos
Los 6 mineros (cuento - relato)
Reflexión...
Toda enfermedad tiene cura
El cuerpo nos habla
Un contundente ejemplo sobre estos dolores
El dolor emocional
Una historia para reflexionar sobre el dolor
¿Aceptación o resignación?
La metáfora de la langosta
El “Cortafuegos” emocional
Autocontrol y motivación
Si deseas algo con todas tus fuerzas...
Reeducar la mente
Es una hermosa tarea re-descubrirse
Consejos simples y sencillos para reeducar la mente
Reflexión...
La humildad
“La Carretilla” (testimonial)
Fuentes de energía
La ley de atracción (otra fuente de energía inagotable)
Frente al espejo
El eco de la vida (cuento relacionado)
Reflexión...
Dos clases de Fe
Testimonio relacionado
Empezar de nuevo
¿Cómo volver a empezar?
“Vuelve a empezar”
Mensaje motivacional
“Muchas Veces Tenemos Miedo”
PARTE II
Prólogo (parte II)
(La confesión)
(Fragmento del poema de Rudyard Kipling)
“No desistas”
Tómate un descanso
La teoría del zapato nuevo (reflexión)
Ver para creer
Ver para Creer
¿Cuál es el orden?
El trabajo es salud
«Hay que ganarse la vida» (una frase perversa)
Sobre el apego y el desapego
Encuentra tu faro
El último examen (relato testimonial)
Los tres deseos
Claves para ser feliz
El arte de reinventarse
Música para motivarte
Música bajo tierra (testimonio real)
¡Basta de excusas!
Nunca dejes de intentarlo
Te cuento una pequeña anécdota personal (testimonio)
¡No te rindas!
(Poema de Mario de Benedetti)
Fin del recorrido
Sobre el autor
PARTE I
Introducción (parte I)
“Si hoy no das un paso hacia adelante, siempre estarás en el mismo lugar”
“Tu mañana empieza hoy”, es una clara advertencia de que todo lo que ocurra en tu porvenir, dependerá de cómo actúes, cómo pienses y lo que hagas en éste presente. Hoy es el día donde arrancan esos sueños y deseos más profundos. Atrás quedaron las excusas, y de aquí en adelante solo habrá lugar para avanzar por un camino lleno de esperanza y optimismo, tratando de conseguir aquellas metas que tanto deseas. “Toda persona puede cambiar su futuro, con solo cambiar su actitud frente a la vida”.
Es ahora el momento de poner en marcha ese motor de la confianza, y no detenernos hasta alcanzar aquellos objetivos postergados. Acá comienza ésta carrera. Una carrera inclusiva donde todos los participantes somos iguales, puesto que interiormente tenemos las mismas herramientas y actitudes para superarnos; hombres, mujeres, niños, adolescentes, adultos, personas mayores, individuos con problemas de salud, emocionales, o existenciales... no importa en qué condiciones físicas o en cuál etapa de tu vida te encuentres, porque a la única persona que aquí deberás superar, “será a ti mismo”.
Cuando empecé a escribir “Tu mañana empieza hoy”, decidí crear un ambicioso plan de superación personal y ponerme mis propios desafíos. Fue así como convertí un pequeño cuarto deshabitado en un mini gimnasio y, posteriormente, éste se fue transformando en un improvisado laboratorio de ideas y pensamientos que dieron lugar a éstas páginas.
Necesitaba experimentar en carne propia, (de principio a fin) por el término de 100 días, todas esas sensaciones, vivencias y sacrificios, que un individuo debe realizar si desea alcanzar su objetivo.
Para mi sorpresa, a los pocos días de iniciada esta investigación, me percaté que todas esas reflexiones que en principio solo apuntaban a conseguir un fin determinado, eran perfectamente adaptables a cualquier otro programa de superación personal, tales como; abandonar vicios nocivos para la salud, curar enfermedades delicadas, mejorar marcas en lo deportivo, sobrellevar con entusiasmo una carrera universitaria, o perseguir diversos planes de crecimiento laboral.
Todas las recetas, palabras, y mensajes que iba descubriendo en el camino, giraban siempre cercanos a un mismo eje: “encontrar la motivación para empezar, y ser perseverante en ese propósito hasta alcanzarlo”.
Partamos de la base, que “hoy somos el resultado de todo lo que hicimos ayer”. Entonces, debemos admitir que por muchos descuidos del pasado, ahora somos los principales responsables de nuestros problemas, dificultades, enfermedades, o vicios adquiridos.
