Visegrado - Karen Villeda - E-Book

Visegrado E-Book

Karen Villeda

0,0

Beschreibung

Visegrado participa del apunte de viaje, el diario, la narración, la reflexión y el poema. Todos los fragmentos construyen el tránsito de la autora que, al viajar por Europa del Este, busca en cada encuentro una forma distinta de aproximarse a la geografía, al rostro urbano, a la memoria de la guerra, a la política y, sobre todo, a la realidad cotidiana que se oculta detrás de la cortina de humo de los turísticos. Abarca temas y regiones literarias poco abordadas en la producción ensayística de nuestro país. Kundera, Szymborska, Havel, Kafka y Kertész aparecen en estas páginas como guías o esfinges. Sus derivas nos invitan a desplazarnos por ciudades como Praga, Varsovia y Budapest, en el que se registran acontecimientos sociales, revoluciones y ocupaciones que dejaron una huella ineconcecida en la historia reciente. En este libro que obtuvo el Premio Bellas Artes de Ensayo Literario José Revueltas 2017, Karen Villeda nos propone un conjunto de microensayos que desarrollan una imagen, una anécdota o una idea, anotadas en el transcurso de los viajes, y que combinan la libertad del diario con la constancia de los destinos literarios.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern
Kindle™-E-Readern
(für ausgewählte Pakete)

Seitenzahl: 81

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



KARENVILLEDA

VISEGRADO

MICROENSAYOS LITERARIOSDE HUNGRÍA, POLONIA,REPÚBLICA CHECA

El PREMIO BELLAS ARTES DE ENSAYO LITERARIO 2017 fue otorgado por la Secretaría de Cultura, por medio del Instituto Nacional de Bellas Artes, y el Gobierno del Estado de Durango, por medio del Instituto de Cultura del Estado de Durango y la Casa de la Cultura Ernestina Gamboa de Gómez Palacio. El jurado estuvo integrado por Jorge Fernández Granados, Héctor Perea y Cristina Rivera Garza.

DERECHOS RESERVADOS

© 2018 Karen Villeda

© 2018 Karen Villeda, por las fotografías

© 2018 Almadía Ediciones S.A.P.I. de C.V.

Avenida Patriotismo 165

Colonia Escandón II Sección

Delegación Miguel Hidalgo

Ciudad de México

C.P. 11800

RFC: AED140909BPA

www.almadia.com.mx

www.facebook.com/editorialalmadía

@Almadía_Edit

Edición digital: 2021

ISBN: 978-607-8764-40-2

Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas por las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento.

KARENVILLEDA

VISEGRADO

MICROENSAYOS LITERARIOSDE HUNGRÍA, POLONIA,REPÚBLICA CHECA

A mi madre, Iris, que me dio el viaje.

A mi hermano, Adolfo, que me acompaña en este viaje.

A mis abuelos, Lourdes y Guillermo,

que nos enseñaron a viajar.

ENTRADAS

Micro

es el diminutivo de algo muy pequeño,

o

un pref. derivado del griego μικρó (mikró) que significa‘pequeño’:como en microelectrónica, microscopio,microcast,micrococo, microscopio,‘millonésima parte’ de una unidad,microsegundo,

la abreviatura informática de microprocesador y, si hablamos de un sonido concentrado, el micrófono.

Micro es un elemento compositivo que se emplea para nombrar unidades de medida que designan el correspondiente submúltiplo. Su símbolo es μ. También existen más múltiplos y submúltiplos que no abordaremos aquí.

Micro es,

además,

una forma de referirse al autobús en algunos países latinoamericanos como Argentina (así le llaman al autocar en algunas zonas) y México...

+

Ensayo

m. Véase ensayar (verbo).

m. Acción y resultado de ensayar (véase nuevamente el verbo).

m. Obra en prosa, de extensión variable, en la que un autor reflexiona sobre determinado tema.

m. Representación completa de un espectáculo que se hace antes de presentarlo al público (el verbo no desiste).

Lo que se distingue en un diccionario usual es lo siguiente:

Del lat. tardío exagium, ‘acto de pesar’.

m. Acción y efecto de ensayar.

m. Escrito en prosa en el cual un autor desarrolla sus ideas sobre un tema determinado con carácter y estilo personales.

m. Género literario al que pertenece el ensayo.

Y, entonces:

Microensayo

Def. Conjunto de las palabras micro y ensayo que generan un neologismo para designar los ensayos mínimos y, en particular los de este libro, sobre

Visegrado

Desambiguación:

Vyshhorod, una ciudad dormitorio para Kiev, Ucrania.

Vishegrad, una provincia de Kardzhali (por no decir que es un poblado en Bulgaria).

Vishegrad, el pico más alto de Sakar. ¿Dónde se encuentra esta montaña? En los límites de Bulgaria con Turquía y Grecia. Las villas aledañas carecen de sistema de drenaje y eso le preocupa a la Unión Europea (en menor medida, pues lo reseco no es tan peligroso como la porosidad de las fronteras).

Višegraf, una fortaleza medieval en el sur de Kosovo. Localizada en Prizren, la cual fue la capital del Imperio Serbio y actualmente está poblada por albaneses.

Visegrado, una ciudad en Bosnia y Herzegovina en la que atraviesa el río Drina. También conocida como Vichegrado o Visegrad, lugar protagonista de la novela que consagró a Ivo Andrić, quien obtuvo el máximo galardón literario de la Academia Sueca “por la fuerza épica con la que ha reflejado temas y descrito destinos humanos de la historia de su país”. Un puente sobre el Drina es una crónica de larga duración que abarca desde el siglo XVI hasta principios del XX. ¿Cuál es el suceso importante que relata el ganador del Premio Nobel de literatura de 1961? La construcción de un puente, como el título lo indica, que une dos mundos: el cristiano y el musulmán.

