Erhalten Sie Zugang zu diesem und mehr als 300000 Büchern ab EUR 5,99 monatlich.
Udo es una liebre chico de color pardo, corriente solo en apariencia. Vive con su familia en un barrio modesto de Tréboles Bajos y no tiene todas las cosas que tienen sus compañeros con más dinero, los Multicolor. Sin embargo, posee la mente y el talento de un inventor. Y eso no es todo... Con el tiempo, Udo se gana el apodo de Reparador de corazones leporinos. ¿Quieres saber cómo lo conseguirá? Una historia divertida y conmovedora para lectores de todas las edades.
Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:
Seitenzahl: 54
Veröffentlichungsjahr: 2025
Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:
Barbara Kosmowska
UDO
El reparador de corazones
Ilustrado por
Emilia Dziubak
Traducido del polaco por
Karolina Jaszecka
Le leí este libro a un chico muy simpático. Él escuchaba con atención y sonreía a menudo. ¡Incluso estalló en carcajadas un par de veces! Y lo que más le gustó fue cuando al protagonista se le ocurrían ideas de inventos para hacer feliz a todo el mundo. Y aunque este niño tan especial era bastante calvo y las gafas se le resbalaban por la nariz, sintió por la liebre Udo ese amor tan especial con que solo los niños saben amar a los protagonistas de los libros. Por eso este libro es muy importante para mí…
Buenos días,
queridas lectoras y queridos lectores:
Me llamo Udo.
Vivo con mi madre, mi hermano y mi hermanita en Tréboles Bajos. Así se llama el barrio de los Emigrantes con las casas más humildes pero bien cuidadas. Nosotros también somos Emigrantes. Mamá dice que se lo debemos a mi padre, quien nos hizo venir aquí en los tiempos en los que ella aún pensaba que él siempre tenía razón.
Para instalarse en Tréboles Bajos, mis padres tuvieron que cruzar el río fronterizo que divide el Bosque Bajo del Bosque Alto. Según mi padre, el Bosque Alto tenía un nombre más prometedor y avanzaba mejor en términos de población. Por eso ponía en este lugar muchas esperanzas.
—¡Tanto optimismo y después no hizo nada! —se quejaba mi madre cuando tenía que pagar las facturas vencidas, pero papá ya no estaba con nosotros.
No sabemos qué le pasó. Quizás mamá lo sepa, pero por alguna razón no quiere decirnos la verdad.
—Yo le decía «¡no vayas a cazar!» —repite hasta la saciedad cuando le preguntamos por papá—. Pero vuestro padre no podía renunciar a ningún deleite. ¡Aquello tenía que acabar mal!
Mi madre se llama Zancada Larga, probablemente debido a su carácter muy vivaz. Después de que papá se perdiera durante la caza (algo que personalmente no me creo), mi madre se encargó de criarnos sola. Decidió no volver a tener pareja y trabaja en dos puestos a jornada completa en la Organización Forestal de los Abandonados. Habla otros idiomas, incluido el dialecto de los cazadores, y cocina muy bien. Le gusta repetir lo que dice y enfatiza con orgullo que es feminista. Es una palabra difícil. Puede referirse a alguien que, como ella, se preocupa por el Bosque Alto y asiste a diversas manifestaciones. Pero también podría describir a una mamá genial.
Qué más…
No sé si ya he mencionado que somos una familia de liebres, aunque esto es solo un pormenor. ¿Qué importa si eres liebre, caballo o una empleada de banco? Tanto el caballo como la empleada se sentirían fatal si alguien cercano los abandonara o si no se les permitiera asistir a una fiesta por ir vestidos de manera inapropiada, ¿no? Pues las liebres también sufrimos y sentimos pena, al igual que otros seres.
Al nacer obtuve diez puntos y uno extra por tener un pelaje espeso. Pero este rasgo me causa más problemas que alegrías. Intento hacérselo ver a mi madre, pero ella siempre responde: «tienes un pelaje hermoso. Repito, hermoso…».
A mi hermanita la llamamos Pompón porque es tan corpulenta como la esposa del señor Mancha Blanca de la oficina de Correos. Parece hecha de pliegues. Es la que nació más tarde de los tres, sin los puntos extra, pero es nuestra favorita. Mi hermano y yo a menudo cuidamos de ella cuando mamá va a la lavandería o a una reunión. A mí me encanta cuidar de Pompón, al contrario que mi hermano, Oreja Erguida. No me sorprende, porque él también es todavía un lebrato.
Bueno, ya conocéis más o menos a mi familia… A continuación, intentaré centrarme más en mí mismo. El señor Pata Dorada, mi profesor del taller de manualidades, me animó a escribir estas confidencias personales. Nos caemos muy bien, el señor Pata Dorada y yo, y él quiere que todo el Bosque Alto sepa de mí porque soy un hijo de emigrantes excepcionalmente talentoso.
¿Que si estoy de acuerdo con él?… Bueno, no. Lo respeto mucho y creo que lo dice y piensa de buena fe. Lo de mis habilidades. Sin embargo, sé que soy una liebre común (eso es lo que pone en mi certificado de nacimiento), y todo lo que hago y lo que aprecia el señor Pata Dorada no se debe a ningún talento. Simplemente me gustan otras liebres y, a veces, por ayudarlas, hago pequeños arreglos, reparaciones… y me encanta el bricolaje. Cuando se me ocurre una idea, ¡me divierto un montón realizándola!
También describo todo esto porque me gustaría solicitar este año la beca del programa El Ingenioso Verde. Ese dinero sería un gran alivio para nuestro presupuesto familiar. Y aunque no me falta de nada, me haría mucha ilusión saber que mi madre ya no tiene que mantenernos ella sola.
He releído esas últimas frases y suenan patéticas. ¡Como si estuviera escribiendo una especie de petición de compasión! ¡Qué ridículo! Puedo pedir pegamento nuevo o un taladro. ¿Pero compasión? ¡No la necesito! Al igual que no quiero tener mil cosas que llegan a la parte rica del bosque todos los días. Allí viven los Multicolor. No tengo ni idea de para qué necesitan tantas cosas, las liebres. Yo encuentro todo lo que necesito en un claro del bosque o en una pradera. A veces, también en el jardín de los señores X, porque no voy a negar que nos aprovisionamos de los alimentos básicos también allí. Los Multicolor lo tienen peor porque siempre están preocupados por sus bienes y son reacios a abandonar su colonia vigilada. No en vano, aquel lugar se llama el Rincón del Corazón Tembloroso. Está claro quién vive allí: todos los miedicas. Pero a mí los Multicolor me caen bien. Como ya he mencionado, me gustan todas las liebres y me siento muy bien con esta sensación. A continuación, voy a explicar el origen de mi nombre y a escribir un poco sobre mis vecinos y compañeros de clase.
Estimadas lectoras y estimados lectores, unas palabras sobre las liebres pardas y las Multicolor
—No quiero llamarme Peludo —me opuse un día, hablando con mi madre—. Este nombre no evoca respeto, le pega más a un gato. Preferiría otro más temeroso. Por ejemplo, León o Aries.
—¿Aries? Los carneros no son valientes, te lo repito, hijo, ¡en absoluto lo son! —Negó con la cabeza.