Primer consejo... “Aprovechemos todo lo aprendido”
Anoche vino a mi memoria una hermosa reflexión que escuché hace años de una maestra jardinera, y mencionaba que “todo lo que hay que saber sobrecómo vivir, qué hacer y cómo debo ser”, se aprende en el propio jardín de infantes... porque según me explicaba esa docente; -la sabiduría no está en la cima de la universidad, sino allí “en el mismísimo arenero”-.
Estos son algunos de los conceptos que por entonces atesoré:
- Compártelo todo/ Juega limpio/ No pelees con tus compañeros/ Vuelve a poner las cosas donde las encontraste/ Limpia siempre lo que ensucies/ No te lleves lo que no es tuyo/ pide perdón cuando lastimes a alguien... (entre otros muchos consejos recibidos). Según nos repetía esa maestra con gran sabiduría... “La vida es inmensamente larga; trabaja, aprende, piensa, ríe, canta, dibuja, pinta, baila, y descansa bien cada día”.
Toma cualquiera de estos ítems, tradúcelo en términos adultos, y aplícalos a tu vida familiar, a tu trabajo, a tu rutina, y veras que aquellos conceptos se mantienen vigentes, claros y firmes. Lamentablemente, con los años vamos perdiendo muchos de esos valores, y actuamos de forma inconsciente aun sabiendo que nuestros actos y conductas son perjudiciales para nuestra salud tanto física como emocional.
Aun recuerdo la voz de aquella maestra repitiendo enérgicamente; - “Si rompes algo repáralo”-. Con esa misma autoridad ya en la adultez deberíamos repetirnos en voz alta: “Si hice algo malo en la vida, o perjudicial para mi salud, ahora es mi obligación corregirlo”. Porque si hoy somos responsables directos de todos los problemas que nos perturban, también tenemos el compromiso, el poder, y el deber de solucionarlos lo antes posible.
No confíes solo en tu suerte, no implores al cielo, no hagas promesas, no esperes milagros... porque el único milagro está en el poder infinito de tu mente, en tu particular fe, y en esa descomunal energía que tu propio cuerpo genera.
¡Mucha Suerte a todos! y espero nos reencontremos al final de éste largo recorrido... allá, en esa delgada línea que separará nuestro descolorido presente, de un futuro multicolor.
Rafael González
El punto de partida
Comienzo de una nueva etapa
Más allá de la edad que uno tenga, nuestra vida siempre estará formada por miles de días que nunca podrán repetirse, ni ser uno igual al anterior.
El día “D” es quizás la fecha más significativa en el calendario de un individuo, porque es la bisagra en donde cada ser humano experimenta internamente un cambio de actitud y carácter para enderezar un destino adverso. Muchas veces ocurre que nos proponemos mentalmente cambiar algo, pero ese deseo interior se desvanece en pocos minutos, porque nuestro cuerpo no parece estar en sintonía con esos pensamientos, o los estímulos son demasiado débiles para comenzar una nueva etapa. El cerebro se niega a explorar un nuevo rumbo, y el organismo está habituado a determinadas costumbres y conductas.
Lamentablemente, “la motivación” no se puede comprar, no se exhibe en las góndolas, ni es un medicamento que pueda encontrase en farmacias.
Ese día, que aparecen “las ganas imperiosas de cambiar”, surge casi sin querer, o promovido por alguna circunstancia impensada, logrando que nuestros “planetas internos se aliñen”.
¡Hoy es el día! Ahora es el momento en que tú eliges entre ser una víctima del destino... “O ser lo que quieres ser”
1° “LA IDEA”Previamente y para que éste “día especial” aparezca, uno debe enviarle información al cerebro de cuál es la meta, y que es lo que realmente se desea alcanzar. Puede ser una dieta, un ascenso, una plan de estudio, un éxito deportivo, un vicio a vencer, una enfermedad a curar, o... cualquier otra motivación que demande esfuerzo, trabajo y dedicación.
“Esta idea de saber lo que se quiere conseguir” es llamada de distintas maneras según el tamaño y la dimensión que ellas tengan; algunas personas las llaman proyectos, metas, propósitos, planes, aspiraciones... y cuando estas ideas parecen demasiado lejanas o inalcanzables, muchos la etiquetan de “sueños”.
2° “LA MOTIVACIÓN”. Al igual que la fuerza de voluntad, la motivación no es algo que el cuerpo genere, sino algo que la mente encuentra en el momento menos pensado y atraído por alguna circunstancia a veces accidental. Puede aparecer en un tema musical, dentro de un programa de TV, oculto tras la página de algún libro, después de una emoción fuerte, o escondido detrás en una lágrima de impotencia. Lo cierto, es que la motivación aparece siempre de la mano de un “motivo”, a la par de un noble objetivo, y acompañado de un por qué, de un por algo, o de un por quién.