Vaivén, amistad y conflicto.

Este último Visegrado fue descrito por el escritor (en ese entonces) yugoslavo como: “el lugar más vulnerable y doloroso de la región, por lo demás montañosa y pobre, en la que el infortunio se hacía público y evidente, donde poderosos elementos detenían al hombre que, humillado por su impotencia, no tenía más remedio que ver y percibir la miseria y la inferioridad propias y ajenas”. A saber: un verdadero semillero para el odio y la desconfianza.

Sin embargo, este no es un libro sobre el anterior Visegrado. Tampoco vierte reflexión alguna sobre aquellos “odios fratricidas y luchas intestinas” descritos por el también poeta. Estas páginas son acerca de mi Visegrado y de otro odio. El mío y el de aquellos otros. ¿Por qué? Porque el odio es un sentimiento que registramos con demasiada facilidad, sobre todo cuando nos ponemos patrioteros. El nacionalismo, esa “doctrina de que la nación debe ser colectiva y libremente expresada institucionalmente y gobernada por sus nacionales”, es una de las mayores fuerzas de legitimidad de un régimen político (en un escenario idealista donde existe solidaridad y justicia social). No ocurre así en mi Visegrado, punto de partida para un viaje hacia mí misma. Y, debo aceptarlo, aquí hay tanto amor. ¿A qué se debe? A que el amor es centralismo y eso es mi Visegrado también.

I HIJO DE ÁLMOS

UN HOMBRE PROPIO

Emérico, el confesor y el que no cabeceaba, durmió para siempre cuando un colérico jabalí embistió contra su muslo izquierdo. Mientras su arteria femoral se desaguaba, el victorioso puerco salvaje de crin erizada tomaba un baño de barro para limpiar la sangre de sus colmillos. El Reino de Hungría se quedó sin heredero por el envite. Los testigos del incidente fueron un par de bermejos, un Lebrel Húngaro y cinco hombres de cabellos ondulados y bigotes de manillar.

Su muerte acaeció en un pueblito que hoy se llama Sântimreu y está al noroeste de Rumania. Se encuentra a poco más de una decena de kilómetros de la frontera con Hungría. Sântimreu quiere decir algo así como “Montaña Pública de San Emérico” en rumano.

Se cree que las palabras de Esteban I, el rey santo que nunca fue mártir, cuando perdió a su hijo de veinticuatro años fueron: “Por una decisión secreta de Dios, la muerte se lo llevó para que la maldad no cambiara su alma y la imaginación no engañara su mente”.

Este deceso condenó a la estirpe del Gran Príncipe de los magiares. Esteban I de Hungría, en duelo por su hijo Emérico, acusa a su primo de popularizar el paganismo y Basilio paga su atrevimiento con la ceguera involuntaria. La crónica de la muerte de Basilio, noble descendiente de Árpád, aparece en un sello postal de 1971. Es una imagen rescatada de la Crónica iluminada con el logo de Correos de Hungría JSC. En el timbre de diez florines se detalla que a un hombre le arrancan los ojos, a la par que le vierten plomo en los oídos.

La tumba de Emérico, que duerme para siempre con su armadura de caballero y un lirio nevado entre las angostas manos, se encuentra en Székesfehérvár –a una hora de Budapest– y está resguardada por celosos mosaicos que apenas dejan entrar los rayos de sol a la derruida basílica, un baluarte del culto político a los muertos en épocas más prósperas, pues quince monarcas están bajo su pétreo amparo. Mientras tanto, unos pocos observamos el rostro tallado en bronce de lo que se cree que fue Emérico: un joven atractivo con cabellos rizados y una sonrisa misteriosa (un tópico que se encuentra en las esculturas de los muertos figurados).

Los piadosos de San Emérico, con sus ramos de azucenas que no sueltan ni para limpiarse las lágrimas, tomaron el nombre del Beato Emérico para bautizar a sus descendientes varones y hacerle honor a la gran Hungría. El nombre de Emérico significa “patria potente” y sigue siendo popular entre los varones recién nacidos de acuerdo con las estadísticas de los hospitales húngaros.

“Lo que fue un poderoso reino es una nación humillada.”

Los sentimentales como yo olvidamos que cada proceso histórico, idealizado en su culminación, suele estar plagado de ironías. Cuando los siglos parecen ser tan sólo un respiro, la gran Hungría de Emérico, el venerado delfín, se convierte en una estampa de la nostalgia.

KIJÁRAT

Aprendo mi primera palabra en magiar por intuición. Está escrita con letras blancas de tipo palo seco sobre un letrero rojo bengala en la línea dos del metro, que va del oeste de Buda hacia el este en Pest.

Kijárat:

salida.

“Ella me encuentra a mí.”

Esta enseñanza, que es un primitivo efecto psicológico del color en un principio, se convierte en una deuda mía con Hungría.

Después de seiscientos once kilómetros en vela, la bienvenida es kijárat.

“Vete, vete ya.”

Salida, no, es.

Este concepto del tiempo cuando viajo se define por el lenguaje. Me obsesiona el sonido de las vocales húngaras. Las cortas llevan diéresis (ö) y las largas llevan doble acento (ű). La arqueología del húngaro se rige por la aglutinación de inextricables dígrafos que adhieren la lengua al paladar como sz y ty.

Palabras como megszentségteleníthetetlenségeskedéseitekért, cuyo significado más cercano es “lo que no puede ser profanado por ti”, adoptan la figura de un reptil tetraocular. Es feroz con la brevedad que sosiega los oídos y generoso con las vocales realzadas. Sus largas y afiladas garras son las diéresis y los dobles acentos agudos.