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En Verano reunimos, compilados por Peter Saint-André, fragmentos de distintas fuentes (principalmente de sus diarios), en los que Henry David Thoreau reflexiona, entre junio y septiembre, sobre los fenómenos de la naturaleza que observa en la estación más calurosa del año.
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Veröffentlichungsjahr: 2023
Henry David Thoreau nació en Concord, Massachusetts, Estados Unidos, el 12 de julio de 1817. Se graduó de Harvard en 1837 y volvió a Concord. En 1845, decidió vivir en contacto con la naturaleza y construyó una cabaña cerca del pantano de Walden, para llevar una vida sencilla y dedicarse completamente a escribir y observar la naturaleza.
Opositor acérrimo al régimen esclavista de Estados Unidos, en 1846 se negó a pagar impuestos y fue enviado a la cárcel. En 1849 escribió Desobediencia civil, texto que influyó notablemente en pensadores como Martin Luther King y Mahatma Gandhi. Murió en su pueblo natal el 6 de mayo de 1862, a causa de una tuberculosis.
Ediciones Godot publicó Una vida sin principios (2017), La noche y la luz de la Luna (2019) y ahora Primavera y Verano, en 2022.
Tapa
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Portada
Verano
Junio
Julio
Agosto
Portada
Contenido principal
Índice
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Notas al pie
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Thoreau, Henry David / Verano / Henry David Thoreau.–1a ed.–Ciudad Autónoma de Buenos Aires : EGodot Argentina, 2022. Libro digital, EPUBArchivo Digital: descarga y onlineTraducción de: Natalia Barry.ISBN 978-987-8928-28-9
1. Literatura Estadounidense. 2. Naturaleza. 3. Naturaleza en la Literatura. I. Barry, Natalia, trad. II. Título.
CDD 810
ISBN edición impresa: 978-987-8928-27-2
Traducción Natalia BarryCorrección Loreana Vargas y Federico Juega SicardiDiseño de tapa y guardas Martín BoDiseño de interiores Víctor MalumiánIlustración de Henry D. Thoreau Max Amici
© Ediciones Godotwww.edicionesgodot.com.ar [email protected]/EdicionesGodotTwitter.com/EdicionesGodotInstagram.com/EdicionesGodotYouTube.com/EdicionesGodot Buenos Aires, Argentina, 2022
Henry D. Thoreau
Traducción y notasNatalia Barry
Selección de Peter Saint-André
EL VERANO YA LLEVA como una semana: las hojas se despliegan, hay sombra y hay días cálidos. Además, los campos cultivados están dando hojas1, es decir, empiezan a aparecer el maíz y la papa. La mayoría de los árboles abrieron sus flores y van formando fruto. Los primeros frutos del bosque también están formándose, y los pájaros salen de sus cascarones. Los escarabajos y otros insectos aparecieron el primer atardecer cálido después de las lluvias.
Ya llegaron todas las aves y no vuelan más en bandadas. Ya no se oye el croar de las ranas hyla. En cambio, empiezan a mugir las ranas toro. Comienza a haber brumas espesas y extensas por la mañana. Las plantas crecen con rapidez: crecen y reverdecen2. Han comenzado a labrar los campos con la azada (el 1 de junio). Ahora llega la estación del crecimiento. La primera floración del año terminó. ¿No comienzan ahora a tener cría los animales salvajes, y también los peces?
Las almohaditas de agallas sobre los robles blancos jóvenes en este momento son de las cosas más bellas del bosque, de apariencia algodonada blanca rústica, manchadas de tintes rojo o carmesí brillantes del lado que se ve. Llama la atención que una simple agalla, que inicialmente consideraríamos algo anormal, sea creada tan hermosa, como si fuese la flor del árbol; que una enfermedad, una excrecencia, pueda resultar, quizás, la belleza más grande, como la gota que origina la perla. Hermosos pecados color escarlata podrían ser. A través de nuestras tentaciones —y posiblemente, nuestras faltas— aparecen nuestras virtudes. De igual modo, en algunos personajes —más de uno, poeta— vemos esa belleza que hay en la agalla, que estaba destinada a brotar en una flor, sin obstáculos. Ese, sin embargo, es el logro del mundo. El poeta atesora sus disgustos y lleva sus suspiros a la música. Esta agalla es la “Oda al abatimiento” del árbol. ¡Cuántas veces sucede que aquello que, en apariencia, es la fruta de un arbusto, su manzana, no es más que una agalla o un hongo de añublo! Cuántos hombres se cruzan con una ráfaga de aire en pleno crecimiento húmedo de juventud, y lo que tenía que ser una fruta dulce y sabrosa en ellos se convierte en mero soplido y excrecencia, en su carozo no madura una pepita, ¡y dicen haber experimentado la religión! Porque el endurecerse de la semilla es la crisis. El fruto de esos hombres es agalla, soplido, excrecencia, por falta de continencia y moderación. Hay tantas plantas que nunca llegan a madurar sus frutos.
Diarios, 1 de junio de 1853
En estos días, veo a caballeros y damas sentados en barcos anclados en las lagunas durante las tardes tranquilas, debajo de sus sombrillas, haciendo uso de la naturaleza, no siempre acumulando dinero. El granjero labrando con azada tiende a mirar con desprecio y orgullo al hombre que se queda sentado una tarde entera en un bote inmóvil, pero no se da cuenta de que el objeto de su propia labor quizás sea meramente el de añadir otro dólar a su pila de dinero, ni tampoco del grado de crueldad inhumana hacia su familia y sirvientes con que lo logra. Tiene a un irlandés o canadiense que trabajan para él cada mes; ¿y cuál es, posiblemente, la lección que les enseña con su ejemplo y precepto? ¿Acaso los hará más hombres a esos trabajadores? ¿O a esta tierra, algo más cercano al paraíso?
Diarios, 1 de junio de 1854
Cuando me despierto, escucho a los gorriones piar o gorjear con su tono bajo y universal, como la gota espumante en la superficie del día sin descorchar. ¡Placeres que se brindan solamente a quienes llegan primero! Debemos degustar la primera copa del néctar del día si lo que deseamos es extraer todo lo espirituoso que tiene para ofrecernos.
Diarios, 2 de junio de 1853
El canto de los pájaros es más vivaz y parece adquirir un carácter nuevo; una estación nueva comienza.