3° “CONVENCERSE PARA EMPEZAR”. Comenzar este camino es un reto que no será fácil de emprender. Si no sientes pasión por lo que haces, si no estás realmente convencido de lo que quieres, es probable que aún necesites un tiempo más de preparación mental.
De lo contrario, es factible darse por vencido a la mínima dificultad, y esa impotencia puede acentuar o empeorar las condiciones previas al momento de pretender realizar un cambio. A veces, intentarás conseguir algo con todas tus fuerzas y creerás estar capacitado, pero aun así puedes caer, y si eso ocurre, deberás levantarte las veces que sea necesario. “Si no amas lo que haces, si no te divierte lo que intentas”, acabarás tirando la toalla, y esto es lo que le sucede a la mayoría de las personas.
Una vez que comiences este recorrido, deberás estar completamente convencido que ya no hay vuelta atrás, y también debes considerar que al final de ese largo camino, “no volverás a ser la misma persona que hoy lo emprende”.
4° “Pon todo tu ESFUERZO”. Antes de iniciar el camino hacia tu meta, debes entender que esta nueva etapa de tu vida te demandará un desgaste adicional a los que tu mente y cuerpo no están acostumbrados.
En este punto, deberás estar completamente convencido y preparado para afrontar emociones y tareas adicionales en tu rutina, porque en ese trayecto encontrarás muchos obstáculos, dolores desconocidos, abatimiento, ganas de dejarlo todo, y días que te digas “ESTO NO ES PARA MI”. El esfuerzo real, el sobrepasar tus propios límites, significa que por momentos vas a sentirte incómodo o extenuado, pero ese será el precio que deberás pagar si realmente quieres sentirte orgulloso de ti mismo, o si deseas alcanzar con éxito tus metas.
“Comienza el juego” (testimonial)
Hace muchos años, existía un juego llamado “Rayuela”. Se considera que muy pocos niños lo juegan hoy en día. Sin embargo, en alguna que otra vereda de mi ciudad, pueden verse todavía pintadas algunas de ellas (tal si fuesen lunares del pasado que han quedado en la piel de las calles).
Según estuve averiguando, el reglamento consistía en pintar una serie de casilleros con números, donde el punto de partida era desde un sector señalado como “tierra”, y otro que era el final (o la meta a alcanzar) denominado “cielo”.
Quien comenzaba, arrojaba una piedra a un cuadrante determinado, y luego debía sortear ese obstáculo y pasar a los siguientes casilleros, en algunos casos con un solo pie, y en otros con los dos.
Hace meses, (casi por casualidad) encontré en un parque de esta ciudad, una perfecta rayuela pintada con distintos colores. No llegué a distinguir ningún niño allí jugando, pero ahí estaba, como esperando que alguien se acuerde de ella. Ese día reparé especialmente en los detalles de aquel juego, y de pronto relacioné lo mucho que se parecía “a la vida misma”. Uno la transita con entusiasmo, y con las diferentes piedras que ella nos va poniendo delante, vamos sorteando o pasando los casilleros de nuestra existencia, a veces con mayor dificultad, y otras con menos.
Algunos juegan mejor que otros, unos caen, y muchos logran mantener el equilibrio aún en un solo pie, pero todos aspiramos con nuestras virtudes y debilidades arribar a la meta.
Es fácil siendo joven esquivar las complicaciones, caminar cerca del abismo, o volver a empezar todo de cero cuando tropezamos o damos un paso es falso, pero a medida que pasan los años, ese itinerario se convierte en un duro desafío de atravesar... ¡Pero tranquilo! porque ya hace tiempo aprendí; “que difícil, no significa imposible, porque si sumamos a nuestra experiencia una actitud mental positiva, estaremos en un mismo nivel de competencia con los más jóvenes”.
Aun sin haber jugado nunca ese juego, han sido innumerables las frustraciones y obstáculos que debí sortear para conseguir en mi vida los objetivos. Otras veces, después de alcanzar la cima de mis propósitos, tuve que retroceder sobre mis pasos, recoger con dificultades las piedras que había dejado atrás, y volver a poner los pies sobre la “tierra” para comenzar un nuevo recorrido.
Tú puedes estar pensando que la vida no es un juego, ¡y tienes razón! “Pero qué lindo sería si ante cada tropiezo o desilusión, tuviésemos esa tenacidad y perseverancia que tienen los niños para sobreponerse a los golpes”. Esa actitud que poseen los más pequeños son el ejemplo a seguir, porque a pesar de las desilusiones o heridas recibidas, ellos siguen pensando con el corazón, y vuelven a levantarse las veces que haga falta hasta lograr su propósito.
El juego recién empieza, y tú estás parado en este punto de partida... olvídate de las piedras, de las dificultades, y de supuestos rivales, porque ésta no será una competencia contra otros adversarios, sino a favor de ti mismo, de tu salud, y de tu propio “Amor Propio”.
¡ENTONCES EMPECEMOS!
“No dejamos de jugar porque envejecemos; envejecemos porque dejamos de jugar”
La zanahoria y el burro
“La felicidad doméstica es el fin de todos nuestros anhelos, y la recompensa general de todos nuestros esfuerzos”
Nada ni nadie se mueve sin tener un objetivo, sin querer alcanzar una meta, o sin obtener un beneficio a cambio. – Entonces ¿qué hago para que una idea se mueva? ¿Has oído la fábula del burro y la zanahoria? El burro precisa un incentivo para mover el carro. No nació para tirar de él, y nadie le ha enseñado hacerlo, así que tenemos que ofrecerle una recompensa, algo motivador que lo incite a moverse hacia adelante. Al burro le encantan las zanahorias, entonces con la ayuda de un palo le pondremos una justo frente a su cara, muy cerca, (pero lo suficientemente lejos para que no pueda tomarla) y animarlo a desplazarse hacia delante con la esperanza de conseguir ese preciado alimento. “Pero no te equivoques”, el burro por muy animal que sea necesita una compensación, y demandará que alguien le reconozca sus méritos. “Déjale que al final del día alcance su zanahoria y muéstrale que después de una, viene otra que quizás sea más grande, fresca, o sabrosa”.
Analizando la conducta del ser humano, cuando alguien se propone alcanzar un objetivo ‘’no importa cual’’ necesariamente debe tener muy en claro cuál es la zanahoria a conseguir (también llamada recompensa).
• En el caso de una dieta a largo plazo, puede ser la visualización de verte dentro de una prenda de vestir que ya no te entra, un alguien a quien agradar, o meramente recuperar esa autoestima perdida en el tiempo.
• Si la meta está relacionada con distintos tipos de vicios a abandonar, la zanahoria seguramente estará más emparentada con tu salud, con gratificar al entorno que te rodea, o tomar mentalmente el control sobre cualquier adicción nociva.
• Cuando los objetivos involucran éxitos deportivos, crecimiento económico, o carreras académicas. Esas pequeñas zanahorias que vayamos recogiendo en el camino serán; “vencer una marca previa, aprobar una materia pendiente, u obtener un ascenso anhelado”... todos esos pequeños logros, nos irán acercando lentamente a la gran meta deseada.
No importa cuál sea tu objetivo final, lo fundamental de cualquier propósito a largo plazo, es que valoremos cada paso que damos sin poner excesivamente lejos la zanahoria ni hacerla inalcanzable. Tener expectativas demasiadas optimistas de conseguir grandes resultados en poco tiempo, puede conducirnos a un pronto agotamiento mental, u observar como se evapora ese ímpetu inicial con el que arrancamos.
“Todos los grandes objetivos, plantean grandes retos”
Salir de la zona de confort
“No podemos convertirnos en lo que queremos ser, permaneciendo en lo que somos”
El Camino incierto (Cuento)
Cierto día, un becerro tuvo que cruzar un bosque virgen para volver a su pradera. El animal abrió un sendero tortuoso, lleno de curvas, subiendo y bajando colinas. Al día siguiente, un perro que pasaba por allí, usó ese mismo trayecto para atravesar el bosque. Después, fue el turno de un ternero guía de un rebaño, que viendo el espacio ya abierto, propuso a su manada seguir por esas huellas. Más tarde, los hombres comenzaron a usar ese acceso marcado: entraban y salían, giraban a la derecha y a la izquierda, descendían, y se desviaban de los obstáculos, quejándose (con toda razón) pero no hacían nada para crear una nueva vía.
Después de tanto uso, el sendero acabó convertido en una amplia carretera donde los pobres animales transitaban con pesadas cargas, obligados a recorrer en tres horas, una distancia que bien podría realizarse en treinta minutos.
Pasaron muchos años y los lugareños asfaltaron ese camino convirtiéndolo en la calle central de un poblado y, finalmente, en la avenida principal para comunicarse con la vecina ciudad. Todos se quejaban del tránsito, porque ese trayecto indescifrable era seguramente el peor.
Mientras tanto, un anciano campesino apoyado con sus codos sobre la tranquera, viendo pasar por delante de su morada toda esa peregrinación, se reía al observar que los hombres tienen esa ciega tendencia a seguir la vía que ya está abierta, sin preguntarse acaso si habría una mejor opción.
Tal vez, si alguien se hubiese tomado el trabajo de analizar una ruta alternativa en línea recta, habría descubierto que había otros paisajes, y una forma mucho más rápida y cómoda para llegar a ese destino.
Reflexión...